Desde diferentes puntos de vista, la escuela rural tiene una importancia fundamental para el desarrollo. En esto coinciden expertos y autoridades educativas y las mismas comunidades campesinas. Sin embargo, las condiciones concretas en que los profesores rurales realizan día a día su tarea docente, se caracterizan por sus limitaciones y carencias.
Los profesores se sienten impotentes para superar por sí mismos los problemas que afectan a la escuela rural y a su propio desempeño. Las dificultades que deben enfrentar generan actitudes pesimistas, que, involuntariamente, contribuyen a una rutina educativa que produce limitados resultados pedagógicos.
Para superar los problemas es imprescindible adoptar un enfoque renovado. Una manera de ver y entender la enseñanza del niño campesino que se adapte a sus necesidades reales y que dé al profesorado las soluciones necesarias y factibles.
Para diseñar la orientación y el contenido que debe tener cualquier medida correctiva que se adopte, se requiere:
1) Destacar y valorar la misión de la escuela rural, en el marco del sistema educativo nacional y las características sociales propias de cada realidad.
2) Conocer las capacidades de los recursos humanos, técnicos y materiales efectivamente disponibles. Porque seguramente hay capacidades que actualmente no son desplegadas ni aprovechadas en todo lo que pueden rendir. El mejoramiento cualitativo de la escuela rural debe comenzar por el uso más eficiente de los recursos que ya se tienen.
3) Revalorar las características y condiciones sociales y naturales del medio rural. En primer lugar, se deben destacar las posibilidades educativas que la sociedad y el entorno natural brindan, antes que los obstáculos y problemas que dificultan el cumplimiento de la programación escolar y el calendario.
En resumen, este nuevo enfoque ayudará a entender que una escuela que cumpla con su misión socioeducativa, sólo será posible mediante el desarrollo de sus propias potencialidades y el óptimo aprovechamiento de sus actuales recursos y posibilidades. Los cambios que demande serán factibles, además, sólo con el aporte comprometido y responsable de los profesores rurales.
La escuela rural está llamada a promover, orientar y desarrollar las capacidades intelectuales, morales y técnicas de los niños campesinos. Debe prepararlos para encarar, entender y resolver los problemas concretos que, tanto en su comunidad de origen como cuando emigran a las ciudades, obstaculizan el mejoramiento de sus condiciones de vida.
En otras palabras, su importancia radica en el aporte efectivo que debe hacer a la formación de niños y jóvenes campesinos, para que éstos tomen parte activa y responsable en la vida social, económica y política de su comunidad, región y país. Para cumplir esta misión la escuela rural debe:
Para cumplir con estos objetivos será de gran utilidad incorporar las prácticas de cooperación y reciprocidad existentes en las propias comunidades y en las que los niños son iniciados por sus padres y parientes.
De esta manera, la escuela rural formará sujetos solidarios y participativos, que sepan respetar y valorar la diversidad de cualidades humanas y las utilicen en la búsqueda de un beneficio común.
A veces, equivocadamente, se sobrevalora la escuela urbana y se menosprecia a la escuela rural. Se supone que las limitaciones de ésta provienen del hecho de no parecerse a aquélla. Esto no es exacto. La escuela rural tiene una importancia propia, que no proviene de parecerse o diferenciarse de la escuela urbana.
1. Aspectos que comparten
a) La escuela urbana y la escuela rural forman parte de un mismo sistema educativo nacional. Por lo tanto, responden a una misma política educativa, a principios y objetivos nacionales comunes. Ambas deben brindar oportunidades de educación a niños y jóvenes, sean de la ciudad o del campo.
b) Una y otra deben adecuar objetivos y programas comunes, a realidades particulares. Es necesario que den respuestas eficaces a las necesidades e intereses concretos de los alumnos, sus comunidades y su entorno natural. Por lo tanto, no es sólo la escuela rural la que requiere adecuar la estructura curricular básica a las características propias del medio. También debe hacerlo la escuela urbana.
2. Particularidades de la escuela rural
a) Por las características naturales y sociales de las zonas rurales, la escuela tiene mayores posibilidades de estructurar su programa educativo en estrecha interrelación con su entorno natural y social. Puede aprovechar el contacto directo y diario que los niños y jóvenes tienen con su medio, los conocimientos y experiencias que adquieren mediante su participación en la vida productiva y las diversas formas de socialización que forman su identidad.
b) La escuela rural tiene variadas posibilidades de crear espacios pedagógicos al aire libre, basados en la observación directa y en la relación cercana a las actividades productivas y socioculturales de las comunidades. De esta manera, la socialización escolar se complementa y enriquece, directa y prácticamente, con los otros procesos de socialización de la vida comunal campesina.
c) Por las características organizativas de las comunidades campesinas, por los principios que rigen su vida familiar y comunitaria, la escuela debe buscar formas y mecanismos de participación comunal.
d) La cultura rural es rica de valores sociales y humanos que no deben ser estandarizados por imposición de un sistema rígido. A su vez, los niños deben conocer la evolución del progreso en un intercambio cualificado, respetuoso y comprometido.
En muchas comunidades campesinas ya existen organizaciones formales que reúnen a los padres de familia para acordar y ejecutar obras en favor de la educación de sus hijos. Asimismo, existen formas vivas de cooperación y reciprocidad que pueden ser encausadas hacia una participación importante en la educación escolar.
En las escuelas rurales, profesores y profesoras, día a día llevan a cabo una esforzada labor. Sin embargo, muchas veces, pese a su buena voluntad y dedicación, no todos ni siempre consiguen los resultados esperados.
La calidad y eficiencia de la escuela rural puede mejorar notablemente, si el entusiasmo, la buena voluntad, la imaginación y los esfuerzos generosos de los profesores rurales son debidamente aprovechados y encausados hacia el logro de su misión.
Para esto se requiere mejorar sustancialmente el desempeño docente en los siguientes campos:
La importancia de la escuela rural cobra mayor relevancia cuando se la relaciona con las necesidades de desarrollo. Es innegable e insustituible el aporte que puede significar para:
Conseguir esta contribución al desarrollo sostenible del medio rural plantea a la escuela, a través de su profesorado, las siguientes exigencias:
1) Establecer un diálogo educativo permanente con la realidad del medio en sus aspectos ambiental y geográfico, con las actividades productivas y económicas, con la vida sociocultural y con su historia. Diálogo educativo que, de manera particular, debe entablarse con las personas que conocen la comunidad porque viven y trabajan en ella. Estas personas también transmiten sus conocimentos y actitudes al niño, forman parte de su proceso de socialización.
2) Proporcionar conocimientos científicos, formar criterios, desarrollar actitudes y destrezas. La educación responderá a las necesidades e intereses de las familias y comunidades y a los cambios que se operan en los sistemas de producción, sociales y políticos.
3) Formar en el respeto y valoración de la pluralidad de valores y formas de conocimiento, destacando la complementariedad entre los integrantes de una sociedad y entre ésta y su medio ambiente.
4) Orientar y formar para la solución de los problemas que afectan la vida familiar y comunal, mediante el conocimiento, defensa y aprovechamiento adecuado de los recursos naturales propios, como camino seguro hacia un desarrollo autosostenible.
5) Establecer relaciones de coordinación y apoyo con las instituciones y organismos locales, públicos o privados, para definir conjuntamente acciones.
Si se toma en cuenta lo expuesto hasta ahora, no cabe duda sobre la urgente necesidad de mejorar la calidad de la escuela rural. Tampoco respecto a los beneficios que los alumnos y sus familias campesinas obtendrían directamente. Pero, por dónde empezar?
Para unos, el camino debe iniciarse por las grandes reformas en los sistemas educativos. Trazando los lineamentos de política educativa, implementando los procesos necesarios, capacitando y dotando de materiales a los profesores, etc.
Esta es una perspectiva correcta, pero no es la única posible. Por esperar que primero se produzcan los cambios estructurales, se puede perder de vista otra posibilidad. La de comenzar reconociendo, valorando y utilizando el potencial que encierra el actual profesorado. Este otro camino puede iniciarse de inmediato. Demanda una inversión menor y no se opone sino que preparara y va al encuentro de los necesarios cambios estructurales.