por
Eric Teissier du Cros[14]
INTRODUCCIÓN
La finalización del segundo milenio ha estado acompañada por una conciencia creciente del impacto de las actividades humanas sobre el medio ambiente. Esto ha cuestionado sistemas que datan desde el advenimiento de la era industrial y ha llevado a incluir el problema en la agenda de una serie de reuniones internacionales recientes (...). La reunión de Estrasburgo en 1990, en particular, anunció que las naciones europeas signatarias de la conferencia acordaron poner en práctica políticas de conservación de los recursos genéticos forestales en sus territorios. En Francia, el establecimiento de la Comisión de Recursos Genéticos Forestales por el Ministerio de Agricultura en 1989, y la preparación subsiguiente de un programa apropiado, fueron expresión concreta de este compromiso.
Esto da lugar a un trabajo de 1999 en el que se trazan los antecedentes históricos y acontecimientos recientes sobre este despertar, cuyo autor es Michel Arbez, quien, junto con Georges Steinmetz, (1991), es el inspirador de la conservación de los recursos genéticos forestales en Francia. El trabajo examina las acciones en el contexto de una política nacional coordinada.
El trabajo preliminar para la aplicación gradual de la política de recursos genéticos forestales en Francia, durante los últimos doce años, ha implicado una serie de esfuerzos para tratar este tema con una extensa gama de personas y entidades interesadas, incluida la información, la creación de una conciencia sobre el tema y una serie de discusiones, que culminan en 1997 con la elaboración de una Carta Nacional en la que participaron muchos forestales del sector público y del sector privado y socios institucionales. La Carta "propone un marco para la organización del programa nacional de ordenación y conservación de los recursos genéticos forestales . Una Carta Nacional para la ordenación de los recursos genéticos, publicada en 1999, comprende de forma más general todos los recursos vivos del país.
Este artículo resume brevemente las redes nacionales de conservación existentes y su ordenación, indicando una serie de perspectivas de investigación y desarrollo para acciones subsiguientes.
1. REDES NACIONALES DE CONSERVACIÓN IN SITU Y EX SITU
Se pueden enumerar al menos cuatro métodos de conservación de recursos genéticos forestales (Teissier du Cros 2000).
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20 unidades de conservación seleccionadas entre los
rodales clasificados como representativos de los principales tipos de masas de
haya. |
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rodales seleccionados en condiciones específicas:
límites meridionales del territorio francés, límite
superior del arbolado, haya torcida |
Redes operativas
In situ: |
Haya (Fagus sylvatica): 27 unidades de
conservación (parcelas forestales) |
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Abeto blanco (Abies alba): 18 unidades de
conservación (parcelas forestales) |
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Dinámica ex situ: |
Cerezo silvestre (Prunus avium): 2 unidades de
conservación |
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Estática ex situ: |
Olmo europeo (Ulmus minor): |
300 árboles |
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Olmo liso (Ulmus laevis): |
80 árboles |
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Olmo de montaña (Ulmus glabra): |
30 árboles |
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Álamo negro (Populus nigra): |
400 árboles |
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Serbal (Sorbus domestica): |
106 árboles |
In situ: Roble albar (Quercus petraea) |
20 unidades de conservación (parcelas
forestales) |
Abeto rojo (Picea abies)
Pino marítimo (Pinus pinaster)
Cerezo silvestre (Prunus avium)
Olmo de montaña (Ulmus glabra)
Olmo liso (Ulmus laevis).
Estudios básicos
Mostajo o peral de monte (Sorbus torminalis)
Pino negro (Pinus nigra spp.
salzmannii).
2. CUESTIONES RELATIVAS A LA ORDENACIÓN IN SITU DE LAS UNIDADES DE CONSERVACIÓN
Bajo el patrocinio de la Comisión Francesa de Recursos Genéticos Forestales, la cuestión de la ordenación de la red de conservación existente y de los proyectos de futuras redes ha suscitado una serie de discusiones sobre la dimensión de las unidades de conservación y cómo mantener su integridad y adaptabilidad intactas a lo largo de una serie de generaciones. Estas discusiones estaban basadas en un examen de la bibliografía existente sobre los flujos de genes forestales (Couvet et al. 1999) y sobre los problemas planteados por los diseñadores y gestores de las redes in situ. Estas discusiones comprendieron los siguientes puntos principales.
La finalidad de la conservación in situ es asegurar el potencial de adaptación a largo plazo de las especies o poblaciones, dejándoles libertad al propio tiempo para su evolución dentro de sus respectivos ambientes, permitiendo de este modo su adaptación al cambio. Esto significa que nuestras posibilidades están supeditadas a las necesidades de las futuras generaciones de árboles y poblaciones, al menos tal como las concebimos, en contraposición con las necesidades de los árboles existentes. Para lograr este fin las redes operativas tienen tres objetivos de trabajo en común:
Objetivo 1: Asegurar una regeneración suficiente de las unidades de la red de conservación mediante reproducción sexual,No se prevén condiciones adicionales. Sin embargo, se recuerda a los diseñadores y gestores de la red la necesidad de considerar los acontecimientos que suceden en las áreas circundantes, conscientes de las distancias a que puede ser transportado el polen e incluso la semilla, por el viento o los animales. La vigilancia es fundamental. En particular, la misma existencia de las redes de conservación implica alertar a los responsables de la política forestal de que el traslado de material reproductivo de árboles forestales para reforestación puede tener un efecto imprevisto en la durabilidad de la red de conservación.Objetivo 2: Fomentar la diversidad genética y la estructura de tal regeneración,
Objetivo 3: mantener las características ecológicas y genéticas de las unidades de la red de conservación a lo largo de una serie de generaciones.
Los expertos en genética de poblaciones están generalmente de acuerdo en que la parcela central o medular de conservación debe contener como mínimo 500 especímenes productores de fruto con el fin de cumplir los dos primeros objetivos antes mencionados. Además, el área central debe estar rodeada por una zona de aislamiento con las tres funciones siguientes:
Como la regeneración es una época sensible en la vida y el ciclo de una unidad de conservación, se plantean dos problemas:
Para las especies sociales de frondosas como el haya, el roble y el abeto blanco, las redes existentes parecen cumplir estos objetivos. La superficie real de la zona central normalmente excede de las 5 ha. especificadas (la figura 2 muestra una parcela de más de 16 ha., que representa cerca de 1.000 ejemplares reproductores). Considerando la superficie de la zona periférica de aislamiento (que comprende 218 ha. en el ejemplo de la Figura 2), esto permite la acción recíproca de millares de ejemplares para contribuir a la regeneración de cada parcela de conservación. En este caso, el papel del gestor es, por tanto, asegurar la intervención en la regeneración del máximo número de árboles reproductores (esto no está reñido necesariamente con que el papel del gestor en una parcela normal sea asegurar la reproducción de los mejores ejemplares). Como los árboles adultos sólo raramente fructifican todos en el mismo año, se recomienda con fuerza que la regeneración se escalone en varios años de formación de fruto, si resulta biológicamente aplicable para la especie.
Figura 2. Unidad de conservación en el este de Francia: Bosque Estatal de Haye, Nancy.
Las líneas rayadas representan el área central (mínimo 5 ha., en este caso 16 ha.). La línea negra gruesa representa la zona de aislamiento de 218 ha. en las que no se establecieron genotipos exóticos. La parte norte de la zona central y varias parcelas de la zona de aislamiento sufrieron fuertes daños en las tormentas de diciembre de 1999.
Para especies pioneras, por ejemplo el álamo negro (Populus nigra) a lo largo de cursos de agua, se aplica la ordenación del ecosistema al nivel de sitio protegido (protegido no significa que no esté ordenado). Los tres objetivos antes mencionados serían además de los otros objetivos inherentes a tales sitios. Sin embargo, la viabilidad de este tipo de ordenación de objetivos múltiples tiene aún que comprobarse. De hecho, una especie pionera como el álamo negro no puede mantenerse por sí misma a largo plazo sin una interrupción ambiental. Corresponde al gestor ordenar los objetivos de la ordenación del área protegida o plan de aprovechamiento con una escala de tiempo determinada.
Para especies dispersas como el peral de monte o mostajo (Sorbus torminalis, especie piloto), es necesario definir la noción del sitio de conservación y naturalmente, el mismo concepto de la propia red. Se necesitará contar con un área suficientemente extensa-probablemente toda una masa o incluso una región- para obtener 500 árboles reproductores. Será difícil lograr el Objetivo 3 si se establecen recursos exóticos de los árboles silvestres en la masa o en sus proximidades. Si se tuviera el plan de someter esta especie a las leyes y reglamentos sobre material de propagación de árboles forestales, sería necesario parcelar el área incluida con el fin de limitar las transferencias dentro de Francia. En cualquier caso, es imprescindible analizar mejor este tema y, con toda probabilidad, considerar soluciones más flexibles que para las parcelas establecidas para las especies frondosas sociales, siendo necesaria también una ordenación más diversificada.
Otra cuestión interesante se plantea ante la destrucción forestal ocasionada por las tormentas de diciembre de 1999. Consiste en cómo tratar y regenerar áreas de destrucción tan extensa. El criterio principal en este caso es el número de árboles reproductores. Donde son demasiado escasos, la próxima generación puede fácilmente fracasar en el cumplimiento de nuestros tres objetivos. En tal caso, y esto es lo que sucedió en el centro de la unidad de conservación representada en la Figura 2, podría ser recomendable eliminar los pocos árboles semilleros restantes porque cada uno podría desempeñar un papel demasiado preponderante en la composición de la generación siguiente, y dejar que se reproduzcan los árboles semilleros circundantes. Cuando el área de devastación es demasiado extensa, se puede recolectar semilla de una faja alrededor de la zona central que se reconstituiría por plantación de brinzales.
3. CONTRIBUCIÓN DE LOS SIGNATARIOS DE LA CARTA
La situación general de los recursos genéticos forestales en la parte continental de Francia es buena. Las primeras políticas de protección forestal, la variedad ambiental y la diversidad de estilos de ordenación han llevado al mantenimiento de una diversidad considerable de especies forestales. La mayoría de las medidas existentes de conservación se aplican en los bosques estatales o en los bosques comunales de propiedad pública que están ordenados dentro de los departamentos franceses por un organismo público, el Office National des Forêts. Esto constituye una buena garantía de permanencia para la conservación y la vigilancia a largo plazo. Sin embargo, es fundamental la cooperación del sector privado (la mayor parte de los propietarios forestales de la Francia continental son privados). La ordenación de las masas está frecuentemente más diversificada en el sector privado dando acceso de este modo a recursos específicos que no siempre pueden proporcionar las masas forestales regulares y con frecuencia de una sola especie. Por ejemplo, es difícil encontrar gran diversidad de frondosas en una masa regular de hayas o robles comunes. Tales especies son con frecuencia heliófilas y de menor longevidad y están gravemente limitadas cuando llega el momento de regenerarlas o aplicar una ordenación selvícola, incluso cuando están más atendidas.
El hecho de que la adhesión a la Carta y por tanto, a la organización francesa, sea de carácter voluntario, le da una mayor flexibilidad, facilitando a los propietarios y gestores el cumplimiento de sus responsabilidades. Hay que señalar que aunque se han hecho grandes progresos en conservación genética a nivel nacional, los gestores forestales están aún poco informados sobre su necesidad y las herramientas disponibles para lograrla.
4. PERSPECTIVAS
Doce años de actividades continuadas en el campo de la conservación de los recursos genéticos forestales parecen haber dado resultados muy positivos. Organizaciones científicas y técnicas han contribuido a ello coordinando sus esfuerzos. Se han propuesto e iniciado programas de investigación y se han movilizado fondos nacionales e internacionales. Los resultados de estas investigaciones han aclarado nuestros conocimientos y han dado lugar a nuevos descubrimientos sobre el flujo de genes y la función genética de las poblaciones arbóreas. Se han establecido redes de conservación y se van a seguir estableciendo otras. Igualmente se han establecido programas conjuntos de estudio sobre diversidad genética en bosques tropicales como el Grupo de Interés Científico Silvolab en la Guayana Francesa.
Pero este comienzo positivo no debe ocular los problemas reales o potenciales como las lagunas educativas en los estudios forestales y el riesgo real de que los científicos, los gestores y las autoridades gubernamentales pierdan interés porque el tema se haga demasiado rutinario o se considere improductivo. Es necesario también destacar la necesidad de considerar la ordenación de los recursos genéticos como parte de la ordenación forestal normal. Debe resolverse la cuestión de cómo integrar la conservación y los conceptos de orientación genética dentro de los planes de ordenación forestal públicos y privados. Por último, la experiencia nos ha enseñado a no comprometer el futuro de aquellos recursos cuya importancia comercial no sea evidente de forma inmediata: las especies que no son económicamente interesantes merecen también atención. Indudablemente, el haya (Fagus sylvatica), el peral de monte (Sorbus torminalis) y el tejo (Taxus baccata) no siempre fueron considerados como especies nobles y valiosas. Todo esto está relacionado con la preocupación mundial por la conservación de la diversidad biológica y por hacer convergentes el trabajo de los forestales y el de los protectores del medio ambiente. La contribución de las áreas y parcelas protegidas que están comprendidas en la aplicación de la directiva europea Natura 2000 ha sido analizada hasta ahora sólo muy parcialmente.
Muchas cuestiones científicas y técnicas continúan sin resolverse. ¿Cuál es la función genética a largo plazo de una unidad de conservación? ¿Qué nuevas especies-modelo merecen consideración? ¿Cuál es el verdadero impacto de las plantaciones, en cuanto a contaminación genética potencial de las unidades de conservación? ¿Cuánto cuesta la conservación y qué consideración debe darse a las consecuentes limitaciones para el propietario? ¿Puede compatibilizarse la conservación genética de varias especies en la misma parcela y, de ser así, cómo? Éstos son algunos de los problemas que se están estudiando por la Comisión de Recursos Genéticos Forestales, que recibirá con agrado cualquier tipo de sugerencias.
INFORMACIÓN ADICIONAL
Bureau des Ressources génétiques, 1999. Charte nationale pour la gestion des ressources génétiques. Bureau des Ressources Génétiques. Paris. 99 pp.
Commission des Ressources Génétiques Forestières. Une charte pour la conservation des ressources génétiques des arbres forestiers, 1997. Bureau des Ressources Génétiques. Paris. 10 pp.
Couvet, D., Austerlitz, F., Brachet, S., Frascaria-Lacoste, N., Jung-Muller, B., Kremer, A., Streiff, R., 1999. Flux génique chez les arbres forestiers. Summary of the literature. 68 pp.
Démesure, B., Oddou, S., Le Guerroué, B., Lévèque L., Lamant T. & Vallance, M. 2000. LAlisier torminal: une essence tropicale qui signore ? Bulletin technique de lONF, No 39, janvier 2000: 51-64.
Steinmetz, G., 1991. Les ressources génétiques forestières et leur protection. Rev. For. Fr. 43, n° spécial, 28-31.
Teissier du Cros, E., (Coordonnateur), 1999. Conserver les ressources génétiques forestières en France. Ministère de lAgriculture et de la Pêche, Bureau des Ressources Génétiques, Commission des Ressources Génétiques Forestières, INRA-DIC, Paris, 60 pp.
Teissier du Cros, E., 2000. Un ensemble cohérent de références pour la gestion et la conservation des ressources génétiques forestières en France. Rev. For. Fr. 52(5): 391-400.