La ciencia moderna ha aportado informaci�n detallada sobre los mecanismos de la vida, y la qu�mica moderna ha permitido identificar y cuantificar los productos qu�micos con una precisi�n de hasta s�lo unas cuantas mol�culas. No obstante, el conocimiento de los hechos no se traduce autom�ticamente en una mayor comprensi�n de los fen�menos, ni permite tampoco vislumbrar para qu� pueden servir esos conocimientos. La posibilidad que brinda la ciencia moderna de detectar cantidades cada vez m�s peque�as de mol�culas, por ejemplo, no conlleva per se una mejor comprensi�n del significado biol�gico de ese peque�o n�mero de mol�culas ni de su trascendencia para la salud humana. Ese desconocimiento conduce a menudo a su vez a pol�ticas p�blicas incoherentes o inapropiadas. Cada vez con mayor frecuencia, los formuladores de pol�ticas se percatan de que el �nico futuro racional para el desarrollo de una pol�tica p�blica atenta a la inocuidad de los alimentos debe fundamentarse en criterios cient�ficos rigurosos y adecuados y en el desarrollo de procesos y procedimientos que utilicen racionalmente los conocimientos cient�ficos al alcance para adoptar las decisiones de pol�tica p�blica oportunas.
Desde una perspectiva hist�rica, el desarrollo de los m�todos de evaluaci�n de la inocuidad de los alimentos ha alcanzado un punto importante. Por primera vez, la biolog�a moderna se est� aplicando a cuestiones relacionadas con la inocuidad de los alimentos. Desaparecen las fronteras entre la qu�mica, la toxicolog�a, la nutrici�n y la microbiolog�a, y la evaluaci�n de la inocuidad de los alimentos mediante este mecanismo integrado desembocar� en resultados gen�ricos y, a la larga, predictivos. Todos estos procesos han venido a centrarse en gran medida en este marco que es la evaluaci�n de riesgos.
La importancia de la evaluaci�n de riesgos estriba no s�lo en la posibilidad que brinda de estimar los riesgos para el hombre, sino tambi�n en su uso como marco para organizar los datos y para asignar la responsabilidad de los an�lisis. Es importante comprender que la evaluaci�n de riesgos es un proceso en el que para poder extraer conclusiones hay que usar a veces diversos modelos dentro de un marco com�n. El concepto de la ingesta diaria admisible (IDA), por ejemplo, unido a la evaluaci�n de la exposici�n, puede considerarse un componente de la evaluaci�n de riesgos, si bien de un riesgo te�ricamente nulo. El uso de una estructura com�n permite aplicar un enfoque transparente y relativamente uniforme a los problemas que se plantean para proporcionar informaci�n �til a los gestores de riesgos. Adem�s, brinda a los evaluadores la posibilidad de identificar los sectores en que los datos disponibles son insuficientes para adoptar decisiones razonables. El uso de un marco com�n facilita adem�s la armonizaci�n de los procesos de evaluaci�n de la inocuidad de los alimentos entre los pa�ses.
La celebraci�n de esta Consulta Mixta FAO/OMS de Expertos en la Aplicaci�n del An�lisis de Riesgos a Cuestiones de Normas Alimentarias constituye un importante acontecimiento en el desarrollo de la evaluaci�n internacional de la inocuidad de los alimentos. Por vez primera, un acuerdo comercial internacional, el Acuerdo SPS, reconoce expl�citamente la necesidad de aplicar procedimientos rigurosamente cient�ficos para establecer reglamentaciones y normas racionales y armonizadas para los alimentos en el comercio internacional. En consecuencia, se pide a la CCA que proporcione un marco cient�fico que fundamente la adhesi�n al Acuerdo SPS en cuanto ata�e a los alimentos. Si bien desde el punto de vista t�cnico las normas del Codex siguen siendo de uso voluntario hasta que son aceptadas o adoptadas por los pa�ses, el Acuerdo SPS brinda un mecanismo para la adopci�n colectiva de normas, directrices y recomendaciones del Codex por los pa�ses miembros de la OMC. Los pa�ses que se atienen a normas nacionales m�s estrictas que las del Codex podr�n ser llamados a defenderlas ante cuadros de expertos de la OMC.
Los resultados de las deliberaciones mantenidas en la Consulta pueden ser la base para la plena integraci�n de la evaluaci�n de riesgos en los procesos de adopci�n de decisiones del Codex. Otro aspecto igualmente importante es que los resultados pueden ser utilizados adem�s por numerosos pa�ses para establecer normas de uso interno sobre la inocuidad de los alimentos.