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Políticas públicas que afectan a los incendios forestales en el Brasil - Paulo Cezar Mendes Ramos[38]

1. ASPECTOS HISTÓRICOS DE LOS INCENDIOS EN LOS ECOSISTEMAS BRASILEÑOS

La historia del bosque si se comprende en modo correcto es una historia de explotación y destrucción. El hombre transforma el mundo natural en “paisaje” (domesticado y moldeado para algún uso práctico o para un fin estético convencional) o también, lo que es más espantoso, en “espacio” (llanuras desérticas allanadas por apisonadoras sobre las cuales el extremo narcisismo de la especie se consagra a través de los edificios). Las expectativas humanas raramente se ven realizadas por sus intervenciones. Los campos se empobrecen, los pastos se vuelven más finos y leñosos y las ciudades decaen. En desacuerdo con los deseos humanos, pero como consecuencia de sus acciones, el mundo natural se simplifica y convierte en un enorme matorral cosmopolita en luto.

En el Brasil los incendios forestales representan una antigua práctica mantenida por el sistema de aprovechamiento insostenible de la tierra del hombre moderno. Es importante presentar una reseña histórica sobre los cambios graduales que el hombre ha impuesto a los ecosistemas naturales brasileños.

Mata Atlántica

La agricultura transformó radicalmente las relaciones entre el hombre y el bosque. Lo que había sido un recurso residual, producto inferior para los cazadores-recolectores, incendiado involuntaria o incautamente durante la caza, se convirtió en su hábitat principal. Se percibió que los suelos de “cerrado” eran pobres en nutrientes, ácidos y saturados de aluminio. Los suelos forestales eran más apropiados para la agricultura. Desde el principio, la agricultura en la región de la Mata Atlántica (en realidad en todas las llanuras bajas del continente) significó el sacrificio de los bosques. La técnica era sumamente sencilla: al final de la estación seca, el matorral de una franja de bosque (aproximadamente una hectárea) se cortaba y dejaba secar, y con la utilización de hachas de piedra se hendían en forma circular la corteza de los grandes árboles. Antes de la estación de las lluvias la zona se quemaba, proporcionando una gran cantidad de nutrientes presentes en la biomasa del material forestal y en las cenizas en el suelo.

La agricultura de corta y quema era sumamente reductiva. Casi todo lo que vivía en el interior de la zona quemada se transformaba en cenizas, las únicas a ser utilizadas. Probablemente algunas quemas se escaparon del control, como pudo haber pasado a veces en los años más secos en las zonas más húmedas de barlovento de la Mata Atlántica y, normalmente, en las áreas más secas del bosque. Es posible que los períodos de descanso hayan permitido a los arbustos recuperar su aspecto original. Sin embargo, la agricultura debe haber reducido la complejidad y la biomasa de grandes áreas de la Mata Atlántica durante más de mil años antes de la llegada de los europeos.

Este procedimiento de corta y quema se intensificó con la llegada de los portugueses. El nombre “Terra Brasilis”, como era conocida la nueva colonia, deriva precisamente de la explotación del palo brasil, que marca el inicio de la destrucción de la Mata Atlántica, que en aquel entonces cubría más de 1,1 millones km2, el 12% del territorio nacional.

No obstante, la deforestación no se limitó a los procesos de extracción del principio de la colonización: el proceso continuó en el nordeste con el establecimiento de la fábrica de la caña de azúcar; y en el sudeste con la deforestación de grandes superficie para pastos, plantaciones de café y asentamiento de colonos.

El fuego era la herramienta de destrucción de los bosques en el proceso de ocupación y aún hoy se utiliza para el mantenimiento de las áreas transformadas, como las tierras de pastos y caña de azúcar, y para la eliminación de los restos de los cultivos, representando un riesgo potencial para el 8% restante de la Mata Atlántica (Câmara, 1991).

Cerrados (sabanas brasileñas)

El final de la última glaciación 60 000 años después de la prehistoria estuvo caracterizado por un período frío y seco, en que la única causa de incendios eran los rayos. Éstos, asociados con una baja disponibilidad de combustibles, a causa del clima árido y la presencia de grandes herbívoros, nos permiten suponer que en aquel entonces había una frecuencia muy baja de incendios, concentrados en la estación lluviosa (Ab’Saber, 1977; Absy et al., 1993).

El período comprendido entre 60 y 13 000 años después de la prehistoria siguió una etapa caracterizada por la presencia de cazadores pleistocénicos de megafauna, quienes utilizaban el fuego para cocinar y, probablemente, para cazar y vivían en un entorno de baja densidad demográfica. También entonces había una baja frecuencia de incendios, dado el control de la megafauna sobre la capa vegetativa del suelo.

Se puede hipotizar que con el final del Pleistoceno y la extinción de la megafauna se verificó un gran cambio, especialmente por lo que respecta a la capa herbácea y el aumento de la disponibilidad de combustibles, que asociados con el fuego utilizado por los cazadores primitivos sin duda alguna llevaron a una mayor frecuencia de incendios.

El final del Holoceno, entre 4 000 y 2 000 años después de la prehistoria, se caracterizó por la llegada de las tribus de agricultores y cazadores indios pertenecientes al grupo lingüístico macro-jê. Esas tribus, con grandes densidades de población (de 0,3 a 1,2 hab/km2) y mayores poblados, produjeron un aumento de los incendios debido a la agricultura de corta y quema.

En el siglo XVII comenzó la expansión territorial de los europeos en el Brasil central que, hasta principios del siglo XX, se caracterizó por la dependencia de los procesos de extracción y una baja calidad de vida. Las quemas para la renovación de pastos se volvieron habituales, aumentando la incidencia de los incendios en la zona.

En los últimos 40 años el Brasil central experimentó un gran incremento en la densidad demográfica, especialmente después del establecimiento de la capital en Brasilia, que significó para la región una importante expansión de la agricultura, donde las quemas de pastos siguen siendo la principal causa de incendios.

Selva amazónica

La causa principal de los incendios en el bosque tropical amazónico está relacionada con el desbroce forestal para el aprovechamiento agrícola y la ordenación forestal. A este propósito, hay que distinguir tres tipos de desbroce forestal que prevén el uso del fuego:

En cualquier caso, el desbroce y la quema en principio siguen la misma pauta: los árboles se talan al final de la estación de las lluvias y los despojos de la corta se dejan secando por cierto tiempo a fin de obtener una quema más eficaz.

Al principio los sistemas de agricultura nómada y su extensión estaban determinados en gran parte por la baja presión de la población humana sobre los recursos forestales. Estos recursos proporcionaban una base sostenible de subsistencia para los habitantes indígenas de los bosques, y sus efectos discontinuos tenían pocas consecuencias en la estabilidad general de los ecosistemas forestales.

Además de la agricultura nómada, grandes superficies forestales se convierten en tierras agrícolas y pastos de forma permanente.

Índice medio de deforestación bruta (Km2/año)

*Media decenio **Bienio 92-94

78-88*

88-89

89-90

90-91

91-92

92-94**

94-95

95-96

Acre

620

540

550

380

400

482

1 208

433

Amapá

60

130

250

410

36

-

9

-

Amazonas

1 510

1 180

520

980

799

370

2 114

1 023

Maranhão

2 450

1 420

1 100

670

1 135

372

1 745

1 061

Mato Grosso

5 140

5 960

4 020

2 840

4 674

6 220

10 391

6 543

Pará

6 990

5 750

4 890

3 780

3 787

4 284

7,845

6 135

Rondónia

2 340

1 430

1 670

1 110

2 265

2 595

4 730

2 432

Roraima

290

630

150

420

281

240

220

214

Tocantins

1 650

730

580

440

409

333

797

320

Amazonia Legal

21 130

17 860

13 810

11 130

13 786

14 896

29 059

18 161


Sin embargo, los fuegos con fines de desbroce forestal a menudo se escapan del control. Las recientes observaciones acerca del impacto de la sequía y los incendios de 1998 sobre la selva tropical de Roraima han evidenciado que a veces los biomedios inalterados de los bosques pluviales subhúmedos pueden volverse inflamables y que las quemas para el desbroce forestal y agrícola pueden dar lugar a incendios forestales en gran escala.

2. INCENDIOS Y COMPROMISO INSTITUCIONAL

Las quemas para el desbroce forestal o para transformar los bosques en tierras agrícolas y pastos son culturales y constituyen la causa principal de los incendios.

Desde el siglo XVII los incendios representan una preocupación para la sociedad y el Gobierno brasileño, como demostrado por el reglamento sobre el pau brasil del 12 de diciembre de 1605, que prohibía el uso del fuego en los bosques en que se hallaba dicha especie.

La primera legislación forestal, el Código Forestal, establecido por el Decreto n° 23 793 del 23 de enero de 1934, prohibía el uso del fuego en las praderas, pastos y para fines agrícolas sin el permiso previo de la autoridad forestal.

La actual legislación forestal, establecida por la Ley 4 771 del 15 de septiembre de 1965, mantuvo las mismas restricciones del Decreto de 1934.

El Decreto 84 017 del 21 de septiembre de 1979, los reglamentos de los parques nacionales, prohibe cualquier comportamiento que puede provocar incendios en los parques nacionales, pero permite el uso del fuego como instrumento de ordenación.

La Resolución del CONAMA n° 11/1988, del 4 de diciembre de 1988, reglamenta el uso del fuego como técnica de ordenación.

Sin embargo, sólo en los años ochenta las autoridades federales comenzaron a prestar más atención al problema de los incendios y las quemas. Antes, los incendios en las zonas que se hallaban bajo protección se prevenían y combatían según los esfuerzos de sus jefes, sin una estructura central capaz de organizar una coordinación nacional para afrontar estos problemas.

Después de 1987, gracias a las imágenes térmicas diarias de los satélites de la NOAA que permiten detectar los focos críticos en tiempo real, la sociedad brasileña quedó atónita ante el número alarmante de focos críticos localizados.

Los efectos de la gran cantidad de quemas fueron muy importantes y significaron pérdidas económicas para los agricultores (cerca del 10% de la producción), impedimento de las operaciones en los aeropuertos, enfermedades respiratorias, etc.

Focos críticos/año para Brasil. Fuente: MCT/INPE y MMA/IBAMA/PREVFOGO


Junio

Julio

Agosto

Septiembre

Total

1996

1 075

3 300

12 776

16 371

33 522

1997

812

3 589

17 542

20 469

42 412

1998

3 489

7 316

33 229

33 861

77 895

Información sobre los focos críticos en el Brasil, detectados por el satélite NOAA-14oru NOAA-12 acceso INPE, en la dirección: http://condor.das.inpe.br/prod.htm
Debido a la preocupación por estos numerosos focos críticos, el 25 de agosto de 1988 se instituyó la Comisión Nacional de Prevención y Combate de Incendios Forestales (CONACIF).

Sobre la base de las experiencias de la CONACIF, el 10 de abril de 1989 el Gobierno creó el Sistema Nacional de Prevención y Combate de los Incendios Forestales (PREVFOGO) con el Decreto n° 97 635.

PREVFOGO: este sistema se propone los siguientes objetivos:

Todas estas actividades se han llevado a cabo gracias a la asociación con muchas instituciones nacionales e internacionales.

Durante los años de existencia del PREVFOGO se ha hecho mucho para reducir al mínimo los efectos de la gran cantidad de quemas agrícolas e incendios. Se han organizado varios cursos de capacitación para formar cuerpos de bomberos y expertos en la identificación del origen y las causas de los incendios forestales.

Se compraron equipos para aumentar la capacidad de las brigadas de atender a la demanda de combatir los incendios en las áreas bajo protección.

A pesar de los esfuerzos del PREVFOGO de reducir al mínimo el problema, estamos conscientes de que las causas de los incendios y las quemas agrícolas trascienden su frontera. Esto nos ha hecho buscar nuevas asociaciones para lograr controlar el problema.

3. MEJORAS INTERINSTITUCIONALES

3.1 PROARCO

Las soluciones para reducir al mínimo los efectos de las quemas y los incendios dependen de las medidas de las distintas instituciones, en los varios niveles del Gobierno (federal, estatal y municipal) y también de la participación de la sociedad.

Tras el grande incendio forestal de Roraima, y con el riesgo potencial de aparición de otros grandes incendios en otras partes de la región amazónica (El Niño), el Gobierno brasileño decidió ejecutar un programa de emergencia para la prevención y el combate de los incendios forestales en el Arco de Deforestación de la Amazonia (PROARCO), que prevé los siguientes componentes:

En este programa participan el IBAMA, organizaciones ambientales estatales, defensa civil, bomberos, brigadas municipales, ejército y fuerzas aéreas.

Uno de las metas más importantes del PROARCO es la mejora de las relaciones entre las distintas instituciones que participaron en la formulación de los planes de acción estatales para la prevención y el combate de los incendios forestales.

Se ha establecido un sistema de alerta y, según el área y la capacidad de lucha, se pueden poner en acción las brigadas municipales, los bomberos del Estado o el destacamento especial.

El destacamento especial comporta la capacidad de movilización de un contingente combatiente (500 bomberos de Brasilia) en el que la logística está proporcionada por el ejército y el transporte de las tropas se realiza a través de las fuerzas aéreas.

Otra acción importante del programa son los cursos de capacitación en agricultura familiar, en los que se enseña a realizar una quema controlada comunitaria con la participación de los vecinos. Esta parte del programa se realizó gracias a la asociación entre el IBAMA y el Grupo de Trabajo Amazónico (GTA), una organización no gubernamental.

Todos estos esfuerzos se realizaron como un programa de emergencia para prevenir y combatir los incendios forestales en la Amazonia. Además, se está elaborando el proyecto de vigilancia y control de la deforestación y las quemas (PRODESQUE), que complementará el PROARCO. El PRODESQUE es un proyecto piloto que se encargará de las causas primordiales de la deforestación y los incendios en la Amazonia. También se propone la vigilancia y sistemas de ejecución sobre una base descentralizada.

Otras medidas gubernamentales

Puesto que las causas de los incendios están relacionadas con los procesos de desbroce forestal y las quemas incontroladas, el Gobierno estableció nuevas acciones importantes que ayudarán a minimizar el problema:

IBAMA

INCRA (Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria)


[38] Ingeniero forestal, Prevención y Combate de Incendios Forestales, Sistema Nacional PREVFOGO, IBAMA, Brasil.

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