Cunde rápidamente el hambre en algunas partes de Africa oriental, donde más de 16 millones de personas se enfrentan a graves dificultades alimentarias. Debido a los efectos acumulativos de la sequía de los últimos tres años, se ha creado una grave situación humanitaria en las zonas ganaderas del este y sur de Etiopía, y se multiplican los informes sobre muertes por inanición en las zonas más afectadas. También se ven gravemente afectadas las zonas limítrofes de Kenya, Uganda y Somalia. Las perspectivas actuales para la cosecha son desfavorables en Africa oriental donde las precipitaciones recibidas durante la temporada secundaria de 1999/2000 han sido irregulares e insuficientes. En el Norte de Africa, una grave sequía ha afectado la cosecha actual, particularmente en Argelia, Marruecos y Túnez. En otras partes, continúa preocupando seriamente la situación alimentaria y sanitaria de las personas desplazadas en el interior (PDI) de Angola, la República Democrática del Congo y Burundi. El 2 de abril, el ciclón "Hudah" castigó la parte septentrional de Madagascar, ya devastada por los ciclones "Eline" y "Gloria". Aunque el ciclón "Hudah" no trajo consigo lluvias extremadamente intensas ni inundaciones, los fuertes vendavales de hasta 300 km por hora han causado cuantiosos daños a las viviendas y a la infraestructura (escuelas, hospitales, centros de salud y telecomunicaciones), así como a los cultivos, particularmente los arbóreos. En Mozambique, aunque el ciclón "Hudah" había perdido ímpetu antes de llegar a la costa septentrional, las intensas lluvias que lo acompañaban han afectado a las provincias de Zambezia y Nampular, dos importantes zonas productoras de maíz. Esto podría degradar la calidad de los cultivos que están madurando. En Asia, el peor invierno en 30 años ha causado la muerte de varios cientos de miles de cabezas de ganado en Mongolia, afectando gravemente el sustento y la seguridad alimentaria de una cuarta parte de la población del país, a la vez que en la República Popular Democrática de Corea se sigue necesitando asistencia alimentaria debido a las catástrofes naturales agravadas por los problemas económicos. En el Cercano Oriente, las perspectivas para la cosecha son desfavorables en el Afganistán, el Iraq y Jordania debido a un tiempo seco prolongado. En la CEI, se necesita con urgencia asistencia humanitaria en Chechenia y para los refugiados en los países vecinos. En Europa, hasta ahora las condiciones atmosféricas han sido favorables para los cultivos. En América Latina, actualmente la actividad principal consiste en los preparativos de la tierra para las cosechas de maíz y frijoles de la primera temporada del 2000/01 en América Central y el Caribe, y para la de trigo en América del Sur.
En Africa oriental, existen graves dificultades con el suministro de alimentos debido principalmente a las pérdidas de cosechas y de ganado provocadas por la sequía. Se estima que 16 millones de personas se ven afectadas por una grave escasez de alimentos, y se multiplican los informes sobre muertes por inanición en algunas zonas. Los pastores de la subregión han sido los más afectados por una serie de lluvias escasas que han determinado pérdidas de numerosas cabezas de ganado. Dados los pronósticos que anuncian precipitaciones escasas para la subregión en la campaña actual, se prevé que aumentará el número de las personas que necesitarán asistencia alimentaria. Una grave situación alimentaria se ha creado en Etiopía, donde más de 8 millones de personas se enfrentan a una situación crítica de escasez de alimentos. La situación es particularmente seria en las zonas pastorales del este y el sur, después de tres años consecutivos de precipitaciones escasas o nulas. Se señalan muertes relacionadas con la inanición, particularmente entre los niños. En Eritrea, la situación alimentaria es muy difícil para cerca de 600 000 personas afectadas por la guerra con Etiopía y por la sequía imperante en las zonas del litoral. En Kenya, la situación del suministro de alimentos es alarmante en los distritos pastorales septentrionales, orientales y nordoccidentales afectados por sequías consecutivas. Cerca de 2,7 millones de personas se enfrentan a una grave escasez de alimentos. En Somalia, casi 650 000 personas de seis regiones meridionales atraviesan una grave situación de escasez de alimentos. Los más afectados son los agricultores de los distritos de Huddur, Wajid y Rab.Dure, en la región de Bakool, donde muchos han abandonado sus aldeas en busca de alimentos. En Tanzanía, se necesita asistencia alimentaria para cerca de 800 000 personas aquejadas de inseguridad alimentaria, principalmente en las regiones de Dodoma, Mara, Shinyanga, Singida, Tabora, Tanga y el sur de Mwanza, que han sufrido una tercera mala cosecha consecutiva. En el Sudán, pese a una situación estable de la seguridad alimentaria, se necesitan alrededor de 103 000 toneladas de ayuda alimentaria para unos 2,4 millones de personas afectadas por la sequía y el conflicto civil que se viene prolongando desde hace mucho tiempo. En Uganda, la situación del suministro de alimentos se ha deteriorado en los distritos de Kotido y Moroto, en los que cerca de 215 000 personas necesitan asistencia alimentaria urgente, mientras en el distrito de Bundibugyo los disturbios civiles han desplazado a cerca de 112 000 personas.
Las perspectivas para las cosechas secundarias de cereales del 2000 son variadas en la región. En Kenya, pese a algunas buenas cosechas obtenidas en las provincias orientales y costeras, las precipitaciones acumulativas inferiores a lo normal recibidas durante la campaña y una sequía prolongada en algunas zonas han perjudicado la cosecha del maíz. En Tanzanía, la cosecha de cereales de la temporada "Vuli" recogida últimamente se vio drásticamente menguada por la falta de lluvia, y las estimaciones actuales sugieren una merma de alrededor del 70 por ciento en comparación con la media de los últimos cinco años. En cambio, la producción de cultivos alimentarios no cerealeros ha sido satisfactoria. En Etiopía, se prevé una cosecha "Belg" inferior a la media, debido a la persistencia de la sequía y a la escasez de bueyes de tiro y de semillas. Por el contrario, en Somalia, la cosecha de cereales de la temporada "Deyr" se calcula en 108 000 toneladas, alrededor de un 53 por ciento más que la media posterior a la guerra civil (1993-1998), gracias a las condiciones favorables imperantes en algunas de las principales zonas productoras. Sin embargo, las escasas lluvias recibidas en la región de Bakool han afectado gravemente la producción. En Uganda, unas lluvias bien distribuidas dieron lugar a una producción satisfactoria de las cosechas de cereales secundarios recogidas últimamente. En el Sudán, ha comenzado la recolección de la cosecha de trigo, cuya producción se pronostica en 288 000 toneladas, considerablemente mayor que la mala cosecha de 1999. En Rwanda, la situación general de los suministros alimentarios ha mejorado gracias a una buena campaña A del 2000. En cambio, en Burundi la cosecha se vio mermada por un tiempo seco generalizado y los desplazamientos de la población.
En Africa austral, las perspectivas generales para las cosechas de cereales del 2000, que se están recogiendo ahora, son favorables en la subregión. Pese a los cuantiosos daños causados por las lluvias torrenciales y los ciclones Eline y Gloria en febrero/marzo, las principales zonas productoras de maíz no se vieron afectadas por las inundaciones, y las copiosas lluvias beneficiaron a los cultivos que ya habían sufrido el estrés provocado por la sequía en algunas partes. Ahora bien, la situación varía de un país a otro y se mantiene incierta en espera de una evaluación del efecto de las lluvias torrenciales recibidas, así como de las precipitaciones irregulares e insuficientes caídas en varias zonas.
En Sudáfrica, a pesar de las pérdidas causadas por las inundaciones en algunas provincias, el pronóstico oficial más reciente indica una excelente cosecha de maíz de 9,3 millones de toneladas, en comparación con los 7,7 millones de toneladas del año pasado. En cambio, en Madagascar, la cosecha de arroz del 2000 se ha visto perjudicada por el tiempo seco imperante al comienzo de la campaña y posteriormente por tres ciclones consecutivos que causaron grandes inundaciones y cuantiosas pérdidas de cosecha. En Mozambique, las graves inundaciones que afectaron a las partes meridionales y centrales del país en febrero/marzo no perjudicaron a las principales zonas productoras del norte que, por el contrario, se beneficiaron de unas lluvias buenas caídas en marzo. Con todo, es posible que las intensas lluvias relacionadas con el huracán "Hudah" caídas en las partes septentrionales perjudiquen la calidad de la cosecha de maíz, que está casi madurando o recogiéndose. En Zimbabwe, se prevé una merma de la producción de maíz de este año debida a una reducción de la superficie plantada y a las fuertes lluvias caídas en febrero y marzo que pueden haber causado una disminución de los rendimientos. En Malawi, no obstante las pérdidas de cosecha provocadas por las inundaciones en el sur, unas lluvias abundantes recibidas a partir de la segunda década de febrero mejoraron las perspectivas para la cosecha de maíz en las partes centrales y septentrionales, que habían quedado afectadas por el tiempo seco registrado al comienzo de la campaña. Los pronósticos oficiales indican una producción de maíz de 2 330 000 toneladas en el 2000, un 6 por ciento menos que la cosecha récord del año pasado. En Swazilandia, las perspectivas para la cosecha son malas debido a las lluvias excesivas caídas en diciembre y a las grandes inundaciones registradas a principios de febrero. Se pronostica que la producción de maíz decrecerá un 37 por ciento a un nivel muy inferior a la media. En Botswana, las perspectivas para la cosecha son inciertas debido a las fuertes lluvias caídas en los dos últimos meses y a las grandes inundaciones registradas al final de febrero. En Zambia, unas lluvias copiosas recibidas desde mediados de febrero han beneficiado a la cosecha principal de maíz, afectada por las precipitaciones irregulares caídas al comienzo de la campaña. En Namibia, las perspectivas siguen siendo inciertas; a las intensas lluvias recibidas a mediados de febrero en las principales zonas productoras del norte han seguido en marzo precipitaciones inferiores a la media. En Angola, las perspectivas alimentarias también son inciertas, debido a unas precipitaciones inferiores a la media recibidas desde febrero en las importantes zonas productoras del centro y a los continuos desplazamientos de la población durante el período vegetativo. En Lesotho, pese a unas lluvias en general buenas recibidas desde mediados de febrero, es posible que los rendimientos de los cereales secundarios se hayan visto afectados por una racha seca prolongada al comienzo de la campaña y, posteriormente, por las inundaciones registradas en las tierras bajas.
En Africa septentrional, las perspectivas actuales para la cosecha del 2000 son desfavorables debido a unas condiciones secas prolongadas desde enero. Si se exceptúan las localidades de altura y el litoral atlántico que recibieron algunas lluvias ligeras en marzo, las zonas productoras de la región que se extienden hacia Marruecos y el norte de Argelia han recibido pocas lluvias desde enero. La sequía ha afectado también algunas partes del norte y centro de Túnez y el norte de Libia. Esto ha determinado una pérdida total de cosechas en algunas zonas de Marruecos y Argelia. Las perspectivas son también desfavorables para los ganaderos debido a la escasez de forrajes y agua en muchas zonas. Ello tendrá graves repercusiones sobre la seguridad alimentaria, particularmente de los pequeños ganaderos que dependen principalmente del ganado para su sustento. En 1999, la escasez de la producción de cereales provocada por la sequía se colmó utilizando una gran parte de las existencias. Por lo tanto, en el 2000 la escasez de la producción tendrá que cubrirse principalmente con importaciones. En Egipto, en cambio, la cosecha de trigo, principalmente de regadío, está creciendo en condiciones hasta ahora favorables y se prevé una cosecha buena.
En Africa occidental, las lluvias comenzaron en marzo en el sur de los países del Golfo de Guinea, permitiendo la plantación de la primera cosecha de maíz. En el Sahel, predominan condiciones estacionalmente secas y hay poca actividad agrícola, si se exceptúan los cultivos de tierras aluviales o fuera de estación cuyas perspectivas son en general excelentes debido a los altos niveles alcanzados por los ríos o las reservas de agua. En Mauritania, sin embargo, las infestaciones de plagas constituyen una amenaza para los cultivos.
Gracias a unas condiciones de crecimiento en general favorables registradas durante la estación de las lluvias de 1999, se ha obtenido una cosecha récord en el Sahel. Teniendo en cuenta las cifras definitivas sobre la producción dadas a conocer por varios países, la producción total de cereales en 1999 para los nueve países miembros del CILSS se estima en 11,6 millones de toneladas, volumen superior en un 8 por ciento al de 1998 y en un 28 por ciento a la media de los últimos cinco años. En Burkina Faso, Cabo Verde, Gambia, Malí, Mauritania y el Senegal, se obtuvieron cosechas máximas, mientras que en el Chad y el Níger se prevé una producción superior a la media. Se estima que la producción seguirá siendo inferior a la media en Guinea Bissau debido al desplazamiento de la población causado por los disturbios civiles de 1998. Las lluvias abundantes permitieron también una regeneración satisfactoria de los pastizales y la reposición de las reservas de agua.
En los países costeros del Golfo de Guinea, las cosechas de cereales de 1999 fueron en general buenas en Benin, Nigeria y el Togo, pero menos favorables en Côte d'Ivoire y Ghana. En Sierra Leona, una misión de evaluación de cultivos y suministros alimentarios de la FAO enviada en diciembre estimó la producción arrocera en alrededor de un 45 por ciento de la producción anterior a la guerra civil. La producción total de cereales de 1999 para los ocho países del Golfo de Guinea (Benin, Côte d'Ivoire, Ghana,Guinea, Liberia, Nigeria, Sierra Leona y el Togo) se estima en torno a los 29,8 millones de toneladas, en comparación con los 29,3 millones de toneladas de 1998 (incluido el arroz cáscara). Liberia y Sierra Leona siguen dependiendo mucho de la asistencia alimentaria internacional pese a alguna mejora de la producción de alimentos, especialmente en Liberia.
Gracias a estas buenas cosechas, en la mayoría de los países la situación del suministro de alimentos será satisfactoria en el 2000. En el Sahel, los mercados está bien abastecidos y los precios son mucho más bajos que en el mismo período de los últimos años. Los agricultores han reconstituido sus existencias y los bajos precios de los cereales han facilitado en algunos países la reposición de las reservas nacionales de seguridad alimentaria. La relación de intercambio favorece a los ganaderos. Pero, se prevén dificultades alimentarias localizadas durante el período de escasez en las zonas afectadas por las inundaciones, principalmente en Mauritania, el norte del Senegal y el sur del Chad. Se recomienda efectuar compras locales y/o transacciones triangulares en las zonas excedentarias para transferirlas a las zonas deficitarias con objeto de ayudar a la producción interna.
En Africa central, la producción de 1999 fue superior a la media en el Camerún y alcanzó un nivel sin precedentes en la República Centroafricana. Pero tanto en la República del Congo como en la República Democrática del Congo los disturbios civiles siguen impidiendo las actividades agrícolas y comerciales. En la República del Congo, en noviembre y diciembre las inundaciones afectaron el norte y Brazzaville, la capital. En la República Democrática del Congo, se señala la existencia de una grave escasez de alimentos y de malnutrición entre las numerosas personas desplazadas por la persistencia de los disturbios civiles, particularmente en el nordeste de Katanga y Kivu del Sur, en gran parte inaccesibles debido a la inseguridad.
La región del Asia representa alrededor del 49 por ciento de la producción total de cereales. En 1999, la producción de cereales de la región estuvo en torno a los 1 013 millones de toneladas, alrededor de un 1 por ciento más que el año anterior. La producción ha continuado recuperándose en algunos países que ya se habían visto afectados hacía dos años por una grave sequía provocada por El Niño, especialmente Filipinas e Indonesia. También debería aumentar el consumo en esos países por cuanto las economías continúan recuperándose de la crisis financiera asiática de 1997/98. En particular, se supone que aumentará la demanda de trigo y maíz al aumentar el consumo de productos basados en el trigo, las comidas rápidas, y las compras de aves de corral y carne. En China, el mayor productor de la región, se pronostica que la superficie plantada con los cereales principales (trigo y maíz) continuará disminuyendo, por cuanto el sostenimiento de los precios es limitado y los agricultores están pasando a otros cultivos más rentables.
Actualmente, las actividades agrícolas principales de la región consisten en la recolección de la cosecha principal de trigo de invierno en la India, el Pakistán y Bangladesh, mientras que en China los cultivos están saliendo del período vegetativo y entrando en la fase inicial de desarrollo. Las condiciones atmosféricas han sido en general favorables debido al aumento de las precipitaciones durante el invierno. Por lo tanto, a pesar de un descenso del 7 por ciento de la superficie plantada en China, es probable que la producción de trigo disminuya menos marcadamente respecto a los 114 millones de toneladas producidos en 1999. En la India, la superficie plantada también descendió y los cultivos se vieron afectados en algunas partes por la sequía, aunque es probable que la producción total sea semejante a la producción sin precedente del año pasado, situada en alrededor de 71 millones de toneladas. Las perspectivas son muy favorables en el Pakistán, donde es probable que la producción aumente casi 2 millones de toneladas respecto al año pasado, mientras que también Bangladesh probablemente obtendrá una cosecha abundante semejante a la del año pasado. En cambio, como las precipitaciones recibidas en la República Islámica del Irán en enero y febrero han sido inferiores a lo normal, los cultivos necesitan muchas más lluvias para asegurar una recuperación de la cosecha gravemente afectada por la sequía del año pasado. En otras partes de la región, las principales actividades arroceras consisten en la recolección de la cosecha del arroz boro de regadío en Bangladesh, cuyas perspectivas son favorables. Según las proyecciones, el país producirá una cosecha de arroz sin precedentes en 1999/2000. En Indonesia, Sri Lanka y Camboya, ha comenzado o está a punto de terminar la recolección de las cosechas principales de arroz, mientras que en las partes septentrionales de Viet Nam ha comenzado el trasplante de la cosecha principal de invierno y primavera (una de las tres cosechas anuales), que en el sur ya ha terminado. En Filipinas, la recolección del arroz de estación seca comenzará en las próximas semanas, mientras que en Tailandia empezará en mayo.
La emergencia alimentaria más reciente que surgió en la región ha sido en Mongolia, donde el peor invierno en 30 años causó la muerte de numerosos animales, extremadamente importantes para la seguridad alimentaria de un gran número de jefes de familia nómadas. Es probable que en los próximos meses alrededor de una cuarta parte de la población de 2,7 millones de habitantes tenga que hacer frente en mayor o menor medida a una escasez de alimentos. En la República Popular Democrática de Corea continúan los problemas crónicos de suministro de alimentos debido a que las catástrofes sufridas en el pasado se conjugan con los problemas económicos del presente. En Timor oriental, a pesar de los trastornos producidos el año pasado, es probable que en general las consecuencias sobre la producción sean menos pronunciadas de lo que se había previsto, especialmente porque las condiciones atmosféricas han sido más bien favorables.
En el Cercano Oriente, la persistencia de la sequía ha afectado a la producción agropecuaria en muchas partes. En el Afganistán, además de los efectos negativos de los incesantes disturbios civiles y de la escasez de insumos agrícolas, la sequía imperante en muchas partes del sur y del centro afectó a la producción de cereales de invierno del 2000, que se recogerán a partir de mayo. En el Iraq, la persistencia de la sequía no ha hecho más que acentuar la ya difícil situación del suministro de alimentos. En Jordania, pese a algunas lluvias beneficiosas caídas en la campaña agrícola invernal, la producción se ha visto afectada en algunas partes por la insuficiencia de las precipitaciones. En Siria, unas lluvias favorables han mejorado las perspectivas para las cosechas de cereales que se recogerán a partir de mayo. Siguen, sin embargo, necesitando asistencia miles de pastores que se habían visto afectados por la sequía prolongada del año pasado. En Turquía, unas lluvias beneficiosas y la cubierta de nieve contribuyen a neutralizar los efectos de la sequía imperante al comienzo de la campaña y favorecen el desarrollo de la cosecha de trigo, que se recogerá a partir de junio.
De los ocho países de la CEI de la región asiática, en Kazajstán, el mayor productor de la subregión, la mayor parte de los cereales y legumbres del 2000 no se plantará hasta mayo. Según los informes más recientes, en otras partes de los ocho países de la CEI la superficie sembrada con cereales y legumbres de invierno ha aumentado, habiéndose registrado mermas importantes sólo en Georgia y Armenia, debido en parte a los altos precios del combustible. En Tayikistán, urge abordar los problemas de las enfermedades de los cultivos para que la producción se mantenga al nivel del año pasado. En Uzbekistán y Turkmenistán ha aumentado la superficie sembrada con cereales y legumbres de invierno. Las condiciones de crecimiento han sido en general satisfactorias hasta la fecha y, si el tiempo fuera normal hasta la terminación de la recolección, la producción de trigo de invierno podría aumentar. En algunas zonas ha comenzado la plantación de los cereales secundarios de primavera y del algodón.
En los ocho países, la producción total de cereales y legumbres de 1999 aumentó de forma pronunciada a 24 millones de toneladas, respecto de los 17 millones de toneladas de 1998. La de trigo aumentó en 6 millones de toneladas a 19 millones de toneladas, debido principalmente a una fuerte recuperación registrada en Kazajstán y al incremento de la producción en Azerbaiyán, Georgia, Turkmenistán y Uzbekistán. La producción de cereales secundarios creció en 1,4 millones de toneladas a 4,5 millones de toneladas. En Kazajstán, la producción de trigo se duplicó a 11 millones de toneladas, mientras que la de cereales secundarios se recuperó a 2,7 millones de toneladas respecto de los 1,5 millones de toneladas de 1998. Turkmenistán alcanzó una producción sin precedentes de 1,5 millones de toneladas (principalmente trigo). En Uzbekistán, la producción total de cereales y legumbres de 1999 se cifra oficialmente en 4,3 millones de toneladas (1998: 4,1 millones de toneladas), incluidos 3,6 millones de toneladas de trigo. En Kirguistán, la producción de cereales y legumbres (1,6 millones de toneladas) igualó a la de 1998, pero la de trigo disminuyó (1,1 millones de toneladas) al haberse destinado la tierra a cultivos y piensos más rentables. Contrariamente a lo que se había informado, la producción de Tayikistán se cifra oficialmente en 475 000 toneladas, sólo un 5 por ciento menos que en 1998, pero un volumen superior a la media de los últimos cinco años. La mejora de la cosecha de cereales y legumbres ha reducido las necesidades de importación de la mayoría de los países. Frente a una necesidad total de importación de cereales, estimada en 2,5 millones de toneladas, se han prometido 0,4 millones de toneladas como ayuda alimentaria, debiéndose cubrir el resto con importaciones comerciales.
En todos estos países, sin embargo, las estadísticas totales ocultan las disparidades cada vez mayores de los ingresos y todos los países cuentan con personas social y económicamente vulnerables que apenas logran sobrevivir. En Armenia, Azerbaiyán, Georgia y Tayikistán, países en los que el descenso pronunciado del PIB registrado después de la independencia se vio agravado por disturbios civiles prolongados, las poblaciones vulnerables (por ejemplo, los refugiados y las PDI) continúan necesitando asistencia alimentaria.
En América Central y el Caribe, las principales actividades agrícolas consisten en los preparativos para la plantación de las cosechas de cereales y frijoles de la primera temporada del 2000/01 que comenzará con la llegada en abril de las primeras lluvias de la campaña. Se prevé que la superficie plantada en Costa Rica, El Salvador, Guatemala y Nicaragua estará cercana a los niveles medios o superiores a la media de 1999/2000. En Honduras, las perspectivas para la importante cosecha de maíz son inciertas, debido a que los precios actuales son para nada atractivos. También son inciertas las perspectivas para la cosecha de arroz, como consecuencia principalmente de los problemas financieros y de otro tipo, pero el Gobierno está tomando medidas para ayudar a los productores a superarlos. En México, está a punto de comenzar la recolección de la cosecha de trigo del 2000, a la vez que se está preparando la tierra para la plantación de la importante cosecha de maíz de primavera/verano en los principales estados productores de la zona centromeridional. En el Caribe, la sequía ha continuado en las últimas semanas, pero no se han señalado efectos negativos de importancia en el desarrollo de los cultivos de Haití y la República Dominicana. En Cuba, el tiempo seco ha beneficiado la recolección de la caña de azúcar, importante fuente de divisas. En Jamaica, un tiempo seco prolongado ha perjudicado a los cultivos alimentarios secundarios, principalmente hortalizas.
En la mayoría de los países meridionales de América del Sur se está preparando la tierra para la plantación de la cosecha de trigo del 2000/01, y ha comenzado la recolección de la cosecha de maíz del 2000. En Brasil y la Argentina se pronostican producciones de maíz de nivel medio y superior a la media, respectivamente, mientras que las perspectivas para el Uruguay y el Paraguay, afectados por una sequía prolongada, son malas. En Chile, la producción de maíz debería recuperarse respecto de la cosecha afectada por la sequía del año pasado. En los países andinos, está a punto de comenzar en Bolivia la recolección de la cosecha de trigo de la primera temporada del 2000, mientras que en el Perú, el Ecuador y Colombia se está plantando. En los dos primeros países también ha comenzado la recolección de la cosecha de maíz de la primera temporada (principal). En Colombia, unas intensas lluvias e inundaciones registradas en marzo han retrasado la plantación de la cosecha principal de maíz. En Venezuela, se están ejecutando programas de rehabilitación y reconstrucción en los estados afectados por los aludes de lodo y las inundaciones de diciembre. La plantación de la cosecha principal de maíz ha comenzado en condiciones más bien húmedas.
En la CE, unas condiciones atmosféricas en general favorables registradas en los dos últimos meses han beneficiado el desarrollo de los cultivos de invierno y la plantación de la cosecha temprana de primavera. La excepción principal han sido las zonas mediterráneas en las que las precipitaciones han sido inferiores a lo normal. Los últimos informes siguen apuntando a un incremento de la superficie total de cereales para la cosecha del 2000, a expensas principalmente de las semillas oleaginosas. Teniendo en cuenta los análisis de las condiciones atmosféricas generales imperantes hasta ahora, todo parece indicar que los rendimientos medios pueden ser algo mayores que el año anterior. La FAO pronostica la producción total de cereales de este año en la Comunidad en alrededor de 210 millones de toneladas, un 4 por ciento más que en 1999.
También en otras partes de Europa las condiciones atmosféricas se han mantenido en general favorables en los dos últimos meses. En algunos países se espera un aumento de la producción de cereales, gracias a una recuperación de las superficies plantadas y de los rendimientos con respecto a los niveles reducidos por la sequía del año pasado. En los países balcánicos continúa la asistencia internacional en gran escala a las poblaciones vulnerables. Actualmente hay alrededor de 1,1 millones de beneficiarios de asistencia alimentaria en la República Federal de Yugoslavia (excluida la provincia de Kosovo), incluidos los refugiados, las PDI y las personas económica y socialmente marginadas. En la provincia de Kosovo, el número total de los beneficiarios se ha reducido actualmente de 900 000 a 600 000, gracias a las mejoras registradas en la situación económica de la provincia. Se continúa prestando asistencia en Albania y la ex República Yugoslava de Macedonia a las personas vulnerables afectadas por la guerra de Kosovo.
En los cuatro países de la CEI situados al oeste de los Urales (Belarús, Moldova, la Federación de Rusia, Ucrania), las estimaciones más recientes indican que la superficie sembrada con cultivos de invierno (principalmente trigo y centeno) para la cosecha de este año es mayor que el año pasado. Las condiciones invernales han sido en general favorables, con temperaturas más benignas y precipitaciones suficientes en la mayoría de las zonas. En la Federación de Rusia, las estimaciones más recientes indican que la superficie plantada con cultivos de invierno aumentó un 4 por ciento a alrededor de 14,2 millones de hectáreas y, si el tiempo fuera normal, es probable que aumente la producción de cereales de invierno. También en Belarús las perspectivas son satisfactorias hasta ahora. En Moldova y Ucrania, la situación de la cosecha de invierno, que comenzó mal, ha mejorado gracias a las condiciones benignas del invierno, y han disminuido las estimaciones de la superficie que se resembrará. No obstante, es probable que la superficie cultivada con cereales y legumbres de invierno sea menor que el año pasado y que disminuyan los rendimientos debido a una utilización insuficiente de insumos.
Han comenzado los trabajos de campo en las partes meridionales de la región. Los altos precios del combustible y las condiciones variables del tiempo están dificultando las labores pero este año la primavera ha comenzado temprano. En la Federación de Rusia, la disponibilidad de algunos insumos (fertilizantes y combustible) ha mejorado algo con respecto al año pasado, pero no tanto la del crédito. Los altos precios de los cereales debidos a la carestía de los suministros en la región podría determinar un incremento de la superficie sembrada en la Federación de Rusia. Si el tiempo fuera favorable, la cosecha de cereales y legumbres del 2000 podría aumentar a 65-70 millones de toneladas, en comparación con los 60 millones de toneladas de 1999. En Ucrania, en cambio, las plantaciones de primavera podrían verse perjudicadas por los altos precios del combustible, el difícil acceso al crédito y la utilización cada vez más insuficiente de insumos en las fincas recientemente reorganizadas. En Belarús, se supone que unas dificultades económicas generalizadas continuarán limitando los rendimientos. En Moldova, si el tiempo mejorara, la producción podría recuperarse algo respecto del nivel bajo del año pasado (2,2 millones de toneladas).
La producción total de cereales y legumbres de 1999 en los cuatro países regionales de la CEI, estimada por la FAO en 93 millones de toneladas, fue apenas un 3 por ciento superior a la mala cosecha de 1998 y muy inferior a la media. Como consecuencia, la situación de los suministros de cereales y legumbres sigue siendo difícil en los cuatro países y los precios están aumentando. Las necesidades del consumo humano se están satisfaciendo con importaciones, pero la disponibilidad de piensos es muy limitada y es probable que la producción pecuaria se contraiga ulteriormente en el 2000. Las importaciones totales de cereales para estos cuatro países se calculan actualmente en cerca de 10 millones de toneladas, más del doble del año pasado, debido a un aumento de las importaciones, particularmente de Belarús y la Federación de Rusia. En la Federación de Rusia, pese a las importaciones de cereales que según las estimaciones actuales pasaron de alrededor de 3 millones de toneladas en 1998/99 a cerca de 8 millones de toneladas en 1999/2000, todavía no es posible reconstituir las existencias utilizadas en 1998/99. Entre julio de 1999 y febrero del 2000, ya se han importado cerca de 6 millones de toneladas. Si se movilizan fondos suficientes, las importaciones de cereales de Belarús podrían duplicarse a 1,5 millones de toneladas, debido a la cosecha mínima del año pasado (3,6 millones de toneladas). La cosecha de 1999 en Moldova (2,2 millones de toneladas) es casi suficiente para satisfacer las necesidades de consumo, y no se prevén grandes importaciones de cereales. Ucrania, pese a la muy mala cosecha de 1999 (estimada en 27 millones de toneladas), seguirá siendo un exportador neto de hasta 3 millones de toneladas, principalmente trigo y cebada.
Las poblaciones de Chechenia y de las repúblicas vecinas continuarán necesitando una considerable asistencia alimentaria y no alimentaria. Una misión de las Naciones Unidas que visitó Ingushetia en febrero observó que se necesitaba una considerable asistencia humanitaria para cubrir un amplio espectro de necesidades básicas, tales como alimentos, viviendas, salud, nutrición, agua y saneamiento. Alrededor de 355 000 personas (185 000 PDI, y el resto miembros de las familias anfitrionas) necesitaban ayuda alimentaria de urgencia. La salud sigue siendo un problema importante tanto en Chechenia como en Ingushetia, debido a los servicios insuficientes de agua y saneamiento. En Chechenia, las perspectivas alimentarias para este año son malas, debido a los daños causados a la infraestructura, y a una disponibilidad muy limitada de fondos e insumos para comenzar a producir nuevamente, así como a la necesidad de retirar las minas de las tierras explotables. Las poblaciones que regresan necesitarán una considerable asistencia humanitaria en los meses venideros.
En los Estados Unidos, las condiciones para el desarrollo de los cultivos de trigo de invierno y la plantación de los cereales secundarios de verano mejoraron significativamente al final de marzo gracias a las lluvias generalizadas caídas en las principales zonas productoras, en las que has habido una gran falta de humedad durante los meses de invierno. Las estimaciones oficiales más recientes cifran la superficie plantada con trigo de invierno en alrededor de 17,5 millones de hectáreas, sin modificaciones prácticamente respecto a la superficie reducida del año anterior, mientras que según los primeros indicios la superficie plantada con trigo de primavera disminuirá un 5 por ciento a alrededor de 7,5 millones de hectáreas. La FAO pronostica actualmente la producción total de trigo del 2000 de los Estados Unidos en 60 millones de toneladas, alrededor de un 4 por ciento menos que en 1999. En las partes meridionales ya se han sembrado algunos cultivos tempranos, pero el grueso de las plantaciones tiene lugar a partir de finales de abril. Según los primeros informes, la superficie plantada con maíz aumentará ligeramente, pero disminuirá la de sorgo. Ha comenzado la plantación de la cosecha de arroz de la presente campaña y se prevé una disminución de la superficie debido a que las perspectivas indican precios bajos y niveles altos de existencias. En Canadá, la mayor parte de los cultivos de trigo y cereales secundarios se siembra en primavera, y el principal período de siembra es mayo y junio. Las primeras indicaciones sobre las intenciones de siembra de los agricultores apuntan a un posible incremento de la superficie sembrada con trigo a expensas de la colza y la linaza a causa de sus precios relativamente más bajos.
En Australia, la plantación de los principales cultivos de trigo y cereales secundarios del 2000 comenzará en mayo. Las lluvias generalizadas de marzo ya han asegurado buenas disponibilidades de humedad del suelo para la emergencia y el crecimiento de los cultivos en la próxima campaña. Sin embargo, teniendo en cuenta la disminución marginal de la superficie de este año y el nivel medio de los rendimientos, los primeros pronósticos oficiales indican una merma de la producción de trigo a alrededor de 22,7 millones de toneladas, después de la cosecha récord de 1999. En cambio, la producción de cebada debería aumentar de forma pronunciada como efecto de unas perspectivas de precios relativamente mejores que los de otros cultivos.