COAG/2003/7


COMIT� DE AGRICULTURA

17� per�odo de sesiones

Roma, 31 de marzo – 4 de abril de 2003

Mayor apoyo a los medios de vida rurales sostenibles

Tema 7 del programa provisional

�ndice


  


Los medios de vida rurales se definen como “las capacidades, los bienes y las actividades que las poblaciones rurales necesitan para poder vivir”. Se consideran sostenibles “cuando sirven para hacer frente a tensiones y crisis, y recuperarse de �stas, y cuando pueden mantener o aumentar sus capacidades y activos, tanto en el presente como en el futuro, sin comprometer la base de los recursos naturales.”
 


I. Introducci�n

1. Actualmente la pobreza constituye una de las principales causas de inseguridad alimentaria y conflictos civiles; asimismo, representa una barrera para el logro del desarrollo econ�mico y social sostenible. Se caracteriza por grandes desigualdades en la distribuci�n de la riqueza entre las zonas rurales y urbanas, lo que restringe el crecimiento de los mercados nacionales y contribuye al estancamiento de la agricultura. En el presente documento se examinan algunos de los principales desaf�os que plantea la lucha contra la pobreza y se analizan las medidas y los progresos de la FAO respecto al cumplimiento del Objetivo A1 del Marco Estrat�gico, consistente en incrementar el apoyo a los medios de subsistencia sostenibles en las zonas rurales.

2. En el siguiente ep�grafe del presente documento se examinan la base, las definiciones fundamentales y los v�nculos existentes entre medios de vida, pobreza y agricultura. En el ep�grafe III se analizan los desaf�os planteados a la mejora de los medios de vida rurales en �mbitos fundamentales de la FAO. Se examinan factores tales como la reducci�n de la asistencia para el desarrollo y los recursos del sector p�blico as� como la insuficiente capacidad de las instituciones locales. En el ep�grafe IV se examinan las actividades, programas e iniciativas de la FAO destinados a mejorar los medios de vida rurales. A continuaci�n, en el ep�grafe V se resumen los principales retos para los medios de vida rurales sostenibles, las cuestiones que influyen sobre los mismos y los �mbitos prioritarios de acci�n para la integraci�n de una perspectiva de apoyo a los medios de vida. En el �ltimo ep�grafe se solicita orientaci�n al COAG sobre la forma de aumentar la eficacia de las intervenciones destinadas a mejorar los medios de vida rurales en dichos �mbitos de acci�n.

II. Base y contexto

3. Los hombres y mujeres de las zonas rurales, especialmente en los hogares pobres, realizan m�ltiples y diversas actividades con el fin de mejorar sus medios de vida, obtener los mayores ingresos posibles, reducir al m�nimo su vulnerabilidad y riesgos, y alcanzar otros objetivos de los hogares (mejora de la salud, nutrici�n y educaci�n, etc.). Dichas actividades pueden tener un car�cter agr�cola o no agr�cola y est�n vinculadas en muchas ocasiones a otras actividades realizadas por hogares rurales y no rurales. La eficacia y rentabilidad de estos distintos medios de vida var�an en funci�n del entorno general de desarrollo, el acceso a la base de los activos y el control de los mismos y por parte de cada miembro del hogar, sus funciones y responsabilidades en materia de producci�n y reproducci�n, as� como su capacidad y sus v�nculos con otros agentes rurales y urbanos.

4. Por consiguiente, la mejora sostenible de los medios de vida de las poblaciones rurales requiere:

A. FUNCI�N DE LA FAO

5. Estos conceptos cada vez reciben una mayor atenci�n por parte de los gobiernos y las organizaciones internacionales, como el Banco Mundial, mediante el enfoque de su Desarrollo Impulsado por la Comunidad y su reciente Estrategia de Desarrollo Rural (2002), el Fondo Internacional de Desarrollo Agr�cola (FIDA), mediante su Informe sobre la pobreza rural (2001), y la FAO, mediante su Marco Estrat�gico 2000-2015.

6. La FAO, gracias a su mandato �nico en materia de agricultura (incluidas la silvicultura y la pesca) y desarrollo rural, ocupa una posici�n estrat�gica para hallar mecanismos que contribuyan a mejorar de forma sostenible los medios de vida de los habitantes de las zonas rurales. A tal efecto, ha incorporado gradualmente una perspectiva m�s global en sus actividades normativas y operacionales que contribuir� a determinar complementariedades, sinergias y oportunidades de cooperaci�n con el fin de incrementar la eficacia de las intervenciones en materia de desarrollo destinadas a mejorar los medios de vida rurales. En particular, sus medidas tienen por objeto mejorar la seguridad alimentaria mediante iniciativas como el Programa Especial para la Seguridad Alimentaria (PESA) y el Sistema de informaci�n y cartograf�a sobre la inseguridad alimentaria y la vulnerabilidad (SICIAV).

B. MEDIOS DE VIDA RURALES, SEGURIDAD ALIMENTARIA Y POBREZA

7. Conforme al �ltimo Informe de la FAO sobre el estado de la inseguridad alimentaria en el mundo (SOFI 2002), alrededor de 840 millones de personas est�n subnutridas, cuya gran mayor�a vive en pa�ses en desarrollo (799 millones), en particular en Asia (507 millones). Sin embargo, la prevalencia de la subnutrici�n en esta regi�n es moderada (16% de la poblaci�n de la regi�n) en comparaci�n con los elevados �ndices que se registran en el �frica central, oriental y meridional. De hecho, casi la mitad (45 por ciento) de los 371 millones de personas que viven en los 26 pa�ses de dichas subregiones africanas est� subnutrida. El informe sobre el SOFI se�ala que, en caso de mantenerse la actual tasa de reducci�n del hambre de 2,5 millones de personas al a�o en los pa�ses en desarrollo, el modesto objetivo de la CMA, consistente en reducir el n�mero de personas subnutridas a la mitad para el a�o 2015, se alcanzar�a con m�s de 100 a�os de retraso.

8. La pobreza es la principal causa de la inseguridad alimentaria. El sector rural incluye una amplia y variada gama de interesados, como los grandes y peque�os terratenientes, los trabajadores sin tierra, los empresarios no agr�colas, las instituciones p�blicas, las empresas privadas, los proveedores de insumos y servicios, las organizaciones agr�colas y las Organizaciones No Gubernamentales (ONG). Por lo tanto, los medios de vida rurales reflejan esta diversidad e incluyen una pluralidad de actividades agr�colas, pesqueras, forestales, mineras, tur�sticas y una gran diversidad de actividades empresariales no agr�colas que entra�an interacciones entre varias clases diferentes de actores econ�micos rurales y urbanos. Por consiguiente, la mejora de los medios de vida rurales requiere que se tenga en cuenta la diversidad rural.

C. REPLANTEAMIENTO DEL PAPEL DEL DESARROLLO AGR�COLA Y RURAL

9. La reciente disminuci�n de la asistencia para el desarrollo – en particular, el desarrollo agr�cola y rural – y la privatizaci�n de los servicios p�blicos han acarreado una fuerte reducci�n de las inversiones en infraestructuras rurales y en los servicios p�blicos prestados a las poblaciones rurales, lo cual ha afectado excesivamente a los pobres de los medios rurales y ha suscitado una creciente preocupaci�n a nivel mundial. Dicha inquietud se ha reflejado en varias declaraciones internacionales, en particular las de la Cumbre del Milenio, la nueva Estrategia de Desarrollo Rural del Banco Mundial, los informes sobre desarrollo rural del FIDA, la Iniciativa Nueva Alianza para el Desarrollo de �frica (NEPAD), la CMA:cad y la reciente Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible (WSSD), las cuales han reiterado la importancia de la reducci�n de la pobreza y las cuestiones relativas al desarrollo rural y agr�cola.

10. Asimismo, se est� reconociendo progresivamente que la funci�n de estimulaci�n del desarrollo local descentralizado que desempe�an la agricultura y sus v�nculos con otros sectores de desarrollo (por ejemplo, el sector servicios, la peque�a industria y el turismo, entre otros) constituye un factor fundamental para promover un desarrollo rural y nacional m�s equilibrado, as� como lograr cambios socioecon�micos m�s amplios y equitativos y una sostenibilidad social y pol�tica a largo plazo. As�, se ha calculado que cada vez que la agricultura experimenta un crecimiento de 1�d�lar EE.UU. se generan 2,60 d�lares EE.UU. en los pa�ses en desarrollo1.

11. Por �ltimo, existe un creciente consenso respecto a la imposibilidad de alcanzar los objetivos de desarrollo agr�cola y rural sostenible, y de lograr reducir la pobreza rural, �nicamente mediante el incremento de los flujos financieros para el sector rural. La capacidad de autoayuda de las poblaciones rurales, en particular de los pobres, debe reforzarse para que puedan participar m�s activamente en el proceso de desarrollo, mediante la utilizaci�n de planteamientos multisectoriales de la formulaci�n y aplicaci�n de las pol�ticas agr�colas basados en una mayor participaci�n de las m�ltiples partes interesadas.

D. LA AGRICULTURA EN LAS ESTRATEGIAS DE REDUCCI�N DE LA POBREZA

12. Desde 1999, el Banco Mundial y el FMI han alentado a los pa�ses pobres muy endeudados (PPME) a adoptar nuevas estrategias de reducci�n de la pobreza que les permitan optar a pr�stamos en condiciones concesionarias y a un alivio de la carga de la deuda. Dicho planteamiento ha llevado a las autoridades nacionales competentes a elaborar Documentos de estrategia de lucha contra la pobreza (DELP) destinados a orientar sus actividades de desarrollo y a proporcionar un marco para la asistencia prestada por los donantes que se ajuste a las prioridades de los pa�ses. Alrededor del 70 por ciento de los pa�ses de bajos ingresos en el mundo est� inmerso actualmente en un proceso de aumento o refuerzo de la eficacia de sus pol�ticas y estrategias de reducci�n de la pobreza.

13. La FAO ha colaborado estrechamente con el Banco Mundial y las autoridades nacionales para elaborar dichos DELP en varios pa�ses. Si bien todos ellos reconocen que los DELP han contribuido de forma importante a que se vuelva a centrar la atenci�n en los problemas que plantea la lucha contra la pobreza, tambi�n se han observado una serie de puntos d�biles. Suele faltar una referencia expl�cita a la seguridad alimentaria. Aunque se reconoce el papel principal de la agricultura en la lucha contra la pobreza, los detractores se�alan que las propias estrategias siguen estando centradas principalmente a un macronivel, sin que se preste suficiente atenci�n a las pol�ticas sectoriales necesarias para llegar a los pobres (la mayor parte de los cuales se hallan en zonas rurales).

14. Por otro lado, las estrategias de los DELP raras veces definen expl�citamente los m�todos para fomentar y promover el acceso y la participaci�n activa de los sectores m�s pobres de la poblaci�n en dichos procesos. Por consiguiente, es necesario reconocer las repercusiones sectoriales de dichas opciones macroestrat�gicas mediante un marco normativo adecuado, aut�nticamente neutro respecto del desarrollo agr�cola, que permita movilizar las inversiones necesarias para que dicha pol�tica sea operacional.

III. Retos a los que se enfrentan los Estados Miembros de la FAO

A. PRODUCCI�N DE ALIMENTOS Y MEDIOS DE VIDA RURALES

15. Uno de los principales desaf�os a los que se enfrentan los Estados Miembros de la FAO actualmente es la seguridad alimentaria, en particular en los pa�ses de bajos ingresos y con d�ficit de alimentos (PBIDA). Aunque el incremento de la productividad agr�cola en los pa�ses ha originado una mejora de los medios de vida y de las condiciones de la seguridad alimentaria de numerosos consumidores urbanos, la correspondiente mejora de los medios de vida de los productores rurales ha sido comparativamente muy inferior. Esta situaci�n se debe a varios factores, incluidos los prejuicios de las pol�ticas urbanas internas frente a la rentabilidad de la agricultura, la disminuci�n de las relaciones de intercambio internacional a resultas de las pol�ticas proteccionistas, y la ausencia general de comprensi�n del papel de los medios de vida rurales en peque�a escala.

16. Lograr una seguridad alimentaria sostenible requiere medidas a nivel nacional, familiar e individual para aumentar la seguridad alimentaria mediante el r�pido incremento de la producci�n alimentaria, la reducci�n de la variabilidad interanual de la producci�n de forma apropiada desde el punto de vista econ�mico y ambiental y la mejora del acceso de las poblaciones rurales a los alimentos, las tierras y los recursos naturales, la tecnolog�a de la producci�n y los mercados. Estos m�ltiples objetivos se pueden alcanzar solamente adoptando planteamientos de la seguridad alimentaria sostenible m�s equilibrados que respondan a las necesidades de los consumidores urbanos y recompensen los esfuerzos de los peque�os productores rurales de alimentos y los inversores rurales.

17. Para resolver el complejo problema de la demanda-oferta de alimentos, se requiere un mayor an�lisis y comprensi�n de las limitaciones e incentivos de la capacidad de los medios de vida rurales que entra�a dicha relaci�n. Por ejemplo, los derechos inadecuados de acceso a las tierras y otros recursos naturales, y su ejercicio incierto, limitar�n seguramente la capacidad de los productores rurales de alimentos para aprovechar las oportunidades econ�micas de mejorar su productividad, beneficios y medios de vida. Asimismo, la insuficiente capacidad de las instituciones p�blicas para prestar servicios a los agricultores y el insuficiente desarrollo del sector privado y las organizaciones de la sociedad civil limitan la capacidad de acceso de los peque�os productores de alimentos a la informaci�n, las nuevas tecnolog�as y los mercados.

18. La comprensi�n de las causas de los obst�culos mencionados es fundamental para la mejora de los medios de vida rurales y la experiencia de campo ha mostrado que el aprovechamiento de factores m�s positivos, como el potencial de los peque�os productores rurales de alimentos, los consumidores y los inversores para mejorar sus propios medios de vida, contribuye a menudo a la determinaci�n de oportunidades m�s realistas de diversificaci�n de los ingresos as� como a intervenciones de desarrollo m�s eficaces en funci�n del costo a nivel individual, familiar y comunitario.

B. GLOBALIZACI�N

19. La globalizaci�n de la vida econ�mica va mucho m�s all� de los l�mites de las simples cuestiones comerciales y su supuesto impacto sobre la pobreza rural. La rapidez de las transferencias internacionales de capitales y la utilizaci�n generalizada de la tecnolog�a de la informaci�n contribuyen conjuntamente a crear un nuevo entorno para el desarrollo que tiene consecuencias especiales para los habitantes de las zonas rurales. Al tiempo que la globalizaci�n brinda nuevas oportunidades importantes para la mejora de los medios de vida rurales (apertura de nuevos mercados, acceso a nuevas tecnolog�as, mejora de la cobertura de los servicios sociales, etc.), tambi�n puede plantear serias amenazas, dado que es f�cil que sus beneficios no alcancen a quienes est�n aislados y marginados, como los pobres de los medios rurales, las mujeres, los grupos �tnicos minoritarios y otros miembros desfavorecidos de la sociedad.

20. Algunos detractores tambi�n han argumentado que la liberalizaci�n de los mercados nacionales e internacionales puede reforzar las diferencias respecto a las oportunidades de promoci�n de los medios de vida, en el contexto de la mejora y generalizaci�n de la informaci�n, y radicalizar en realidad los movimientos partidarios de cambios violentos. Sin embargo, se acepta en general que la globalizaci�n tiende a favorecer las iniciativas econ�micas transnacionales, muchas veces en perjuicio de las actividades rurales en peque�a escala, agr�colas y no agr�colas, generadoras de ingresos. Ir�nicamente, la supresi�n de las barreras internacionales al comercio puede conducir a la formaci�n de bloques y c�rteles comerciales regionales cuando los grupos de pa�ses de un sector o regi�n se unen para aprovechar y/o contrarrestar alguna de dichas repercusiones. Todos estos factores tienen impactos importantes sobre los flujos laborales mundiales, las migraciones nacionales, regionales y mundiales, el �xodo rural, los flujos de ingresos procedentes de remesas, la seguridad alimentaria, los v�nculos entre la pobreza rural y urbana, el acceso a nuevas tecnolog�as y a la informaci�n – todo ello afecta a los medios de vida rurales. Desgraciadamente, no se conocen suficientemente bien estos impactos no comerciales.

21. Los Estados Miembros se enfrentan al reto de comprender mejor dichas interrelaciones y v�nculos para que se puedan elaborar pol�ticas y normativas a nivel local, nacional, regional y mundial con el fin de facilitar la mejora de los medios de vida rurales.

C. VULNERABILIDAD ANTE LAS EMERGENCIAS Y LOS DESASTRES

22. Las repercusiones del cambio clim�tico sobre los desastres naturales tambi�n deber�an examinarse junto con las estrategias de adaptaci�n social y agr�cola para salvaguardar los medios de vida rurales. El Grupo Interdepartamental de Trabajo sobre el Cambio Clim�tico, al que se otorg� un car�cter formal en el �ltimo per�odo de sesiones del COAG, ofrece un punto de partida �til a este respecto.

23. Las emergencias, ya se deban a desastres naturales, conflictos armados, crisis econ�micas o epidemias, como el VIH/SIDA, constituyen a menudo una amenaza para los medios de vida b�sicos de los habitantes de las zonas rurales, pero en especial para los de los grupos m�s vulnerables, como los pobres. El aumento de la capacidad de las instituciones locales para prepararse ante estos riesgos y vulnerabilidades, y para mitigarlos, conducir�a a una mayor resiliencia de las poblaciones afectadas y a una mayor sostenibilidad del proceso de desarrollo.

24. Los nuevos enfoques de la gesti�n del riesgo y los desastres otorgan una mayor importancia actualmente al refuerzo de la autoayuda comunitaria y la capacidad nacional para hacer frente a distintos tipos de riesgos (ambientales, sociales y econ�micos). Asimismo, tienden a poner el acento en un ciclo de cuatro fases, que comienza con la preparaci�n y contin�a con la planificaci�n, la reacci�n y la recuperaci�n. Se alientan las medidas colectivas de autoayuda a tres niveles: familiar, comunitario, institucional. Tambi�n se subraya la importancia de las perspectivas de g�nero y los m�todos de planificaci�n participativos.

25. Se reconoce la necesidad de mayores esfuerzos para vincular las emergencias en materia de seguridad alimentaria ocasionadas por sequ�as, el HIV/SIDA, los conflictos civiles y otras contingencias, con planteamientos globales del desarrollo a largo plazo. Ello requiere movilizar recursos para programas interdisciplinarios eficaces y procesos a largo plazo destinados a reducir las repercusiones de los desastres sobre los medios de vida de los peque�os agricultores y el medio ambiente.

26. A este respecto, la EPAI REHAB2 permite el intercambio de informaci�n y experiencia entre los sectores t�cnicos y los pa�ses para determinar la forma de mejorar la preparaci�n de los pa�ses y la capacidad de los peque�os agricultores y ganaderos para mitigar los efectos de las sequ�as y otras cat�strofes naturales sobre sus medios de vida y la seguridad alimentaria. Ello supone, entre otras cosas, facilitar por un lado el acceso a la evaluaci�n, los sistemas de informaci�n, la planificaci�n y la gesti�n intersectoriales e integradas, los instrumentos de adopci�n de decisiones de los responsables de la formulaci�n de pol�ticas, los planificadores y los jefes de proyecto y, por otro lado, facilitar conocimientos sobre tecnolog�a, pol�ticas e intervenciones institucionales adecuadas para contribuir a reducir la vulnerabilidad y mejorar las estrategias de lucha.

27. Un factor a m�s largo plazo, pero cada vez m�s importante, lo constituye el hecho de que la intensificaci�n de la agricultura y las estrategias de supervivencia de las poblaciones rurales pobres est�n causando da�os graves, ya que degradan los recursos naturales y los ecosistemas agr�colas, incluyendo el agotamiento de los nutrientes y la erosi�n del suelo, la p�rdida de biodiversidad y sistemas resistentes as� como la disminuci�n de los recursos h�dricos (reservas y calidad). El problema es ampliamente conocido y est� siendo examinado por varios convenios relativos al medio ambiente, pero no se conocen ni comprenden bien el grado, el alcance y las causas de la degradaci�n. La degradaci�n de las tierras afecta directamente a la capacidad productiva y la salud ambiental de las tierras de las que dependen la supervivencia y medios de vida de las poblaciones rurales, en particular los pobres vulnerables.

IV. �mbitos de actuaci�n de la FAO

28. Al elaborar su Marco Estrat�gico (2000-2015), la FAO ha reforzado su mandato para contribuir a erradicar la inseguridad alimentaria y la pobreza rural, incrementando las oportunidades y opciones de las personas pobres, y mejorar la productividad de los recursos con miras a un acceso equitativo a los recursos naturales, econ�micos y sociales. El Objetivo estrat�gico A.1 se centra en el fomento del acceso m�s equitativo a los recursos y la mejora de las oportunidades de incrementar los ingresos en las zonas rurales as� como el acceso a los alimentos, contribuyendo, de este modo, a la mejora de los medios de vida rurales sostenibles. Para alcanzar este objetivo, la FAO deber� subrayar con m�s fuerza la importancia de:

29. La FAO ha empezado a adoptar objetivos relativos a los medios de vida y marcos operativos en varias de sus actividades de campo y puede aprovechar la experiencia e instrumentos de algunos de sus programas interdisciplinarios, como los Roles de la Agricultura (ROA), el PESA, el Programa de Apoyo a los Medios de Subsistencia y el Programa de Evoluci�n de los Sistemas Agr�colas (Farming Systems Evolution Programme).

A. RESPUESTA A LAS NECESIDADES Y MEJORA DE LAS OPORTUNIDADES DE LOS POBRES DEL MEDIO RURAL

30. Se reconoce actualmente que las necesidades de desarrollo de las poblaciones rurales son diversas y multifac�ticas. Para responder mejor a estas diversas necesidades, los planteamientos de la FAO respecto al desarrollo rural han dejado de centrarse exclusivamente en la producci�n en los �ltimos a�os, tanto a nivel nacional como regional, comunitario y familiar. La FAO tambi�n ha advertido que los peque�os productores y empresarios rurales y otros sectores desfavorecidos de la poblaci�n rural, tanto masculina como femenina, poseen el potencial necesario para alcanzar el �xito en sus empresas. Pero para llevar a la pr�ctica dicho potencial, es necesario centrarse claramente en los siguientes �mbitos:

31. La FAO ha ayudado a determinar nuevas oportunidades respecto a los medios de vida de los pobres y sus necesidades comerciales y ha contribuido a reforzar los activos de los peque�os agricultores, ganaderos y comunidades pesqueras. Sus proyectos y programas incluyen de forma creciente otras partes interesadas m�s vulnerables (mujeres, hogares m�s pobres y grupos espec�ficos) y/o est�n orientados espec�ficamente a �stos. Por ejemplo, el Centro de Inversiones de la FAO ha participado recientemente en el dise�o de un proyecto en Mongolia financiado por el Banco Mundial cuya perspectiva est� muy centrada en los medios de vida. El proyecto tiene por objeto abordar el contexto de vulnerabilidad de las poblaciones mediante el refuerzo de la resiliencia de los beneficiarios ante las crisis. El proyecto se centra en los sistemas de medios de vida de los hogares y ha elaborado estrategias para los proyectos destinadas a reforzar y diversificar en mayor medida los sistemas y activos de los medios de vida existentes. La Subdirecci�n de Pol�ticas e Instituciones Forestales (FONP) ha elaborado una metodolog�a relativa al an�lisis de mercados y las empresas de base comunitaria para abordar el �mbito fundamental de las oportunidades relativas a los medios de vida, las condiciones de mercado, los objetivos de la EPAI “Sistemas integrados de producci�n”, la diversificaci�n de las actividades relativas a los medios de vida, las peque�as empresas rurales, y otros muchos aspectos relativos al apoyo, la tecnolog�a, la formaci�n de la renta y las oportunidades de mercado.

B. REFUERZO DE LAS INSTITUCIONES Y POL�TICAS LOCALES

32. El proceso de descentralizaci�n en curso en la mayor parte de los pa�ses en desarrollo ha tenido enormes repercusiones en la capacidad de los gobiernos p�blicos y locales para prestar servicios p�blicos, con profundas y amplias repercusiones para las zonas rurales y sus medios de vida. Ello ha sido tanto positivo como negativo y existen grandes posibilidades para organismos como la FAO de contribuir a ayudar a los Estados Miembros a transferir poder, recursos y control de una forma que no perjudique a los pobres sino que fomente, por el contrario, mejores mecanismos de representaci�n y una rendici�n de cuentas m�s estricta a nivel local. Gracias a su amplia experiencia en este campo, la FAO posee un mejor conocimiento de los efectos reales (en contraposici�n a los presuntos) de la descentralizaci�n a nivel local.

33. Las siguientes cuestiones constituyen las mayores dificultades de este proceso:

34. Una condici�n necesaria para la movilizaci�n eficaz de los recursos y la prestaci�n de servicios y bienes colectivos a nivel local es la existencia de un entorno normativo que permita incentivos pol�ticos y econ�micos destinados a fomentar dicha eficacia as� como la existencia de mecanismos de rendici�n p�blica de cuentas “de abajo arriba” y “de arriba abajo” que recompensen la eficacia y desincentiven el despilfarro3. Centr�ndose en los v�nculos horizontales y verticales entre las instituciones y los procesos, pol�ticas y pr�cticas que las configuran, se puede lograr un impacto positivo sobre las condiciones relativas a los incentivos y la rendici�n de cuentas que permitan a los individuos, hogares y comunidades de las zonas rurales mantener y mejorar sus medios de vida.

35. En el seno de la FAO, la EPAI relativa a los medios de subsistencia (LHOO) deber�a proporcionar un marco institucional �til para mejorar la eficacia normativa de las medidas de la FAO destinadas a reforzar la capacidad institucional local para prestar asistencia a las poblaciones vulnerables, apoyar la capacidad organizativa de las instituciones locales para mejorar los medios de vida rurales, garantizar un acceso equitativo a los recursos y fortalecer los v�nculos de las instituciones locales en caso oportuno con las instituciones regionales, nacionales e internacionales.

36. La entidad del Programa 2.5.3.A4, “Enfoques y m�todos participativos para apoyar medios de subsistencia sostenibles y la seguridad alimentaria”, estrechamente relacionada con los objetivos de la EPAI relativa a los medios de subsistencia, ha logrado un apoyo extrapresupuestario bastante importante para el Programa de Apoyo a los Medios de Subsistencia (LSP), uno de sus principales productos. Algunas de las actividades derivadas de dicho producto podr�an dar lugar a uno de los grupos de acci�n intersectoriales previstos como mecanismo de puesta en pr�ctica de la EPAI relativa a los medios de subsistencia. Por ejemplo, uno de los grupos de acci�n del LSP actualmente activos, “Reforma de la pol�tica de participaci�n en apoyo de los medios de vida sostenibles de las poblaciones rurales pobres”, est� trabajando en el an�lisis, comparaci�n y dise�o de la forma de llevar a la pr�ctica el apoyo al refuerzo de las instituciones y pol�ticas locales. Dicha labor se basa en la experiencia al respecto de los departamentos t�cnicos de la FAO en materia de pol�tica y capacidad institucional, tanto por sectores (agricultura, ganader�a, pesca, silvicultura, nutrici�n) como por temas (descentralizaci�n, tenencia de tierras, g�nero, grupos marginales/vulnerables, emergencias).

C. Mejora de la capacidad de respuesta de los sectores p�blico y privado ante la situaci�n de las poblaciones desfavorecidas

37. Los gobiernos deben centrarse en ayudar a los grupos desfavorecidos a mejorar sus propios medios de vida. Urge tanto m�s ayudar a los grupos desfavorecidos a ayudarse a s� mismos cuanto que se reconoce que el apoyo directo de las redes de seguridad social y/u organismos especializados no basta en s� para mejorar los medios de vida a largo plazo de dichos grupos. Para poder crear mejores oportunidades y c�rculos virtuosos sostenibles, es necesaria la participaci�n de una serie de interesados y actores de distintos tipos a distintos niveles. La FAO tiene una experiencia considerable en el fomento de asociaciones y alianzas estrat�gicas con distintos interesados (gobiernos, instituciones locales, donantes y organismos internacionales, ONG/OSC, grupos de usuarios y comunidades locales y una amplia gama de interesados del sector privado) sobre cuestiones de inter�s mutuo.

38. Dos ejemplos concretos de ello lo constituyeron el papel desempe�ado por la FAO al hospedar la reuni�n extraordinaria del Di�logo entre las m�ltiples partes interesadas celebrada en el marco de la CMA:cad en colaboraci�n activa con las ONG/OSC y los gobiernos en la reciente Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible (WSSD) de Johannesburgo. A continuaci�n se se�alan tres �mbitos en los que la FAO ha decidido centrarse para ayudar a reforzar dicha capacidad de autoayuda de los grupos desfavorecidos:

39. La experiencia ha demostrado que la creaci�n de capacidad de autoayuda individual y comunitaria de las poblaciones rurales para mejorar sus propios medios de vida lleva tiempo y que los planteamientos paternalistas basados en cr�ditos y subvenciones de inter�s reducido comprometen a menudo dicho esfuerzo. La asistencia debe centrarse en la creaci�n de incentivos que generen un sentimiento de propiedad local y fomenten las iniciativas de autoayuda.

40. El principal �mbito prioritario incluye grupos de personas desfavorecidas por causa de su pobreza, en todas sus formas. Actualmente, los departamentos t�cnicos de la FAO est�n incorporando cada vez m�s elementos de las perspectivas relativas a los medios de vida sostenibles en sus planteamientos normativos con la finalidad concreta de ayudar a las personas a reintegrarse en la econom�a rural y contribuir al bienestar de sus hogares y al desarrollo de sus comunidades. Un buen ejemplo de ello lo constituyen los populares y pr�cticos libros y manuales de consulta sobre autoayuda para grupos, acceso de las mujeres a las tierras, gesti�n integrada de plagas y m�todos participativos en materia de nutrici�n y silvicultura comunitaria, que se han distribuido a gran escala en numerosos pa�ses a organismos gubernamentales, proyectos de campo y ONG/OSC.

41. Las medidas de la FAO se han centrado tambi�n en el refuerzo de la capacidad de gesti�n del riesgo de los sectores m�s vulnerables de las poblaciones rurales. Por ejemplo, la colaboraci�n del Servicio de Cultivos y Pastos (AGPC), el Servicio de Instituciones y Participaci�n Rurales (SDAR), y el Servicio del Programa de Cooperaci�n FIDA/PNUD/FNUDC/PMA (TCII) con los grupos agropastoriles ha revelado que la capacidad de las instituciones locales suele ser limitada por lo que respecta a la prevenci�n de riesgos o la respuesta ante cat�strofes. La adopci�n de un marco m�s amplio respecto de los medios de vida fue particularmente �til para comprender los mecanismos institucionales existentes y dise�ar enfoques m�s participativos que permitieran compartir responsabilidades y recursos a niveles gubernamentales descentralizados.

42. La mejora de la situaci�n de los medios de vida de las personas con discapacidad en las zonas rurales constituye un reto particularmente dif�cil al que se enfrentan los Estados Miembros, dado que representan una parte importante de la poblaci�n rural en numerosos pa�ses que han sufrido situaciones de conflicto o que est�n muy afectados por el VIH/SIDA. En t�rminos de sectores de intervenci�n prioritaria, el VIH/SIDA es fuente de gran preocupaci�n, en particular por las dram�ticas repercusiones de dicha epidemia sobre los medios de vida rurales. La labor de la FAO en el �mbito de la prevenci�n del VIH y la mitigaci�n de los efectos del SIDA utiliza los medios de vida como perspectiva para abordar mejor todos los aspectos de esta epidemia muy compleja y multifac�tica cuyos efectos son muy variados, desde la migraci�n hasta el agotamiento de los recursos humanos, pasando por la tendencia a la disminuci�n de la producci�n agr�cola.

D. MEJORA DE LAS PR�CTICAS DE LAS POBLACIONES RURALES POBRES Y LA CAPACIDAD DE LAS ORGANIZACIONES LOCALES

43. Una de las principales ense�anzas que deben extraerse de la experiencia de la FAO en medios de vida rurales sostenibles es que es necesario basarse en los puntos fuertes y el potencial de los pobres en vez de considerarlos como una carga. Para ello, es importante centrarse en los siguientes �mbitos:

44. Cuando los gobiernos, los organismos de desarrollo y las ONG intervienen en dichos �mbitos, deben prestar atenci�n a no crear relaciones de dependencia, sino a fomentar una mayor capacidad de autonom�a. S�lo se puede lograr la sostenibilidad mediante mecanismos avanzados de participaci�n que contribuyan a crear un sentimiento de propiedad y alienten firmemente a los beneficiarios a proseguir sus acciones de autoayuda. Para garantizar la sostenibilidad, deben resolverse dos problemas que obstaculizan los mecanismos de participaci�n correcta:

45. La FAO dispone de varios programas, incluyendo el Programa de Manejo Integrado de Plagas, el Programa de Participaci�n Popular, el Pro-Poor Livestock Policy Facility Programme (Programa para facilitar una pol�tica ganadera a favor de los pobres) y el Integrated Support to Sustainable Development and Food Security Programme (Programa integrado de apoyo al desarrollo sostenible y la seguridad alimentaria), relativos al fomento de estrategias, mecanismos, actividades y material de car�cter participativo y sostenible para mejorar las pr�cticas de las poblaciones rurales pobres y reforzar sus asociaciones y organizaciones locales.

46. Dichos enfoques son adoptivos y flexibles, extraen las ense�anzas y se basan en la experiencia de la diversidad y complejidad de los medios de vida y necesidades organizativas de las poblaciones rurales. Las direcciones y programas de la FAO prestan asistencia mediante informaci�n, capacitaci�n t�cnica y gu�as sectoriales, as� como sistemas y redes de informaci�n y conocimientos. Dichos instrumentos y metodolog�as contribuyen a que las estrategias organizativas “de abajo arriba” apoyen la diversificaci�n y el fortalecimiento de los medios de vida rurales a nivel comunitario y familiar.

E. ORIENTACI�N DE LAS INVERSIONES HACIA LA SEGURIDAD ALIMENTARIA Y LA ERRADICACI�N DE LA POBREZA

47. La disminuci�n de las inversiones en infraestructuras rurales y servicios econ�micos y sociales est� teniendo repercusiones negativas sobre la pobreza y la inseguridad alimentaria. En varios foros internacionales, como la CMA:cad, la Estrategia de Desarrollo Rural del Banco Mundial y los informes sobre la pobreza rural del FIDA, se ha subrayado la urgencia de aumentar las inversiones para los servicios e infraestructuras de apoyo rural. En principio, existe un compromiso pol�tico de movilizar fondos y una voluntad de emplearlos de forma m�s racional. El papel de los organismos como la FAO consiste en ayudar a orientar las inversiones y garantizar que �stas beneficien realmente a sus destinatarios finales y tengan repercusiones directas y tangibles sobre los medios de vida rurales. Los instrumentos como los DELP, que los gobiernos deben elaborar con la participaci�n de las m�ltiples partes interesadas, pueden resultar mecanismos �tiles para orientar m�s eficazmente las inversiones.

48. En su calidad de organizaci�n del sistema de las Naciones�Unidas especializada en el desarrollo agr�cola, la FAO tiene una ventaja comparativa en este campo, dado que no es un donante directo, y merced a su capacidad t�cnica y su posici�n pol�ticamente neutral bien conocidas, puede desempe�ar una importante funci�n de asesoramiento, promoci�n y apoyo. Asimismo, puede contribuir a movilizar fondos para inversiones en agricultura y desarrollo rural y efectuar un seguimiento de su entrega efectiva con el fin de lograr los objetivos de la seguridad alimentaria y la erradicaci�n de la pobreza4.

49. El PESA, cuyo cuadro supervisor proporciona orientaciones inestimables, constituye un buen ejemplo de lo eficaz que puede ser la FAO para movilizar dichas inversiones. No s�lo su capacidad de respuesta es r�pida, sino que el desarrollo de las iniciativas del PESA suele estar vinculado a otros proyectos de la FAO (en especial, durante las fases de identificaci�n/preparaci�n) con el fin de maximizar sinergias y obtener la mayor eficacia en funci�n del costo. El PESA ha logrado, con un �xito inusual, una mayor sensibilizaci�n respecto a los problemas de la seguridad alimentaria, la creaci�n de un sentimiento de propiedad nacional respecto de los programas que responden a las necesidades de seguridad alimentaria, y la movilizaci�n del apoyo de donantes y gobiernos para alcanzar los objetivos de la CMA y de desarrollo del Milenio en estrecha coordinaci�n y vinculaci�n con las actividades y programas conexos.

50. Entre otras iniciativas de la FAO dignas de menci�n destinadas a recabar apoyo mediante mayores inversiones para la seguridad alimentaria, la reducci�n de la pobreza y la mejora de los medios de vida rurales, cabe destacar el Programa de la lucha contre el hambre, que en la reciente CMA:cad propuso un planteamiento de la seguridad alimentaria con una doble vertiente, que inclu�a la producci�n alimentaria e intervenciones centradas en el suministro de alimentos as� como el subprograma del LSP, dirigido por el Centro de Inversiones de la FAO, relativo a la integraci�n de perspectivas referentes a medios de vida en el Programa de Campo de la FAO.

V. Cuestiones emergentes y perspectivas

51. Como se ha ilustrado en el anterior ep�grafe, numerosos proyectos y programas de la FAO ya incorporan elementos de la perspectiva relativa a los medios de vida. Sin embargo, es necesario poner mejor en pr�ctica dichos conceptos de modo que puedan aplicarse en los pa�ses mediante intervenciones concretas. Para ello, es necesario basarse en los principios relativos a los medios de vida sostenibles, incorporando al mismo tiempo principios de otros enfoques, como Nueva Ruralidad, Gesti�n du Terroir, sistemas de cultivo, ordenaci�n de cuencas hidrogr�ficas, diagn�stico rural participativo, etc. Asimismo, se deben tener en cuenta las ense�anzas de la rica y compleja experiencia pasada de la FAO.

52. Se han adaptado los marcos metodol�gicos rurales utilizados en la FAO en los �ltimos a�os as� como otras direcciones innovadoras (en el �mbito de la agricultura, la silvicultura, la pesca, el desarrollo sostenible, el g�nero, las emergencias y la nutrici�n), en los que se han incluido los conceptos y pr�cticas fundamentales que configuran tanto los “medios de vida”, como “la sostenibilidad”. Actualmente, el reto consiste en fomentar el debate y el intercambio en el seno de la FAO para integrar e institucionalizar mejor las experiencias, ense�anzas y preocupaciones que suscita dicha labor.

A. V�NCULOS Y SINERGIAS

53. La perspectiva relativa a los medios de vida se basa en v�nculos entre niveles, instituciones y sectores activos en el contexto rural, incluidos los v�nculos entre los medios rural y urbano. Estas relaciones entre los niveles micro y macro no son est�ticas, sino que var�an en respuesta a factores internos y externos y en funci�n de las actividades de los programas y proyectos. En este contexto, los procesos pueden ser tan importantes como los productos, y los v�nculos horizontales tanto como los verticales. Los problemas de integraci�n a nivel interno o entre pa�ses tambi�n pueden afectar a dichos v�nculos y resultados. Dado que una gran parte de la labor de la FAO guarda relaci�n con los medios de vida rurales, es importante comprender dichos v�nculos y c�mo afectan a los medios de vida para poder, de este modo, elegir los mejores “puntos de partida” de las intervenciones destinadas a prestar asistencia para el desarrollo (por lo que respecta al subsector agr�cola, planteamiento de los problemas, nivel administrativo y posici�n geogr�fica).

54. No obstante, para poder comprender estas complejas relaciones se requieren planteamientos y medidas interdisciplinares, lo cual representa una tarea dif�cil en las organizaciones grandes y complejas y los ministerios donde los obst�culos administrativos y t�cnicos desincentivan dichas medidas. Para lograrlo, se debe superar el reto consistente en hallar los incentivos profesionales y las medidas institucionales adecuados.

B. COORDINACI�N Y COLABORACI�N

55. Aunque en principio se acepta generalmente la necesidad de una colaboraci�n interinstitucional, en la pr�ctica se carece de mecanismos e incentivos. Dicho problema podr�a tratarse (cubriendo todos los aspectos principales de los medios de vida, en el respeto de los mandatos de los organismos) mediante el fomento y la incentivaci�n adecuada de la cooperaci�n entre dependencias y las asociaciones compuestas por m�ltiples organizaciones.

56. En el seno de la FAO, las EPAI constituyen otro tipo de mecanismo institucional formal para promover dichas actividades; sin embargo, las redes informales de cooperaci�n t�cnica, como el Grupo informal de trabajo sobre enfoques participativos, centradas en temas o problemas de inter�s mutuo para el personal t�cnico de distintas dependencias, tambi�n podr�an resultar �tiles.

57. En la misma l�nea, existe actualmente en la FAO una tendencia emergente a una colaboraci�n interdepartamental mucho m�s estrecha, ejemplificada por programas interdepartamentales como el PESA, el Programa de Manejo Integrado de Plagas, el Programa de Apoyo a los Medios de Subsistencia (LSP) y el Programa Integrado de Apoyo al Desarrollo Sostenible y la Seguridad Alimentaria. Las ense�anzas institucionales que la FAO est� extrayendo durante dicho proceso podr�an ser �tiles para otras organizaciones que tratan de resolver dificultades similares.

58. En los Estados Miembros tambi�n existen, y deber�an alentarse, ejemplos similares de cooperaci�n interdisciplinar de car�cter formal e informal. La FAO, en su calidad de organismo intergubernamental neutral, con experiencia creciente en el desarrollo del sector privado y las asociaciones gobierno-ONG/OSC, estar�a situada aparentemente en una posici�n �nica para facilitar dicha cooperaci�n a nivel nacional.

59. El Sistema de informaci�n y cartograf�a sobre la inseguridad alimentaria y la vulnerabilidad (SICIAV) apoya los planteamientos destinados a favorecer medios de vida sostenibles facilitando v�nculos formales con los sistemas de informaci�n en materia de seguridad alimentaria, como los sistemas de informaci�n y alerta temprana en caso de hambruna, que contribuyen a la elaboraci�n de una perspectiva complementaria e integrada que incluye distintos horizontes cronol�gicos. El SICIAV garantiza que se tome plenamente en consideraci�n la dimensi�n de la vulnerabilidad de la seguridad alimentaria y el sector rural/agr�cola en la elaboraci�n de planteamientos e intervenciones destinados a lograr medios de vida sostenibles. La elaboraci�n de perfiles de grupos vulnerables mediante el SICIAV ayuda a los responsables pol�ticos nacionales y subnacionales a orientar mejor las intervenciones y pol�ticas que abordan las causas de dichas vulnerabilidades, y puede contribuir a una mayor sensibilizaci�n y voluntad pol�tica de movilizar los recursos necesarios para dichas intervenciones.

C. MEDIDAS A NIVEL DE POL�TICA

60. No es f�cil crear un entorno normativo favorable a nivel nacional para mejorar los medios de vida rurales sostenibles. En numerosos pa�ses, las presiones pol�ticas y las orientaciones de pol�tica urbana encontradas perjudican a menudo a los habitantes de las zonas rurales, en particular los pobres. Por consiguiente, es necesario efectuar un continuo seguimiento de los procesos de formulaci�n de pol�ticas para garantizar que no discriminen al sector rural y las personas desfavorecidas. A este respecto, incumbe a las organizaciones internacionales, como la FAO, la misi�n fundamental de llamar la atenci�n sobre dichos perjuicios y promover procesos de formulaci�n de pol�ticas de desarrollo rural en los que participen m�s los m�ltiples grupos rurales interesados.

61. A nivel interinstitucional y nacional, la Red del sistema de las Naciones Unidas sobre desarrollo rural y seguridad alimentaria coordina las actividades de unos 70 grupos tem�ticos nacionales en todo el mundo, que incluye organismos de las Naciones Unidas, gobiernos y ONG/OSC. Por ejemplo, en �frica, varios grupos tem�ticos han ayudado a los gobiernos a preparar el Marco de asistencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo (MANU) y los procesos de evaluaci�n com�n de los pa�ses (CCA), mediante la promoci�n de la seguridad alimentaria, la recopilaci�n de informaci�n, la elaboraci�n de indicadores y la coordinaci�n de las aportaciones por escrito.

62. El principal desaf�o, no obstante, consiste en sacar partido a las pr�cticas que tienen �xito a nivel local, y trasladarlas a continuaci�n al nivel meso, nacional y macro, manteniendo paralelamente los procesos de participaci�n y los v�nculos entre instituciones, sectores y niveles. Ello requerir� y dar� lugar a instrumentos y normas m�s eficaces. Al menos uno de los principales programas de la FAO ha empezado ya a orientarse en ese sentido. El Programa de medios de subsistencia pesqueros sostenibles (�frica occidental) se basa en la idea de llegar al nivel local mediante una serie de proyectos de base comunitaria impulsados por la demanda y formulados e iniciados por las propias comunidades pesqueras. Se piensa que de este modo quiz� se pueda influir positivamente en las pol�ticas generales que afectan a las comunidades pesqueras, y reorientar las mismas.

D. MEDIDAS ESPEC�FICAS A FAVOR DE LOS POBRES

63. Los principios e instrumentos utilizados para los medios de vida sostenibles se aplican en cualquier contexto y para cualesquiera actores, ya sean pobres o ricos, ya pertenezcan al medio urbano o rural. Ello puede ser beneficioso, dado que permite considerar la pobreza de forma m�s contextual, no solamente como problema insoluble, sino m�s bien en relaci�n con las oportunidades de las poblaciones pobres y sus posibilidades de hallar formas sostenibles de superar su vulnerabilidad. La FAO deber�a realizar grandes esfuerzos por mejorar y mantener las oportunidades relativas a los medios de vida de todos los habitantes e interesados de las zonas rurales, pues todos ellos son sus clientes y la mayor�a disponen de la capacidad potencial para convertirse en actores econ�micos con �xito. Tambi�n puede influir indirectamente sobre las oportunidades relativas a los medios de vida de los habitantes de las zonas rurales mediante el logro de la mejora y sostenibilidad de los medios de vida de las poblaciones rurales. Al mismo tiempo, es fundamental que la FAO mantenga tambi�n su orientaci�n a favor de los pobres y que su labor se centre en los grupos m�s marginados y excluidos de las zonas rurales.

64. Las medidas relativas a los medios de vida en beneficio de los pobres no requieren una labor en todos los �mbitos, sino m�s bien un diagn�stico amplio realizado desde una perspectiva centrada en los medios de vida que servir� de base para seleccionar puntos de partida espec�ficos que permitan utilizar las ventajas comparativas de la FAO en beneficio de las oportunidades para los pobres que se hayan determinado (por ejemplo, en �mbitos como la nutrici�n, la producci�n de semillas, la diversificaci�n de los sistemas de cultivo, el desarrollo de la ganader�a, el c�digo de conducta para la pesca, el Manejo Integrado de Plagas). El principal reto consiste en lograr beneficios que est�n definidos por los propios pobres y no impuestos por r�gidas prioridades sectoriales.

VI. Orientaci�n que se solicita al COAG

65. �Deber�a limitarse el papel de la FAO a un seguimiento, an�lisis e informaci�n neutros sobre las repercusiones de los cambios para este entorno propicio? �O deber�a desempe�ar un papel m�s activo? De ser as�, �deber�a centrarse en todos los aspectos pertinentes de las poblaciones rurales relativos a los medios de vida o en unos pocos importantes que afecten a las personas m�s pobres y desfavorecidas?

66. �Qu� tipo de asistencia preferir�n recibir de la FAO los gobiernos y ministerios de agricultura en sus esfuerzos por aplicar pol�ticas y programas destinados a reforzar los medios de vida sostenibles? �Cu�l podr�a ser la mejor forma de colaboraci�n de la FAO con organismos afines que se ocupan de otros aspectos de la mejora sostenible de los medios de vida?

67. El PESA ha evolucionado r�pidamente y sigue constituyendo un instrumento importante de la FAO para contribuir a apoyar la mejora de los medios de vida rurales. Al tiempo que ha seguido centr�ndose en la mejora del acceso de los peque�os agricultores a las tecnolog�as sencillas y de bajo coste, el PESA se ha vuelto m�s flexible, se basa m�s en las poblaciones y est� deliberadamente m�s centrado en las comunidades rurales y periurbanas desfavorecidas. Sin embargo, la experiencia reciente de la FAO respecto de los medios de vida en los pa�ses podr�a contribuir a trasladar el �xito del PESA del nivel micro al nivel macro. Se solicita orientaci�n sobre la forma de lograr una mayor integraci�n de las preocupaciones relativas a los medios de vida en la PESA.

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1 Vogel, S.J. 1996, “Structural changes in agriculture: production linkages and agricultural demand-led industrialization,” Oxford Economic Papers, 46(1).

2 Prevenci�n y mitigaci�n de las cat�strofes y preparaci�n para afrontarlas, y socorros y rehabilitaci�n despu�s de las emergencias.

3 Evaluaci�n de la asistencia de la FAO en materia de pol�ticas 1994-1999.

4 Documentos de estrategias sobre seguridad alimentaria y desarrollo agr�cola nacional – Hasta 2010 para los Estados Miembros en desarrollo y en transici�n, basados en la participaci�n de las m�ltiples partes interesadas; la 2002 Iniciative to Review Agriculture Policies and Update Nacional Food Security Strategies (Iniciativa de 2002 para examinar las pol�ticas agr�colas y actualizar las estrategias nacionales de seguridad alimentaria) promovida por la preocupaci�n suscitada por el hecho de que, a pesar del refrendo formal de las estrategias, existen pocas pruebas de que est�n incidiendo en el establecimiento de prioridades nacionales y la asignaci�n de fondos nacionales y recursos de donantes; Desarrollo de estrategias regionales para el desarrollo agr�cola y la seguridad alimentaria, basado en las conclusiones y recomendaciones fundamentales de pol�tica de los documentos de estrategia para el desarrollo agr�cola nacional elaboradas por los Estados Miembros; los Programas Regionales para la Seguridad Alimentaria (PRSA), dise�ados para aplicar los elementos fundamentales incluidos en las Estrategias Regionales, que tienen en cuenta las condiciones espec�ficas de cada pa�s. Los Programas Regionales para la Seguridad Alimentaria est�n siendo sometidos actualmente a examen de los Bancos Regionales para su financiaci�n.