R. Morandini
Riccardo Morandini
es el ex director del Istituto Sperimentale per la Selvicoltura, Arezzo, Italia. Desde 1958 pertenece a Silva Mediterranea, en cuyo comité ahora desempeña el cargo de asesor científico.
Reseña histórica del trabajo del órgano estatutario de la FAO sobre bosques mediterráneos.
Desde el mismo momento de su establecimiento, la FAO reconoció que en la zona del Mediterráneo los problemas de la conservación del suelo, la mejora de los bosques y la repoblación forestal debían ser objeto de una atención preferente. Además, estos aspectos tenían connotaciones muy características, debido a las peculiares condiciones climáticas, históricas y socioeconómicas de la región. Por ello pareció aconsejable encomendar la consideración de su conservación y utilización a un órgano específico, capaz de interpretar las múltiples dimensiones de ese entorno.
Con esa finalidad se estableció un órgano estatutario, la Subcomisión sobre los Problemas Forestales del Mediterráneo, bajo los auspicios de la Comisión Forestal Regional Europea. La Subcomisión inició sus actuaciones con una reunión celebrada en Roma en 1948. Pero la idea de crear un organismo especial para afrontar los problemas forestales del Mediterráneo no era nueva: casi 40 años antes, en el Congreso Internacional de Agricultura y Silvicultura celebrado en Madrid en 1911, Robert Hickel, un especialista forestal francés con una larga experiencia en Argelia y otros países mediterráneos, presentó un informe sobre «El problema de la repoblación forestal en la cuenca mediterránea». Hickel afirmaba que todos los intentos de aplicar en los bosques mediterráneos los métodos silvícolas y de ordenación empleados tradicionalmente en los bosques de Europa central se habían saldado en un completo fracaso. A continuación, subrayaba la necesidad de elaborar nuevas técnicas, basadas en los estudios y experiencias realizados en la región del Mediterráneo por especialistas forestales del Mediterráneo. Su informe concluía con estas palabras: «Para ello es preciso crear la dependencia de la Silva Mediterranea, crear un vínculo que una a los especialistas forestales mediterráneos de las distintas naciones. Creo que ese vínculo se podría encontrar en una asociación internacional de técnicos de los distintos países interesados, y en la creación de un órgano que se reuniría periódicamente para estudiar todas las cuestiones que afectan al bosque mediterráneo.»
El llamamiento de Hickel encontró la respuesta entusiasta de muchos especialistas forestales de la región, y en 1922 se creó Silva Mediterranea, asociación forestal del Mediterráneo, con la participación de científicos y oficiales de los servicios forestales de un gran número de países del Mediterráneo.
Los estatutos recogían claramente sus principales objetivos: «La asociación estudiará todas las cuestiones forestales concernientes a la cuenca mediterránea, particularmente las mejores especies autóctonas y exóticas, así como los métodos de tratamiento, reforestación, reglamentación y restablecimiento de los pastizales, de lucha contra los incendios, etc.» (art. 2). «Estudiará y difundirá los medios de propaganda apropiados para modificar la mentalidad de la población en un sentido favorable al patrimonio forestal [... ] fomentará la formación de asociaciones locales [...] para la reforestación y la mejora de la actividad del pastoreo, asociaciones silvopastorales...» (art. 3). La asociación desarrolló una intensa actividad: celebraba reuniones periódicas y publicaba el Bulletin de la Silva Mediterranea que consistía en informes que todavía conservan su interés.
Sin embargo, a finales de los años treinta el clima político cada vez más enrarecido comportó primero la drástica reducción de las actividades de la asociación forestal del Mediterráneo y luego su total interrupción. La creación en 1948 de la Subcomisión sobre los problemas forestales del Mediterráneo en el seno de la FAO permitió reunir a algunos miembros de Silva Mediterranea con oficiales de los servicios forestales de todos los países que se extienden desde el Atlántico hasta el Caspio y desde el Sahara a los Alpes1.
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La Subcomisión, que se creó en el marco de la Comisión Forestal Europea, se situó más tarde bajo el patrocinio conjunto de las comisiones forestales para Europa, el Cercano Oriente y África.
Hasta 1970, la Subcomisión se reunió cada dos años; en la reunión celebrada en 1956 en Niza se adoptó el nombre de la antigua asociación Silva Mediterranea como denominación oficial de la Subcomisión. Tras varios años de inactividad, en 1985 Silva Mediterranea, reorganizada como Comité de la FAO sobre Cuestiones Forestales del Mediterráneo, comenzó a desarrollar de nuevo una intensa actividad. Su reunión más reciente se celebró en Antalya (Turquía) con ocasión del XI Congreso Forestal Mundial.
La utilización de la tierra, la conservación del suelo, la repoblación forestal y la producción de madera son los principales temas a los que se presta atención en el marco general de una organización forestal de carácter normativo cuya finalidad es promover un enfoque integrado que implica siempre la participación de la población local. Con el paso de los años se concibió un Proyecto de desarrollo del Mediterráneo en cooperación con la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) (1960) y en los años ochenta se elaboró y adoptó oficialmente un Plan de acción forestal del Mediterráneo orientado a la mejora de la planificación forestal en los diferentes países de la región. El plan de acción tiene características similares a las del Plan Azul para el Mediterráneo promovido por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la FAO y otras organizaciones interesadas.
El uso de la tierra abarca una gran variedad de aspectos sociales, económicos, políticos y técnicos. En la zona del Mediterráneo, la evolución secular de la agricultura, la ganadería y la silvicultura ha estado marcada por el aumento progresivo de la presión humana sobre los bosques, que ha desembocado en la degradación y destrucción de zonas muy extensas. En los casos más graves, la erosión del suelo ha dejado paso a la desertificación.
En la zona septentrional del Mediterráneo, el éxodo rural y la urbanización redujeron en los años sesenta la presión humana sobre los bosques, provocando incluso su abandono. Esto ha desencadenado nuevos problemas, particularmente el de los incendios forestales. En cambio, en la vertiente meridional, la presión sobre el bosque no cesa de aumentar y en la actualidad la tasa de deforestación se sitúa por encima del 1 por ciento anual.
Rodal de Cedrus atlantica en Marrruecos
Silva Mediterranea ha debatido durante decenios los diferentes aspectos y problemas y su evolución. En las reuniones principales se abordan temas generales, principalmente cuestiones de política forestal, economía y organización; los temas especiales, es decir, los de carácter técnico y científico, se confían a grupos especiales de trabajo. Por ejemplo, un grupo sobre ecología, creado en 1948, elaboró una mapa sobre el límite eumediterráneo y las zonas de transición, que sirvió como base para trazar posteriormente el mapa bioclimático de la zona mediterránea (FAO/UNESCO, 1962). Los grupos se centran en los problemas del corcho y el alcornoque; las técnicas de reforestación (en relación con la preparación del suelo y su mecanización, las técnicas en los viveros, la selección de especies, etc.).
Especial atención merece el grupo de trabajo sobre el eucalipto. Ha llevado a cabo toda una serie de estudios ecológicos y biológicos, ensayos de introducción, genética, plantación y manejo. El trabajo de este grupo fructificó en sendas conferencias sobre el eucalipto en Roma (1956) y Sao Paulo (1961) y, posteriormente, en la publicación de un libro básico titulado La repoblación forestal con eucaliptos (FAO, 1981).
Ante la necesidad de llevar a cabo una labor de investigación más avanzada y coordinada, se estableció un Comité de coordinación de la investigación forestal en el Mediterráneo, en estrecha cooperación con la Unión Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal (IUFRO). Se han creado diversas redes de investigación sobre la influencia de la cubierta forestal en el régimen hídrico, la función de las fajas de protección, la selección de coníferas mediterráneas para el suministro de semillas, la introducción de especies exóticas (especialmente el eucalipto) y la mejora de los pastizales. Posteriormente, se crearon otras redes sobre los incendios forestales, la silvicultura del pino piñonero y del cedro, las especies arbóreas y arbustivas plurifuncionales, y el alcornoque. En este momento se está estudiando la creación de sendas redes sobre los productos forestales no madereros y sobre la valoración de la madera mediterránea.
CONCLUSIÓN
A lo largo de su trayectoria, la actividad de Silva Mediterranea ha abarcado múltiples facetas. Durante el primer decenio de su existencia se dio prioridad a los aspectos técnicos y científicos, con el fin de asentar la actividad práctica sobre unas bases sólidas. Desde los años sesenta, y en razón del Proyecto de desarrollo del Mediterráneo, se ha venido prestando más atención a los retos institucionales, tales como la legislación, la administración y la financiación, así como a la necesidad de coordinación y cooperación en la tarea de investigación.
Tras el intervalo de los años setenta, se están considerando nuevamente las principales cuestiones de política a la luz de las nuevas tendencias de un enfoque más global y de la necesidad más apremiante de mejorar el bienestar general.
La sólida cooperación con la IUFRO en lo que respecta a las actividades de investigación se ha desarrollado en paralelo a la colaboración con otras organizaciones u organismos interesados en las cuestiones del Mediterráneo, tales como la UNESCO, el Programa de las Naciones Unidas para el medio ambiente (PNUMA), el Centro Internacional de Estudios Superiores sobre Agronomía Mediterránea (CIHEAM) y, recientemente, Forêt Méditerranéenne.
En la última reunión, celebrada en Antalya, la función y el futuro de Silva Mediterranea fueron objeto de un intenso debate, en el curso del cual algunos participantes llegaron incluso a cuestionar la necesidad de la Comisión. Sin embargo, se acabó por reconocer en general (como ya había ocurrido en el X Congreso Forestal, celebrado en París en 1990) que los países del Mediterráneo necesitan de un foro específico en el que los problemas forestales de la región puedan recibir la debida atención.
La trayectoria positiva de más de medio siglo, con un equilibrio entre los aspectos normativos, científicos y tecnológicos, debe ser el fundamento en el que se asiente la labor futura, orientada al logro de los objetivos principales de la Comisión: la conservación y restauración de los bosques mediterráneos.
Bibliografía
FAO. 1981. El eucalipto en la repoblación forestal. Roma.
FAO-UNESCO. 1962. Carte bioclimatique de la zone méditerranéenne. París.