En los 10 años transcurridos desde que los 193 Estados Miembros de las Naciones Unidas aprobaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, el mundo ha pasado por una pandemia mundial y por recesiones económicas, así como por un número cada vez mayor de conflictos y fenómenos meteorológicos extremos. En la edición del pasado año de este informe se presentaban índices de hambre e inseguridad alimentaria persistentemente altos que superaban los correspondientes a 2015, año en que se puso en marcha la Agenda 2030. Se registraron algunos avances en relación con indicadores clave de la nutrición, entre ellos varios que sentaban las bases para que los niños alcanzaran su pleno potencial de crecimiento y desarrollo, pero el aumento de las tasas de obesidad auguraba grandes dificultades para la salud y el bienestar en todos los grupos de edad.

En el presente capítulo figura una evaluación mundial actualizada de la inseguridad alimentaria y la nutrición hasta el año 2024 y un informe sobre los progresos en el cumplimiento de las metas 2.1 y 2.2 de los ODS: poner fin al hambre y asegurar el acceso de todas las personas a una alimentación sana, nutritiva y suficiente durante todo el año, y erradicar todas las formas de malnutrición. Se presenta información actualizada sobre los indicadores de la seguridad alimentaria y la nutrición a escala mundial, regional y subregional, y en el Anexo 1A figuran estimaciones de ámbito nacional.

En la Sección 2.1 se presenta una evaluación actualizada del estado de la seguridad alimentaria y de los progresos en la consecución de la meta relativa al hambre y la inseguridad alimentaria (meta 2.1 de los ODS). También figuran estimaciones actualizadas y se examinan las tendencias de los dos indicadores de la meta 2.1 de los ODS: el indicador 2.1.1 de los ODS, relativo a la prevalencia de la subalimentación, y el indicador 2.1.2 de los ODS, relativo a la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave según la FIES. En la Sección 2.2 figuran datos empíricos sobre el acceso económico a alimentos nutritivos diversos a escala mundial sobre la base de estimaciones del costo y la asequibilidad de una dieta saludable. La Sección 2.3 se centra en el estado de la nutrición en el mundo y los avances en la consecución de las metas nutricionales mundiales definidas por la Asamblea Mundial de la Salud en 2012 y en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (meta 2.2), y se da protagonismo a un nuevo indicador de los ODS relativo a la diversidad de la alimentación.

Cada año, la FAO utiliza nuevos datos nacionales disponibles para perfeccionar, mejorar y actualizar las estimaciones del número de personas que padecen hambre e inseguridad alimentaria en el mundo y del costo y la asequibilidad de una dieta saludable. En particular, en la edición de este año se aprovecharon nuevos datos nacionales de la India, un país muy poblado en el que habita más de la sexta parte de la población mundial, lo cual sirvió para actualizar a fondo las estimaciones de la prevalencia de la subalimentación y del número de personas que no pueden permitirse una dieta saludable en el mundo.

2.1 Indicadores de la seguridad alimentaria: información actualizada y últimos progresos con vistas a poner fin al hambre y garantizar la seguridad alimentaria

MENSAJES PRINCIPALES
  • Según estimaciones mundiales actualizadas, existen indicios de que el hambre en el mundo ha disminuido en los últimos años. Se estima que el 8,2 % de la población mundial puede haber padecido hambre en 2024, lo que supone un descenso con respecto al 8,5 % registrado en 2023 y el 8,7 % en 2022.
  • El progreso observado a nivel mundial se debe a una mejora notable en Asia sudoriental y Asia meridional, consecuencia de los nuevos datos de la India, y en América del Sur. Por desgracia, esta tendencia positiva contrasta con el persistente aumento del hambre en la mayoría de las subregiones de África y en Asia occidental.
  • Se calcula que entre 638 y 720 millones de personas, que suponen respectivamente entre el 7,8 % y el 8,8 % de la población mundial, padecieron hambre en 2024. Tomando como referencia la estimación puntual (673 millones en 2024), ello supondría una disminución de 15 millones de personas en comparación con 2023 y de 22 millones en comparación con 2022.
  • En 2024, el hambre afectaba a unos 307 millones de personas en África, 34 millones en América Latina y el Caribe y 323 millones en Asia, lo cual suponía un 20,2 %, un 5,1 % y un 6,7 % de la población, respectivamente.
  • Está previsto que de 2025 a 2030 el número de personas subalimentadas en todo el mundo disminuya, pero aun así se prevé que 512 millones de personas seguirán padeciendo hambre en 2030, de las cuales casi el 60 % vivirá en África.
  • A escala mundial, la prevalencia de la inseguridad alimentaria ha disminuido de forma gradual desde 2021, año en el que las tendencias empezaron a mostrar indicios de mejora tras haberse disparado a raíz de la pandemia de la COVID-19. La prevalencia mundial de la inseguridad alimentaria moderada o grave disminuyó levemente del 28,4 % en 2023 al 28,0 % en 2024.
  • Se estima que unos 2 300 millones de personas en el mundo se vieron afectadas por la inseguridad alimentaria moderada o grave en 2024: 335 millones más que en 2019, antes de la pandemia, y 683 millones más que en 2015, cuando se puso en marcha la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
  • Las tendencias a escala regional presentan variaciones notables: la inseguridad alimentaria va en aumento en África, cae en América Latina y el Caribe y disminuye gradualmente en Asia durante varios años consecutivos, mientras que, según nuevas estimaciones, en Oceanía y en América septentrional y Europa se registró un leve descenso de 2023 a 2024 tras varios años de aumento.
  • A escala mundial y en todas las regiones del mundo con excepción de América septentrional y Europa, la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave es mayor en las zonas rurales que en las urbanas, mientras que la situación en las zonas periurbanas varía de una región a otra. De 2022 a 2024 la situación de la inseguridad alimentaria solo mejoró en las zonas urbanas a escala mundial y en Asia. Fue más equitativa la distribución de las mejoras en todas las zonas rurales, periurbanas y urbanas de América Latina y el Caribe, mientras que en África, la inseguridad alimentaria empeoró en zonas tanto rurales como urbanas y prácticamente no registró variaciones en las zonas periurbanas.
  • La brecha de género en todo el mundo disminuyó de 2021 a 2023, pero volvió a aumentar levemente en 2024, y la prevalencia de la inseguridad alimentaria siguió siendo sistemáticamente más alta entre las mujeres que entre los hombres, a escala mundial y en todas las regiones.

2.1.1 Indicador 2.1.1 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Prevalencia de la subalimentación

La FAO elabora desde 1975 estimaciones de la prevalencia de la subalimentación para calcular la proporción de la población de cada país que consume regularmente alimentos en cantidades insuficientes para obtener la energía necesaria a fin de llevar una vida normal, activa y sana. Estas cifras se han utilizado para determinar el alcance del hambre en el mundo desde 1977. Además, sirven como indicador para vigilar los progresos en la consecución de los objetivos acordados en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de 1996, los Objetivos de Desarrollo del Milenio establecidos en 1999 y, por último, el ODS 2 de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, puesta en marcha en 2015.

Según la última evaluación del hambre en el mundo, medida por la prevalencia de la subalimentación (indicador 2.1.1 de los ODS), hay indicios de mejora en años recientes. El nivel de la prevalencia de la subalimentación había empezado a aumentar lentamente en 2017, tras lo cual se disparó en 2020 y 2021 a raíz de la pandemia de la COVID-19. Sin embargo, la última evaluación, que aprovechó actualizaciones importantes de los datos de diversos países, en particular de la India, país muy poblado (véase el Recuadro 2.1), apunta a un progreso alentador de 2022 a 2024. Se estima que el 8,2 % de la población mundial puede haber padecido hambre en 2024, lo que supone un descenso con respecto al 8,5 % registrado en 2023 y el 8,7 % en 2022. Se calcula que entre 638 y 720 millones de personas (del 7,8 % al 8,8 % de la población mundial) padecieron hambre en 2024a. Tomando como referencia la estimación puntual (673 millones en 2024), ello supondría una disminución de 15 millones de personas en comparación con 2023 y de 22 millones en comparación con 2022.

Recuadro 2.1Actualización de la serie de estimaciones de la prevalencia de la subalimentación

Como es habitual en las ediciones sucesivas del presente informe, se ha actualizado por completo la serie de estimaciones de la prevalencia de la subalimentación. La nueva serie completa puede consultarse en FAOSTAT, la Base de datos estadísticos sustantivos de la Organización1.

Además de los nuevos puntos de datos añadidos cada año (los correspondientes a 2024, en la presente edición) la nueva serie difiere de las publicadas antes a causa de revisiones que abarcan la totalidad del período estudiado. Es preciso revisar a fondo la serie cuando la FAO recibe datos e informaciones nuevos o actualizados después de que se haya publicado la edición anterior. En vista de que algunos de estos datos e informaciones se refieren a años anteriores, las revisiones redundan en mejoras de las estimaciones de parámetros esenciales utilizados para calcular la prevalencia de la subalimentación, también la de años anteriores. Por ese motivo se ruega al lector que no compare las cifras publicadas en distintas ediciones del informe.

Actualizaciones de rutina motivadas por los datos nuevos*

Nuevos datos sobre el suministro de alimentos

Como ocurre con cada ciclo de revisión de los datos emprendido cuando se prepara la nueva edición del informe, un ajuste importante consiste en actualizar el suministro de energía alimentaria medio per cápita utilizado para calcular la prevalencia de la subalimentación. Los países aportan datos nuevos sobre la producción, el comercio y la utilización de productos alimentarios no solo en relación con el año anterior, sino a menudo también con respecto a varios años previos. Estos ajustes pueden afectar a todos los años sobre los que se reciben datos nuevos. Sin embargo, el ajuste es especialmente importante para el año anterior (en este caso, los valores publicados para 2023 en la edición del informe de 2024), pues esas estimaciones se formulan siempre como “predicciones inmediatas” sobre la base de previsiones sobre el suministro de los principales productos alimentarios formuladas por la División de Mercados y Comercio de la FAO (véase el material complementario del Capítulo 2). Los valores del suministro de energía alimentaria correspondiente a 2023 que se utilizan en la presente edición del informe ahora se derivan enteramente de los balances de alimentos recién compilados, que se alimentan de datos oficiales aportados a la FAO por los países mediante el cuestionario anual sobre producción y utilización. Según estos nuevos datos objetivos, en el caso de muchos países las predicciones inmediatas sobre el suministro de alimentos en 2023 habían resultado excesivamente pesimistas. Los datos actuales, que indican una mayor disponibilidad de alimentos, junto con otros datos objetivos señalados más adelante, contribuyeron a la revisión de la tendencia, que ahora apunta a la reducción del número de personas subalimentadas de 2022 a 2023, en lugar de la falta de variación que se había notificado antes.

Datos nuevos sobre las estimaciones de la población

En la presente edición se incorporan revisiones importantes motivadas por la necesidad de reflejar las nuevas estimaciones del tamaño y la estructura de la población de todos los países incluidas en World Population Prospects 20242, informe publicado el 11 de junio de 2024 (tras haber vencido el plazo de recepción de información para el informe anterior).

La revisión del tamaño de la población de un país tiene consecuencias diversas para las estimaciones de la prevalencia de la subalimentación y del número de personas subalimentadas. En primer lugar, la estimación del suministro de energía alimentaria total del país debe reevaluarse a la luz del nuevo tamaño de la población. En segundo lugar, la prevalencia de la subalimentación estimada del país se multiplica por el tamaño de la población revisado para calcular el número de personas subalimentadas, que en consecuencia podrá diferir de los valores antes notificados.

En relación con lo primero, cuando las estimaciones de la población se someten a una revisión sustantiva, como ocurrió con varios países** en la presente edición, es preciso revisar a fondo y volver a compilar la serie de cuentas de utilización de suministros/balances de alimentos, pues un ajuste sencillo del suministro de energía alimentaria a las nuevas estimaciones del tamaño de la población arrojaría valores per cápita bajos o altos de forma poco realista. Se procedió a ese examen y nueva compilación en relación con la mayoría de los países (véase el material complementario del Capítulo 2).

Datos nuevos procedentes de encuestas sobre el consumo de alimentos

Otro conjunto de revisiones se debió a datos nuevos sobre el consumo de alimentos procedentes de encuestas por hogares a gran escala e información complementaria que la FAO pudo consultar cuando la anterior edición del informe ya se había concluido. A raíz del análisis de estos datos se calcularon valores nuevos del coeficiente de variación del consumo de energía alimentaria por la población de varios países. Esta revisión comportó el análisis de la información que figuraba en 25 encuestas por hogares de 14 países distintos***.

Reviste especial pertinencia para la serie mundial de la subalimentación el efecto de la evaluación revisada de la desigualdad en el consumo de alimentos en la India, basada en un nuevo examen integral de los datos que figuraban en las recientes encuestas consecutivas sobre el consumo y el gasto de los hogares llevadas a cabo por el Ministerio de Estadísticas y Ejecución de Programas de agosto de 2022 a julio de 2024.

Una evaluación inicial del efecto de los datos de la encuesta sobre el consumo y el gasto de los hogares de 2022/23 ya había quedado reflejada en la serie de la prevalencia de la subalimentación publicada en la edición del informe del año pasado. Sin embargo, nuevos datos sobre el consumo de los hogares recopilados a lo largo de la mayor parte de 2024 apuntan a una disminución de la desigualdad en el acceso a los alimentos, a raíz de lo cual se obtiene un nuevo valor del coeficiente de variación, y, en consecuencia, de la prevalencia de la subalimentación, en la India en los tres años transcurridos de 2022 a 2024. En vista del gran tamaño de la población de la India, también cabe observar con claridad el efecto de la actualización en la serie mundial de la prevalencia de la subalimentación correspondiente a 2023, con una estimación más cercana al límite inferior publicado en la edición del informe del año pasado y una tendencia a la baja de 2022 a 2024.

Innovaciones en la representación de la incertidumbre en torno a las cifras del hambre en el mundo

Para reflejar mejor el nivel de incertidumbre inevitablemente inherente a las estimaciones que hace la FAO de la subalimentación, este año se ha prestado especial atención al cálculo de los límites superior e inferior en torno a las estimaciones puntuales de la prevalencia de la subalimentación y el número de personas subalimentadas (representadas por las barras en la Figura 2.1), introducidas por primera vez en la edición de 2021 del informe. Conforme al nuevo enfoque, ahora se tienen en cuenta tres fuentes de incertidumbre independientes, de las cuales dos no se habían tenido en cuenta expresamente antes.

En primer lugar, como en las ediciones anteriores del informe desde 2021, la falta de encuestas por hogares recientes genera una incertidumbre persistente en torno a las estimaciones del coeficiente de variación en muchos países. En relación con todos los países cuyas encuestas sobre el consumo más recientes se remontan a 2020 o a fechas anteriores, en lugar de mantener constante el valor del coeficiente de variación en el nivel estimado a partir de los datos de la última encuesta, ahora se utiliza una predicción inmediata de dicho valor a partir de indicios procedentes de datos de la escala de experiencia de inseguridad alimentaria (FIES) recopilados en los últimos años en esos países, conforme al enfoque empleado en ediciones anteriores del informe (véase el material complementario del Capítulo 2). A medida que aumenta el número de países que llevan a cabo encuestas por hogares, este elemento de incertidumbre en torno a la prevalencia de la subalimentación disminuye gradualmente.

En segundo lugar, para dar cuenta de la incertidumbre motivada por la necesidad de realizar predicciones inmediatas del suministro de energía alimentaria en ausencia de datos oficiales sobre la producción y el comercio efectivos de los principales productos alimentarios, se ha añadido un nuevo elemento en la estimación de los límites superior e inferior de las estimaciones puntuales de la prevalencia de la subalimentación correspondientes a 2024. Además de las “predicciones inmediatas” normales basadas en datos objetivos de los informes Perspectivas alimentarias de la FAO3, para cada país se tiene en cuenta una hipótesis adicional de suministro de alimentos per cápita sin variaciones. Con ello se obtienen dos niveles posibles de suministro de energía alimentaria para cada país que se utilizan para calcular los límites superior e inferior de las estimaciones puntuales de la prevalencia de la subalimentación regional y mundial para 2024 (pueden consultarse más detalles en el material complementario del Capítulo 2).

En tercer lugar, se tiene en cuenta la incertidumbre relativa a la cantidad de desperdicio de alimentos que tiene lugar en el ámbito minorista y en los hogares (factor que explica la diferencia entre los niveles medios del suministro de energía alimentaria y del consumo de energía alimentaria). Se tiene en cuenta un margen de error del 10 % en torno al coeficiente del factor desperdicio al calcular los límites superior e inferior de la prevalencia de la subalimentación de cada país.

NOTAS: * En el material complementario del Capítulo 2 puede consultarse un análisis de la contribución de cada una de las actualizaciones de los datos a la diferencia entre la estimación del número de personas subalimentadas mundial presentada para 2023 en la edición del informe de 2024 y la presentada en la edición actual. ** Entre los países cuyo aumento de la población media superó el 3 % en el período que va de 2010 a 2024 se encontraban: Côte d’Ivoire (+7,0 %), República Democrática del Congo (+3,2 %), Nigeria (+3,0 %), Pakistán (+3,0 %), Sudán (+4,8 %) y Yemen (+9,7 %). Entre los países cuya disminución de la población media superó el 3 % en el período que va de 2010 a 2024 se encontraban: República Centroafricana (−5,4 %), Arabia Saudita (−13,3 %) y Sierra Leona (−3,4 %). *** Las revisiones abarcan los siguientes países y años: Benin (2022), Burkina Faso (2022), Camboya (2021 y 2023), Georgia (2022 y 2023), Guinea-Bissau (2022), India (2022/23 y 2023/24), Jordania (2022), Kazajstán (2021 y 2023), Mongolia (2022 y 2023), Myanmar (2015), Perú (2023), Somalia (2022), Tailandia (2016, 2017, 2018, 2019, 2020, 2021 y 2023) y Togo (2022).

No obstante los progresos registrados en años recientes, las estimaciones mundiales correspondientes a 2024 siguen estando muy por encima de los niveles anteriores a la pandemia y todavía más en relación con los niveles de 2015, cuando se puso en marcha la Agenda 2030 (Figura 2.1). Se calcula que en 2024, en el mundo padecieron hambre crónica cerca de 96 millones de personas más en comparación con 2015.

Figura 2.1 Según estimaciones mundiales actualizadas, el hambre en el mundo ha disminuido en los últimos años tras un aumento pronunciado de 2019 a 2021

NOTAS: Las barras indican los límites inferior y superior del intervalo estimado. * Las previsiones basadas en predicciones inmediatas para 2024 se ilustran con líneas de puntos.
FUENTE: FAO. 2025. FAOSTAT: Datos de seguridad alimentaria. [Consultado el 28 de julio de 2025]. https://www.fao.org/faostat/es/#data/FS. Licencia: CC BY 4.0.

Las diferencias entre las regiones del mundo son marcadas. El progreso observado a nivel mundial se debe a una mejora notable en Asia sudoriental, Asia meridional (principalmente como consecuencia de nuevos datos de la India) y América Latina. Por desgracia, esta tendencia positiva contrasta con el aumento continuado del hambre en la mayoría de las subregiones de África y en Asia occidental (Figura 2.2).

Figura 2.2 Se han realizado progresos en la reducción del hambre en Asia sudoriental y meridional y en América del Sur, pero el hambre sigue aumentando en la mayoría de las subregiones de África y en Asia occidental

NOTAS: Se muestran solo las regiones con datos disponibles para todas las subregiones y con una prevalencia de la subalimentación superior al 2,5 %. Asia oriental no se muestra porque la prevalencia de la subalimentación se ha mantenido sistemáticamente por debajo del 2,5 % desde 2010. * Los valores se basan en las estimaciones puntuales. Los intervalos completos de los valores correspondientes al período de 2022 a 2024 pueden consultarse en el material complementario del Capítulo 2.
FUENTE: FAO. 2025. FAOSTAT: Datos de Seguridad Alimentaria. [Consultado el 28 de julio de 2025]. https://www.fao.org/faostat/es/#data/FS. Licencia: CC BY 4.0.

La prevalencia de la subalimentación superó en África el 20 % en 2024. Se estima que más de una de cada cinco personas que viven en África padecen hambre crónica, lo que equivale a casi 307 millones de personas (Cuadro 2.1 y Cuadro 2.2). El hambre está aumentando en todas las subregiones excepto en África oriental, y los aumentos más notables se registran en África central, que registró la prevalencia de la subalimentación más elevada de África y del mundo en 2024 (30,2 %), y en África septentrional, donde la prevalencia de la subalimentación aumentó del 7,8 % en 2022 al 10,7 % en 2024. La prevalencia de la subalimentación también siguió subiendo en África austral y África occidental en este período, aunque a un ritmo más lento, a razón del 11,4 % y el 16,5 %, respectivamente. El número de personas que padecen subalimentación crónica en África ha aumentado en 113 millones desde 2015, cuando se puso en marcha la Agenda 2030.

CUADRO 2.1Prevalencia de la subalimentación, 2005-2024

NOTAS: La composición por países de cada agregado regional o subregional puede verse en las “Notas sobre las regiones geográficas de los cuadros estadísticos” que figuran al final del informe. * Los valores se basan en las estimaciones puntuales; los valores de los límites superior e inferior de los intervalos estimados para 2022 a 2024 pueden consultarse en el material complementario del Capítulo 2.
FUENTE: FAO. 2025. FAOSTAT: Datos de Seguridad Alimentaria. [Consultado el 28 de julio de 2025]. httpsa://www.fao.org/faostat/es/#data/FS. Licencia: CC BY 4.0.

CUADRO 2.2Número de personas subalimentadas, 2005-2024

NOTAS: n. p. = no publicado, ya que la prevalencia es inferior al 2,5 %. Los totales regionales pueden ser distintos de la suma de las subregiones debido al redondeo y a valores no notificados. La composición por países de cada agregado regional o subregional puede verse en las “Notas sobre las regiones geográficas de los cuadros estadísticos” que figuran al final del informe. * Los valores se basan en las estimaciones puntuales; los valores de los límites superior e inferior de los intervalos estimados para 2022 a 2024 pueden consultarse en el material complementario del Capítulo 2.
FUENTE: FAO. 2025. FAOSTAT: Datos de Seguridad Alimentaria. [Consultado el 28 de julio de 2025]. https://www.fao.org/faostat/es/#data/FS. Licencia: CC BY 4.0.

La mayoría de los progresos en la reducción del hambre en los últimos años ha tenido lugar en Asia, impulsados por el notable descenso en Asia meridional ya mencionado, que incluye la India. La prevalencia de la subalimentación en Asia descendió del 7,9 % en 2022 al 7,3 % en 2023 y de nuevo al 6,7 % (323 millones de personas) en 2024 (reducción de 52 millones de personas en dos años). La prevalencia de la subalimentación de Asia meridional descendió del 13,9 % al 11,0 % en el mismo período. No obstante, resulta importante señalar que los progresos en Asia se deben a mejoras en numerosos países, pues la prevalencia de la subalimentación de Asia, excluida la India, también presentó un ligero descenso entre 2022 y 2024 (Cuadro 2.1). También se realizaron algunos progresos en Asia sudoriental, donde la prevalencia de la subalimentación llevaba varios años descendiendo gradualmente hasta llegar al 4,9 % en 2024. No se han producido cambios de 2023 a 2024 en Asia central, donde se registra la prevalencia de la subalimentación más baja de la región (2,8 %), con excepción de Asia oriental, donde la prevalencia de la subalimentación lleva desde 2015 por debajo del 2,5 %. Por otro lado, la situación es muy diferente en Asia occidental, única subregión de Asia donde la subalimentación crónica ha ido aumentando constantemente desde 2015, hasta alcanzar el 12,7 % en 2024. Resulta importante señalar que en esta subregión se sitúan algunos de los países más afectados por crisis persistentes, los cuales presentan una falta de datos sólidos que supone un desafío para la estimación de la prevalencia de la subalimentación. Las evaluaciones de la inseguridad alimentaria aguda ofrecen importantes perspectivas sobre la situación de estos países (véase el Recuadro 2.2).

Recuadro 2.2El agravamiento de las crisis humanitarias aumenta la inseguridad alimentaria aguda y supone una amenaza para el derecho a una alimentación adecuada en muchas partes del mundo

Durante la preparación de esta edición de El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo, la intensificación de las crisis humanitarias siguió erosionando gravemente la seguridad alimentaria y el ejercicio del derecho a una alimentación adecuada en numerosos países. Para informar a los encargados de adoptar decisiones sobre la evolución de esta situación, en el Informe mundial sobre las crisis alimentarias de 20254 se detalla la inseguridad alimentaria aguda en un conjunto de países expuestos actualmente a situaciones de crisis alimentaria. Tanto El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo como el Informe mundial sobre las crisis alimentarias son resultado de la labor de múltiples asociados que proporcionan análisis internacionales complementarios de la seguridad alimentaria, pero los lectores deben tener en cuenta que estos informes tienen objetivos y alcances geográficos diferentes, y que los análisis de uno y otro se basan en datos y metodologías muy distintos.

El enfoque del Informe mundial sobre las crisis alimentarias se centra en la inseguridad alimentaria aguda, que hace referencia a toda manifestación de inseguridad alimentaria en un momento específico cuya gravedad amenaza vidas, medios de subsistencia o ambas cosas a la vez, independientemente de las causas, el contexto o la duración. Los análisis de la inseguridad alimentaria aguda que aparecen en el Informe mundial sobre las crisis alimentarias se basan principalmente en la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF)/Marco Armonizado (MA). Debido a que la oportunidad resulta esencial en situaciones de crisis, las evaluaciones rápidas de la CIF/MA son obra de equipos locales de analistas a través de un proceso consultivo entre los principales asociados en el ámbito de la seguridad alimentaria del país, entre ellos contrapartes gubernamentales, con el objetivo de determinar la convergencia entre todos los fragmentos disponibles de información objetiva, en ocasiones parcial, por ejemplo, datos de fuentes oficiales y no oficiales normalmente recopilados y utilizados por la comunidad humanitaria internacional, que difieren considerablemente de los que sirven de base a los indicadores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)5.

Por el contrario, El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo tiene como objetivo general el seguimiento de la inseguridad alimentaria crónica (definida como inseguridad alimentaria que persiste a lo largo del tiempo, principalmente debido a causas estructurales) en todos los países, de manera periódica según proceda para el seguimiento de los ODS. La inseguridad alimentaria crónica también incluye formas menos graves de inseguridad alimentaria que no amenazan necesariamente la vida ni los medios de subsistencia, si bien persisten a lo largo del tiempo y pueden afectar negativamente al bienestar de las personas y al desarrollo a largo plazo de las comunidades y los países. El seguimiento de la incapacidad crónica para acceder a los alimentos tiene lugar mediante indicadores como la prevalencia de la subalimentación y los basados en la escala de experiencia de inseguridad alimentaria, que se recopilan a través de encuestas representativas a escala nacional y van dirigidos a garantizar la comparabilidad mundial a lo largo del tiempo.

El alcance geográfico de los dos informes también es diferente. Mientras que El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo ofrece una visión general mundial de las tendencias de la inseguridad alimentaria crónica que abarca todos los países y regiones del mundo, el Informe mundial sobre las crisis alimentarias se centra en las crisis y en contextos específicos. En 2025, el Informe mundial sobre las crisis alimentarias abarcó 53 países y territorios sometidos a crisis alimentarias que presentaban una inseguridad alimentaria aguda más grave y más extendida. De esta forma, mientras que El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo ofrece un panorama mundial, el Informe mundial sobre las crisis alimentarias proporciona un análisis específico de la inseguridad alimentaria aguda en los contextos mundiales más afectados por crisis.

Así pues, los diferentes mensajes —la mejora de la situación en materia de inseguridad alimentaria crónica a nivel mundial comunicada en esta edición de El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo en comparación con el aumento continuado de la inseguridad alimentaria aguda en los países afectados por crisis que se indica en el Informe mundial sobre las crisis alimentarias de 2025— no están en contradicción, sino que son reflejo de estos objetivos, alcances y cobertura de datos diferentes. Aunque los indicadores mundiales en su conjunto pueden presentar una recuperación modesta, muchos países específicos siguen inmersos en emergencias donde el hambre aguda sigue agravándose y donde lo que más se precisa es una respuesta humanitaria urgente. También se trata de países para los que no se dispone de datos recientes del tipo utilizado normalmente para fundamentar los indicadores de los ODS, cuyas estimaciones de las tendencias actuales de la inseguridad alimentaria crónica pueden ser menos fiables. Es esencial comprender esta distinción para interpretar los datos y utilizar ambos informes de manera eficaz para orientar las estrategias de desarrollo a largo plazo y la respuesta humanitaria a corto plazo.

Según el Informe mundial sobre las crisis alimentarias de 2025, en torno a 295 millones de personas padecieron niveles elevados de inseguridad alimentaria aguda (niveles iguales o superiores a la Fase 3 de la CIF/MA) en los 53 países y territorios en situación de crisis alimentaria que se incluyeron en el análisis en 2024. De estos, más de 35 millones de personas se encontraban en la Fase 4 de la CIF (Emergencia) y casi 2 millones de personas en la Fase 5 de la CIF (Catástrofe)*. Los cinco países con el mayor número de personas que padecían niveles elevados de inseguridad alimentaria aguda eran, en orden descendente, Nigeria, el Sudán, la República Democrática del Congo, Bangladesh y Etiopía, mientras que los países con la mayor proporción de población analizada que padecía niveles elevados de inseguridad alimentaria aguda eran Palestina (Franja de Gaza), Sudán del Sur, el Sudán, el Yemen y Haití. El 100 % de la población de la Franja de Gaza padecía niveles altos de inseguridad alimentaria aguda, al igual que más de la mitad de la población de Sudán del Sur y el Sudán y casi la mitad de la población del Yemen y Haití.

Se estimó que casi 2 millones de personas de cinco países y territorios** padecían o previsiblemente padecerían niveles de inseguridad alimentaria aguda en situación de catástrofe (Fase 5 de la CIF/MA) en 2024, más de la mitad de ellas (1 106 900) en la Franja de Gaza. Esta cifra casi doblaba la estimación de 576 600 personas que se encontraban en esta fase a finales de 2023, cifra que ya era la más elevada jamás registrada en un país o territorio en la historia de la CIF.

Estas son algunas de las crisis humanitarias más graves del mundo que están planteando enormes desafíos para el ejercicio del derecho a una alimentación adecuada. Se precisa con urgencia ayuda humanitaria, en particular en forma de asistencia alimentaria, nutricional y agrícola de emergencia, acompañada del fin de las hostilidades, el acceso a las poblaciones necesitadas y la reconstrucción de infraestructura e instituciones esenciales básicas que son cruciales para garantizar los medios de vida de las personas y el acceso de estas a artículos de primera necesidad. Las semillas de la paz, la seguridad alimentaria y la prosperidad común del futuro deben plantarse hoy.

NOTAS: * Los elevados niveles de inseguridad alimentaria aguda son los correspondientes a la Fase 3 de la CIF (Crisis) o fases superiores. Véase el Manual de la CIF para obtener más información6. En el Informe mundial sobre las crisis alimentarias se define crisis alimentaria como una situación en la que la inseguridad alimentaria aguda requiere medidas urgentes para proteger y salvar las vidas y los medios de vida en los planos local o nacional, y que excede los recursos y capacidades con los que se puede responder a ella a escala local. ** Haití, Malí, Palestina (Franja de Gaza), Sudán y Sudán del Sur.

También se registraron progresos en relación con el objetivo de Hambre cero en América Latina y el Caribe, donde según las últimas estimaciones la prevalencia de la subalimentación disminuyó a un 5,1 % en 2024 tras alcanzar un máximo del 6,1 % en 2020. No se registraron mejoras en el Caribe, donde es posible que durante los últimos tres años el 17,5 % de la población haya padecido hambre. Este período de estancamiento vino seguido de un fuerte aumento en 2022, de forma que en 2024 la prevalencia de la subalimentación en el Caribe triplicó con creces la media regional. Por otro lado, América del Sur lleva varios años consecutivos registrando progresos, con un descenso constante de la prevalencia de la subalimentación del 5,5 % en 2020 al 3,8 % en 2024. En América central no se produjeron cambios de 2023 a 2024 tras un período de mejora gradual durante los tres años anteriores. Se estima que, en 2024, 7,8 millones de personas en el Caribe, 9,1 millones de personas en América central y 16,7 millones de personas en América del Sur padecían hambre crónica.

La prevalencia de la subalimentación ha registrado pocos cambios en los últimos años en Oceanía, donde se estimaba que el 7,6 % de la población sufrió subalimentación crónica en 2024.

Hacia el fin del hambre (meta 2.1 de los ODS): previsiones para 2030

Como en ediciones anteriores de este informe, se llevó a cabo una actividad encaminada a prever el número de personas que podrían padecer hambre en 2030 sobre la base de lo que cabe inferir de los pronósticos disponibles en relación con la demografía, la productividad agrícola y las variables económicas fundamentales, en particular los pronósticos macroeconómicos. Las previsiones se obtuvieron realizando predicciones conjuntas para cada uno de los parámetros que sirven de base al modelo empleado para estimar la prevalencia de la subalimentación (véase el material complementario del Capítulo 2).

Las trayectorias que muestran las “perspectivas actuales”, encaminadas a consignar las previsiones actuales hasta 2030, se basan en la edición de abril de 2025 de la base de datos de Perspectivas de la Economía Mundial del Fondo Monetario Internacional7. Según la previsión actual, puede que 512 millones de personas, o el 6 % de la población mundial, padezcan subalimentación crónica en 2030, lo cual pone de relieve el inmenso desafío que supone lograr el ODS 2 (Hambre cero) (Figura 2.3). Se prevé que para 2030 el número de personas subalimentadas haya disminuido en solo 65 millones (de 577 millones a 512 millones) desde que en 2015 se puso en marcha la Agenda 2030.

Figura 2.3 Erradicar el hambre para 2030 sigue siendo un objetivo esquivo

NOTAS: Solo se muestran las regiones con datos disponibles para todas las subregiones y con una prevalencia de la subalimentación superior al 2,5 %. * Los valores se basan en las estimaciones puntuales previstas.
FUENTE: Elaboración propia de los autores (FAO).

Aunque se esperan mejoras en todas las regiones durante los próximos cinco años, persisten diferencias significativas (Figura 2.3). Para 2030, el 60 % de las personas subalimentadas en el mundo vivirán en África, donde el 17,6 % de la población padecerá hambre crónica. En Asia, al igual que en América Latina y el Caribe, la prevalencia de la subalimentación caerá por debajo del 5 %.

2.1.2 Indicador 2.1.2 de los ODS. Prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave entre la población, según la escala de experiencia de inseguridad alimentaria

El indicador 2.1.2 de los ODS, es decir, la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave entre la población según la FIES se introdujo en el marco de seguimiento mundial de los ODS con el propósito específico de seguir los progresos en el cumplimiento del objetivo más amplio descrito en la meta 2.1 de los ODS, consistente en asegurar el acceso de todas las personas a una alimentación sana, nutritiva y suficiente durante todo el año. Las mejoras en este indicador son indicio positivo de los progresos en la realización del derecho a la alimentación.

Las personas aquejadas de inseguridad alimentaria moderada padecen incertidumbre en cuanto a su capacidad de obtener alimentos suficientes y se han visto obligadas a reducir la calidad o la cantidad de los alimentos que consumen. Quienes padecen inseguridad alimentaria grave suelen quedarse sin alimentos en algunas ocasiones durante el año y, en el peor de los casos, han pasado un día entero o más sin comer. Aunque se obtienen empleando metodologías y fuentes de datos muy distintas, tanto la prevalencia de la inseguridad alimentaria grave como la prevalencia de la subalimentación son indicadores de serias limitaciones del acceso a los alimentos.

A escala mundial, la prevalencia de la inseguridad alimentaria, tanto la de la moderada y la grave combinadas como la de la inseguridad alimentaria grave sola, ha disminuido de forma muy gradual desde 2021, tras haberse disparado en 2020 a raíz de la pandemia de la COVID-19. De 2023 a 2024, la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada y grave a nivel mundial descendió ligeramente, del 28,4 % al 28,0 % (Figura 2.4 y Cuadro 2.3). Actualmente se estima que unos 2 300 millones de personas en todo el mundo padecieron inseguridad alimentaria moderada o grave en 2024, cifra que sigue superando en 335 millones la de 2019, antes de la pandemia, y en 683 millones la de 2015, cuando se puso en marcha la Agenda 2030 (Cuadro 2.4).

Figura 2.4 Los niveles mundiales de inseguridad alimentaria disminuyeron gradualmente de 2021 a 2024, y América Latina y el Caribe presentó progresos notables

NOTAS: Las diferencias en los totales se deben al redondeo a la cifra decimal más próxima. Oceanía no aparece a causa de la insuficiente cobertura demográfica de las subregiones de Micronesia y Polinesia.
FUENTE: FAO. 2025. FAOSTAT: Datos de seguridad alimentaria. [Consultado el 28 de julio de 2025]. https://www.fao.org/faostat/es/#data/FS. Licencia: CC BY 4.0.

CUADRO 2.3Prevalencia de la inseguridad alimentaria de nivel grave únicamente y de nivel moderado o grave, según la escala de experiencia de inseguridad alimentaria, 2015-2024

NOTAS: n. d. = no disponible, ya que solo hay datos disponibles para un número limitado de países que representan menos del 50 % de la población de la región. En las estimaciones para América Latina y el Caribe de 2014 a 2019 figuran países del Caribe cuya población combinada representa solo el 30 % de la población de la subregión, mientras que en las estimaciones de 2020 a 2024 figuran países del Caribe cuya población combinada representa entre el 60 % y el 65 % de la población de la subregión. Los países incluidos en la estimación de 2024 para la subregión del Caribe son: Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Dominica, Granada, Haití, Jamaica, República Dominicana, Saint Kitts y Nevis, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas y Trinidad y Tabago. Las estimaciones correspondientes a África septentrional no reflejan la información actualizada reciente relativa al Sudán, ya que el elevado nivel de conflicto ha impedido recopilar datos.
FUENTE: FAO. 2025. FAOSTAT: Datos de Seguridad Alimentaria. [Consultado el 28 de julio de 2025]. www.fao.org/faostat/es/#data/FS. Licencia: CC BY 4.0.

CUADRO 2.4Número de personas que padecían inseguridad alimentaria de nivel grave únicamente y de nivel moderado o grave, según la escala de experiencia de inseguridad alimentaria, 2015-2024

NOTAS: n. d. = no disponible, ya que solo hay datos disponibles para un número limitado de países que representan menos del 50 % de la población de la región. En las estimaciones para América Latina y el Caribe de 2014 a 2019 figuran países del Caribe cuya población combinada representa solo el 30 % de la población de la subregión, mientras que en las estimaciones de 2020 a 2024 figuran países del Caribe cuya población combinada representa entre el 60 % y el 65 % de la población de la subregión. Los países incluidos en la estimación de 2024 para la subregión del Caribe son: Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Dominica, Granada, Haití, Jamaica, República Dominicana, Saint Kitts y Nevis, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas y Trinidad y Tabago. Las estimaciones correspondientes a África septentrional no reflejan la información actualizada reciente relativa al Sudán, ya que el elevado nivel de conflicto ha impedido recopilar datos.
FUENTE: FAO. 2025. FAOSTAT: Datos de Seguridad Alimentaria. [Consultado el 28 de julio de 2025]. www.fao.org/faostat/es/#data/FS. Licencia: CC BY 4.0.

De los cerca de 2 300 millones de personas de todo el mundo que sufrieron inseguridad alimentaria moderada o grave en 2024, se estima que 828 millones padecieron inseguridad alimentaria grave. La prevalencia de la inseguridad alimentaria grave descendió levemente del 10,4 % en 2023 al 10,1 % en 2024.

Las tendencias a escala regional presentan variaciones notables: la inseguridad alimentaria va en aumento en África, cae en América Latina y el Caribe y ha disminuido gradualmente en Asia durante varios años consecutivos, mientras que, según nuevas estimaciones, en Oceanía y en América septentrional y Europa se registró un leve descenso de 2023 a 2024 tras varios años de aumento (Cuadro 2.3, Cuadro 2.4 y Figura 2.4).

La prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave en África parece haber aumentado del 57,5 % en 2023 al 58,9 % en 2024, incremento de cerca de 41 millones de personas en un año. Se estima que en África 893 millones de personas padecieron inseguridad alimentaria moderada o grave en 2024; de ellas, 337 millones posiblemente padecían inseguridad alimentaria grave. El incremento de la inseguridad alimentaria en África de 2023 a 2024 se debe al efecto combinado de leves incrementos en todas las subregiones de África. En 2024, puede que la inseguridad alimentaria moderada o grave haya afectado a más de un cuarto de la población en África austral, a más de un tercio en África septentrional (aunque las estimaciones no incluyen información actualizada sobre el Sudán), a cerca de dos tercios en África oriental y occidental y a más de tres cuartos en África central.

Los niveles de inseguridad alimentaria siguieron bajando ligeramente en Asia, con un descenso de las estimaciones de la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave del 24,3 % en 2023 al 23,3 % en 2024, lo que equivale a unos 38 millones de personas menos en un año. Se estima que en torno a 1 100 millones de personas padecieron en Asia situaciones de inseguridad alimentaria moderada o grave en 2024; puede que, de ellas, 418 millones (el 8,7 % de la población de la región) hayan padecido inseguridad alimentaria grave. El conjunto de la región ha registrado avances graduales desde 2020. Todas las subregiones de Asia mostraron signos de mejora de 2023 a 2024. Asia meridional y Asia occidental registraron la prevalencia estimada más alta de inseguridad alimentaria moderada o grave (ambas situadas en torno al 38 %) en 2024, aunque Asia meridional presentó el mayor descenso de 2023 a 2024 (casi 2 puntos porcentuales). Asia oriental registró la prevalencia más baja, estimada en un 6,2 % de la población.

La mayor mejora tuvo lugar en América Latina y el Caribe, donde se vienen observando progresos constantes desde 2021. Puede que el número de personas afectadas por la inseguridad alimentaria moderada o grave haya disminuido en cerca de 9 millones en un año, pasando de unos 176 millones a 167 millones, con lo cual las estimaciones descienden del 26,7 % de la población en 2023 al 25,2 % en 2024, debido sobre todo a los progresos en América del Sur. Según las tendencias más recientes de las estimaciones, la seguridad alimentaria parece estar mejorando en todas las subregiones de América Latina y el Caribe, aunque de forma más acusada en América del Sur, donde la prevalencia estimada de la inseguridad alimentaria moderada o grave en 2024 se situó 10 puntos porcentuales por debajo de la registrada en 2021, diferencia que equivale a una reducción de más de 40 millones de personas que padecen inseguridad alimentaria. Se estima que más de la mitad de la población del Caribe abarcada padeció inseguridad alimentaria moderada o grave en 2024, en comparación con aproximadamente un cuarto de la población tanto en América central como en América del Sur. La proporción de la población total expuesta a inseguridad alimentaria en el Caribe que sufre niveles graves de inseguridad alimentaria también es mayor: casi la mitad.

La inseguridad alimentaria mejoró levemente en Oceanía. Sin embargo, puede que más del 26 % de la población de la región (unos 12 millones de personas) siguiera padeciendo inseguridad alimentaria moderada o grave en 2024, en particular un 9,6 % (4,4 millones de personas) que puede haber padecido inseguridad alimentaria grave. Ello apunta a posibles indicios de un giro positivo en la tendencia de la región, donde la inseguridad alimentaria ha aumentado desde 2020.

También se registraron indicios de un giro positivo en América septentrional y Europa, donde se observó una ligera mejora de 2023 a 2024. Las estimaciones actuales apuntan a que en 2024 algo más del 8 % de la población (92 millones de personas) padeció inseguridad alimentaria moderada o grave en 2024 y un 1,5 % (17,4 millones de personas) posiblemente sufrió inseguridad alimentaria grave. La situación es resultado de diferentes tendencias en las dos regiones, con un descenso de la prevalencia estimada de la inseguridad alimentaria moderada o grave en Europa del 7,5 % en 2023 al 6,8 % en 2024 y un leve aumento en América septentrional del 10,4 % al 10,7 %.

Casi la mitad del número total de personas que padecen inseguridad alimentaria moderada o grave en el mundo vive en Asia, donde es alta la densidad demográfica, aunque la prevalencia de personas que padecen inseguridad alimentaria es mucho más alta en África (Cuadro 2.3 y Cuadro 2.4). También merece la pena señalar que la proporción de personas expuestas a inseguridad alimentaria que padecen inseguridad alimentaria grave varía en función de la región. En África, Asia y Oceanía, entre el 36 % y el 38 % del número total de personas expuestas a inseguridad alimentaria padece inseguridad alimentaria grave, frente al 31 % en América Latina y el Caribe y solo el 19 % en América septentrional y Europa.

Diferencias en la inseguridad alimentaria en las zonas rurales, periurbanas y urbanas y entre hombres y mujeres

Uno de los principios rectores básicos de la Agenda 2030 es no dejar a nadie atrás. Los esfuerzos por respetarlo necesitan datos objetivos sobre subpoblaciones específicas a fin de determinar si algunos grupos padecen mayor inseguridad alimentaria que otros y qué políticas pueden ser necesarias para abordar sus necesidades específicas.

A nivel mundial y en todas las regiones del mundo excepto en América septentrional y Europa, las personas que viven en zonas rurales suelen estar más expuestas a la inseguridad alimentaria que las que viven en zonas urbanas, mientras que la situación relativa de las poblaciones periurbanas difiere en función de la región (Figura 2.5)b. Alrededor del 32,0 % de las personas que vivían en las zonas rurales del mundo sufrieron inseguridad alimentaria moderada o grave en 2024, en comparación con aproximadamente el 28,6 % de las que vivían en las zonas periurbanas y el 23,9 % en las zonas urbanas. Prestando atención específica y exclusiva a la inseguridad alimentaria grave, surge un patrón similar, con cerca del 11,5 % de la población rural mundial que padece inseguridad alimentaria grave en comparación con el 11,0 % de la población periurbana y el 8,1 % de la población urbana.

Figura 2.5 A nivel mundial y en la mayoría de las regiones, la prevalencia de la inseguridad alimentaria se ha mantenido sistemáticamente más alta en las zonas rurales que en las urbanas desde 2022, con mejoras notables en las zonas urbanas de Asia y en las zonas urbanas, periurbanas y rurales de América Latina y el Caribe

NOTAS: Las diferencias en los totales se deben al redondeo a la cifra decimal más próxima. Oceanía no aparece a causa de la insuficiente cobertura demográfica.
FUENTE: FAO. 2025. FAOSTAT: Datos de Seguridad Alimentaria. [Consultado el 28 de julio de 2025]. https://www.fao.org/faostat/es/#data/FS. Licencia: CC BY 4.0.

La pauta de descenso de la inseguridad alimentaria en función del aumento del grado de urbanización resulta clara en África, donde se estima que el 62,8 % de la población que vivía en zonas rurales padecía inseguridad alimentaria moderada o grave, frente al 58,6 % en zonas periurbanas y el 55,7 % en zonas urbanas. Las poblaciones rurales están acusadamente más expuestas a la inseguridad alimentaria que las poblaciones urbanas en Asia y también en América Latina y el Caribe, pero la situación relativa de las poblaciones periurbanas difiere de las de África. En Asia y América Latina y el Caribe casi no existen diferencias entre las poblaciones rurales y periurbanas en cuanto a la inseguridad alimentaria moderada o grave, mientras que con respecto a la inseguridad alimentaria grave hay incluso indicios de niveles ligeramente más elevados en las zonas periurbanas. La única región donde existen indicios de que la inseguridad alimentaria puede incrementarse ligeramente con el aumento de la urbanización es América septentrional y Europa (tomadas como una sola región a efectos del presente análisis)c.

Si se compara la evaluación realizada en 2024 con la referencia de 2022 (primer año en que la FAO difundió el desglose por grado de urbanización del indicador 2.1.2 de los ODS), se observa un patrón claro: a nivel mundial la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave solo desciende en las zonas urbanas, del 25,7 % al 23,9 %, mientras que permanece prácticamente sin cambios en las zonas rurales y periurbanas. Se observa el mismo patrón en Asia, donde el acceso de la población a los alimentos mejora principalmente en las zonas urbanas, tal como se desprende de la caída de la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave del 21,9 % en 2022 al 19,2 % en 2024. Resulta llamativo que en América Latina y el Caribe las mejoras se distribuyeran de manera más equitativa entre las zonas rurales, periurbanas y urbanas, mientras que en África la inseguridad alimentaria empeoró tanto en las zonas rurales como urbanas y permaneció casi sin variaciones en las zonas periurbanas. En América septentrional y Europa se observaron indicios de una ligera mejora en todas las zonas.

Las persistentes desigualdades entre hombres y mujeres también son evidentes, pues la prevalencia de la inseguridad alimentaria sigue siendo mayor entre las mujeres adultas que entre los hombres adultos en todas las regiones del mundo (Figura 2.6)d. La brecha de género se amplió considerablemente a escala mundial tras la pandemia de la COVID-19, sobre todo en 2021, tras lo cual se redujo durante dos años consecutivos, pero según nuevas estimaciones la brecha mundial volvió a ampliarse entre 2023 y 2024. Durante este período, la diferencia en la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave entre hombres y mujeres aumentó de 1,3 a 1,9 puntos porcentuales y en la prevalencia de la inseguridad alimentaria grave de 0,6 a 0,8 puntos porcentuales. Tras estas fluctuaciones a lo largo de los últimos nueve años, la brecha de género en 2024 prácticamente recuperó el nivel de 2015, cuando se puso en marcha la Agenda 2030.

Figura 2.6 La brecha de género DISMINUYÓ en todo el mundo de 2021 a 2023, pero volvió a aumentar levemente en 2024, mientras que la prevalencia de la inseguridad alimentaria siguió siendo sistemáticamente más alta entre las mujeres que entre los hombres, a escala mundial y en todas las regiones

NOTA: Solo se muestran las regiones con datos disponibles para todas las subregiones.
FUENTE: FAO. 2025. FAOSTAT: Datos de Seguridad Alimentaria. [Consultado el 28 de julio de 2025]. https://www.fao.org/faostat/es/#data/FS. Licencia: CC BY 4.0.

En lo que respecta a la inseguridad alimentaria moderada o grave, el incremento de la brecha de género de 2023 a 2024 vino determinado principalmente por Asia, donde la diferencia en la prevalencia entre hombres y mujeres aumentó de 1,0 a 1,9 puntos porcentuales, y por América septentrional y Europa, donde la brecha aumentó de 1,2 a 1,6 puntos porcentuales.

Sin embargo, en el caso de la inseguridad alimentaria grave el incremento se debe sobre todo a África, donde se observó un aumento preocupante de la brecha de género, que pasó de 0,7 puntos porcentuales en 2023 a 1,3 puntos porcentuales en 2024.

La brecha de género en la inseguridad alimentaria registró pocos cambios entre 2023 y 2024 en América Latina y el Caribe, que sin embargo siguió siendo en 2024 la región del mundo con las mayores diferencias en la prevalencia de la inseguridad alimentaria entre hombres y mujeres (5,3 puntos porcentuales a nivel moderado o grave y 1,3 puntos porcentuales a nivel grave).

En resumen, las tendencias actualizadas del hambre y la inseguridad alimentaria apuntan a que en los últimos años se ha avanzado en algunas regiones en relación con la meta 2.1 de los ODS, relativa a poner fin al hambre y garantizar el acceso de todas las personas a suficientes alimentos durante todo el año. Sin embargo, los niveles mundiales de hambre e inseguridad alimentaria siguen estando muy por encima de los registrados al principio de la Agenda 2030; en 2024, cientos de millones de personas más tenían dificultades para satisfacer sus necesidades básicas de alimentos en comparación con 2015. El número de personas que padecen subalimentación crónica en el mundo se ha incrementado casi un 17 % desde 2015, con aumentos del número de personas que sufren inseguridad alimentaria moderada o grave de más del 40 % a nivel mundial y en Asia, y de más del 60 % en África. La consecución del objetivo del Hambre cero para 2030 puede parecer inalcanzable, pero el compromiso con la adopción de medidas urgentes destinadas a la realización progresiva del derecho a una alimentación adecuada para todas las personas es una obligación mundial que no puede desatenderse. Todos nos beneficiamos de un mundo en el que todas las personas tengan acceso a alimentos suficientes, especialmente a los alimentos nutritivos que forman parte de una dieta saludable.

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