AGRICULTURA MUNDIAL: HACIA EL AÑO 2010 ESTUDIO DE LA FAO |
AGRICULTURA MUNDIAL:
HACIA EL AÑO 2010
ESTUDIO DE LA FAO
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© 1995. FAO
© 1995. Ediciones Mundi-Prensa
Depósito Legal. M. 29.598–1995
ISBN: 92-5-303590-0 (FAO)
ISBN: 84-7114-567-7 (Ed. Mundi-Prensa)
EDICIONES DISPONIBLES
Inglés: Alexandratos N. (ed.) World Agriculture : Towards 2010, an FAO Study
J. WILEY and Son. Chichester GB and FAO Roma. 1995
Francés: Alexandratos N. (Dir.) Agriculture mondiale:
Horizon 2010, étude de la FAO. POLYTECHNICA. París y FAO Rome, 1995
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Capítulo 3. La agricultura y la alimentación en el mundo: perspectivas hacia el 2010
Anexo: Producción y comercio neto de cereales, datos y proyecciones por producto
Capítulo 4. Crecimiento de la producción agrícola en los países en desarrollo
Anexo: Perspectivas de la oferta por principales áreas de pesca
Capítulo 8. Principales consideraciones y políticas relativas al comercio internacional
Capítulo 9. Agricultura y pobreza rural
Capítulo 10. Recursos humanos y agricultura: en los países en desarrollo
Capítulo 11. Presiones de la agricultura sobre el medio ambiente
Capítulo 12. Bases tecnológicas para una agricoltura sostenible
1. Clasificación de países y productos básicos
2. Metodología del análisis cuantitativo y las proyecciones
Cuadro A.1. Población total y población económicamente activa en la agricultura
Cuadro A.2. Suministros de alimentos per cápita para consumo directo
Cuadro A.3. Datos del sector de los cereales (todos los cereales, incluido el arroz elaborado)
Cuadro A.4.1. Trigo: superficie, rendimientos y producción (países con más de 10 000 ha)
Cuadro A.4.2. Arroz (cáscara): superficie, rendimiento y producción (países con más de 10 000 ha)
Cuadro A.4.3. Maíz: superficie, rendimientos y producción (países con más de 10 000 ha)
Cuadro A.4.4. Cebada: superficie, rendimientos y producción (países con más de 10 000 ha)
Cuadro A.4.5. Mijo: superficie, rendimientos y producción (países con más de 10 000 ha)
Cuadro A.4.6. Sorgo: superficie, rendimientos y producción (países con más de 10 000 ha)
Cuadro A.5. Tierras con producción de cultivo de secano: 91 países en desarrollo
Símbolos y unidades | |
ha | hectárea |
kg | kilogramo |
$ | dólar EE.UU. |
calorías | kilocalorías (kcal) |
Períodos de tiempo | |
1990 | año civil |
1988/90 | promedio de los tres años centrados en 1989, a menos que se especifique otra cosa |
1970–90 | período desde 1970 hasta 1990 |
1988/90–2010 | período desde el promedio trienal 1988/90 hasta el 2010 |
Tasas de crecimiento
Las tasas de crecimiento anual para períodos históricos se calculan a partir de todos los datos anuales del período correspondiente utilizando el método de Mínimos Cuadrados Ordinarios (MCO). Las tasas de crecimiento anual para los períodos de la proyección se calculan a partir de los valores relativos a los puntos de comienzo y final del período.
Países y grupos de países
En el Apéndice puede verse la lista de los países y de los grupos de países utilizados en este informe. En el texto, se utilizan a veces los términos “países de Europa anteriormente de economía planificada” y “Europa oriental y la ex URSS” para indicar los países anteriormente incluidos en el grupo “Europa oriental y URSS”. Los datos históricos y las proyecciones se refieren al conjunto de los países en este grupo porque los datos disponibles sobre cada uno de los nuevos países en el momento de realizarse el estudio (1992) eran insuficientes para un análisis sistemático. Los términos “todos los demás (u otros) países desarrollados” se refieren a los países que se indicaban antes como “países desarrollados de economía de mercado”, entre los que se incluyen todos los países desarrollados que figuran en el Apéndice, excepto los del grupo “países de Europa anteriormente de economía planificada”.
El término “93 países en desarrollo” denota los 93 países en desarrollo que se analizan por separado en este estudio. El término “países en desarrollo, excluida China” se refiere a los mismos menos China. El término “todos los países en desarrollo” significa que se añaden a los 93 países todos los países en desarrollo menores que no se han analizado individualmente.
Definiciones de tierras
El término “tierra de labranza” indica la superficie de tierra física que se utiliza para el cultivo (tanto anual como perenne). En un determinado año, es posible que parte de la tierra de labranza no se cultive (barbechos) o que se cultive más de una vez (cultivo multiple). La tierra realmente cultivada y cosechada en un año determinado se designa como superficie cosechada. La superficie cosechada, expresada en porcentaje de la superficie de labranza, es la intensidad de cultivo. La tierra con potencial agrícola (o de producción de cultivos de secano) consiste en todas las superficies actual y potencialmente cultivables, es decir, son adecuadas para el cultivo de secano una vez que se someten a la explotación (véase Capítulo 4).
Fuentes de los datos
Todos los datos proceden de fuentes de la FAO, a menos que se especifique otra cosa.
Esta obra es el producto del trabajo collectivo de todas las unidades técnicas de la FAO así como de personas de afuera. Ella fue preparada por un equipo bajo la dirección de N. Alexandratos y la supervisión general de H.W. Hjort, Director General Adjunto de la FAO. J. Bruinsma era el miembro de mayor rango en el equipo después del propio director. A. Gürkan, D. Brooks y J. Schmidhuber hicieron parte del equipo base, cada uno por la mitad del tiempo requerido para la preparación del estudio y las subsiguientes revisiones. M.G. Ottaviani fue responsable de la preparación y el procesamiento de los datos.
Las siguientes personas de la FAO coordinaron las contribuciones a la obra de las diversas unidades técnicas y escribieron los respectivos capítulos o colaboraron en su redacción: T. Aldington y P. Turnbull para los aspectos agronómicos y de los recursos naturales relacionados con la producción agropecuaria (Capítulo 4 y, en menor medida, Capítulos 11 a 13); Ph. Wardle (Capítulo 5); B. Dada (Capítulo 6); K. Stamoulis (autor principal del Capítulo 7); J. Greenfield y M. de Nigris coordinaron las contribuciones de los especialistas en productos básicos y en materia de comercio internacional y colaboraron en la preparación del Capítulo 8; J. Dey (Capítulo 9), y T. Contado (Capítulo 10). La División de políticas alimentarias y de la nutrición contribuyó a la evaluación nutricional de las proyecciones de la demanda de alimentos y, junto con la División de estadísticas (L. Naiken), prepararon las estimaciones sobre la incidencia de la desnutrición crónica, basándose en los trabajos anteriores con miras a la Conferencia Internacional sobre Nutrición de 1992. Muchas otras personas de todas las unidades técnicas de la FAO colaboraron en varios aspectos del estudio. N. Alexandratos escribió los Capítulos 1 a 3, supervisó la preparación y redacción de todos los capítulos y escribió o reescribió partes de varios capítulos. J. Bruinsma colaboró a la preparación de casi todos los capítulos y escribió por completo la version final del Capítulo 4. J. Schmidhuber investigó determinados temas para las revisiones. en particular las del Capítulo 8.
Los Capítulos 11 a 13 fueron preparados en lo esencial por David Norse (Overseas Development Institute, Londres). Otras personas de afuera de la FAO que colaboraron sustancialmente en la preparación de unos capítulos fueron R. Gaiha y T. Young (Capítulo 9) y F. Christy (Capítulo 6). S. Johnson, W. Meyers y K. Frohberg colaboraron a producir las proyecciones para los países desarrollados. G. Fischer (International Institute of Applied Systems Analysis, Vienna) y H. van Velthuizen, juntos con R. Brinkman (FAO), revisaron la evaluación anterior del potencial agrícola de las tierras de los países en desarrollo y realizaron los mapas del Capítulo 4. La asistencia estadística fue prestada por I. Reyes. M. Brand-Roberti y P. Mascianà se encargaron del trabajo de secretaría y de la preparación del manuscrito.
«Agricultura mundial: hacia el año 2010»: qué es y a qué sirve
El presente informe actualiza, amplía y prolonga hasta el año 2010 el estudio mundial de la FAO titulado «Agricultura mundial: Hacia el año 2000», cuya última edición se publicó en 1987. En él se hace una evaluación de las perspectivas, a escala mundial, de la alimentación y la agricultura - incluidas la pesca y la silvicultura - de aquí al año 2010.
Los dos temas más importantes subyacentes al estudio, que constituyen también el núcleo de las actividades de la FAO, se refieren a las perspectivas de que se logren mejoras en la seguridad alimentaria y la nutrición y avances en la sostenibilidad de la agricultura y el desarrollo rural. Estos temas constituyeron también el punto de convergencia de las dos principales conferencias internacionales celebradas en 1992: la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo y la Conferencia Internacional sobre Nutrición patrocinada por la FAO y la OMS. Ambas conferencias constituyeron importantes puntos de referencia para la preparación del presente estudio, como lo fue también la Conferencia de Den Bosch sobre Agricultura y Desarrollo Rural Sostenibles celebrada en 1991.
Al evaluar las perspectivas de progreso hacia unas mayores seguridad alimentaria y sostenibilidad, fue preciso analizar en detalle muchas cuestiones conexas, que van desde los factores que influyen en la pobreza rural y el desarrollo de los recursos humanos, a los relativos a la economía en general y a las condiciones del comercio internacional, así como a la situación y futuro de los recursos agrícolas y de la tecnología. Al analizar tantos temas, se evidencia el hecho de que el desarrollo de la producción local de alimentos en los países de bajo ingreso con una elevada dependencia de la agricultura para el empleo y la obtención de ingresos es el factor más importante que determina el alcance, o no, de mejoras en su seguridad alimentaria. Con miras a facilitar dicho análisis, se han aprovechado la experiencia y especialización de la FAO en todas las disciplinas pertinentes - desde las relativas a los aspectos socioeconómicos en general hasta las muy especializadas y técnicas - así como sus amplios conocimientos sobre las situaciones y políticas locales nacionales e internacionales.
Las conclusiones del estudio tienden a describir el futuro tal como probablemente será y no como debiera ser, y no buscan ocultar problemas y retos. Como tales, dichas conclusiones no deben interpretarse como que representaran los objetivos de una estrategia de la FAO. Por lo tanto, se espera que contribuyan a aumentar la conciencia de lo que hay que hacer para abordar los problemas susceptibles de persistir y los nuevos que puedan surgir, a orientar las políticas tanto a nivel nacional como internacional, y a establecer prioridades para los años venideros.
Es probable que se hagan algunos progresos en la seguridad alimentaria y la nutrición
El mundo en su conjunto ha ido avanzando hacia una mayor seguridad alimentaria y una mejor nutrición, lo cual resulta evidente dados los considerables aumentos de los suministros alimentarios per cápita alcanzados a nivel mundial y por una proporción considerable de la población de los países en desarrollo. Pero, tal como se advertía en la edición del estudio de 1987, los progresos han sido lentos y desiguales. De hecho, muchos países y grupos de población no han logrado avanzar de forma significativa y algunos de ellos han sufrido retrocesos en su ya frágil situación con respecto a la seguridad alimentaria y a la nutrición. La humanidad se encuentra por lo tanto ante la cruda realidad de una desnutrición crónica que afecta a unas 800 millones de personas, el 20 por ciento de la población de los países en desarrollo, hasta el 37 por ciento de la población del Africa subsahariana y una proporción aún mayor en determinados países. La idea de que el mundo se encontraría ya en el buen camino para eliminar el flagelo del hambre y de la desnutrición a finales de siglo ha resultado excesivamente optimista.
En el presente estudio se prevé que, desafortunadamente, es muy probable que continúe hasta más allá de finales de siglo esta evolución desigual, pero también se señala que para el año 2010 se habrá alcanzado una mejora significante de la seguridad alimentaria y de la nutrición, debido sobre todo a un aumento de la producción nacional, pero también a un cierto incremento adicional de las importaciones de alimentos. Los países exportadores de alimentos no tendrán que hacer frente a importantes limitaciones de producción para suministrar las importaciones adicionales previstas, sobre todo si, como indican las previsiones, los países desarrollados que antes practicaban una economía de planificación centralizada dejarán de ser en futuro grandes importadores netos, existiendo la posibilidad de que se conviertan en exportadores netos de cereales en cuantía moderada. Sin embargo, varios países en desarrollo importadores netos probablemente continuarán enfrentando graves limitaciones de divisas y otros serios problemas logísticos.
Cabe esperar que para el año 2010 hayan aumentado las disponibilidades de alimentos per cápita y que la incidencia de la desnutrición se haya reducido aún más en la mayor parte de las regiones en desarrollo. No obstante, algunas partes de Asia meridional y América Latina y el Caribe pueden encontrarse todavía en una situación bastante difícil y gran parte del Africa subsahariana podría no experimentar una mejora significativa con respecto al presente en la ausencia de una acción concertada por todas las partes interesadas. Por lo tanto, el mundo ha de prepararse para seguir actuando a fin de hacer frente a las consecuencias de las crisis locales de alimentos y a fin de eliminar de forma permanente sus causas profundas. Sólo un aumento considerable de los ritmos de desarrollo de los países retrasados - con una atención especial a la reducción de la pobreza - liberará el mundo de los problemas de inseguridad alimentaria más acuciantes. El que se pueda avanzar hacia este objetivo depende de muchos factores. Sin embargo, la experiencia demuestra ampliamente el papel crucial que desempeña la agricultura en el proceso del desarrollo general, sobre todo cuando una gran parte de la población depende de dicho sector para conseguir empleo e ingresos.
Continuará la presión sobre los recursos agrícolas y el medio ambiente
En lo que respecta a la sostenibilidad, en el estudio se recogen los datos más recientes sobre los recursos agrícolas de los países en desarrollo, la forma en que se utilizan actualmente y las posibles disponibilidades para hacer frente a las necesidades futuras. Se hace lo mismo con los sectores forestal y pesquero y se da una evaluación de la posible amplitud e intensidad del uso de recursos de aquí al año 2010, llegándose a la conclusión de que continuarán aumentando las presiones sobre los recursos, incluidas aquéllas que están relacionadas con la degradación del medio ambiente.
Además de la necesidad de producir más alimentos para una población en crecimiento, es muy probable que sean sobre todo las presiones derivadas del aumento de la pobreza rural las que amenacen la sostenibilidad ya que cada vez más personas tratan de obtener su sustento de unos recursos en constante disminución. Cuando este proceso ocurre en un medio de recursos escasos y de bajo potencial y las circunstancias para introducir tecnologías y prácticas sostenibles no son propicias, crece el riesgo de que se produzca un círculo vicioso de pobreza y degradación de los recursos. Pero las presiones sobre el medio ambiente que tienen su origen en la pobreza son sólo parte del problema. Este se ve también agravado por las prácticas agrícolas, las modalidades de consumo y las políticas aplicadas por los países y estratos sociales ricos. El poder hacer frente a las presiones ambientales de esta fuente dependerá de los cambios de políticas que se introduzcan para eliminar los incentivos a las prácticas perjudiciales para el medio ambiente y, más aun, para crear desincentivos que las reduzcan, un proceso que ya está encaminado.
Es improbable, sin embargo, que la degradación ambiental relacionada con la pobreza pueda mitigarse antes de que el desarrollo y la reducción de la pobreza hayan avanzado suficientemente y hayan alcanzado una fase en que las poblaciones y los países dependan en menor medida de la explotación de los recursos agrícolas. Por lo tanto, la cuestión clave será cómo garantizar la transición de un mundo de rápido crecimiento demográfico con un número elevado de personas que sufren crónicamente de desnutrición, a otro de crecimiento demográfico lento o muy lento, libre de desnutrición crónica, con los menores efectos negativos posibles sobre los recursos y el medio ambiente. Existen bastantes posibilidades de avanzar en esta dirección y en el presente estudio se investigan varias opciones tecnológicas y otras en materia de políticas. Siempre que se puedan introducir dichas mejoras, las perspectivas son de que, a muy largo plazo, se alivien gradualmente las presiones sobre los recursos agrícolas mundiales y que las presiones adicionales sobre el medio ambiente derivadas de la actividad agrícola se reduzcan a niveles mínimos.
En conclusión, creo que es útil insistir en la importancia que asume el desarrollo de la producción local de alimentos de los países de bajo ingreso que tienen una fuerte dependencia de la agricultura para generar empleo e ingresos. Se trata de una componente clave y esencial de toda estrategia que busca mejorar su seguridad alimentaria, y por lo tanto viene a ser un objetivo prioritario dentro de la reorientación actual de los programas de la FAO.
La presente publicación es la versión revisada, y algo ampliada, del documento oficial de la FAO «Agricultura: Hacia el año 2010 », preparado en 1992 y comienzos de 1993 y presentado a consideraciones del 27° período de sesiones de la Conferencia de la FAO de noviembre de 1993. Constituye la última evaluación de la FAO sobre la posible evolución futura de la agricultura y la alimentación en el mundo. La evaluación cubre tanto el sector agropecuario como el forestal y el pesquero. No se trata solamente de una serie de proyecciones de la oferta y la demanda mundiales de los productos agroalimenticios, sino más bien el resultado de una labor multidisciplinaria que comprende numerosas facetas técnicas, socioeconómicas y de políticas en lo que se refiere a la alimentación y la agricultura. Se presta especial atención a la seguridad alimentaria, los recursos naturales y la sostenibilidad. La obra contiene la evaluación más completa realizada hasta la fecha sobre el potencial agrícola de los recursos de tierra de los países en desarrollo.
El horizonte temporal del estudio se extiende hasta el año 2010 (en relación con la mayor parte de las variables, se trata del período comprendido entre 1988/90 y el año 2010). La evaluación considera, en primera instancia, en una serie de variables claves, como por ejemplo, el suministro de alimentos per cápita y la situación nutricional, los posibles excedentes y déficit alimentarios en las diferentes regiones del mundo y los flujos comerciales asociados a ellos, la viabilidad de futuros progresos en los rendimientos agrícolas, la tasa de explotación de los recursos naturales para fines agrícolas, etc. Los valores futuros de estas variables constituyen la base para determinar hasta qué punto la humanidad puede progresar, o no, hacia un mundo en que hayan desaparecido los problemas más acuciantes relacionados con la agricultura y la alimentación. Tal es el caso de la inseguridad alimentaria de una parte significativa de la población mundial, de las amenazas al medio ambiente y de los fracasos del desarrollo en aquellos países de bajos ingresos cuyo progreso se basa fundamentalmente en el desempeño de la agricultura.
Al tratar de esbozar la evolución probable de las variables claves, se ha adoptado un planteamiento (conceptual) «positivo», es decir, pretende es ofrecer una idea relativa a cómo será probablemente el futuro más bien que a cómo debería ser desde un punto de vista normativo. Por ejemplo, la conclusión de que es probable que perdure la desnutrición es resultado de esta manera de mirar el futuro. Por ello, las previsiones aquí presentadas, sobre todo en los capítulos 3 al 6, no podrían ser consideradas como las metas de una estrategia de la FAO. En cambio, sí podrían servir de base para una acción encaminada a resolver los problemas heredados del pasado o los nuevos que puedan surgir en el futuro. Los otros capítulos examinan, en términos generales, algunos problemas relevantes de políticas relacionados con la mencionada acción. La alternativa, de trazar un escenario normativo en el cual todos los problemas encuentren solución en los próximos 20 años, o donde se logre una tasa determinada de progreso, no sería útil, ya que debería basarse en supuestos que en más de un caso serían sin duda muy poco realistas. No se puede ignorar que es muy probable que los objetivos deseados tropiecen con graves obstáculos que impidan su consecución. Ejemplo de ello es la certeza casi total de que el crecimiento demográfico será «demasiado elevado» y la gran probabilidad de que las tasas de desarrollo general permanezcan «demasiado bajas «en muchos países de bajos ingresos con graves problemas de seguridad alimentaria o de que muchos de esos países no puedan conseguir para períodos suficientemente largos, las elevadas tasas de crecimiento agrícola «requeridas» (por ejemplo, más del 4 por ciento anual).
El ámbito de estudio es vasto, ya que abarca problemas que van desde la esfera de las ciencias naturales (por ejemplo, la biotecnología o las relaciones entre erosión de los suelos y productividad de los cultivos) hasta los elementos socioeconómicos y políticos que pueden explicar por qué persiste el hambre en un contexto de relativa abundancia. No será posible tratar todos los temas con la misma profundidad. Los especialistas en determinadas materias podrán quizá comprobar que sus temas han sido abordados sólo de pasada o incluso han sido dejados totalmente de lado. No obstante, el extenso volumen de la obra está demostrando los importantes esfuerzos realizados para abarcar el máximo de los aspectos posibles. Naturalmente, la disponibilidad o inexistencia de datos globales sistemáticos constituyó un importante criterio a la hora de decidir los temas y la profundidad con que se iban a tratar. En estas circunstancias es casi inevitable actuar en forma selectiva, buscando el equilibrio entre el ideal y lo posible. Además de la disponibilidad de datos y la necesidad de mantenerse dentro de límites manejables, los principales criterios utilizados para seleccionar los temas prioritarios fueron: a) la importancia rela tiva de cada tema desde el punto de vista mundial y b) la validez del horizonte temporal de 20 años.
¿HASTA QUÉ PUNTO ES VÁLIDO UN HORIZONTE TEMPORAL DE 20 AÑOS?
La perspectiva temporal de 20 años es quizá demasiado larga para algunos fines, en especial para definir con un grado aceptable de confianza la evolución de las grandes variables «exógenas» que tienen una influencia decisiva en el desarrollo de la agricultura, por ejemplo, cómo van a evolucionar los problemas de la deuda externa o hasta qué punto tendrán éxito los programas de ajuste estructural, con sus componentes de política agrícola, que ahora se están aplicando en muchos países en desarrollo. Ambas variables condicionan las perspectivas de reanudación del crecimiento sostenido en dichos países, como la capacidad de los gobiernos de invertir en la agricultura. La situación se complica todavía más por las incertidumbres relativas al perfil cronológico del proceso de reforma en los países anteriormente de economía planificada, por ejemplo: ¿cuándo tocarán fondo sus economías y volverán a crecer? Es obvio que los acontecimientos que se produzcan en este último grupo de países podrán ejercer una influencia decisiva sobre los mercados mundiales de productos agrícolas (¿continuarán siendo grandes importadores netos de cereales? Su demanda de productos tropicales, ¿crecerá con rapidez, se estancará o continuará aumentando con lentitud?). En este sentido, cabe señalar que el presente estudio no ha formulado, en principio, sus propios pronósticos o supuestos sobre la perspectiva de desarrollo general de los diferentes países y regiones. Se ha basado más bien en los pronósticos realizados por otras organizaciones y, partiendo de ellos, ha tratado de definir la evolución probable de la agricultura y la alimentación, dado este entorno general del desarrollo definido exógenamente. Estos pronósticos normalmente no están disponibles para un período superior a los 10 años, al menos cuando se trata de previsiones suficientemente detalladas sobre países o grupos de éstos. Los supuestos exógenos utilizados para formular las perspectivas económicas generales se presentan en el Capítulo 3.
Volviendo al horizonte temporal de 20 años, cabe señalar que tal vez el período sea demasiado breve para abordar algunos de los problemas que han saltado en los últimos años al primer plano del debate del desarrollo: medio ambiente, sostenibilidad, degradación de los recursos naturales, cambio climático, capacidad a largo plazo de la tierra para hacer frente a unas presiones demográficas cada vez mayores, etc. El horizonte de 20 años es aceptable para tratar la posible evolución de algunas de las variables más directamente relacionadas con la agricultura técnica, por ejemplo, la tasa de difusión de la tecnología mejorada o los cambios en los recursos naturales del sector, como es el caso de la expansión del riego. Otro tanto ocurre con el tiempo necesario para lograr una mejora significativa de los recursos humanos en la agricultura, mediante la educación y la capacitación. No obstante, la velocidad con que los agricultores aprovecharán de hecho las oportunidades ofrecidas por la evolución de la tecnología agrícola para incrementar la productividad y orientar a la agricultura por un camino más sostenible, o el ritmo con que se explotarán las oportunidades de aumentar los recursos mediante la inversión en activos físicos y recursos humanos, estarán condicionados fundamentalmente por la evolución general de la economía, la sociedad, la política y las instituciones. De ello se desprende que la confianza con la que se puedan prever las potencialidades del desarrollo tecnológico y de los recursos durante un período de 20 años se ve mermada cuando se trata de especular sobre su impacto real en la agricultura, la alimentación y la sostenibilidad. Al considerar las conclusiones del presente estudio deberán tenerse en cuenta todas estas advertencias.
LOS TEMAS PRIORITARIOS QUE ORIENTAN EL ESTUDIO
Son muchos los temas interrelacionados que se quisiera abordar en una evaluación de las perspectivas de la agricultura y la alimentación a nivel mundial en un plazo de 20 años. La importancia relativa de cada tema o conjunto de temas en la problemática total varía enormemente según el punto de vista del observador. En los países en desarrollo los temas dominantes están relacionados con la reducción de la malnutrición, el incremento de la seguridad alimentaria, la lucha contra la pobreza rural y la consecución de tasas y patrones de crecimiento agrícola que contribuyan al desarrollo económico general. En los países desarrollados se concede mayor importancia relativa a la transición hacia una agricultura de lento crecimiento, más sensible a las fuerzas del mercado, al tiempo que se economiza en costos presupuestarios y se salvaguardan los ingresos agrícolas y los medios y formas de vida de las comunidades rurales. El enconado debate sobre las normas regularadoras del comercio agrícola debe considerarse ante todo como una importante manifestación externa de estos problemas existentes en la mayoría de los países industrializados. Dicho debate refleja también, naturalmente, las preocupaciones económicas más habituales (repartición de los mercados, etc.) de los grandes países exportadores.
En lo que respecta a los países anteriormente de economía planificada, los temas dominantes a corto y medio plazo se refieren fundamentalmente al proceso de transición hacia economías de mercado. Ejemplo de ello es la reforma de los regímenes de tenencia de la tierra y el consecuente desplazamiento del exceso de mano de obra, paralelamente a los intentos por limitar los efectos sociales negativos asociados a los cambios en las grandes unidades socializadas de funciones múltiples. Un problema más inmediato lo constituye la necesidad de garantizar a los consumidores suministros alimentarios a precios asequibles y mejorar las fases posteriores al proceso de producción agropecuaria (transporte, almacenamiento, elaboración, distribución), descuidadas durante mucho tiempo. En cambio, a más largo plazo, los temas dominantes se refieren al futuro rol de la agricultura en las economías ya reformadas y orientadas al mercado. En estos países, los problemas «normales» del ajuste agrícola asociado a la transición hacia economías industriales maduras o semimaduras se agravan por el proceso de reforma sistémica. Las políticas que se adopten para hacer frente a este problema bien podrían determinar cómo será el sector agrícola en esas economías, una vez reformadas y abiertas al mercado. La evidencia empírica para desentrañar el papel que la agricultura debería desempeñar en un sistema de mercado no resultan demasiado útil. En la gran mayoría de los países desarrollados con economía de mercado, la agricultura dista mucho de ser un sector caracterizado con una orientación de mercado, aunque algunas reformas recientes tienden a reforzar la importancia de las fuerzas del mercado en la agricultura. Estas reformas y su impacto en las normas reguladoras del comercio internacional son importantes para los países anteriormente de economía planificada, ya que determinan el entorno dentro del cual se efectuará su propia transición hacia una agricultura de mercado y, quizá, orientada al comercio internacional.
De interés común para todos los grupos de países son los temas asociados al aprovechamiento de los recursos agrícolas y demás recursos ambientales en el proceso de desarrollo y la relación entre este aprovechamiento y el objetivo de avanzar hacia la sostenibilidad duradera de las economías y sociedades. Estos problemas, si bien universales, se manifiestan en diversas formas en los diversos países y sociedades, y, lo que es más importante, las distintas personas les conceden importancia muy diversa en su jerarquía de objetivos cuando se trata de considerar las prioridades del desarrollo. La amplia diversidad ecológica y socioeconómica existente en el mundo hace que estos problemas se presenten en forma de complejo mosaico, que difícilmente puede ser objeto de generalizaciones.
La mayor parte de los temas mencionados, juntos a otros, se abordan en el presente estudio con diferente detalle, algunos con fuerte respaldo de análisis cuantitativos, como es el caso de la evolución del consumo de alimentos y la nutrición, y otros en términos más cualitativos, como por ejemplo los principios que podrían o deberían orientar la formulación de las políticas relativas a la agricultura en el futuro. No obstante, por tratarse de un estudio de alcance mundial, se trata, ante todo, de que el lector pueda hacerse una idea válida de los principales temas relacionados con la agricultura y la alimentación que son de alcance verdaderamente universal. Dos de estos temas parecerían imponerse sobre el resto: a) la persistencia de la desnutrición y la inseguridad alimentaria en una gran parte de la población de los países en desarrollo y b) el proceso de creciente escasez y deterioro de los recursos agrícolas y otros recursos ambientales, ya que ello condiciona, directa o indirectamente, el intento de satisfacer las necesidades de alimentos e ingresos de una población mundial en crecimiento. Este último aspecto adquiere importancia particular no sólo porque obliga a producir más alimentos sino también y sobre todo porque buena parte de la población adicional continuará dependiendo de la explotación de recursos agrícolas, con frecuencia de mala calidad, lo que aumentará las presiones sobre dichos recursos y elevará el riesgo de explotación insostenible.
ESTRUCTURA DEL LIBRO
En el Capítulo 1 se presentan una sinopsis, o resumen, y las conclusiones más destacadas. El Capítulo 2 se ocupa de los dos temas principales relevados más arriba. Comienza con una exposición de la evolución histórica global y una evaluación de la misma desde el punto de vista de los logros y fracasos en la búsqueda de una mayor seguridad alimentaria. Luego examina algunos de los aspectos más relevantes de los recursos naturales y de la sostenibilidad para analizar las perspectivas de la seguridad alimentaria y el desarrollo agrícola. Este capítulo, así como varias otras secciones del libro, intentan resaltar hasta qué punto la evolución de las principales variables definidas a nivel mundial (por ejemplo, la producción per cápita o la escasez de recursos naturales) se relaciona con el tema abordado, es decir aquel de las perspectivas de progreso en los países y grupos de población con problemas de seguridad alimentaria. En cualquier caso, el Capítulo 2 no es una presentación ni un análisis sistemáticos de la evolución histórica en todas sus variables; tampoco pretende ser una descripción completa de los problemas relacionados con el conjunto recursos naturales - sostenibilidad - medio ambiente - desarrollo - seguridad alimentaria. Como se indica a continuación, el examen de estos aspectos se distribuye en varios capítulos del libro.
Los Capítulos 3 y 4 contienen proyecciones cuantitativas hasta el año 2010 para los sectores de la agricultura y lganadería. El Capítulo 3 presenta los posibles resultados con respecto a los principales productos (producción, consumo y balances netos, por regiones), a partir de los cuales se extraen algunas conclusiones sobre las repercusiones que ellos podrían tener para el progreso, o falta de progreso, en relación con el objetivo de una mejor seguridad alimentaria. Especial atención se otorga a los posibles resultados futuros de los países en desarrollo. Así también, el capítulo se refiere a los resultados correspondientes a los países desarrollados, pero con menor detalle y esencialmente desde la perspectiva de las relaciones que puedan tener con los de los países en desarrollo en un mundo que avanza hacia una mayor interdependencia en las áreas de la agricultura y la alimentación. La presentación más somera relativa a los países desarrollados es, en general, suficiente para delinear las tendencias generales que pueden caracterizar a su agricultura dentro del horizonte temporal del presente estudio. Pero el lector sólo encontrará referencias casuales a algunos de los problemas de política agraria más importantes en los países desarrollados, como es el caso de los relacionados con los presupuestos y los ingresos agrícolas. Estos problemas fueron objeto de un estudio anterior de la FAO sobre la agricultura europea (Alexandratos, 1990). El Capítulo 3 concluye con una sección sobre los temas relacionados con el equilibrio mundial alimentación-población y la sostenibilidad a largo plazo (después del año 2010). Lo que se pretende con ello es ofrecer un marco de referencia para la reflexión, más que ampliar las proyecciones más allá del 2010.
El Capítulo 4 se refiere exclusivamente a los países en desarrollo. Su objetivo es, en la medida de lo posible, cuantificar y comentar las perspectivas relativas a algunas variables importantes de la agricultura técnica en que se basan las proyecciones sobre la producción, por ejemplo, aprovechamiento de la tierra, riego, rendimientos, utilización de insumos, etc. Por las razones explicadas en el texto, no fue posible ampliar este análisis a China. Tampoco se aplicó a los países desarrollados, principalmente porque se consideró que no es probable que los aspectos relacionados con los recursos naturales y la tecnología constituyan obstáculos significativos al aumento de su producción (para su propio consumo y para el aumento de sus excedentes netos de exportación a los países en desarrollo), cuyo ritmo de crecimiento será probablemente muy bajo y por lo general inferior al del pasado. No es que el tema carezca de importancia. Es transcendental, tanto para los mismos países desarrollados como para los países en desarrollo con fuerte dependencia, efectiva o potencial, del comercio agrícola con los países desarrollados o con el mundo en general. Lo que ocurrió es que los recursos disponibles para el presente estudio no permitían abarcar los recursos naturales, tecnología y sostenibilidad de los países desarrollados sin reducir la parte asignada a esos mismos temas en los países en desarrollo. En el caso de éstos, se han aprovechado los estudios anteriores y en curso llevados a cabo en la FAO sobre la evaluación agroecológica de los recursos de tierras de los países en desarrollo.
Los Capítulos 5 y 6 se ocupan de los sectores forestal y pesquero. Ningún examen de la agricultura y la alimentación en el futuro, sobre todo si se centra en la seguridad alimentaria, los recursos naturales y la sostenibilidad, sería completo si no se incluyeran estos dos sectores. La silvicultura y la agricultura compiten entre sí por la tierra en numerosos países, sobre todo en aquéllos donde continúa aumentando la población que vive de la agricultura. La expansión agrícola ha sido la principal causa de deforestación y las presiones para que este proceso continúe se prolongarán en el futuro. Las proyecciones sobre la expansión de la tierra agrícola, junto con algunas estimaciones aproximadas sobre la superposición entre áreas forestales y tierra con potencial agrícola (que se presentan en el Capítulo 4) constituyen elementos útiles para determinar el riesgo de que continúe la deforestación.
El alimento procedente del mar y de las aguas continentales es un componente importante del total de suministros alimentarios en muchos países, especialmente en lo que respecta al suministro de proteína animal en los países de bajos ingresos. El sector pesquero es un ejemplo claro de producción alimentaria basada en los recursos naturales cuya capacidad de aumentar los niveles de producción o incluso de mantenerlos se ha forzado hasta el máximo en todo el mundo. La silvicultura y la pesca tienen en común algunas características relativas a los regímenes de propiedad de los recursos naturales (libre acceso, propiedad común) que son importantes para analizar los problemas de la sostenibilidad.
En el Capítulo 7 se estudian dos grandes temas. El primero abarca lo que podría denominarse en general como políticas económicas que repercuten en la agricultura, con especial atención a las repercusiones agrícolas de la reciente oleada de políticas de «ajuste estructural», es decir, la estabilización y reanudación del progreso en muchos países en desarrollo cuyo crecimiento se había derrumbado por motivos relacionados de una u otra manera con las tendencias insostenibles de sus equilibrios macroeconómicos. El segundo tema se refiere a la afirmación de que, en los países de bajos ingresos con problemas de seguridad alimentaria y gran dependencia de la agricultura, el relativo desplazamiento de la atención hacia el desarrollo agrícola y rural puede contribuir más eficazmente que otras estrategias de desarrollo tanto a la seguridad alimentaria y la mitigación de la pobreza como al crecimiento de toda la economía.
En el Capítulo 8 se abordan los problemas del comercio agrícola. El objetivo no es describir los antecedentes políticos y de políticas que llevaron a una situación de desorden en los mercados mundiales de productos agropecuarios. El lector puede consultar numerosas obras especializadas sobre este tema, por ejemplo, Johnson, D. Gale (1991), Tyers y Anderson (1992). Basta repetir lo que ya se ha dicho antes, es decir, que este desorden y las graves distorsiones que lo acompañaron fueron en la mayoría de las ocasiones resultado de políticas orientadas predominantemente a la consecución de objetivos nacionales. Hasta hace muy poco, estos objetivos fueron perseguidos con vigor y prácticamente sin ninguna consideración de sus repercusiones internacionales, sobre todo, aunque no sólo, por los países industrializados. En el Capítulo 8 se estudian los ajustes de políticas que afectan al comercio agrícola, en particular los relacionados con la aplicación del Acta Final de la recientemente terminada Ronda Uruguay de Negociaciones comerciales multilaterales. Se abordan además algunos temas más generales de interés para los países en desarrollo y la posible interrelación de la política comercial con la de sostenibilidad y conservación del medio ambiente.
El Capítulo 9 trata del problema de la pobreza rural y sus posibles vínculos con el ritmo y modalidades del crecimiento agrícola. Estos vínculos están condicionados por algunas características estructurales de la agricultura y la economía rural así como por el tipo y la eficiencia de las políticas encaminadas a promover el crecimiento agrícola y maximizar sus efectos de reducción de la pobreza. El capítulo concluye con un breve examen de las enseñanzas derivadas de la experiencia de algunas intervenciones directas contra la pobreza.
El Capítulo 10 se concentra en el importante tema del desarrollo de los recursos humanos en la agricultura. Se consideran especialmente la educación general y técnica y la capacitación, así como los sistemas de extensión.
Los Capítulos 11 y 12 complementan en muchos sentidos las cuestiones de la agricultura técnica contempladas en el Capítulo 4, y hasta cierto punto se sobreponen con ellas. No obstante, en estos últimos capítulos dichas cuestiones se examinan desde el punto de vista más específico de las repercusiones sobre el medio ambiente y la sostenibilidad y el potencial que ofrece la tecnología para reducir los impactos negativos. Finalmente, en el Capítulo 13 se examinan las posibles respuestas a los problemas habituales y emergentes del medio ambiente y la sostenibilidad no sólo desde el punto de vista de las tecnologías sino también de las instituciones, así como los aspectos internacionales de estos problemas. Los tres últimos capítulos pueden leerse en combinación con el Capítulo 4.
TENDENCIAS HISTÓRICAS Y PROYECCIONES
En el Capítulo 2 se presenta un examen de los acontecimientos del pasado relacionados con la agricultura y la alimentación que han llevado a la situación actual. Se trata de una presentación resumida, en función de las variables que más directamente pueden poner de manifiesto la naturaleza y significación de los problemas que constituyen los grandes temas de esta obra. Las tendencias históricas se presentan con mayor detalle, junto con las proyecciones, principalmente en los Capítulos 3 y 4, por ejemplo en lo que respecta a la producción, consumo, comercio, rendimientos, explotación de la tierra, etc. Este planteamiento permite evitar las repeticiones y establecer comparaciones directas entre el pasado y el futuro en relación con la mayor parte de las variables incluidas en las proyecciones. Aunque estas comparaciones son útiles, no deben llevar a interpretar las proyecciones de las numerosas e interdependientes variables agrícolas como una forma de extrapolaciones de la tendencia, ya que no lo son en absoluto, como se explica en el Capítulo 3. El uso del término «tendencias» para describir e interpretar las proyecciones puede resultar engañoso.
PROYECCIONES ANTERIORES Y RESULTADOS EFECTIVOS
El estudio precedente a éste (Alexandratos, 1988) contenía proyecciones hasta el año 2000 realizadas en 1985–86 a partir del año base 1982/84. En los Capítulos 3 y 4 se comparan los resultados efectivos de algunas variables agregadas correspondientes al período 1982/84–1992 con las trayectorias previstas de dichas variables en 1985-86 para el período 1982/84–2000. Estas comparaciones se presentan en respuesta a las consultas sobre el comportamiento de las proyecciones anteriores, no como confirmación de la metodología utilizada en las proyecciones.
PROYECCIONES CUANTITATIVAS Y EXAMEN DE LAS POLÍTICAS
El examen de los temas relacionados con políticas, del Capítulo 7 en adelante, no se vincula estrictamente a las proyecciones cuantitativas presentadas en los capítulos anteriores. Por ejemplo, en el Capítulo 7 se argumenta en términos generales que la sobrevaloración de los tipos de cambio reales resulta discriminatoria para la agricultura, pero no se intenta especificar en absoluto cuáles son los tipos de cambio de los diferentes países que serían compatibles con las proyecciones sobre su producción, consumo y comercio de alimentos y otros productos agrícolas. De la misma manera, el examen de la función de la agricultura en las estrategias de desarrollo no puede ir más allá del análisis de los criterios generales pertinentes para el estudio de este problema. La consideración más específica de esta función sólo puede llevarse a cabo en estudios a nivel de países, no en una obra de alcance mundial. Hasta las limitadas generalizaciones de los capítulos sobre políticas deben interpretarse con precaución, ya que no tienen la misma validez para todas y cada una de las situaciones nacionales, y en determinados países quizá no puedan aplicarse en absoluto.
En un estudio sobre la situación mundial, el criterio para determinar la validez de las afirmaciones sobre políticas y estrategias debe corresponder a la fidelidad y objetividad con que consiguen extraer y sintetizar los conocimientos y enseñanzas obtenidos de situaciones muy diferentes y, en muchos casos, de fuentes dispersas. La interpretación que se hace de estas pruebas y las conclusiones que se sacan de ellas dependen en muchos casos de los acontecimientos que ocurren en el momento de la redacción. No es extraño que los hechos actuales o los del pasado reciente dominen las opiniones sobre los problemas y las respuestas necesarias, por ejemplo, si se interpretaran como un cambio de tendencias duradero el descenso de la producción mundial per cápita de cereales después de mediados de los años ochenta o la reciente subida de algunos precios de los productos básicos. La interpretación también está sometida a influencias o sesgos basados en las corrientes dominantes de pensamiento sobre el desarrollo del momento, por ejemplo en relación con el ámbito de intervención del sector público en la economía. Es difícil escapar a estas influencias. Es el lector quien debe juzgar si se ha conseguido o no el objetivo de interpretar los acontecimientos recientes desde una perspectiva adecuada y de evitar las influencias o sesgos basados en posturas dogmáticas y partidistas. Las conclusiones no convencerán sin duda ni a los pesimistas extremos (que hablan de un cataclismo inevitable) ni a los optimistas acérrimos (convencidos de que se pueden encontrar soluciones radicales para el año 2000).
REVISIONES INTRODUCIDAS EN EL DOCUMENTO DE LA FAO
Esta obra difiere del documento original de la FAO, ya que se han introducido varias revisiones tras su consideración por la Conferencia de la FAO en noviembre de 1993. Las revisiones se efectuaron en respuesta a las observaciones recibidas en dicha Conferencia y de varias otras personas, así como para tener en cuenta algunas novedades más recientes, por ejemplo, la conclusión de la Ronda Uruguay. No ha sido posible responder a todas las peticiones sobre la inclusión de temas adicionales, por ejemplo la energía y la agricultura o las proyecciones sobre las necesidades de ayuda alimentaria.
El material totalmente nuevo es la Sección 2.2 del Capítulo 2 y la Sección 3.8 del Capítulo 3. En la primera se toma nota del descenso de la producción mundial per cápita de cereales después de mediados de los años 80 y se explora su naturaleza y significación. En la última se trata de presentar un marco de referencia sobre el problema tantas veces planteado de la evolución a más largo plazo (más allá del año 2010) del equilibrio mundial entre alimentación y población. El Capítulo 4 se ha revisado ampliamente en respuesta a las numerosas peticiones de una presentación más detallada del material referente a los recursos naturales y el crecimiento de los rendimientos en los países en desarrollo. Lo mismo cabe decir del Capítulo 8, pero en este caso para introducir la información más reciente sobre la Ronda Uruguay. Se han introducido cambios y adiciones significativas en el Capítulo 7. La nota metodológica del Apéndice 2 es nueva, lo mismo que su resumen en el Capítulo 3. En el resto del texto, las revisiones han sido fundamentalmente de forma.
DATOS REVISADOS Y MÁS RECIENTES
Los datos básicos de la producción, comercio y utilización disponibles al iniciarse esta obra (comienzos de 1992) llegaban hasta 1990. Durante las revisiones de la misma (primera mitad de 1994) estuvieron disponibles datos sobre 1991 y 1992, así como algunos datos revisados sobre los años precedentes. Por razones obvias, no ha sido posible cambiar el material cuantitativo del estudio para incorporar las nuevas informaciones. No obstante, se introdujeron algunos cambios en los casos en que los datos nuevos implicaban modificaciones sustanciales del contenido; por ejemplo, dado que los datos de producción de la ex URSS dejaron de presentarse en cifras a granel para expresarse en peso en limpio, se ajustaron los datos y proyecciones sobre cereales del Cuadro 3.17 y los del Anexo del Capítulo 3; en algunos cuadros, por ejemplo el 4.7 y el 4.15, junto a los datos utilizados para 1988/90, año base del estudio, se presentan los correspondientes a la media de los años 1991/92. Por lo demás, en los cuadros suplementarios del Apéndice estadístico se presentan, en relación con los grupos de países, algunos datos nuevos, revisados tanto en relación con el año base 1988/90 como con los dos años posteriores.
Cabe prestar particular atención a las revisiones de las proyecciones demográficas. Las que se utilizan en este estudio corresponden a la Variante Media de las proyecciones de la ONU de 1990. En ella, la población mundial prevista para el año 2010 era de 7,2 miles de millones (una tasa de crecimiento de 1,55 por ciento anual para 1990-2010) y 915 millones para el Africa subsahariana (3,2 por ciento anual). La última revisión de 1994 reduce las poblaciones previstas para el 2010 a 7 miles de millones (1,44 por ciento anual) y a 834 millones (2,87 por ciento anual), respectivamente. La drástica revisión a la baja para la proyección demográfica del Africa subsahariana en parte refleja el menor ritmo de mejoramiento de la esperanza de vida debido al impacto de la pandemia del SIDA (véase la nota 2, Capítulo 3). Por lo tanto, dista de ser la evolución positiva que permitiría aflojar las limitaciones para el desarrollo que presenta el rápido crecimiento demográfico en los países de bajo ingreso con condiciones iniciales desfavorables. No se ha hecho ningún intento de revisar las proyecciones agrícolas tras estos cambios en las proyecciones demográficas, de las cuales la última estuvo disponible a finales de 1994. Obviamente, cualquiera revisión de ese tipo habría sido una tarea de peso ya que se hubiera tenido que enfrentar de modo analítico el problema de las interacciones intricadas entre población y desarrollo. La quantificación de estas interacciones para cada país (por ejemplo, como las tasas de crecimiento económico supuestas serían afectadas por los cambios en la población prevista) podría bien ser una tarea imposible.
N. Alexandratos