1.1. Antecedentes
A nivel mundial, México ocupa el lugar número 18 en producción de carne de cerdo, y se ubica como segundo productor latinoamericano. En la decada de los 90's la producción de carne de porcino en México mostró una tasa anual de crecimiento del 3.1%, estimándose que para el año 2000 se producirían un millón de toneladas de carne. El crecimiento del valor de su producción representa el 26% del total de carnes producidas, y se estima que el consumo per cápita de carne de porcino es de alrededor de 12 kg.
En el año de 1991, el 99 % de las unidades de producción contaban con una población de menos de 20 cabezas, lo que representó el 52 % del inventario nacional, mientras que el 1 % restante disponía de más de 20 cerdos por granja, conjuntando el 48 % del inventario. Esta situación ha traido como consecuencia un aumento en la capacidad contaminante de las granjas porcinas, en especial, en regiones del país que que presentan una alta densidad de población porcina, ya que la porcicultura en México independientemente de ser practicada en todo el país, muestra una gran concentración en pocas entidades, donde la operación de grandes grupos de productores y empresas permite ofertar grandes volúmenes de carne para el abasto interno e inclusive para la exportación, de tal forma que el 68.7 % de la producción nacional es generada en 6 entidades del país: Jalisco, Sonora, Guanajuato, Puebla, Yucatán y Michoacán. Como resultado de esto, grandes cantidades de excretas son producidas en áreas pequeñas de terreno y su distribución y descarga han acarreado problemas de contaminación ambiental. La aplicación de grandes cantidades de excretas a tierras de cultivo potencialmente puede conducir a concentraciones excesivas de minerales en las guas, y su acumulación en los suelos.
Asociado a lo anterior, en México, la porcicultura se ubica como la principal actividad ganadera demandante de granos forrajeros, y ocupa el tercer lugar en la demanda de pastas de oleaginosas, los cuales representan el 25.8 y el 21.9 %, respectivamente de la demanda pecuaria del año 2000. Aproximadamente un 50% de estos granos forrajeros y la mayor parte de las pastas de oleaginosas se deben importar. La producción de granos y oleaginosas a nivel local tiene en otras consecuencias, la sustitución de la vegetación nativa por cultivos de gramíneas con la consecuente pérdida de la biodiversidad de la flora y fauna nativas; efectos de erosión debido a la pérdida de nutrientes del suelo; abatimiento de los mantos acuíferos debido a la mayor demanda de extracción de agua para riego. A nivel global, la importación de insumos alimenticios provenientes de otros países envuelve la transferencia masiva de nutrientes, con las mismas consecuencias mencionadas arriba en las áreas de producción, pero además contaminando a través de las excretas de los animales, el ambiente local donde estos insumos son usados finalmente en la alimentación de los animales.
Además, aún bajo condiciones idoneas de producción animal, los cerdos no utilizan el 100 % de los nutrimentos consumidos. De la cantidad total de nutrimentos consumidos, la proporción que es excretada es de 45 a 60 % del nitrógeno, de 50 a 80 % del calcio y fósforo, y de 70 a 95 % del potasio, sodio, magnesio, cobre, zinc, manganeso y hierro. Las estrategias para reducir el impacto de estos nutrimentos sobre la contaminación de los cuerpos receptores se deben de implementar a diferente nivel. Dos son las áreas prioritarias de trabajo, a saber, el uso de prácticas adecuadas de producción animal, y en especial de alimentación animal, y el uso de prácticas adecuadas de colección, tratamiento y aplicación de excretas en terrenos de cultivo. La cantidad de nutrimentos excretados por los animales se ve afectada por diferentes factores como, la calidad, fuente y concentración de los nutrimentos en la dieta; el nivel y proporción de otros nutrientes en la dieta; el sexo, la edad, potencial genético y estado nutricional de los animales, y factores ambientales.
Aunque se practican diversas maneras para tratar las excreciones, incluyendo la utilización de las excretas sólidas para la alimentación de bovinos, el sistema de tratamiento más generalizado para la fracción líquida es el de lagunas de oxidación, muy popular en los EE.UU. Sin embargo, a diferencia del vecino país del norte donde el agua tratada se usa para irrigación agrícola o se recicla en la granja, en México se permite la descarga a los cuerpos de agua. Esto ocasiona pérdidas de valiosos nutrientes del sistema y contaminación de los cuerpos de agua receptoras (e.g., ríos, lagunas, mantos freáticos). Al mismo tiempo, las áreas donde se localiza la porcicultura son agrícolas. Se cultivan principalmente maíz y sorgo, que requieren fertilizantes para obtener altos rendimientos de grano. Los residuos de cosecha, rastrojo de maíz y pata de sorgo, son utilizados en la alimentación del ganado bovino.
Existe una legislación federal compleja, a cargo de la Comisión Nacional del Agua, relativa a la descarga de efluentes, incluidos los procedentes de las explotaciones pecuarias, que comprende volúmenes y concentraciones de varios parámetros (demanda biológica de oxígeno, sólidos suspendidos totales, coliformes fecales, etc.), pero hasta ahora no se ha aplicado en forma efectiva en el sector pecuario. Esta norma es bastante general y no está adecuada a los efluentes de las granjas ganaderas, de manera que ni siquiera es fácil cumplir con la norma cuando se aplican efluentes tratados en la agricultura. Esta falta de adecuada regulación ambiental ha ocasionado una seria contaminación de los cuerpos de agua y del aire, especialmente en aquellas zonas donde la concentración de cerdos es muy alta como es el caso de los límites de los estados de Guanajuato, Michoacán y Jalisco.
1.2 Integración por zonas de la ganadería y la agricultura especializadas.
La Iniciativa de la Ganadería, el Medio Ambiente y el Desarrollo (LEAD, siglas en inglés), la cual es coordinada por la FAO y dirigida por un comité directivo y es apoyada financieramente por varios de los mayores donantes, ha adoptado el modelo de Integración por Zonas (Area-Wide Integration, o AWI) como estrategia para enfrentar en los diferentes países el problema de la contaminación causada por la producción animal intensiva.
La integración por zonas de la ganadería y la agricultura especializadas pretende ofrecer alternativas tecnológicas y de políticas agropecuarias que permitan solucionar los problemas ambientales ocasionados por la producción animal intensiva en zonas periurbanas. La integración por zonas trata de integrar la producción pecuaria con la agricultura moderna para asegurar un adecuado reciclaje de los nutrientes no retenidos en los productos pecuarios y reducir las pérdidas por volatilización y lixiviación, y con esto disminuir o eliminar el impacto negativo hacia el medio ambiente local y global.
Esta integración implica una optimización del uso de los nutrientes dentro del sistema agropecuario, ya sea en granjas y zonas agrícolas, y la introducción, en cantidades acorde a los requerimientos, de los mismos vía alimentos y/o sus ingredientes y vía los fertilizantes para los cultivos, pero sin comprometer los rendimientos y la calidad de los productos. Un balance de los nutrientes de las granjas y de sus componentes se hace necesario para prevenir acumulaciones (e.g. eutroficación de las aguas) y pérdida de la fertilidad de los suelos.
Se espera que con la aplicación del concepto de integración por zonas, más otras tecnologías que mejoren la utilización de los recursos locales (e.g., agricultura conservacionista, tratamiento y conservación de residuos de cosecha, etc.), dentro de un manejo holístico, lleve a una producción agropecuaria moderna, sustentable y competitiva, que conserve los recursos naturales. Los resultados de los modelos de integración por zonas permitirán hacer recomendaciones para políticas agropecuarias y legislación ambiental.
1.3. Objetivos
Uno de los objetivos centrales del proyecto fue determinar el potencial de contaminación de las granjas porcícolas localizadas en la región. Para esto, se hizo revisión de las características físicas y la hidrografía de la región, más una caracterización del entorno social, económico, productivo y ambiental lo cual sirve como un marco de referencia donde se puede enfatizar la sensibilidad de la región a sufrir riesgos de contaminación debido a que durante los últimos años se ha caracterizado por ser deficitaria en agua debido a la alta demanda para uso agrícola y pecuario, y porque la producción animal intensiva se ha desarrollado desmesuradamente cerca de los centros urbanos y alrededor de los principales cauces de agua.
Se evaluaron las características productivas y prácticas actuales de manejo de excretas y su uso en agricultura; también se tomaron muestras de alimento y residuales sólidos en granjas representativas de la región. La integración de los nutrientes contenidos en las excretas en terrenos agrícolas es central en el funcionamiento del concepto AWI, de manera que, en primera instancia esta caracterización permite conocer el grado y el modo de uso actuales de las excretas como base para hacer recomendaciones sobre métodos y tecnologías más eficientes de tratamiento y utilización. Como complemento, se hizo una extensa revisión de literatura sobre alternativas de tipo nutricional, sistemas de tratamiento y uso de excretas en la agricultura para que los productores puedan adoptar diferentes opciones a su medida.
Se realizó un análisis espacial con la ayuda del GIS para conocer el impacto de las excretas producidas sobre el balance de nutrientes por municipio; esta herramienta se constituye como la punta de lanza en la planeación y la toma de decisiones, en este caso particular, de políticas ambientales, ya que permite tener a la mano un panorama más amplio, con información clave y de una manera sencilla de entender por cualquier tipo de audiencia, y lo más importante es que permite conocer el estado actual de un problema en forma rápida.
Otro objetivo clave fue la identificación de opciones de política que ayuden a reducir la presión que los sistemas intensivos de producción animal ejercen sobre el medio ambiente. Primero se hizo una revisión del estado actual de la política ambiental en México; después, se realizó una propuesta innovadora de mejoramiento en la política ambiental, con base en la experiencia actual respecto a la aplicación y seguimiento de la Norma de Aguas Nacionales (vigente desde hace algunos años en México), la postura de los porcicultores ante la Legislación, y en especial, el impacto que esto ha tenido sobre la contaminación de los cuerpos de agua a través de las excretas animales. En la nueva propuesta se sugiere, en especial, opciones para el manejo, transporte y aplicación de las excretas animales en tierras de cultivo.
Al inicio del proyecto se planeó la realización del trabajo en sólo tres municipios, pero durante el trascurso del mismo se decidió incrementar hasta 28 municipios en total, para poder incluir las principales cuencas asociadas al Río Lerma y Lago de Chapala. También, al inicio del proyecto se tenía planeado incluir sólo una caracterización de la porcicultura y su potencial contaminante, sin embargo, puesto que al extenderse el área de estudió resultó que en otros municipios predominaban los bovinos de carne y leche, y que en casos particulares las aves y los pequeños rumiantes podían representar una parte importante de los nutrientes excretados, se decidió incluir a todas las especies pecuarias importantes de la región.
1.4. Participantes: Instituciones y equipo de trabajo.
La responsabilidad general de este proyecto recayó en el Comité Gestor de la Iniciativa de la Ganadería, el Medio Ambiente y el Desarrollo (LEAD), del cual la FAO forma parte.
El Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) por medio del Centro Nacional de Investigación en Fisiología y Mejoramiento Animal (CENIFMA, localizado en Ajuchitlán, Querétaro), fue la Institución responsable de la realización de las actividades del proyecto incluyendo la identificación y la coordinación de los grupos de trabajo y la administración del presupuesto local. También el INIFAP participó con personal investigador de los siguientes Centros y Campos Experimentales:
Centro Nacional de Investigación Disciplinaria en las Relaciones Agua-Suelo-Planta-Atmósfera (CENID RASPA).
Campo Experimental Centro de Jalisco (CECEJ).
Campo Experimental Morelia (CEM)
En aspectos de políticas y regulaciones ambientales se contó con la participación de un investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
1.3.1 Participantes internacionales
Nombre |
Afiliación |
Contribución al proyecto |
Henning Steinfeld |
FAO |
Coordinador General |
Harald Menzi |
SCA |
Modelos y balance de nutrientes |
Pierre Gerber |
FAO |
GIS y evaluación ambiental |
Manuel Sánchez |
FAO |
Políticas agropecuarias |
1.3.2. Participantes en México
Nombre |
Afiliación |
Contribución al proyecto |
Sergio Gómez |
CENIFyMA-INIFAP |
Coordinador en México |
Gerardo Barrera |
CEM-INIFAP |
Socioeconomía y uso de fertilizantes |
José A.Espinosa |
CENIFyMA-INIFAP |
Evaluación socioeconómica |
Gerardo Salazar |
CECEJ-INIFAP |
Manejo y tratamiento de excretas |
Juan G. Martínez |
CENID-RASPA- INIFAP |
GIS y evaluación ambiental |
Gerardo Mariscal |
CENIFyMA-INIFAP |
Nutrición de cerdos |
Pedro Jurado |
CEV-INIFAP |
Uso de bio-fertilizantes |
José L. González |
CENID-RASPA-INIFAP |
Calidad del agua y fertilización |
Rosario Pérez |
UNAM |
Legislación y política agropecuaria |