FAO DOCUMENTO TECNICO DE PESCA 262 Pesca fluvial |
por
R.L. Welcomme
Jefe del Servicio de Recursos Acuáticos Continentales
y Acuicultura
Dirección de Recursos y Ambientes Pesqueros
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M-42
ISBN 92-5-302299-X
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ORGANIZACION DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA AGRICULTURA Y LA ALIMENTACION Roma, 1992
© FAO 1992
Este documento técnico presenta una actualización y ampliación del material ya publicado independientemente de la FAO en “Fisheries Ecology of Floodplain Rivers” (Longman, 1979). Está concebido como resumen general de los conocimientos actuales sobre la base de las publicaciones sobre todos los aspectos de la pesca fluvial, desde el entorno físico y biológico en que se realizan las actividades pesqueras hasta la ordenación de las mismas. Se dirige pues no sólo a los estudiantes, científicos y administradores que trabajan en el sector pesquero, sino también a los biólogos, ecologistas y geógrafos que se interesan por organismos acuáticos distintos de los peces y por los aspectos más generales del desarrollo y la explotación de los recursos naturales.
El dibujo de la cubierta muestra una porción del llano inundable del río Magdalena e ilustra la complejidad del sistema acuático de algunas zonas de anegamiento.
Distribución:
Departamento de Pesca de la FAO
Oficinas Regionales de Pesca de la FAO
CPCA
COPESCAL
CAEPC
Welcome, R.L. Pesca fluvial FAO Documento Técnico de Pesca. No. 262. Roma, FAO. 1992.303 p. |
RESUMEN |
Por todas las tierras del globo, excepto las más áridas, corren río formando cauces que obedecen a
leyes físicas, las cuales les imponen ciertas formas. La forma ideal rara vez se encuentra en la práctica,
y es una meta a la que tiende el proceso geográfico. En general, un río puede dividirse en dos zonas
principales: el ritrón abrupto y rápido en el curso alto y el potamón pausado y llano en la parte baja.
Aunque las condiciones dentro de un sistema determinado varían mucho a lo largo del curso fluvial, las
diferencias son mucho menores entre sectores análogos de distintos ríos, incluso de un continente a otro
y en latitudes diversas. Todos los continentes tienen una serie de grandes sistemas fluviales que consisten
no sólo en los cauces de los ríos sino también en los cenagales y los lagos asociados a ellos y las tierras
por ellos inundadas estacionalmente. |
Casi todos los ríos están muy condicionados por el régimen de precipitaciones en sus cuencas. Las
diferencias en la intensidad de las lluvias a lo largo del año dan lugar a una ola de crecidas que se
incrementa aguas abajo en la mayoría de los ríos (ríos de crecida), aunque ciertas circunstancias
geográficas pueden distribuir la descarga de manera más uniforme a lo largo del año en algunos sistemas
fluviales (ríos de embalse o de caudal constante). El número de estos últimos ríos va en aumento, gracias
a la regulación de la corriente y a la construcción de presas. Si bien la naturaleza básica del río está
determinada por las rocas sobre las que corre, el régimen de crecidas modifica estacionalmente las
condiciones físicas y químicas dentro de él, en particular en los trópicos. En latitudes más altas, otras
características del clima, tales como la acción del sol o la temperatura del aire, ejercen una influencia
mayor. |
Los cambios estacionales en el caudal, las concentraciones de nutrientes, el pH, la temperatura y el
oxígeno disuelto influyen a su vez sobre la composición y la abundancia de la flora y de la fauna fluviales.
Estos cambios son particularmente acusados en las llanuras inundables próximas a los grandes ríos,
cuando el agua de las crecidas sumerge extensas porciones de terreno contiguas a los cauces
principales. Este aumento del espacio vital, junto con la puesta en circulación de nutrientes por obra del
anegamiento del suelo, produce un empuje anual de la productividad primaria al que sigue inmediatamente
una expansión en la biomasa de las comunidades animales. |
El número de especies de peces que habitan en los ríos es función del tamaño del río: las grandes
cuencas como la del Amazonas tienen bastante más de 1000 especies. Cada especie está muy adaptada
a las condiciones propias del sector fluvial en el que vive. Tales adaptaciones son no sólo morfológicas
sino también de conducta, y algunas especies han llegado a practicar extensas migraciones para evitas
unas condiciones adversas o con miras a la procreación y la alimentación. En ocasiones, se han
desarrollado también complejos mecanismos de procreación. |
Otras características de la biología de los peces están vinculadas a los ciclos hidrológicos en el interior
del río. Así, el desove en la mayoría de las especies coincide con las épocas de crecida, cuando la
abundancia de espacio vital y de alimento ofrece las mejores condiciones para la supervivencia y el
crecimiento de los alevines. La influencia de estos factores es tal que en años de inundaciones intensas
la supervivencia y el crecimiento mejoran hasta tal punto que la biomasa total de peces se eleva y se
produce una fuerte generación anual con efectos sobre los años siguientes. En los ríos de embalse y en
el ritrón, las diferencias estacionales y de un año a otro no son tan marcadas. |
Las comunidades de peces en los ríos constituyen la base para la industria de la pesca, que se realiza
con medios muy diversos. La intensidad de la pesca depende también de las estaciones, y es función de
las variaciones de temperatura o de las crecidas. Al variar en abundancia las poblaciones de peces según
las fluctuaciones en la fuerza de las crecidas, las capturas varían correlativamente, de manera que a años
de crecidas particularmente intensas siguen años de capturas elevadas. Las comunidades de peces
responden de varias maneras a la acentuación de la presión pesquera. En general, las capturas en los
ríos que tienen poblaciones de peces sencillas siguen una curva típica de rendimiento, mientras que
cuando las comunidades son complejas se alcanza cierto nivel de capturas que puede persistir pese a
una serie de esfuerzos. Este nivel estacionario oculta cambios en la composición de las poblaciones de
peces, pasando de las formas grandes y de lento crecimiento a las pequeñas y de crecimiento rápido. |
Los ríos y sus cuencas se utilizan con muchos fines aparte de la pesca. Muchas de estas utilizaciones
modifican la calidad y la cantidad del agua del sistema, con las consiguientes repercusiones negativas
sobre las poblaciones de peces. Es por consiguiente cada vez más importante la ordenación de los ríos
en función de la pesca, a medida que aumenta la intensidad de su uso. Las propias actividades de pesca
deben ser reguladas, ya sea por intervenciones directas sobre los recursos pesqueros o mediante
medidas legislativas o económicas dirigidas a los pescadores. A medida que se acentúa la modificación
del río, son menos viables las capturas de peces que se realizaban originalmente. Aunque los cursos de
agua sigan proporcionando alimentos y sirviendo de marco para actividades recreativas, la orientación
principal del desarrollo apunta hacia actividades de sustitución tales como la acuicultura en las llanuras
antaño anegables o la creación de nuevos espacios de pesca en los embalses situados en el cauce
principal. |
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