Al preparar un arrendamiento, deben tenerse en cuenta tres factores fundamentales:
Plazo de duración, junto con la seguridad ofrecida por el arrendamiento
Grado de libertad y control ofrecido al arrendatario, y
Flexibilidad y repercusiones financieras de esta combinación de duración del arrendamiento, seguridad, libertad y control.
Los arrendamientos que están fuertemente regulados y ofrecen gran protección al arrendatario pueden ser inaceptables para los propietarios de la tierra, que quizá consideren que su poder y flexibilidad están demasiado restringidos. Al mismo tiempo, un arrendamiento que es muy informal o insuficientemente regulado no defiende los intereses de los arrendatarios, que quizá los prive de un nivel razonable de seguridad. La clave está en encontrar un equilibrio que sea satisfactorio tanto para los propietarios como para los arrendatarios.