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II. - Silvicultura

A. MÉTRO

LA SILVICULTURA ES UN MEDIO para un fin, no un fin en sí misma. Es un instrumento para alcanzar determinados objetivos fijados por la política, la cual, a su vez, se ve influida por la situación económica y social, por las necesidades tecnológicas de las industrias de la madera y por la estructura general de la utilización de la tierra. Las técnicas silvícolas, basadas en resultados importantes obtenidos mediante investigaciones controladas en pequeña escala, deben ser igualmente aplicables en gran escala, con todas las limitaciones que ello supone desde el punto de vista de los recursos financieros, personal, equipo o infraestructura, antes de que se pueda esperar que sean adoptadas por la ordenación forestal. En un cierto sentido, por lo tanto, la silvicultura es el auxiliar de la política, la ordenación, la utilización y la integración del planeamiento y la financiación. Pero existe el reverso de la medalla. Las limitaciones biológicas son, con frecuencia, las más difíciles de superar; no es fácil, en efecto, hacer crecer árboles en un pantano o en un desierto. Por ello, el factor fundamental de todo proyecto de repoblación forestal, aunque no el único, ni necesariamente el más importante, es su posibilidad biológica. Una buena silvicultura es la base del éxito de los bosques artificiales.

Los problemas y técnicas silvícolas de los bosques artificiales difieren notablemente de los de los bosques naturales. Con la constante extensión de los programas de repoblación a lugares con condiciones ambientales cada vez más diferentes, esos problemas han pasado a ser enormemente diferentes. Los análisis más fructíferos podrán lograrse únicamente concentrándose en algunos de los problemas específicos más importantes de los bosques artificiales.

Por esta razón, durante el simposio y los viajes de estudio, se hicieron resaltar tan brillantemente los trabajos sobre genética forestal y mejora de las especies arbóreas, así como los relativos a la fertilización. Otro ejemplo, que subrayó el Excmo. Sr. David Fairbairn, Ministro de Desarrollo Nacional, en el discurso de clausura que pronunció en Canberra, lo constituye el carácter altamente especializado de las plantaciones destinadas a servir de cortinas protectoras y rompevientos.

Estudio y evaluación de las estaciones forestales

El estudio, clasificación y levantamiento cartográfico de las estaciones dedicadas a la repoblación forestal es uno de los puntos de partida de la formulación de toda política de repoblación o del emplazamiento de un proyecto de plantación.

Las soluciones aplicables a los problemas que plantean el estudio y la clasificación de las estaciones dependen de la magnitud de la diversidad de los proyectos, del grado de precisión necesaria, del nivel de desarrollo de la región y de la documentación general de carácter científico y técnico de que se disponga. Los problemas son diferentes según se consideren en plano mundial, nacional, regional o simplemente local. No obstante, en muchos casos el problema de la evaluación de las estaciones, o la estimación de la productividad de una estación para la explotación forestal, es bastante complejo. Aun en los casos en que el objetivo de la producción está bien definido (por ejemplo, madera para pasta), la productividad real de una estación es consecuencia siempre de la influencia mutua de muchos factores, entre los que figuran, no solamente las características bioclimáticas y edafológicas del medio ambiente y las especies que vayan a plantarse, sino también los medios técnicos (cuidados culturales, fertilización, etc.), financieros y sociales de que se disponga para la plantación y el cultivo.

No obstante, son aplicables con carácter general un cierto número de normas que han sido propuestas por C. W. Ralston (1967). La mejor base para estimar la productividad de una especie forestal determinada, en una estación dada, es siempre una masa de extensión explotable de la misma especie que crezca ya en dicha estación. La mejor medida de la productividad de un rodal de este tipo la da un índice convencional de estación basado en la relación entre la altura de los pies dominantes y la edad. Como el volumen está más influido por la densidad de la masa que la altura, la medición directa del volumen se utiliza con menos frecuencia que la de la altura; no obstante, en los bosques artificiales ordenados y muy densos puede recurrirse con éxito a la medición directa del volumen. Además, es perfectamente posible expresar en términos de producción en volumen los índices de estación basados en mediciones de la altura, como se ha hecho en las recientes «Management tables for Great Britain» (Tablas de ordenación relativas a Gran Bretaña) (Brodley, Christie y Johnson, 1966). La aplicación a nuevas plantaciones de los índices de estación derivados de masas preexistentes puede resultar modificada por diferencias de carácter genético y por cambios en las condiciones de crecimiento (fertilidad del suelo, competencia de la maleza, enfermedades y ataques de insectos, etc.), y es importante no olvidar esta posibilidad.

Si en la estación no existen rodales de las especies de que se trate que tengan edad suficiente, y es por lo tanto imposible medir directamente la productividad, la mejor estimación indirecta de la productividad de la estación la proporciona un índice de estación basado en otras especies, siempre que haya sido posible establecer correlaciones en otros ambientes semejantes entre los índices válidos para estas otras especies y los que sean válidos para las especies que se desee plantar. Este es el método denominado de los índices comparativos.

Cuando no hay ningún árbol en la estación que se va a plantar, puede lograrse a veces una estimación aproximada de la adecuación de la estación para la especie de que se trate combinando los datos sobre el clima y la geografía física; es especialmente importante que en este análisis del medio ambiente se incluyan las características fundamentales del suelo. Entre estas características, una de las más destacadas es el equilibrio hídrico; Golfari (1967) ha descrito, en relación con Pinus radiata, métodos para comparar este equilibrio a lo largo de todo el año entre regiones geográficas diferentes.

Entre las características del suelo figuran la naturaleza de la roca madre, la profundidad, las relaciones de humedad, la aireación y los nutrientes, y pueden hallarse muchos factores independientes o interdependientes. Gracias a los progresos de las ciencias básicas y a los modernos métodos electrónicos de computación, las fórmulas para obtener los índices de estación mediante métodos indirectos pueden tener en cuenta un gran número de factores del suelo mutuamente relacionados por funciones más o menos complejas (Czarnowski, Gentle y Humphreys, 1967). Cuando no se dispone de estos medios, es normalmente aconsejable simplificar la descripción y evaluación de los suelos que se vayan a repoblar y concentrarse en los factores que parecen susceptibles de limitar el crecimiento de los árboles. Así, por ejemplo, en los bosques xerofíticos de Zambia, hay que prestar la máxima atención a la profundidad y textura del suelo (Sanders, 1967).

Los tipos y series de suelos de que se han levantado mapas para fines agrícolas pueden a veces dar una idea aproximada de la productividad forestal de una estación, pero no siempre es así. Especialmente, no hay que olvidar que en estas categorías de tipos de suelos agrícolas frecuentemente se da poca importancia a la profundidad del suelo, la cual influye considerablemente en la productividad forestal.

Este método de evaluación puede ser muy útil siempre que sea posible establecer una buena correlación entre la productividad forestal y la existencia de comunidades vegetales naturales bien definidas o de especies indicadoras individuales.

Por regla general, el enfoque más racional consiste en combinar los métodos directos con los indirectos, teniendo en cuenta simultáneamente, para cada estación, todos los índices que se conozcan y los factores más importantes relativos al medio ambiente físico; entre éstos, conviene prestar especial atención a los que se relacionan con el agua, el aire y el aporte de nutrientes del suelo, así como las variaciones de la temperatura, las precipitaciones pluviales y la humedad a lo largo del año.

Es preciso reconocer que, con frecuencia, hay casos en que es imposible aplicar métodos directos de evaluación de las estaciones, debido a la ausencia de masas de las especies que se van a plantar, y en los que los métodos indirectos no tienen la precisión suficiente para justificar las grandes inversiones necesarias para un proyecto de repoblación. En estas circunstancias, es fundamental recurrir a ensayos de especies. Pero la eficacia de estos ensayos depende de que el técnico forestal sea capaz de diferenciar y reconocer los principales tipos de suelos, cada uno de los cuales debe ser ensayado por separado. Por ejemplo, puede resultar imposible decir si la arcilla roja del tipo de suelo A permitirá obtener mayores rendimientos de una determinada especie introducida que la arena gruesa del tipo de suelo B, pero, no obstante, es importante poder decir que tales suelos son evidentemente diferentes y que, por lo tanto, deben examinarse separadamente en todo programa de ensayos de especies.

FIGURA 17. - Plantones de pinos, de dos años, cultivados en un invernadero de plástico (a la izquierda) y en vivero normal al aire libre (a la derecha), Suecia. SIRÉN

Planificación de los ensayos de especies y procedencia

En la sección precedente se han descrito los principios que rigen la evaluación de estaciones mediante la comparación con otras estaciones de productividad conocida. Este método sólo tiene una aplicación relativamente precisa dentro del área de distribución natural de las especies de que se trate, o en una de sus principales áreas de introducción, como, por ejemplo, la de picea en Europa, pino de Monterey en Australia, y pino americano en el sur de los Estados Unidos. Pero sería muy aventurado extrapolar las comparaciones a regiones muy distantes o con características florísticas totalmente diferentes, para las que los únicos posibles factores de comparación son los que proporcionan las mediciones de la temperatura y de las precipitaciones pluviales durante un cierto número de años, y del análisis del suelo. Por lo tanto, en muchos países resulta necesario iniciar los programas de repoblación forestal efectuando ensayos de aclimatación de especies y de procedencia. Los principios en que deben basarse estos ensayos han sido resumidos por R. Morandini (1967). Debe establecerse una clara distinción entre las tres fases que se describen a continuación.

La primera fase, llamada «fase de eliminación», consiste en elegir algunas localidades que sean representativas de los principales tipos de estaciones, y plantar en cada una de ellas árboles de diversas variedades y especies, cada una de las cuales debe estar representada por un número relativamente pequeño de individuos. Como su nombre indica, la finalidad principal de estos ensayos de eliminación es obtener resultados, tanto positivos como negativos, que puedan percibirse en un plazo relativamente breve, del orden de unos pocos años, para simplificar la experimentación a más largo plazo que debe seguir a esta fase. Es deseable, sin embargo, que los ensayos se repitan más pronto o más tarde, a fin de que los resultados negativos tengan la mayor validez posible y no obedezcan a causas fortuitas, secundarias, o fácilmente remediables (por ejemplo, ausencia de micorrizas, condiciones climáticas estacionales anormales, etc.).

Para que los resultados positivos sean también válidos, las observaciones deben prolongarse durante varios años, con objeto de que se puedan tomar en consideración las necesidades de las diversas especies, una vez pasado el período juvenil, y su ritmo de crecimiento, etc.

La segunda fase consiste en establecer una red de parcelas comparativas de un número reducido de especies. Cada parcela debe ser lo bastante grande para que pueda proporcionar información acerca del potencial de producción en volumen de cada una de las especies que hayan resultado más prometedoras en la fase de eliminación.

La tercera fase consiste en determinar, con respecto a las especies más prometedoras, las procedencias más adecuadas para las condiciones ecológicas de la región que vaya a repoblarse y para los objetivos, tanto técnicos como económicos, que se persigan con la repoblación. Estos ensayos comparativos de procedencia deben abarcar el mayor número posible de procedencias bien determinadas, incluidas las fuentes de semillas localizadas en países donde la especie haya sido introducida con éxito desde hace largo tiempo. Lines (1967) ha descrito con carácter general los principios, métodos y finalidades de los ensayos de procedencia y Avanzo (1967), los primeros resultados de un ensayo concreto realizado en Italia con Populus x euramericana.

FIGURA 18. - Preparación del terreno en Nyamusika,Toro (Uganda). Corta mecánica antes de la arada en linea, de hierba elefante Pennisetum purpureum de unos 4 metros de altura. LEUCHARS

FIGURA 19. - Preparación del terreno en Nyamusika,Toro (Uganda). Arada en linea de la hierba elefante ya segada, la plantación se hará en los surcos. KINGSTON

FIGURAS 20. - Preparación del terreno en Nyamusika,Toro (Uganda). Pinus patula seis meses después ddespuése su plantación en los surcos de la arada en linea en hierba elefante. KINGSTON

Se aconseja se proceda a todas estas fases de investigación en las regiones donde exista el propósito de aplicar grandes programas de repoblación. Sin embargo, sólo pueden llevarlas a cabo personal y organizaciones de investigación con experiencia y exigen procedimientos detallados y cuidadosamente estudiados, tanto para la recolección de semillas de las especies más prometedoras y todas sus procedencias, su almacenamiento distribución y utilización, como para la planificación y ejecución del programa experimental. Los resultados deben poder interpretarse, no sólo en términos científicos, sino también prácticos y económicos.

Es esencial, por lo tanto, que todos los esfuerzos en esta esfera se coordinen bien en el plano internacional. Las secciones y grupos de trabajos especializados de la Unión Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal (IUFRO) son los órganos adecuados para asumir las responsabilidades a este respecto y para proponer a los institutos que la componen un código de procedimientos experimentales que haya sido objeto de aceptación general. Se está procediendo ya a esto con respecto a los ensayos de procedencia.

Conviene señalar la labor que, bajo el patrocinio de la FAO, varios gobiernos han efectuado y siguen efectuando en lo relativo a la recogida de semillas de diversas procedencias de eucaliptos australianos y pinos tropicales, mexicanos, del Caribe o del Asia sudoriental, así como la de la IUFRO en relación con la procedencia de las especies importantes para la silvicultura de plantación en las zonas templadas. Todas estas actividades son la consecuencia lógica de las resoluciones aprobadas en las últimas reuniones forestales internacionales y es necesario ampliarlas y completarlas. Se ha aconsejado, por ejemplo, que algunos institutos que disponen de fondos y medios técnicos adecuados actúen de mayoristas y distribuyan, a un precio justo, semillas de diferentes procedencias a todos aquellos que las soliciten.

Entre las especies tropicales de crecimiento rápido para plantaciones, se ha prestado hasta ahora atención, principalmente, al eucalipto y a los pinos tropicales. La plasticidad biológica del eucalipto ha permitido que diversas especies de este género se adapten fácilmente a estaciones muy variadas. Estas especies han pasado fácilmente la «fase de eliminación» en ambientes tropicales y subtropicales y han mostrado una notable facultad para responder a condiciones estacionales favorables. El simposio reconoció la necesidad de concentrar los ensayos de procedencia en un número limitado de especies, a saber: Eucalyptus globulus, E. camaldulensis, E. gomphocephala, E. viminalis, E. tereticornis, E. grandis, E. robusta, E. citriodora, E. microtheca, E. deglupta, E. dalrympleana, E. bicostata y E. occidentalis y, además, intensificar la investigación sobre la aclimatación y cultivo de las especies del grupo Renantherae, cuyo interés económico y tecnológico es bien conocido, pero que raramente han dado resultados satisfactorios en los ensayos de eliminación a que han sido sometidas.

A pesar de la adaptación de muchas especies de eucaliptos, la utilidad de ellas parece que está limitada por las dificultades de su utilización económica. En muchos países, donde tales especies han permitido iniciar grandes campañas de repoblación, se está iniciando una tendencia a una especie de reconversión, dándose mayor importancia a las plantaciones de coníferas (Africa meridional y oriental, Brasil, Africa septentrional, etc.). De ahí el valor de los análisis generales de las posibilidades futuras del eucalipto (Pryor, 1967) y de las coníferas tropicales (Lamb, 1967), así como las relaciones más concretas de los ensayos de introducción en países determinados como, por ejemplo, el Congo (Brazzaville) (Groulez, 1967b, 1967c).

Por lo que se refiere a las coníferas tropicales, es de desear que los excelentes trabajos emprendidos por el Commonwealth Forestry Institute con respecto a los pinos tropicales de lugares de poca altitud se amplíen a las especies de coníferas tropicales de altitud media y elevada.

Estudios semejantes, particularmente en lo que se refiere a los ensayos de procedencia, debieran extenderse a otras especies tropicales de crecimiento rápido, como son: Gmelina, Cedrela, teca, limba (Terminalia superba), algunas variedades de caobas y bambués americanos, etc. En algunos casos, estos estudios han sido ya iniciados. Estos proyectos debieran divulgarse para que todos los institutos interesados pudieran tomar parte en los mismos, como ocurrió, por ejemplo, con diversas procedencias de Eucalyptus camaldulensis y E. dalrympleana reunidas por el centro de semillas de Canberra. En algunos países tropicales puede que sea aconsejable prestar especial atención a las especies capaces de rebrotar de cepa o de regenerarse naturalmente dentro del ciclo de rotación.

Cualquiera que sea la especie de que se trate, es importante preservar las fuentes de semillas de todas las especies y procedencias que, en una o en otra región del globo, en su país de origen o de introducción, se consideren especies útiles para la silvicultura de plantación.

Técnicas de vivero

Para conseguir buenos resultados en un vivero forestal, tienen más importancia los cuidados que se presten que la tecnología moderna. Todo parece que depende de las condiciones locales y de que las «técnicas de viveros forestales» no se prestan a las generalizaciones de la aplicación universal. Especialmente, las condiciones para el crecimiento en vivero en las zonas templadas frescas (De Philippis y Giordano, 1967; Aldhous, 1967) difieren considerablemente de las de los trópicos (Iyamabo, 1967; Groulez, 1967e, 1967f; Foot, 1967; Procter, 1967).

Existen, no obstante, algunos principios, objetivos y prácticas comunes. Las plantas de vivero necesitan en todas partes un medio adecuado para la germinación, agua, aire y elementos nutritivos suficientes, espacio para el crecimiento y protección contra las inclemencias del tiempo, las malas hierbas, las plagas y las enfermedades. Lo mismo cabe decir de la necesidad de la corta y de la importancia de utilizar métodos correctos para la preparación y el transporte de las plantas, a fin de que las buenas plantitas de vivero sean igualmente buenas después de plantadas en el terreno. Un mismo método puede adoptarse por diversas razones. Por ejemplo, en Escandinavia, donde, gracias a la «suavidad» del clima, ha sido norma hasta ahora utilizar plantitas con raíz desnuda, la actual escasez de mano de obra ha hecho necesario plantar durante todo el año, incluso en la estación seca. Esto ha hecho que se busquen métodos para obtener plantas con raíces protegidas, que antes parecían necesarias únicamente en los lugares con estación seca larga y rigurosa.

FIGURA 21. - Plantando Pinus pinaster en las arenas costeras del norte de Perth (Australia occidental), con las máquinas Lowther modificadas, de montaje doble, pueden plantarse hasta 12 hectáreas en un día. En el invierno de 1967 se plantaron, con arreglo al programa establecido, más de 1.200 hectáreas, con espaciamiento de 1,8 x 2,5 metros, en 30 días de trabajo, utilizando un equipo análogo. FORESTS DEPARTMENT, AUSTRALIA OCCIDENTAL

BALANCE DE COSTOS Y BENEFICIOS

Hay, no obstante, un denominador común más importante; se reconoce ahora generalmente que el valor de toda técnica de vivero, al igual que el de todas las demás técnicas de plantación de bosques, debe juzgarse por su influencia en la relación a largo plazo costo-beneficio de la plantación.

La calidad de las plantas jóvenes influye de un modo importante en esta relación, no porque su coste constituya un elevado porcentaje de la inversión inicial (asciende sólo al 5 por ciento aproximadamente), sino porque su calidad y uniformidad rigen directamente el <x porcentaje de arraigo» y, después, el índice y la uniformidad del crecimiento durante los primeros años de vida de la plantación. El vivero es el mejor lugar para controlar la calidad de las plantitas y donde prácticamente puede garantizarse el certificado de calidad de la plantación. Para lograr este objetivo, se acepta con frecuencia un aumento de los gastos.

TENDENCIA A LA CONCENTRACIÓN

El propósito de reducir los costos de producción de los viveros explica la tendencia a la concentración de los mismos en grandes unidades capaces de producir varios millones de plantas al año (por ejemplo, el vivero de Kaingaroa, visitado durante el viaje de estudio a Nueva Zelandia, que produce 19 millones de plantas al año). La concentración facilita la mecanización de las técnicas de cultivo y garantiza que la producción de plantitas sanas y de características uniformes pueda ser supervisada por unos peeos especialistas.

Esta tendencia a la concentración tiene como corolario inmediato el que los viveros queden a gran distancia de los lugares de plantación. En todo caso, la localización de los viveros debe ser tal que la posible diferencia entre la ecología del vivero y la del lugar de plantación no influya adversamente en el «arraigo» de las plantas. Para reforzar las ideas subjetivas a este respecto con datos concretos, se necesitan nuevos trabajos de investigación, principalmente de carácter fisiológico y edafológico (Stone y Goor, 1967). De cualquier modo, es preciso que exista una organización eficaz para el transporte de las plantas desde el vivero hasta el lugar de plantación. Ello es especialmente importante en las regiones tropicales y subtropicales más áridas, donde el buen éxito de la plantación depende con mucha frecuencia de que se pueda amortiguar satisfactoriamente la perturbación que para las plantas jóvenes supone el traslado desde el medio ambiente favorable del vivero a las duras condiciones del lugar de plantación. Se cita a veces el ejemplo de países donde el transporte se efectúa en vehículos isotérmicos.

Por otra parte, la existencia de una buena red de pequeños viveros, siempre que sean eficaces (lo que frecuentemente es difícil de garantizar) permite suministrar plantas al público, presentar una «imagen forestal» y ganarse el favor de las comunidades locales en un modo más familiar de lo que es posible con unos pocos viveros grandes.

CAPACITACIÓN DEL PERSONAL

Otra característica común a todos los viveros, dondequiera que éstos se hallen, es la necesidad de dar una formación profesional al personal responsable de la explotación de los mismos, por lo cual conviene no descuidar la formación profesional de este personal al elaborar los planes de capacitación relativos a los bosques artificiales.

CONTROL DE LA CALIDAD DE LAS SEMILLAS

El suministro a los viveros de semillas de buena calidad sigue siendo un problema importante que no ha sido resuelto satisfactoriamente en todas partes y que debe seguir siendo objeto de continuos esfuerzos para resolverlo. Un notable ejemplo de producción de semillas y de política de suministro de las mismas es el de Queensland (Slee y Reilly, 1967).

PROGRESOS FUTUROS Y TÉCNICAS ESPECIALES

Es posible lograr nuevos progresos en lo que se refiere a las dimensiones del tipo de los recipientes. Conviene conceder suma prioridad a las investigaciones que tiendan a eliminar la deformación de las raíces, que es un problema bastante grave en algunos países, especialmente en el norte de Africa, y otro asunto que se debe investigar es la posibilidad de reducir las dimensiones de los recipientes, y por lo tanto del costo, tanto de los materiales como del transporte. En contraste con esto está el empleo de plantas de muy grandes dimensiones, lo mismo de álamos como de coníferas, por ejemplo en Italia y Yugoslavia; existe la creencia de que, en este caso, el aumento de los gastos de vivero se verá más que compensado por la disminución de los cuidados culturales y la reducción del período de rotación. Cabe esperar que se emprendan nuevas investigaciones sobre el uso de hidropónicos y sustratos artificiales en sustitución del suelo, de coberteras sintéticas y de mejores fertilizantes, esterilizantes y herbicidas. Algunas técnicas especiales, como los invernaderos temporales actualmente de uso general en los países escandinavos (Sirén 1967), o las otras técnicas para el almacenamiento en frío de las plantas jóvenes, probablemente serán de gran valor en los climas templados. Otra futura posibilidad es la ampliación del período de fotosíntesis mediante iluminación artificial.

Además, nunca se insistirá bastante en el hecho de que las técnicas de multiplicación vegetativa, como, por ejemplo, las ideadas con respecto a los álamos, han permitido obtener resultados idealmente adecuados a las necesidades de la economía maderera de diversos países de las zonas templadas. Esto estimulará la intensificación de los estudios ya emprendidos por diversos institutos de investigación y que han dado resultados muy alentadores en la multiplicación vegetativa de algunas especies de eucaliptos, coníferas y otros grupos de especies (Giordano, 1967).

Por último, un aspecto crítico de la aclimatación de muchas especies exóticas, no sólo de coníferas, se refiere a la formación de micorrizas (Bakshi, 1967; Rambelli 1967). Conviene señalar, sin embargo, que el Simposio FAO/IUFRO sobre enfermedades e insectos forestales internacionalmente peligrosos (Oxford, julio 1964) señaló a la atención de los especialistas en problemas de repoblación los peligros inherentes al transporte de uno a otro país de masas de suelo que contengan micorrizas. De esta forma pueden propagarse nematodos, bacterias, hongos y otros organismos patógenos. Es necesario actuar con gran cuidado, debiendo perseguirse el objetivo de llegar a transportar únicamente cultivos puros.

FIGURA 22. - Extirpación mecánica de mulas hierbas entre hileras de Eucalyptus grandis, de cinco meses, en Zambia. FOREST DEPARTMENT, ZAMBIA

Establecimiento

Es evidente que los métodos de establecimiento influyen en toda la vida de una plantación y en toda la serie de tratamientos silvícolas subsiguientes: aclareos, poda y, en cierta medida, el apeo final.

Además, la preparación de la estación, la plantación y los cuidados culturales constituyen con frecuencia la parte más importante de las inversiones en los bosques artificiales. En el balance financiero definitivo de las actividades de repoblación, su costo se ve aumentado por el hecho de que tienen que pagar intereses durante todo el proceso de rotación.

Conviene, pues, analizar detenidamente esta parte de las actividades del reforestador, en lo que se refiere a su costo inmediato y a las consecuencias de todo tipo que resultan, hasta la venta final de los árboles producidos y, aun más allá, hasta las fases de transformación y mercadeo de la madera.

Sin embargo, se debe reconocer que a menudo es difícil precisar la correlación entre el costo de una técnica determinada y los beneficios que resultan de ella. Porque, con frecuencia, esto puede hacerse únicamente mucho después de haber aplicado la técnica de que se trate, cuando esta correlación puede haberse visto entorpecida por muchas circunstancias independientes de toda clase (biológicas, financieras, económicas y sociales).

Como dice Stuart Smith (1967) en su minucioso estudio, se considera que entre las técnicas de establecimiento figuran las de preparación del lugar, plantación propiamente dicha o siembra directa y los cuidados culturales después de la plantación hasta el cierre de la cubierta o la primera poda, o el primer aclareo, según se proceda antes a una u otro.

Todas esas técnicas están estrechamente relacionadas con las circunstancias locales, de las cuales las más importantes son: el clima; la estación, incluidas la flora y fauna iniciales; las especies forestales que vayan a cultivarse; la categoría de las semillas o las plantitas de que se disponga; y el tipo de madera que se desee obtener, que influye en el espaciamiento inicial, así como en el tratamiento posterior. Deben tenerse en cuenta también otros factores que pueden afectar indirectamente a las prácticas de establecimiento, como la situación económica y social, que pueden aconsejar utilizar al máximo la mano de obra en vez de recurrir a la mecanización; o la necesidad de evitar métodos de cultivo que perjudiquen la conservación del suelo en algunas cuencas de captación; o las necesidades recreativas, que pueden exigir la plantación de especies variadas y de espaciamientos diversos, etc.

FIGURA 23. - Plantación de tres años de Pinus elliottii en el bosque del Estad o de Whiporie, cerca de Grafton (Nueva Gales del Sur), en que se ve una masa densa de Acacia aulacocarpa, que se desarrolló después de la quema, previa a la plantación, del área de ésta. El crecimiento denso de este tipo de maleza puede detener el de los pinos de crecimiento más lento e incluso matar a éstos. FORESTRY COMMISSION, NUEVA GALES DEL SUR

FIGURA 24. - Un área análoga, en que se observa la destrucción de la espesura de Acacia aulacocarpa mediante rociado con hormonas (éster butílico del 2,4,5-T). A causa de la susceptibilidad de la acacia a este herbicida pared en hacerse rociad os a baja concentración (unos 2,5 kilogramos de equivalente en ácido por hectárea), que mata la acacia, pero no perjudica los pinos jóvenes. FORESTRY COMMISSION, NUEVA GALES DEL SUR

FIGURA 25. - Una plantación densa de Populus x euramericana, de tres años, «I-214», de cortas después del aclareo, cerca de Roma. ENTE NAZIONALE PER LA CELLULOSA E PER LA CARTA, ITALIA

PREPARACIÓN DE LA ESTACIÓN

Existe una tendencia casi universal, incluso en países densamente poblados y con un relieve accidentado como el Japón, a emplear métodos de preparación de la estación cada vez más intensivos y mecanizados, a causa del fuerte índice de supervivencia y el pronto crecimiento que permiten obtener. Esta tendencia se observa.tanto en las zonas templadas (Sirén, 1967) como en la tropical (Allan, 1967; Endean, 1967; Groulez, 1967a, 1967d). La preparación intensiva de la estación reduce también la necesidad de cuidados culturales posteriores, así como el riesgo de incendio.

Las plantaciones se establecen cada vez con más frecuencia en áreas que estuvieron en otro tiempo, total o parcialmente, cubiertas de bosque, y donde las operaciones de desmonte quizás tienen que realizarse con medios mecánicos, porque la mano de obra es o muy cara o incapaz de desarrollar la energía necesaria para este tipo de trabajo. La limpieza de la estación, después del desmonte, se efectúa frecuentemente por quema, que se completa con arada o métodos de cultivo que pueden aplicarse a una parte o a la totalidad del área que vaya a plantarse. La preparación completa de la estación parece indispensable en las regiones donde hay una larga estación seca y es práctica corriente en las plantaciones de especies de crecimiento rápido con rotaciones muy cortas. Aunque es un método caro, tiene la ventaja de que permite que las copas de los árboles jóvenes se cierren rápidamente.

Cuando la humedad del suelo es un factor biológico menos restrictivo, o cuando es menos necesario el crecimiento rápido de los árboles jóvenes en los primeros anos, es suficiente en la mayoría de los casos el cultivo parcial de la zona, con frecuencia en forma de franjas de anchura variable.

Actualmente se tiende con razón a evitar alterar la estructura del suelo. Por ello, el desmonte se efectúa a menudo con cadenas de arrastre en lugar de con bulldozer; se prefieren las labores de desfonde a la arada profunda; y el chapeo y el tratamiento superficial se reducen al mínimo donde hay amenaza de erosión (en las regiones tropicales esta amenaza puede presentarse incluso en declives tan suaves como del 5 por ciento).

El empleo de herbicidas para el desmonte inicial presenta todavía algunas desventajas, pero puede ser útil en algunas circunstancias, por ejemplo, para eliminar el rebrote de vegetación adventicia inmediatamente antes de la plantación.

MÉTODOS TAUNGYA-SHAMBA

Los métodos hoy día bien conocidos con los nombres de «taungya» o «shamba», principalmente en Asia y en Africa, y que consisten en combinar durante varios años cultivos agrícolas con la plantación de árboles jóvenes, presentan, en muchos casos, indudables ventajas de orden social y económico. Son condiciones para el buen éxito de los mismos la presencia de una población de agricultores industriosos, una demanda de tierra suficientemente importante para hacer atractiva la idea de roturar cada año una porción de nueva tierra, y el hecho de que la tierra controlada por los servicios forestales sea adecuada para el cultivo agrícola y esté suficientemente cerca de los mercados para poder vender en ellos los productos excedentarios (Kenia, Forest Department, 1967). En estas condiciones, se entrega a los obreros forestales una parcela de tierra para que la cultiven y se les garantiza trabajo en el monte durante un cierto período cada año, a la vez que ellos se comprometen a proceder a la roturación inicial de la tierra, a desherbar el bosque uno o más años después de la plantación, y a trabajar para el servicio forestal durante el período anual convenido. El valor que tiene para Kenia el sistema shamba puede deducirse del hecho de que las cuatro quintas partes de la superficie total repoblada en ese país en 1965 se roturó por tal sistema. No obstante, el sistema es relativamente inflexible, y no permite cambios rápidos en el ritmo de plantación. Además, no es adecuado para ciertas especies que, en un medio ambiente tropical húmedo, necesitan estar rodeadas de rebrote natural, si se quiere que lleguen al desrame natural, y que alcancen una forma satisfactoria.

Plantación o siembra directa

Existen razones válidas para creer que, en lo que se refiere a las especies exóticas, la plantación propiamente dicha seguirá prevaleciendo sobre la siembra directa. Esta situación se mantendrá mientras continúe siendo difícil obtener grandes cantidades de semillas genéticamente selectas.

Esto no quiere decir, sin embargo, que deban descuidarse los métodos de siembra directa. En los Estados Unidos y Canadá, por ejemplo, tales métodos han sido muy mejorados durante los últimos 10 años. En el sur de los Estados Unidos, la superficie repoblada por siembra directa ha pasado de 4.000 hectáreas anuales en 1956 a 60.000 en 1963: El costo es muy pequeño, la mitad, o un tercio, aproximadamente, del de plan tación, pero, a pesar de los considerables progresos realizados, la siembra directa entraña aún un despilfarro de semillas, y no cabe, por lo tanto, esperar una utilización general de este método mientras no se resuelva el problema del abastecimiento de semillas. Además, en los casos de formación de micorrizas, es más fácil resolver los problemas que se plantean mediante las técnicas de plantación que con la siembra directa.

PLANTACIÓN PROPIAMENTE DICHA

Como se ha dicho ya, el buen éxito de la plantación depende en parte de la calidad de las plantas en el momento de plantarlas. El tamaño de las plantitas es un factor frecuentemente controvertido, que se debe enfocar metódicamente (Schmidt-Vogt, 1967). Al tratar de las técnicas de vivero, se ha señalado ya la tendencia a utilizar plantas mayores o menores, según las circunstancias locales. Las plantas con raíz desnuda son adecuadas para utilizarlas en condiciones de plantación favorables, pero es necesario utilizar alguna forma de plantas con las raíces protegidas siempre que se esperen períodos secos en la época de plantación o inmediatamente después de ella. Respecto de las envolturas protectoras de politeno, las opiniones están divididas en si se las debe quitar o no. En algunos países, como Malawi, se han podido utilizar las envolturas de politeno más de una vez. En relación con determinadas especies frondosas tropicales, especialmente la teca, siguen utilizándose normalmente las cepas, por ejemplo, en Tanzania (Wood, 1967).

La fecha de plantación tiene una importancia fundamental, especialmente en las regiones secas. En la mayoría de los casos, la fecha de plantación se fija en estas regiones de acuerdo con la cantidad de lluvia que haya caído (en el supuesto de que siga lloviendo). El perfeccionamiento de las previsiones meteorológicas a largo plazo deberá estimular la intensificación de la colaboración entre los repobladores forestales y los servicios meteorológicos. La utilización de máquinas de plantación permite aprovechar rápidamente el tiempo óptimo para esta labor cuando escasea la mano de obra. Estas máquinas se utilizan casi exclusivamente en los países desarrollados; en los otros, la mayor parte de los trabajos de plantación se realizan a mano.

La plantación profunda, es decir, la colocación del cuello de la raíz de la planta por debajo del nivel del suelo, hace posible, con frecuencia, obtener un mejor arraigo en medios ambientes secos. Es sabido que, como medida extrema, pueden plantarse grandes latizos de álamos hasta una profundidad superior a 3 metros. En las regiones tropicales, donde los termes son numerosos, es necesario emplear insecticidas para proteger los eucaliptos y, en esos casos, las ventajas que presenta la plantación profunda para contrarrestar la sequía pueden resultar neutralizadas por el peligro que deriva de poner los árboles jóvenes en contacto con un suelo no tratado con aquellos productos. Recientes trabajos hechos con antitranspirantes han demostrado la conveniencia de que se prosigan las investigaciones sobre la utilización de este método en las regiones áridas.

Más adelante se expone lo relativo al empleo de fertilizantes. Estos pueden favorecer la supervivencia y el crecimiento de las plantas jóvenes, y aminorar la necesidad de cuidados culturales. Algunas especies de eucaliptos reaccionan de forma muy favorable.

FIGURA 26. - «Cultivo acelerado» de coníferas de crecimiento rápido (Pinus strobus y alerce del Japón), de cuatro años. El terreno era antes un tallar de Robinia y roble. ISTITUTO NAZIONALE PER LE PIANTE DA LEGNO, ITALIA

CUIDADOS CULTURALES

La necesidad de cuidados culturales después de la plantación depende de los mismos factores que la preparación de las estaciones. Normalmente, las mejores estaciones son las que necesitan cuidados más intensos, y las que los justifican con el aumento de la productividad.

Todavía no se usan los herbicidas con carácter general, pero es probable que su uso aumente rápidamente. Las investigaciones a este respecto se refieren no sólo al tipo de herbicida, que no debe influir en el crecimiento de los árboles jóvenes, sino también al tiempo de aplicación del mismo (Bachelard y Boughton, 1967). Debe eliminarse la competencia de las plantas adventicias, tanto durante el período más seco, como durante la época de más rápido crecimiento de las raíces. Normalmente, los rebrotes lanosos y las malezas rastreras, por ejemplo Mikania en Malasia, son los competidores más difíciles y caros de eliminar en las estaciones forestales cerradas y quizás requieran intensos programas de investigación, mientras que en las estaciones sabaneras las gramíneas, con el riesgo de incendio que les acompaña, constituyen el peligro más grave.

FIGURA 27. - Una plantación de Pinus radiata, de ocho años, con un espaciamiento de 2,5 X 2,5 metros en Tasmania septentrional. Se ha hecho una poda de árboles selectos a la altura de 5 metros, y después se efectuará otra a la altura de 7,5 metros. FORESTRY COMMISSION, TASMANIA

INVESTIGACIÓN

Nunca se insistirá bastante en que sólo se pueden obtener bosques artificiales satisfactorios integrando todas las fases de la ordenación. No obstante, las técnicas de plantación tienen especial importancia. Los repobladores forestales no deben darse nunca por satisfechos de los resultados obtenidos, por muy favorables que éstos sean, sino que han de estar dispuestos a proseguir las investigaciones para comparar las prácticas aplicadas con las posibles prácticas mejoradas. No deben dejar de aplicar las últimas novedades de la tecnología agraria, especialmente las relativas a los métodos químicos y mecánicos. Además, para las técnicas de plantación tendría un valor inestimable un mejor conocimiento de la fisiología del árbol.

Espaciamiento, aclareo y poda

SITUACIÓN ACTUAL

Wardle (1967) ha resumido la práctica actual, en lo que se refiere al espaciamiento, aclareo y poda de los árboles, en tres de las principales regiones del globo donde se han iniciado programas de plantación, a saber: el hemisferio sur, América del Norte y Europa septentrional.

La tendencia, imperante en el hemisferio sur, a adoptar espaciamientos generalmente más amplios que los que se utilizan en Europa, se debe al deseo de obtener rápidamente madera para aserrío, y se ha mantenido por la necesidad de reducir la mano de obra y conservar el material de plantación, aun continuando a plantar una gran superficie cada año. Por regla general, el espaciamiento es de 2,1-2,7 metros.

En América del Norte, donde las superficies plantadas son relativamente pequeñas si se las compara con el total de la superficie forestal, se han adoptado espaciamientos semejantes a los del hemisferio sur. En Europa septentrional, los espaciamientos siguen siendo menores (1,2-2 metros) que los que se practican en las otras dos regiones, pero existe una tendencia bastante señalada a utilizar un espaciamiento mayor, por ejemplo en Gran Bretaña, en parte para reducir la inversión inicial, en parte para facilitar el acceso de las máquinas y, en parte, para reducir o evitar la necesidad de proceder a claras tempranas, que tienen pocas probabilidades de ser comercializables.

Cuando la plantación (con excepción de la plantación taungya) se hace después de la corta total de monte tropical, se utilizan a menudo espaciamientos muy amplios. Ello es debido a que, con frecuencia, no pueden venderse las claras y a que algunas especies, como las del género Terminalia, tienen naturalmente copas muy amplias, mientras que otras (por ejemplo Aucoumea) se benefician del rebrote natural que favorece el desrame espontáneo y una mejor forma del tronco de los árboles plantados.

Se dispone de escasa información cuantitativa con respecto a las prácticas actuales de aclareo. En el hemisferio meridional, la finalidad principal de esta operación es desembarazar de obstáculos los árboles dominantes para que alcancen las dimensiones adecuadas para la corta tan rápidamente como sea posible, con vistas a la producción de madera de aserrío (Borota y Procter, 1967; Grut, 1967). En América del Norte, el aclareo desempeña un papel menos importante, aunque con algunas excepciones notables en el sudeste de los Estados Unidos. Donde se practica el aclareo, la finalidad que se persigue con él parece que es obtener el máximo de madera comercializable al final de la rotación. Es interesante señalar que en el Reino Unido se presta la mayor atención al aspecto económico del aclareo. Existe la opinión de que, por regla general, los espaciamientos inferiores a 2 metros no están justificados, si se tiene en cuenta el costo de inversión de la plantación y su influencia en la magnitud de las primeras claras. Las ventajas de un fácil acceso pueden llevar a un espaciamiento aún más amplio entre las hileras o a un aclareo lineal en las primeras claras. Durante todo el período de aclareo se preconiza la mayor intensidad del aclareo compatible con la máxima producción en volumen. Puede ser preferible no proceder en absoluto al aclareo en las zonas donde se teme que los derribos por el viento acaben con la vida del producto antes del período óptimo de rotación y en las de escaso rendimiento o difícil acceso, especialmente en aquellas en que no se hayan construido aún carreteras.

En América del Norte no existe prácticamente la poda. Por el contrario, en el hemisferio sur se la considera una operación complementaria indispensable en las plantaciones muy dispersas, que tiene por objeto producir madera para aserrío en una rotación corta. Se poda hasta 6 metros y a veces hasta 10,5 metros, pero la poda alta final se limita a un número reducido de los principales árboles (250 a 375 por hectárea). En Europa, la poda se limita normalmente a la corta de las ramas hasta la altura de la cabeza para permitir el acceso para el aclareo, pero incluso esta operación se aminorará si se adopta con carácter general el aclareo lineal o en franjas. La poda alta probablemente se efectuará únicamente en una especie, Pinus sylvestris, a fin de eliminar los nudos negros.

Con las posibles excepciones de la teca y los álamos, hay aún menos información con respecto al espaciamiento, la poda y el aclareo en las plantaciones de frondosas que en las de coníferas. Es probable que los principios sean semejantes, pero las frondosas tienen normalmente copas más amplias que las coníferas y la diferencia frecuentemente grande entre la altura y el duramen puede que influya también en el tratamiento silvícola.

INFLUENCIA DE LAS CONDICIONES ECONÓMICAS Y SOCIALES EN LAS PRÁCTICAS SILVÍCOLAS

Las condiciones económicas y sociales han ejercido evidentemente gran influencia en el desarrollo de las prácticas silvícolas. En el hemisferio sur, la falta de madera en cantidad y calidad suficientes en los bosques indígenas y el precio elevado de la madera importada de ultramar condujeron a la política de producción de madera de aserrío tan rápidamente como fuese posible y, en consecuencia, a un amplio espaciamiento inicial y a frecuentes podas. En Nueva Zelandia, la escasez de mano de obra ha hecho que se retrase la poda. En América del Norte, las prácticas silvícolas han estado dominadas por la existencia de grandes recursos de madera natural asequible en el mercado a costo poco elevado, lo que hacía virtualmente imposible un aclareo provechoso. En Europa, lo considerable de la demanda, incluida la de materiales de pequeñas dimensiones en los mercados rurales, ha favorecido la ordenación intensiva y las claras frecuentes.

Las condiciones económicas cambian. La competencia de los bosques naturales de la faja de coníferas del norte será menos intensa conforme la explotación se extienda a masas menos accesibles y de calidad inferior. Es probable que los mercados rurales y mineros de Europa de material de pequeñas dimensiones sigan declinando, pero la creciente demanda de madera para pasta puede ayudar a dar salida a los productos de las claras en varios países. El costo de la mano de obra aumenta en todas partes y esto favorecerá quizás la adopción de métodos mecánicos, como el aclareo lineal.

Es fundamental que los que formulen prácticas de poda y aclareo tengan plenamente en cuenta las consideraciones económicas y la relación costo-beneficio que puedan resultar de dichas prácticas, no sólo en las condiciones económicas actuales, sino también, en la medida de lo posible, en las que pueden preverse. Debe adoptarse el mayor grado posible de flexibilidad, a fin de que el personal directivo pueda tener en cuenta las circunstancias locales y cambiantes.

INVESTIGACIÓN

La IUFRO ha examinado ya el problema del aclareo en relación con la venta de la madera de pequeñas dimensiones. El programa y las conclusiones del grupo de trabajo establecido a este efecto debían ser discutidos en su 14° congreso (Munich, septiembre de 1967). Se ha prestado también atención al empleo que puede hacerse de la medición del desarrollo del área basimétrica como medio para regular la intensidad de las claras (Bevege, 1967; Borota y Procter, 1967).

Wardle (1967) ha definido los diferentes elementos de los tratamientos silvícolas sobre los que deben emprenderse investigaciones, que son los siguientes:

1. consecuencias físicas de los tratamientos;
2. movilización de los recursos necesarios para llevar a cabo los tratamientos;
3. influencia de las consecuencias físicas de los tratamientos en el valor del producto.

Entre las consecuencias físicas deben figurar no sólo los efectos sobre el rendimiento, tanto el total como el de las diversas etapas de producción, sino también la influencia sobre el número de troncos y la posibilidad de selección, los efectos sobre la calidad del producto (dimensiones de las trozas, conicidad y anchura del tronco, densidad de la madera, características de la fibra y distribución de los nudos) y los efectos indirectos sobre la resistencia a las plagas y enfermedades y sobre la estabilidad frente al viento. Entre los recursos financieros, figuran el equipo, la infraestructura, la mano de obra y la asistencia técnica de expertos. Es necesario proceder a un análisis económico para medir en términos de valor estos efectos físicos e integrar la evaluación de la secuencia general de la utilización de los recursostratamiento-consecuencias frecursos tratamiento-consecuencias físicas-valor.

Regeneración de los bosques artificiales

Es evidente que, antes de que termine este siglo, se presentará en extensas zonas el problema de la regeneración de los bosques artificiales, mientras que, hasta ahora, preocupaba mucho más la creación de nuevas plantaciones que la ordenación adecuada o la regeneración de las antiguas.

Lewis (1967) se ha ocupado de este asunto, pero es preciso señalar que existe muy poca bibliografía sobre el tema.

FIGURA 28. - Parte de una plantación de álamos de tres años en Köprüköy, Ankara, Balâ (Turquía). En esta plantación hay varios clones de Populus nigra, y se han hecho experimentos de aclareo, riego y poda. Altura media de 7,5 metros. DIRECCION GENERAL DE MONTES, TURQUIA

Pueden formularse las siguientes observaciones preliminares (de Van Miegroet, 1967a):

1. La regeneración natural no se produce exclusivamente en los bosques naturales.
2. La regeneración artificial es cosa exclusiva de los bosques artificiales.
3. Ambas pueden combinarse en los dos tipos de bosques.
4. Debe recurrirse a la regeneración artificial tan pronto como resulte evidente que la regeneración natural no basta para lograr rápida y económicamente los objetivos que se persiguen.

SITUACIÓN ACTUAL

Hasta ahora, los únicos ejemplos importantes de regeneración de bosques artificiales se refieren a:

1. especies cultivadas en montes altos en Europa;
2. Pinus patata y P. radiata en el hemisferio sur;
3. algunos cultivares del género Populus;
4. el eucalipto en zonas tropicales y subtropicales;
5. Acacia mearnsii en Africa tropical y meridional.

TENDENCIAS

Existe, en todos los casos, la tendencia a utilizar cada vez más la regeneración artificial, debido a la incertidumbre determinada por la irregularidad de los años de fructificación y de las buenas condiciones para la formación de semillas, y el plazo excesivamente largo que debe transcurrir generalmente para que la regeneración natural sea completa. Inevitablemente, en el futuro se incrementará el empleo de especies de crecimiento rápido en el monocultivo. Este tipo de cultivo exige una ordenación intensiva, cuyo costo elevado únicamente puede justificarse manteniendo una rotación corta. Ello hará cada vez más necesaria la regeneración inmediata, uniforme y completa, con espaciamientos regulares y acceso fácil para todas las operaciones, cuya mecanización irá en aumento.

Estos criterios podrán satisfacerse más fácilmente con las técnicas de regeneración artificial que con la regeneracion natural.

Las únicas excepciones se presentarán cuando sea necesario mantener la cubierta de copas para la conservación del suelo y del agua, o cuando se trate de especies que rebroten de cepa fácilmente hasta una edad considerable (el eucalipto, por ejemplo) o produzcan semillas muy abundantes, como ocurre frecuentemente en el hemisferio sur con Pinus patula y P. radiata, o cuando haya escasez de mano de obra. Incluso en algunos de estos casos, la necesidad de una mejora genética mediante la utilización de semillas producidas en huertos o masas de semillas abogará por la regeneración artificial.

En ciertos países, la elección entre la regeneración natural y artificial puede que tenga que basarse principalmente en razones financieras. Estas pueden imponer la creación de rodales que no tengan la densidad óptima, por ejemplo, en las zonas tropicales.

En cualquier caso, el técnico forestal, para poder escoger objetiva y anticipadamente el tipo de regeneración más eficaz para cada estación, necesitará datos científicos mucho más precisos que aquellos de que ha dispuesto hasta ahora.

Investigación

Las principales cuestiones que deben investigarse son las siguientes:

1. cultivo entre las rotaciones;
2. eliminación o quema de los despojos de corta;
3. protección contra los animales «repelentes»;
4. repoblación de los claros, tanto en la regeneración artificial como en la natural;
5. mantenimiento de la productividad largo tiempo.

El problema del mantenimiento de la productividad de la estación se estudia en el Capítulo III. Es un problema que tiene evidentemente gran importancia para elegir el método de regeneración. En el caso de ciertas combinaciones de especies y de suelos, incluidas las basadas en una elección inicial incorrecta de la estación, como ha ocurrido en algunos rodales de piceas en Europa, puede ser necesaria una rotación de los cultivos igual que se hace en la agricultura. En otros casos, puede que sea factible proceder a varias rotaciones consecutivas de una misma especie sin grave deterioración.

FIGURA 29. - Plantación de abeto de Menziés, de 30 años establecida con un espaciamiento de 1 metro, en Gran Bretaña. El denso espaciamiento inicial se corrige suprimiendo los latizos pequeños en los primeros aclaraos. Una mayor inversión inicial puede dar como resultado una producción de menor valor.

FORESTRY COMMISSION, GRAN BRETAÑA

FIGURA 30. - Plantación de abeto de Menziés, de 30 años, establecida con un espaciamiento de 2,5 metros, en Gran Bretaña.

Conclusión

Para concluir, puede decirse que los progresos que cabe esperar de la investigación de la procedencia y la crianza de árboles, y la estructura cambiante de la demanda industrial y de las técnicas utilizadas para satisfacerla garantizarán que la silvicultura de plantación y la regeneración artificial, adaptadas ya al mundo de hoy día, lo serán aún más al mundo de mañana.

FIGURA 31. - Camp Borden, Ontario (Canadá). Plantación de pino rojo de América en la que se ha aclarado una hilera si y otra no. DEPARMENT OF FORESTRY AND RURAL DEVELOPMENT, CANADA

Técnicas especiales de repoblación

PROBLEMAS RELACIONADOS CON LA SEQUÍA

La sequía, en todas sus formas, constituye uno de los más graves riesgos con que se enfrentan los repobladores.

Las prácticas seguidas para la repoblación en las zonas áridas y semiáridas han sido desarrolladas principalmente por técnicos forestales que han efectuado ensayos y experimentos adaptados a las condiciones locales. Se ha hecho poco para coordinar las investigaciones. Es importante, por lo tanto, analizar y clasificar los problemas que se presentan. Stone y Goor (1967) han hecho esto atendiendo especialmente a la preparación de la estación, la elección de las especies, la producción de plantitas (queda descartada la siembra directa), las técnicas de plantación y los cuidados culturales posteriores.

Las técnicas de preparación de la estación son muy importantes en las zonas áridas. En primer lugar, deben estabilizar la estación y, si es necesario, reducir su sensibilidad a la erosión por el viento o por el agua. La fijación de las dunas plantea un problema especial que puede resolverse por diversos métodos, como se hace en Túnez (Ben Aissa, 1967). De índole opuesta es el problema de las capas y costras duras que se encuentran, por ejemplo, en algunos lugares de Marruecos y que hay que romper previamente con maquinaria de desfonde pesada para poder efectuar una plantación satisfactoria (Bennouna, 1967). Deben utilizarse técnicas adecuadas que garanticen que la humedad del suelo se utiliza en el tiempo más oportuno para el crecimiento de las plantas jóvenes, sin pérdidas innecesarias debidas a una infiltración demasiado profunda, un escurrimiento excesivo, una evaporación directa, o al consumo por otras plantas adventicias. En ocasiones, puede que sea necesario concentrar esta humedad en los puntos más favorables para las plantas jóvenes; de aquí la importancia de las terrazas, las labores profundas y las superficiales:

Posibilidades y problemas especiales se presentan en las zonas donde hay pocas precipitaciones, pero abundantes aguas fluviales, por ejemplo, en los valles del Nilo y del Indo. En estos lugares, las plantaciones arbóreas de regadíotienen que disputar generalmente la tierra y el agua al cultivo agrícola y es necesario, por lo tanto, obtener la máxima productividad posible en una zona limitada. Ello supone investigar las posibilidades de utilizar especies nuevas y de mayor mayor rendimiento, por ejemplo, la posible sustitución de Dalbergia sissoo por el eucalipto en el Paquistán occidental (Siddiqui, 1967).

Las técnicas que consisten en concentrar en caballones las capas arables más fértiles y plantar después en los caballones son beneficiosas, con frecuencia, porque favorecen un rápido crecimiento.

También son muy importantes las técnicas basadas en el acondicionamiento de las plantas jóvenes en el vivero, de forma que pueden ser transportadas y plantadas sin que sufran a causa de la sequía. En muy contadas ocasiones pueden utilizarse con éxito las plantas de raíz desnuda, a no ser que se las utilice en forma de «cepas». En la práctica, se utiliza una gran variedad de recipientes (de politeno, madera chapada, metal, hojas de banano, turba comprimida, etc.) que pueden, o no, volverse a utilizar. También se usan mucho bloques de tierra (pequeños bloques poliédricos de tierra comprimida), que pueden contener fertilizantes o ciertos plaguicidas químicos en polvo, y que sirven al mismo tiempo de suelo y de recipiente.

Antes de adoptar un método en escala de campo, el técnico forestal debe comprobar, poco después de la plantación, que el sistema radical de los árboles jóvenes no ha sufrido daños debido al recipiente utilizado. Las deformaciones que pueden resultar no se perciben a veces hasta después de varios años. Es también esencial que en las plantas jóvenes esté debidamente equilibrada la relación raízbrote.

Para garantizar la supervivencia, es esencial escoger el tiempo adecuado de plantación según la acumulación de humedad en el suelo y el ritmo de crecimiento de las raíces. Cualquier medida que reduzca la evaporación durante los primeros días o semanas después de la plantación tendrá probablemente resultados beneficiosos. Se han realizado muchos ensayos de utilización de productos sintéticos (la mayor parte derivados del petróleo) para retardar la evaporación, y como coberteras, pero ninguno de ellos ha llegado todavía a la fase de aplicación en gran escala.

Son necesarios cuidados culturales después de la plantación hasta que los árboles jóvenes hayan alcanzado dimensiones suficientes para cerrar la cubierta, formar su propio microclima y asombrar las malas hierbas. Normalmente deben proseguirse durante dos o tres años y son bastante caros.

Las técnicas de plantación en las zonas áridas plantean muchos problemas nuevos y no han sido establecidas ni mediante viejas tradiciones locales ni con un sistema de investigación metódica. Es necesario un programa bien coordinado de investigación básica intensiva, que deberán llevar a cabo equipos de investigadores en los que haya especialistas en diversas disciplinas. Debe concederse prioridad a los problemas bioclimáticos, edafológicos y fisiológicos (fenómenos de evapotranspiración; ritmo de crecimiento de las raíces y de los brotes, etc.). A esto deberá seguir la investigación económica. Estos equipos de investigadores especializados en diversas disciplinas debieran coordinar sus esfuerzos en el plano internacional bajo los auspicios de la FAO o la IUFRO, o por enlace directo.

Cualquier esfuerzo de colaboración internacional deberá investigar la posibilidad de desarrollar un sistema común de evaluación comparativa de las estaciones, siguiendo los principios generales antes expuestos, pero adaptándolos particularmente a la gama, más bien reducida, de condiciones muy especiales que imperan en las zonas áridas. Dicho sistema deberá ser fácilmente aplicable por los técnicos forestales e incluir criterios de evaluación de las estaciones basados en la vegetación natural, que pueden tener un gran valor en las zonas de las que falten observaciones climáticas detalladas.

FIGURA 32. - Preparación del terreno en zonas áridas. Arboles de tres años de Eucalyptus brockwayi, E. salmonophloia y E. sideroxylon, plantados en lomas en una comarca, con precipitaciones de 250 milímetros, en Marruecos. STONE

PROBLEMAS RELACIONADOS CON EL EXCESO DE HUMEDAD

Mikola (1967) ha estimado que la superficie total de pantanos y turberas del mundo es superior a los 200 millones de hectáreas. Además, hay millones de hectáreas de suelos minerales empapados de agua. A las turberas de la faja de coníferas boreales de Eurasia y en América del Norte corresponde la mayor parte de tal superficie; en Finlandia, por ejemplo, constituyen el 32 por ciento de la superficie del país. Hay también superficies considerables de bosques pantanosos tropicales, como los de Sarawak, la cuenca del Amazonas, partes de Costa Rica y Panamá, y en Colombia y Ecuador, además de los manglares costeros o situados en los deltas.

Muchas de las zonas de pantanos y turberas presentan ciertas formas de desarrollo arbóreo y en ellas la producción de madera podría aumentarse mejorando las condiciones de crecimiento y mediante la regeneración natural. Pero es probable que haya por lo menos 50 millones de hectáreas de pantanos sin árboles en lugares del mundo donde el clima permitiría el crecimiento de bosques (Mikola, 1967). Parte al menos de estas zonas, podrían hacerse productivas repoblándolas con especies adecuadas, efectuando obras de drenaje y, en los casos en que fuera necesario, utilizando fertilizantes. No obstante, es probable que hasta ahora se hayan rehabilitado de esta manera menos de 10 millones de hectáreas.

El aumento de la producción determinado por las obras de drenaje es muy importante; en los países donde estos trabajos han tomado gran incremento en los últimos años, es decir, en los Países Escandinavos, la U.R.S.S., Canadá y los Estados Unidos, el aumento oscila entre 1 y 8 metros cúbicos por hectárea y año, según la calidad del suelo.

Los estudios fitosociológicos tienen un gran valor para elegir el tratamiento más adecuado. En las turberas del norte de Europa, los estudios sobre la adecuación de la tierra para el drenaje y la repoblación, así como sobre la necesidad del empleo de fertilizantes, y la elección de las especies arbóreas y los métodos más adecuados de repoblación, se basan en la composición de la vegetación y la calidad de la turba.

Para el drenaje en gran escala de las turberas se utilizan dos métodos, a saber: las zanjas poco profundas y muy próximas (una profundidad de 25 a 40 centímetros y una separación de 3 metros) y las zanjas pro fundas y muy separadas (profundidad entre 40 y 60 centímetros y separación de 40 a 60 metros). Después de la segunda guerra mundial, la excavación mecánica ha sustituido progresivamente a la manual, lo que ha hecho posible drenar anualmente superficies mucho más amplias; por ejemplo, la superficie máxima drenada anteriormente en Finlandia era de 40.000 hectáreas, es decir unos 10.000 kilómetros de zanjas, mientras que, recientemente, utilizando métodos mecanizados, se han logrado drenar 200.000 hectáreas o sea, unos 50.000 kilómetros de zanjas. Estas deben someterse con regularidad a labores de conservación. Los árboles favorecen la evapotranspiración y puede ser posible, después de establecidos, prescindir de parte de las zanjas menos separadas, pero algunas de ellas al menos deben mantenerse en buen estado.

En ciertas estaciones, el drenaje solo no hasta. Es preciso utilizar también fertilizantes. El elemento que más frecuentemente escasea en las turberas es el fósforo, aunque a veces puede escasear también el potasio; el nitrógeno generalmente es suficiente, aunque puede ser necesario el encalado para movilizarlo y ponerlo a disposición de las plantas.

Los métodos mejores para establecer árboles adaptados a las diferentes condiciones locales deberán buscarse experimentalmente. En Finlandia se utiliza con buenos resultados tanto la siembra directa a voleo como la plantación a golpes, mientras que en el Reino Unido y en ciertas partes de Noruega los mejores resultados se han obtenido plantando en los tepes de turba removidos después de la arada. Las especies adecuadas a las condiciones locales pueden ser muy pocas. En las turberas de Sarawak, la especie que se planta es Shorea albida, que crece rápidamente, pero tiene con frecuencia mala conformación y la competencia de los árboles de poco valor presenta serios problemas.

Aunque es preciso admitir que el análisis costo-beneficio indica que las inversiones en el saneamiento de turberas y otros suelos húmedos malamente drenados dan un interés relativamente pequeño, la creciente demanda de productos de la madera y la competencia de que son objeto los terrenos de mejor calidad acelerarán sin duda alguna esa actividad. Por ejemplo, en Finlandia existe el propósito de drenar y repoblar en los próximos 20 años una superficie de 5 millones de hectáreas de terrenos mal drenados; se estima que la realización de este programa aumentará la producción anual de los bosques finlandeses en 10 millones de metros cúbicos, es decir, en 20 por ciento.

Es de desear una cooperación más estrecha entre las organizaciones que realizan investigaciones a este respecto en diversos países. Esta cuestión fue objeto de debate en el 14° congreso de la IUFRO en Munich.

FIGURA 33. - Tallar de Eucalyptus microtheca de cuatro años, de regadío, en el Gezira (Sudán). Altura dominante: 18 metros. WAHEED KHAN

PROBLEMAS RELACIONADOS CON LA TOPOGRAFÍA

Otsuka (1967) ha estudiado los trabajos de repoblación realizados en terrenos de gran altitud y pendiente pronunciada en el Japón, país que tiene gran experiencia a este respecto.

Cuando se proyecte repoblar terrenos montañosos, al reconocer, clasificar y elegir las estaciones, deberán tenerse en cuenta especialmente no sólo los factores bioclimáticos y edafológicos mencionados anteriormente, sino también la geomorfología de las estaciones y los tipos de erosión previsible durante la fase de preparación del suelo para la plantación. La posición en las laderas, el aspecto y la microtopografía pueden determinar grandes variaciones en las condiciones de crecimiento, lo cual no deberá olvidarse al elegir las especies. En Japón, por ejemplo, se planta normalmente Cryptomeria en suelos más profundos de los pies de las laderas, mientras que se planta Chamaecyparis en la parte alta de los declives y en las cumbres.

Es inútil esperar una producción de madera económicamente provechosa en determinados perfiles con laderas convexas o complejas. La fijación de estas laderas puede lograrse más fácil, rápida y económicamente mediante la simple protección de la vegetación natural, sea ésta leñosa o herbácea, que mediante la repoblación.

Resulta muy caro construir carreteras en los terrenos de pendiente muy pronunciada, lo que, a su vez, hace que el costo del transporte de la mano de obra, de las plantas y de los materiales sea más elevado. Las dificultades físicas del trabajo disminuyen su rendimiento y restringen las posibilidades de mecanización. En Japón, los tractores pueden trabajar en pendientes de hasta 20°, mientras las operaciones manuales pueden realizarse en pendientes de hasta 45°. Para estos terrenos se construyen máquinas ligeras manejadas manualmente, como desbrozadoras y excavadoras. El peligro de erosión del suelo puede excluir una preparación más intensiva de las estaciones y los cuidados culturales, como la quema y el deshierbe, que sería preferible efectuar en las regiones llanas. En algunas laderas de gran pendiente es esencial construir terrazas, para lograr buenos resultados. Ello reduce la escorrentía superficial, la erosión del suelo y, en las zonas más frías, los aludes, y ayuda a concentrar la lluvia en la rizosfera de los árboles.

Es de esperar que los trabajos de esta índole se propaguen rápidamente por todo el mundo. La erosión determina todos los años la pérdida de millares de hectáreas de tierras que podrían ser productivas y uno de los métodos para poner remedio a esta situación es la repoblación. Se ha estimado (Falla Ramírez, 1967), por ejemplo, que aproximadamente 1,2 millones de hectáreas de las zonas montañosas de la América tropical necesitan ser repobladas.

PROBLEMAS RELACIONADOS CON LA FERTILIDAD

El crecimiento y el rendimiento de los árboles, como los de cualquier otra planta, dependen grandemente de los elementos nutritivos. Es sorprendente, por lo tanto, que sólo en una fecha relativamente reciente se haya reconocido la importancia que tiene para los cultivos forestales la existencia de los elementos minerales adecuados.

Swan (1967) ha estudiado a fondo este problema y, especialmente, el de la diagnosis de las deficiencias de sustancias minerales, mediante el análisis físico o químico del suelo, los bioensayos de éste, el estudio de los síntomas visuales y el análisis foliar. Sólo una diagnosis correcta y completa puede constituir la base de un tratamiento adecuado.

Las aplicaciones de fertilizantes pueden hacerse a mano, con rociadores que actúan entre las hileras, con pulverizadores, inyectores o aviones. En los países que tienen que fertilizar extensas superficies, la aplicación aérea se está convirtiendo rápidamente en una práctica corriente, y su costo oscila entre 25 y 100 dólares por hectárea.

Es evidente que, en muchas plantaciones, los árboles no disponen de una cantidad suficiente de uno o más de los 13 elementos minerales esenciales, los macronutrientes (N, P, K, Mg, Ca, S) y los micronutrientes (B, Cu, Zn, Fe, Mn, Mb, Cl), y sólo utilizando fertilizantes se puede poner remedio a esta situación. Los resultados positivos significativos que se han publicado son numerosos y aumentan continuamente. Las ventajas del aumento del ritmo de crecimiento que se deriva de la fertilización consisten no sólo en que se aumenta el volumen total de madera producida, sino también en que se reduce el costo de recolección, ya que puede obtenerse un volumen determinado de madera en una superficie menor y con menos árboles. La experiencia de los Países Escandinavos demuestra que pueden obtenerse fácilmente aumentos de 30 a 50 por ciento en el incremento anual periódico. La duración de la respuesta de las masas varía entre 5 y 40 años, dependiendo principalmente del tipo y cantidad de los fertilizantes, la naturaleza del suelo, el drenaje, el clima y, por lo tanto, el índice de estación (Gentle y Humphreys, 1967). Por lo que se refiere a la calidad de la madera producida, no hay ningún síntoma que indique que sea inferior.

FIGURA 34. - La plantación en los terrenos escabrosos debe hacerse a guano y con mucho cuidado. Un explorador plantando árboles en el bosque nacional de Mitouer Goulch, Lolo, Montana. FOREST SERVICE, E.U.A.

Richards y Bevege (1967) han señalado, como ejemplo, que la relación costo-beneficio de una plantación debidamente fertilizada de Pinus taeda en Queensland, establecida a razón de 2.250 árboles por hectárea, era de 1,33, mientras que en una plantación sin fertilizar, establecida a razón de 1.000 árboles por hectárea, esta relación era de 1,03, después de haber procedido en ambas plantaciones al primer aclareo para la producción de madera para pasta cuando la plantación tenía 7 años.

La aplicación de fertilizantes hacia el final de la rotación puede tener mayores ventajas económicas que la aplicación en el momento de la plantación, siempre que sea posible probar su eficacia biológica, ya que el intervalo entre la inversión y la obtención de los beneficios es mucho más corto. Sin embargo, con frecuencia se aplican en el momento de la plantación, especialmente en los países tropicales y subtropicales, porque en las plantaciones de especies de crecimiento rápido es importante que todos los árboles comiencen el crecimiento en condiciones favorables y del modo más uniforme posible. En muchas ocasiones, ha quedado demostrado que la aplicación de fertilizantes adecuados favorece la rapidez y uniformidad del crecimiento inicial y puede reducir el número de costosas operaciones de deshierbe.

Sin embargo, en muchos países se carece aún de la información básica necesaria para obtener el beneficio óptimo de las observaciones de carácter general que acaban de formularse. Evidentemente, la información sobre las necesidades nutritivas de cada especie tiene una importancia fundamental (Lubrano, 1967). Por una parte, los árboles pueden estar, sin que el técnico silvícola se dé cuenta de ello, en un estado de «hambre oculta», intermedio entre el de nutrición óptima y el de deficiencia aguda, perceptible por síntomas visuales. Por otra parte, los fertilizantes no son una panacea; hay que aplicarlos con discreción, y conviene no descnidar ldescuidara posibilidad de que existan otros factores restrictivos del crecimiento de los árboles, por ejemplo, las capas arcillosas o ferruginosas, el drenaje insuficiente, etc.

Un ejemplo concreto de los problemas relacionados con la fertilidad es el de la repoblación de las escombreras y los eriales que resultan de la minería a cielo abierto (Knabe, 1967). En estos casos, la necesidad de neutralizar cantidades excesivas de productos químicos tóxicos constituye a menudo un problema tan grave como combatir la deficiencia de elementos nutritivos.

Mejora genética de los árboles

La mejora genética de los árboles es una disciplina muy especializada. Se discutió de un modo completo en la reunión organizada por el gobierno sueco en nombre de la FAO y de la IUFRO (Estocolmo, 1963). El informe muy resumido, y las actas, publicadas en su versión completa de esta reunión, presentan una imagen muy completa de ella. Kedharnath (1967) ha descrito los progresos realizados recientemente.

Está ya ampliamente probada la eficacia de la aplicación de la genética al mejoramiento de los árboles en el aumento de la velocidad de crecimiento y en la mejora de las propiedades de la madera y la resistencia a las enfermedades e insectos. El mejor modo de aprovechar los resultados de las investigaciones relativas al mejoramiento de los árboles es mediante la creación de bosques artificiales. Bajo el estímulo de la reunión de Estocolmo, en varios países en desarrollo se han destinado a tales investigaciones grandes inversiones financieras, tanto nacionales como internacionales. Hay que tener presente que las inversiones necesarias para la investigación de las aplicaciones iniciales de la genética forestal son a largo plazo y su preciso rendimiento es todavía incierto. Esto puede haber inducido a los intereses comerciales y privados a dar prioridad a otros sectores de la silvicultura, especialmente a las técnicas de cultivo, cuyos resultados pueden apreciarse a los pocos años.

Pero sería una equivocación presentar este problema en forma de una alternativa. Cabe citar muchos ejemplos admirables en que se han aplicado con excelentes resultados las técnicas de la mejora genética de los árboles, juntamente con otras técnicas forestales modernas. Entre tales ejemplos destacan especialmente los de los Países Escandinavos y el sudeste de los Estados Unidos, aunque también se han logrado recientemente progresos considerables a este respecto en Australia (Slee y Reilly, 1967) y en Africa (Václav, 1967; Cooling, 1967; Burley, 1967). Con las rápidas velocidades de crecimiento que se pueden obtener en las regiones tropical y subtropical, se puede lograr que las técnicas de mejoramiento de los árboles den en aquellas zonas resultados significativos en un plazo de 5 a 10 años.

Hasta ahora, los trabajos de los genetistas forestales se han concentrado en un número limitado de especies y existen razones para extenderlos a especies de otras regiones. Debe estudiarse la posibilidad de preparar una lista de las especies arbóreas que tienen mayores probabilidades de contribuir rápida y virtualmente al mejoramiento de la silvicultura de plantación, sobre todo en los países tropicales y subtropicales, y que se recomiendan para la realización de investigaciones genéticas aceleradas. Además, la mejora genética debe efectuarse, no sólo para estudiar la adaptación de las especies arbóreas al ambiente en que deben crecer, sino también a las técnicas silvícolas que puedan aplicárseles (por ejemplo, elección de clones que se propaguen rápidemente, estirpes con un sistema radical robusto adecuado para la plantación mecánica, etc.).

FIGURA 35. - Plantación de pinos en terrenos abruptos en Los Caballos, El Carrascal y Valdelania (España). Obsérvense las terrazas a nivel. DIRECCION GENERAL DE MONTES, ESPAÑA

En su examen de la situación actual, Kedharnath (1967) opina que, para obtener una producción determinada, será todavía mejor durante algún tiempo aplicar los métodos tradicionales de mejora genética que cualquier otro. Están ya desempeñando un papel importante los huertos de semillas productoras establecidos con clones de padres superiores, y la producción en masa de semillas de cruces interespecíficos. Por regla general, se prefieren todavía los huertos clonales a los de portagranos, aunque se ha sugerido la creación de huertos de portagranos aparte, simultáneamente a la ejecución de ensayos de progenie. Aunque todavía tiene gran importancia la genética con vistas a obtener caracteres visibles como el vigor, la forma del tronco y el hábito de ramificación, especialmente en las primeras fases de un nuevo programa de mejora genética, se presta cada vez mayor atención en todas partes al mejoramiento de las características que se aprecien menos fácilmente, de la calidad de la madera y de la resistencia a las enfermedades. Es necesario asegurarse contra la posible pérdida de resistencia debida a cambios mutacionígeros en la patogenicidad del organismo. La inducción de poliploidia y de mutaciones mediante radiaciones y tratamientos químicos comienza a tener considerable influencia, pero todavía no se conocen todas sus posibilidades. Por último, la compleja naturaleza del mecanismo de la herencia de muchos caracteres importantes, y la creciente utilización de la genética de poblaciones determina una rápida expansión del empleo de la biometría como instrumento del genetista forestal.

FIGURA 36. - Extracción de madera indígena en terrenos montañosos abruptos de China (Taiwán). La repoblación forestal es esencial en este tipo de terrenos de fuerte pendiente. SERVICIO FORESTAL DE TAIWAN Y PROYECTO DEL PNUD (FONDO ESPECIAL)

Formas especiales de repoblación

CORTINAS PROTECTORAS Y ROMPEVIENTOS

Aunque las cortinas protectoras y los rompevientos pueden beneficiar incidentalmente a la producción y la conservación del suelo, su función más importante se refiere a un tercer aspecto de la silvicultura: la regulación del medio ambiente. El estudio de Ostrom y Read (1967), que describe el tema en escala mundial, revela una gran disparidad entre la situación en los diferentes países, con una enorme falta de información en la mayoría de los países en desarrollo, al tiempo que hay opiniones divergentes entre los forestales y los agricultores sobre el valor de las cortinas protectoras. De ello cabe deducir que son aún esenciales un franco intercambio de experiencias y muchas investigaciones. En algunas zonas podría hacerse un esfuerzo común entre gobiernos, empresas y particulares, como el que se efectúa en las regiones semiáridas de Argentina (Yussem Fabre, 1967). En el plano internacional, es necesario mantener una estrecha relación con la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Programa Biológico Internacional, que están interesados en la cuestión.

Existen numerosos datos publicados sobre:

1. Las especies arbóreas utilizadas y su mejora: especialmente chopo, sauce, eucalipto, olmo, Robinia, roble, fresno, pino, enebro, picea y ciprés. Normalmente, los árboles deben tener copas entre moderadas y densas, pero nunca muy esparcidas, fuste fuerte y derecho, buena retención de las ramas inferiores y un crecimiento en altura bastante uniforme. Por regla general, se prefieren las especies frondosas de crecimiento rápido. Para los rompevientos se necesita con frecuencia más de una especie de árboles o arbustos con diferentes características de crecimiento, para obtener un follaje denso a diferentes alturas durante varios anos (Ostrom y Read, 1967). Es muy escasa la selección de ecotipos para las condiciones especiales de las cortinas protectoras y los rompevientos y es necesario reunir y ensayar una gama mucho más amplia de plasma germinal.

2. Proyecto y métodos para el establecimiento y la proteccion de rompevientos. Existen considerables diferencias respecto al número de hileras utilizadas. Hace 30 años era frecuente en los Estados Unidos emplear 10 hileras, pero recientemente se ha iniciado en Canadá y en los Estados Unidos la tendencia a utilizar rompevientos mucho más estrechos de 1 ó 2 hileras. En la U.R.S.S. se suelen utilizar de 5 a 8 hileras. Se propugna una densidad de copas intermedia (con una permeabilidad de 50 por ciento, aproximadamente) y lo normal es dejar entre los rompevientos intervalos de 250 a 500 X 1.000 metros.

3. Efectos sobre el microclima. El efecto sobre la velocidad del viento y, por tanto, sobre la de las precipitaciones de lluvia, nieve, arena, etc. es el más importante. Cuando la dirección del viento es perpendicular al rompevientos, su velocidad se reduce en 20 por ciento o más en una zona que se extiende de 3 a 5 veces la altura de los árboles hacia el lado expuesto al viento hasta 20 veces dicha altura hacia el lado protegido del viento. Cuanto más denso sea el rompevientos mayor será la reducción de la velocidad cerca de él, pero más estrecha será la zona de protección en el lado protegido del viento. En la zona protegida, la evaporación puede reducirse de 8 a 35 por ciento y normalmente se reducen también las oscilaciones diarias de la temperatura.

Las cuestiones sobre las que se posee todavía menos información son la influencia en el rendimiento de los cultivos y de la ganadería (Ostrom y Read, 1967). Aunque existen cada vez más pruebas de que se aumentan los rendimientos, se carece de comparaciones cuantitativas entre el aumento del rendimiento agrícola, los rendimientos de madera del rompevientos, la superficie que se pierde para el cultivo agrícola, de la que forma parte una franja de terreno a ambos lados del rompevientos afectada por la sombra y la competencia de las raíces de los árboles, y el posible riesgo de pérdidas debidas a los pájaros e insectos. Requieren un estudio especial los efectos en el rendimiento de las tierras de regadío. En muchos países, los forestales opinan que la demostración de la influencia de los rompevientos en los rendimientos agrícolas en las condiciones locales es fundamental, pues pocos agricultores aceptarán prácticas basadas en investigaciones realizadas en otros países.

Pero las cortinas protectoras forestales no tienen como único objetivo el aumento de la producción agrícola; también contribuyen en gran medida a mejorar las condiciones de vida de la población. El hombre percibe cada vez más claramente este aspecto, ya que la vida moderna le asalta con los humos, el polvo, el ruido y cosas que hacen daño a la vista y que constituyen las características más evidentes del medio ambiente artificial.

El simposio hizo resaltar la necesidad de un esfuerzo mundial común a este respecto, lo cual es objeto de una de sus recomendaciones.

PLANTACIONES EN HILERA

Pocos tipos de plantación están tan estrechamente integrados en la agricultura como éste, y ello desde el momento de la plantación hasta el de la conversión, pues en muchos casos la madera de la plantación en hilera tiene muchas aplicaciones domésticas e industriales, entre ellas el envase de los productos de los campos cercanos.

La función de estas plantaciones es múltiple, ya que abarca la producción, la protección y la recreación. Aunque en muchos casos estas tres funciones se cumplen simultáneamente, es primordial tener una idea clara de cuál es la más importante, ya que ello determinará la elección de especies o clones, el espaciamiento, las técnicas de cultivo, la vida de la plantación, etc.

Como en la sección que precede se ha estudiado la función protectora de la plantación en hilera, la actual trata principalmente de su función productiva. Muchas especies se han utilizado en diferentes países, pero los chopos son, sin duda, los más importantes. Populus nigra, en sus variedades italica y thevestina, se utiliza mucho en el Cercano Oriente para rompevientos y también para obtener madera de pequeñas dimensiones para construcciones rurales, industrias caseras y fabricación de fósforos, mientras P. deltoides y P. euramericana se plantan en Europa en zonas con más abundantes precipitaciones, donde la industria necesita trozas de mayores dimensiones (Castellani, 1967).

En estaciones de características semejantes, los chopos que crecen en plantaciones en hilera debidamente explotadas tienen un ritmo de crecimiento semejante a los de las plantaciones normales. Deben ser cuidados adecuadamente (por ejemplo, podados y protegidos contra los parásitos). Los estudios hechos en el valle del Po han demostrado que, incluso en las partes no muy expuestas a los vientos, donde el efecto rompevientos de las plantaciones en hilera es inapreciable, el rendimiento económico de la madera de chopo compensa con creces, no sólo el costo de la plantación y la conservación, sino también la disminución del rendimiento de los cultivos agrícolas determinada por la competencia de los chopos por la luz, el agua y los elementos nutritivos (Castellani, 1967).

PLANTACIÓN DE MEJORA EN LOS BOSQUES TROPICALES

La plantación con espaciamiento muy amplio, o sea lo que se ha dado en llamar «plantación de mejora», viene siendo objeto de muchas investigaciones y aplicaciones en el Africa tropical desde hace varios decenios.

Al principio, muchos forestales consideraban demasiado peligroso destruir el complejo equilibrio biológico de los montes altos tropicales y sustituirlo con plantaciones con espaciamiento muy pequeño. Se consideraba además poco probable que los productos de los aclareos de esas plantaciones pudieran venderse. Los diversos métodos utilizados, como el de la parcela, el de las plantaciones en fajas, el de okumé y el del limba, no han sido sino fases de una lenta evolución. Muy prudente en un principio, debido a la falta de conocimiento que había entonces y a algunos ejemplos claros de degradación de las estaciones imputables a intervenciones humanas mal concebidas, la práctica tiende ahora cada vez más a la silvicultura de plantación clásica y supone un tratamiento cada vez más radical. Estos métodos han sido descritos por Catinot (1967). Por otra parte, la retención de una proporción relativamente grande del piso superior y la plantación con muy poca densidad son frecuentemente necesarias en el caso de las Meliaceae en América Latina, para protegerlas contra los tortrix de los brotes.

La versión más reciente del método del okumé practicado en Africa occidental tropical consiste en crear masas puras, por ejemplo de okumé, para explotarlas en una rotación breve, de unos 40 ó 50 años, una vez que los árboles hayan alcanzado diámetros muy inferiores a los procedentes de bosques naturales que solían utilizar hasta ahora la industria y el comercio. A fin de que los árboles jóvenes reciban plenamente la luz tan pronto como sea posible, se arranca el sotobosque con bulldozers antes de la plantación, y los árboles mayores, que forman la cubierta de las copas, se descortezan. El rebrote leñoso se deja crecer como nodriza para favorecer la poda natural y los fustos rectos de okumé. Los árboles jóvenes se plantan con un espaciamiento de 4 x 5 metros, se deshierban con regularidad cada 4 años y se aclarean dos veces para dejarlos con un espaciamiento final de 12 x 12 metros a la edad de 12 a 15 años. El método del limba es semejante, salvo que los árboles se plantan con un espaciamiento final de 12 x 12 metros, dado que el producto de los aclareos del limba, a diferencia del de los del okumé, son invendibles; la destrucción del bosque es aún mayor, y el deshierbe tiene que proseguirse durante 6 años.

Los diversos métodos en uso pueden modificarse para adaptarlos a las condiciones locales. Se necesitan nuevos estudios del costo y de los métodos de protección contra la caza y los parásitos.

Para concluir, puede decirse que, aunque en sus primeros anos la silvicultura tropical se limitaba al enriquecimiento esporádico del bosque natural, los métodos actuales tienen como objetivo obtener plantaciones de la máxima densidad. Dada la rapidez del crecimiento y el pronto desarrollo de amplias copas, existe hoy día la tendencia a aumentar el espaciamiento entre los árboles jóvenes para reducir o eliminar los aclareos. Esta tendencia es semejante a la que ya se ha dicho existe en Europa. De esta forma, la plantación de bosques tropicales dejará de ser una «forma especial de repoblación», y se convertirá simplemente en una variante ecológica de los bosques artificiales diseminados por todo el mundo.

FIGURA 37. - Aprovechamiento del terreno en un área montañosa. Bosques artificiales de Criptomeria japonica en el distrito de Kyushu, Japón, de 10 a 45 años. AGENCIA FORESTAL, JAPON

Conclusiones

Hay un creciente divorcio entre la sensibilidad de las investigaciones que se efectúan en el campo de las ciencias fundamentales relacionadas con la silvicultura y la falta de información sobre la aplicación práctica de las técnicas silvícolas más generales a los bosques artificiales. Resulta paradójico que, mientras los genetistas forestales estudian el comportamiento de unidades menores que los cromosomas, no existan todavía pruebas suficientes para poder adoptar una decisión racional sobre si en los pinares del sur de los Estados Unidos se debe efectuar la plantación o la siembra directa (Stevenson, 1966).

Aún más sorprendente es la diferencia existente entre el cúmulo de investigación que se realiza en los países desarrollados y el que se efectúa en los países en desarrollo. En las zonas tropical y subtropical, a pesar de algunas excepciones admirables tanto en el plano nacional como en el internacional, los recursos de las organizaciones dedicadas a investigaciones forestales son todavía muy escasos, si se los compara con la magnitud y la variedad de los problemas con que tienen que enfrentarse. El hecho de que el establecimiento de bosques artificiales sea una innovación relativamente reciente, que se propaga rápidamente, hace necesario que las organizaciones de investigación forestal sean activas y dispongan del personal y los recursos financieros adecuados. Cuando faltan las investigaciones preliminares, los técnicos forestales se ven obligados a actuar innecesariamente a ciegas. Además, el que en los bosques artificiales se utilicen con frecuencia árboles de una sola especie y de la misma edad hace que los problemas silvícolas sean menos complejos que los de los bosques naturales, y que los resultados puedan percibirse más prontamente. Las grandes velocidades de crecimiento, que son frecuentes en muchas especies de plantación en los trópicos y los subtrópicos, constituyen otro factor más que garantiza que las investigaciones en esas regiones resulten rápidamente rentables.

FIGURA 38. - Bioensayo de un suelo para determinar los fertilizantes que necesita, Canadá. Obsérvese la respuesta al magnesio. Comp. = solución con todos los nutrientes. PULP AND PAPER RESEARCH INSTITUTE, CANADA

La silvicultura de plantación requiere inversiones considerables desde un principio. Ello ha inducido a muchos repobladoresa economizar excesivamente en los gastos iniciales (preparación de las estaciones, plantación, cuidados culturales), lo que se ha traducido corrientemente en desaliento y fracasos. La experiencia, lo mismo en Europa que en las plantaciones de mejora en los montes altos tropicales de Africa (Catinot, 1967), es un ejemplo de una tendencia común en la evolución de los métodos de repoblación independiente de la latitud: basados inicialmente en los principios de baratura y sencillez y en la utilización de fajas estrechas, parcelas pequeñas y una preparación mínima de la estación, tales métodos han evolucionado hacia una intensificación progresiva del tratamiento. La conveniencia de esta evolución ha quedado justificada, tanto por razones técnicas como financieras.

En todos los casos en que la finalidad primordial es la producción, la silvicultura de plantación tiene más semejanza con la agricultura que con la silvicultura tradicional de los bosques naturales, en la que desempeña una función dominante la preservación de las condiciones ambientales (Van Miegroet, 1967b). Por el contrario, la libertad de que disfruta el repoblador forestal, al igual que el agricultor, para modificar el ambiente y adaptarlo al cultivo, se ve facilitada por todas las técnicas modernas. La elección de variedades adecuadas a la estación, el mejoramiento de ésta por medio de la mecanización, los fertilizantes y el riego, los métodos de cultivo y el empleo de herbicidas e insecticidas, son todos ellos aspectos técnicos esenciales de este capítulo, como lo serían de cualquier reunión internacional que se ocupase de la producción vegetal.

Sin embargo, y de un modo paradójico, al limitar nuestro estudio de los temas forestales a los bosques artificiales, ampliamos en cierta medida nuestro público. Mientras hasta hace muy poco la tendencia de los técnicos forestales en sus actividades docentes, sus escuelas de capacitación y sus reuniones internacionales era hacer lo que distingue sus técnicas de las de los agricultores, los silvicultores especialistas en bosques artificiales tienen la gran ventaja de ampliar sus contactos y de inspirarse en métodos que han permitido con frecuencia que la agricultura obtenga brillantes resultados técnicos, a la vez que, al hacer sus propios descubrimientos, su ideal común, e incluso su prestigio, se proyectan hacia horizontes más amplios.

La evaluación de las consecuencias biológicas y económicas de los diferentes tratamientos es una tarea aún más difícil en la silvicultura que en la agricultura. Aunque es relativamente fácil determinar el costo de cada una de las actividades silvícolas de un programa de plantación es, por el contrario, muy difícil establecer la relación de causa a efecto. Los efectos pueden retrasarse varios años, y confundirse así mediante acción mutua con otros efectos causados por el mismo tipo de tratamiento, aplicado posteriormente (por ejemplo, aclareos sucesivos), o por otros tratamientos (por ejemplo, espaciamiento, cuidados culturales, aclareos, podas). Sólo experimentos realizados con proyectos de factores relativamente complejos, permitirán al investigador determinar cuantitativamente qué parte del crecimiento posterior es debida a un tratamiento dado.

Es necesaria una clara comprensión de las múltiples funciones que pueden desempeñar los bosques artificiales. La mayoría de los estudios publicados sobre la silvicultura de plantación se ocupan casi exclusivamente de las plantaciones cuyo principal objeto es la producción. Se sabe muy poco acerca de las plantaciones que tienen por objeto primario la conservación del suelo y del agua, la mejora del clima, o la recreación y que, necesariamente, suponen diferentes objetivos y principios y, por consiguiente, exigen métodos y técnicas distintos. Por ejemplo, el costo unitario, que está relacionado con el volumen producido en la unidad forestal, debe aplicarse a la zona protegida, o al agua que se utiliza, o al número de visitantes.

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NOTA: *Estudio presentado al Simposio mundial sobre bosques artificiales y su importancia industrial, Canberra abril 1967.


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