LAS situaciones de hambre lo mismo pueden tener por causa el exceso que la falta de agua. El agua es necesaria para la agricultura de regadío en las zonas áridas. El aumento siempre creciente de las concentraciones urbanas y de las industrias modernas requiere cantidades fantásticas de agua.
La regulación del agua en cuanto a su caudal, curso regular y pureza constituye un amplio campo en el cual los gobiernos pueden efectuar cosas prodigiosas. Si en la mayoría de los países del mundo aquellos no han hecho mucho se debe a la falta de comprensión por parte tanto de los técnicos como de los profanos de la necesidad de hacerlo y también a la imposibilidad de conceder los fondos necesarios.
El agua de que tiene necesidad el hombre proviene de las cuencas hidrográficas o colectoras y de ello, por tal razón, se deriva lógicamente el concepto de ordenación de dichas cuencas que no es sino una parte más de toda buena planificación del aprovechamiento de la tierra. La planificación premeditada del aprovechamiento de la tierra, sean cualesquiera los objetivos que se persigan, constituye una necesidad de los tiempos modernos. Aquélla es esencial para el desarrollo de las grandes cuencas fluviales o de vastas regiones naturales. Pero, cuando se llega a la ejecución práctica de dicha planificación es importante que ésta se aplique a zonas suficientemente homogéneas en cuanto a sus características físicas, económicas y sociales, de modo que ofrezcan una base apropiada para un programa de ordenación. Tal unidad viene proporcionada por la cuenca hidrográfica sea grande o pequeña. Desde el punto de vista de la conservación de suelos y aguas la cantidad y calidad del agua que proporcione la cuenca considerada como una unidad de ordenación, será la medida de la eficacia de los métodos de ordenación que se han aplicado en ella.
Tales métodos serán en parte la suma de los conocimientos técnicos individuales aplicados por el agricultor, el ingeniero de montes y el ingeniero agrónomo en sus tareas normales de conservación del suelo y de regularización del curso del agua. Cada uno de ellos, sin embargo, tenderá naturalmente a pensar que su método es el más adecuado y el que ofrece la solución a todos los problemas. Pero los dos recursos básicos la tierra y el agua, han de ser utilizados en la forma más eficaz compatible con una producción sostenida. Por consiguiente, es necesaria una coordinación cuidadosa de las técnicas y una íntima colaboración de los técnicos teniendo, desde luego, presente la división de las actividades. La cuenca hidrográfica ofrece precisamente el marco apropiado para tal coordinación, colaboración y división del trabajo.
Ello explica por qué se concede cada vez mayor importancia a la ordenación de cuencas en todos los países del mundo. Para impulsar esta tendencia, la FAO organizó en la India en 1957 un centro regional de capacitación sobre ordenación de cuencas hidrográficas y en el verano de 1959 un seminario y viaje de estudios sobre el mismo tema en los Estados Unidos de América. Durante dicha jira se observaron y examinaron centenares de ejemplos de problemas de ordenación de cuencas hidrográficas coincidiéndose en reconocer los siguientes puntos importantes:
1. El creciente reconocimiento de la posibilidad de realizar la ordenación de las cuencas hidrográficas y de las posibilidades técnicas de mejorar la cantidad y calidad de las aguas y de luchar contra las inundaciones mediante programas coordinados de ordenación de tierras y de obras de ingeniería.2. El creciente reconocimiento de la unidad física de una cuenca hidrográfica y del área regada por sus aguas: el fomento de aguas no debería considerarse una operación técnica aislada, por el contrario, la lucha contra la erosión, la repoblación forestal, el mejoramiento de los canales, la construcción de embalses e incluso el fomento de las aguas freáticas deben hoy considerarse como partes integrantes de toda actividad general de ordenación de aguas y de cuencas hidrográficas.
3. La relativa falta de conocimientos técnicos acerca de la ordenación de cuencas hidrográficas. A pesar de los amplísimos programas de investigación no existen todavía datos claros y conclusivos sobre muchas cuestiones estratégicas, y por tal razón, existe una necesidad evidente de ampliar ano más dicha investigación.
4. La insatisfactoria condición de las evaluaciones económicas respecto de las propuestas de fomento de cuencas hidrográficas. Todavía se discute grandemente la metodología que puede servir de norma en cuanto a los gastos en que se puede incurrir en dicho fomento
5. Los problemas humanos que lleva consigo la ordenación de cuencas hidrográficas y los esfuerzos que se precisan para conseguir el apoyo y la participacipación activa de los usuarios de la tierra.
Las lecciones derivadas de este viaje de estudios fueron examinadas por la última Conferencia de la FAO y, como consecuencia, se acordó que esta Organización concediera mayor atención a los problemas de la ordenación de cuencas hidrográficas en algunas de sus publicaciones. El presente número de Unasylva se ha proyectado ateniéndose a ese criterio y algunos números posteriores contendrán también artículos especiales sobre la misma cuestión.
Fotografía facilitada por el Servicio Forestal de los E.U.A.