C 2001/2
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31� per�odo de sesiones |
Roma, 2-13 de noviembre de 2001 |
EL ESTADO DE LA ALIMENTACI�N Y LA AGRICULTURA |
III. TENDENCIAS Y PERSPECTIVAS MUNDIALES DE LOS CEREALES
IV. SITUACIONES DE ESCASEZ DE ALIMENTOS Y EMERGENCIA
V. PESCA: PRODUCCI�N, UTILIZACI�N Y COMERCIO
1. El crecimiento de la producci�n agr�cola mundial del 1,2 por ciento en 2000 constituye el incremento m�s bajo desde 1993 y es muy inferior al del 2,7 por ciento registrado en 1999.
2. La desaceleraci�n registrada en 2000 se debe a la disminuci�n del crecimiento tanto en los pa�ses desarrollados como en desarrollo, ya que el registrado en los primeros es de aproximadamente 0,3 por ciento. Entre los pa�ses desarrollados, la producci�n agr�cola de los pa�ses con econom�as en transici�n baj� en casi un 2 por ciento en 2000, tras una ca�da del 6,8 por ciento en 1998 y un aumento del 1,3 por ciento en 1999.
3. El rendimiento agr�cola de los pa�ses en desarrollo permaneci� relativamente decepcionante en 2000 con un incremento de la producci�n de aproximadamente el 1,7 por ciento. Prosigue la tendencia a la baja, ya que el crecimiento de la producci�n fue de un 3 por ciento en 1997-99, cifra muy inferior a los altos �ndices de entre el 4 y 5 por ciento registrados entre 1993 y 1996.
4. En �frica subsahariana, la producci�n agr�cola creci� en un 0,3 por ciento en 2000, tras aumentar el 1,8 por ciento en 1999. En t�rminos per c�pita, la producci�n agr�cola sigue estancada, al registrar en 2000 unos niveles para la agricultura, los cereales y los productos alimenticios pr�cticamente id�nticos a los alcanzados en 1990. Las condiciones climatol�gicas adversas as� como los conflictos pasados y en curso siguen afectando negativamente la producci�n agr�cola en varios pa�ses.
5. La epidemia de VIH/SIDA es objeto de una preocupaci�n creciente sobre todo en la regi�n subsahariana, no s�lo por sus repercusiones sanitarias y sociales, sino tambi�n como factor negativo para el rendimiento agr�cola y la seguridad alimentaria. Seg�n estimaciones de la FAO, en los 25 pa�ses m�s afectados siete millones de trabajadores agr�colas han muerto de SIDA desde 1985, y 16 millones m�s podr�an morir en los pr�ximos 20 a�os. La epidemia de VIH/SIDA agudizar� la inseguridad alimentaria, que ya constituye una amenaza importante en la mayor�a de los pa�ses del �frica subsahariana.
6. La producci�n agr�cola de Asia y el Pac�fico creci� en un 2,1 por ciento en 2000. Con excepci�n de 1999, en que la producci�n aument� un 3,7 por ciento, la tendencia general de crecimiento de la producci�n agr�cola ha sido a la baja en los �ltimos a�os. El principal factor de esta tendencia a la baja es la desaceleraci�n del crecimiento de la producci�n en China, que de una media anual del 6 por ciento, aproximadamente, en 1991-97, baj� al 4 por ciento en 1998 y al 3,2 por ciento en 1999, estim�ndose en el 3,6 por ciento el crecimiento en 2000.
7. La crisis econ�mica asi�tica ha planteado una serie de problemas al sector agr�cola que, como consecuencia de ella, tuvo que hacer frente a dificultades considerables, como el aumento del costo de los insumos, una disminuci�n del capital financiero disponible y una reducci�n de la demanda interna de productos de valor elevado. No obstante, en comparaci�n con los dem�s sectores econ�micos, estas consecuencias inmediatas de la crisis afectaron menos a la inversi�n, el empleo y los ingresos, lo que demuestra que la econom�a rural tiene una mayor capacidad de resistencia a los embates externos. De todos modos, los efectos no fueron de ninguna manera insignificantes y se agravaron a causa de las condiciones de sequ�a. Todav�a es dif�cil prever qu� efectos a largo plazo tendr� la crisis en los sectores agr�colas de los pa�ses afectados. La recuperaci�n econ�mica y la depreciaci�n monetaria ofrecen nuevas oportunidades al sector agr�cola y est�n mejorando la relaci�n de intercambio entre la agricultura y el resto de la econom�a en muchos casos.
8. El incremento de la producci�n agr�cola en Am�rica Latina y el Caribe fue de un 2,1 por ciento en 2000, frente al 5,2 por ciento en 1999. La producci�n de cultivos aument� un 1,8 por ciento y la ganadera un 3 por ciento. Los rendimientos agr�colas de la regi�n han sido desiguales en los �ltimos a�os. Las condiciones clim�ticas extremadamente desfavorables y las cat�strofes naturales han dado lugar a una marcada desaceleraci�n del crecimiento de la producci�n agr�cola, que fue del 1,8 por ciento en 1998. Este a�o la regi�n se vio afectada por dos cat�strofes naturales extraordinariamente graves: el fen�meno El Ni�o, que afect� a la regi�n andina especialmente, y el hurac�n Mitch, que provoc� la cat�strofe natural m�s devastadora padecida en Am�rica Central en los �ltimos 50 a�os.
9. Adem�s de luchar contra las condiciones clim�ticas extraordinariamente adversas, se realizaron esfuerzos para reducir en la regi�n la alta concentraci�n de la tenencia de la tierra unida a un acceso no equitativo a la tierra. Tras 80 a�os de reformas agrarias redistributivas "tradicionales", en los que el progreso permaneci� desigual, ha surgido una nueva direcci�n de las pol�ticas, orientada a una reforma de la tierra basada en el mercado. Los planteamientos basados en el mercado son menos costosos y permiten una aplicaci�n m�s r�pida. Este enfoque ha dado buenos resultados iniciales en algunos pa�ses de la regi�n. Sin embargo, por el momento ese enfoque es s�lo un instrumento de pol�tica de tierras entre otros. Es probable que la compra obligatoria de tierras siga desempe�ando una funci�n primordial en la mayor�a de las regiones muy conflictivas.
10. En la regi�n de Cercano Oriente y �frica del Norte, la producci�n agr�cola descendi� un 0,8 por ciento en 2000, tras una reducci�n del 4 por ciento el a�o anterior. La sequ�a, el factor dominante que afect� la producci�n agr�cola en la regi�n en 1999, sigue afectando negativamente la producci�n de muchos pa�ses. La producci�n de cultivos se redujo en un 1,3 por ciento tras disminuir el 6,7 por ciento en 1999. La producci�n de cereales baj� en un 7,7 por ciento tras un descenso del 17,9 por ciento en 1999.
11. La escasez de agua de esta regi�n, la m�s �rida del planeta, se hace muy patente al examinar los niveles de compra de lo que se conoce como "agua virtual", es decir, el volumen de agua que contienen los productos b�sicos importados. Se calcula que en 1994 la cantidad de alimentos importados a la regi�n era equivalente a casi el 12 por ciento de los recursos h�dricos renovables anuales de la regi�n. La administraci�n eficaz del agua es fundamental para la regi�n, por lo que se est�n llevando a cabo esfuerzos considerables en muchos pa�ses para mejorar la ordenaci�n de los recursos h�dricos. Aunque hay posibilidades de mejora, especialmente en lo que respecta a la eficacia del riego, la regi�n necesitar� probablemente recurrir cada vez m�s al agua virtual, es decir, a la producci�n alimentaria externa para nutrir a su poblaci�n creciente.
12. La producci�n agr�cola de la regi�n no ha seguido el giro experimentado por el crecimiento del PIB en 1999. De hecho, la producci�n cay� en casi un 2 por ciento en 2000, tras una ca�da del 6,8 por ciento en 1998 y un aumento del 1,3 por ciento en 1999. Seg�n los c�lculos realizados, la producci�n de Ucrania ha crecido en un 5,5 por ciento, tras haber disminuido en 1998 y 1999. Se ha previsto un estancamiento de la producci�n de la Federaci�n de Rusia en 2000, tras el crecimiento de 3,8 por ciento registrado el a�o anterior.
13. Todav�a hay una diferencia considerable de productividad laboral entre la mayor�a de los pa�ses de Europa central y oriental/CEI y los de las OECD, aunque en los pa�ses de Europa central y oriental que son objeto de unas reformas m�s avanzadas, esta diferencia ha disminuido considerablemente. La diferencia de productividad laboral es especialmente considerable en Europa central y oriental debido al gran peso del sector agr�cola en las econom�as de estos pa�ses, comparado con la mayor�a de los pa�ses de la OCDE. La reducci�n de esta diferencia es fundamental para que los pa�ses de la regi�n, puedan competir con los pa�ses productores de la OCDE, as� como aumentar las ganancias de importaci�n y los ingresos rurales. Los pa�ses que han tenido m�s �xito en la reducci�n de la diferencia de productividad laboral son los que han aplicado las reformas de mayor alcance y m�s estables.
14. Se calcula que la producci�n agr�cola de los pa�ses desarrollados que no se encuentran en transici�n creci� aproximadamente el 0,9 por ciento en 2000, tras una expansi�n del 2,1 por ciento el a�o anterior. En 2000, la producci�n baj� en varios pa�ses de la UE, como Francia, Alemania, Italia y el Reino Unido. En Australia, se redujo en un 1,2 por ciento , mientras que en Jap�n y Canad� se registr� un incremento de menos del 1 por ciento. La producci�n de Estados Unidos aument� un 2,2 por ciento y la de Nueva Zelanda un 4,6 por ciento.
15. El a�o 2000 fue el �ltimo para la aplicaci�n del Acuerdo de la OMC sobre la agricultura. Los niveles de ayuda agr�cola en las econom�as de mercado desarrolladas son todav�a altos. Seg�n estimaciones de la OCDE, los precios recibidos por los agricultores fueron por t�rmino medio un 43 por ciento mayores que los del mercado mundial. No obstante, seg�n la OCDE, este nivel general de protecci�n del mercado en las econom�as de mercado desarrolladas disminuy� con respecto al del 61 por ciento registrado en 1986-88, en parte gracias a los esfuerzos por cumplir los compromisos de la OMC. Las medidas de apoyo a los precios internos han cambiado gradualmente hacia unas medidas que distorsionan menos el mercado, pero esta evoluci�n ha sido muy limitada en algunos pa�ses.
16. La producci�n mundial de cereales en 2000 descendi� a 1 856 millones de toneladas (incluido el arroz en el equivalente de arroz elaborado), casi un 2 por ciento menos que en 1999, y por debajo de la media de los cinco �ltimos a�os. Este descenso se debi� en parte a cat�strofes naturales y a los precios bajos que han predominado en los �ltimos a�os. No obstante el factor m�s importante ha sido el pronunciado descenso de la producci�n en China tras varios a�os de cosechas excelentes.
Producci�n, suministros, comercio y existencias mundiales de cereales
1999/00 |
2000/01 |
2001/02 |
|
(. . . . . . millones de toneladas . . . . . .) |
|||
Producci�n 1/ | 1 888 |
1 853 |
1 878 |
Trigo | 592 |
587 |
577 |
Cereales secundarios | 887 |
868 |
905 |
Arroz (elaborado) | 409 |
398 |
396 |
Suministros 2/ | 2 589 |
2 551 |
2 525 |
Utilizaci�n | 1 895 |
1 906 |
1 919 |
Comercio 3/ | 235 |
233 |
229 |
Existencias al cierre de la campa�a 4/ | 698 |
647 |
603 |
|
17. Se prev� que la utilizaci�n mundial de cereales en 2000/01 ser� superior a la producci�n mundial por segundo a�o consecutivo. Seg�n los pron�sticos, alcanzar� 1 910 millones de toneladas. En este nivel, la utilizaci�n mundial de cereales superar�a en 21 millones de toneladas (1 por ciento) a la de 1999/2000, pero quedar�a a�n ligeramente por debajo (unos 2 millones de toneladas) de la tendencia de 10 a�os.
18. Se ha pronosticado que al concluir las campa�as que terminan en 2001 las existencias mundiales de cereales se aproximar�n a 654 millones de toneladas, volumen que es inferior en unos 51 millones de toneladas, o en m�s del 7 por ciento, a los niveles ya bajos al inicio de las campa�as.
19. Se ha pronosticado que el comercio mundial de cereales en 2000/01 alcanzar� 230 millones de toneladas, 3 millones de toneladas menos que el volumen sin precedentes calculado para la campa�a anterior.
20. Se ha previsto que el total de importaciones de los pa�ses en desarrollo en 2000/01 alcanzar� los 168 millones de toneladas, pr�cticamente el mismo volumen sin precedentes registrado en 1999/00. El costo total de las importaciones de cereales de los pa�ses en desarrollo en 2000/01 se estima actualmente en 22,4 mil millones de d�lares EE.UU., un 4 por ciento m�s que el valor del a�o anterior. Este incremento se debe principalmente a la subida de los precios de los cereales en 2000/01.
21. La escasez de alimentos causada por cat�strofes naturales y de origen humano sigue afectando a muchos pa�ses. A septiembre de 2001 hab�a 34 pa�ses y m�s de 60 millones de personas que se enfrentan con emergencias alimentarias.
22. En �frica oriental, las graves inundaciones, la irregularidad de las lluvias y la escalada de los conflictos en algunas zonas han ensombrecido el optimismo existente anteriormente respecto de una recuperaci�n general s�lida de los efectos provocados por la grave y prolongada sequ�a en la subregi�n. En Sud�n, las extensas inundaciones han desplazado a decenas de millares de personas y han agravado la situaci�n del suministro de alimentos, que era ya precaria. En Kenya y Etiop�a se observa una mejora general del suministro alimentario, pero las lluvias insuficientes y unas condiciones de sequ�a prolongada han difuminado las esperanzas de recuperaci�n de los efectos provocados por la reciente y devastadora sequ�a.
23. En �frica occidental, varios pa�ses hacen frente a problemas de suministro alimentario, provocados por unas condiciones meteorol�gicas adversas localizadas o por los conflictos civiles padecidos en 2000. En el Sahel, la situaci�n alimentaria fue dif�cil durante la temporada de escasez en algunas partes de Burkina Faso y N�ger, como consecuencia de la disminuci�n de las cosechas en 2000. En Guinea y Sierra Leona, los conflictos en las zonas fronterizas han afectado las actividades agr�colas y de comercializaci�n, y han causado nuevas oleadas de desplazamientos de poblaci�n. Las dificultades alimentarias persisten en Liberia, debido a que la producci�n agr�cola no se ha recuperado todav�a de los largos a�os de disturbios civiles.
24. En la Regi�n de los Grandes Lagos, los disturbios civiles y la inseguridad siguen socavando la seguridad alimentaria. En Burundi, m�s de medio mill�n de personas necesitan urgentemente seguir recibiendo asistencia humanitaria ulterior. En la Rep�blica Democr�tica del Congo, la situaci�n del suministro alimentario sigue siendo extremadamente precaria en grandes sectores de la poblaci�n afectados por la prolongada guerra civil.
25. En �frica austral, la situaci�n del suministro alimentario es dif�cil debido a una marcada reducci�n de la cosecha de cereales en 2001, afectada por per�odos de sequ�a, graves inundaciones y la interrupci�n de las actividades agr�colas en algunas regiones. En Zimbabwe, la producci�n de ma�z ha disminuido considerablemente. En Malawi, graves inundaciones han afectado negativamente a la producci�n y en Mozambique, a pesar de que la producci�n de cereales ha sido mayor este a�o, las provincias del sur experimentan dificultades alimentarias. En Angola, la situaci�n alimentaria sigue siendo extremadamente cr�tica para un n�mero creciente de personas desplazadas dentro del pa�s.
26. En el Cercano Oriente y �frica del Norte, tres a�os consecutivos de sequ�a y una pluviosidad inferior a la normal han reducido severamente la producci�n alimentaria, siendo especialmente graves las situaciones del Afganist�n, Jordania, la Rep�blica Isl�mica de Ir�n, el Iraq y Siria. En el Afganist�n, tres a�os consecutivos de sequ�a unidos a disturbios civiles han dado lugar a una crisis alimentaria muy grave. En �frica del Norte, se prev� que la producci�n total de cereales ser� inferior a la media, debido a la pluviosidad insuficiente en muchas zonas de Argelia, Marruecos y T�nez. La situaci�n de la seguridad alimentaria en la franja de Gaza y en la ribera occidental se ha deteriorado gravemente por el cierre intensificado de la frontera unido a una mayor incidencia de los problemas de nutrici�n y salud que afectan especialmente a los j�venes y a los sectores de la poblaci�n m�s vulnerables.
27. En Asia, las condiciones meteorol�gicas adversas han planteado una amenaza grave a la situaci�n de la seguridad alimentaria en varios pa�ses. En la Rep�blica Democr�tica Popular de Corea, la situaci�n del suministro de alimentos sigue siendo precaria. En Mongolia dos inviernos muy fr�os consecutivos han decimado los medios de subsistencia de los pastores n�madas y peque�os agricultores. En el Pakist�n y en la India, una sequ�a severa seguida de unas inundaciones torrenciales devastadoras, han afectado a la producci�n de cereales y ganado. No obstante, las amplias existencias alimentarias nacionales deber�n colmar el d�ficit de la producci�n de cereales de este a�o.
28. En Am�rica Latina y el Caribe, aproximadamente un mill�n de personas reciben ayuda alimentaria para hacer frente a la situaci�n causada por condiciones meteorol�gicas adversas, terremotos y problemas econ�micos. Una sucesi�n de per�odos de sequ�a recurrentes y los terremotos recientes han impedido que Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala se recuperen de los de los efectos devastadores del hurac�n Mitch acaecido en octubre de 1998. En Colombia es motivo de grave preocupaci�n la crisis humanitaria de poblaciones desplazadas dentro del pa�s debido a la escalada de los disturbios civiles.
29. En la CEI, los disturbios civiles de Chechenia han provocado el desplazamiento de miles de personas. El sector agr�cola ha sufrido da�os graves. En otros lugares de la CEI, la sequ�a, unida a problemas estructurales y a la falta de acceso a insumos agr�colas suficientes, ha causado una reducci�n aguda de la producci�n agr�cola en los �ltimos dos a�os. Esta situaci�n ha afectado especialmente a Tayikist�n, Uzbekist�n y Armenia, que se enfrentan a una grave escasez de alimentos.
30. La producci�n mundial de pescado, mariscos y otros animales acu�ticos aument� de 118 millones de toneladas en 1998 a 126 millones en 1999, el �ltimo a�o para el que se dispone de informaci�n completa. El valor total de la producci�n pesquera creci� un 7 por ciento el total estimado en 125 000 millones de d�lares EE.UU. La producci�n de la pesca de captura ascendi� a 92,9 millones de toneladas, un 7 por ciento m�s que en 1998, aunque aproximadamente 1 mill�n de toneladas menos que los valores m�ximos alcanzados en 1996 y 1997. La acuicultura aument� en 2,5 millones de toneladas para registrar un total de 33,3 millones de toneladas en 1999.
Cuadro. Producci�n pesquera mundial
1994 |
1995 |
1996 |
1997 |
1998 |
1999 |
|
(..........millones de toneladas........) |
||||||
Capturas marinas | 84,9 | 84,6 | 86,1 | 86,3 | 79,0 | 84,6 |
Capturas en aguas continentales | 6,7 | 7,3 | 7,4 | 7,5 | 7,9 | 8,3 |
Capturas totales | 91,6 | 91,9 | 93,5 | 93,8 | 86,9 | 92,9 |
Acuicultura marina | 8,7 | 10,5 | 10,9 | 11,2 | 12,1 | 13,3 |
Acuicultura en aguas continentales | 12,1 | 14,0 | 16,0 | 17,5 | 18,7 | 20,0 |
Acuicultura total | 20,8 | 24,5 | 26,9 | 28,7 | 30,8 | 33,3 |
Producci�n total | 112,4 | 116,4 | 120,3 | 122,5 | 117,7 | 126,2 |
Fuente: FAO, Anuario de estad�sticas de pesca, vol. 88/1 y 2.
31. El aumento en la pesca de captura tuvo lugar cuando las poblaciones de peces del sureste del Pac�fico se recuperaron de los efectos del fen�meno atmosf�rico de El Ni�o de 1997/1998. La producci�n de la acuicultura, tanto en aguas continentales como marinas, continu� creciendo en 1999. Adem�s, las pesquer�as mundiales produjeron 10,7 millones de toneladas de algas marinas (peso en h�medo), la mayor parte de ellas a partir de pr�cticas basadas en el cultivo.
32. Los c�lculos preliminares para el a�o 2000 se�alan un ligero crecimiento en la producci�n total; la mayor parte del aumento tiene su origen en la acuicultura, mientras que la pesca de captura permanece m�s o menos en los mismos niveles de 1999.
33. En 1999, m�s de las tres cuartas partes -es decir, 97 millones de toneladas- de la producci�n pesquera mundial se utilizaron para el consumo humano directo, y se estima en 16,3 kg el suministro de pescado per c�pita (equivalente al peso en vivo).
Cuadro. Suministro de pescado per c�pita
1994 |
1995 |
1996 |
1997 |
1998 |
1999 |
|
(...................kg.....................) |
||||||
Suministro per c�pita | 14,3 |
15,3 |
15,8 |
16,1 |
15,9 |
16,3 |
Fuente: FAO FIDI.
34. En 1999, se destinaron unos 29,0 millones de toneladas de pescado para su transformaci�n en harinas y aceites, 5,4 millones de toneladas m�s que el a�o anterior.
35. En 1999, las exportaciones internacionales (en el equivalente de peso en vivo) de pescado y productos pesqueros (excluyendo las algas), comercializados ambos como productos alimenticios de consumo humano y forrajeros, se aproximaron a los 43 millones de toneladas -un aumento del 11 por ciento en comparaci�n con el a�o anterior-. Las exportaciones de pescado y productos pesqueros ascendieron a 52 900 millones de d�lares EE.UU., lo que representa un aumento del 3,3 por ciento en valores actuales con respecto a 1998.
36. La mayor parte de las exportaciones de pescado se destinaron a los pa�ses desarrollados, que acapararon el 85 por ciento del valor total de las importaciones. Las exportaciones netas de pescado de los pa�ses en desarrollo se han estabilizado actualmente a un valor comprendido entre 16 000 y 17 000 millones de d�lares EE.UU. al a�o, lo que supone una fuente importante de ingresos en divisas.
37. Los datos preliminares para el a�o 2000 indican un aumento de las importaciones mundiales de pescado y productos pesqueros. Las importaciones efectuadas por Jap�n, los Estados Unidos y la Uni�n Europea aumentaron el 6, el 12 y el 9 por ciento, respectivamente, con respecto a 1999.
38. En 1999, los mercados mundiales de productos forestales se recuperaron ligeramente, debido al fuerte crecimiento experimentado por los pa�ses desarrollados y al inicio de la recuperaci�n econ�mica en Asia. En general, la producci�n mundial de madera rolliza aument� un 1,5 por ciento hasta alcanzar los 3 275 millones de metros3, con incrementos del 0,9 por ciento y 2,6 por ciento en los pa�ses en desarrollo y desarrollados, respectivamente. La producci�n de madera rolliza industrial (que excluye el uso de madera como combustible) represent� aproximadamente el 47 por ciento de la producci�n total de madera rolliza y aument� un 1,4 por ascendiendo a 1 525 millones de m3. La producci�n de los pa�ses desarrollados aument� un 2,4 por ciento alcanzando un total de 1 117 millones m3, mientras que la de los pa�ses en desarrollo disminuy� de 413 a 409 millones m3.
Producci�n mundial de productos forestales, 1995-1999
A�o | 1995 | 1996 | 1997 | 1998 | 1999 |
TOTAL DE MADERA ROLLIZA (millones m3) | 3213 | 3217 | 3291 | 3226 | 3275 |
Pa�ses en desarrollo | 1945 |
1976 |
1996 |
1976 |
1993 |
Pa�ses desarrollados | 1268 |
1241 |
1295 |
1250 |
1282 |
TOTAL DE PRODUCTOS DE MADERA MACIZA (millones m3) | 572 | 578 | 587 | 574 | 592 |
Pa�ses en desarrollo | 155 |
157 |
153 |
133 |
135 |
Pa�ses desarrollados | 417 |
421 |
434 |
441 |
457 |
TOTAL DE PASTA Y PAPEL (millones de t) | 443 | 439 | 462 | 461 | 480 |
Pa�ses en desarrollo | 78 |
83 |
88 |
88 |
98 |
Pa�ses desarrollados | 365 |
356 |
374 |
373 |
382 |
Fuente: FAO
39. La producci�n mundial de productos de madera maciza (paneles a base de madera y madera aserrada) tambi�n aument� en 1999 en un 3,2 por ciento alcanzando un volumen de 590 millones m3. La producci�n de madera aserrada creci� un 3,1 por ciento, a 430 millones m3, mientras que la de paneles a base de madera aument� un 3,5 por ciento, a 160 millones m3. Una vez m�s, los pa�ses desarrollados encabezaron el aumento de la producci�n. La producci�n de pasta y papel aument� un 4,2 por ciento totalizando los 480 millones de toneladas. Sin embargo, la recuperaci�n se debi� principalmente a los pa�ses en desarrollo, cuya producci�n aument� el 11,2 por ciento hasta algo menos de 100 millones de toneladas, mientras que, en los pa�ses desarrollados, el aumento s�lo fue del 2,6 por ciento, a 380 millones de toneladas.
40. El comercio mundial de productos forestales tambi�n se recuper� de los malos rendimientos del a�o anterior. En 1999, las exportaciones aumentaron en todas las regiones dentro del sector de la madera maciza, pero se estancaron en los de la pasta y el papel. El valor de las exportaciones mundiales de madera rolliza industrial aument� un 10 por ciento ascendiendo a 7 200 millones de d�lares EE.UU. Las exportaciones de los pa�ses en desarrollo crecieron en un 12,4 por ciento en 1999, a 2 100 millones de d�lares EE.UU., mientras que las exportaciones de los pa�ses desarrollados aumentaron un 8,8 por ciento superando los 5 000 millones de d�lares EE.UU. Estos niveles de exportaci�n continuaron siendo muy inferiores a los promedios de a�os anteriores.
Exportaciones mundiales de productos forestales, 1995-1999
A�o | 1995 | 1996 | 1997 | 1998 | 1999 |
TOTAL (miles de millones de $EE.UU. | 143 | 130 | 131 | 126 | 130 |
Pa�ses en desarrollo | 24 |
23 |
23 |
20 |
21 |
Pa�ses desarrollados | 119 |
107 |
108 |
106 |
109 |
TOTAL DE MADERA ROLLIZA INDUSTRIAL (miles de millones de $EE.UU.) | 9,1 | 8,2 | 7,7 | 6,5 | 7,1 |
Pa�ses en desarrollo | 3,1 |
2,8 |
2,6 |
1,9 |
2,1 |
Pa�ses desarrollados | 6,0 |
5,4 |
5,1 |
4,6 |
5,0 |
TOTAL DE PASTA, PAPEL Y PRODUCTOS DE MADERA MACIZA (miles de millones de $EE.UU.) | 134 | 122 | 123 | 120 | 123 |
Pa�ses en desarrollo | 21 |
20 |
20 |
18 |
19 |
Pa�ses desarrollados | 113 |
102 |
103 |
102 |
104 |
41. Las exportaciones de madera aserrada aumentaron un 6,8 por ciento al alcanzar un volumen de 23 700 millones de d�lares EE.UU. Las exportaciones de los pa�ses desarrollados crecieron en un 7,9 por ciento ascendiendo a 20 600 millones de d�lares EE.UU. y constituyeron la pr�ctica totalidad de este crecimiento. Por el contrario, las exportaciones de los pa�ses en desarrollo s�lo se incrementaron un 0,3 por ciento. En el sector de los paneles a base de madera, se dio la situaci�n opuesta. Las exportaciones se incrementaron en general un 11,9 por ciento totalizando 17 600 millones de d�lares EE.UU. y el aumento se debi� sobre todo a los pa�ses en desarrollo. Las exportaciones de pa�ses en desarrollo crecieron un 25,2 por ciento hasta alcanzar los 6 500 millones de d�lares EE.UU., mientras que las de los pa�ses desarrollados s�lo aumentaron un 5,3 por ciento. Buena parte de este crecimiento se debi� a la recuperaci�n de las econom�as del sureste asi�tico, como las de Indonesia y Malasia.
42. En 1999, las exportaciones de pasta de madera, papel y cart�n totalizaron m�s de 81 000 millones de d�lares EE.UU. totalizando el mismo nivel que el a�o anterior. Esta situaci�n de crecimiento cero se dio tanto en los pa�ses desarrollados como en los pa�ses en desarrollo. El volumen de exportaciones aument� ligeramente en 1999, pero el valor de las mismas no cambi� debido a una ligera disminuci�n de los precios.
43. La FAO calcula que, en 1997-99, hab�a en el mundo 815 millones de personas que padec�an subnutrici�n o inseguridad alimentaria cr�nica. Asimismo, la OMS informa del enorme alcance de las deficiencias en micronutrientes:
44. Unos 150 millones de ni�os menores de cinco a�os sufren de malnutrici�n proteinocal�rica; la situaci�n es particularmente grave en el �frica subsahariana y el sur de Asia.
45. En los pa�ses en desarrollo, aproximadamente el 11 por ciento, esto es, un total de 13,7 millones de reci�n nacidos, sufren de retardo en el crecimiento intrauterino, lo que indica una mala alimentaci�n generalizada entre las mujeres embarazadas. Un peso bajo al nacer constituye un riesgo elevado de morbilidad y mortalidad elevadas durante la infancia y en la edad adulta, adem�s de una reducci�n de la capacidad de trabajo y la fortaleza.
46. Las mejoras alcanzadas durante los �ltimos 20 a�os en la malnutrici�n proteinocal�rica entre lactantes y ni�os peque�os han sido muy desiguales. En t�rminos generales, el n�mero de ni�os que sufren malnutrici�n proteinocal�rica en los pa�ses en desarrollo ha disminuido en s�lo 26,1 millones, o un 10,7 por ciento, entre 1980 y 2000.
Fuente: OMS
47. Cada vez hay m�s publicaciones que sugieren la existencia de una relaci�n positiva e importante entre nutrici�n y resultados econ�micos. Por ejemplo, un estudio realizado sobre Sierra Leona se�ala que un incremento medio del 50 por ciento en el equivalente de calor�as por consumidor hace aumentar la producci�n agr�cola un 16,5 por ciento, es decir, 379 kilogramos, siendo mayor la respuesta de productividad en los niveles iniciales m�s bajos de ingesta de calor�as. Un estudio sobre Rwanda revel� que las personas mal alimentadas han de elegir actividades que sean f�sicamente menos exigentes, por lo que se les paga peor.
48. Tambi�n se reconoce cada vez m�s la funci�n de los micronutrientes en el estado nutricional de las personas. En los adultos, la carencia de hierro repercute negativamente en la capacidad y productividad laboral. La carencia de yodo durante el embarazo afecta negativamente al crecimiento y desarrollo mental del ni�o y, en los casos m�s extremos, produce el cretinismo.
49. El consumo insuficiente de prote�nas y calor�as y las carencias de micronutrientes esenciales como el yodo, la vitamina A y el hierro, tambi�n constituyen factores decisivos en la morbilidad y mortalidad de ni�os y adultos. En los pa�ses en desarrollo, un asombroso 55 por ciento de los cerca de 12 millones de fallecimientos anuales de ni�os de menos de cinco a�os est� relacionado con la desnutrici�n.
50. Las carencias de micronutrientes tambi�n contribuyen en gran medida al aumento de las enfermedades. La carencia de hierro favorece la malaria, las infestaciones intestinales parasitarias y las infecciones cr�nicas. La carencia cr�nica de yodo causa el bocio en adultos y ni�os, adem�s de repercutir en la salud mental. Un informe de Naciones Unidas establece que las mejoras en los niveles de vitamina A han provocado una reducci�n del 23 por ciento de la mortalidad en ni�os de 1 a 5 a�os.
51. Pruebas emp�ricas demuestran que en la primera infancia la nutrici�n desempe�a un papel fundamental en el rendimiento cognitivo, la capacidad de aprendizaje y, en �ltima instancia, el bienestar familiar. En concreto, los estudios realizados han demostrado que:
52. Los ni�os son m�s vulnerables a la desnutrici�n cuando se encuentran en el �tero y antes de cumplir los tres a�os, puesto que el ritmo del crecimiento es m�s r�pido y dependen m�s del cuidado de los dem�s. Sin embargo, las intervenciones en materia de nutrici�n, entre ni�os en edad escolar, como los programas de alimentaci�n en escuelas, tambi�n son importantes para reforzar la capacidad de aprendizaje.
53. Los efectos de la nutrici�n en la productividad laboral, la salud y la educaci�n redundan en unos mayores niveles de crecimiento econ�mico general. Un estudio reciente de la FAO indica que la nutrici�n influye positivamente en el crecimiento econ�mico, directamente por su repercusi�n en la productividad laboral e, indirectamente, por la mejora en la esperanza de vida4. Los resultados indican que si el consumo per c�pita de calor�as aumentara a 2 770 kilocalor�as al d�a en pa�ses en los que es inferior a ese valor, se obtendr�a un incremento del �ndice de crecimiento del PIB per c�pita de entre 0,34 y 1,48 puntos porcentuales al a�o. Una nutrici�n mejor influye en el crecimiento econ�mico directamente por su repercusi�n en la productividad laboral e, indirectamente, por la mejora en la esperanza de vida.
54. El premio Nobel Robert Fogel lleg� a la conclusi�n de que las reducciones en la incidencia de enfermedades infecciosas, junto con los cambios en la composici�n de la dieta, en la indumentaria y la vivienda favorecieron la eficiencia con la que el aporte energ�tico de los alimentos se transforma en productividad laboral5. Muchas de estas mejoras termodin�micas y fisiol�gicas provienen de inversiones en el sector p�blico que se remontan un siglo. En el caso de Gran Breta�a, Fogel demuestra que una combinaci�n de incrementos en el �ndice de participaci�n de la fuerza laboral, la disponibilidad de calor�as para el consumo por parte de los trabajadores, y en la eficiencia termodin�mica ocasionaron un aumento anual del 0,5 por ciento en los ingresos per c�pita, es decir, la mitad del �ndice de crecimiento anual brit�nico, entre 1790 y 1980.
55. La nutrici�n es parte integrante de la satisfacci�n de las "necesidades b�sicas" y se considera un derecho humano. Pero la nutrici�n tambi�n se contempla cada vez m�s como una inversi�n en capital humano que mejora el producto y el rendimiento de las inversiones en asistencia sanitaria y educativa. Por estos motivos, se ha determinado que las intervenciones en materia de nutrici�n repercuten positivamente en el bienestar y crecimiento econ�micos. En conjunto, estas conclusiones constituyen una prueba fehaciente de que la inversi�n p�blica en nutrici�n deber�a ser una prioridad esencial para los pa�ses en desarrollo.
56. Las negociaciones para la continuaci�n del proceso de reformas en virtud del Art�culo 20 del Acuerdo sobre la Agricultura de la OMC, puesto en marcha en febrero de 2000, se encuentran ya en una fase bastante avanzada. La cuarta Conferencia Ministerial de la OMC que se celebrar� en Doha, Qatar, decidir� en noviembre de 2001 si va a iniciarse una ronda completa de negociaciones multilaterales. En cualquier caso, las negociaciones sobre agricultura han de continuar como se contempla en el Art�culo 20 del Acuerdo sobre la Agricultura.
57. Hasta el momento, se ha presentado un total de 44 propuestas de negociaci�n, respaldadas por 125 pa�ses, bien individualmente o bien en grupos. Las propuestas tratan toda la gama de cuestiones asignadas a las negociaciones, incluidos los tres pilares del Acuerdo sobre la Agricultura -acceso al mercado, ayuda interna y competencia de las exportaciones, adem�s de las cuestiones intersectoriales del tratamiento especial y diferencial para diversos grupos de pa�ses y las preocupaciones no comerciales, que engloban desde la seguridad alimentaria hasta el bienestar de los animales.
58. La mayor�a de las propuestas sobre el acceso al mercado exigen alg�n tipo de reducci�n arancelaria. Sin embargo, difieren notablemente en la rapidez de aplicaci�n y la cuant�a de los recortes previstos. Muchas propuestas de pa�ses en desarrollo argumentan que la introducci�n de nuevas reducciones arancelarias por su parte s�lo ser� aceptable si se aplican disciplinas significativas en materia de las ayudas internas y las subvenciones a la exportaci�n de los pa�ses desarrollados.
59. Algunas propuestas recomiendan que se otorgue una consideraci�n especial a los productos "sensibles". Cuando est�n elaborados, estos productos sensibles suelen relacionarse con preocupaciones b�sicas de la seguridad alimentaria, no s�lo de los pa�ses en desarrollo, sino tambi�n de los desarrollados.
60. La mayor�a de las propuestas sobre contingentes arancelarios piden un aumento en el volumen de los contingentes y reducciones de los aranceles aplicables dentro y fuera del contingente. Reconociendo que los m�todos de administraci�n de los contingentes arancelarios pueden afectar a las tasas de utilizaci�n, algunas propuestas piden mejoras para garantizar que las medidas administrativas no se utilicen como un medio de bloquear el acceso al mercado.
61. Una serie de propuestas han tratado la cuesti�n de la salvaguardia agr�cola especial, bien para sugerir que �sta se elimine y/o se extienda a los pa�ses en desarrollo, o bien para que contin�e y se aplique tambi�n a otros productos b�sicos sensibles.
62. Una cuesti�n de preocupaci�n para muchos pa�ses en desarrollo en el sector del acceso al mercado es la relacionada con la reducci�n de las preferencias que se disfrutan actualmente en diversos programas, incluidos, entre otros, el Sistema Generalizado de Preferencias, los acuerdos de la UE con los miembros del grupo ACP de �frica, del Caribe y del Pac�fico, y las preferencias estadounidenses por el Caribe, adem�s de otros exportadores de az�car. Algunas propuestas sobre aranceles y contingentes arancelarios han recalcado la necesidad de garantizar que estas relaciones comerciales tradicionales no se vean perjudicadas.
63. Aunque el Acuerdo sobre la Agricultura reconoce que la pol�tica interna puede distorsionar el comercio y, por tanto, ha de controlarse, est� demostrado que es dif�cil encontrar medidas operacionalmente eficaces y aceptables desde el punto de vista pol�tico para hacerlo.
64. La mayor�a de las propuestas sobre ayuda interna contemplan una distinci�n entre pol�ticas que distorsionan el comercio y las que se consideran de efectos nulos o m�nimos en la producci�n y el comercio. Algunas propuestas reclaman el endurecimiento de los criterios para las exenciones denominadas de "compartimento verde", con el fin de garantizar que dichas pol�ticas distorsionen, de hecho, el comercio lo menos posible. Otras reivindican ampliar los criterios del compartimento verde para asegurar que todos los pa�ses dispongan de la flexibilidad normativa necesaria para atender sus preocupaciones no comerciales. En lo que respecta a la exenci�n para ayudas suministradas en el �mbito de programas que limitan la producci�n -el "compartimento azul"-, algunas propuestas alegan que se trataba de una medida transitoria y recomiendan retirarla paulatinamente. Algunas propuestas se�alan que las pol�ticas del compartimento azul distorsionan el comercio menos que otras y defienden que constituyen una limitaci�n importante de las ayudas internas y que han de conservarse.
65. La mayor�a de las propuestas reclama un endurecimiento de las disciplinas en las pol�ticas no exentas de "compartimento �mbar". Estas pol�ticas se incluyen en la medida global de la ayuda (MGA) y est�n sujetas a los compromisos de reducci�n. La mayor parte de las propuestas aboga por m�s reducciones en la MGA, mientras que otras defienden limitar en general el apoyo no exento que puede proporcionarse.
66. Varias propuestas recomiendan que se mantenga el marco actual de los compartimentos �mbar, azul y verde, as� como las disciplinas y reglas generales que se aplican a ellos. Aunque estos pa�ses est�n dispuestos a debatir sobre disciplinas concretas, buscan una mayor flexibilidad en la adopci�n de medidas de ayuda interna para apoyar los aspectos no comerciales de la agricultura.
67. La mayor�a de las propuestas admiten que deber�an prohibirse las subvenciones directas a la exportaci�n, aunque difieren en cuanto a la rapidez con que ellos eliminar�an esas subvenciones. La mayor parte de las propuestas tambi�n conviene en que la ayuda alimentaria deber�a suministrarse de un modo que evitara trastornos en los mercados locales o el desplazamiento del comercio normal. Las propuestas que se refieren a los exportadores comerciales estatales suelen abogar por medidas para mejorar la transparencia y previsibilidad de sus actividades, como exigir la notificaci�n de las transacciones a la OMC, incluidos los precios y los vol�menes del comercio.
68. Muchas propuestas se refieren a preocupaciones relativas a la seguridad alimentaria y piden en general una mayor flexibilidad para los pa�ses en desarrollo en los sectores de la ayuda interna y el acceso al mercado, con el fin de facilitar el desarrollo de su potencial productivo agr�cola.
69. Algunas propuestas reclaman la mejora de la eficacia operativa de la Decisi�n de Marrakesh sobre Medidas relativas a los posibles efectos negativos del programa de reforma en los pa�ses menos adelantados y en los pa�ses en desarrollo importadores netos de alimentos. Una propuesta concreta al respecto contempla la creaci�n de un Fondo Rotatorio que i) garantizar�a que se facilitara una financiaci�n adecuada en condiciones favorables a los pa�ses menos adelantados y los pa�ses en desarrollo importadores netos de alimentos en �pocas de precios altos en el mercado mundial, y que ii) proporcionara asistencia t�cnica y econ�mica a los citados grupos de pa�ses para proyectos espec�ficos relacionados con la mejora de la productividad agr�cola y la correspondiente infraestructura.
70. De acuerdo con el mandato de la Cumbre Mundial sobre la Alimentaci�n de 1996, la Secretar�a de la FAO ha intensificado su apoyo a los Estados Miembros en las negociaciones sobre agricultura. Este apoyo se canaliza mediante informaci�n y bases de datos, estudios anal�ticos y consultas de expertos, y actividades de capacitaci�n. A petici�n de los miembros del Comit� de Agricultura de la OMC, la FAO tambi�n est� realizando estudios con el fin de aclarar la viabilidad de la propuesta de Fondo Rotatorio.
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1 Para m�s informaci�n, v�anse las secciones pertinentes de la secci�n An�lisis por regiones de El estado mundial de la agricultura y la alimentaci�n 2001.
2 En los informes Perspectivas alimentarias, que publica la FAO cada dos meses se encontrar� informaci�n actualizada sobre el mercado, incluyendo las �ltimas previsiones de la FAO para 2001/02.
3 V�ase el Estado mundial de la agricultura y la alimentaci�n 2001 para un tratamiento m�s detallado de este tema, adem�s de referencias.
4 FAO. 2000. Undernoursihment and economic growth: the efficiency cost of hunger, de J. Arcand. Estudio FAO Desarrollo Econ�mico y Social N� 147. Roma.
5 R. Fogel. 1994. Economic growth, population theory and physiology: the bearing of long-term processes on the making of economic policy. American Economic Rewiew, 84(3):369-95.
6 V�ase el Estado mundial de la agricultura y la alimentaci�n 2001 para un tratamiento m�s detallado de este tema, adem�s de referencias.