Cercano ya el plazo de 2030, el mundo sigue lejos de la consecución del ODS 2: Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible.
Incluso antes de la pandemia de la COVID-19, el progreso se había estancado, la seguridad alimentaria presentaba ya indicios de deterioro y los indicadores nutricionales apenas presentaban mejoras. La pandemia y los ulteriores aumentos de los precios de los alimentos acentuaron estas tendencias y elevaron la subalimentación mundial a niveles muy superiores a los anteriores a la pandemia. Mientras que las estimaciones mundiales actualizadas presentan indicios de mejora en los últimos años, los niveles mundiales de hambre e inseguridad alimentaria siguen muy por encima de los registrados cuando en 2015 se puso en marcha la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Cuando las economías mundiales empezaban a recuperarse de la pandemia y sus perturbaciones, se desencadenó una serie de desafíos en cascada que elevaron la inflación de los precios de los alimentos. El auge de la demanda después de la pandemia, espoleado por intensas medidas de alivio fiscal, vino seguido en breve por presiones relativas a la oferta derivadas de alteraciones geopolíticas como la guerra de Ucrania y perturbaciones de las rutas comerciales agravadas por distintos fenómenos extremos. Combinados, estos factores han elevado los precios internacionales de los alimentos a niveles comparables a los registrados en las crisis alimentarias históricas, como las de 1973 a 1974 y de 2007 a 2008, lo cual ha devuelto la seguridad alimentaria y la nutrición al primer plano de la agenda de las políticas mundiales.
El aumento de los precios de los alimentos afecta de forma desproporcionada a los hogares de ingresos bajos, que destinan una parte considerable de sus ingresos a la adquisición de alimentos. Aunque los precios internacionales de los productos básicos agrícolas recuperaron gradualmente niveles más bajos a fines de 2022, la inflación nacional de los precios de los alimentos sigue planteando problemas en varios países. Si los ingresos no aumentan proporcionalmente, el aumento de los precios merma el poder adquisitivo, lo cual no solo amenaza los resultados en materia de seguridad alimentaria y nutrición, sino que pone en peligro la consecución de varios ODS distintos del Hambre cero (ODS 2), como los objetivos de Fin de la pobreza (ODS 1) y Salud y bienestar (ODS 3). Aparte de los efectos en las personas más expuestas a la inseguridad alimentaria, la alta inflación de los precios de los alimentos ha repercutido en la totalidad del sistema social, lo cual ha elevado la frustración popular y ha ejercido presión en los responsables de las políticas de todo el planeta. Además, en vista de que en la mayoría de las economías corresponde a los alimentos una parte considerable del índice de precios al consumidor (IPC), el aumento de la inflación de los precios de los alimentos ha pasado a despertar mayor preocupación entre muchos bancos centrales, que han tenido que hacer frente a presiones inflacionarias más amplias. Con todo, siguen siendo escasos los análisis exhaustivos de los efectos del aumento de los precios de los productos básicos en la inflación de los precios de los alimentos y su repercusión en la seguridad alimentaria y la nutrición, en particular con respecto a distintos grupos de alimentos en determinados países. Análogamente, la evaluación de las respuestas en materia de políticas y la determinación de las intervenciones más eficaces para limitar los efectos negativos de la inflación de los precios de los alimentos en las poblaciones vulnerables son esenciales para elaborar estrategias focalizadas y basadas en hechos comprobados dirigidas a fomentar la resiliencia y promover la seguridad alimentaria.
En El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2025 se analizan las causas últimas de la reciente inflación de los precios de los alimentos y su repercusión en la seguridad alimentaria y la nutrición a escala mundial. Se investiga en concreto la manera en que el aumento de los precios de los alimentos ha afectado a los ingresos disponibles de los consumidores y a su capacidad de acceder a los alimentos. En el informe también se indaga en los efectos de la inflación en distintos grupos de alimentos y se examinan los cambios en la asequibilidad de las dietas saludables. Además, se ponen de relieve respuestas en materia de políticas que surten efecto a escala nacional y se determinan soluciones prácticas para hacer frente al doble desafío del aumento de los precios de los alimentos y los mayores niveles de inseguridad alimentaria y malnutrición.
En esta edición de 2025 se ofrece a los responsables de las políticas un conjunto de políticas necesarias para hacer frente a la inflación de los precios de los alimentos a la vez que se impulsan los progresos mundiales encaminados a poner fin al hambre, la inseguridad alimentaria y todas las formas de malnutrición y conseguir que las dietas saludables resulten asequibles para todos.