Resumen
En la mayor parte de los países en desarrollo existen huertos escolares; los mejores ejemplos de tales huertos suelen ser el resultado de iniciativas de la comunidad o de la dedicación de determinados maestros.
Los huertos escolares, tanto urbanos como rurales, pueden tener diversos objetivos interrelacionados:
- Lograr que la educación de los niños de zonas rurales y urbanas sea más pertinente y de mejor calidad mediante un aprendizaje activo y la integración en el plan de estudios de conocimientos teóricos y prácticos sobre agricultura y nutrición, incluidos conocimientos de preparación para la vida.
- Proporcionar a los escolares experiencia práctica en materia de producción de alimentos y ordenación de los recursos naturales, lo cual actúa como fuente de innovación que pueden transmitir a sus familias y aplicar en sus propios huertos y granjas familiares.
- Mejorar la nutrición de los escolares complementando los programas de alimentación escolar con diversos productos frescos ricos en micronutrientes y proteínas, y aumentar los conocimientos de los niños sobre nutrición, en beneficio de toda la familia.
Unos programas y directrices nacionales de carácter amplio, formulados con atención y que dejen margen suficiente para adaptarse a las condiciones locales y para la plena participación de la población local, son una importante base para realizar todo el potencial de los huertos escolares.
En el plano nacional, para que un programa de horticultura escolar cumpla con los objetivos antes enunciados, deberá prever:
- Disposiciones institucionales que permitan reunir y coordinar a los principales protagonistas, especialmente a los ministerios de educación, agricultura y medio ambiente, a fin de facilitar la elaboración de un marco de política nacional y de directrices para la ejecución, y prestar apoyo técnico para la planificación y puesta en práctica de los programas.
- Capacitación para los docentes, los cocineros de los comedores escolares y los voluntarios de la comunidad en materia de planificación y gestión de huertos escolares y sobre cómo usarlos en la enseñanza y la alimentación escolar, así como la preparación de directrices de capacitación prácticas.
- La integración de la horticultura en los planes de estudios a fin de que se asigne suficiente tiempo para los huertos escolares y las actividades didácticas conexas, sin afectar al resto del programa escolar.
- La elaboración de material didáctico, incluidos libros de texto, medios visuales y vídeos.
- Apoyo presupuestario para sufragar el costo del mejoramiento de tierras (p. ej., cercados, sistemas de riego) y de elementos relacionados con la explotación y mantenimiento de los huertos escolares.
- Una asignación presupuestaria para los elementos básicos de los programas de alimentación escolar en todas las escuelas que cuenten con un huerto escolar.
- El debido seguimiento y evaluación del programa.
En el plano local, el programa deberá prever:
- Medios para hacer intervenir a la comunidad en donde esté situada la escuela -por ejemplo, mediante asociaciones de padres y docentes- en la creación y gestión del huerto escolar, incluyendo conocimientos especializados y asesoramiento locales, tierras y mano de obra voluntaria, así como posiblemente también algunos insumos.
- Una fuente fiable de asesoramiento técnico sobre creación y gestión de huertos, economía doméstica y nutrición (p. ej., de servicios de difusión agrícola, servicios sanitarios, organizaciones no gubernamentales (ONG) y organizaciones de agricultores).
La FAO, en estrecha colaboración con el PMA, está dispuesta a ayudar a los gobiernos a que preparen programas de huertos escolares, a escala nacional y local, así como en materia de movilización de recursos. La FAO puede asimismo servir de intermediaria en la formulación de acuerdos de hermanamiento relativos a los huertos entre escuelas tanto de países desarrollados como en desarrollo.