Indice Página siguiente


El arte de vender

LA EXPO 67 DE MONTREAL vende al mundo la imagen contemporánea del Canadá. En la cubierta de esta publicación puede verse el Pabellón de la Pasta y el Papel, con el que contribuyen parcialmente más de 40 compañías de la pasta y el papel, situadas en todo el país, al esplendor de esta gran exposición que conmemora el centenario de la Confederación canadiense.

Durante los últimos 100 años la madera ha constituido el recurso más abundante del Canadá, así como una base de la creciente economía del país. La madera es todavía, probablemente, el más polifacético de los principales materiales de construcción de que se han servido los arquitectos, ingenieros y constructores de la Expo. El amplio uso que en diversas formas se ha hecho de la madera en las edificaciones de la Expo proporciona un aspecto realmente canadiense a su atrevida arquitectura.

Como exportador mundial de pasta y papel (que proporcionan la mitad de los beneficios de exportación del país) al Canadá le sigue Finlandia, país que por su arte en vender se ha conquistado un puesto entre las naciones forestales más importantes del mundo en la ruda concurrencia de los mercados internacionales.

Durante cierto tiempo se creyó imposible que en Finlandia continuara el crecimiento económico a un ritmo satisfactorio sin aumentar aún más los beneficios de exportación de las industrias forestales. En 1964 se creó el llamado programa MERA para lograr que una mayor producción forestal atendiera a las crecientes necesidades de la industria. En 1966 un Comité, presidido por el Gobernador del Banco de Finlandia, escribió un segundo informe que ampliaba el programa inicial y que recomendaba el modo de garantizar la financiación de todo el plan. El Parlamento demostró la fe que poseía en los resultados de los esfuerzos exigidos a los forestales, aprobando la financiación del amplio programa sin necesidad de esperar a que se realizaran largas investigaciones y pruebas. Inmediatamente se iniciaron las actividades y se tomaron decisiones necesarias.

La reciente invitación hecha a un pequeño grupo de redactores de revistas forestales europeas para viajar por Finlandia, con objeto de comprobar el modo en que el programa MERA había conseguido el apoyo de las autoridades estatales, la cooperación de los propietarios forestales, de las industrias forestales y, en general, de todo el país, constituyó un hábil ejemplo de cómo se pueden aplicar a la silvicultura las relaciones públicas.

Todo cuanto se vio durante esta visita proporcionó ejemplos de las considerables oportunidades que estaban aprovechando los forestales finlandeses para obtener mayores cosechas de madera industrial: el saneamiento de ciénagas y pantanos, el mejoramiento de árboles, el empleo de fertilizantes, la instalación de invernaderos de plástico, el uso de ingeniosas máquinas para recoger rápidamente plantitas, y los mejores métodos de recolección y transporte.

Desde el punto de vista de la concurrencia internacional, la madera tiene todavía un precio demasiado alto en fábrica, pero el productor no vende porque estima que no se le paga el precio debido.

Tal situación no es de ningún modo peculiar de Finlandia. La Comisión Forestal Europea de la FAO, en su última reunión celebrada en Roma en el mes de mayo trató de determinar el remedio que necesitaban las actuales dolencias de la situación europea. El empleo de la palabra «dolencias» no se consideró una exageración. De hecho, algunos delegados se quejaron de que la silvicultura europea se hallaba en una situación realmente crítica. Los productores forestales encontraban dificultades cada vez mayores para vender su madera y las industrias forestales no podían colocar sus productos. Pero, al mismo tiempo, en Europa se realizaban considerables importaciones de productos forestales de ultramar, especialmente de pasta y frondosas tropicales.

La abundante mano de obra que tradicionalmente exige la producción forestal, especialmente en las operaciones de recogida de la madera, y el aumento de los jornales y de los beneficios, que han tenido lugar en todas partes, disminuyen el margen de ganancia de la empresa. Por otra parte, la viabilidad de las industrias forestales depende cada vez más de los grandes suministros de materias primas uniformes, que no son como las de los bosques europeos, especialmente en estos países, existiendo varios en donde la propiedad forestal se halla muy dividida en pequeñas fincas.

Por lo que se refiere a las industrias forestales, ciertas soluciones parecen consistir en realizar un considerable despliegue de esfuerzos, beneficiándose de lo que se llama «economía de escala» y mediante una mayor integración de los procesos industriales. A los productores forestales les conviene modernizar y mecanizar las operaciones, especialmente efectuando las cortas y el transporte de un modo más barato. Pero para que los industriales y los productores forestales puedan cambiar la tendencia actual, se necesita una cooperación más estrecha entre ellos y los nuevos métodos de compra, la determinación del precio y el arte de vender.


Inicìo de página Página siguiente