Mesa del Comité Técnico de Montes y Productos Forestales. De izquierda a derecha: A. L. Best (Canadá), Vicepresidente; Khalid Hamad (Sudán), Presidente; Tasdique Husain (Pakistán), Vicepresidente, y Henry Clepper (Estados Unidos), Relator.
LA CONFERENCIA de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación celebró su 11° Período de Sesiones en Roma, en el mes de noviembre. En este período de sesiones se aprobó por unanimidad un aumento del 40 por ciento en el presupuesto ordinario de la Organización, así como un programa de labores para 1962 y 1963 en el que se prevé una ampliación considerable de las actividades en los países en vías de desarrollo y, en particular, en los del continente africano.
La Conferencia, que se reúne cada dos años en su calidad de órgano rector de la FAO, se inauguró a primeros de noviembre con un llamamiento del Director General de la FAO, Dr. B. R. Sen, para que los miembros de aquélla aceptaran unas responsabilidades «que no se pueden eludir si se quiere ayudar de un modo eficaz a sus Estados Miembros en la lucha que sostienen en pro de una vida mejor para sus pueblos».
John D. Rockefeller, Presidente de la Fundación Rockefeller, pronunció la disertación en memoria de McDougall al iniciarse los debates sobre el estado mundial de la agricultura y la alimentación. Afirmó que «entre los principales problemas de nuestro tiempo, sólo el del control de las armas atómicas se antepone al del crecimiento demográfico sin freno». Pidió a los Estados Miembros que «afrontaran las realidades» del crecimiento demográfico y todo lo que éste implica, para decidir luego sobre la necesidad y conveniencia de «estabilizar la población» de sus países respectivos.
Bajo la presidencia del Sr. Georges Khalil Haraoui, ex Ministro de Agricultura y miembro del Parlamento libanés, la Conferencia aprobó 20 solicitudes de admisión, con lo que se ha llegado a un total de 104 Estados Miembros y Miembros Asociados.
Se propuso un plan para acelerar la Campaña Mundial contra el Hambre y se aprobó un programa especial de enseñanza y de capacitación en Africa, que llevará a cabo la FAO en colaboración con otros organismos especializados de las Naciones Unidas interesados. La Conferencia autorizó también al Director General a que pusiera en marcha «todo lo antes que fuera posible» un «programa mundial de alimentos» a desarrollar en tres años, con un presupuesto de 100 millones de dólares E.U.A. Este fondo, constituido en parte por productos básicos y en parte por dinero en efectivo, ha sido propuesto por los Estados Unidos de América para emplearlo como instrumento para ayudar al desarrollo social y económico de los países. Se trata de una nueva versión de la «Junta Mundial de la Alimentación», propuesta por Lord Boyd-Orr en 1947, siendo a la sazón Director General de la FAO, propuesta que no pudo prosperar en aquel entonces porque el clima de la opinión internacional todavía no estaba preparado para ello. Los Estados Unidos han ofrecido ya cuarenta millones de dólares para este programa, el Canadá cinco y Dinamarca dos. Otros países se han comprometido a contribuir a este fondo.
El Comité Técnico de Montes y Productos Forestales, que se reunió antes de que comenzara la Conferencia, analizó las actividades forestales de la FAO pasadas, presentes y futuras.
En el próximo número de Unasylva se publicará un informe completo de la labor de este Comité. El Comité dio prioridad, dentro del programa de labores para 1962-63, a la enseñanza y capacitación forestales, siguiendo en orden la inventariación forestal; el aprovechamiento de la tierra (incluyendo la agricultura nómada, la ordenación de cuencas hidrográficas y el pastoreo en el monte y en campo abierto); el desarrollo de industrias forestales (pasta y papel, aserrío, fabricación de contrachapados, y otras industrias); la corta y extracción; las especies arbóreas de crecimiento rápido, y la silvicultura (incluyendo la investigación sobre el tratamiento silvícola de sabana).