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Elaboración de especies difíciles de transformar y de e poco uso

Se necesita más investigación y mejor mercadeo ; pero se dispone de las técnicas y la maquinaria

Jean Collardet

JEAN COLLARDET, ex Director del Centre technique du bois en París.

La gama de las maderas tropicales es amplísima; comprende miles de especies cuyas propiedades difieren profundamente entre sí sus densidades varían de 0,1 o menos para la balsa hasta 1,35 para el gaiac. Su resistencia mecánica acusa variaciones del mismo orden; algunas especies son sobremanera alterables, otras prácticamente imputrescibles. Para identificar y calificar acertadamente todas estas maderas es necesario determinar científicamente sus caracteres anatómicos, sus propiedades químicas, físicas y mecánicas, así como las particularidades tecnológicas, dando prioridad a las especies más frecuentes.

Un cierto número de institutos de investigaciones forestales y de laboratorios de tecnología de la madera han llevado a cabo investigaciones de este tipo en sus respectivos países, o territorios, publicando a este respecto informaciones y acumulando un acervo de datos del más alto interés. Por desgracia, los métodos de ensayo utilizados en los diversos laboratorios no son idénticos, hasta el punto de que los resultados no siempre son comparables entre si; por ello es de desear que, en el futuro, se empleen únicamente los métodos normalizados recomendados por la Organización Internacional de Normalización (ISO), o que, al menos, se especifiquen detalladamente las técnicas de ensayo aplicadas y que se establezcan factores de correlación entre los principales métodos aplicados, con el fin de facilitar la interpretación de los resultados.

Compilación de datos

La compilación de los datos disponibles se ha iniciado ya por diversos investigadores (9, 10), y el Centre technique forestier tropical (CTFT), encargado de centralizar y utilizar los resultados obtenidos por una decena de institutos y laboratorios, ha publicado una obra en que se reproducen las 1068 fichas correspondientes a 732 especies para las cuales se recogieron datos en la forma indicada.

Recientemente, una parte sustancial de las actividades de mercadeo del Departamento de Montes de la FAO se ha centrado en la valoración del papel que desempeñan las especies comercializables y poco aprovechadas en las tres principales regiones de producción de maderas tropicales. Estos estudios se basan en la información disponible relativa a la frecuencia, denominación, producción y venta de esas especies, comprendiendo asimismo la evaluación de las propiedades de utilización básica, empleo y valor de esas maderas y su importancia comercial relativa.

Atendiendo a la recomendación formulada por el Comité de la FAO para el Desarrollo Forestal en los Trópicos, en su segundo período de sesiones, de dedicar especial atención a la función que pueden desempeñar las investigaciones concernientes a las posibilidades de utilización de las especies tropicales para ampliar sus mercados, la IUFRO ha creado un grupo de estudio sobre propiedades y aplicaciones de maderas tropicales (P 5.01).

Este grupo de estudio ha iniciado su trabajo para identificar y reunir, mediante un cuestionario, todas las fuentes de información, determinar las características y propiedades del trabajo de los institutos y laboratorios de investigación, evitando en la medida de lo posible toda duplicación.

En la actualidad, se dispone efectivamente de informaciones bastante abundantes y de datos científicos suficientemente precisos sobre las especies tropicales que más se explotan corrientemente, o las más frecuentes, especialmente en lo que se refiere a su conformación y dimensiones, su estructura anatómica y a los caracteres de identificación macro y micrográfica de sus maderas, su densidad, estabilidad dimensional, resistencia a las principales solicitaciones mecánicas (compresión axial, flexión estática y dinámica, dureza y elasticidad); sin embargo, ciertos datos prácticos importantes, como la durabilidad, facilidad y condiciones de secado, aserrado y labra, así como rebanado y desenrollo, encolado y acabado, faltan a menudo o sólo tienen un valor bastante subjetivo, toda vez que en la mayoría de los casos se trata de ensayos empíricos o de apreciaciones no expresadas en cifras y recogidas entre un número insuficiente de usuarios. En cambio, se comprueba que las especies no comercializadas o muy poco comercializadas hasta ahora, y por esta razón consideradas secundarias por su escasa repercusión económica, no siempre están bien identificadas en el aspecto botánico y anatómico. Sus propiedades sólo han sido estudiadas sumariamente, y los juicios formulados sobre ellas son a menudo contradictorios, ya se haya intentado explicar su abandono o procurado promoverlas.

Existe un circulo vicioso que importa romper, pues son precisamente esas especies descuidadas las que habría sido menester estudiar a fondo para conocer perfectamente sus características y posibles aplicaciones, en tanto que las otras se habían impuesto por sí solas gracias a su abundancia, sus calidades y los conocimientos adquiridos durante una experiencia prolongada. Numerosos países tropicales se han percatado de esta necesidad y conceden ahora prioridad a las investigaciones y los ensayos centrados sobre esas especies poco o mal conocidas. Así ocurre, por ejemplo, en la Costa de Marfil, Ghana, Nigeria, Camerún, Gabón, Brasil, y varios países del sudeste de Asia, como Indonesia, Filipinas, Tailandia, Birmania y Malasia que, debido a que su flora forestal es en parte común, se han preocupado, con ocasión de un reciente simposio celebrado en Filipinas, de coordinar sus investigaciones y comunicarse los resultados de las mismas.

En vista del considerable número de especies secundarias por calificar, los laboratorios no podrían pretender la realización de ensayos completos sobre cada una de ellas, lo que exigiría una labor, créditos y tiempo considerables. Antes bien, es preciso proceder por etapas, considerando únicamente las especies suficientemente frecuentes para presentar un interés económico, y por ensayos preliminares limitados a la determinación aproximada de las características esenciales, descubrir las que parezcan presentar propiedades interesantes para ciertas aplicaciones y que, por esta razón, merezcan someterse a un estudio científico más a fondo de un número importante de muestras de distintas procedencias y, sobre todo, a ensayos prácticos de secado, transformación y empleo en diversas aplicaciones.

A este respecto constituye una circunstancia afortunada el hecho de que, en general, las características y propiedades de las maderas del bosque tropical húmedo, cuya estructura es homogénea, varíen poco de un individuo a otro dentro de una misma especie botánica en función de las condiciones ecológicas, es decir, según su procedencia, lo cual limita el número de muestras necesarias para la calificación global de cada especie y hace innecesario recurrir, como para las maderas de zonas estacionales acusadas, a gran número de ensayos para obtener datos que tengan valor estadístico. Mas no por eso deja de ser una condición precisa que las muestras estudiadas sean identificadas, seleccionadas y descritas con el máximo esmero, lo que no siempre ha ocurrido hasta ahora, por lo que a veces se ha podido llegar a conclusiones prematuras.

Necesidades a satisfacer

Es de todo evidente que las especies tropicales están llamadas a satisfacer el conjunto de las necesidades de los países productores, pero también las de los países desarrollados, en los que, desde hace decenios, vienen a completar, tanto cualitativa como cuantitativamente, los suministros de maderas nacionales e importadas de otros países de las zonas templadas, en razón de su aspecto o características especificas, sus amplias dimensiones y de su rendimiento industrial más elevado.

Con la evidente excepción de las maderas destinadas a leña, las propiedades y características tecnológicas de cada especie deberían condicionar su selección para un uso especifico. Si, para las especies bien conocidas y comercializadas desde hace mucho tiempo, esta asignación es el resultado de una experiencia empírica o de una larga tradición, está claro que, para las especies poco o nada conocidas, que hoy día se pretende comercializar, aquélla se facilitaría sobremanera con el exacto conocimiento de sus principales características o particularidades, a la vez que el de los requisitos esenciales propios de cada tipo de uso.

Los ensayos que actualmente se realizan de manera más o menos sistemática sobre esas nuevas especies podrán suministrar información bastante completa sobre sus características técnicas, particularmente sus propiedades físicas y mecánicas, sus durabilidad, sus facilidades y condiciones de empleo. Pero resulta, en cambio, que los criterios técnicos propios de la índole de cada aplicación no siempre están claramente formulados; varían en función de los mercados, de las exigencias y del utillaje de la clientela, estando dominados a menudo por consideraciones económicas o comerciales, de facilidad de suministro y de precio y rendimiento, por no hablar de los hábitos y fluctuaciones de la moda.

Dicho de otro modo, resulta, afortunadamente, que, si para cada uso hay teóricamente características técnicas y tecnológicas óptimas, no se requiere forzosamente su conjunción. En la mayoría de los casos, son posibles tolerancias o compensaciones. Así, una especie considerada idónea para una determinada aplicación en un país no lo es forzosamente en otro.

Se han realizado diversas tentativas para reagrupar las especies según los criterios juzgados más importantes que pueden servir de indicadores o claves para determinar sus posibles aplicaciones. Sin embargo, conviene no perder de vista que otras especies no incluidas en los grupos correspondientes pueden no obstante utilizarse por la industria, pese a ciertas deficiencias técnicas contrarrestadas por ventajas de otra índole.

Cabe señalar a este respecto el interesante trabajo de clasificación en función de 130 criterios, emprendido por la Estación forestal experimental de Tokio, relativo a 67 especies madereras del sudeste de Asia. Una guía para elección de especies fuertes para ebanistería, preparada por el Centre technique du bois de París, facilitará a los usuarios la elección de especies poco conocidas, con miras a reemplazar ciertas maderas que venían utilizándose tradicionalmente y que hoy día son raras o costosas.

Asimismo se han propuesto métodos gráficos originales, e incluso cabe concebir el empleo de ordenadores para facilitar tales investigaciones y estudios, siempre que sea posible alimentarlos con suficientes datos informáticos.

Es necesaria una explotación más completa de los recursos forestales tropicales para los mercados mundiales y el desarrollo económico de países en los trópicos

No se trata de pasar aquí revista a las innumerables aplicaciones de la madera y a las características técnicas más o menos imperativas que exigen. Se examinaran sucintamente las principales utilizaciones de la madera. Estas incluyen: ebanistería y decoración; madera contrachapada; construcción (de obra, de taller, carpintería, parqués); embalajes y obras públicas, madera industrial y para pasta; tableros de fibras y de partículas.

Maderas para ebanistería

Constituye un lugar común afirmar que, para la ebanistería y decoración, los criterios estéticos son los decisivos y que éstos son muy subjetivos, dependiendo de la moda. Claramente lo demuestra el considerable éxito de la madera de teca durante los pasados 15 años gracias a los creadores de muebles escandinavos que supieron imponerla, éxito que probablemente no se repetirá.

Aunque existen especies de valor bastante seguro como el palisandro, la caoba y maderas semejantes al nogal, de vez en cuando se consigue lanzar una nueva especie, descuidada hasta entonces, como el ovangkol, y también el okwen de Nigeria, que, sin embargo, hasta hace poco aún se destruían in situ envenenándolos.

Conviene hacer notar, sin embargo, que, con el agotamiento de las especies de ebanistería tradicionales, en particular la caoba y otras maderas rojas, se ha progresado en el teñido y acabado de las maderas. Así, ciertas especies de coloración pálida o neutra, fáciles de trabajar y que admiten bien el teñido, tienen buenas perspectivas, y se emplean cada vez mas como sucedáneos. Tal es, por ejemplo, el caso del aniegre y la abarra entre las maderas africanas, y del ramin y kauri (una conífera) de Asia y Australasia.

De todos modos, las exigencias son mas numerosas y rigurosas para las especies destinadas a ebanistería maciza que para las que se emplean para las chapas y la decoración, pues se consigue rebanar las especies más duras y más cargadas de materias minerales, como el palisandro y el ébano de Macasar, y utilizar maderas nerviosas en forma de chapas, en tanto que la ebanistería maciza requiere maderas que encojan poco, que puedan trabajarse y desfibrarse sin excesiva dificultad y no contengan resinas susceptibles de filtrarse a través del acabado superficial.

MARCADO PARA SU UTILIZACIÓN y para un determinado propósito

Parece, pues, que las maderas para ebanistería maciza seguirán representando las de máxima calidad entre las destinadas actualmente al aserrado, y que se emplean principalmente para ebanistería suntuaria, a las que podrá agregarse un cierto número de especies todavía poco conocidas o sin gran valor estético. No conviene perder de vista que, por lo menos en los países desarrollados, la producción del mueble de serie se orienta, por razones tanto técnicas como económicas, hacia la fabricación de chapados sobre tableros contrachapados o de partículas, y que muy a menudo el mueble macizo tiende a convertirse en artículo de lujo.

Chapas

También los revestimientos de madera maciza se sustituyen por tableros revestidos de chapas ornamentales.

Por el contrario, la industria de las chapas, que ya en estos últimos años ha experimentado un fuerte auge en los países tropicales, particularmente en Brasil, convirtiéndose en el primer productor, debería continuar con esta expansión, puesto que economiza la materia prima y la aprovecha mucho mejor que el aserrado.

Sin duda, esta industria se ha mostrado hasta ahora muy exclusiva en lo que se refiere a las especies, dimensiones y calidad de las trozas pero a este respecto se aprecia hoy una cierta flexibilidad en cuanto a las exigencias cualitativas. Los numerosos materiales o revestimientos que tratan de imitar la madera ofrecen una imagen demasiado uniforme de la misma, con lo que hacen que hay día se aprecien más las chapas de madera auténtica, con los defectos naturales que ésta presenta, y que se admita en decoración lo que antaño era considerado como de calidad inferior.

Contrachapados

Dos tercios del volumen de las maderas exportadas por los países tropicales se venían destinando hasta ahora a la fabricación de tableros contrachapados, utilización que ha ido desarrollándose a un ritmo intenso. Los países del sudeste de Asia han tenido una tasa de crecimiento del 29 % en los 4 últimos años. A este empleo se destinaba ya casi la mitad del volumen de los troncos exportados del Africa tropical (esencialmente okumé y obeche, a los que se sumaban en cantidades menores ozigo, ilomba, limba y aiele).

Los bosques tropicales húmedos suministran indiscutiblemente especies de madera blanda, que son especialmente interesantes para este uso. Gracias a su textura muy homogénea, sus grandes diámetros y su conformación generalmente satisfactoria, se prestan al desenrollo, proporcionando rendimientos del 45-52% muy superiores a los que se obtienen a partir de las maderas de los países templados, a excepción del abeto de Douglas.

Sin embargo, incluso en los países productores tropicales, la industria de los contrachapados se ha limitado a un número reducido de especies que se han acreditado para este empleo, cuyas dimensiones corresponden a las instalaciones de las fábricas. Su presentación se ha hecho familiar en el comercio internacional y para la mayoría de los usuarios, sobre todo las diversas especies agrupadas bajo las denominaciones de Philippine mahogany, meranti, keruing, y virola.

Como estas especies principales van camino de agotarse en las zonas accesibles del bosque primario, es preciso buscar otras para abastecer a las fábricas, a reserva de utilizar aquellas primariamente para capas interiores.

Tal es el objetivo que se esfuerzan por alcanzar particularmente Indonesia y Filipinas, donde se considera que unas 60 especies pueden utilizarse, y Nigeria, donde sólo se utilizan 14 del centenar de especies idóneas para desenrollado.

Carpintería, armazones, suelos de parqué

La industria de la construcción absorbe en bruto, desbastada en bruto o de madera aserrada la parte principal de las maderas industriales consumidas in situ y del 35-40 % de estas maderas importadas por los países desarrollados en forma de trozas, madera aserrada y contrachapados. La importancia de este mercado habrá de ir en aumento a ritmo acelerado dondequiera que la madera tropical pueda seguir compitiendo con los demás materiales de construcción, particularmente en los países tropicales en desarrollo necesitados de un gran número de viviendas para hacer frente a la presión demográfica, sin hablar de los edificios públicos e industriales.

CEDRO DEL VALLE DEL AMAZONAS duradero, bello y valioso

Los países desarrollados apenas han utilizado hasta ahora las maderas tropicales para la carpintería de obra tales como vigas y cabrios, dado que su precio de coste es superior al de las maderas de coníferas. El Reino Unido, particularmente la Timber Research and Development Association, está esforzándose para introducir maderas tropicales para la construcción. Se buscan sobre todo para la carpintería interior y exterior a causa de sus amplias dimensiones con pocos nudos y defectos. Precisamente las maderas tropicales, como sipo y meranti, han permitido a la ventana de madera defenderse tan eficazmente contra la competencia de la carpintería metálica.

Por lo que se refiere a los porqués de madera, su empleo es más bien regresivo en los países desarrollados en beneficio de los revestimientos plásticos y textiles.

Los requisitos impuestos por estas aplicaciones utilitarias son generalmente menos rigurosos: resistencia mecánica suficiente y buena durabilidad para la viguería, retracción moderada y facilidad de labra y acabado superficial para la carpintería y los revestimientos exteriores, así como una duración natural aceptable, o bien, a falta de ésta, la posibilidad de preservar la madera mediante impregnación; para los parqués, una retracción moderada, dureza suficiente y buena resistencia al desgaste.

Embalaje

Pese a la competencia del papel, el cartón y los plásticos, el embalaje sigue siendo una aplicación muy importante, sobre todo para el transporte marítimo de mercancías. Si los países desarrollados han recurrido para este fin sobre todo a maderas de su propia producción, como el álamo, el pino, o las coníferas de importación, y sólo accesoriamente a las chapas y contrachapados de maderas tropicales (obeche, okumé, lauan), es muy probable que el aumento previsible de los intercambios entre países desarrollados y en vías de desarrollo incrementara la demanda de madera para cajas, bandejas y contenedores, usos frecuentemente muy poco exigentes en cuanto a calidad, que deberían permitir la utilización de muchas especies tropicales poco conocidas, así como de maderas aserradas de calidad inferior no exportables.

Obras públicas

La ampliación de las vías de comunicación y de las instalaciones portuarias en los países en desarrollo habrá de aumentar rápidamente las necesidades de traviesas, postes para conducciones eléctricas, pilotes y grandes elementos de armadura de maderas duras, para los cuales, además de las especies empleadas hasta ahora, pueden ser idóneas otras muchas especies tropicales poco o nada conocidas, a condición de que sean suficientemente durables y puedan impregnarse.

Maderas industriales y para pasta

Hasta ahora, la utilización de las maderas tropicales (o de los residuos producidos por su explotación y transformación) en forma desintegrada, es decir, de fibras o desmenuzadas, para la producción de pasta, papeles y cartones, o tableros de fibras y de partículas, es todavía limitada tanto por razones técnicas como económicas. Se consideraba efectivamente que, para ser rentables, estas industrias debían alcanzar una producción muy elevada, lo que plantea problemas de inversión, aprovisionamiento en calidad y cantidad, y de mercados, particularmente difíciles de resolver en los países tropicales con bosques heterogéneos y en los que el consumo interior es reducido.

Sin embargo, hoy día los progresos técnicos permiten concebir en ciertas regiones, particularmente en el sudeste asiático y América Latina, la creación de unidades de talla más modesta. Los ensayos han demostrado además que, agrupándolas por densidades, cabe utilizar, mezclándolas, un número bastante grande de especies entre las no explotadas hasta ahora para aprovechar mejor los recursos madereros existentes, esperando que sean relevadas por plantaciones artificiales más favorables para obtener productos de calidad uniforme.

Tableros de fibras

Menos exigente que la de pastas de papel en lo que se refiere a la calidad de las materias primas que hay que desfibrar, la producción de tableros de fibras ya se ha iniciado en un reducido número de países tropicales como Filipinas, India, Tailandia, México y Colombia.

De esta manera, unidades pequeñas o medianas se han establecido preferentemente en la proximidad de los aserraderos, fábricas de contrachapados y otras fábricas de transformación de la madera, utilizando los residuos, incluidas pequeñas cantidades de serrín, virutas y cortezas completadas eventualmente por vegetales herbáceos, hojas de palma, fibras de coco o paja.

Las tres pequeñas fábricas que existen en la India utilizan también más de una docena de especies de bosque higrofítico copas y otros residuos forestales. Los tableros producidos se destinan al consumo local.

La implantación de fábricas de tableros de fibras en el Africa tropical ha parecido hasta ahora mucho más aleatoria, dada la escasez de la demanda local y las exigencias de calidad del mercado en los países desarrollados.

Hay que recordar que en el Brasil y otros países cálidos, los tableros de fibras se producen principalmente a partir de plantaciones artificiales (eucaliptos y pinos tropicales).

Tableros de partículas

Parece a primera vista que la fabricación de tableros de partículas constituye la forma más sencilla de utilizar una parte de la enorme masa de madera que permanece inexplorada por tratarse de especies poco conocidas, árboles mal conformados o de dimensiones insuficientes para ser comercializados como madera de construcción, así como de remanentes de la explotación forestal. Sólo habría que descartar algunas maderas que resultan demasiado densas o abrasivas para los útiles de las cortadoras mecánicas.

Casi todos los países forestales tropicales han previsto también en sus programas de industrialización, junto a los aserraderos y fábricas de contrachapados, fábricas de tableros de partículas susceptibles de ser alimentadas con los residuos de aquellos y, complementariamente, con maderas rollizas de diferentes especies.

Los tableros de partículas, a causa de su relación bajo valor/elevado volumen, fueron difíciles de introducir en el comercio internacional mundial. Por lo tanto, su comercio ha sido intrarregional, especialmente dentro de Europa occidental. Por razones económicas, es de esperar que la instalación de fábricas de tableros de partículas se reduzca en el futuro. El uso de este nuevo tablero derivado de la madera tropieza con ciertas reticencias en los climas tropicales húmedos donde suele preferirse la madera maciza y el contrachapado. Para inspirar confianza a los usuarios, sería conveniente vigilar la calidad de la producción, especialmente en lo que se refiere a su resistencia a la humedad y a los insectos y hongos. La protección puede obtenerse mediante el empleo de colas fenólicas y la incorporación de agentes hidrófugos y sustancias preservadoras.

Con 8 factorías, que utilizan 90 especies madereras, la India parece ser el principal consumidor. Africa tropical apenas comienza a interesarse por esos tableros, cuya producción en los países desarrollados se ha incrementado, no obstante, al sorprendente ritmo de casi 20 % anual durante el pasado decenio.

Impedimentos de orden técnico

Son múltiples las razones por las que tantas especies madereras halladas en los bosques tropicales húmedos continúan sin explotarse. Algunas son de orden técnico, otras de índole económica o comercial, otras, en fin, son puramente psicológicas.

La rareza o gran dispersión de especies menos conocidas o apreciadas porque no tienen valor ornamental ni utilización particular, así como las dificultades de explotación debidas a su hábitat (como los terrenos pantanosos o los manglares) son motivos que pueden conducir a su abandono; pero otras muchas especies, a menudo relativamente frecuentes en ciertos tipos de rodales perfectamente accesibles, también se consideran desprovistas de valor a causa de sus dimensiones insuficientes o excesivas, de su mala conformación o de sus defectos específicos o demasiado numerosos, de las propiedades desfavorables de sus maderas o dificultades que plantean su transformación o aplicación.

CAPACITACIÓN UN ASERRADERO EN AFRICA CENTRAL una buena maquinaria bien empleada puede corregir muchos defectos

Tales inconvenientes, que explican el escaso interés por estas especies, y hasta el descrédito más o menos justificado que pesa sobre ellas, merecen examinarse por separado según su naturaleza, para poder determinar si son realmente prohibitivos o bien si podrían superarse, y en qué medida.

Caracteres morfológicos desfavorables

Algunas especies de los grandes bosques primarios húmedos pueden alcanzar, sobre todo en el Africa tropical, dimensiones gigantescas, que hacen que el apeo de estos árboles resulte muy arriesgado; además, la saca, el transporte y la transformación serían difíciles con los equipos habituales. Debido a ello, estos árboles gigantes se han dejado generalmente en pie. Se citan especialmente los casos de Cola gigantea, Pachyelasma tessmanni y Klainedoxa gabunensis, que pueden llegar a alcanzar 7,50 m de circunferencia. Muchos árboles viejos y grandes están, además, huecos y con el duramen podrido.

Por el contrario, las especies que normalmente sólo llegan a alcanzar diámetros reducidos (por ejemplo, de menos de 0,40 m) se consideraban hasta ahora como inexportables en trozas y sólo se explotan en la medida en que encuentran mercado local en forma de postes, madera aserrada y para pasta o leña.

Ciertas especies que presentan malformaciones, costillas aliformes del tronco muy desarrolladas y elevadas, profundas hendiduras del tronco, espinas lacerantes, cortezas irritantes o que desprenden un olor fétido, disuaden igualmente a quienes pretenden explotarlas.

Otros defectos de conformación específicos, como achatamiento, torceduras, protuberancias, ondulaciones y la excentricidad de la médula, que, sin volverlas totalmente inaprovechables, deprecian las trozas porque impiden su desenrollo o afectan seriamente el rendimiento de aserrado, pueden igualmente tener por efecto que se dejen en pie las especies corrientemente afectadas por aquellos; mas tales limitaciones, que son de orden económico, varían naturalmente de una región a otra, cambiando en función de la tendencia de los mercados exteriores o de las posibilidades de venta o transformación in situ, de los diámetros mínimos admisibles para la exportación o para el suministro a los aserraderos locales.

Anomalías estructurales de la madera

Ciertas anomalías de estructura corrientes en determinadas especies cuya fibra está sistemática e irregularmente encaballada, tiene forma helicoidal o de lupia y presenta en su superficie constantes entrecascas, agallas, espinas y granulosidades, disminuyen el valor de estas especies difíciles de cepillar y acabar para las aplicaciones corrientes.

Se objetará sin duda que los ejemplares que presentan tales anomalías estructurales, los remolinos, ahorquillamientos, nudosidades y excrecencias de ciertas especies de ebanistería, eran y son todavía especialmente buscadas, ya que son susceptibles de proporcionar chapas ricamente dibujadas, pero estas maderas veteadas, cada vez más raras en las zonas ya sometidas a explotación, registran también una demanda mucho menor que antaño, pues son poco adecuadas para la producción industrial de muebles en serie, que exige maderas de aspecto más uniforme y acabado más fácil.

La fibra revirada, que parece ser generalmente un defecto de vejez, se traduce en la madera aserrada en «fibra interrumpida» que da lugar a su deformación y afecta a su resistencia, siendo bastante frecuente que en ciertas especies las anomalías de crecimiento o estructurales creen tensiones internas de tal intensidad que hacen estallar los troncos o provocan el alabeo de la madera aserrada.

Durabilidad natural insuficiente

Las especies tropicales blandas o de densidad media, que, según parece, figuran entre las de mayor demanda en los mercados exteriores por prestarse bien al desenrollo y poder labrarse sin dificultad, siendo su precio de coste efectivo por metro cúbico inferior al de las maderas pesadas, son, por desgracia, muy alterables en su mayoría.

Es sabido que, en las horas que siguen al apeo, su albura está expuesta a los ataques de los insectos de picadura negra (Platypes y otros barrenillos de la ambrosía) y a diversas pudriciones incipientes y alteraciones y que, posteriormente, en las maderas aserradas o terminadas, las partes con albura pueden experimentar todavía la picadura blanca del Lyctus.

Durante mucho tiempo, se ha visto frenada la exportación de trozas de estas especies, porque frecuentemente llegaban a su destino en pésimo estado; sólo gracias a la generalización de los tratamientos protectores, fungicidas e insecticidas aplicados en momento oportuno? esas exportaciones han logrado alcanzar su actual importancia y el número de esas especies alterables, reducido en un principio, ha podido aumentar muy sensiblemente en los últimos años.

Mas no por eso dejan de subsistir ciertas reticencias en relación con las especies cuya madera, incluso en estado seco, puede ser atacada todavía por Lycrtus o que en un medio húmedo se pudre rápidamente, por lo que requieren tratamientos de conservación eficaces que todavía son onerosos; a reserva, claro está, de que puedan ser impregnadas.

Propiedades físicas desfavorables

Las maderas pesadas o muy pesadas tienen el evidente inconveniente de que no pueden flotar, lo que consiguientemente implica costos de transporte más elevados. Además, su dureza inherente desanima a muchos usuarios, por lo que esas maderas son descartadas para la mayoría de los usos corrientes, orientándose hacia aplicaciones muy especificas en que se aprovecha su elevada resistencia mecánica y su durabilidad.

De la misma manera se rechazan muy a menudo las especies que encogen considerablemente, cuyos troncos se agrietan rápidamente en las testas o se resquebrajan profundamente en la superficie. Rara vez son exportables, debiendo cortarse y labrarse rápidamente in situ.

La estabilidad dimensional de las maderas tropicales aserradas es un criterio no menos importante cuando se destinan a usos en los países fríos o templados, en que la tensión del vapor, sobre todo en los locales con calefacción, es mucho menor que en los países de procedencia. Las especies de madera muy nerviosas que en esas condiciones climáticas se alteran, agrietan, resquebrajan o deforman mucho, serán siempre difíciles de colocar a precio reducido para las grandes obras en que esos inconvenientes serían menos graves; en cambio, pueden prestar excelentes servicios en los climas tropicales húmedos, donde su contenido de agua se mantiene próximo al punto de saturación.

Propiedades mecánicas insuficientes

En la mayoría de sus usos, llamados «no activos», se concede poca importancia a la resistencia mecánica de la madera, que generalmente sobrepasa ampliamente a la necesaria. Entre las especies poco explotadas, hay suficientes maderas tropicales duras que poseen notables propiedades mecánicas puestas de manifiesto por los ensayos efectuados, propiedades que responden a las exigencias especiales que pueden formularse a este respecto. En algunas regiones, particularmente en Asia sudoriental, los operarios conocen por experiencia o tradición las especies más indicadas para su aplicación según su dureza, resistencia, flexibilidad, cohesión transversal o, al contrario, por su hendibilidad. A excepción de un reducido número de especies cuya madera carece de consistencia o es demasiado quebradiza o fisurable, apenas existen especies totalmente inservibles a causa de sus propiedades mecánicas, sino solamente maderas cuyas aplicaciones especificas son insuficientes para justificar su explotación regular si se utilizaran individualmente por especies.

Características tecnológicas desfavorables

Son sobre todo las dificultades de despiece, secado y labra, y accesoriamente las inherentes al acabado, las que restan valor y hacen que se descuiden numerosas especies del bosque tropical húmedo que, por lo demás, serían muy valiosas; bastaría con superar esas dificultades para permitir su explotación sistemática.

Algunas de esas especies se desenrollan o rebanan mal por ser excesivamente duras o fibrosas; otras contienen apreciables cantidades de sílice o de cristales que no tardan en mellar el filo de los dientes de sierra o las cuchillas de las herramientas, o incluso que contienen considerables cantidades de resina que las vuelven pegajosas, lo que hace que esas maderas tengan mala reputación, sobre todo entre los artesanos y las pequeñas empresas que no están equipados para resolver estos problemas.

También el secado de muchas maderas tropicales se considera excesivamente largo, costoso o delicado, sobre todo en lo que se refiere a las maderas duras y propensas a fisurarse y agrietarse, así como al colapso o a grietas internas, hasta tal punto que algunos usuarios renuncian a emplearlas.

Muchas de las maderas blandas, huecas, fibrosas o de fibra repelosa acusada son difíciles de cepillar y fresar, y también su lijado resulta trabajoso y requiere tiempo, en tanto que otras especies cuya madera contiene cera o sustancias antioxidantes, o segrega resinas, fijan deficientemente las pinturas y los barnices clásicos. Finalmente, hay que señalar que ciertas maderas tropicales pasan por ser tóxicas, porque contienen alcaloides u otras materias orgánicas que provocan trastornos anafilácticos o anaclásicos en los individuos sensibilizados.

Estas dificultades, que a menudo se exageran, evidentemente han desacreditado a ciertas especies, no obstante poder superarse o paliarse en general con bastante facilidad, como se verá más adelante.

Conociendo por experiencia, o a base de estudios y ensayos de laboratorio, las características desfavorables de ciertas especies del bosque tropical húmedo que hasta ahora han venido impidiendo o limitando su explotación y utilización regulares, importa saber, y, en caso afirmativo, por qué medios y en qué medida, si tales inconvenientes podrían superarse por técnicas adecuadas inspiradas en los recientes progresos de la tecnología y que permitirían aprovechar esas especies descuidadas hasta la fecha.

Otras consideraciones

Por supuesto, hay otras muchas consideraciones políticas o económicas al margen de este artículo y que, en un futuro inmediato o próximo, pueden hacer que las soluciones que eventualmente se vayan a proponer resulten inaplicables o no rentables; pero no debe perderse de vista que esas condiciones pueden evolucionar con mucha rapidez al acentuarse la progresiva escasez de las especies de mayor demanda tradicional.

Los países desarrollados ya han visto aumentar en medida muy sensible el número de especies que se vienen importando regularmente en los últimos 20 años. Pero, en cuanto a su volumen, las especies lanzadas al mercado con carácter de novedad sólo representan hasta ahora cantidades modestas, sea porque efectivamente son menos frecuentes en los rodales o porque, siendo menos conocidas, todavía despiertan el recelo de muchos usuarios; sin embargo, buen número de tales especies nuevas terminan por ser adoptadas por algunos industriales mejor informados, que generalmente las siguen empleando después de conocerlas mejor y superar los inconvenientes.

Los países desarrollados han venido buscando, y seguirán esperando de los bosques tropicales, maderas de rebanado y desenrollo de diámetros bastante gruesos y maderas aserradas sólidas casi exentas de nudosidades y defectos, y precisamente entre las especies todavía poco conocidas se encuentran las susceptibles de responder a estos requisitos capaces de situarse progresivamente en esos mercados.

En cuanto a las demás, parece que sólo podrán encontrar aprovechamientos locales o deberán ser sometidas previamente in situ a transformaciones más a fondo, o servir para la producción de tableros o de pasta para papel.

La situación varía, pues, mucho según los países productores. Los que sólo tienen un bajo consumo interior y escasos medios industriales se ven mucho más perjudicados por la heterogeneidad de sus bosques, de los que sólo pueden obtener maderas seleccionadas para la exportación, que los países fuertemente poblados y que cuentan con industrias transformadoras integradas o están en condiciones de crearlas. En efecto, en estos últimos países, la demanda interior absorbe importantes cantidades de maderas en bruto y aserradas de todas las especies y calidades y pueden utilizarse maderas menudas de especies mezcladas, así como los residuos forestales en la producción de tableros y de pastas de papel, la mayor parte de los cuales tendrán salida en los mercados locales.

Así ocurre en ciertos países de Asia sudoriental, en Africa (Nigeria) y en Sudamérica (Paraguay).

Recordaremos en primer lugar, según la naturaleza de los inconvenientes que se reprochan a las especies tropicales poco o nada explotadas, las soluciones técnicas en que cabe pensar para superarlos o acomodarse a ellos.

Reducido diámetro y mala conformación

Estas maderas, hasta ahora consideradas no exportables en trozas a causa de su valor o rendimiento de utilización demasiado escaso, deberán valorizarse necesariamente por su transformación in situ en chapados, madera aserrada, traviesas y productos semiacabados. Para ello, será preciso, en no pocos casos, adaptar o completar el utillaje de los aserraderos y fabricas existentes, cuya capacidad habrá que incrementar, cuando no crear nuevas unidades.

Las sierras y desenrolladoras instaladas, previstas para maderas gruesas, generalmente no han permitido utilizar con productividad suficiente los troncos de dimensiones menores, por lo que sin duda será menester añadirles una cadena paralela adaptada a estos últimos.

Tensiones internas

Indudablemente, las tensiones internas, frecuentes en determinadas especies, pueden eliminarse bien mediante la práctica de descortezamientos anulares antes del tronzado del fuste, o bien por inmersión o tratamiento al vapor, y labrándolas por pases sucesivos en las caras opuestas, eventualmente con los sobreespesores necesarios para volver a trabajar las piezas que se hayan alabeado con el fin de enderezarlas.

Especies alterables

A condición de ser aplicados correctamente, los productos preservantes muy eficaces de que se dispone actualmente permitirían, sin duda, explotar la mayor parte de las especies muy frágiles, hasta ahora desatendidas por ser atacadas rápidamente por criptógamos e insectos.

Pulverizaciones repetidas aplicadas a los troncos y la impregnación de la madera aserrada a la salida de la sierra, que la protege contra tales ataques, al igual que el secado acelerado de los aserrados, permiten la exportación en buenas condiciones.

Sin embargo, ciertos países tropicales se quejan del precio demasiado elevado de los productos químicos y de la falta de personal calificado para aplicar estos tratamientos y desean que se lleven a cabo investigaciones para simplificar los mismos. Hay que tener en cuenta, además, el hecho de que la mayoría de esas maderas frágiles, incluso cuando, gracias a esos tratamientos de conservación temporales, llegan en buenas condiciones al usuario final, siguen teniendo, pese a todo, una durabilidad bastante aleatoria una vez en uso, por lo que deberán someterse a un tratamiento preventivo con insecticidas si son susceptibles de ser atacadas por Lyctus, y con fungicidas si están expuestas a la intemperie o a la humedad.

Estos tratamientos de conservación revisten primordial importancia en los propios países tropicales para todas las utilizaciones en que los riesgos de pudrición o destrucción por los termes son graves, como por ejemplo, en pilotes y elementos de fundación y estructura de viviendas, por no hablar de las traviesas y los postes para conducciones eléctricas. Tradicionalmente reservaban para estos usos en número limitado las especies duras, y naturalmente durables, que, al ser explotadas excesivamente, llegan a escasear, como por ejemplo la teca, en Indonesia y Tailandia, que habría sido preferible reservar para usos mas nobles, como fabricación de muebles.

Resulta de hecho que un 80-85% de las especies del bosque tropical no son durables en tales condiciones climáticas, por lo que numerosos países productores han tenido, o tendrán que instalar, centros de impregnación a presión en vacío. A título de ejemplo cabe citar los resultados obtenidos en Malasia, que trata actualmente importantes cantidades de vigas y aserrados de especies secundarias para la construcción de viviendas económicas, estacas para viñedos y traviesas de ferrocarril en Kempas y Keruing donde incluso se exportan.

Sin embargo, no todas las maderas son permeables y la impregnación a presión en vacío, que requiere instalaciones de cierta envergadura y un personal calificado para manejarlas, se considera a menudo un procedimiento demasiado delicado y costoso. Es preciso elaborar a la vez procedimientos más sencillos por ósmosis o impregnación prolongada en soluciones salinas, que en muchos casos podrían resultar más económicos, aunque no siempre igualmente eficaces.

Maderas de gran densidad

Las maderas de gran densidad presentan el evidente inconveniente de costos de mantenimiento y transporte más elevados, por lo que no son competitivas en los mercados exteriores para empleos utilitarios que no requieren gran dureza o durabilidad. Además, su trabajado suele ser más difícil y consume más energía. Por estas razones, a excepción de algunas aplicaciones especiales de volumen limitado, apenas tienen otras salidas que el mercado local, o donde, empleadas como piezas simplemente desbastadas o aserradas en bruto, se aprecian, a causa de su duración y resistencia a los termes, para obras públicas (puentes, traviesas) y en el sector de la construcción. Apenas interesarán como maderas para pasta y sólo se admitirán en reducida proporción en los suministros de especies mezcladas.

Maderas muy nerviosas

Las reservas que se formulan con respecto a un gran número de especies secundarias, o poco conocidas, son debidas a su fuerte retracción en troncos y piezas aserradas, contracción que provoca fendas, grietas y deformaciones, incluso después de la puesta en obra definitiva.

Las opiniones que se expresan a este respecto son a menudo divergentes, pues el comportamiento de tales maderas depende evidentemente de las condiciones higrométricas a que están sometidas; así, hay maderas secadas naturalmente y utilizadas en un clima tropical húmedo que pueden pasar por estables, en tanto que toleran mal el secado artificial y se alabearán excesivamente bajo los efectos de la calefacción central en climas fríos o templados.

Para evitar la desecación demasiado rápida de las trozas en espera de ser transformadas, se recomienda mantenerlas sumergidas en agua o rociarlas sistemáticamente en los apiladeros, recubrir los extremos de los rollizos con productos antifisurantes, etc. Los aserraderos y fábricas de contrachapados estarían ciertamente interesados en disponer de pilas de almacenamiento que les evitarían muchas de las perdidas resultantes de las fendas, acebolladuras y alteraciones diversas.

Siendo máxima, en sentido tangencial, la retracción de la madera aserrada, es sobremanera conveniente someter estas maderas nerviosas al despiece radial y al falso despiece radial, y utilizarlas únicamente en pequeñas anchuras, respetando en los ensamblajes las reglas básicas de la carpintería y dejando que se produzca libremente el juego sin comprometer la solidez de las obras.

Por último, tratándose de productos manufacturados como maderas para parqués, entarimados, molduras, etc., es de esencial importancia que, antes de la labra mecánica, las maderas sean dotadas de un grado de humedad previamente determinado que corresponda, con la máxima exactitud posible, al estado higrométrico medio del lugar de su utilización. Esto supone, por una parte, que aquél sea conocido y, por otra, que se disponga de secaderos y de medios de control precisos, utilizando embalajes estancos, lo que no ocurrió en el caso de las primeras entregas de maderas acepilladas asiáticas llegadas a Europa.

Por esta razón, es probable que las maderas tropicales muy nerviosas difícilmente podrán exportarse en forma de productos totalmente acabados, sino sólo como frisos o piezas brutas sobredimensionadas.

Tratamiento químico

En algunos casos particulares habrá que pensar en tratamientos químicos susceptibles de reducir el juego de las maderas nerviosas; es ésta una de las preocupaciones de Indonesia, que exporta gran cantidad de objetos tallados que podrían impregnarse de polietilenglicol, o someterse a tratamiento hidrófugo para evitar que posteriormente se resquebrajen.

Dificultades de secado, labra mecánica o acabado

Hay que reconocer que las técnicas y los costos de secado de las maderas tropicales difíciles de secar artificialmente por los procedimientos clásicos están mal definidos, pero se comprueba que ciertos industriales lo consiguen, a pesar de todo, mucho mejor que otros. Por lo tanto, sería preciso poder difundir consejos prácticos a este respecto. Cabe, sin dada, esperar notables progresos de técnicas menos drásticas, como el secado por la acción del frío, las «cámaras holandesas», el secado solar o el secado natural acelerado.

Utiles especiales

La labra mecánica de las maderas abrasivas exigirá el empleo de útiles mejor adaptados: sierras a base de estelita, cuchillas de aceros especiales, útiles con suplementos de carburo de tungsteno en las fresas y moletas, etc.

Las dificultades del acabado pueden superarse, en general, mediante un desengrasado previo de la superficie de las maderas que contienen cera o resina, la aplicación de una capa aislante antes de la pintura o barnizado y el empleo de productos a los que se haya incorporado un catalizador.

Para el acabado exterior de las maderas nerviosas, conviene someterlas a un tratamiento de hidrofugación, con objeto de reducir el riesgo de que sobrevengan grietas y fisuras en las películas de recubrimiento, dándose preferencia a los acabados superficiales en que éstas no se producen sobre los que emplean pinturas y barnices.

Recordaremos finalmente que el trabajo, y especialmente el lijado, de ciertas especies que pasan por tóxicas, requieren ciertas precauciones, sobre todo una aspiración muy eficaz del aserrín y el polvo, así como el uso de máscaras filtrantes.

Perfeccionamientos y prácticas de ordenación aplicados a la producción y transformación industrial

Es obviamente posible paliar en buena parte los defectos que se reprochan a las especies tropicales descuidadas hasta la fecha con este pretexto, o bien adaptarse a ellos. A menudo, los medios para hacerlo exigirán modificaciones o implicarán mayor complejidad de los métodos de explotación, secado, labra y aplicación actualmente en uso, lo que puede recargar los precios de coste.

Para que las explotaciones forestales procedan a la corta y al suministro de estas nuevas especies, será menester que tengan seguridades de salida al mercado e, inversamente, para que los usuarios se interesen por las mismas, será preciso que antes se enfrenten con serías dificultades para proveerse de sus especies preferidas a precios más elevados.

La escasez de sipo y los altos precios alcanzados por esta especie indujeron a los importadores e industriales europeos a utilizar especies que la sustituyen, como el kotibe y el abarco, pese a las dificultades reales que presenta el empleo de estas dos maderas.

La movilización de las especies secundarias o poco conocidas del bosque tropical húmedo, a la vez que la de aquellas otras que ya se comercializan, requerirá evidentemente ciertos perfeccionamientos o modificaciones de los actuales procedimientos de explotación y transformación industrial.

La sustitución de la explotación selectiva por otra sistemática y masiva, cuando no total, de los rodales del bosque tropical húmedo plantearán problemas de infraestructura. La extracción de un volumen mucho mayor por hectárea habrá de repercutir menos en el precio de costo por metro cúbico, que sobre el equipo que habrá que adaptar o completar con miras a la corta, labra, evacuación y transporte de la madera de construcción de diámetros más reducidos o peor conformada y de la madera industrial menuda.

Estos problemas parecen relativamente fáciles de resolver, teniendo en cuenta la experiencia adquirida en otras regiones en la explotación intensiva de rodales de toda índole y la existencia de un utillaje muy variado puesto a punto con este fin, por lo que no es preciso extenderse sobre esta cuestión.

Por otro lado, es necesario poner en cada troza una señal para su identificación, y de aplicar ya en la corta un tratamiento de preservación a un volumen mucho mayor de trozas de especies fácilmente alterables, y luego evacuarlas rápidamente del bosque, lo que exigirá mayores recursos de personal y material en los lugares de trabajo, así como medidas de precaución contra los peligros de contaminación por los agentes de preservación.

APRENDIZAJE PARA USAR LOS PRODUCTOS FORESTALES EN IBADÁN el desarrollo requiere una mejor ordenación

Secado de trozas y aserrados para exportación

Las especies secundarias cuyos diámetros sean más reducidos y cuya conformación resulte menos satisfactoria que los de las especies normalmente exportadas hasta ahora o cuya conservación en troncos sea aleatoria, sólo encontrarán en esta forma compradores en los mercados exteriores si los productores tropicales despliegan serios esfuerzos para mejorar la presentación y asegurar el transporte de aquellas en perfecto estado hasta los lugares de utilización. Con este fin, será sin duda útil tener en los puertos de embarque medios de apilamiento apropiados y eventualmente naves para los aserrados frágiles, así como un servicio de inspección fitosanitaria capaz de repetir, en caso necesario, en las trozas y aserrados los tratamientos protectores que hayan resultado deficientes.

En la mayoría de los países tropicales exportadores, la capacidad de los aserraderos y fábricas de contrachapados ya instalados es generalmente muy deficiente y su utillaje poco adecuado para la transformación de un volumen creciente de especies secundarias hasta ahora poco o nada utilizadas y cuyas dimensiones y rendimientos son generalmente inferiores a los de las maderas tratadas actualmente.

Por tanto, en numerosos casos tendrán que completar su material con nuevas máquinas, o montar cadenas paralelas o talleres anexos para el aserrado y desenrollo de las maderas de dimensiones inferiores o que requieran modalidades de preparación diferentes.

Así, por ejemplo, los aserraderos habrán de dotarse eventualmente de arcos de sierra recambiables, de equipo de «despiece y aserrío» y de sierras circulares para cortar en cuartos las especies nerviosas, máquinas desdobladoras y un mayor número de sierras de reciclado para la recuperación de los costeros y aserrados menudos producidos en mayor cantidad.

Aserraderos y factorías locales para conversión primaria

El propio utillaje deberá ser modificado o completado para adaptarlo a las maderas fibrosas o de fibra encaballada, más duras, abrasivas o resinosas. Habrán de realizarse esfuerzos para adiestrar a afiladores calificados, capaces de asegurar la perfecta conservación de los útiles con filo de estelita o elementos de ajuste diferencial por ser más costosos y delicados.

Por último, la selección y clasificación de aserrados se complicarán inevitablemente; incluso podrá imponerse una diferenciación según la modalidad de despiece (tangencial, radial o falso despiece radial), en función de su aplicación, para las especies nerviosas, lo que significaría una diferencia de precios.

Las fábricas de chapas rebanadas o desenrolladas para ebanistería, contrachapados o embalajes ligeros podrán verse en la necesidad de adquirir máquinas más pequeñas, que convengan mejor a la transformación de troncos más cortos y de menor diámetro, con un rendimiento todavía aceptable, por ejemplo, desenrolladoras automáticas de tipo finlandés, de husos telescópicos, tipo «backroll».

El tratamiento al vapor será necesario para las maderas duras o de fibra encaballada; la utilización de las hojas de chapas de dimensiones y calidad inferiores podrá dar lugar a complicaciones en la fabricación de tableros. Sin duda, se reservarán preferentemente para capas interiores.

Industrias locales de transformación secundaria: fábricas de parqués, entarimados, molduras, elementos de carpintería

Independientemente de que trabajen para satisfacer la demanda interior o para la exportación, los talleres de transformación secundaria existen en los países productores. Unicamente suelen emplear un limitado número de especies, que elaboraban mecánicamente por los mismos procedimientos y con idéntico utillaje. Pero pueden verse enfrentados con la necesidad de utilizar suministros de materia prima mucho más variados, lo que puede obligar a clasificar y reagrupar las especies según las aplicaciones para las que puedan ser más adecuadas y sus dificultades de labra, o bien, en la medida en que técnica y comercialmente sea factible, intentar el trabajado de las especies mezcladas con un utillaje polivalente susceptible de tratar indiferentemente todas estas especies sin distinción.

Es probable que las industrias que deseen producir para la exportación se vean obligadas a adoptar la primera de estas dos soluciones. Muchos países desarrollados están poco dispuestos a aceptar, al menos si la madera debe conservar su aspecto - lo que generalmente sucede cuando recurren a especies tropicales - , productos cuyo aspecto, dureza y color varíen excesivamente.

Otra puede ser la situación en lo que atañe a los mercados locales, pero probablemente será difícil cepillar y moldurar correctamente, con los mismos útiles y velocidad de aporte, maderas de textura y dureza muy dispares.

Quedan por realizar grandes progresos hasta que puedan utilizarse convenientemente las especies descuidadas hasta ahora a causa de su insuficiente durabilidad o de su desfavorable comportamiento al quedar expuestas a la intemperie o a variaciones higrométricas, y también hasta poder emplear sin riesgos la albura - rechazada hoy día a menudo - de otras muchas especies ya comercializadas.

Secado artificial y tratamientos de preservación

Se trata en particular de desarrollar el secado artificial, los tratamientos de preservación superficiales o profundos y los procesos de acabado.

Muchas maderas aserradas de especies alterables o muy nerviosas sólo pueden exportarse después de haber sido sometidas a un secado suficientemente completo para permitir su transporte por mar en buenas condiciones. Habrá que descartar cuidadosamente las piezas susceptibles de ser rechazadas a la llegada a su destino o de resultar posteriormente inaprovechables por su propensión a agrietarse, resquebrajarse o deformarse. El secado previo permitiría la utilización de las maderas cortadas duras cuyo secado al aire requiere mucho tiempo, haciendo que puedan emplearse en un plazo más corto.

Habrá que prever, por ende, la creación o el desarrollo de instalaciones para el secado natural acelerado (secado al sol bajo tiendas de plástico, por ejemplo) o secado artificial con arreglo a los procedimientos clásicos de circulación de aire caliente, u otros nuevos (por condensación, bombeo térmico, en vacío o por procedimientos químicos), adaptados a las condiciones económicas locales o al carácter mas o menos refractario de las maderas que haya que secar.

Los tratamientos preservantes revisten especial importancia en los países tropicales, donde los agentes destructores son numerosos y muy activos. Es evidente que, para poder mantener y desarrollar la utilización de la madera en la industria de la construcción y obras públicas en particular, será preciso que, al seguir siendo más económica que el hierro y el hormigón, ofrezca garantías de durabilidad suficiente.

Se impondrá el aumento de centros de preservación de maderas por inyección o impregnación profunda, todavía poco numerosos, ya que las maderas naturalmente durables, que no representan más de 15% del volumen dejado en pie en la mayoría de los rodales, constituirán una cantidad netamente insuficiente para satisfacer una demanda que aumentará forzosamente con el desarrollo demográfico, social e industrial de los países productores. Estos países también podrían exportar postes, traviesas y maderas de construcción y enmaderado tratadas a los países vecinos desprovistos de recursos forestales.

Estos mismos centros podrían proceder a la ignifugación de las maderas de construcción, tratamiento que, sin duda, llegará a ser preceptivo algún día para los edificios públicos.

La impregnación de maderas por ósmosis o impregnación prolongada en soluciones salmos, que no requiere las mismas inversiones, podrá sustituir en muchos casos a la inyección a presión en vacío cuando las maderas sean suficientemente permeables.

En lo que se refiere a las maderas de carpintería y construcción de muebles, menos expuestas, pero supeditadas a la picadura blanca (Lyctus), la simple impregnación en una solución de sales de boro por el procedimiento caliente y frío, que ha demostrado su eficacia, daría garantías de inmunidad y permitiría la utilización de las alburas sanas, con la considerable economía de material que ello representa.

Nuevas industrias

En muchos países tropicales en desarrollo debería ser posible crear industrias madereras capaces de reemplazar, a partir de maderas locales poco empleadas hasta ahora, ciertos artículos de importación, a reserva de que aquellas encuentren un mercado local suficiente o posibilidades de exportación complementarias. Se cita a este respecto la reciente creación de fábricas de embalajes para frutas u otros productos exóticos (cajas para té, especias, piña americana, etc.), fábricas de fósforos y cajas de cerillas, de tableros y traviesas, y perpiaños de virutas de madera aglomeradas con cemento (tableros de lana de madera, y «Cellocrete»).

Pero se piensa sobre todo, como es lógico, en los productos derivados de la madera por trituración química o mecánica, para utilizar integralmente en mezcla (25, 26) la totalidad, o al menos la mayor parte, de las especies que contiene el bosque tropical húmedo y que no se prestan al desenrollo o al aserrado. Esto incluiría los tableros de partículas y de fibras y la pasta de papel.

En las regiones tropicales de elevada presión demográfica cabe esperar y estimular el uso de maderas de pequeñas dimensiones, los desechos del bosque que corrientemente se abandonan en el mismo, posiblemente mezclados con otro material vegetal y desperdicios agrícolas.

En definitiva, resulta que la movilización integral del recurso todavía muy mal aprovechado que representa el gran bosque tropical húmedo se hace no sólo esencial y perentorio para obviar la amenaza de una penuria mundial de materia prima maderera y ayudar al desarrollo de los países en que ésta se encuentra ubicada, sino que debe también permitir la explotación ordenada y progresiva de esas masas con miras a una producción sostenida y mucho más importante de las maderas más valiosas.

Tableros de partículas

Si las fábricas de tableros de partículas de madera, todavía poco numerosas, que existen en los países tropicales tienen generalmente una limitada capacidad estando más o menos integradas en aserraderos o fábricas de contrachapados cuyos desperdicios y residuos aprovechan, hoy día está demostrado - especialmente por los ensayos realizados en México - que es posible producir económicamente, sin clasificación previa, excelentes tableros de partículas a partir de prácticamente todas las especies del bosque tropical heterogéneo mezcladas en proporciones arbitrarias mediante un procedimiento «monocapa» que asegura la distribución simétrica por gravedad de las partículas en el espesor de la masa compactada.

Como la composición de los rodales varia continuamente, hay que admitir, no obstante, una cierta dispersión de la densidad y diferencias cromáticas más o menos acusadas, lo que, si bien no es probable que origine dificultades en los mercados locales, si impedirá quizá su exportación a mercados más exigentes, tanto más cuanto que, tratándose de un producto de reducido valor, el tablero de partículas no podría soportar transportes a grandes distancias.

Para salir al paso de los riesgos particulares en que se incurre en los países tropicales, será menester - so pena de decepcionar rápidamente a los usuarios, ya de suyo reservados - que esos tableros sean resistentes a la humedad y los comejenes gracias al empleo de aglomerantes adecuados y la incorporación de productos de preservación y eventualmente hidrófugos.

Con estas reservas cabe prever y estimular en las regiones tropicales muy pobladas la creación de nuevas unidades concebidas para utilizar indiscriminadamente las maderas menudas y los remanentes forestales que actualmente se abandonan en el bosque, mezclados eventualmente con otros vegetales y residuos agrícolas (bambú, bagazo, etc.).

Tableros de fibra

Hasta ahora, sólo hay un reducido número de fábricas de tableros de fibra en los países tropicales, pero también esta industria se adapta a numerosísimas especies de maderas mediante una premaceración alcalina, pudiendo incorporar al proceso de fabricación cortezas, maderas de desecho y residuos agrícolas, incluso pujas. Cabe esperar nuevas instalaciones de industrias, sobre todo en el sudeste de Asia.

Tratamientos hidrófugos

Puede ser útil para exportación o almacenamiento de diversos productos manufacturados realizados con maderas especialmente porosas, nerviosas o susceptibles de azuleo (como maderas y tableros de parqué, listones para enmarcar y molduras de ramin u obeche), aplicar un tratamiento hidrófugo antiséptico que limite los riesgos de variaciones dimensionales importantes o de comienzos de pudrición.


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