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Canje de deuda por naturaleza: las experiencias de un decenio y nuevas orientaciones para el futuro

J.P Resor

James P. Resor es el director de Conservation Enterprises, Fondo Mundial para la Naturaleza, Estados Unidos.

En este artículo se analiza la experiencia del canje de la deuda por actividades de protección de la naturaleza, los logros conseguidos y las dificultades existentes, así como la forma en que este mecanismo ha llevado a formular otros procedimientos innovadores para financiar actividades de conservación de la naturaleza, como los fondos fiduciarios para actividades de conservación.

Una vista del Santuario Marino de El Nido, en la isla de Palawan, Filipinas, creado con los fondos provenientes del canje de la deuda por naturaleza

En 1984, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWP) puso en marcha el sistema de canje de la deuda por actividades de protección de la naturaleza como un mecanismo para fomentar las iniciativas conservacionistas en los países en desarrollo La idea surgió de la observación de que una gran parte de la diversidad biológica: del mundo se encuentra en los mismos países que sufren una mayor presión financiera derivada del peso de la deuda externa. Mediante este sistema se obtienen fondos para utilizarlos en iniciativas nacionales de conservación, basándose en el modelo de conversión de deuda en capital, en el que agentes del sector privado compran deuda a menor precio y la intercambien por inversiones en moneda nacional en el país endeudado. Si bien es cierto que la conversión de deuda en capital constituyó el modelo inicial del nuevo mecanismo financiero, el canje de la deuda por actividades de protección de la naturaleza tiene una finalidad muy diferente. Mientras que la conversión de deuda en capital tiene como finalidad generar beneficios para el inversor, el único objetivo que persigue el mecanismo del canje de deuda por naturaleza es conseguir fondos adicionales para llevar a cabo actividades de conservación en un país. El elemento diferenciador en este mecanismo consiste en que no existe transferencia de propiedad o repatriación de capital a un inversor extranjero.

En 1987, el Gobierno de Bolivia firmó con Conservación Internacional (CI) el primer acuerdo de canje de deuda por naturaleza, en virtud del cual CI adquirió deuda exterior boliviana por valor de 650000 dólares por un precio de 100000 dólares. A cambio, el Gobierno de Bolivia se comprometió a dispensar a la reserva de la biosfera de Beni la máxima protección jurídica y a crear tres nuevos espacios protegidos en la zona adyacente. Se comprometió también a aportar 250000 dólares en moneda nacional para actividades de ordenación en la reserva de Beni. Sin embargo, este acuerdo de canje suscitó muchas controversias y su ejecución se retrasó a causa de diversos factores como la falta de participación de organizaciones nacionales en Bolivia, algunos malentendidos originados por la difusión de informaciones de prensa engañosas y la novedad que entrañaba este mecanismo de canje de deuda por naturaleza (FAO, 1993, Conservación Internacional, 1989). Pero, a largo plazo, la controversia del canje en Bolivia tuvo el efecto positivo de despertar una gran atención sobre los desafíos planteados en la esfera de la conservación y contribuyó a que el sistema de canje de deuda por naturaleza arraigara como instrumento original para financiar actividades de conservación.

Este sistema comenzó a considerarse como una forma inteligente de multiplicar las contribuciones para actividades de conservación en países en desarrollo. Tanto los donantes como las organizaciones ecologistas consideraron que servía para aumentar los fondos destinados a financiar las tan necesarias iniciativas de conservación en los países en desarrollo. Muchos gobiernos de estos países lo aceptaron al considerar que podía contribuir a afrontar el problema de su deuda externa y a promover programas de desarrollo y conservación en su país. Por otra parte, desde el punto de vista publicitario, la idea de canjear la deuda por actividades de protección de la naturaleza tuvo una buena acogida.

La reserva ecológica Cuyabeno, Ecuador

Cómo funciona el canje de «deuda por naturaleza»

El canje de deuda por naturaleza supone comprar deuda externa, convertirla en moneda nacional y utilizar el producto resultante para financiar actividades de conservación. La eleve de la transacción es que los bancos comerciales (o los gobiernos) estén dispuestos a vender la deuda a un precio inferior al valor total del préstamo inicial. Esto puede parecer impensable. En efecto, ¿por qué una institución de crédito que posee un pagaré de un millón de dólares, por ejemplo, estaría dispuesta a desprenderse de él por la mitad de esa suma? La respuesta radica en la realidad económica de que muchos países en desarrollo no pueden hacer frente a toda la deuda que han acumulado y, tal vez, nunca estarán en condiciones de hacerlo. Ante esa situación, es posible que los bancos comerciales prefieran vender la deuda a un precio descontado en lagar de esperar un reembolso incierto en el futuro.

Aunque no existen dos operaciones de canje de la deuda que sean idénticas, por lo general se atienen al siguiente proceso:

1. Un país endeudado establece directrices generales para adaptar un programa de «deuda por naturaleza» e invita a participar en él a organizaciones ecologistas.

2. Una organización ecologista internacional y diversas organizaciones nacionales públicas y privadas suscriben un acuerdo sobre un programa de conservación del medio ambiente.

3. Las organizaciones ecologistas participantes comprueban que dispondrán de fondos suficientes para efectuar la compra de la deuda o que podrán conseguir donaciones o una condonación parcial de la deuda.

4. Los asociados solicitan la aprobación del canje por el gobierno. Generalmente, acuden al Banco Central y al ministerio de finanzas y, en muchos casos, al ministerio que tiene jurisdicción sobre el sector al que se destinarán los fondos obtenidos.

5. Se negocian las condiciones del canje, tales como el tipo de cambio al convertir la moneda extranjera en moneda nacional, la tasa de rescate y el mecanismo de inversión nacional. El precio de compra depende del precio de la deuda en el mercado secundario, que está determinado por los antecedentes del país en materia crediticia y por las expectativas de reembolso. La cuantía de los fondos generados para las actividades de conservación depende de la tasa de rescate, que es el porcentaje del valor nominal de la deuda que se amortiza en moneda nacional. En ocasiones, la tasa de rescate es el 100 por ciento del valor nominal, pero muchas veces es inferior, en función de las negociaciones entre las partes implicadas. La tasa de rescate debe ser superior al precio de compra en un margen suficiente para que merezca la pena efectuar la transacción.

6. Se compra la deuda y se presenta al banco central del país endeudado, que cancela la deuda y suministra fondos en moneda da nacional, ya sea en efectivo o en bonos.

7. Se ejecutan los programas de conservación a lo largo del periodo que abarca el programa acordado.

Canje de deuda por naturaleza en Filipinas

En 1988, el WWF compró 390000 dólares de deuda filipina a un precio descontado de 200000 dólares (el 51 por ciento de su valor nominal). Luego, el Banco Central de Filipinas amortizó la deuda por el equivalente del valor nominal total, de 390000 dólares, en pesos filipinos en un período de dos años. En otras palabras, el Banco Central no debía ya 390000 dólares a los bancos comerciales, sino que acordó pagar el equivalente en pesos para financiar determinados proyectos de conservación. Este acuerdo permitió al Banco Central mantener dinero en el país para ayudar a estimular la inversión en lugar de destinarlo al reembolso de la deuda y, además, contribuyó a reducir la presión sobre las escasas existencias de moneda fuerte del banco. Las ventajas del canje desde el punto de vista de la conservación son también evidentes. La Haribon Foundation, una organización ecologista de Filipinas, utilizó los fondos del canje de la deuda para realizar diversas actividades de conservación, desde un mayor apoyo a la ordenación de los parques nacionales hasta la organización de programas de capacitación para profesionales nacionales en el ámbito de la conservación.

Hasta la fecha se ha adquirido aproximadamente deuda externa comercial por valor de unos 180 millones de dólares, por un monto total de 47 millones de dólares (esto es, el 26 por ciento del valor nominal), que ha generado fondos por una cuantía superior al equivalente de 130 millones de dólares, para actividades de conservación. Si se incluyen los canjes efectuados en otros sectores sociales (por ejemplo, sanidad y educación), en 1995 se han ejecutado canjes de deuda para el desarrollo por valor de más de 500 millones de dólares. De hecho, entre 1989 y 1995 sólo el UNICEF adquirió deuda por valor de 189 millones de dólares a un precio medio de compra del 12 por ciento y generó fondos por un total de 44 millones de dólares (un rescate medio del 23,3 por ciento) para financiar programas de desarrollo para la infancia en ocho países. El costo de adquisición de la deuda fue muy bajo en promedio, dado que 127 millones de dólares de la deuda correspondieron a canjes en Sudán y Zambia, donde el precio de la deuda es muy bajo (aproximadamente del 2 y el 11 por ciento, respectivamente).

Los canjes de deuda comercial iniciados por organizaciones no gubernamentales dieron lugar a una segunda generación de canje de deuda, que ha supuesto la reestructuración de la deuda entre estados, a fin de reducir las transferencias financieras desde países en desarrollo y proveer financiación para las actividades de conservación y de otros sectores sociales. Por ejemplo, la Iniciativa Empresa pro América (EAI), que implicó la condonación parcial de deudas contraídas por estados de América Latina con los Estados Unidos, supuso la condonación del 53,8 por ciento de la deuda de siete países latinoamericanos, que ascendía en total a 1626,3 millones de dólares, durante el período 1991-1993. De esta forma, se obtuvieron aproximadamente 154 millones de dólares para financiar programas de conservación de supervivencia de niños en los diez años subsiguientes.

Aunque estas cantidades representan tan sólo una pequeña proporción de la deuda de los países en desarrollo, que asciende a más de 1 billón de dólares, este proceso ha reportado importantes beneficios en la esfera de las actividades de conservación y otros programas sociales. Asimismo, el canje de deuda por naturaleza ha influido en la forma en que las organizaciones ecologistas, donantes y gobiernos, tanto en los países desarrollados como en desarrollo, enfocan las actividades de conservación.

Aunque inicialmente este sistema poco usual de canje despertó un gran interés, de hecho es más un medio que un fin en sí mismo. En último extremo, el éxito del canje de deuda por naturaleza depende de la viabilidad de los programas financiados y de la solidez de las organizaciones y comunidades que llevan a cabo los programas y administran el sistema de canje.

Uno de los aspectos más satisfactorios de este mecanismo es la posibilidad de influir en la conservación a largo plazo. El sistema de canje de la deuda constituye una fuente de financiación que facilita la ejecución de programas de conservación con un horizonte temporal prolongado.

Por ejemplo, dos canjes efectuados en el Ecuador por Fundación Natura (una ONG ecuatoriana), el WWF y The Nature Conservancy (una organización ecologista radicada en los Estados Unidos) en 1987 y 1989 permitieron financiar un programa cuyo costo era de 10 millones de dólares. El Banco Central del Ecuador debe reembolsar el monto del canje a Fundación Natura en un plazo de nueve años, colocando cada año un porcentaje en un fondo de dotación de capital que se mantendrá a perpetuidad (Gibson y Curtís, 1990). A su vez, Fundación Natura colabora con el Ministerio de Agricultura y Ganadería del Ecuador (que es responsable de los parques nacionales) y con numerosas ONG nacionales en la ejecución de diversos programas de conservación. Así, el programa de canje de deuda, por un monto de 10 millones de dólares, ha generado ya en el Ecuador más de 10 millones de dólares en moneda nacional para actividades de conservación y continuará generando fondos durante los próximos años.

No obstante, persisten dificultades: en un principio las organizaciones conservacionistas presentaban deficiencias en cuanto a la capacidad organizativa y la planificación estratégica, aspectos que ha sido difícil institucionalizar pese a las ventajas de disponer de financiación a largo plazo. Estos desafíos se complican en los casos en que el panorama político y económico es inestable, hasta el punto de hacer inviables los canjes, que implican costos de transacción elevados y reembolsos a largo plazo. Esto explica en parte por qué en muchos países, pese a que la deuda estuviera muy descontada, no se han formulado programas de canje de la deuda de gran evergadura.

El caso de Zambia ilustra algunas de estas cuestiones pero muestra también cómo se pueden resolver. En 1989, el WWF llevó a cabo un canje de deuda en Zambia por valor de 2,2 millones de dólares. Aparentemente, este canje era muy satisfactorio puesto que la deuda se compró con un costo de tan sólo el 20 por ciento, pero como consecuencia de las deficiencias de planificación y de la rápida devaluación del kwacha zambiano, el WWF se vio obligado a gastar los ingresos del canje en moneda nacional en menos de un año, lo cual anuló en gran medida el efecto previsto de las actividades de conservación. En cambio, en 1993 el Gobierno de Zambia formuló, después de largas negociaciones, un programa de conversión de la deuda que permitió que un gran número de ONG efectuaran una conversión ordenada de deuda externa. En este programa, financiado por una recompra de deuda de la Asociación Internacional de Fomento (AIF) del Banco Mundial y facilitado por la Debt-for-Development Coalition (una institución benéfica que efectuaba canjes de deuda por actividades de protección de la naturaleza en nombre de diversas ONG). Las ONG compraban deuda zambiana al 11 por ciento y recibían un pagaré expresado en dólares por un valor del 16,5 por ciento. Aunque el multiplicador era únicamente de 1,5 (16,5/11,0), el programa estaba bien estructurado para permitir que las ONG financiaran actividades de desarrollo en Zambia con un grado elevado de seguridad y fiabilidad, que mejora sustancialmente los efectos del mecanismo de canje sobre el desarrollo.

Un gorila de montaña en el parque nacional Bwindi Impenetrable Forest, Uganda

Para el éxito de las iniciativas de conservación del medio ambiente, el fortalecimiento de la capacidad de las organizaciones nacionales de conservación es tan esencial como los propios fondos. En las primeras iniciativas de canje, el WWF y otras organizaciones no incluían los fondos y la asistencia técnica necesarios para afrontar estos problemas de carácter organizativo en el diseño del programa y en la elaboración de su presupuesto.

Mas allá del canje de deuda por naturaleza

Estimulados por los buenos resultados del acuerdo de canje de deuda por naturaleza suscrito en Filipinas en 1988 y de los proyectos financiados en virtud de ese acuerdo, los dirigentes de la comunidad filipina de ONG, el Gobierno de ese país, el WWF y la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos (USAID) comenzaron en 1990 a planificar un canje de mucha mayor envergadura para capitalizar una nueva institución de gran importancia, The Foundation for the Philippine Environment (FPE). La operación consistía en capitalizar la FPE con un fondo de dotación para que pudiera determinar su orientación y financiar las iniciativas de conservación durante los decenios subsiguientes. Gracias a los dos importantes canjes efectuados - de 9,8 millones de dólares en 1992 y de 19 millones en 1993- la FPE cuenta con una dotación de 640 millones de pesos (alrededor de 26 millones de dólares), lo que la convierte en la mayor ONG ecologista capitalizada del mundo en desarrollo. El consejo de administración de la FPE está formado por representantes de organizaciones de Filipinas dedicadas al desarrollo y a la conservación de la naturaleza, representantes del Gobierno, la comunidad empresarial, el mundo académico y una ONG internacional (inicialmente el WWF y en la actualidad el Instituto Mundial sobre Recursos). En el momento presente, la FPE financia un gran número de proyectos de conservación y desarrollo en toda Filipinas.

El sistema de canje de la deuda ha sido el punto de partida de una serie de nuevos enfoques para la financiación de la conservación a largo plazo y ha beneficiado también a otros sectores sociales.

CUADRO 1. Sinopsis de cinco canjes de deuda por actividades de protección de la naturaleza

Fecha

País

Costo ($EE.UU.)

Valor nominal de la deuda ($EE.UU.)

Fondos generados para conservación ($EE.UU.)

Desembolso (años)

Perceptor

1987

Ecuador

354 000

1 000 000

1 000 000

8

Fundación Natura

1989

Ecuador

1 068 750

9 000 000

9 000 000

9

Fundación Natura

1989

Filipinas

200 000

390 000

390 000

2

Haribon Foundation

1992

Filipinas

5 000 000

9 846 607

8 815 946

Dotación1

Foundation for the Philippine Environment

1993

Filipinas

12 970 000

19 000 000

17 100 000

Dotación1

Foundation for the Philippine Environment

1 Dotación significa que el producto del canje de la deuda se reinvierte continuamente, de forma que el principal no se utiliza y únicamente los ingresos de la inversión anual se desunan a proyectos de conservación.

Fondos fiduciarios para actividades de conservación

En marzo de 1991, el WWF, el Gobierno de Bhután y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo establecieron el primer fondo fiduciario para la conservación de la naturaleza, en moneda fuerte. Actualmente, el fondo fiduciario de Bhután tiene una dotación de 20 millones de dólares y recibe aportaciones del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), el WWF y los Gobiernos de los Países Bajos, Noruega y Suiza. Aunque en Bhután no existía un problema de deuda externa (y por tanto no era posible efectuar un canje de deuda), el impulso para la creación del fondo fiduciario procedió de las experiencias del WWF en esta esfera, dado que los bhutaneses mostraron gran interés en establecer una sólida capacidad a largo plazo en la esfera de la conservación, lo cual no era posible en el marco de los mecanismos convencionales, todos ellos a corto plazo.

El fondo fiduciario de Bhután ha sido precursor de otros mecanismos similares en muchos otros países, con arreglos institucionales diferentes según la singularidad, las fuentes de financiación y los objetivos de conservación de cada país. Por ejemplo, el Ecofondo - un fondo fiduciario colombiano para actividades de conservación- fue capitalizado en gran medida con canjes de deuda entre los Gobiernos de Colombia y los Estados Unidos por un lado, y de Colombia y el Canadá, por otro. El Ecofondo ha elaborado un programa nacional y ha creado 12 comités regionales cuyo cometido es hacer frente a las necesidades y prioridades de las diferentes partes del país (Gibson y Schrenk, 1992, Fondo Mundial para la Naturaleza, 1996).

En Uganda, el fondo fiduciario Mgahinga-Bwindi Impenetrable Conservation Trust recibió del FMAM una inyección de capital de 4,4 millones de dólares. Sus objetivos se centran en actividades de conservación y desarrollo a nivel de las aldeas en los parques nacionales de Mgahinga y Bwindi y en la zona adyacente a los mismos, que albergan una notable diversidad biológica, que incluye la mayor parte de los gorilas de montaña que existen en el mundo (Banco Mundial, 1995).

El fondo fiduciario Belize Protected Areas Conservation Trust (PACT) presenta una importante diferencia con respecto a los canjes de deuda y fondos fiduciarios anteriores, en el sentido de que la principal fuente de financiación no son donaciones externas sino fondos generados en el interior. El PACT, establecido en junio de 1996, obtiene ingresos constantes de las «tasas de conservación» e impuestos asignados que sufragan los turistas y otros «usuarios» de los recursos naturales (Spergel, 1996). En el Cuadro 2 se presentan de forma esquemática los rasgos más destacados de estos tres fondos, con el fin de ilustrar todos los aspectos que se han tenido en cuenta al establecerlos.

El camino hacia el futuro

Los canjes de deuda por naturaleza han supuesto una importante contribución en el ámbito de la conservación, tanto directamente, en países como Filipinas y el Ecuador, donde han generado financiación para la conservación y han ayudado a catalizar nuevas instituciones, como indirectamente, en aquellos casos en que han servido como experiencia para los fondos fiduciarios para la conservación y para otra;, reformas de carácter institucional que pueden fomentar la participación de sectores interesados muy diversos, desde funcionarios monetarios nacionales a organizaciones comunitarias de base.

Pero los canjes de deuda y los fondos para la conservación tienen limitaciones, puesto que dependen en buena medida de las entregas que hagan los donantes. En el caso de los canjes de deuda, el multiplicador financiero aumentó el interés de los donantes, pero varios factores han erosionado el potencial de dichos multiplicadores y, en general, han limitado las oportunidades de este tipo de mecanismos en estos últimos años del decenio de 1990 y para el período subsiguiente. Algunos países, como Filipinas y México, pusieron en práctica programas de ajuste estructural que incluían la reestructuración de la deuda externa y, por consiguiente, la prima asociada a las conversiones de la deuda disminuyó notablemente al mejorar su situación en este aspecto. En Filipinas, por ejemplo, no sólo aumentaron los precios de la deuda, sino que el precio de rescate ofrecido por el Gobierno disminuyó acusadamente desde el 100 por ciento a un nivel aproximado de 10 por ciento superior al precio de la deuda determinado por una subasta competitiva. En el caso de otros países, aun cuando los precios de la deuda siguen siendo muy bajos, la ausencia de organizaciones privadas nacionales dedicadas a la conservación y al desarrollo seguirá siendo un obstáculo.

CUADRO 2. Sinopsis de tres fondos fiduciarios para actividades de conservación de la naturaleza


COLOMBIA Ecofondo

BELIZE Protected Areas Conservation Trust

UGANDA Mgahinga-Bwindi Impenetrable Forest Conservation Trust

Cuantía del fondo

18 000 000 $EE.UU.

500 000 $EE.UU. anuales

4 400 000 $EE.UU.

Fuentes principales de financiación

Canjes de deuda efectuados por la USAID y el Organismo Canadiense de Desarrollo Internacional (CIDA). Donaciones de ONG nacionales e internacionales, y del Gobierno de Colombia, para su constitución.

Tasa de 3,75 $EE.UU. por cada turista extranjero y otras «tasas de usuario».

Fondo capitalizado mediante una donación del FMAM. Costos administrativos de los dos primero años financiados por la USAID.

Fuentes principales de asistencia técnica para el diseño del fondo

Gobierno de Colombia, ONG locales, TNC, WWF.

WWF, USAID, Universidad estatal de Colorado.

Banco Mundial/FMAM, Gobierno de Uganda, Universidad Makerere, WWF.

Representantes en el consejo de administración del fondo

7 miembros con derecho a voto: 5 de ONG colombianas y 2 del Gobierno de Colombia. La USAID y el CIDA tienen cuentas separadas sobre las que poseen una cierta autoridad.

7 miembros con derecho a voto: 3 del Gobierno de Belize; 3 de ONG, del sector turístico y de los consejos rurales; 1 general, y 2 miembros sin derecho a voto.

9 miembros con derecho a voto: 2 del Gobierno de Uganda, 1 de una ONG ecologista de Uganda, 3 de las comunidades locales, 1 de una institución de investigación, 1 del sector turístico y 1 de una ONG internacional.

Mecanismo institucional para fomentar la participación de las comunidades de base en la dirección del fondo

La Asamblea General, integrada por 297 ONG y 27 organizaciones gubernamentales, se reúne una vez al año para aprobar el presupuesto anual y decidir la política general existen también 12 comités regionales.

Representación de ONG y del Consejo Rural.

El comité directivo de la comunidad local y la organización de distrito analiza las propuestas de proyectos comunitarios y realiza pequeñas donaciones.

Estructura jurídica

Empresa privada sin ánimo de lucro establecida al amparo de la legislación colombiana.

Fondo establecido por una ley aprobada por el Parlamento.

Fondo privado establecido al amparo de la legislación ugandesa.

Política de inversiones

El capital del fondo lo invierten en el país firmas de inversión colombianas.

El capital del fondo se invertirá en depósitos bancarios en moneda nacional y cualquier moneda extranjera se puede invertir en la esfera internacional.

Una firma de inversiones del Reino Unido invierte en el extranjero el capital del fondo.

Beneficiarios principales de la donación

ONG ecologistas o dedicadas al desarrollo.

Organizaciones ecologistas dedicadas al desarrollo, grupos de las comunidades locales y organismos oficiales.

Comunidades locales (60%); investigación (20%); y parques nacionales (20%).

Fuentes: Informe anual de Ecofonde de 1995; Spergel (1996).

También existen dificultades en los canjes de la deuda entre estados, que a comienzos de este decenio conocieron un auge importante (frecuentemente, los ingresos nacionales eran administrados por ONG de ámbito nacional), porque en último extremo dependen de asignaciones presupuestarias de asistencia externa en los países desarrollados, en un momento en que los fondos destinados a la asistencia externa y los presupuestos nacionales están en fase de contracción.

Ante el éxito del canje de la deuda (tanto de la deuda comercial como de la deuda entre estados), se ha considerado la posibilidad de conversión de la misma con bancos de desarrollo multilaterales (BDM). Este mecanismo es particularmente efectivo en la mayor parte de los países con un elevado nivel de endeudamiento para los cuales las corrientes relacionadas con el capital y el servicio de la deuda suponen un monto importante en el conjunto de su deuda externa. Pese a las afirmaciones contenidas en un documento de trabajo del Banco Mundial de 1995, en el sentido de que la deuda con BDM debía reestructurarse según los mismos parámetros a los que se ha ajustado la reestructuración de la deuda comercial y la bilateral, esta parte de la deuda sigue siendo desproporcionada (Banco Mundial, 1995).

Con los canjes de la deuda, la comunidad internacional ha modificado satisfactoriamente el concepto de «deuda por naturaleza» desde que se ideó en 1984 hasta mediados de los años noventa, a fin de mantener su carácter innovador y, por tanto, su eficacia para financiar la conservación del medio ambiente. Aunque el canje de la deuda seguirá siendo un mecanismo útil en determinados casos, se ha alcanzado un punto en que tiene un menor potencial, salvo tal vez hasta que se produzca un cambio significativo en la deuda con BDM. El ritmo y la cuantía de los canjes de deuda disminuirá y ello hace necesario buscar nuevos sistemas de obtener fondos más duraderos para financiar las actividades de conservación de la naturaleza.

El PACT de Belize, que se financia por medio de una «tasa de conservación» de 3,75 dólares que satisface cada uno de los 140000 turistas que visitan Belize cada año, supone un paso en esa dirección. Existen otros métodos para financiar las actividades de conservación a través de las «tasas de uso» de los recursos naturales, como el cobro de una tarifa por la extracción de madera y por la pesca, lo cual supone una extensión lógica del modelo de PACT de Belize, aunque cabe esperar una actitud inicial de rechazo en los participantes de esos sectores económicos. Varias organizaciones, entre ellas el WWF, ya están aplicando ese procedimiento, no sólo para obtener más fondos con los que financiar sus actividades de conservación, sino también para impulsar, con carácter general, sistemas de utilización de los recursos más sostenibles desde el punto de vista ambiental.

Explotación de madera en una comunidad forestal de Kikori River Basin, Papua Nueva Guinea

Es necesario movilizar fondos para la conservación de la naturaleza a más largo plazo en condiciones comerciales, es decir, que los inversores fomenten la conservación y, al mismo tiempo, obtengan beneficios económicos. Esta fórmula permitiría acelerar la adopción de iniciativas de desarrollo respetuosas del medio ambiente en sustitución de las prácticas que entrañan el agotamiento de los recursos, habituales en muchos lugares (y con frecuencia favorecidas por los mercados financieros). Los ecologistas deben promover la participación del sector privado en condiciones favorables al medio ambiente según los parámetros utilizados en los sistemas de canje de la deuda en los diez últimos años - a fin de conseguir inversiones que favorezcan la conservación de los recursos naturales y que beneficien a las personas que dependen de esos recursos.

En la cuenca del río Kikori, en Papua Nueva Guinea, el WWF está promoviendo una ambiciosa cooperación entre los propietarios rurales, inversores privados y una empresa maderera especializada en la comercialización de madera provista de un certificado ecológico. El objetivo es llevar a cabo una actividad de explotación forestal que sea respetuosa del medio ambiente y viable desde el punto de vista económico. Se espera que esta iniciativa empresarial mixta, que se atendrá al sistema de certificación ecológica independiente, podrá demostrar que la cooperación puede reportar beneficios económicos a todas las partes y, al mismo tiempo, velar por los objetivos de la conservación del medio ambiente para las generaciones futuras (Henry y Price, 1996).

Conclusión

Los mecanismos de canje de la deuda por naturaleza señalaron el comienzo de un nuevo modo de pensar sobre la conservación del medio ambiente y ofrecieron la oportunidad de involucrar a instituciones que hasta entonces no habían participado en las iniciativas de conservación. Los promotores de este sistema han sabido encontrar nuevas oportunidades y adaptarlo a las condiciones concretas de cada país. Ahora se están utilizando nuevos mecanismos que implican una creatividad similar y fórmulas de cooperación apropiadas para conseguir aumentar la inversión privada conjugando la consecución de beneficios económicos y el logro de los objetivos de conservación a largo plazo.

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