a Ing. Agrónomo, Ph.D.,
Investigador de la Embrapa[2]
Caprinos
Estrada
Sobral-Groaíras, km 4, Caixa Postal D-10, CEP 62.011-970, Sobral, Ceará.
b
Ing. Agrónomo, candidato a doctor en zootecnia por la Universidade Federal de Viçosa,
Profesor
Asistente de la Universidade Estadual Vale do Acaraú
Av. da
Universidade 850, Betânia, CEP 62.040-370, Sobral, Ceará.
RESUMEN
- La
mayoría de los sistemas de producción practicados en el trópico semiárido brasileño
por la agricultura familiar presenta baja o ninguna sustentabilidad, debido al uso de
tecnologías casi siempre agresivas al ecosistema. Como consecuencia, en las áreas de los
sertões[3]
de la región Noreste, se observa una degradación ambiental generalizada, baja
productividad de las actividades agrícolas, pastoriles y madereras, inviabilidad de la
agricultura, disminución de la calidad de vida y una acentuada migración del campo a la
ciudad. Se hace urgente ofrecer al agricultor
alternativas de sistemas de producción sustentables que atiendan a los siguientes
objetivos: la sustitución de la práctica de agricultura migratoria, la adecuación del
manejo pastoril, la racionalización de la producción de madera y una fuerte integración
de estas actividades. Para lograrlo, se deben eliminar las quemas, sustituir la tala total
por el raleo de la vegetación leñosa, mantener un aporte sustancial de materia orgánica
al suelo, utilizar leguminosas como fuente de abonos verdes, integrar la pecuaria como un
factor de estabilidad frente a las variaciones climáticas y adoptar la tala selectiva y
el manejo de rebrotes en la explotación maderera. La adopción de estas tecnologías,
ciertamente contribuirá a la viabilidad ecológica, social y económica de la agricultura
familiar en los sertões de la región Noreste de Brasil, a la interrupción de los
procesos de degradación ambiental, al mejoramiento de la calidad de vida de la población
y a la reducción del flujo migratorio hacia las ciudades.
La búsqueda de una agricultura
sustentable, fundamentada en tecnologías no agresivas al medio ambiente, viene señalando
el desarrollo de sistemas de producción agroforestales como la alternativa más adecuada,
una vez que combina árboles, cultivos y animales en un concepto de imitación de los
ecosistemas naturales. Mantener árboles, tanto en el campo agrícola, como en el
pastoril, constituye una garantía de que el impacto de la explotación sobre la
circulación de nutrientes será minimizado y, consecuentemente, se mantiene la fertilidad
natural del suelo por el aporte continuo de materia orgánica. Dentro de esa lógica,
diferentes modelos de sistemas de producción están siendo evaluados, destacándose los
silvopastoriles, los agrosilvopastoriles y los agropastoriles, entre otros.
Tratándose de regiones semiáridas,
los modelos silvopastoriles y agrosilvopastoriles parecen ser los más adecuados, puesto
que combinan la explotación animal, la vocación más importante en estas áreas, ya sea
con el manejo de la vegetación leñosa nativa o con ésta y la agricultura, en los sitios
de mejor potencial productivo.
La propiedad típica del semiárido
del Noreste de Brasil puede ser abordada como un sistema de producción agrosilvopastoril,
ya que combina la extracción de madera con la explotación pastoril y la agricultura de
subsistencia. El primer objetivo es atender a las demandas del propietario para distintos
fines, incluyendo leña y postes para cerca. A su vez, la pecuaria es mixta en la mayoría
de las unidades productivas, es decir, explota simultáneamente bovinos, caprinos y
ovinos. Los primeros, generalmente, son la fuente de ingreso, mientras los caprinos y
ovinos constituyen la base del mantenimiento de la finca, tanto para la alimentación,
como para atender al pago de pequeños gastos. Ya la agricultura de subsistencia,
practicada tanto por los propietarios como por arrendatarios (que comúnmente pagan el
alquiler de la tierra con la mitad de la cosecha) en las grandes y medianas unidades y por
los propietarios en las pequeñas, tiene por objetivo la satisfacción de las necesidades
alimentarias de la familia (maíz, frijol, arroz y yuca), así como la obtención de
ingresos (algodón). Todavía, en la tradicional pequeña propiedad de los sertões
nordestinos, las actividades de explotación son casi siempre estancadas,
careciendo, por lo tanto, de una integración fuerte entre ellas, condición esencial para
la sustentabilidad de su producción. En la explotación maderera, después de la tala de
los árboles para la obtención de leña o postes, el productor no se preocupa en manejar
los rebrotes, lo cual proporcionaría condiciones más duraderas de acceso a su follaje
forrajero y de un ciclo más rápido en la producción de madera. En la producción
agrícola, se utiliza el rastrojo de cultivos y también el producto agrícola para suplir
la alimentación animal, sin embargo, se pierde todo el estiércol que podría ser
utilizado para abonar el campo agrícola. Además, las técnicas empleadas actualmente en
estos tres tipos de explotación son extractoras y predatorias de los recursos naturales.
Aun en la agricultura se destaca el uso de la tala rasa y de las quemas indiscriminadas;
en la pecuaria predomina el sobrepastoreo; y en la extracción de madera, la tala rasa no
selectiva, sin reforestación o manejo de los rebrotes.
Después de casi cuatro siglos de
estas actividades, las señales de degradación ambiental son evidentes y ya se
vislumbran, en el paisaje del Noreste, áreas críticas de desertificación,
caracterizadas por disminuciones sustanciales en la productividad agropecuaria, debido a
pérdidas significativas de biodiversidad de la flora y fauna, erosión generalizada del
suelo y la sedimentación y salinización de los manantiales. La producción anual por
hectárea en la actividad agrícola es de alrededor de 400 kg de granos; en la pecuaria
varía de 2.8 a 5.0 kg de carne; y en la explotación maderera, la tasa de incremento es
de 3.0 a 5.0 estéreos. No se puede atribuir los bajos índices productivos a las sequías
periódicas, pues, mucho antes de la colonización ellas ya ocurrían. Sus efectos son
apenas intensificados por la acción predatoria de los seres humanos. Hoy, la presencia de
árboles en las fincas del semiárido nordestino es escasa, del mismo modo que la fauna
silvestre, que se encuentra casi completamente diezmada. Extensas áreas pastoriles
expuestas a la erosión laminar ya muestran el suelo recubierto por cascajos, antes
ocultos bajo la superficie.
Es conocido que el período de
barbecho necesario para que la vegetación leñosa de la caatinga[4]
se recupere de una quema es de cerca de 40 años. En los sertões de la región Noreste,
este barbecho está reducido a menos de 10 años. Frente a ese cuadro, el desarrollo de
sistemas sustentables de producción agrosilvopastoril y silvopastoril es una condición
sine qua non de la propia supervivencia humana en la Región.
La propuesta de un sistema de
producción sustentable para regiones semiáridas debe tomar en cuenta que, generalmente,
los ecosistemas son frágiles, y que la conservación de sus recursos naturales renovables
merece atención especial. Debemos mantenernos atentos al hecho de que, casi siempre, la
pecuaria constituye la actividad más adecuada a estas regiones. Así, la presencia de la
actividad pastoril, como uno de los componentes del sistema de producción, parece ser
fundamental para su sustentabilidad ecológica, económica y social. Debe darse énfasis a
la explotación pastoril, preferentemente, en las áreas de pasturas nativas y/o
enriquecidas, pues las áreas con mejor potencial deben ser utilizadas para el componente
agrícola.
Desde el punto de vista ecológico,
es relevante el hecho de que el animal desempeña un papel importante en la distribución
de los nutrientes (estiércol y orina) en las áreas del sistema de producción.
Tratándose de animales que pasan la noche en establos o corrales, todo el estiércol debe
ser recolectado en estercoleros y, posteriormente, distribuido en las parcelas agrícolas.
A su vez, deben establecerse medidas para que la parcela agrícola sea utilizada como
banco de proteína en el período seco, lo que reforzaría la idea de la distribución de
los nutrientes. Por otro lado, no es demasiado enfatizar que el productor debe siempre
adoptar técnicas conservacionistas de pastoreo, con el fin de evitar el sobrepastoreo y,
al mismo tiempo, mantener la pastura en buenas condiciones.
Considerando el aspecto económico,
vale la pena destacar el papel de la pecuaria como actividad amortiguadora de los efectos
de la sequía, fenómeno muy común en las regiones semiáridas. Datos del Gobierno del
Estado de Ceará informan que, en un año de sequía, la producción agrícola presenta
una pérdida de rendimiento del 72% con relación al promedio de largo plazo, y del 84%,
con relación a la producción de un año normal. Mientras tanto, las pérdidas de la
pecuaria pueden corresponder a menos de 20% de un año normal. Esto permitiría al
productor estabilizar sus ingresos, flexibilizando sus actividades de acuerdo con las
condiciones climáticas del año.
Con relación al aspecto social, la
pecuaria, sobretodo la de pequeño porte, ha desempeñado un importante papel en la
retención de la población rural a la tierra. En el noreste semiárido, la crianza de
ovinos y caprinos se ha prestado a esa función en virtud de una mayor adaptación a las
condiciones ambientales limitantes, de modo que estos animales representan la fuente de
proteína animal para consumo doméstico. Debido a la elevada liquidez de la actividad,
ésta se ha prestado también para la obtención de recursos financieros para pequeños
gastos de la finca. Por ser una actividad de bajos riesgo e inversión, está al alcance
de la mayoría de la población campesina, constituyéndose, además, una actividad de
rápida circulación de capital. Un ovino o un caprino puede ser llevado al mercado en tan
sólo seis meses de su nacimiento. Las matrices ovinas o caprinas pueden ser cubiertas a
los nueve meses de edad y reproducirse a intervalos de ocho meses; cerca del 50% de los
partos producen dos crías, posibilitando a cada matriz desmamar, anualmente, alrededor de
1.7 crías.
El componente agricultura del sistema
de producción debe integrar técnicas de cultivos mixtos (policultivos) con siembra
directa. Los cultivos mixtos se justifican debido a que constituyen la mejor opción para
los agentes de la agricultura familiar de las regiones semiáridas, donde la incertidumbre
y las variaciones climáticas resultan en elevados riesgos de pérdida de cosechas. Los
cultivos de maíz, sorgo, frijol, yuca, melón, sandía, ayote, algodón, sisal e
higuerilla, además de constituir las mejores alternativas para la zona, deben sembrarse
en asocios.
Con respecto a la parte forestal,
especial atención debe ser dada a algunos aspectos peculiares de la región. La leña
aún constituye una fuente importante de energía, constituyendo cerca del 33% de la
matriz energética de la región Noreste. Sin embargo, en las casas de pequeños y
medianos productores, esta forma de energía puede atender hasta un 73% de las necesidades
domésticas. Algunos estudios realizados indican que una familia promedio de agricultores
de la región de los sertões del Estado de Ceará consume, anualmente, cerca de 78
estéreos de leña. Esta situación hace que los pequeños y medianos agricultores sean
importadores del producto. Además, la caatinga provee también postes y estacas para la
confección de cercas, forraje, productos medicinales y constituye una importante área
para la apicultura. Con relación a la producción de leña, la tasa de incremento anual
se ubica en torno de 5.0 estéreos por hectárea. Todavía, a través de la tala
selectiva, del enriquecimiento de la vegetación leñosa con especies nativas maderables y
del manejo de rebrotes, se puede elevar la tasa de incremento para valores superiores a 15
estéreos por hectárea/año.
En 1997, la Embrapa Caprinos, de
Sobral, Ceará, inició un experimento sobre sistema de producción, cuyos objetivos son:
ð La retención de la
población rural al área;
ð La adecuación del
manejo pastoril;
ð La racionalización de
la extracción maderera; y
ð Una fuerte integración
de estas tres actividades.
En este contexto, la propuesta
incluye no solamente la investigación en la estación experimental, sino también, su
validación en unidades de producción familiar. El elemento básico del sistema es la
división del área en tres parcelas de igual dimensión, una de las cuales se destina a
la explotación agrícola, otra a la actividad pastoril y la tercera a la producción
maderera. El sistema es propuesto de esta forma para unidades productivas cuyas áreas son
superiores a tres hectáreas. Datos preliminares indican que el tamaño de la propiedad
que permitiría la obtención de por lo menos dos salarios mínimos mensuales, como
ingreso bruto, está entre ocho y nueve hectáreas. El experimento en la Embrapa Caprinos
comprende un área de 8.1 ha, dividida en tres parcelas de 2.7 ha cada una.
La preparación del área en la
parcela agrícola consiste de un raleo de la vegetación arbórea, preservando cerca de
120 árboles por hectárea. Esto corresponde a una cobertura de aproximadamente 20% y
podría garantizar un aporte anual de materia orgánica en torno de 1000 kg/ha, debido a
la caída de las hojas en el inicio de la estación seca. Hasta que haya un buen
establecimiento de la leguminosa perenne, que será la principal fuente de abono verde, no
debe practicarse la destoca, pues el rebrote de las especies nativas proveerán importante
fuente de abonos verdes, durante el período de las lluvias. Después de retirar del área
toda la madera útil, cuya venta cubrirá parte de los gastos de establecimiento de la
actividad, el rastrojo leñoso es acordonado perpendicular a la pendiente del terreno a
cada tres metros de distancia, para proteger el suelo contra la erosión. Luego, se
realiza la siembra de una leguminosa en las filas localizadas a ambos lados de los
cordones de rastrojo leñoso, a un espaciamiento de 0.50 m entre plantas. La experiencia
ha mostrado que el establecimiento de la leguminosa es una operación ni siempre factible
de realizarse en el primer intento. La siembra debe ser por semillas, pero es importante
la preparación de las plántulas para la resiembra luego en el primer año. La
descomposición del rastrojo leñoso en los cordones es rápida, pudiendo durar un máximo
de tres años. En este período, la leguminosa perenne estará establecida y sustituirá
al rastrojo en el papel de protección del suelo. La siembra de los cultivos tradicionales
debe realizarse en las franjas entre los cordones, con el objetivo de asegurar la
protección del suelo. Se adopta la práctica de policultivos, ya que el uso de varios
cultivos en sistema de asocio favorece una menor reducción en la complejidad del
ecosistema, como también promueve una dieta diversificada para la población humana, y
resulta en una mayor generación de ingresos, estabilidad de producción, disminución de
riesgos, reducción de la incidencia de plagas y enfermedades, eficiencia en la
utilización de mano de obra y aumento de ingresos con bajos niveles de tecnología.
El aporte continuo de materia
orgánica al suelo es garantizado por cinco fuentes distintas. La primera se constituye
por el follaje de los árboles que se mantuvieron en el área cuando se hizo el raleo, y
alcanza cerca de una tonelada por hectárea por año. La segunda consiste en la parte
aérea del rebrote de los tocones, que es cortada e incorporada al suelo durante el
período de las lluvias, y puede contribuir con cerca de dos toneladas por hectárea. La
tercera se origina de las hierbas nativas que son cortadas o rozadas e incorporadas al
suelo, y que pueden sumar, durante el ciclo de los cultivos, hasta tres toneladas por
hectárea. La cuarta está formada por el corte de la parte aérea de la leguminosa
perenne establecida a los lados de los cordones de rastrojo leñoso, que constituyen otras
dos toneladas. Y, finalmente, la quinta y última fuente de materia orgánica adviene del
estiércol de los animales que es distribuido a lanzo (al voleo), al final del período
seco, y que puede llegar hasta tres toneladas por hectárea. Así, a cada año, son
adicionadas al suelo en torno de 11 toneladas de materia orgánica por hectárea, en la
parcela bajo manejo agrícola.
Después de la cosecha, la paja del
maíz debe ser recogida y empacada para uso como suplemento alimenticio de relleno, a ser
suministrado durante la época seca, cuando, entonces, la parcela agrícola pasa a
desempeñar el papel de banco de proteína. Durante esta época, el hato permanece en el
área diariamente, por un período de hasta dos horas, para que los animales puedan
utilizar la leguminosa perenne, el rebrote de los tocones y los sobros del rastrojo de los
cultivos.
En el área destinada a la actividad
pastoril, se adopta el método de poda de la vegetación leñosa, con manejo de los
rebrotes de los árboles podados. Primeramente son preservados cerca de 220 árboles,
dándose preferencia a aquellos cuyas hojas solamente son consumidas después del proceso
de fenación, seguidas de las no forrajeras, pero que produzcan madera útil o que sean
importantes en la circulación de nutrientes (sistema radicular pivotante). Son podadas
(rebajadas) las especies leñosas que sirven de forraje fresco y controlados los arbustos
y árboles sin interés económico. El rebajamiento consiste de un corte raso, a una
altura de 30 cm, realizado durante la estación seca; es una práctica que se realiza a
las especies leñosas que se quiere controlar y a aquellas que se desea mejorar la
disponibilidad de forraje fresco al alcance de los animales. En el período húmedo
consecutivo, las especies que se desean controlar son rozadas, lo cual retarda su
desarrollo, y posteriormente conduce a su muerte. Al final del primer año, después del
corte, se hace una nueva intervención, cuando son rozados los rebrotes de las especies
arbustivas y arbóreas forrajeras, manteniéndose dos retoños en cada tronco. El objetivo
es permitir la formación de una masa forrajera en la base de la planta y el crecimiento
de los rebrotes a ser preservados para la producción posterior de madera útil. Esta
parcela está siendo pastoreada anualmente por un rebaño de 30 matrices ovinas.
Considerando que el área total destinada a la manutención del hato es de solamente 5.4
ha, se tiene una carga animal de 5.6 cabezas/ha, la cual parece ser muy superior a la capacidad real de soporte de la
caatinga raleada, que es de 2.5 a 3.0 ovinos adultos por hectárea. El área
disponible de 5.4 ha soportaría el rebaño por un período máximo de 200 días. Los 165
días restantes de alimentación serán atendidos por la paja del maíz, suficiente para
90 días, y por el forraje disponible en el banco de proteína. Además, cada matriz
recibe diariamente, durante la estación seca, un suplemento de 300 g de
"rolão"[5]
de maíz.
La tercera parcela constituirá una
reserva forestal que será utilizada bajo manejo silvopastoril, sirviendo para el
mantenimiento del hato y la producción de madera para consumo propio y para ventas
eventuales. La retirada de madera para leña o para otros fines se realizará mediante
criterios selectivos, seguidos por el manejo de los rebrotes, según la metodología
descrita para la parcela pastoril. En la parcela forestal podrá instalarse también un
apiario en área protegida contra la entrada de los animales. El experimento en ejecución
en la Embrapa Caprinos incluye dos modelos de sistema de producción: uno fijo y otro
rotativo. Para este último, al final de cada período de siete años, la parcela
agrícola pasará a ser pastoril, la pastoril pasará a ser reserva forestal y la reserva
forestal será transformada en área agrícola.
La producción de madera para leña
fue de 101 estéreos/ha, el rastrojo leñoso totalizó 6 650 kg/ha y el follaje sumó 5
450 kg/ha (Cuadro 2). Hubo variaciones entre
los dos modelos para los parámetros presentados, en virtud de la ocurrencia de un
incendio accidental, hace cerca de cinco años, que afectó con mayor intensidad la
parcela del modelo rotativo. Vale resaltar que el rastrojo leñoso fue acordonado y la
hojarasca fue incorporada al suelo en ambas parcelas.
Al final del primer período de
lluvias, la densidad media de plantas leñosas era de 153 plantas/ha en las parcelas bajo
manejo agrícola y 550 plantas/ha en las pastoriles, resultando en porcentajes de
cobertura de 23 e 36%, respectivamente (Cuadro 3). La densidad más elevada de árboles en
las parcelas pastoriles puede ser justificada por el pequeño porte de éstos como
resultado de los efectos de la quema accidental. Esto señala la necesidad de monitoreo
del desarrollo de las plantas en los próximos años, además de la realización de
ajustes en la densidad, con el fin de mantener el porcentual de cobertura leñosa dentro
de los límites establecidos, es decir, 20% para las parcelas agrícolas y 36% para las
pastoriles. El número de especies arbóreas fue similar en las parcelas agrícolas y
pastoriles, con valores más elevados para el modelo fijo (Cuadro 3).
Cuadro 1 - Precipitaciones pluviales
ocurridas en áreas del experimento en el período 1998 2000. Sobral,
Ceará.
|
|
|
|
Meses |
1998 |
1999 |
2000 |
Enero |
189.5 |
120.0 |
168.8 |
Febrero |
73.3 |
230.7 |
157.0 |
Marzo |
224.4 |
390.7 |
135.5 |
Abril |
81.4 |
201.0 |
350.8 |
Mayo |
42.0 |
97.5 |
51.4 |
Junio |
0.0 |
24.0 |
66.8 |
Julio |
0.0 |
0.0 |
0.0 |
Total |
610.6 |
1
063.9 |
930.3 |
Cuadro 2 - Producción de biomasa de la
parte aérea de la vegetación leñosa de la caatinga, del sistema de producción
agrosilvopastoril. Sobral,
Ceará, 1997.
|
|
|
|
Sistema
de Producción |
Madera (st/ha) |
Ratrojo
leñoso (kg/ha) |
Hojarasca
(kg/ha) |
|
|
|
|
Fijo |
117.0 |
8
300 |
6
500 |
Rotativo |
85.0 |
5
000 |
4
400 |
|
|
|
|
Promedio |
101.0 |
6
650 |
5
450 |
|
|
|
|
Con relación a los tocones,
importante fuente de abono verde en la fase inicial de establecimiento del sistema de
producción, existen en el área cerca de 1 014 tocones por hectárea, cuyos rebrotes
produjeron en promedio 2 975 kg de abono verde, incorporado al suelo en el período de las
lluvias (Cuadro 4). En la estación seca estos rebrotes constituyen una importante fuente
de alimentación en el banco de proteína, puesto que permanecen verdes por más de 70
días después del final de las lluvias. Vale observar que la relación hoja:tallo de 0.94
es considerada adecuada para este tipo de forraje.
La producción promedio de granos
(maíz y frijol), obtenida en el período 1998-2000, fue de 1 289 kg/ha, un incremento de
cerca del 200%, con relación al promedio histórico del estado de Ceará (Cuadro 5). El
frijol fue el rubro de más baja producción y de más alta variación, mostrando
susceptibilidad más elevada que el maíz, tanto a la precipitación total anual, cuanto a
su distribución temporal (Cuadros 1 y 5). Las variaciones entre los modelos pueden ser
atribuidas, en gran parte, a las diferencias de suelos y a la menor pedregosidad en la
parcela del modelo rotativo. En términos medios, el 79.5% del peso total de la mazorca
corresponde al peso de los granos, 9.3% al peso de la paja y 11.1% al del olote (Cuadro
6). Por otro lado, el peso medio de la mazorca bajó de 170.6 g en 1999 para 129.0 g en el
año 2000.
Cuadro
3 - Densidad total (plantas/ha), número y cobertura del suelo (%) por las
especies leñosas en las áreas agrícolas y pastoriles del sistema de producción
agrosilvopastoril. Sobral,
Ceará, 1997.
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Modelo |
|
|
|||||
|
Agrícola |
|
Pastoril |
|
Promedio |
|||
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Característica |
Fijo |
Rotativo |
|
Fijo |
Rotativo |
|
Agrícola |
Pastoril |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Densidad
total |
101 |
206 |
|
543 |
558 |
|
153 |
550 |
No
de Especies |
11 |
7 |
|
10 |
6 |
|
9 |
8 |
Cobertura |
16 |
29 |
|
34 |
38 |
|
23 |
36 |
Cuadro
4 - Densidad total (plantas/ha), producción de biomasa (biomasa, MS, kg/ha)
y relación hoja:tallo de especies rebajadas (podadas) en las parcelas agrícolas del
sistema de producción agrosilvopastoril. Sobral, CE,
1998.
|
|
|
|
|
Modelo |
|
|
Característica |
Fijo |
Rotativo |
Promedio |
|
|
|
|
Densidad |
1
279 |
748 |
1
014 |
Biomasa |
3
720 |
2
230 |
2
975 |
Relación
hoja:tallo |
0.94 |
0.94 |
0.94 |
Cuadro 5 - Producción (kg/ha) de maíz
y de frijol en las parcelas agrícolas del sistema de producción agrosilvopastoril
(SISPRO). Sobral,
Ceará, 1998-2000.
|
|
|
|
|
|
||||
SISPRO |
1998 |
1999 |
2000 |
Promedio |
TOTAL |
||||
MAIZ |
FRIJOL |
MAIZ |
FRIJOL |
MAIZ |
FRIJOL |
MAIZ |
FRIJOL |
||
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Fijo |
700 |
91 |
1
065 |
681 |
854 |
224 |
873 |
332 |
1
205 |
Rotativo |
682 |
40 |
1
291 |
700 |
1
180 |
225 |
1
051 |
322 |
1
373 |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Promedio |
691 |
66 |
1
178 |
690 |
1 017 |
224 |
962 |
327 |
1
289 |
Cuadro 6 - Peso seco (g) y composición
promedio (%) de mazorcas de maíz cosechadas en las parcelas del sistema de producción
agrosilvopastoril. Sobral, Ceará,
1998-2000.
Año |
Espiga |
Paja |
Olote |
Grano |
1998 |
150.5 |
9.2 |
13.1 |
77.3 |
1999 |
170.6 |
9.1 |
10.1 |
80.9 |
2000 |
129.0 |
9.5 |
10.0 |
80.5 |
Promedio |
150.0 |
9.3 |
11.1 |
79.5 |
Las características ecológicas de
las regiones semiáridas establecen diferencias de abordaje de los sistemas de producción
agroforestales, principalmente en cuanto a los aspectos de la variabilidad climática, la
fragilidad de los ecosistemas y la necesidad de integración de la pecuaria como
componente esencial a la estabilidad de la producción. Considerando los déficit
hídricos, la estructuración de los sistemas de producción requieren el uso de especies
botánicas adaptadas y resistentes a la sequía, especies que no solamente puedan
mantenerse verdes durante los largos períodos secos, pero que sobrevivan a las sequías
cíclicas, tan comunes en aquellas regiones. El objetivo es mantener un aporte adecuado de
forraje, que garantice la necesaria flexibilidad del sistema con respecto a la
diversificación de la producción para enfrentar con éxito la variabilidad climática.
En Brasil y, en particular, en el la
región Noreste, los trabajos de investigación sobre sistemas agrosilvopastoriles son
escasos y se requieren de más estudios a mediano y largo plazos, considerando que las
actividades agrícolas, pecuarias y madereras estén integradas en casi todos los sistemas
de producción agropecuarios.
ALTIERI, M.A.
Agroecologia: as bases científicas da agricultura alternativa. Rio de Janeiro: PTA/FASE,
1989. 240p.
ARAUJO FILHO,
J.A.; BARBOSA, T.A.L. Sistemas agrícolas sustentáveis para regiões semiáridas. Sobral:
Embrapa Caprinos, 1999. 18p. (Embrapa Caprinos. Circular Técnica, 20).
ARAUJO FILHO,
J.A.; CARVALHO, F.C. Desenvolvimento sustentado da caatinga. In: Alvarez, V.; Fontes,
L.E.F.; Fontes, M.P.F. (eds.). O SOLO NOS GRANDES DOMINIOS MORFOCLIMATICOS DO BRASIL E
DESENVOLVIMENTO SUSTENTADO. Viçosa: SBCS/UFV-DS, 1996. p.125-133.
ARAUJO FILHO,
J.A.; LEITE, E.R.; SILVA, N.L. Contribution of woody species to the diet composition of
goat and sheep in caatinga vegetation. Pasturas Tropicales,
v.20, n.2, p.41-45, 1998.
ATELIER INTERNATIONAL SUR LA CULTURE
EN COULOIRS DANS LES TROPIQUES HUMIDES ET SUBHUMIDES. 1986, Ibadan,
Nigeria. Compte rendu.
Ottawa: CRDI, 1990. 271p.
BRIENZA
JUNIOR, S.; KATAMURA, P.C.; DUBOIS, J. Considerações biológicas e econômicas sobre um
sistema de produção
silvo-agrícola rotativo na região do Tapajós. Belém: EMBRAPA-CPATU, 1983. 22p.
(EMBRAPA-CPATU. Boletim de Pesquisa, 50).
BURGUER, D.;
BRASIL, E.C.; FLOHRSCHUTZ, G.H.H.; LENTHE, H.R.; STOLBERG-WERNIGEROD, A.G.Z.; WOLLERSEN,
T. Aproveitamento de capoiera como fonte de adubo orgânico para utilização
e conservação
do solo na Amazônia. Belém: Embrapa-CPATU/GTZ, 1986. p.203-221. Relatório Final.
CARVALHO
FILHO, O.M. Sistemas integrados leucena, milho e feijão para pequenas propriedades da
região semiárida. Petrolina: EMBRAPA-CPATSA/EMBRAPA-CPATC, 1994. 18p.
(EMBRAPA-CPATSA/CPATC. Circular Técnica,
31).
KIRMSE, R.D.;
PFISTER, L.V.; VALE, J.S.Q. Woody plants of Northern Ceará caatinga. Logan:
SR-CRSP, 1993. 49p. (SR-CRSP. Techical
Report Series, 14).
RIBASKI, J.
Avaliação dos recursos florestais e imóveis rurais da região de Ouricuri, Pernambuco.
Petrolina: EMBRAPA-CPATSA, 1986. 37p. (EMBRAPA-CPATSA. Boletim de Pesquisa, 31).
RIEGELHAUPT,
E.; ANZIANI, M.P.; ZAKIA, M.J.B.; CAMPELLO, F.C.B.; GARIOGLIO, M.A.; SENA, C.M. O programa
de ação
florestal do Rio Grande do Norte: integração
de atividades florestais nas actividades rurais tradicionais do semiárido. Natal: IBAMA,
1992. 19p. (IBAMA. Documento de Campo,
5).
ROY, M.M.
Some tropical fodder trees for sustained fodder and firewood availability during lean
period. Journal of Tropical Forestry, v.7, n.1, p.196-205, 1991.
SINGH, P.
Agrossilvipasture systems in India. In: DEVENDRA, C. Schrubs and tree fodder for farm
animals. Canada: IDCR,
1990. p.183-195.
TOURRAND,
J.F.; CARON, P.; BONNAL, P.H. Pesquisa sobre sistemas de pecuária no semiárido; o caso
do município de Tauá. CIRAD/SAR/EMUT, 1993. 53p. (Relatório).
ZAKIA,
M.J.B.; PAREYN, G.F.; BURKART, R.N.; ISAIA, E.M.B.I. Incremento das matas nativas do
Seridó do Rio Grande do Norte. Natal: IBAMA, 1991. 6p. (IBAMA. Circular Técnica,
10).
[1]
Nordestino
- relativo a la región Noreste (en portugués: Nordeste) de Brasil.
[2] EMBRAPA Empresa Brasileira de Pesquisa Agropecuária. En español: Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria.
[3]
Sertões
se refiere a las áreas poco pobladas del interior de Brasil, en especial, del
interior semiárido de la parte Norte Occidental (la Región Noreste), donde la crianza de
ganado prevalece sobre la agricultura.
[4] Caatinga tipo de vegetación característica del Noreste brasileño, formada por árboles de pequeño porte, generalmente espinosos, que pierden sus hojas en el curso de la estación seca.
[5] Rolão - se refiere a la porción más gruesa de la harina de algunos cereales.