3.4.1 ¿Ha afectado la inflación de forma diferente a los distintos alimentos en todo el mundo?
En 2020, la FAO, en colaboración con el Banco Mundial, comenzó a hacer un seguimiento mundial del costo de una dieta saludable y su asequibilidad con respecto a los ingresos disponibles para la adquisición de alimentos170, 171. Una dieta saludable consiste en una combinación variada de alimentos, como alimentos amiláceos, hortalizas, frutas, alimentos de origen animal, grasas y aceites, legumbres, frutos secos y semillasag, que ayuda a lograr una ingesta adecuada de nutrientes. Una dieta saludable es equilibrada en cuanto a la energía y sus fuentes primarias (hidratos de carbono, grasas, proteínas) y moderada en cuanto al consumo de productos que elevan el riesgo de enfermedades no transmisibles relacionadas con la alimentación, como grasas no saludables y azúcares agregados172. El costo de los alimentos puede ser un impedimento al acceso a una dieta saludable y a su consumo. Los alimentos amiláceos, los aceites y los azúcares resultan más baratos por caloría, mientras que los alimentos densos en nutrientes, como las frutas, las hortalizas, las legumbres y los alimentos de origen animal, son, por lo general, más carosah, 175–177.
Cerca de un tercio (32 %) de la población mundial no podía permitirse una dieta saludable en 2024 (véase la Sección 2.2), y es posible que la inflación haya contribuido a la persistencia de unos niveles de inasequibilidad altos. La inflación reduce el poder adquisitivo de las personas cuyos ingresos no aumentan a la par que los precios y tiene efectos en el bienestar y la salud que varían en función de la distribución de los aumentos de los precios entre los grupos de alimentos. Cuando la inflación afecta de manera desproporcionada a la asequibilidad de los alimentos ricos en nutrientes o reduce indirectamente la capacidad de los hogares de adquirir esos alimentos, puede mermar el consumo de dietas saludables, lo cual plantea a su vez graves riesgos con respecto a los resultados en materia de seguridad alimentaria y nutrición, especialmente para las poblaciones vulnerables.
Los datos sobre los precios mundiales revelan una disparidad persistente entre el precio por kilocaloría de los alimentos básicos amiláceos y el de los grupos de alimentos más densos en nutrientes, lo cual tiene consecuencias considerables para la calidad y la asequibilidad de la dieta. En esta subsección se analizan las tendencias de los precios medios de los distintos grupos de alimentos sobre la base de datos procedentes del PCI. En particular, se calcula el ratio correspondiente a los precios de los distintos grupos de alimentos en relación con los alimentos básicos amiláceos. Este tipo de alimentos (entre los que figuran, por ejemplo, los cereales, la harina, el arroz y las raíces y tubérculos) son alimentos básicos no elaborados o mínimamente elaborados (es decir, pertenecen a la categoría NOVA 1) y suelen ser la principal fuente de calorías para los consumidores de ingresos bajos. El ratio del precio medio de una categoría de alimentos de interés con respecto al precio de los alimentos básicos amiláceos indica el grado en el que comprar distintos alimentos supone una penalización en los precios con respecto a la fuente primaria de energía alimentaria de bajo costo. El análisis se centra en datos disponibles de las tres rondas del PCI correspondientes a 2011, 2017 y 2021. Si bien los datos disponibles son escasos, permiten caracterizar tendencias más largas. Este análisis se complementa con un análisis más detallado basado en estudios de caso de tres países que figura en la Sección 3.4.2. Como se ilustra en la Figura 3.11, los alimentos básicos amiláceos siguen siendo la fuente de energía alimentaria menos costosa en todos los países a lo largo del período de 10 años cubierto por el PCIai. En cambio, grupos de alimentos más nutritivos, como los alimentos de origen animal, las frutas y las hortalizas, resultan ser sistemáticamente los más caros. En 2021, el precio medio mundial de las hortalizas era 11,9 veces más alto que el de los alimentos amiláceos básicos, mientras que los alimentos de origen animal y las frutas eran 9,1 veces y 7,2 veces más caros, respectivamente. Incluso las legumbres, los frutos secos y las semillas (3,1 veces) y categorías de alimentos menos ricos en nutrientes, como los productos de confitería (3,7 veces), presentaban sobreprecios notables en comparación con los alimentos básicos amiláceos. Estas diferencias duraderas entre los precios subrayan los obstáculos económicos a los que se enfrentan muchos hogares para acceder a una dieta saludable. Además, los alimentos ricos en nutrientes, que son más caros, como los alimentos de origen animal, las frutas y hortalizas y las legumbres, son fundamentales para satisfacer las necesidades nutricionales de los lactantes y los niños pequeños154.
Figura 3.11 El costo de los alimentos básicos amiláceos es sistemáticamente menor que el de los grupos de alimentos más ricos en nutrientes

FUENTE: Costlow, L., Martínez, E., Gilbert, R., Nakasone, E. y Masters, W.A. (en prensa). Price dynamics for foods of varied nutritional characteristics – Background paper for The State of Food Security and Nutrition in the World 2025. Documento de trabajo de la División de Economía del Desarrollo Agrícola de la FAO n.o 25-07. Roma, FAO.
El consumo de alimentos ultraprocesados va en aumento pese a los indicios cada vez más abundantes de sus efectos negativos para la salud. Estos productos, caracterizados por ingredientes que rara vez se utilizan en preparados culinarios y por aditivos con funciones cosméticas (como aromatizantes, colorantes o edulcorantes), se producen mediante procesos mecánicos e industriales de otro tipo, como la extrusión, el moldeado y la freidura previa; contienen con frecuencia grandes cantidades de azúcares, grasas y sal, y por lo general carecen de muchos nutrientes beneficiosos, como fibras dietéticas de origen natural, sustancias fitoquímicas y otros compuestos bioactivos176. El consumo frecuente de alimentos ultraprocesados se ha relacionado con una amplia variedad de enfermedades no transmisibles y de riesgos para la salud, como la obesidad, la diabetes, el síndrome metabólico, las enfermedades cardiovasculares, determinadas formas de cáncer y trastornos de la salud mental178-187, por lo que representan un gran desafío para las políticas en materia de alimentos y salud pública. A pesar de las consecuencias negativas para la salud, el consumo de alimentos ultraprocesados ha ido en aumento en todo el mundo188–190. A este aumento han contribuido distintos factores, como su palatabilidad, la comodidad que suponen, su amplia disponibilidad, su larga vida comercial y su atractivo (resultado de intensas campañas de comercialización191–194. Puede que el menor precio de los alimentos ultraprocesados también haya contribuido a esta tendencia. Si bien hay cierta variación dentro de los grupos de alimentosaj, en 2021 los alimentos ultraprocesados eran, por término medio, un 47 % menos caros que los alimentos no elaborados o mínimamente elaborados y un 50 % menos caros que los alimentos elaboradosak (Figura 3.12).
Figura 3.12 Los alimentos ultraprocesados son más asequibles que sus alternativas menos elaboradas

FUENTE: Costlow, L., Martínez, E., Gilbert, R., Nakasone, E. y Masters, W.A. (en prensa). Price dynamics for foods of varied nutritional characteristics – Background paper for The State of Food Security and Nutrition in the World 2025. Documento de trabajo de la División de Economía del Desarrollo Agrícola de la FAO n.° 25-07. Roma, FAO.
La asequibilidad y la gran disponibilidad de alimentos ultraprocesados obedecen a transformaciones generales de los sistemas agroalimentarios mundiales y los hábitos de consumo. El menor costo de producción de estos alimentos es posible en virtud de la utilización de ingredientes industriales baratos (por ejemplo, aceites hidrogenados, aislados de proteínas y azúcares agregados y sal), así como de conservantes y estabilizadores que reducen el deterioro y los costos de almacenamiento, con lo que estos productos se vuelven más accesibles que los alimentos ricos en nutrientes, que son perecederos. Esta dinámica de la ofertaal ha coincidido con una urbanización rápida, un aumento de los ingresos y cambios en la composición de la mano de obra, en particular la participación de las mujeres, lo cual ha incrementado la demanda de opciones alimentarias atractivas, cómodas y estables en su almacenamiento, en zonas tanto urbanas como rurales de todo el mundo197–201. Sin embargo, si bien los alimentos ultraprocesados ofrecen asequibilidad y comodidad, su proliferación se ha producido a expensas de la salud de la población. El auge mundial de su consumo va estrechamente ligado a la escalada de la prevalencia de las enfermedades no transmisibles relacionadas con la alimentación187 y a la salud ambiental202, lo cual ejerce una presión cada vez mayor en los sistemas de salud y exacerba las desigualdades en materia de nutrición y bienestar.
La amplia estabilidad mundial de los precios relativos de los alimentos en el último decenio puede encubrir, sin embargo, matices importantes de las tendencias agregadas. Los precios relativos mundiales de los alimentos, evaluados tanto por grupo de alimentos como por nivel de procesamiento, permanecieron en gran medida estables entre 2011 y 2021. Esta estabilidad es indicio de ausencia de cambios estructurales en las relaciones de los precios a medio plazo entre distintos tipos de alimentos. Sin embargo, es importante señalar que esta perspectiva mundial, fundamentada en datos agregados de un decenio, podría ocultar importantes dinámicas a corto plazo o específicas de un país, en particular las aparecidas en los períodos inflacionarios recientes. Para entender mejor dichas variaciones, en la siguiente sección se examinan en mayor detalle las tendencias de los precios y la nutrición en tres estudios de caso de países concretos.
3.4.2 Inflación y precios de los alimentos: variaciones entre grupos de alimentos y niveles de elaboración: tres estudios de caso de países
La inflación de los precios de los alimentos de 2021 a 2023 (y, en algunos países, hasta 2024) presentaba variaciones acusadas de un grupo de alimentos a otro y los precios de los alimentos amiláceos y los aceites experimentaron subidas desproporcionadas de los preciosam que planteaban riesgos a los resultados en materia de seguridad alimentaria y nutrición. Los precios de los alimentos básicos amiláceos, como el trigo y los tubérculos amiláceos, aumentaron con mayor rapidez que la inflación de los precios de los alimentos en general, mientras que los aceites y grasas también experimentaron aumentos pronunciados. En esta sección se examinan las tendencias recientes de la inflación de los precios de los alimentos sobre la base de datos desglosados de los precios al consumidor de México (cuya población es de 130 millones), Nigeria (227 millones) y el Pakistán (240 millones), tres países grandes que representan a América Latina, África y Asia, respectivamente. Si bien el análisis no es exhaustivo, ofrece información sobre las pautas regionales incipientes. Como se muestra en la Figura 3.13A, la inflación de los precios de los alimentos de los tres países superó con creces la inflación general y se registraron repuntes notables de los precios de los alimentos amiláceos (tanto de los alimentos amiláceos básicos como de los alimentos amiláceos en generalan) y los aceites comestibles. Estas subidas de los precios fueron especialmente pronunciadas desde principios de 2022 hasta mediados de ese año y coincidieron con las perturbaciones de los mercados mundiales de cereales derivadas de la guerra en Ucrania, gran exportador de trigo y semillas oleaginosas. Las conclusiones ponen de relieve no solo la vulnerabilidad que tienen en algunos países las dietas dependientes de alimentos básicos ante las perturbaciones internacionales que afectan a los productos básicos, sino también la necesidad de fortalecer los sistemas de seguimiento de los precios de los alimentos.
Figura 3.13 El precio de los alimentos amiláceos y los aceites registró el mayor aumento en México, Nigeria y el Pakistán

FUENTE: Costlow, L., Martínez, E., Gilbert, R., Nakasone, E. y Masters, W.A (en prensa). Price dynamics for foods of varied nutritional characteristics – Background paper for The State of Food Security and Nutrition in the World 2025. Documento de trabajo de la FAO sobre la economía del desarrollo agrícola 25-09. Roma, FAO.
Los sobreprecios de los alimentos ricos en nutrientes, en particular de las hortalizas, las frutas y los alimentos de origen animal, siguen siendo cuantiosos y volátiles, lo cual refuerza los obstáculos económicos al consumo de dietas saludables. Como se observa en la Figura 3.13B, los precios de estos grupos de alimentos son superiores sistemáticamente a los de los alimentos básicos amiláceos, a los que sigue correspondiendo la mayor proporción de los gastos alimentarios en muchos países en desarrollo. Los sobreprecios más elevados corresponden a las hortalizas, seguidas por las frutas y los alimentos de origen animal. La volatilidad de estos precios se ve amplificada por factores como el carácter perecedero de los productos, las fluctuaciones estacionales de la oferta y las frecuentes interrupciones en las cadenas de suministro203, 204. Mientras que el reciente repunte de la inflación de los alimentos básicos amiláceos (Figura 3.13A) ha reducido hasta cierto punto estas diferencias relativas, los sobreprecios absolutos siguen siendo pronunciados. Sobre la base del precio por caloría, las hortalizas siguen siendo entre 7 y 24 veces más caras que los alimentos básicos amiláceos, mientras que los productos de origen animal y las frutas son entre 5 y 10 veces y 4 y 15 veces más caros, respectivamente. Estas brechas de precios persistentes ponen de relieve las dificultades estructurales para mejorar la calidad de las dietas en los entornos de ingresos bajos y la importancia de intervenciones de política que favorezcan el acceso a alimentos variados y ricos en nutrientes.
Mientras que los alimentos básicos amiláceos como el arroz, el trigo y los tubérculos siguen constituyendo las fuentes alimenticias más asequibles, los cambios de los precios relativos de los alimentos tienen consecuencias importantes para la asequibilidad de las dietas saludables, en particular entre los hogares de ingresos bajosao. Los aumentos pronunciados de los precios de los alimentos básicos amiláceos pueden tener graves consecuencias para los consumidores de ingresos bajos, muchos de los cuales dependen de estos productos para satisfacer sus necesidades de energía cotidianas. En la edición de 2023 de este informe se señalaba que, en una muestra de 11 países africanos, los hogares asignaban el 38 % de sus gastos alimentarios a alimentos amiláceos, lo que subrayaba la importancia de este grupo de alimentos. Debido a la acusada inflación de los alimentos amiláceos, el costo relativo de los alimentos ricos en nutrientes, con inclusión de las frutas, las hortalizas y los productos de origen animal, disminuyó en los países analizados. Sin embargo, ello no se traduce necesariamente en mejoras de la calidad de la dieta. Cuando suben los precios de los alimentos básicos, los presupuestos familiares, ya limitados, se ven más constreñidos, lo cual podría reducir la capacidad de las familias de asignar gastos a grupos de alimentos más variados y ricos en nutrientes21, 175.
Comprender los efectos de los cambios de los precios relativos de los alimentos en la adecuación alimentaria de los hogares requiere un atento examen que no se quede en las tendencias de los precios medios. Si bien se tienen indicios de cambios de los precios medios relativos en los grupos de alimentos, esto no basta en sí para confirmar que los hogares hayan dejado de poder permitirse una dieta saludable. Los hogares todavía podrían acceder a productos con un costo relativamente bajo dentro de grupos de alimentos más caros, lo que aumentaría sus posibilidades de consumir una dieta saludable a pesar de la inflación general. Sin embargo, si la inflación afectara desproporcionadamente a estos productos con el costo más bajo, la capacidad de los hogares de consumir una dieta saludable podría verse comprometida. Por lo tanto, se necesita un análisis más detallado para determinar si la subida de los precios de los alimentos entre 2019 y 2024 restringió el acceso a dietas saludables.
Para evaluar esto, el análisis adopta un marco modificado del costo de una dieta saludable ajustado a los datos de los precios mensuales correspondientes a México, Nigeria y el Pakistán. De conformidad con la metodología establecida (Sección 2.2), el enfoque determina entre uno y tres de los productos menos costosos de cada grupo de alimentos —incluidos los alimentos amiláceos, las hortalizas, las frutas, los alimentos de origen animal, las legumbres, los frutos secos y semillas y los aceites y grasas— en cada país y año. Dada la estacionalidad inherente de los datos de los precios mensuales, en particular en el caso de mercancías perecederas como las hortalizas, el análisis sigue la frecuencia con que cada producto aparece como opción de costo más bajo durante el período objeto de estudio. Estas frecuencias sirven como coeficientes de ponderación para configurar una cesta saludable “general” representativa. El valor monetario resultante de esta cesta se utiliza como indicador indirecto de la dieta saludable menos costosa, lo que ofrece una medida más directa del acceso de los hogares a alimentos nutritivos cuando cambian las condiciones para la fijación de los precios (Figura 3.14).
Figura 3.14 Índices de los precios de los productos seleccionados para las dietas saludables menos costosas

FUENTE: Costlow, L., Martínez, E., Gilbert, R., Nakasone, E. y Masters, W.A. (en prensa). Price dynamics for foods of varied nutritional characteristics – Background paper for The State of Food Security and Nutrition in the World 2025. Documento de trabajo de la División de Economía del Desarrollo Agrícola de la FAO n.° 25-07. Roma, FAO.
Al centrarse en las opciones menos costosas de cada grupo de alimentos necesarios para una dieta saludable, se observa que la inflación tiene efectos heterogéneos en el costo de estas opciones. El precio de la dieta saludable menos costosa disminuyó en Nigeria hasta mediados de 2023, si bien había aumentado a finales del período objeto del análisis. En el Pakistán se observó una tendencia oscilatoria, lo que probablemente era reflejo de fluctuaciones estacionales. En cambio, en México, la dieta saludable de menor costo se encareció, lo cual es señal de que el costo real de los alimentos y de la dieta saludable menos costosa pueden variar ampliamente de un país a otro, incluso en períodos de inflación elevada.
Puede que la inflación de los precios de los alimentos haya afectado de forma distinta a los alimentos elaborados y a los no elaborados en los distintos países entre 2019 y 2024. La urbanización, las grandes campañas de comercialización lanzadas por los fabricantes de alimentos, la subida de los ingresos y la mayor participación de la mano de obra impulsan la demanda de alimentos cómodos, atractivos y ultraprocesados que a menudo presentan un alto contenido de grasas no saludables, azúcares o sal21. La elaboración de los alimentos potencia su atractivo al mejorar su sabor, prolongar su vida útil y reducir el tiempo de preparación206. Dicho procesamiento exige mano de obra e insumos adicionales para el proceso de producción, lo que puede elevar los costos. Por ejemplo, la reciente inflación de los precios de los alimentos en los Estados Unidos de América ha venido determinada en gran medida por el aumento de los precios de los alimentos elaborados. En un mercado laboral en el que escasea la mano de obra y en un entorno de inflación elevada, el aumento de los salarios ha incrementado los costos de mano de obra, producción y distribución207. Estos costos adicionales se han trasladado a los consumidores, lo que ha dado lugar a un encarecimiento de los alimentos elaborados frente a los no elaborados. Sin embargo, se dispone de datos limitados para determinar si esta pauta se cumple también en otras regiones, en particular en los países de ingresos bajos y medios.
En Nigeria, la inflación reciente ha afectado de forma semejante a los precios de los alimentos elaborados y no elaboradosap, mientras que en México y el Pakistán los alimentos no elaborados o mínimamente elaborados eran sistemáticamente más caros. En Nigeria, parece que la inflación ha afectado de forma semejante a los alimentos ultraprocesados, a los elaborados y a los no elaborados, lo que sugiere que la crisis inflacionaria no ha vuelto los alimentos ultraprocesados más asequibles que las opciones no elaboradas. Los sobreprecios de los alimentos ultraprocesados son, por lo general, inferiores a los de los alimentos no elaborados cuando se comparan los productos de todos los grupos de alimentos, pero los no elaborados o mínimamente elaborados no son necesariamente los más caros (Figura 3.15). Por otro lado, en países como México y el Pakistán, los alimentos no elaborados o mínimamente elaborados fueron las opciones más caras de 2019 a 2024.
Figura 3.15 Tendencias de los precios por categoría NOVA de elaboración de los alimentos en relación con los alimentos básicos amiláceos en México, Nigeria y el Pakistán

FUENTE: Costlow, L., Gilbert, R. y Martínez, E. (en prensa). Price dynamics for foods of varied nutritional characteristics – Background paper for The State of Food Security and Nutrition in the World 2025. Documento de trabajo de la División de Economía del Desarrollo Agrícola de la FAO n.o 25-07. Roma, FAO.