Por el PERSONAL DE LA DIRECCION DE SILVICULTURA PRODUCTOS FORESTALES DE LA FAO
El Primer Congreso Mundial de Silvicultura fué celebrado en Roma en 1926, el Segundo en Budapest en 1936, y el Tercero proyectado con el Gobierno de Finlandia para 1940, con Helsinki como su sede. Sobrevino, sin embargo, 10 guerra, y resultó necesario postergar la proyectada asamblea. Es un augurio feliz que el pacífico ejercicio de la silvicultura a largo alcance pudiera reanudarse, después de ser interrumpido por una actividad tan destructiva y rápida como la guerra, y que el Gobierno de Finlandia nuevamente se mostró dispuesto a extender su hospitalidad para una reunión de los silvicultores del mundo. La Conferencia Anual de la FAO, en su sesión celebrada en Ginebra en 1947, aceptó complacida la proposición de Finlandia de que Helsinki fuera la sede del Tercer Congreso Mundial de Silvicultura.
Los trabajos preparatorios de la Comisión Organizadora establecida por el Gobierno de Finlandia fueron verdaderamente dignos de mención, y los resultados serán recordados con agradecimiento por todos los que asistieron al Congreso. El Profesor Saari, Presidente de la Comisión Organizadora, el Sr. Leppo, su Secretario General, y los miembros de la Comisión son acreedores de felicitaciones por su magnifica obra.¹
¹ La lista de los funcionarios del Tercer Congreso Mundial de Silvicultura figura en la cubierta final de este número de UNASYLVA.
Los Congresos Mundiales de Silvicultura han dado oportunidad a los silvicultores de todas partes del mundo, quienes han concurrido canto especialistas y peritos individuales a exponer sus convicciones y experiencia, a cambiar impresiones e ideas y a ampliar sus horizontes mediante la exposición en proporciones mundiales de sus problemas comunes o distintos. En eso descansan el valor y la utilidad de los Congresos.
LA Organización de Agricultura y Alimentación de las Naciones Unidas tiene una deuda de gratitud hacia el Gobierno de Finlandia por su buena voluntad de tomar bajo su responsabilidad la dificultosa tarea de organizar el Congreso. Ningún país pudo haber dado a sus participantes más cordial y generosa bienvenida. En su discurso en la segunda asamblea plenaria, el Director de la Dirección de Silvicultura y Productos Forestales de la FAO expuso la importancia que tienen las deliberaciones del Congreso para la labor de la FAO, y el presente artículo examina los resultados del Congreso con el propósito de ver si en el campo forestal y en el de la utilización de la madera considerados ambos separadamente y como un todo, han surgido tendencias y principios que podrían orientar y ayudar en la formulación de políticas nacionales, regionales o internacionales.
El Congreso alcanzó importantes y significativos resultados después de vencer ciertas dificultades, las cuales, aunque posiblemente inherentes al carácter de tales asambleas y como tales inevitables! constituyeron obstáculos.
Una dificultad de orden menor fué el punto referente al lenguaje. Un hecho expresado con un término técnico por un experto cualquiera en su propio idioma a menudo tenía un sentido completamente diferente cuando era traducido al inglés o al francés, las dos lenguas oficiales del Congreso, sin hablar de las dificultades de expresar exactamente la misma idea ano en estas dos lenguas.
Esta dificultad fué formalmente reconocida por el Congreso al recomendar éste la preparación de un diccionario forestal en los idiomas más importantes del mundo. Tal diccionario no solamente contendría la traducción de los términos sino que también daría la definición precisa de los más comúnmente usados en la silvicultura y de las frases más importantes del vocabulario silvicultor. Esto debe ser un proyecto de largo alcance que requerirá la colaboración de muchos expertos de todos los países interesados.
Según se observó, una de las principales dificultades que se tuvo durante las deliberaciones consistió en las situaciones ambiguas de algunos miembros del Congreso en lo que respecta a su representación. Es un principio generalmente aceptado en las conferencias internacionales que si un gobierno no ha sido directamente invitado a enviar representantes oficiales se presume que los delegados hablan como particulares ! que las opiniones que expresan como peritos no pueden comprometer a sus gobiernos. Hay naturalmente una tendencia de parte de los participantes en los congresos mundiales de formar grupos nacionales que tienen la apariencia de delegaciones nacionales, a pesar de carecer de las correspondientes calificaciones jurídicas. Sin embargo, la floja aplicación del término "delegación" hizo más confusa la distinción entre la opinión personal y la política oficial en este caso.
Además, los países fueron muy desigualmente representados en número. Solamente uno o dos representantes habían podido venir de algunos países de gran significación mundial, desde el punto de vista de su economía general y de la producción forestal, tales como la India, Paquistán y los países más importantes de la América Latina.
Todo esto fué de menor importancia mientras el Congreso se limitada estrictamente a la discusión de los problemas científicos o técnicos. Desde luego, los acuerdos sobre tales cuestiones no siempre fueron unánimes, pero en aquellos casos bastaba que el Congreso dejara constancia de los diferentes puntos de vista y conflictos de opinión. Sin embargo, ciertos problemas técnicos tocaban de cerca a la política forestal. Fué quizás un error que las palabras "política forestal" fuesen incluidas en la designación de las secciones del Congreso. La política forestal nacional de cada país es determinada por el propio país, y está basada en parte, naturalmente, sobre consideraciones técnicas, así como sobre la economía del país y sus necesidades sociales. Malas interpretaciones podrían quizás haberse evitado si la materia para esta sección se hubiese llamado "problemas económicos y sociales. " Como el Director de la Dirección de Silvicultura y Productos Forestales de la FAO cuidadosamente lo dijo, las políticas nacionales de los gobiernos, tales como las políticas forestales nacionales, no deberían ser discutidas en reuniones internacionales salvo por representantes oficiales de los gobiernos interesados. Esta consideración no siempre fué claramente observada por algunos de los delegados, y si la unanimidad fué finalmente obtenido sobre el punto más importante discutida en esta sección, fué solamente después de largos debates.
A pesar de los obstáculos de esta naturaleza, el Congreso alcanzó tangibles y valiosos resultados. Las conclusiones separadas de las cinco secciones del Congreso pueden agruparse bajo dos títulos, a saber:
En primer lugar, el Congreso reconoció la importancia de los bosques en el plano internacional, importancia que se basa en la utilidad protectora y la utilidad productiva de los bosques. Esto no es una mera declaración de principios, sino el reconocimiento de un hecho importante. Los silvicultores y los técnicos de las industrias que emplean la madera en distintas partes del mundo no estarán de acuerdo con respecto a los detalles. Los problemas nunca son idénticos en lugares distintos y las soluciones deben también variar con la longitud y la latitud. Pero todos ellos participan al menos del mismo concepto fundamental de la utilidad :le los bosques y del rendimiento sostenido que constituyen la base y justificación de las políticas forestales. Además, tales ideas va no pertenecen a un grupo pequeño de especialistas. En cada país esas ideas se reconocen cada vez más, no solamente en los círculos oficiales sino por el público en general. Esta manera de pensar, común a los silvicultores y especialistas madera en todos los países, aunada con una comprensión creciente de la cooperación internacional que parece señalar el avance de la civilización debe naturalmente conducir al reconocimiento general de la significación internacional de los bosques y de las industrias que emplean la madera.
La prueba de esto fué constatada en las recomendaciones generales sobre política forestal que el Congreso extrajo de las conclusiones de las distintas secciones, ! que incorporó en la primera parte del informe General. Las recomendaciones expresaban el deseo de la Asamblea de que la FAO sometiera a consideración de los gobiernos miembros una declaración sobre los principios forestales básicos, cuyos elementos el Congreso y a había desarrollado. También se recomendó que la FAO ayudase a aquellos países que actualmente están formulando su política forestal. Finalmente, se recomendó que la Conferencia Anual de la FAO explorase cualquier otro paso futuro que los gobiernos miembros considerasen apropiados para la aplicación de estos principios.
La importancia de esas recomendaciones en lo que se podría denominar la historia forestal del mundo es completamente clara. For primera vez, los especialistas de todas las naciones han reconocido unánimemente la necesidad de una acción internacional en el campo forestal. Los principios fundamentales de esa acción han sido indicados. La organización internacional encargada de codificar e instrumentar esos principios ha sido designada. Como especialistas, los miembros del Tercer Congreso Forestal Mundial habrían ido. tal vez, más allá. Ellos respondieron, sin embargo, admirablemente al llamado hecho por uno de los veteranos de la silvicultura mundial, Sr. Fjelstadt, en la apertura del Congreso.
El segundo concepto debidamente discutido y aclarado durante los trabajos del Congreso es uno que había sido repetidas veces subrayado por La Dirección de Silvicultura y Productos Forestales de la FAO.
Este concepto es el de que las ciencias y técnicas forestales no deberían limitarse a la solución de problemas silviculturales como un fin en sí mismo. Intimamente unido con "los bosques" como un todo, y aún con cada bosque individual, hay un conjunto de factores físicos, económicos, industriales y sociales que deben ser tomados en consideración. la relación es tan estrecha que ninguno de estos factores puede ser considerado independientemente de los demás factores. En su conjunto, forman un nuevo y más amplio concepto del término, "silvicultura."
Por ejemplo, aunque indudablemente los silvicultores siempre se han dado cuenta de que sus bosques constituyen un factor esencial en la protección del suelo agrícola y en la regulación de las aguas, quizás no han comprendido claramente, sino hasta hace poco tiempo, precisamente cuál sería el papel que estarían en condiciones de jugar dentro de la organización general de los servicos nacionales de conservación de suelos. Quizás sus ideas, como sus responsabilidades ahora hayan resultado mejor aclaradas. Además, se trata de ciertos problemas sociales que afectan directamente a los labradores de los bosques y a los trabajadores de las industrias que utilizan la madera. Otros problemas, de alcance más amplio, derivan de la utilidad protectora de los bosques y afectan tanto a la población urbana como la rural.
El ejemplo más sorprendente de lo que brota de una nueva idea de pensar, de este amplio concepto de la silvicultura, es la idea de la mútua dependencia entre las industrias consumidoras de la madera y el "bosque. " El Congreso reconoció y claramente declaró en su Informe que los bosques no pueden ser separadamente considerados de las industrias a que proveen de materias primas. El silvicultor tiene que adaptar sus métodos de administración de tal manera que se produzcan las cantidades y clases de productos forestales que necesita la industria. Del mismo modo. es la responsabilidad de la investigación técnica y del desarrollo industrial adaptar los métodos y aplicaciones de los procedimientos de conversión a las limitaciones y necesidades de la buena silvicultura. Este principio básico fué reconocido por los silvicultores y hombres de negocios que asistieron al Congreso, y por lo tanto adquiere una gran significación.
LABOR DE LAS SECCIONES
La labor de las distintas Secciones puede ser discutida ahora más pormenorizadamente. Ha sido principalmente en la Sección I, dedicada a la silvicultura teórica, donde las diversas tendencias antes mencionadas llegaron a ser más aparentes, aunque fueron más definitivamente formuladas en la Sección III
Desde el aspecto puramente silvicultural, una tendencia hacia la "industrialización" - parecía manifestarse claramente en las deliberaciones del Congreso. Bajo la poderosa influencia de los desarrollos en la geografía y ecología de las plantas y el progreso que se ha realizado en el estudio de la evolución de las asociaciones vegetativas, los silvicultores generalmente se han inclinado, desde 1920 aproximadamente, hacia un tipo de silvicultura cuyo fin era la menor interferencia en la sucesión natural el máximo fomento de la evolución de las arboledas en bosques plenamente desarrollados.
Aunque las leyes ecológicas de ningún modo han perdido su autoridad, los silvicultores últimamente han observado que bajo ciertas condiciones las especies plenamente desarrolladas son también las más valiosas desde el punto de vista de las exigencias industriales. En otros casos, las llamadas especies "precursoras" son de mayor importancia económica. Es entonces deber del silvicultor interrumpir la evolución natural hacia un bosque plenamente desarrollado precisamente en la etapa en que estas especies precursoras han sido establecidas, y, a la vez, vigilar la conservación del bosque y respetar el principio del rendimiento sostenido. Muy frecuentemente los cultivos de gran valor económico pueden ser completamente artificiales, obtenidos por la plantación de especies enteramente extrañas a la localidad. En muchas partes del mundo los árboles exóticos de madera blanda se han aclimatarlo y constituyen la única cosecha valiosa.
Esta tendencia es evidente también en relación con la explotación de bosques vírgenes. Algunos silvicultores tropicales parecen estar dispuestos a rechazar el proceso de mejoramiento lento de bosques tropicales mixtos, y a adoptar métodos más o menos drásticos para reemplazarlos, sea por medios naturales o por medios artificiales, con cultivos homogéneos compuestos enteramente de especies de alto valor comercial.
Se puede afirmar, como justificación de este punto de vista, que la tendencia en la silvicultura es hacia la "industrialización," no solamente porque el hombre puede intervenir ahora con mayor poder para que la naturaleza sirva sus necesidades, sino también porque arboledas así establecidas son mejor adaptadas, debido a su carácter uniforme. para atender las demandas de la explotación comercial y las necesidades de las industrias que utilizan la madera.
Una consecuencia de esta tendencia, quizás, es la mayor atención que se presta a la genética forestal. Cuando se establecen arboledas puras y de igual crecimiento, contradiciendo así las leyes de la sucesión ecológica, es deseable que estén compuestas de tipos o razas de especies útiles que sean bien adaptadas a las condiciones climatéricas del lugar, de crecimiento rápido y de un rendimiento de madera de alta calidad resistente a las enfermedades e insectos.
¿Cómo puede asegurarse el establecimiento de tales arboledas? Aquí nuevamente se observa la tendencia hacia la "industrialización." Los antiguos procesos de regeneración natural, de la selección de árboles que aseguran una buena semilla y la eliminación progresiva de los árboles pobres y menos deseables - en fin, la selección natural tal como se ha practicado a través de muchos siglos en los países en que la silvicultura ha sido una práctica establecida - hoy nos parecen lentos e inciertos. Hasta los almácigos o las plantaciones provenientes de semilla recogida de arboledas superiores y cuidadosamente seleccionadas hoy impresionan a muchos técnicos como inadecuados. Estos creen que la solución para el futuro descansa en el establecimiento de "huertos" de semillas que hagan posible, por métodos modernos de injertos y propagación por estacas, la rápida cosecha de semillas de árboles forestales cuyos orígenes podrían ser positivamente certificados.
El Congreso no trató las perspectivas que ofrece al silvicultor el aprovechamiento del fenómeno de heterosis, hibridación y polyploidis. No sería interpretar erróneamente las tendencias actuales, sin embargo, el decir que muchos silvicultores ya preveo una "industrialización" aun más intensiva de sus cultivos, de los cuales por lo menos los árboles de calidad superior habrán sido cultivados de semillas obtenidas directamente de laboratorios forestales genéticos.
Pero los silvicultores que ya han encaminado sus labores por ese camino no cierran los ojos a los posibles graves peligros que pudieren amenazar sus crecientes cultivos de árboles. Las leyes de la naturaleza no pueden ser desafiadas sin correr tales riesgos.
Estos peligros son especialmente vivos para los silvicultores europeos, quienes tienen delante de sus ojos el relativo fracaso de los ensayos que han hecho para establecer arboledas puras de coníferas de igual crecimiento a través de vastas áreas en el corazón de Europa. Aunque algunos peritos interpretan este fracaso como una advertencia perentoria a que se conforme más estrechamente a las fundamentales leyes de la ecología, la mayoría de ellos lo ven como una sencilla indicación de que es necesario ampliar aún más el alcance de la investigación para descubrir nuevos métodos de cultivar esta clase de bosque y evitar los serios inconvenientes que provienen de su homogeneidad.
Esto explica la orientación que se ha dado a la investigación forestal de hoy. Los peligros más evidentes que amenazan las cosechas artificialmente mantenidas en un estado de desequilibrio son las enfermedades y los ataques de insectos. A pesar de emplearse métodos cuidadosos de administración de arboledas y a pesar de la creciente eficacia de ciertos métodos directos - aunque, desgraciadamente, muy caros - de combatir tales ataques, la única verdadera esperanza que se encuentra en la lucha contra las enfermedades e insectos es la investigación genética.
El mayor peligro, sin embargo, origina sin duda en la degradación de los suelos forestales, o al menos en la pérdida gradual de la fertilidad del suelo en el caso de las arboledas cuyo suelo no es naturalmente adaptado a ellas. Los daños efectuados en el suelo, como son menos notables que los perjuicios originados por las enfermedades y los insectos, no se manifiestan sino después de un largo intervalo, y a veces solamente después de la segunda o tercera rotación. No obstante, es un deber primordial del silvicultor mantener la fertilidad de los suelos que sostienen sus plantaciones de árboles y conservar la productividad de la tierra. Por lo tanto, en las investigaciones silviculturales se debe atribuir una importancia primaria a la investigación sobre los suelos forestales. Debería concentrarse la atención en estudios sobre la evolución de los suelos bajo la influencia de distintos tipos de capas de árboles y distintas formaciones de humus. Hasta hace poco, el interés de los investigadores se dirigía preferentemente hacia la composición química de los suelos y la evolución química de éstos. Varios informes que fueron presentados en la Sección I destacaron la importancia de la biología del suelo y, sobre todo, del estudio detallado de la micro - fauna, cuyas variaciones, al parecer, ejercen una influencia decisiva en las propiedades físicas y químicas del suelo a la vez que constituyen un barómetro muy sensible de su evolución.
Es por tales investigaciones que los silvicultores esperan descubrir los peligros que amenazan los suelos forestales y encontrar los medios para contrarrestar estos peligros y restaurar o conservar la fertilidad original del suelo. Entre tales medios hay la aplicación de fertilizantes y el cultivo del suelo. Para el futuro, sin embargo, el método más comúnmente aceptado será la introducción de almácigos, sobre todo de especies hojosas, por debajo de las arboledas puras de madera blanda.
No es de sorprenderse que se haya expresado una fuerte oposición a las tendencias mencionadas. Los partidarios de una silvicultura que se adhiere estrechamente a la sucesión natural manifestaron categóricamente su desaprobación tanto con respecto a los bosques tropicales como a los bosques de la zonas frías y templadas. Un punto de vista excesivamente estrecho, sin embargo, no puede sostenerse. Los silvicultores tienen que pensar en las respectivas necesidades de distintas regiones y en las de las industrias locales que utilizan la madera En algunas parte, del mundo, tales como la Europa central y meridional, el crecimiento forestal se presta naturalmente a la evolución de tipos plenamente desarrollados de gran valor económico, eliminando así la necesidad de contrarrestar la sucesión normal. En grandes extensiones de la zona del Mediterráneo y Atlántico, en cambio, los silvicultores no pueden permitir el desarrollo de árboles que sean enteramente inútiles o que se presten con dificultad a las aplicaciones industriales, Ya que el resultado de una política contraria sería una falta de interés por parte de los propietarios de los bosques en sus tierras y árboles. Se puede encontrar aquí una situación análoga entre las áreas del Viejo Mundo y las zonas del Atlántico, Pacífico y meridional de la América del Norte.
Otros argumentos fueron expuestos por ambos lados. Se señaló que el establecimiento de especies exóticas de madera blanda a veces meramente equivale a una reconquista de la tierra por los silvicultores, va que algunas especies anteriormente eliminadas de sus ambientes naturales por cambios climatéricos sin poder restablecerse cuando las condiciones volvían nuevamente a ser favorables, han sido reintroducidas por el hombre. También se hizo notar que el establecimiento de plantaciones artificiales en un lugar determinado podría proporcionar los medios para recrear el ambiente necesario para la reconstitución gradual del original bosque natural.
En esta discusión, quizás, no se dió bastante importancia a posibles desarrollos que podrían capacitar a la industria a utilizar materias primas que hoy se consideran de poco valor o ninguno. Algunos de los argumentos a favor de lo que hemos denominado la "industrialización" de la silvicultura indudablemente habrían perdido su valor al enfrentarse con el buen éxito que han tenido las industrias que utilizan la madera en ciertas regiones, a base de la utilización de materias primas clasificadas indebidamente como inútiles.
Para completar el cuadro de esas tendencias, se debe añadir que los criterios contrarios parecen desaparecer del todo cuando los silvicultores, sean de las regiones tropicales o de otras partes del mundo, se preocupan con bosques cuya función principal es la protección, más bien que la producción. En tales casos por lo general se reconoce la necesidad de cautela en el tratamiento silvicultural. Cualquier técnica o práctica que suponga un suelo peligrosamente descubierto, que pueda dar lugar a la erosión o a la pérdida de la fertilidad del suelo (va que el suelo bajo condiciones climatéricas tropicales es un complejo delicadamente equilibrado) o que pueda impedir la regeneración de arboledas taladas, tiene que ser rígidamente eliminada.
Todo lo dicho demuestra claramente los grandes esfuerzos que realizan los silvicultores para satisfacer las necesidades de las industrias que emplean la madera v. en general, las necesidades madereras del hombre. Se espera que las investigaciones que actualmente se realizan dén los resultados que se buscan y que éstos puedan aplicarse en gran escala. Pero debe ejercerse alerta cautela. Si se observa que las prácticas que actualmente se emplean conducen a una pérdida gradual de la fertilidad del suelo - riqueza fundamental del hombre - los investigadores sin vacilación alguna deben volver al cumplimiento de las básicas leyes naturales, el conocimiento de las cuales ha dado lugar a grandes progresos y a base de las cuales se adelantan las investigaciones con gran afán.
A primera vista, el tema de la Sección II parece ser sumamente técnico y de interés solamente para los especialistas en estas cuestiones difíciles. Esto, sin embargo, es un juicio bastante superficial, y las discusiones demonstraron el papel esencial que juegan las técnicas de demostración y de inventarios forestales en el cuadro compuesto de la silvicultura y la tecnología de la madera. Se señaló que uno de los principales motivos del fracaso en la explotación de los bosques vírgenes es la falta de conocimientos o el avalúo equivocado de recursos de los bosques que se piensa explotar.
La solución de los problemas tratados en la Sección II debe, por lo tanto, preocupar tanto a las industrias que emplean la madera como al silvicultor. El conocimiento de los recursos es la base misma de toda política forestal, va que, así como no se puede emprender la administración científica de un bosque dado sin conocer exactamente su tamaño, sus rasgos geológicos y topográficos y las características del suelo, la naturaleza de los árboles crecientes y el promedio de crecimiento anual, así es imposible establecer una política forestal válida que tenga definitivos objetivos económicos y sociales sin conocer adecuadamente el dominio forestal que se proyecta administrar.
Esta fué la conclusión principal a la cual se llegó en las deliberaciones de la Sección, y debe ser bien anotada por los muchos países que todavía vacilan en destinar a los estudios forestales e inventarios los fondos necesarios para la realización de éstos.
Además, el reconocimiento de la importancia internacional de la silvicultura les impone a los países aun otra obligación. Los métodos de calcular la cantidad de madera en pie, cortes y pérdidas debidas a la naturaleza no solamente varían de un país en otro, sino también se podría afirmar que los resultados varían con los métodos. El empleo de unidades distintas de mensura pueden constituir un inconveniente de poca importancia, pero las distintas clasificaciones de los tipos de madera, la inclusión u omisión en los inventarios de ciertas porciones de los árboles y los métodos distintos de evaluar los datos hacen extremamente difícil la recopilación de informaciones uniformes. La FAO ha encontrado en el reconocimiento que extendió el Congreso a sus esfuerzos para reunir datos comparables, motivo para animarse mucho. Sin embargo. una gran parte de la labor todavía tiene que llevarse a cabo, y la FAO es la agencia que en mejores condiciones está para hacerlo. Y esta labor le fué encomendada por el Congreso.
La Sección II también estudió los métodos de inventario que deben emplearse para mejorar el conocimiento de todas las fases del dominio nacional forestal. El más importante de estos métodos es la fotogrametría aérea, que en los últimos años ha llegado a tener una aplicación general. Las grandes posibilidades de este método fueron generalmente reconocidas. aunque los peritos en la rama advirtieron a los silvicultores que el desarrollo actual de esta técnica no da lugar a un optimismo indebido. A pesar de su buen éxito en ciertos casos señalados, un conocimiento exacto de los recursos forestales hace imprescindibles las operaciones terrestres. La fotografía aérea, además de las tremendas posibilidades que ofrece en la recopilación de datos topográficos y planimétricos, podrá también simplificar mucho los inventarios que se llevan a cabo a base de muestras de prueba. Frecuentemente contribuye a la mayor precisión de este método y a reducir su costo. Por el momento, sin embargo, no elimina la necesidad de efectuarse encuestas terrestres.
La fotografía aérea, de aplicación relativamente reciente a la silvicultura, conjuntamente con las encuestas de prueba terrestres tiene amplias aplicaciones, según el país en que se emplea. Cada país buscará un método distinto a los demás para alcanzar los resultados que juzgue convenientes, pero en cada caso habrá sin duda un método más eficiente que los demás. En este campo, donde continuamente se realiza un progreso rápido, es de suma importancia que los silvicultores se mantengan al tanto de los avances realizados distintos países. Este, precisamente, es el objetivo de un estudio ya emprendido por la FAO cuyo valor descansa no solamente en la ayuda que pudiera proporcionar a los silvicultores en todas partes del mundo, sino también en el estímulo que pudiere dar a la recopilación de los resultados de los inventarios forestales nacionales a base de datos internacionalmente uniformes.
Otro de los problemas tratados en la Sección II fué el de la determinación del incremento forestal, que exige, en su turno, la solución de muchas cuestiones difíciles. A la Unión Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal se encargó el estudio de este tema.
Conviene aquí subrayar la relación de los bosques al abastecimiento de agua. El interés despertado por los estudios sobre este problema demuestra que los silvicultores se esfuerzan en incorporar más íntimamente las áreas superficiales por las cuales son responsables a la vida económica de cada país. Es muy loable que esta Sección, que se preocupaba más bien con la producción forestal y la utilización directa y avalúo de este recurso, se haya también preocupado con la utilidad indirecta de los bosques y los medios de avaluar este aspecto.
Experimentos que se han llevado a cabo a través de varios años, y que todavía se continúan en muchos países, comprueban la influencia de la capa forestal en el desagüe, la estabilización del movimiento de las aparas y el control de las inundaciones. Desgraciadamente, en muchos países se hace caso omiso de las funciones de los bosques, de la influencia que ejercen en áreas enteras de desagüe y la prevención de inundaciones. Además, hasta en algunos lugares donde en otros sentidos la opinión es bien orientada, existe todavía la creencia de que un sistema bien construido de represas, depósitos de agua y otras obras hidraúlicas de ingeniería bastarían en sí para remediar trastornos en el regimen de agua de cualquier área de desagüe. En realidad, solamente se puede corregir tal trastorno y sus efectos en la estabilidad del suelo en forma permanente mediante la restauración y mantención en el área de desagüe de una capa forestal adecuada y correctamente distribuida.
El Tercer Congreso Mundial de Silvicultura es digno de felicitaciones por la manera en que ha formulado sus declaraciones con respecto a esto. Expresa la conciencia despertada de los silvicultores respecto al amplio alcance del papel que juegan en los campos económico y social de cada país. Es de esperar que podrán enfocar la atención pública en lo inadecuado del papel que generalmente se da a los bosques y silvicultores en los programas totales de conservación de los suelos, rehabilitación de los mismos y protección de otros recursos naturales.
El Profesor Eino Saari, Presidente del Tercer Congreso Mundial de Silvicultura.
Resumiendo los más urgentes problemas económicos y sociales en la silvicultura de hoy, las deliberaciones de esta Sección fueron escuchadas con gran interés por los delegados al Congreso.
Ya se han mencionado muchos de los temas que se trataron. Por ejemplo, el deseo de una comprensión más clara de los términos que constantemente aparecen en la terminología de los economistas forestales, y de una más generalmente aceptable terminología internacional, fué expuesto en un informe sobre "el rendimiento sostenido" que fué presentado por el Professor Saari, Presidente del Congreso, y en discusiones posteriores. Parece que los silvicultores están fundamentalmente de acuerdo con respecto al verdadero sentido de "rendimiento sostenido." Cuando se aplica el término a un bosque determinado, tiene implicaciones "dinámicas" en el sentido de que el objetivo que se busca lograr es el rendimiento continuo y una producción máxima, tanto de calidad como de cantidad. Quizás, como sugirió el Profesor Saari, un término más apropiado sería "rendimiento progresivo."
La discusión de los problemas de plantación destacó de nuevo la mareada preferencia que se da a las maderas blandas y las especies caedizas de crecimiento rápido apropiadas para las necesidades de la industria. Sin embargo, se hizo hincapié en los aspectos sociales de la plantación de bosques, que proporciona trabajo, influye a los labradores a no abandonar sus terrenos cuando la agricultura por sí no basta para mantenerlos y a veces termina con el restablecimiento de centros de población en sitios abandonados desde hacía mucho tiempo.
Otro tema estudiado en la Sección III fué la relación que existe entre la agricultura y la silvicultura en la economía rural. El papel de los bosques como elemento estabilizador de las poblaciones rurales, ora como creador de trabajo y ora como fuente de ingresos, fué claramente establecido. En los principales países forestales los bosques constituyen el elemento más importante en la formación y conservación de comunidades estables. Y también ejercen una influencia importante en las principales regiones agrícolas. Estos son hechos que han sido ampliamente reconocidos.
Esta cuestión se relaciona íntimamente con la del empleo o desempleo de los trabajadores forestales y trabajadores en las industrias que emplean la madera, ya que las comunidades agrícolas proveen la mayor parte de la mano de obra que se necesita para la explotación forestal, y a veces en los molinos y fábricas también, por lo menos en los países en que predominan las pequeñas propiedades forestales. La responsabilidad de los silvicultores y especialistas en la madera aumenta cuando la actividad económica de toda una región depende bosques. Tal situación exige no solamente una garantía de empleo estable para los trabajadores, sino también, a pesar del mejoramiento realizado en las condiciones de vida, del derecho de buscar y encontrar aun mejores condiciones de trabajo, vivienda, alimentación y seguridad social.
La declaración anterior demuestra con suficiente claridad la relación que existe entre todas las cuestiones que se refieren a la silvicultura, madera e industrias que emplean la madera. Después de este Tercer Congreso Mundial de Silvicultura, será posible hablar de la silvicultura sin tener que considerar la influencia de varios tipos de silvicultura en el conjunto de las industrias que emplean la madera, en el ambiente de los trabajadores forestales y madereros, en la evolución económica de las comunidades rurales y en el cuadro compuesto de las condiciones económicas y físicas de un país entero, de una región entera o del mundo entero. En sentido inverso, las fluctuaciones en el equilibrio de cualquier de esos factores tendrán sus repercusiones en los demás factores y en las mismas prácticas de la silvicultura.
La interdependencia de los factores tecnológicos, económicos y sociales es sobre todo aparente cuando se trata del problema de explotar los bosques vírgenes. Las conclusiones de la Sección III claramente demuestran este fenómeno por subrayar el hecho de que en algunos países o regiones en que se ha adelantado la investigación y donde se han perfeccionado las técnicas silviculturales, la solución de este problema depende principalmente de encontrar inversiones de capital. En otros lugares, y sobre todo en las regiones tropicales, las oportunidades de inversión tienen que seguir y esperar los avances en las investigaciones científicas y la intensificación de éstas. En el primer caso, la apertura de las selvas vírgenes depende de la construcción de una red de carreteras, de la instalación de ferrocarriles y de la construcción de fábricas para transformar madera y otros productos forestales; el capital puede encontrarse fácilmente si se garantiza una buena ganancia en la inversión. En el segundo caso, todo lo contrario, primero hay que encontrar mercado para los productos forestales a fin de garantizar una salida constante para el volumen de la producción necesaria para atraer y mantener firme un buen número de empleados. Solo con la estabilidad puede atraerse el cuantioso capital que es requerido para la explotación de selvas vírgenes y crear nuevas empresas.
La Sección III hacía mención especial de las ventajas de combinar las actividades agrícolas y silviculturales, muy en particular la reconstitución de bosques tropicales, adoptando los tradicionales métodos agrícolas. También se hacía hincapié sobre la importancia de la estrecha colaboración que debe existir entre agricultores y silvicultores. El futuro de por lo menos las principales regiones forestales casi deshabitadas del mundo, depende de esa colaboración, la cual ya ha demostrado repetidas veces su valor potencial. Quizás aquí podamos ver una desaprobación formal de los proyectos que últimamente han surgido para llevar a cabo únicamente la colonización agrícola de tales áreas. En el Informe General de esta Sección se incluyó una declaración al efecto de que podría ser preferible importar alimentos para el consumo de la población local con el fin de aliviar la presión hecha contra los bosques por la necesidad de disponer de tierras de pastoreo y de terrenos aptos para cosechas. En muchos casos, esta solución daría mejores resultados económicos que permitir la desaparición de los bosques con las serias consecuencias que ello implica.
A pesar del interés de los dos estudios generales presentados a esta sección - uno sobre los métodos del trabajo en las zonas templadas y otro sobre el organismo encargado de explotar bosques tropicales - debe admitirse que la labor de la Sección IV fué la menos popular entre los delegados al Congreso.
No obstante, el contraste observado entre estos dos informes produjo un resultado sumamente interesante. En algunos países donde los bosques son comparativamente homogéneos, y donde la silvicultura está o puede practicarse intensivamente, ya se están haciendo detenidos estudios con objeto de aumentar la eficiencia de las operaciones de extracción y de reducir la cantidad de trabajo requerido. No está lejos el día en que toda esa labor sea más o menos normalizada como resultado de las mejoras descubiertas en las investigaciones científicas, en la mecanización de la industria, y en el adiestramiento de las personas dedicadas a estos trabajos. Con el tiempo, el perfeccionamiento de las técnicas industriales conducirá a mejorar los métodos forestales o hará menos difícil la aplicación de los métodos modernos. En los bosques tropicales mixtos, las condiciones que reinan son completamente diferentes. Varían a tal extremo que todavía no parece posible adaptar métodos uniformes de extracción. La mecanización del corte y transportación de trozas representaría un paso muy adelantado, aun cuando ya se ha hecho mucho en este respecto, pero la mecanización del corte de árboles es algo bien difícil. Como quiera que sea, hasta la fecha ha sido imposible reducir los factores de tiempo y de labor requeridos en un solo denominador que permita establecer determinado grado de eficiencia. Posiblemente no pase mucho tiempo sin que los adelantos en silvicultura den por resultado' nuevos métodos de explotación.
La existencia de este contraste dió una idea a la Sección IV de presentar al Congreso una recomendación al efecto de que se organice una conferencia internacional sobre silvicultura tropical bajo los auspicios de la FAO. Esta recomendación fué aprobada unánimemente por el Congreso. Sin embargo, aun cuando cierto número de silvicultores tropicales asistió al Congreso para señalar el derrotero de las principales tendencias en silvicultura tropical, solamente había unos cuantos que considerarán detalladamente los problemas relacionados con el tratamiento de dichos bosques y con las industrias que utilizan madera e esas regiones. Los técnicos madereros y silvicultores saben muy bien que "todos los bosques son uno," tal como lo sugiere el título de nuestra revista, y que el futuro de sus propios bosques e industrias forestales depende en gran parte del desarrollo de la silvicultura tropical en los años venideros.
La Sección dió mucha importancia a la estrecha relación que existe entre los problemas de índole económica, trabajo y beneficencia social en la explotación forestal e hizo hincapié en el hecho de que los técnicos industriales deben resolver los problemas económicos mientras que la tarea de resolver los de silvicultura toca, como es natural, a los silvicultores. La Sección reconoció también la necesidad de establecer escuelas de adiestramiento para trabajadores forestales, así como la importancia de adquirir mayor eficiencia en los trabajos forestales. Recomendó la Dirección de Silvicultura y Productos Forestales de la FAO continuara recogiendo y distribuyendo informes sobre la técnica y el equipo para el corte y transportación de trozas. Por último, recomendó el establecimiento, bajo la dirección de la FAO, de un organismo que se encargara de coordinar los estudios del tiempo dedicado a los trabajos forestales, y todos los demás métodos de estudio relacionados con los varios tipos de herramientas manuales y aparatos mecánicos para recoger cosechas.
La obra de la Sección V correspondiente a las industrias forestales resultó de sumo interés no sólo para los industriales que asistieron al Congreso sino también para los silvicultores.
Comenzando con la primera sesión plenaria, esta Sección tuvo que tratar acerca de un importante asunto presentado en un informe sometido por la FAO, y en un excelente estudio hecho por el Sr. Streyffert, intitulado: "¿Es posible determinar exactamente la calidad de la madera requerida en el futuro por la industria, y van las tendencias de la industria encaminadas a preferir la cantidad más bien que la calidad?"
En la discusión que siguió, los defensores de la opinión de que la calidad es más importante y los que alegaban que era de mayor importancia la cantidad, tomaron su turno para exponer sus argumentos. Hasta cierto punto, la discusión sufrió de un defecto: faltó una definición clara y precisa de lo que se debe entender por "calidad'; en la madera. Tal como lo dijo el Sr. Streyffert en su informe, todavía estamos mal informados acerca del efecto del tipo acostumbrado de operación silvicultural especialmente las entresacas, sobre las propiedades intrínsecas de la madera, es decir, sus características físicas, mecánicas y químicas.
Si nos limitamos a las pruebas externas de la calidad, tales como troncos limpios y exentos de nudos no puede concebirse que la calidad exterior realmente coincide con la cantidad? ¿No es el arbolillo más fino aquél que está situado en el mejor lugar y el que tiene mayores probabilidades de crecimiento? ¿Dentro del grupo mismo no está lo selecto de los árboles, los que tienen mejor aspecto, así como también los mejores productores de madera? Así pues, hoy día, cuando hablamos de que se busca la cantidad más bien que la producción de calidad, el silvicultor se figura que sólo nos referimos a una reducción en el diámetro o a la edad en que los árboles deben cortarse, o al cultivo de especies hasta ahora poco buscadas por la industria, tanto de maderas duras como blandas.
En efecto, los técnicos han exigido al silvicultor un aumento en la cantidad de la madera producida y una mejora en su calidad para cumplir con los requisitos de las industrias correspondientes. Con todo, también han recomendado a la industria que buscara nuevos medios adicionales para utilizar las especies de hojas anchas, los árboles pequeños y, si es posible, la corteza. Ellos reconocen la importancia del desarrollo de las industrias químico - madereras, donde el tamaño del árbol o su especie es sólo de menor importancia para la utilización científica de los recursos forestales. Ellos acentúan la necesidad de que las industrias deben tomar en cuenta la reducción del consumo de madera combustible y prepararse a absorber las cantidades adicionales de madera que así resultan disponibles. Ellos señalan la importancia de dedicar mayor atención a la manufactura de pasta y a las posibilidades que existen en la utilización de maderas duras. incluso las especies tropicales.
Así pues, parece que según el sentido limitado indicado más arriba sí existe cierta tendencia a favorecer la cantidad más bien que la producción de calidad. En otras palabras, aparentemente la industria cree poder absorber y transformar en valiosos artículos esa madera que hoy día se considera de un grado comparativamente inferior, siempre que se continúen haciendo las investigaciones científicas necesarias.
Tales esfuerzos de parte de la industria facilitarían muchísimo la obra del silvicultor. Con todo, hasta ahí no cesa la cooperación. La utilización de los "productos de deshecho" es posible, y la Sección V hizo una declaración recomendando la integración de las varias industrias que utilizan madera como el único medio posible de asegurar el máximo de utilización económica. La integración de las fábricas que usan madera como materia prima ya se ha convertido en realidad en varios países. Sea como sea, va existe una tendencia bien definida en esa dirección. El Congreso no dejó de confirmar esta tendencia y de reconocer su importancia económica.
Sin embargo, todos nos damos cuenta de que la estabilidad de esas industrias integradas sólo es posible si se garantiza abastecer continuamente la materia prima; es decir, si este agrupamiento de plantas se auna y se integra a una zona adecuada de bosques, debidamente administrada para hacer frente a las exigencias de todo el grupo.
Este concepto de "silvicultura combinada" que la Dirección de Silvicultura y Productos Forestales de la FAO ha apoyado repetidas veces recibió la aprobación del Congreso en principio.
Aun cuando nada de lo que concierne a las industrias que usan madera debe ser visto con indiferencia por parte de los silvicultores, las otras recomendaciones de la Sección V relacionadas con la preservación de la madera y con el desarrollo de la industria de e asas prefabricadas, posiblemente tienen influencia más limitada sobre la orientación general de la silvicultura.
VIAJES DE VISITA
Ningún informe del Tercer Congreso Mundial de Silvicultura quedaría completo si no se hace mención de visitas que se efectuaron antes de la reunión del Congreso. Muchos de los delegados al Congreso, que visitaron a Finlandia por primera vez, se dieron cuenta de que estos viajes son una revelación de la silvicultura desarrollada en harmonía con la evolución de las industrias que usan madera.
Los visitantes pudieron observar la vida industrial y rural de Finlandia, la que está estrechamente vinculada con los bosques, y la espléndida hospitalidad de los fineses. Todos quedaron muy agradecidos por dicha hospitalidad y aun conservan gratos recuerdos de ella. Además, hay que hacer notar que las excursiones fueron dirigidas por los silvicultores más eminentes del país, quienes, con su experiencia, pudieron dar los mayores datos posibles a cada visitante.
Hubo una gran variedad de excursiones, lo cual permitió a cada miembro del Congreso escoger lo que más le interesaba. Y como se fué a muchas partes, es bien difícil hacer honor a las excursiones. Con todo, nos permitiremos señalar dos problemas de mucho interés.
Cuando decimos "problemas" no queremos decir asuntos que no tengan respuesta o solución. Todo lo contrario, los dos problemas a que aludimos pueden considerarse va como resueltos en teoría, si no en la práctica. Sencillamente deseamos indicar, que, junto con estas magníficas hazañas, Finlandia tiene también sus propios y especiales problemas forestales. Quizás uno tendría la tentación de dejar desapercibido este hecho a causa soberbio aspecto que ofrecen los bosques de Finlandia, y a causa de la facilidad que aparentemente predomina en la silvicultura del país. donde raras veces es necesario interrumpir la sucesión natural hacia el bosque en pleno desarrollo.
Dos o tres cifras serán suficientes para darnos una idea de la importancia total de estos problemas. En un área forestal de 26,670,000 hectáreas, el cultivo anual sólo llega a 40.8 millones de metros cúbicos, o sea, 1.9 metros cúbicos aproximadamente por hectárea. Los visitantes pudieron observar algunas parcelas de experimentación y aun bosquecillos completos, los cuales, aun encontrándose en terrenos malos y en la parte más al norte del país, sobrepasaban esa cifra, rindiendo algunas veces más de 10 metros cúbicos por hectárea. Naturalmente, sería utópico esperar que en un clima tan frío y en tierras generalmente malas, la producción pudiera alcanzar cifras tan altas. Por otra parte, dichas cifras indican claramente que los silvicultores fineses todavía cuentan con excelentes oportunidades para aumentar su producción forestal.
Un medio por el cual los silvicultores fineses podrían incrementar los bosques, y con ello aumentar la producción forestal nacional, consiste en la reforestación de las tierras improductivas; y lo mismo podría decirse o aplicarse a otros muchos países europeos.
En Finlandia, las zonas estériles comprenden principalmente las tierras pantanosas, cuya mayor parte ya está incluida en el área total de los bosques. En dichas tierras sólo se encuentran bosquecillos raquíticos de baja productividad, o en algunos casos están completamente desnudas de árboles. Los silvicultores proponen que se haga la reforestación o mejoramiento de esas tierras pantanosas.
Por supuesto, no todas las tierras pantanosas pueden rehabilitarse ni tampoco todas se pueden reforestar, y lo que es más, los mismos métodos no pueden aplicarse por igual en todas las áreas. Sin embargo, en muchos casos un buen sistema de desagüe es suficiente para lograr los resultados que fueron objeto de la admiración de muchos de los delegados al Congreso. Se vieron bosquecillos donde el desagüe de los pantanos, ya sea acompañado por la siembra de semillas a plantación artificial, o ano sin tomar tales medidas, había aumentado el volumen por hectárea desde unos cuantos metros cúbicos hasta una cifra que variaba de 200 a 300 metros cúbicos dentro de un período de 40 años, mientras que el promedio anual de aumento, que anteriormente era de menos de un metro cúbico, había aumentado de 4 a 8 metros cúbicos.
Todavía se están haciendo grandes esfuerzos para mejorar los resultados del desagüe mediante la aplicación de calcio en varias formas, cenizas de madera, o arena, pero la técnica del desagüe se ha perfeccionado de tal manera que las únicas dificultades consisten en contar con el elemento de la fuerza humana, las finan zas y el equipo mecánico. Estas dificultades impiden llevar a cabo el programa formulado por los silvicultores fineses para aumentar la productividad de sus bosques en unos cuantos años.
Mediante la tenacidad con que se ha perseguido este programa, la energía con que se ha llevado a cabo esta obra desde hace varios decenios, y los resultados sorprendentes ya obtenidos, Finlandia ofrece un admirable ejemplo a los silvicultores de todos los países.
Los bosques de propiedad particular comprenden aproximadamente el 50 por ciento del total de la zona forestal del país. El aprecio popular de los bosques está, efectivamente, bien desarrollado, y los grandes bosques particulares, muchos de los cuales pertenecen a las grandes compañías madereras, se benefician por el excelente cuidado y atención que reciben.
No obstante, tal como acontece en muchos países europeos, los bosques de propiedad particular son más pobres y menos productivos que los bosques del Estado, aun cuando con mucha frecuencia se encuentran situados en tierras más fértiles, son más accesibles y se pueden someter fácilmente a una silvicultura intensa.
Por lo tanto, los bosques de propiedad particular presentan un problema. En Finlandia, este problema ha sido prácticamente resuelto por la legislación, que tiene todo el apoyo de la opinión pública y con el cual, dentro de un tiempo relativamente corto, se podrá aumentar la producción de los bosques particulares a una proporción comparable a la de los bosques del Estado.
La Ley del 11 de mayo de 1928, que codificó la legislación relacionada con los bosques de propiedad particular, merece un análisis detallado. El atributo primordial es la creación de los "Negociados de Bosques del Distrito," es decir, dependencias que funcionan bajo la dirección del Gobierno y en cumplimiento con las leyes oficiales. El Gobierno también sufraga los gastos. Cada uno de estos negociados está compuesto de cinco miembros, cuatro de los cuales son nombrados por las Asociaciones Agrícolas del Distrito, y el quinto por el Organismo Central de los Negociados de Bosques del Distrito.
Dichos Negociados reciben la ayuda de las agencias forestales locales de acuerdo con las instrucciones de los consejos municipales, compuestos de tres miembros encargados especialmente de atender los asuntos forestales en cada comunidad. Su trabajo consiste en asegurar la aplicación de las prácticas silviculturales científicas a los bosques particulares de todos sus distritos. La ley estipula que las funciones de los Negociados del Districto consisten en "fomentar la silvicultura particular mediante la distribución de informes relativos al conocimiento de las prácticas silviculturales científicas, proporcionando consejos y ayuda en la labor forestal, estimulando y fomentando la colaboración en cuestiones de silvicultura, y adoptando todas las medidas que puedan contribuir al desarrollo y al mejoramiento de la silvicultura. "
También da a los Negociados la autoridad necesaria para hacer cumplir las leyes. Con toda anticipación debe notificarse al Negociado del Distrito acerca de cualquier corte de árboles o explotación forestal, a menos que tales cortes sean únicamente para satisfacer necesidades domésticas. o formen norte de un plan oficial anteriormente aprobado por el Negociado. En caso de que los cortes se efectúen de tal manera que, según opinión del Negociado, la condición en que hayan quedado los arbolillos o el tratamiento que haya recibido el suelo ponga en peligro la regeneración natural, o en caso de que el corte de árboles jóvenes no parezca al Negociado estar de acuerdo estrictamente con lo prescrito; o en caso de que la zona talada se queme de una manera incompatible con las mejores prácticas de utilización de terreno, el Negociado podrá intervenir e imponer al propietario un castigo de "clausura."
La clausura consiste en prohibir el corte de árboles o utilizar el terreno forestal de algún modo, o ambas cosas. Si es necesario, también puede exigir que se tomen las medidas estipuladas por el Negociado para asegurar la regeneración de los bosques, corriendo los gastos por cuenta del proprietario.
Ahora bien, aun cuando esa legislación estimula muchísimo el éxito de lograr un rendimiento continuo en los bosques de todo el país, ello no impone ninguna obligación al propietario para que lo haga; y menos ano le obliga a obtener el "rendimiento progresivo," en el sentido del término empleado por el Congreso. Sin embargo, se acerca mucho a esta meta y el único factor que impide que se logre es que los Negociados de Bosques del Distrito no disponen de la autoridad para evitar la explotación prematura de un bosquecillo, o de exigir una edad de graduación adecuada en cada bosque. Pero, no cabe duda de que usando atinadamente las fuerzas de la persuasión, junto con su autoridad para ejercer el cumplimiento de la ley, los Negociados podrán desempeñar su cometido a imponer en casi todos los bosques que estén a su cuidado una administración en realidad científica, si es que definimos dicha administración como la aplicación de una excelente política de conservación sobre una base de rendimiento continuo.
La manera que estos dos problemas han sido atendidos por Finlandia, es un ejemplo excelente de dos esfuerzos que hacen los silvicultores del país. Al poner este ejemplo, así como muchos otros, ante el Tercer Congreso Mundial de Silvicultura, los silvicultores fineses han rendido un señalado servicio a los especialistas de todo el mundo que fueron objeto de tan cordial bienvenida en ese país.