MOLDOVA (6 de febrero)
La superficie sembrada de cereales de invierno, principalmente trigo y cebada, se estima en 313 000 hectáreas, es decir alrededor de 184 000 hectáreas menos que las previstas inicialmente. A pesar de las condiciones meteorológicas favorables, los agricultores no tuvieron suficiente acceso a semillas, maquinaria, combustibles y fertilizantes, después de la mala cosecha del año anterior, la peor de que se tenga memoria. Las esperanzas están puestas en las cosechas de primavera, que son muy susceptibles a las precipitaciones y temperaturas de la primavera y el verano. La cosecha de trigo del año pasado se estimó en 102 000 toneladas, frente al volumen de casi 1,2 millones de toneladas del año anterior, mientras que la de cebada se redujo, pasando de 256 000 toneladas a sólo 48 000 toneladas. La cosecha de maíz sembrada a finales de la primavera y comienzos del verano del año pasado produjo más de 1,5 millones de toneladas, frente al volumen de 1 190 000 toneladas recogidas en 2002, considerada una cosecha sin precedentes.