W. M. Ciesla
William M. Ciesla es Oficial de protección forestal de la Subdirección de Desarrollo de Recursos Forestales de la FAO, Roma.
El terreno ondulado de la parte central de Kenya es un paisaje atractivo: praderas y pequeñas explotaciones agrícolas entremezcladas con macizos de bosque natural, plantaciones y cortinas rompevientos. La mayor parte de estas dos últimas está poblada de ciprés mexicano, Cupressus lusitanica Mill., árbol muy recto, de crecimiento rápido, originario de México y de las montañas de Guatemala. Las construcciones agrícolas están casi todas rodeadas de espesos setos de cipreses.
En la actualidad ese panorama está ensombreciéndose. Los cipreses, antes sanos y frondosos, se están volviendo rojizos. Lo mismo ocurre en las plantaciones, rompevientos y setos de los vecinos países de Tanzania y Uganda, en las zonas orientales de Zaire, Malawi y en otros países del Africa oriental y meridional. La causa de esa fatal decoloración es el pulgón de los cipreses.
Colonia de pulgón de los cipreses en una rama de Cupressus lusitanica
EL INSECTO
El pulgón de los cipreses, Cinara cupressi (Buckton), es uno de los áfidos gigantes de las coníferas, grupo de unas 175 especies que infestan los brotes y las ramas de muchas coníferas del hemisferio septentrional. A voces prosperan desmedidamente y causan daños a su hábitat natural pero, por lo general, no llegan a constituir una verdadera plaga del bosque.
El ciclo biológico del pulgón de los cipreses es complejo. Se reproduce partenogénicamente durante los meses de verano, y de las hembras (sin apareamiento), nacen muchos insectos vivos. Hay dos formas de adulto, una alada y otra sin alas. Al acercarse los fríos se aparean machos y hembras. Esta vez las hembras ponen huevos en vez de ninfas vivas. Los ponen en partes rugosas de las ramas y del follaje donde invernan. Todos los años hay varias generaciones, cada una de las cuales dura alrededor de 25 días. Los adultos y las fases inmaduras se arraciman en grupos de hasta 80 individuos en las ramas y chupan la savia de los árboles. Para que el pulgón pueda digerir ese jugo tiene que inyectar previamente una especie de saliva en el tronco. Esta saliva es tóxica para algunos árboles y puede dar lugar a que se sequen las ramas, e incluso toda la planta, sobre todo cuando hay muchos pulgones.
Además, el pulgón produce una abundante secreción, dulzona y pegajosa, que recubre las ramas y el follaje. Esta sustancia es terreno abonado para el crecimiento de un hongo negruzco que se adhiere al follaje y puede interferir con la fotosíntesis.
DISTRIBUCION Y ESPECIES VULNERABLES
El pulgón de los cipreses abunda en Europa, el Medio Oriente, el Himalaya y América del Norte. Es parásito de algunas Cupresaceas, familia de coníferas que incluye los géneros Juniperus, Cupressus, Thuja, Chamaecyparis y Widdringtonia.
En Europa y en Medio Oriente el pulgón infesta una amplia gama de árboles aclimatados como Cupressus arizonica Greene, C. macrocarpa Hartweg, C. sempervirens L., y Thuja occidentalis L. También ataca varias especies de Juniperus. Han sufrido daños Italia, Israel y Jordania. Se ha encontrado en el norte de la India, en Juniperus recurvara Buchanan-Hamilton.
El pulgón de los cipreses se ha extendido mucho en América del Norte donde se le dieron otros nombres científicos: C. canadensis Hottes y Bradley y C. sabinae (Gillette y Palmer). Hay comunicaciones acerca de su presencia en Pennsylvania y Colorado (Estados Unidos) y en la Columbia Británica (Canadá), donde ataca a Juniperus virginiana L. y J. scopulorum (Sargent) Jones. No se ha comunicado que haya sido causa de daños.
SITUACION ACTUAL EN AFRICA
Cinarà cupressi es la cuarta especie de pulgón de coníferas que fue introducida en Africa. Las otras infestan pinos; son Cupressus cronartii Tissot y Pepper, Pineus pini (Macquart) y Eulachnus rileyi Williams. La especie C. cupressi ha tenido las repercusiones económicas y sociales más perjudiciales.
En Malawi, se avistó por primera vez en Africa C. cupressi en 1986. Un año más tarde apareció en Tanzania, y más tarde se ha comunicado su presencia en Burundi, Kenya, Rwanda, Uganda, Zaire y Zimbabwe.
En Kenya se descubrió la infestación en marzo de 1990. Tres meses más tarde, según una investigación del Departamento de Bosques, el insecto se encontraba en el 80 por ciento de los bosques del país. Además de atacar a Cupressus lusitanica, el pulgón daña en Africa a otras varias especies aclimatadas de Cupressus y Callitris. También ataca a Widdringtonia nodiflora, el árbol nacional de Malawi y a Juniperus procera Hochstetter, muy común en los bosques de altura de algunas partes de Kenya y Tanzania.
DAÑOS Y PERJUICIOS
En el clima cálido del Africa oriental y meridional el pulgón de los cipreses no inverna por mucho tiempo en estado de huevo. La reproducción partenogénica es continua durante todo el año, circunstancia que, unida a la falta de enemigos naturales, ha permitido a las poblaciones de pulgón incrementarse rápidamente.
La succión del pulgón da lugar a que se sequen los brotes e incluso a que mueran poco a poco los árboles más infestados. Por lo general, el árbol se seca desde el interior de la copa hacia fuera y desde abajo hacia arriba. A menos que se apliquen insecticidas con prontitud es inevitable la muerte de los árboles más vulnerables.
Cupressus lusitanica es muy sensible a la picadura del pulgón. Esta especie es una de las preferidas para las plantaciones por su rápido crecimiento y buena forma.
El árbol alcanza su madurez a los 25 años y las plantaciones localizadas en buena tierra llegan a producir un promedio de 300 m³ de madera por hectárea. En Kenya esta especie ha sido plantada en 86000 ha, aproximadamente el 45 por ciento de la superficie que este país dedica a plantaciones industriales. Su pérdida repercutiría muy gravemente sobre el abastecimiento de madera de este país. Además, Cupressus lusitanica es una especie clave para la agrosilvicultura de las partes oriental y meridional de Kenya; se utiliza mucho para cortinas rompe-vientos, como leña y para setos vivos.
Además de la pérdida que significa la muerte de los árboles, estos constituyen una masa combustible susceptible de incrementar el potencial destructivo de los incendios. Muchas viviendas rurales están rodeadas de setos de cipreses ahora moribundos. Cuando éstos se sequen del todo se agudizará el peligro de fuego que podría ocasionar pérdidas de vidas y bienes.
Juniperus procera es una importante especie natural de los bosques de montaña de algunas zonas del Africa oriental. Sólo en Kenya hay 280000 ha de plantaciones y bosques naturales. También esta especie sufre con el ataque de los pulgones, pero hasta la fecha los daños no han sido tan graves como los que sufren los cipreses mexicanos. Si se secaran estos árboles en las cuencas de captación de aguas, se intensificaría la erosión y empeoraría la calidad del agua.
POSIBILIDADES DE DOMINAR LA PLAGA
Lucha química. Varios países del Africa oriental han hecho aplicaciones por tierra de insecticidas químicos, especialmente en explotaciones agroforestales. A pesar de que se redujeron mucho las poblaciones de pulgones, siguieron secándose algunos árboles y setos. El momento de la aplicación del insecticida parece ser un factor crítico. Las infestaciones que no se tratan dentro de los 20 días suelen dañar permanentemente las plantas afectadas. Además, el uso de productos químicos representa un peligro para el ambiente, para los técnicos y para los residentes de las zonas que se están desinfectando. Lo mejor es usar esos productos con moderación y sólo como último recurso en zonas arboladas de gran valor.
Ordenación silvícola. El pulgón de los cipreses prefiere la sombra. Las agrupaciones se suelen encontrar en la parte interior de las copas, donde el follaje es más denso. Un aclareo de las plantaciones pudiera dar lugar a condiciones menos favorables para el incremento de la plaga. Las plantaciones hechas en lugares de suelo poco profundo e insuficiente humedad, son probablemente las más vulnerables al ataque del pulgón.
En las plantaciones, los ejemplares de ciprés mexicano quedan dañados de manera muy desigual. Algunos árboles se decoloran rápidamente una vez iniciada la infestación, mientras que otros la toleran mejor. Eso parece indicar alguna variación de tipo genético en la resistencia a la picadura del pulgón. Si así fuera, la propagación de genotipos resistentes sería una manera más de luchar contra este insecto. Hay que investigar más a fondo esta posibilidad.
También se puede recurrir a especies menos sensibles al ataque del pulgón. Por ejemplo Cupressus torulusa Don., especie originaria del Himalaya, es bastante tolerante cuando se planta en Africa. Esos procedimientos exigen una evaluación cuidadosa antes de poder recomendarlos para la plantación en gran escala.
Lucha biológica. Se han utilizado con mucho éxito enemigos naturales parásitos y devoradores - para luchar contra numerosas plagas exóticas, tanto forestales como agrícolas. Este procedimiento ha sido usado con éxito contra Cinara cronartii, especie parásita de los pinos, originaria del sudeste de los Estados Unidos, que apareció en Sudáfrica en 1974. Se descubrió una especie, Pauesia sp., parásita del pulgón, que fue multiplicada para dispersarla en Sudáfrica; en cuanto se aclimató, desaparecieron las poblaciones del pulgón.
Aunque se sabe que en su hábitat natural hay enemigos del pulgón, no se conoce bien su ciclo biológico, ni sus hábitos, ni su adaptabilidad a diferentes condiciones climáticas. Es preciso investigar las especies más prometedoras para su posible propagación en Africa.
Lucha integral contra la plaga. La manera más eficaz de dominar el pulgón, al igual que otras plagas destructivas, es la lucha integral contra la plaga, consistente en adoptar una serie de medidas biológicas, de cultivo, genéticas y mecánicas, ecológicamente apropiadas, aplicándolas separadamente o en combinación, de modo que reduzcan las poblaciones inséctiles a niveles inofensivos. Se usan productos químicos como parte de estos programas de lucha, pero en general muy moderadamente y sólo como último recurso.
NECESIDAD DE INTERVENIR CON URGENCIA
Para dominar permanentemente este insecto será, sin duda, necesario recurrir a una combinación de prácticas silvícolas, genéticas y biológicas. Habrá que estudiarlas y probarlas en el ámbito de un amplio programa de investigación y desarrollo. Mientras tanto se pueden aplicar provisionalmente algunas tácticas que protejan al recurso forestal. Entre ellas:
acelerar la corta de cipreses en las plantaciones maduras o casi maduras y que estén expuestos a un peligro inminente de muerte, con el fin de salvar lo que se pueda de su valor y reducir el peligro de incendios; eliminar los setos secos o moribundos en torno a las viviendas para reducir el peligro de incendio; aplicar insecticidas químicos con la mayor prudencia, con el fin de proteger los macizos más valiosos, como son las arboledas productoras de semillas y los setos que rodean viviendas rurales.
¿QUE SE ESTA HACIENDO?
Respondiendo a una petición del gobierno de Malawi, la FAO ha enviado un experto encargado de evaluar la situación de los pulgones en las plantaciones y en los bosques naturales de coníferas. Se ha formulado un proyecto especial que abarca tanto los aspectos de investigación como las actividades sobre el terreno. Además, el Instituto Internacional de Control Biológico, organización con sede en el Reino Unido, ha iniciado la busca de enemigos naturales del pulgón de los cipreses y de dos especies de pulgón del pino, con vistas a aclimatarlos en Malawi.
La FAO ha costeado un proyecto de cooperación técnica de urgencia en Kenya para iniciar medidas de control de la crisis y para que sirva de puente a un proyecto de larga duración que ya ha sido formulado. Este último prevé el control de las actividades, la investigación, desarrollo y transferencia de técnicas, a fin de que antes de cinco años se pueda contar con un sistema de lucha integral contra el pulgón de los cipreses. Los especialistas de la FAO han proporcionado asistencia técnica al Instituto de Investigaciones Forestales de Kenya, al Departamento de Bosques y al Centro Internacional de Fisiología y Ecología de los Insectos, con el fin de elaborar un plan que sirva de base al mencionado programa quinquenal, costeado por varios donantes.
La FAO ha colaborado con el Instituto Internacional de Control Biológico y con el Servicio Forestal del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos en un seminario especial sobre el pulgón en Africa, que organizó el Instituto de Investigaciones Forestales de Kenya. Uno de sus principales objetivos fue reforzar los lazos entre investigadores y técnicos destacados en los países afectados por ese insecto.
Una vez que se hayan encontrado medidas permanentes de control de la plaga, habrá que tomar disposiciones para aplicarlas. La mejor muriera de transferir al campo la información obtenido por los investigadores es crear una red subregional de investigadores y expertos que trabajen conjuntamente persiguiendo la meta de dominar esta nueva amenaza de los bosques del Africa oriental.
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