II. El entorno económico general y la agricultura
En 1994 la economía mundial entró en el cuarto año consecutivo de depresión en el crecimiento, continuando la débil actividad económica en los países industriales a los que corresponde más del 70 por ciento de la producción mundial y en menor medida la profunda recesión en Europa central y oriental y en la ex URSS. En los países industriales, no obstante, indicios crecientes de una firme reanudación del crecimiento en América del Norte y señales convergentes, aunque aún incipientes, de recuperación en otros países sugieren que puede haberse tocado fondo. Junto a estas mejores perspectivas se observan leves tasas de inflación, que para muchos países han descendido a los niveles más bajos en treinta años; tipos de interés relativamente bajos, pese a la creciente presión alcista en algunos países; nuevos esfuerzos de consolidación fiscal y reducción del déficit, problema económico clave de muchos países; mayor estabilidad monetaria dentro del Sistema Monetario Europeo; y la conclusión de la Ronda Uruguay de negociaciones del GATT que, más allá de sus beneficios esperados sobre el comercio, ha generado perspectivas más optimistas en todo el mundo de los negocios.
Contra estos rasgos positivos, el desempleo creciente ha alcanzado proporciones preocupantes en muchos países, sobre todo en Europa. La reanudación de un crecimiento sostenido podría invertir la corriente en el desempleo cíclico; no obstante, el riesgo de desempleo estructural alto y persistente en muchos países industriales apunta a la necesidad de reformas para reducir la rigidez de los mercados de trabajo.
Varias economías en transición en Europa central y oriental y los Estados bálticos han mantenido o incluso acelerado el ritmo de la reforma económica y algunos han logrado progresos alentadores en el crecimiento y la estabilización. En cambio, el proceso de reforma ha seguido siendo lento y desigual en la mayoría de las ex repúblicas soviéticas, cuyo rendimiento económico se ha deteriorado aún más, lo que a su vez ha socavado el apoyo popular y político a la continuación de la reforma.
El crecimiento económico en 1993 en los países en desarrollo superó de nuevo sustancialmente al de los países industriales. Diversos factores contribuyeron a mejorar notablemente el panorama económico para los países en desarrollo: el actual proceso de recuperación en el mundo industrial; los tipos de interés generalmente más bajos, factor importante en el contexto de los servicios de la deuda externa; la consolidación de la reforma económica y la estabilización en muchos países; las mejores perspectivas de comercio con la terminación de la Ronda Uruguay, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y la reanimación de otros acuerdos regionales; el reciente fortalecimiento de los precios de los productos básicos; la afluencia masiva de capital privado, en particular a Asia y a América Latina y el Cari-be (lo que, sin embargo, ha creado sus propios problemas, como se expone en el Análisis por regiones); la reducción de los conflictos civiles en el Africa subsahariana (si bien los violentos sucesos de Rwanda ponen de manifiesto que la paz y la estabilidad siguen siendo objetivos difíciles en gran parte de la región); y las repercusiones positivas de los acontecimientos de Sudáfrica.
Estos factores han beneficiado a los países en desarrollo en diversos grados, y los resultados y las perspectivas difieren ampliamente según las regiones y los países. La continuación de las actuales tendencias parece tener que conducir al mejor contexto en muchos años para el desarrollo económico y agrícola de los países en desarrollo.
Coyuntura económica para la agricultura de los países en desarrollo
Los actuales pronósticos económicos del Proyecto LINK a corto y medio plazo (1994-1997) apuntan a tasas anuales de crecimiento del orden del 2,5 al 3 por ciento en los países industrializados; 5,2 a 5,8 por ciento en los países en desarrollo; 2,5 a 4 por ciento en las economías en transición de Europa central y oriental; y un estancamiento continuado, o incluso una mayor contracción de la producción, en la mayoría de los países de las ex repúblicas soviéticas que, en conjunto, tal vez no recuperen tasas positivas de crecimiento antes de 1997.
RECUADRO 1 La deuda externa total del conjunto de los países en desarrollo, que ascendía a 1 662 000 millones de dólares a fines de 1992, ha alcanzado según estimaciones 1 770 000 millones de dólares en 1993, el 6,5 por ciento más que al final del año anterior. El aumento de 108 000 millones se debió a: i) un aumento sustancial de las corrientes netas positivas, que llegaron a cerca de 90 000 millones en 1993 y estaban compuestas de corrientes netas a largo y corto plazo y del uso de créditos del FMI; ii) la capitalización del interés mediante la reestructuración de la deuda, por un total de 15 000 millones; y iii) el efecto de las alteraciones de valor de las divisas, que puede haber añadido otros 23 000 millones. Condonaciones de la deuda y reducciones voluntarias de la misma, por otra parte, redujeron el monto de la deuda en 9 000 millones de dólares, mientras que la disminución de los intereses atrasados supuso una reducción de otros 10 000 millones. A nivel regional, el mayor crecimiento del pasivo por deuda externa tuvo lugar en Asia oriental y el Pacífico, principalmente como resultado del fácil acceso de muchos países de la región a los mercados de capitales. La deuda externa agrícola en 1992 llegó a 73 400 millones de dólares en 1992, casi la misma cifra que el año anterior. La parte de esta cifra correspondiente a la deuda oficial (bilateral y multilateral) aumentó gradualmente, pasando del 87 por ciento en 1988 al 93 por ciento en 1992. En 1993, 11 países llegaron a un acuerdo de reestructuración con los países miembros del Club de París sobre un total de 4 000 millones de dólares de la deuda bilateral oficial. Además, la Federación de Rusia reestructuró un total de 15 000 millones de dólares de su deuda oficial fuera del marco del Club de París. El total de pagos por servicio de la deuda de todos los países en desarrollo aumentó a 182 900 millones de dólares en 1993 frente a 178 500 millones el año anterior. La relación deuda-exportaciones, que llegó al 174 por ciento en 1992, puede haberse elevado al 180 por ciento en 1993. La relación del servicio de la deuda (relación entre el servicio total de la deuda y las ganancias de las exportaciones) para 1993 se situó en torno al 19 por ciento, sin variación desde 1990. Sin embargo, para los 29 países de bajos ingresos muy endeudados, con un saldo deudor de casi 208 000 millones de dólares en 1993, la relación deuda-exportaciones aumentó del 413 por ciento en 1992 al 432 por ciento en 1993. La condonación de la deuda, principalmente por acreedores bilaterales oficiales, que redujo en 1991 el saldo deudor de los países de bajos ingresos muy endeudados en unos 22 000 millones, se compensó en amplia medida con la capitalización del interés y la acumulación de intereses atrasados hasta un total de 19 000 millones de dólares. El total de corrientes netas respecto de la deuda (desembolsos menos amortización del capital de la deuda a corto y largo plazo y de los créditos del FMI) se estimaron en 89 700 millones de dólares en 1993, es decir un 2,5 por ciento más que en 1992. En 1992 las transferencias netas respecto de la deuda (corrientes netas menos pagos de intereses) pasaron a ser positivas, situándose en 13 000 millones de dólares, por vez primera desde que estalló la crisis de la deuda al comienzo del decenio de 1980. Para 1993, la estimación es de 11 400 millones. Las corrientes netas de recursos a largo plazo1 (tanto generadoras como no generadoras de deuda) hacia los países en desarrollo siguieron aumentando, desde 156 000 millones de dólares en 1992 a 176 660 millones (proyección) en 1993, lo que revela un mejor acceso de los países en desarrollo a los mercados internacionales de capitales. En algunas regiones, en especial América Latina, el aumento de corrientes netas se debe en buena medida a la repatriación de capitales fugados. En 1993, la suma de corrientes de recursos netos procedentes de fuentes privadas llegó a más de 113 200 millones de dólares (102 000 millones en 1992), el nivel más alto en diez años, y, por segundo año consecutivo, superó las corrientes oficiales (préstamos y subvenciones), que sumaron 54 580 millones de dólares en 1992 y pueden haber 1 Incluyen las corrientes netas relativas a la deuda a largo plazo, las subvenciones (excluida la asistencia técnica) y las corrientes netas de inversión en acciones. Fuentes: Banco Mundial, 1993. World Debt Tables, 1993-94, y The World Bank Annual Report, 1993. |
Se prevé que la aceleración general del crecimiento de la producción vaya acompañada por una expansión del valor del comercio mundial de alrededor del 6 por ciento en 1994, 6,6 por ciento en 1995 y cerca del 6 por ciento los dos años siguientes. El comercio alcanzará considerable prosperidad en los países en desarrollo, creciendo tanto las exportaciones como las importaciones a tasas anuales en torno al 10 por ciento en todo el período 1994-1997. El comercio de los países desarrollados también se intensificará, pasando la tasa de variación de sus importaciones de un valor deprimido del -5 por ciento en 1993 al 3,8 por ciento en 1994 y al 7 a 9 por ciento en 1995-97.
Se pronostica que la reanimación del crecimiento y el comercio se extenderá también a la agricultura. Se confía en que la mayor actividad económica de los países industrializados intensificará la demanda internacional de productos agrícolas. Se nota ya cierto fortalecimiento de los precios de varios productos básicos, tendencia que podrá acentuarse moderadamente. Aunque una demanda floja de los principales países importadores de cereales mantendrá los precios de éstos generalmente deprimidos, se prevé que los precios del azúcar y el café se fortalecerán en un plazo corto a medio, como reflejo de la escasez de suministros y en cierta medida por efecto de los planes de retención de los países productores exportadores. Un pronóstico temprano en 1994 de la Organización Internacional del Cacao señala tres años más con déficit de producción, que podrán hinchar los precios del cacao y tal vez invertir la tendencia al alzo del consumo mundial. Los precios de la carne de vacuno también podrían reforzarse, en particular por la mayor demanda en Asia y la fuerte reducción de las existencias en la CE. Así, después de muchos años de constante deterioro, la relación de intercambio y el poder adquisitivo de las exportaciones agrícolas podrán mejorar algo.
Los pronósticos generales a plazo medio para la producción total y agrícola se resumen en la Figura 4. Los datos que se ofrecen revelan lo siguiente:
CUADRO 1 | ||
Economías fuertemente dependientes de las exportaciones agrícolas1 | ||
América Latina y el Caribe |
Lejano Oriente y el Pacífico |
Africa Subsahariana |
Argentina |
Sri Lanka |
Côte d'Ivoire |
1 Países cuyas exportaciones agrícolas, pesqueras y forestales fueron equivalentes al 20 por ciento o más de sus ganancias totales de las exportaciones, o al 20 por ciento o más de sus importaciones totales, en 1988-90. |
Perspectivas para las economías de los países en desarrollo fuertemente dependientes de las exportaciones agrícolas
Los efectos de la variación del contexto económico y comercial se examinan aquí desde el punto de vista de un grupo seleccionado de países en desarrollo para los que las exportaciones agrícolas constituyen una elevada proporción de sus exportaciones e importaciones totales [véanse definiciones y lista de economías fuertemente dependientes de las exportaciones agrícolas (EFDEA), en el Cuadro 1]. En el Recuadro 2 se resumen las conclusiones de un estudio sobre características estructurales y evolución de las exportaciones y el crecimiento de esos países. En cuanto a sus perspectivas económicas y agrícolas a corto plazo (1994 y 1995), los pronósticos del FMI y del Proyecto LINK son los siguientes1:
Los anteriores pronósticos apuntan en general a una clara mejoría de la perspectiva económica y comercial de los países en desarrollo, incluidos los más orientados hacia las exportaciones agrícolas. No obstante, hay que subrayar el carácter provisional de estos pronósticos. Quedan muchos obstáculos para una recuperación fuerte y sostenida tanto en los países en desarrollo como en los desarrollados, de modo que las proyecciones están expuestas a un riesgo considerable de rebaja. Las incertidumbres conciernen en particular: al ritmo y la rapidez de la recuperación de los países de la OCDE (principalmente en Europa y Japón) y, más en general, a la capacidad de los países industrializados para mantener políticas monetarias favorables al crecimiento, absorber significativamente el desempleo y reducir los déficit fiscales; al colapso económico, la inestabilidad política y la tensión étnica y regional en la ex URSS y otras economías en transición; a la nueva presión de la demanda excedente en China, donde deberán hacerse también importantes esfuerzos para extender los beneficios del crecimiento rápido, en particular a las zonas rurales; a los negativos efectos colaterales de los flujos de capital, en particular en los países de América Latina y el Caribe, y por otra parte a los temores de que la inversión de tales flujos produzca graves desequilibrios económicos y financieros y ajustes monetarios y cambiarios perturbadores; al proceso todavía vulnerable de ajuste y recuperación en muchos países en desarrollo; a la desigualdad de la recuperación económica entre las regiones y dentro de ellas, siendo la sombría situación económica y las perspectivas de muchos países africanos un importante motivo de preocupación; y a la probabilidad de que la situación comercial internacional resultante del acuerdo sobre la Ronda Uruguay, en particular para los productos agrícolas, siga sometida a una intensa competición y a presiones proteccionistas2.
Aunque bien acogida, la reciente subida de los precios de los productos básicos debe interpretarse también con precaución. Los precios de varios de estos productos habían bajado durante tanto tiempo y hasta niveles tan deprimidos que el reciente movimiento alcista ofrece sólo una débil compensación a los exportadores. Además, el fortalecimiento de los precios de los productos básicos difícilmente puede verse como signo de que despunte una nueva tendencia ni como reducción significativa de las debilidades estructurales y la inestabilidad inherente de los mercados de tales productos.
RECUADRO 2 Se han emprendido varios estudios de antecedentes para la preparación de la edición de 1995 de El estado mundial de la agricultura y la alimentación, que contendrá un capítulo especial sobre comercio agrícola y desarrollo. Uno de estos estudios1 analiza las características estructurales y la evolución de las exportaciones de las EFDEA y considera algunos de los principales factores que favorecen o entorpecen la expansión de las exportaciones agrícolas y el crecimiento económico. Las conclusiones pueden resumirse así: Aunque la característica común de estas economías es estar fuertemente basadas en la agricultura, su dependencia de las exportaciones agrícolas tiende a declinar con el tiempo, con amplias variaciones dentro de cada país. El crecimiento del ingreso de los interlocutores comerciales (principalmente los países desarrollados) fue un factor importante que ayudó al crecimiento de las exportaciones agrícolas de las EFDEA, sobre todo respecto a los países exportadores de una gran proporción de productos no competidores. Están en curso nuevas investigaciones para analizar los principales problemas y cuestiones que plantea el estudio, por ejemplo: ¿Cómo han reducido algunos países su dependencia de unos pocos productos y mercados? ¿Qué opciones se presentan a los países que producen y exportan una reducida gama de productos si tropiezan con mercados poco alentadores y una intensa competición entre ellos? ¿Deben aspirar sobre todo a mejorar la productividad y la competitividad de sus exportaciones tradicionales o buscar alternativas? ¿Cuáles son sus alternativas: estrechar los vínculos con actividades industriales anteriores (insumos) y ulteriores (elaboración de alimentos) y promover exportaciones agrícolas no tradicionales, o acelerar el proceso de abandono de la agricultura en favor de la industria? ¿Cuáles son las opciones para los países de bajos ingresos que no parecen haber alcanzado un punto de «masa crítica» para que sus exportaciones se traduzcan en crecimiento? |
1 Export performance and GDP growth in EHDAEs - an empirical study. Preparado para la FAO por G. Zanias, Universidad Agrícola de Atenas, y M. Spinedi, Nomisma SpA, Bolonia.
1 Las estimaciones y los pronósticos económicos para las economías fuertemente dependientes de las exportaciones agrícolas proceden del material elaborado para la FAO por la División de Estudios de la Economía Mundial del FMI sobre la base de la publicación del FMI World Economic Outlook, mayo de 1994. Los pronósticos sobre el valor añadido agrícola, las exportaciones agrícolas y la relación de intercambio agrícola han sido elaborados para la FAO por el Proyecto LINK.
2 El aumento del proteccionismo es una consecuencia bien conocida de las condiciones económicas depresivas. Pese a su obvia falsedad, un argumento corriente en los últimos años ha sido que las importaciones de países con bajos costos de mano de obra pueden agravar el desempleo en los países industrializados. Se ignora así el hecho de que al dar a los países en desarrollo la oportunidad de elevar sus ingresos se mejoran las oportunidades de empleo y de mercado para las propias economías más prósperas.