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El mercado local de madera: su importancia para los países en desarrollo

I. J. Bourke

Jim Bourke es Oficial forestal superior del Departamento de Montes de la FAO, Roma.

Este artículo examina en detalle el mercado maderero de los países en desarrollo y pone de relieve algunas de sus características y de sus problemas, así como otras cuestiones conexas.

Más del 90 por ciento de la madera rolliza industrial que se produce en los países en desarrollo se utiliza para el consumo interno. Además, proyecciones de la FAO (FAO, 1988) prevén que el consumo de los principales productos seguirá aumentando firmemente en esos países durante los próximos 20 años (Cuadros 1 y 2). A pesar de eso, ni los gobiernos ni las grandes empresas madereras prestan a los respectivos mercados de productos madereros, la atención que merecen.

Una de las principales razones de esa falta de atención es el predominio de las exportaciones que, en muchos países, son importantísima fuente de divisas. Además, por la mayor escala y por su concentración, estas actividades resultan más visibles y pueden ser mejor controladas por las autoridades del país. Estas últimas, muchas veces prestan poca atención a los otros productos forestales porque su valor, para la economía nacional, parece ser considerablemente menor de lo que es en realidad, debido a que no se declaran en su totalidad.

CUADRO 1. Proyecciones del crecimiento anual medio del consumo de productos forestales 1986-2000

Producto

Países desarrollados (%)

Países en desarrollo (%)

Madera aserrada

2,0

3,6

Tableros

4,4

6,3

Papel y cartón

3,5

4,8

Fuente: FAO, 1988.

CUADRO 2. Proporción del total mundial de productos forestales que consumen los países en desarrollo

Producto

1986

2000 (proyección)

Madera aserrada

22

30

Tableros

14

19

Papel y cartón

16

24

Fuente: FAO, 1988.

Las empresas privadas - sobre todo las mayores - que se dedican a la extracción y comercialización de productos forestales, consideran secundario el mercado nacional porque sus utilidades derivan, principalmente, de las exportaciones. Las empresas estatales y las privadas, ven solamente un limitado beneficio en concentrar más atención en el mercado nacional. Algunos motivos de esta situación podrían ser que muchas gozan de un monopolio, o que la demanda es muy superior a sus posibilidades de satisfacerla.

Sin embargo, es importante prestar más atención al mercado nacional por diferentes razones. En primer lugar, en los países en desarrollo el aumento de la población crea una creciente demanda de estos productos para viviendas, ampliación de infraestructura, etc. Es indispensable satisfacer efectiva y eficientemente esa demanda.

En segundo lugar, incrementando y haciendo más eficiente el uso de los productos forestales se estimula la economía local; se crean puestos de trabajo en industrias destinadas a abastecer el país y se activa el movimiento de mercancías y servicios. Además, sería posible reducir las importaciones, lo cual representa un ahorro de divisas.

El mercado nacional absorbe considerables cantidades de madera industrial. Por ese motivo es indispensable tomar en cuenta sus necesidades cuando se trate de tomar decisiones sobre la ordenación y el eficaz aprovechamiento de los bosques. Cuanto mejor funcione este mercado nacional, más eficiente será la explotación y la conservación del recurso.

Para que las empresas que se ocupan de la venta de los productos forestales puedan rendir buenos beneficios es indispensable que haya en vigencia políticas y practicas de comercialización apropiadas. Desde el punto de vista de los consumidores, cuanta más atención se preste a sus necesidades, mejores productos - y a menor costo podrán obtener.

Las condiciones y oportunidades de los mercados nacionales varían mucho de un país a otro. Sería imposible tratarlas en detalle en este artículo, que se concentra más bien en las características, problemas y oportunidades comunes a todos ellos.

Empecemos por decir que este artículo no toma en cuenta la leña, a pesar de que el 79 por ciento de la madera que extraen los países en desarrollo se usa como combustible. En realidad, aunque está aumentando la proporción de leña que se maneja comercialmente, pocas voces se declara toda la venta y, en todo caso, el sistema de comercialización suele ser primitivo.

CARACTERISTICAS GENERALES DEL MERCADO

Niveles de consumo

La importancia del consumo nacional de los productos forestales fabricados tanto por grandes como por pequeñas empresas varía considerablemente de un país a otro. En Indonesia, por ejemplo, de los 39 millones de m³ de madera industrial extraídos en 1989, se utilizaron dentro del país 20 millones de m³. Nigeria y la India consumen toda la madera que producen. La China necesita importar cantidades considerables para satisfacer las necesidades nacionales, mientras que el Brasil - otro gran productor con mucha población - encamina casi toda su producción al mercado nacional. Aparte del papel y el cartón que importan, Camerún y Liberia producen casi toda la madera que consumen. En cambio, Côte d'Ivoire exporta el 70 por ciento de sus trozas y el 60 por ciento de la madera aserrada.

En conjunto, la cantidad de madera que usan los propios países en desarrollo ha aumentado significativamente en los últimos años. Su consumo total aparente subió de 161 millones de m³ en 1970 a 395 millones de m³ en 1989. En gran parte el incremento del mercado de cada país es paralelo a su crecimiento demográfico. Aunque su consumo por persona sea modesto por comparación con el de los países desarrollados, el volumen absoluto de productos necesarios para satisfacer la demanda nacional es sustancial. El Cuadro 3 pone de relieve la enorme diferencia existente entre el consumo por persona y el volumen de madera de los países desarrollados y el de los países en desarrollo.

CUADRO 3. Consumo nacional de productos forestales de algunos países, 1989

Madera aserrada

Tableros

Papel y cartón

Total (miles de m³)

Metros cúbicos por cada mil habit.

Total (miles de m³)

Metros cúbicos por cada mil habit.

Total (miles de m³)

Metros cúbicos por cada mil habit.

India

17465

21

427

1

2182

3

Malasia

3156

198

429

27

432

27

Indonesia

7582

51

745

5

883

6

Pakistán

873

8

97

1

406

4

Malawi

31

4

7

1

10

1

Nigeria

2712

25

256

2

154

1

Camerún

587

59

64

6

45

5

Tanzania

151

6

14

ins.

50

ins.

Côte d'Ivoire

315

35

168

19

23

3

Brasil

17639

118

2236

15

3918

26

EE.UU.

129349

526

34900

142

72298

294

Nueva Zelandia

1688

528

471

147

557

174

Fuente: FAO, 1991.
Nota: cifras redondeadas.

Distribución

El transporte es una de las principales dificultades con que se tropieza para mejorar la transformación y venta de productos forestales, tanto con destino al mercado nacional como al de exportación. Con frecuencia es preciso transportar las trozas desde bosques lejanos a los puertos o centros urbanos. Por ejemplo, en Gabón la extracción se hace a 500 o 700 km de Libreville y en Zaire las distancias son aún mayores. Los aserraderos y mayoristas suelen estar en los centros desde los cuales parten también las exportaciones.

Muy a menudo pequeños empresarios transportan los productos desde estos centros, y los venden a intermediarios de otras ciudades o a carpinteros que los transforman en muebles, puertas, ventanas, etc. Algunas grandes empresas cuentan con filiales que venden a su vez a los mayoristas de las principales ciudades. En general, el público adquiere los productos que necesita en mayoristas urbanos y los intermediarios se abastecen directamente de los transportistas.

En el campo, la madera se compra en aserraderos locales. En los aserraderos de mayor envergadura suele ser también posible adquirir directamente madera, en general de calidad inferior.

Productos

En los países en desarrollo - como en otros países - el consumo refleja la oferta (tanto de producción nacional como importada), las normas vigentes, la cultura, la tradición, el nivel general de los ingresos y los precios. Las principales diferencias estriban en que los países en desarrollo consumen sobre todo madera poco transformada, y en particular, madera aserrada. La calidad del material utilizado y de los artículos producidos es generalmente baja.

Las dificultades de transporte limitan las posibilidades de la industria de transformación de la madera para satisfacer los mercados nacionales y de exportación

Aunque predominan los consumidores poco exigentes, las condiciones y las necesidades de los diferentes grupos de compradores varían mucho. Por supuesto, las necesidades y los medios económicos de los campesinos son muy distintos de los de la población urbana. Dentro de esta última, las necesidades de los grupos de bajos ingresos son muy diferentes de las personas con ingresos sustancialmente altos. Aunque a voces hay algún sector interesado en productos de alta calidad y puede permitirse pagarlos, el mercado nacional de los países en desarrollo es de gustos muy simples y muy sensible a los precios.

En muchos países en desarrollo el consumo depende en gran parte de la oferta, la cual a su vez está vinculada con las actividades de exportación. En países y provincias como Indonesia, Malasia, Chile, Brasil, Corea del Sur y Taiwan, que poseen un importante sector de exportación (desde trozas y madera aserrada a tableros de distintas clases, a chapas, molduras, muebles, y en algunos casos pasta y papel), el mercado nacional absorbe también este tipo de productos.

Los países que no consiguen competir en la exportación de ciertos productos tienen que restringir la producción de los mismos, lo cual limita también el consumo interno. Por ejemplo, Liberia, Camerún, Côte d'Ivoire y Ghana exportan considerables cantidades de trozas y (exceptuando a Liberia) de madera aserrada. Todos ellos consumen mucha madera aserrada. Exportan poca o ninguna madera terciada. Consumen poco tablero, con la excepción de Côte d'Ivoire, que produce tres veces más tableros que el país que le sigue (Camerún) y consume el triple de éste.

En Indonesia, el consumo nacional de tableros aumentó al mismo ritmo que la producción de madera terciada para la exportación. Efectivamente, el consumo se incrementó de 100000 m³ en 1975 a 800000 m³ en 1989, lo cual representa un aumento del consumo unitario de 0,7 m³/ 1000 habitantes a 5,4 m³/1000. En cambio, Malasia, que produce mucha menos madera terciada, tiene un consumo muy inferior.

Conviene hacer notar que, en la mayoría de los casos, al menos inicialmente, el aumento del consumo nacional de productos exportables se debe a que las partidas de calidad insuficiente para el mercado exterior se encaminan al mercado nacional. Los mercados nacionales complementan de manera muy eficaz el de exportación. A su vez los mercados nacionales pueden así beneficiarse de precios más bajos de lo que hubieran sido normalmente.

Algunos países, por su elevado número de habitantes, tienen la posibilidad de crear un mercado nacional totalmente independiente de la exportación. La India, por ejemplo, con 800 millones de habitantes, produjo en 1989,442000 m³ de tableros y 1940000 toneladas de pasta y papel, casi todo para el consumo interno. Nigeria, cuya población es de 110 millones de personas, produce 2,7 millones de m³ de madera aserrada y 230000 m³ de tableros, absorbidos en su totalidad por el mercado nacional. En los países menos poblados, la industria nacional tiene horizontes más limitados.

Influencia de los gobiernos

Gran parte del consumo interno de los países en desarrollo tiene relación con el gobierno, y el mercado maderero depende casi completamente de las normas y decisiones oficiales. El gobierno controla una elevada proporción de los bosques, como también muchas actividades de extracción, transformación y distribución de los productos forestales. En realidad, una parte importante de lo producido está destinada a programas oficiales de infraestructura (ferrocarriles, líneas de transmisión eléctrica o de teléfonos, construcción de represas, etc.) u otras obras de construcción que necesitan madera para encofrar cemento o para hacer plataformas para el transporte de mercancías.

A nivel político, los gobiernos influyen también en el consumo a través de una multitud de normas: por ejemplo, sobre préstamos para viviendas, control de alquileres, restricción de importaciones, etc. Esas disposiciones reflejan otros tantos objetivos, como mejorar la habitabilidad de las casas, proteger la industria nacional, ahorrar divisas, reforzar la seguridad, etc. Por ejemplo, la República Popular de China ha centralizado el control de casi todos los bosques, así como su explotación y el aprovechamiento final de los productos. Estos últimos años está aplicando rígidamente normas cuyo objeto es limitar el consumo de madera, tanto para reducir la presión sobre los bosques, como para disminuir la cantidad de divisas invertidas en importar madera. Los órganos nacionales de planificación asignan menores cantidades de productos madereros; se estimula el uso de sucedáneos; se ha dispuesto el uso de ladrillos y cemento en los programas oficiales de construcción; se reglamenta la importación; se promulgan reglamentos que limitan el uso de la madera para postes de transmisión eléctrica, traviesas de ferrocarril, ademe de minas, revestimiento de túneles, etc.

En algunos países, muchas obras de construcción se llevan a cabo siguiendo programas oficiales de edificación de viviendas. Por ejemplo, en su Sexto Plan Quinquenal (1980-85), el Gobierno de la India asignó 21140 millones de rupias a la vivienda, con las que se erigieron alrededor de un millón de unidades de habitación (Razadan, 1990).

A pesar de que, en general, en los países en desarrollo el gobierno domina el mercado de la madera, en algunos el papel de la iniciativa privada es considerable. En la mayoría de los países toda una gama de actividades, desde las de serrería a la de fabricación de muebles en pequeña escala, está a cargo de empresas particulares. Por otra parte, también las empresas grandes, muchas de ellas extranjeras, producen para el mercado interno. Creadas originalmente para la exportación de trozas, muchas instalaron aserraderos para aprovechar las trozas de baja calidad para su venta en el extranjero, o bien para hacerse acreedoras a permisos para la exportación de trozas. Recientemente han tenido éxito ciertas medidas estatales adoptadas para estimular algunas actividades nacionales de transformación.

Aprovechamiento final de los productos

El consumo nacional y el uso a que finalmente se destine la madera dependen en gran parte del nivel de desarrollo del país en cuestión, del adelanto mecánico de las fábricas en que se haga la transformación y de la orientación del mercado. Aunque se dispone de poca información y aunque varíe mucho de unos países a otros, casi siempre el destino final de la madera es la construcción, infraestructura e industria (minería, traviesas de ferrocarril, postes, etc.), embalajes y muebles.

En 1985 el 20 por ciento de la madera industrial de la China se destinó a la construcción (Waggener, 1989); en Tanzania, el 90 por ciento de la madera aserrada se usó en edificaciones y construcciones (Kahuki, 1990); en Malasia, el 50 por ciento se destinó al mismo uso (APFIDG, sin fecha); se estima que en Nepal un 50 por ciento de la madera aserrada se usa en la construcción (Shaikh et al., 1989).

La madera aserrada sirve sobre todo para la construcción y para la confección de embalajes. En la construcción se emplea para encofrar cemento - el cemento y el ladrillo son los materiales de construcción más usados - así como para hacer puertas y ventanas. Esto es reflejo de los métodos locales de edificación, de la inexistencia de otros materiales y de los precios relativos. El hecho de que aparentemente se utilice poca madera como materia prima para la construcción depende también de que los productos destinados al mercado nacional no tienen control de calidad, ni se clasifican de acuerdo con ella. La madera aserrada raramente se vende clasificada y curada, y pocos países tienen sistemas de control obligatorio de la calidad que garanticen que el producto es adecuado para el uso a que se destina.

Dos son las razones. La primera, la limitación de los medios de pago de los consumidores, que siempre prefieren lo que cuesta menos. Por este motivo, ni siquiera los mejores aserraderos suelen vender madera curada, secada - y clasificada. Los industriales madereros de algunos países han intentado vender productos clasificados, pero su iniciativa pocas voces tuvo éxito porque los consumidores no quieren o no pueden pagar los precios más elevados que corresponden a un producto de mejor calidad. En Malawi, por ejemplo, la venta de madera aserrada clasificada por su calidad se enfrentó con dificultades por la disponibilidad de madera aserrada a mano a menor precio. En Dominica, se plantea el problema a la inversa: dada la insignificancia del mercado local, resulta más barato importar madera de los Estados Unidos que instalar maquinaria y controles de la calidad para satisfacer ese pequeño sector del mercado.

En los países en desarrollo apenas encuentran mercado más que los productos casi sin transformar, como la madera aserrada. En la foto, madera aserrada de Santo Antão, isla de Cabo Verde

Las empresas que proveen a los mercados nacionales suelen ser pequeñas y estar muy dispersas; disponen de maquinaria sencilla y de poca información sobre el mercado maderero. En la foto, un aserradero en Bangladesh

En segundo lugar, donde la demanda es mayor que la oferta (o si hay un monopolio), los productores no tienen alicientes para mejorar la calidad ya que, de todos modos, venden toda su mercancía con sólo mantener bajo el precio. En cambio, a veces el gobierno impone el control de precios para mantenerlos bajos, y suelen resultar tan bajos que no son suficientemente remunerativos para poder mejorar la producción y la comercialización.

También contribuye a la mala calidad de la materia prima (y de los productos hechos a base de la misma) el hecho de que las empresas que trabajan sólo para el mercado interior están muy dispersas y suelen ser pequeñas y mal equipadas. En los países más pobres los aserraderos muchas veces consisten simplemente en una o varias personas con sierras de mano.

RESTRICCIONES DEL MERCADO MADERERO

La mayoría de los mercados nacionales de países en desarrollo tropiezan con toda una serie de limitaciones que les impiden funcionar eficazmente. Algunas de esas dificultades son las siguientes:

Mala, o variable, calidad del producto. En general, los productos son de baja calidad. Los consumidores no reciben productos de la calidad que exigen los usos a que se destinan; no pueden contar con una calidad uniforme.

Falta de diversidad de productos y de tipos. Los consumidores no encuentran exactamente el tipo de producto y la calidad más apropiada para sus necesidades.

Concurrencia excesiva o insuficiente. En muchos países las empresas funcionan en ambiente protegido, ya sea por toda una serie de disposiciones oficiales o porque existe un monopolio. Por el contrario, en otros países, por falta de reglamentación hay demasiadas empresas pequeñas e ineficientes que se hacen la competencia. El control de precios causa la distorsión de las fuerzas del mercado y como consecuencia, un uso inadecuado del recurso. En esas condiciones, el rendimiento es bajo y el mercado no alcanza a satisfacer necesidades de los consumidores.

Excesiva influencia del gobierno. La demasiada implicación del gobierno impide el libre funcionamiento del mercado. Las disposiciones oficiales o la presencia en el mercado de entidades gubernamentales obstaculizan su eficaz funcionamiento. Cuando el destino final de la madera depende en gran medida de decisiones del gobierno (p. ej. programas de construcción, obras de infraestructura, etc.), cualquier cambio de la política oficial afecta mucho a todo el sector.

Inadecuada información. La información de precios, existencias, características de los productos es insuficiente. En estos casos es difícil comparar los productos que ofrece cada abastecedor, en perjuicio no sólo de los consumidores, sino también de los propios productores. La insuficiente información ahuyenta productores potenciales y limita el crecimiento del mercado.

Ineficiencia del mercado. Los costos son elevados, el margen de los intermediarios es excesivo, las utilidades poco atractivas para nuevas empresas o insuficientes para que sea posible introducir mejoras.

Exceso de oferta o de demanda. La reglamentación - por ejemplo, precios artificialmente bajos - estimula una demanda excesiva. En otros casos, estimula demasiado la oferta. En realidad, cuando se deforman los costos, el sistema no puede funcionar eficazmente encaminando los recursos al uso más apropiado.

Sistemas de distribución ineficaces. En algunos casos el transporte es demasiado costoso; en otros no sirve para llevar los productos a los lugares donde se necesitan para satisfacer las necesidades del consumidor.

Falta de capacitación. Los directores y el personal no están en condiciones de manejar la empresa provechosamente, de darse cuenta dónde conviene hacer nuevas inversiones, o cuáles actividades reportarían más utilidades, etc.

PORVENIR DE LOS MERCADOS MADEREROS NACIONALES

El mercado maderero nacional tiene importancia porque contribuye a vigorizar las actividades comerciales y toda la economía en general, así como a mejorar las condiciones sociales. Aunque es discutible el orden de prioridad que deban adoptar los diferentes países para el impulso de sus respectivos mercados, casi todos deberán hacerlo en el futuro.

Su importancia se basa en la necesidad de abastecer a una población en crecimiento de productos adecuados, especialmente aquellos necesarios para construir más y mejores viviendas, e infraestructuras.

Aumentando los ingresos de todo un sector de la sociedad, aumentan sus necesidades de productos madereros. Desarrollar el mercado maderero implica la creación de puestos de trabajo en industrias manufactureras de productos consumidos en el país y da un impulso a toda la economía, gracias a la intensificación de las actividades comerciales y a la posibilidad de reducir las importaciones para ahorrar divisas.

Al desarrollar un mercado nacional se capacita mucha gente en diversas especialidades y a distintos niveles, con lo que posteriormente se producen manufacturas de calidad y valor suficientes para exportarlos. Los mercados nacionales son una base muy sólida para las exportaciones, y permiten mejorar poco a poco los productos sin la presión que significa la competencia en mercados extranjeros. A su vez, las empresas que consiguen competir con éxito en el exterior deben ocuparse de perfeccionar los productos y servicios que requiere el mercado nacional.

De todos modos es preciso examinar la conveniencia de expandir los mercados interno y de exportación - a la luz de la necesidad de contener la deforestación y de llegar a un nivel de extracción de madera que pueda sostenerse indefinidamente. Muchas de las condiciones que dificultan el desarrollo de los mercados nacionales están estrechamente relacionadas entre sí. Derribar un obstáculo exige un mejoramiento paralelo en otro campo.

Muebles fabricados en la zona, y vendidos en un mercado al lado de una carretera en Nicaragua

La creciente demanda del mercado nacional crea a su vez dificultades. Si en los países exportadores se agudiza la competencia entre la demanda del mercado exterior y la del nacional, a veces será imposible atender los pedidos del extranjero, con lo que se originará una situación enojosa para el gobierno, que cuenta con las divisas correspondientes. Por otra parte, los gobiernos tienen que hacer frente a una creciente presión para que nunca, aun siendo más remunerador, tenga precedencia el mercado de exportación cuando no sea posible satisfacer plenamente la demanda de ambos mercados. Los gobiernos tendrán en este caso que adoptar normas que garanticen el abastecimiento nacional.

Una manera de hacer frente al aumento de la demanda nacional, que están adoptando ciertos países, es la plantación. Muchos países en desarrollo como Brasil, Chile, Fiji, Indonesia, Kenya, Malasia, Filipinas y Tanzania ya tienen o están estableciendo plantaciones. Otra manera sería introducir un mayor número de especies indígenas en el mercado. La adopción de una u otra manera deberá decidirse previa una evaluación detenida de las exigencias del mercado. Si las especies en cuestión han de ser vendidas en mercados acostumbrados a maderas duras, será indispensable elaborar un buen programa de comercialización que convenza a los consumidores de que las nuevas variedades son aptas para satisfacer sus necesidades.

Una manera de satisfacer la creciente demanda nacional sin abusar de los recursos forestales es extender las plantaciones. He aquí una de pino en Fiji

También habrá que modificar las maquinarias y otras instalaciones puesto que las especies de plantación tienen características muy diferentes de las otras especies. Para que las plantaciones resulten remuneradoras es preciso empeñarse mucho, tanto en las actividades de transformación, como en las de comercialización. Se debe determinar claramente los usos a que se presta cada especie, e investigar y resolver todos los problemas a medida que se planteen.

COMO ESTIMULAR LA MEJORA

Es indispensable apoyar y, en muchos casos, estimular al mercado nacional y a las industrias conexas. En primer lugar, todo el mundo y sobre todo las grandes empresas y el gobierno, deben reconocer que el mercado nacional es importante y digno de atención.

Las normas oficiales deben ser evaluadas con precisión para reajustarlas de modo que permitan mayor libertad y proporcionen incentivos para la creación de empresas más eficientes y capaces de producir lo que pide el mercado. Si la reglamentación es causa de distorsión de las utilidades o si protege de la competencia a las empresas nacionales, será preciso racionalizar los reglamentos. La meta será un equilibrio estable entre una economía abierta y libre, y la necesidad de trabajar con los medios financieros que el país posee. Lo importante es asegurar que los controles no protejan ni deformen excesivamente el sector.

Deben apoyarse oficialmente los programas de capacitación, así como los esfuerzos para mejorar el sistema de distribución, la calidad del producto y para agrandar la empresa hasta que alcance un tamaño que le permita la adquisición de técnicas modernas. Algunos programas pueden animar a los productores a cooperar y a actuar todos juntos, en vez de individualmente. En otros casos, el gobierno tendrá que comprometerse firmemente a mejorar la infraestructura, a asegurar que se respeten las normas de control de la calidad, y a permitir la libre concurrencia, con objeto de que las empresas tengan que modernizarse para poder seguir compitiendo. En resumen, debe prestarse al desarrollo del mercado nacional la misma atención que muchos países han prestado a impulsar el mercado de exportación.

La capacitación en el manejo y la manutención de la maquinaria moderna es indispensable para mejorarla producción destinada a los mercados nacionales. En la foto, un taller especializado en la manutención de sierras en la India

Una posibilidad de mejorar los productos ofrecidos al mercado nacional es modernizar las maquinarias y las actividades de comercialización aprovechando los programas extranjeros de ayuda. Las instalaciones de transformación y, en particular, los aserraderos de muchos países son anticuados, ineficientes y no sirven para hacer productos aceptables. La FAO y otras organizaciones están prestando ese tipo de ayuda e incluso han ayudado a construir nuevos aserraderos. La FAO ha organizado cursos de capacitación tanto técnica como comercial. Un proyecto regional FAO/PNUD con sede en Kuala Lumpur ha impartido cursos de comercialización en Malasia y Papua Nueva Guinea para personal de la región Asia-Pacífico, y de técnicas de aserradero y carpintería en otros países. Otro tanto ha hecho en Africa un proyecto FAO/ PNUD con sede en el Camerún. Se necesitaría organizar más actividades de este tipo para beneficio de países en desarrollo.

Una mayor transparencia en los mercados, combinada con otras mejoras, estimularía una más eficaz concurrencia porque haría más fácil a quienes quieran iniciar negocios en este campo obtener información fidedigna en la cual basar su decisión de invertir. También contribuiría en muchos países a reducir los considerables márgenes que retienen los intermediarios.

CONCLUSION

El mercado maderero nacional de los países en desarrollo, al ampliarse, puede absorber cantidades considerables de nuevos productos. En muchos países ese mercado no funciona bien y no ofrece a los compradores los productos que necesitan, a precios justos. A crear esta situación contribuyen muchos factores, desde las normas, controles e incentivos oficiales a la falta de estímulos para mejorar el funcionamiento del mercado y el nivel técnico de las empresas. La dimensión de esos mercados y las necesidades de una población en crecimiento son indicios de que estos problemas merecen mucha más atención de la que actualmente se les presta.

Bibliografía

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FAO. 1988. Productos forestales. Proyecciones de las perspectivas mundiales 1987-2000. Estudio FAO Montes N° 84. Roma.

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Kahuki, C.D. 1990. Sawn wood and panel products marketing survey in PTA subregion. Informe inédito preparado para la FAO.

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Razadan, R. 1990. India: the domestic market for primary timber products. Grupo de fomento de las industrias forestales Asia-Pacífico. Kuala Lumpur, FAO/PNUD.

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