R.H. Kemp
R.H. KEMP es jefe de la Sección de Silvicultura Tropical, Instituto Forestal de la Commonwealth, Universidad de Oxford.
FORESTAL AUSTRALIANO DISPARA A LAS RAMAS PARA OBTENER SEMILLA - apuntando hacia una elevada calidad
El período transcurrido desde la última Consulta Mundial ha presenciado abundantes actividades por parte de individuos e instituciones de investigación a escala nacional y particularmente internacional. Los países desarrollados, principalmente en las zonas templadas, han sido en gran medida los responsables de la elaboración de los criterios y estrategia de la conservación genética y poseen en alto grado los medios para la prospección y conservación de sus recursos genéticos vegetales en su propio interés, tanto divididos como en colaboración. Es en los trópicos y subtrópicos donde existe el mayor potencial de desarrollo de los recursos genéticos forestales, y donde las actividades de conservación son más urgentemente necesarias.
El Cuadro de Expertos de la FAO sobre Recursos Genéticos Forestales inició en 1968 un programa de acción para la prospección y recogida de semillas, que se ha llevado a la práctica mediante los trabajos de instituciones y organizaciones de investigación con una amplia contribución financiera procedente de fondos de ayuda bilaterales, así como en parte procedente del Programa Ordinario de la FAO (FAO, 1969, 1972, 1974a, 1975a, 1976). Además, el Cuadro ha contribuido a conseguir la aceptación todavía creciente de que la conservación de los recursos genéticos forestales es una cuestión de interés y acción mundiales. Este interés fue expresado en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente, celebrada en Estocolmo en 1972, y en el Programa Mundial para el Uso Mejorado de los Recursos Genéticos Forestales (FAO, 1974b), pero las actividades para conservar los recursos genéticos en la escala exigida y recomendada por el Cuadro apenas si han empezado.
Los problemas de la prospección y la conservación para una especie cuyo hábitat natural se limita a un solo país son diferentes de los de una especie que se extiende por muchos países diferentes y quizá por varios continentes (Koster, 1977). Los primeros planes de cooperación internacional se trazaron entre países equipados e interesados por el intercambio de semillas procedentes de sus propios sectores de hábitat de una especie. La acción cooperativa por intermedio de la Unión Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal (IUFRO) ha sido muy satisfactoria y ha abarcado una ulterior innovación, según la cual un instituto puede emprender la recogida de semillas por cuenta de varios países, incluido el suyo propio, que estén interesados por la especie. Tales expediciones (por ej., Barner, 1971) han tenido influencia en el desarrollo de los procedimientos, en la revelación de problemas y en el establecimiento de normas.
Algunos países con servicios forestales bien desarrollados, ya interesados por la prospección y recogida de semillas, facilitan material para la distribución internacional. como se ve por los trabajos del Poplar Council y del Servicio Forestal y el Tree Seed Service Centre en los Estados Unidos, o el Seed Centre de la Commonwealth Scientific and Industrial Research Organization (CSIRO) en Australia. El programa sobre el eucalipto, iniciado por el Forestry and Timber Bureau y proseguido por la CSIRO (Turnbull, 1977), ha sido de la máxima importancia para muchos países en desarrollo que, de otra forma, no hubieran tenido acceso a este material valioso. La modesta contribución financiera de la FAO es un ejemplo del uso más eficaz de los fondos internacionales limitados hasta la fecha disponibles.
Incluso para Australia, la amplitud de la prospección necesaria es una tarea inmensa, ya que exige tiempo del personal especializado, así como gastos financieros. Un ejemplo de la cooperación se aprecia en la misión de recogida de semillas del Centre technique forestier tropical (CTFT), de Francia, enviada a Australia, Timor e Indonesia en 1973 (Cossalter, 1974). Aunque esta misión se realizó primordialmente en beneficio de los países en que el CTFT participa en programas de investigación, muchos otros países pueden también beneficiarse. Como resultado, se han establecido en Africa por primera vez parcelas de ensayo y algunas masas más grandes de procedencias hasta la fecha no disponibles de eucaliptos tropicales, y estas escasas poblaciones exóticas se convertirán en fuentes locales de distribución más amplia de material reproductivo para otros países africanos en el futuro.
Muy pocos países en desarrollo cuentan con recursos para acometer la prospección y recogida de semillas fuera de sus propias fronteras, e incluso dentro de sus propios países tienen otras prioridades sobre su personal y fondos limitados. En estas circunstancias, el programa recomendado por el Cuadro de la FAO y financiado y ejecutado principalmente mediante organizaciones de ayuda bilateral, notablemente en Dinamarca y el Reino Unido, ha tenido el mayor éxito en los últimos años (Keiding y Kemp, 1977, Wood y Greaves, 1977). Como resultado de estos trabajos, casi 50 países de los trópicos y subtrópicos han podido establecer ensayos de procedencias de especies prometedoras de crecimiento rápido, incluidas muchas procedencias nunca recogidas anteriormente. Los ensayos muestran que algunas de éstas son claramente diferentes y señaladamente superiores a introducciones anteriores de la especie (Keiding y Kemp, 1977). Al objeto de completar el muestreo del hábitat completo de procedencias y de satisfacer las exigencias de ensayos y las nuevas necesidades de conservación de genes, normalmente se necesitan varios años de recogida de semillas. En estos casos, se han establecido centros locales de semillas en asociación con institutos de ultramar que realizan prospecciones y recogida de semillas con fondos de ayuda bilateral, y esta novedad ofrece las mejores perspectivas de provisiones futuras de semillas.
UN FORESTAL NICARAGÜENSE BUSCA SEMILLAS DE Pinus pseudostrobus - una especialización
Se ha considerado de nuevo el estudio de la variabilidad genética y de sus repercusiones para la prospección. La base teórica de las estrategias de muestreo para las plantas de cultivo se ha examinado en documentos recientes (Hawkes et al., 1976), muchas de las cuales son pertinentes para la prospección de especies arbóreas (véase también Stern y Roche, 1974). Sin embargo, falta información básica sobre las modalidades de variación, comportamiento de la floración y fructificación y sistemas de cría, especialmente para especies arbóreas tropicales. Por esta razón, la mayor parte de las prospecciones se han guiado por principios generales, modificados por las necesidades prácticas impuestas por las condiciones locales (Kemp, 1976). Las prospecciones hechas han acrecentado grandemente los conocimientos anteriores mediante la recogida de datos ecológicos y de distribución, muestras de herbarios y muestras bioquímicas (por ejemplo, resina de pino) para estudios taxonómicos.
Los programas internacionales, en los cuales la distribución de la semilla y la coordinación de los ensayos están centralizadas, han abierto nuevas posibilidades para los estudios genecológicos, así como para la evaluación de la interacción procedencia y ambiente (Burley y Kemp, 1973). Han hecho necesaria la ideación de sistemas computarizados para la memorización y recuperación de datos (por ej., Burley et al., 1973). También se han conseguido adelantos en los métodos para la evaluación rápida de grandes números de muestras de madera procedentes de árboles bajo la influencia del medio ambiente en el lugar de introducción (Hughes y Andrew, 1974). Mediante la colaboración entre los institutos que dirigen y coordinan la investigación y los casi 50 países tropicales que realizan los ensayos de campo (Wood y Greaves, 1977), existen nuevas posibilidades para el reconocimiento temprano de poblaciones que merecen prioridad para una nueva recogida y conservación de genes.
Hoy se reconoce mucho más la necesidad de conservar los recursos genéticos forestales y la metodología de la conservación, tanto in situ como ex situ, ha sido objeto recientemente de examen detenido (por ej., Fowler y Yeatman, 1971; Roche et al., 1975).
Los distintos países que cuentan con medios adecuados para prospección y protección de sus recursos genéticos están ya desplegando tales actividades en su propio interés, ayudando con ello a demostrar y ensayar los métodos utilizados (por ej., Hagman, 1971). En algunos casos, los países vecinos cooperan en la compilación de listas de especies amenazadas y en la conservación de su diversidad genética, por ejemplo Canadá, México y los Estados Unidos (Barber y Krugman, 1974). Las especies que se sabe se hallan en grave peligro se registran en los libros rojos de datos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y sus Productos (UICN), mientras que otras no sujetas gravemente a peligro como especie, pero que sufren un empobrecimiento genético grave en alguna parte de su hábitat, se incluyen en una serie de hojas de datos producidas bajo los auspicios de la IUFRO, Grupo de Trabajo sobre Conservación de Recursos de Genes (FAO, 1974c).
En muchos países tropicales y subtropicales, los medios son muy limitados y se ha propuesto ayuda internacional tanto financiera como operativa (Kemp et al., 1972, FAO, 1974b). Aún no se ha conseguido un apoyo financiero efectivo de las organizaciones internacionales. Sin embargo, el Consejo Rector del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) decidió consignar fondos para apoyar la conservación de los recursos genéticos durante su primer bienio, y subsiguientemente el PNUMA convino en financiar un estudio experimental a breve plazo sobre «metodología de la conservación de recursos genéticos forestales» (Roche et al., 1975). Como consecuencia de las recomendaciones de este estudio, que apoyaban aquellas otras formuladas anteriormente por el Cuadro de la FAO (FAO, 1974b), un nuevo proyecto para la «conservación de los recursos genéticos forestales», presentado por la FAO en junio de 1975, entró en su fase operativa en la segunda mitad de 1976.
Se carece de información básica sobre la modalidad de variación, floración y fructificación, y sistemas de mejora, especialmente para las especies arbóreas tropicales.
Como hizo observar Frankel (1977), en muchos países existen ya fondos secundarios de genes de diversas especies de árboles mediante el uso generalizado de especies exóticas en plantaciones. Estas están normalmente sujetas a manejo y sus recursos genéticos, por consiguiente, quedan influidos por criterios de producción y la idea de las plantaciones para conservar específicamente los recursos genéticos forestales es relativamente reciente (por ej., Bouvarel, 1970). El Cuadro de la FAO (FAO, 1974b) reconoció las responsabilidades internacionales que entraban en juego y los principios y métodos fueron discutidos a fondo por Guldager (1975).
El proyecto, en su forma aceptada por el PNUMA, constituye la fase experimental de lo que se espera sea un programa en expansión a largo plazo y, al presente, tiene una duración solamente de dos años. La importancia principal se concede a las actividades ex situ, mediante apoyo a la recogida de semillas y al establecimiento de masas de conservación en 10 países tropicales. I as especies propuestas por el Cuadro de la FAO fueron elegidos, en parte, debido a su importancia demostrada y, en parte, porque ya se disponía de semillas de algunas de las procedencias más valiosas y en peligro procedentes de colecciones hechas por el Commonwealth Forestry Institute, Oxford (C.F.I.) y la CSIRO de Australia. En 1977, la distribución de semillas, la selección y preparación de estaciones y la cría de material de vivero para las masas de conservación estaban bien adelantadas en varios países. También se han tomado disposiciones limitadas para prestar asistencia en la conservación in situ de los ecosistemas forestales en India y en Africa occidental y oriental, pero en este terreno no pueden esperarse resultados espectaculares en tan breve período.
Otro sector en el que se han alcanzado resultados es la investigación y el almacenamiento de semillas. Las semillas de muchas especies de crecimiento rápido para plantaciones pueden almacenarse fácilmente durante largos períodos, a veces durante decenios, sin pérdida grave de viabilidad o cualquier otro efecto perjudicial aparente. Sin embargo, existen otras especies, particularmente en los bosques higrofíticos tropicales, cuyas semillas pierden toda la viabilidad en unas cuantas semanas, o incluso días, después de la caída de aquellas en condiciones normales. Esta ha sido una limitación primordial al empleo de tales especies en las plantaciones, especialmente como exóticas. En fecha reciente se ha podido disponer de abundante información, particularmente en la práctica agrícola, pero, con frecuencia, era pertinente a la dasonomía (por ej., Harrington, 1970, 1972; Roberts, 1972, 1975; Wang, 1974, 1975; Barner, 1975; Turnbull, 1975).
Frankel (1977) ha hecho observar las nuevas técnicas en perspectiva para el almacenamiento de semillas «recalcitrantes» (por ej., Villiers, 1975; Sakai y Noshiro, 1975). Si bien tales estudios fundamentales sin duda se centrarán en torno a las semillas agrícolas, los resultados probablemente mejorarán las perspectivas para el almacenamiento a largo plazo de las semillas y pueden revestir importancia particular para muchas especies de bosque higrofítico tropical. Al presente se sabe poco o nada acerca del comportamiento de las semillas de tales especies y de la forma en que pueden quedar afectadas por el tratamiento dado durante la recogida, manipulación y almacenamiento. La necesidad de más estudios sobre semillas de árboles tropicales quedó subrayada en el Simposio Internacional de la IUFRO sobre semillas en 1973 (Simak y Kamra, 1973; Kamra, 1974) y en las jornadas de trabajo de la Asociación Internacional de Ensayo de Semillas (ISTA) sobre ensayo de semillas de árboles forestales en 1975.
Se han conseguido adelantos importantes en el almacenamiento satisfactorio de semillas que, si bien son esencialmente «ortodoxas», exigen cuidados y tratamientos especiales durante el período crítico que sigue inmediatamente a la caída de las semillas para llevarlas con seguridad a una condición adecuada de almacenamiento a baja temperatura. Una vez atravesado este período crítico, pueden almacenarse satisfactoriamente durante decenios, abriendo así nuevas posibilidades para la conservación y utilización. Como ejemplo, pueden citarse los trabajos sobre las semillas de Agathis spp. Como resultado, existen nuevas posibilidades para ensayos de plantación y conservación genética de poblaciones seleccionadas de este valioso género (Whitmore, 1977).
Pese a algunos resultados positivos alcanzados en la prospección y conservación, la pérdida de recursos genéticos forestales ha aumentado durante el decenio último y prosigue a un ritmo acelerado. Esta pérdida no puede cuantificarse con exactitud: de hecho, la falta de información precisa sobre la naturaleza, emplazamiento y estado de conservación de los recursos genéticos valiosos es por sí misma un problema de mayor cuantía. Sin embargo, la destrucción de los bosques naturales, particularmente en los trópicos, es tan rápida y generalizada que no hay duda de que algunas poblaciones valiosas han quedado ya perdidas en los últimos años y otras están gravemente amenazadas. El peligro es probablemente más grave en los bosques higrofíticos tropicales, ya que éstos no están bien representados en la lista de las Naciones Unidas de parques nacionales y reservas equivalentes, de 1975. Algunas zonas, que hasta la fecha han recibido una protección selectiva dentro de las reservas forestales, están hoy amenazadas a medida que el bosque natural se va convirtiendo cada vez más en plantaciones de alto rendimiento, utilizando con frecuencia especies exóticas (Kemp et al., 1975). Este proceso es evidente y va en rápido crecimiento en muchos países africanos, mientras que en otros lugares zonas tales como el bosque higrofítico amazónico, que previamente había estado protegido por su inaccesibilidad, en fecha reciente ha quedado expuesto a la explotación y al desbosque masivo. En el Asia sudoriental, se ha estimado que los recursos madereros totales de los bosques higrofíticos tropicales no es probable que duren más allá del final del siglo (Whitmore, 1975). Debido a la gran diversidad de especies en los bosques higrofíticos y a la casi completa falta de conocimientos sobre su ecología y genética, su conservación es al presente inseparable de la conservación de los ecosistemas en que se produce (Roche, 1975b).
El peligro de destrucción es más grave en los bosques higrofíticos tropicales, incluso en las áreas protegidas, ya que el bosque natural se esta convirtiendo cada vez más en plantaciones de crecimiento rápido.
Incluso las especies y poblaciones que ya han demostrado figurar entre las más valiosas para las plantaciones de alto rendimiento, se hallan en peligro (Turnbull, 1977; Keiding y Kemp, 1977). Frecuentemente, las poblaciones que más se hallan en peligro son aquéllas en la linde de la zona de distribución ecológica o geográfica (por ej., Kemp, 1975) y éstas pueden figurar entre las más valiosas para su empleo en otros lugares en condiciones extremas de estación (Koster, 1977; Holzer, 1977). Hay pruebas de que tales poblaciones marginales son genéticamente diferentes de aquellas en el centro del hábitat debido a diferentes presiones selectivas para la supervivencia (Sziklai y De Vescovi, 1977). Para las especies que ya se utilizan en plantaciones existe el peligro de falta de integridad genética dentro de las poblaciones mediante una contaminación procedente de otras poblaciones introducidas desde otros lugares (por ej., Frankel, 1977; Holzer, 1977; Keiding y Kemp, 1977; Turnbull, 1977).
Existen al presente solamente 12 especies tropicales en los principales ensayos internacionales de procedencias y para algunas de éstas el muestreo del hábitat dista mucho de ser completo. Con los recursos dedicados hasta la fecha a estos trabajos parecen existir escasas perspectivas de incrementar este número a un ritmo medio de quizás más de dos especies por año. A este ritmo, haría falta más de un siglo para explorar y recoger el material representativo de aquellas especies ya recomendadas por el Cuadro de la FAO como necesitadas de tal actividad.
La determinación de prioridades en la lista de actividades en espera es más importante, pero en éste, como en otros muchos aspectos de la prospección, la falta de información es un problema primordial (Keiding y Kemp, 1977). Posteriormente, al comienzo de la prospección, la falta de datos sobre la distribución natural de una especie, su variabilidad y épocas de floración y fructificación por toda una zona de distribución y las posibilidades de acceso, viaje y transporte de material complican ano más los problemas prácticos que entran en juego (Kemp et al., 1975). Los planes de muestreo realmente eficientes solamente podrán diseñarse después de un estudio completo de la variación dentro de una especie, pero en muchos casos la recogida de semillas es un requisito previo esencial a la prospección de la variación genética (Turnbull, 1977).
Para muchos países en desarrollo la necesidad de seleccionar y multiplicar las variedades de alto rendimiento más adecuadas y de iniciar nuevos mejoramientos basados en estas poblaciones es inmediata. Sin embargo, las semillas de las procedencias que hayan demostrado ser superiores en los ensayos quizás no puedan obtenerse. Aun cuando la población original no haya sido destruida por entero, puede haber quedado reducida por la explotación o por el desbosque a zonas de regeneración joven, quizás con algunos árboles supermaduros o poco apropiados, o a masas residuales en emplazamientos remotos e inaccesibles. Se ha observado que, incluso para especies de importancia generalizada, la nueva obtención de semilla de procedencias que hayan demostrado ser superiores en los ensayos en cantidad suficiente para satisfacer las necesidades de muchos países en desarrollo es una dificultad de mayor cuantía (Turnbull, 1977). El programa internacional de prospección e investigación, con la cooperación de muchos países en desarrollo, puede abrir el camino a la creación de plantaciones de alta productividad en gran escala, pero solamente si se toman medidas para asegurar que se dispone de cantidades suficientes de material reproductivo de las procedencias más apropiadas cuando y donde se necesitan (Keiding y Kemp, 1977).
Pese al peligro inmediato, han mejorado las perspectivas para la conservación a más largo plazo desde la última Consulta Mundial, debido, en parte, a haberse despertado un interés por la conservación de la naturaleza y, en parte, al despliegue de una acción cooperativa en el ámbito del propuesto Programa Mundial (FAO, 1974b). La organización cooperativa es todavía fragmentaria y débil, con fondos y personal inadecuados, pero se prevé un apoyo internacional más fuerte.
Frankel (1977) ha hecho observar la afinidad especial entre la conservación de árboles forestales y la conservación de la naturaleza y las posibilidades de establecer reservas de fondos de genes de especies amenazadas en asociación con reservas de la naturaleza (véase también Roche et al. 1975). Turnbull (1977) indica en qué forma este criterio está adquiriendo forma en Australia y podrían citarse ejemplos análogos de otros países. Ya se hizo notar la necesidad esencial que existe de conservar in situ los recursos genéticos de muchas especies del bosque higrofítico tropical y, en los casos en que se encuentran 100 a 200 especies arbóreas en una sola hectárea, mientras que el número de individuos de una especie que se reproducen puede ser únicamente de uno o dos por hectárea, puede resultar necesario que se aparten grandes zonas de bosque. Hay que recordar, sin embargo, que es posible conservar con seguridad en un número relativamente pequeño de individuos los genes y complejos de genes de los cuales depende la mayoría de las características importantes, por lo que generalmente es errado sugerir que haya que apartar vastas zonas de bosque para satisfacer las necesidades de la conservación genética.
La integración de la conservación de la naturaleza y la conservación de los recursos genéticos en una escala mundial se llevó un estadio más adelante con la formación del Cuadro de Expertos sobre el Proyecto 8 del Hombre y la Biosfera en 1973, y el consiguiente informe final sobre este proyecto (Unesco, 1973). Un informe posterior sobre la elección y establecimiento de reservas de la biosfera (Unesco, 1974) recomendaba la facilitación de fondos internacionales para ayudar a los países en la formación de reservas, sugiriendo concretamente el recurso al asesoramiento, cooperación y asistencia del PNUMA. En conjunto, se han propuesto 200 lugares para reservas de la biosfera por 40 países. La mayor parte de las reservas de la biosfera se hallan en los parques nacionales existentes u otras zonas protegidas, y su designación quizá no altere por sí misma su estado protector previo o reduzca el peligro de daños o invasiones.
SELECCIÓN DE SEMILLAS DE PROCEDENCIA DE Pinus oocarpa - para conservar los recursos genéticos
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y sus Recursos (UICN) está realizando reconocimientos para evaluar la amplitud en que las muestras representativas de ecosistemas naturales están efectivamente protegidas en los parques nacionales, reservas naturales y otras zonas protegidas (por ej., Lamprey, 1975; Whitmore, 1976). El estudio de conservación de los bosques higrofíticos tropicales ya terminado para Asia se está ampliando a Africa y a América. Mediante la asociación de la UICN con el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) podrá conseguirse una ayuda financiera muy notable para la conservación en Indonesia y Suriname. Un ejemplo anterior es la creación de las reservas de tigres en la India. Estas se hallan situadas en reservas forestales existentes y comprenden una «zona amortiguadora», que es la modalidad recomendada para la conservación in situ (Roche, 1975a). Tal acción, en vista de su fuerte apoyo político y financiero, ofrece buenas perspectivas de una conservación eficaz a largo plazo de los recursos genéticos forestales de los bosques tropicales.
Sin embargo, este ejemplo ilustra también las limitaciones de las reservas de la naturaleza para esta finalidad, dado que la selección y manejo de las reservas de tigres están viciadas hacia su finalidad primordial. Si bien un régimen bien elegido de reservas naturales estrictas puede conservar los recursos genéticos de las especies arbóreas importantes en algunas partes de su hábitat, puede fallar en la protección de poblaciones particularmente valiosas de una especie, por ejemplo en las zonas marginales. Además, muchos árboles de plantación de crecimiento rápido son especies colonizadoras y no miembros de las comunidades clímax, pero de fases seriales, y conservar in situ poblaciones de este tipo puede exigir un manejo preciso de la reserva o de una parte suficiente de ella, por ejemplo, mediante un régimen de quemas controladas. Esto significa que la opinión forestal informada debe desempeñar su parte tanto en la selección como en el manejo de las reservas naturales.
La realización de plantaciones para la conservación de los recursos genéticos de especies seleccionadas y procedencias ex situ, en diversos ambientes, proporciona nuevas oportunidades para la expresión de la diversidad genética que existe y para el desarrollo de nuevas combinaciones de genes en armonía con los nuevos ambientes.
En el contexto más amplio de la conservación de los recursos genéticos vegetales en general, está comenzando a surgir una «red mundial» de centro de recursos genéticos (Frankel, 1975) y se está dando forma a centros regionales en zonas clave (por ej., Kjellquist, 1975). Desde hace mucho tiempo se viene abogando por centros regionales para la recogida, distribución y conservación de semillas de árboles forestales y otras investigaciones conexas (por ej., Hagman, 1969) y existen prototipos en varios países tropicales así como templados, si bien al presente quizá éstos funcionen principalmente como centros nacionales más que regionales. La evolución de un centro nacional en uno regional, siempre que sea adecuado, es probablemente el mejor procedimiento de establecimiento. En todos los países se necesita un centro nacional interesado por los recursos genéticos forestales, si bien en su forma primera y más simple puede consistir únicamente en un centro de información, quizá integrado por una sola persona, emplazado en una organización ya existente, que facilite y reciba información como parte de la red internacional (Kemp, 1974). En respuesta a una carta circular distribuida por la FAO en 1975, más de 70 países han nombrado hasta la fecha un coordinador nacional de información sobre recursos genéticos forestales, y éstos contribuirán ¿n el futuro a identificar los puntos peligrosos en que se necesita una acción urgente, a la vez que ayudarán con información necesaria para la prospección y recogida. Podría acopiarse mucha más información durante el curso de otras operaciones ordinarias, sin emplear personal adicional, si se instituyeran procedimientos simples. Existen oportunidades en el curso de los inventarios y reconocimientos forestales que pueden tener otras finalidades especificas, pero que tienen fácil acceso a la información y materiales de gran valor para la prospección y conservación de recursos genéticos. Todo lo que puede ser necesario es alguna planificación anticipada, por ejemplo por parte del coordinador nacional, y la facilitación de material informativo, cuestionarios impresos para registros y aparatos de recogida, según convenga. En algunas circunstancias, quizá sea necesario que el grupo sea acompañado por personal adicional, en ocasiones con pericia especial, pero, ano así, se conseguiría una economía de tiempo y de dinero en comparación con una expedición por separado.
El Grupo Consultivo sobre Investigación Agrícola Internacional (GCIAI), después de un prolongado estudio, ha facilitado fondos para la prospección y conservación de recursos genéticos vegetales y presta apoyo a la formación de la red mundial de centros de recursos genéticos. Los fondos están administrados por el Consejo Internacional sobre Recursos Genéticos Vegetales (IBPGR). Por supuesto, se ha dado prioridad a los cultivos alimenticios, pero en febrero de 1976 el IBPGR convino por unanimidad en que debería prestar apoyo limitado a la prospección y conservación de recursos genéticos de algunas especies arbóreas importantes en relación con la agricultura, además de los árboles que dan productos alimenticios. (A condición de una aprobación en principio por el GCIAI y basándose en las recomendaciones sobre especies formuladas por el Cuadro de la FAO, en su reunión de marzo de 1977, es posible que puedan conseguirse fondos internacionales del IBPGR.) El GCIAI es también una fuente de fondos para la capacitación y documentación en trabajos sobre recursos genéticos. Estas actividades se necesitan urgentemente en cl sector forestal.
Ya se han acumulado propuestas detalladas en el Programa Global (FAO, 1974b) y, contando con los fondos necesarios, podrían llevarse a la práctica rápidamente. Existen otros impedimentos importantes además de los financieros, particularmente la falta de información, de personal especializado y experimentado y de medios para la investigación. La fuerza del Programa Global consiste en que es un intento integrado para resolver estos diversos problemas en forma paralela, incrementando las sumas previstas para capacitación, servicios de información, investigación, memorización y recuperación de datos y otras actividades afines, además de las operaciones de campo de prospección y conservación. Como está concebido para obtener sus fondos de diversas procedencias, incluidas la ayuda internacional y la bilateral, su ejecución práctica ha sido parcial e irregular, dado que los principales donantes potenciales, tales como el PNUMA y el CGIAI, no han facilitado todavía el apoyo pedido.
Si bien deben desplegarse todos los esfuerzos posibles para conseguir la completa ejecución del Programa Global, las dificultades económicas actuales con que se enfrentan muchos países y organizaciones internacionales y las exigencias prioritarias de la producción de alimentos restringirán las posibilidades de financiación adicional para las tareas relativas a recursos genéticos forestales. Es significativo que los resultados alcanzados hasta la fecha sean en gran medida más bien cl resultado del esfuerzo y entusiasmo individuales y de la utilización más eficaz del personal, medios y fondos disponibles, que de cualquier incremento importante de los fondos particularmente en el plano internacional. Esto se debe, ante todo, a la coordinación conseguida por intermedio del Cuadro de Expertos de la FAO en recursos genéticos forestales y a los trabajos del personal de la FAO que actúa como su Secretaría en Roma. El nombramiento de coordinadores nacionales de información en los países miembros podría conducir al empleo más eficiente del personal, medios y oportunidades ya existentes para la acción en la prospección, recogida e investigación. Sin embargo, la mayor parte de los individuos que participan en esta red internacional tienen otras responsabilidades, con frecuencia en otros sectores de actividad, que ejercen otras presiones mas inmediatas sobre su tiempo. La eficacia de la red dependerá por entero de la efectividad de la coordinación y del entusiasmo de los individuos, y éstos solamente pueden mantenerse a través de contactos frecuentes y estrechos, ya sea mediante visitas o por correspondencia. La coordinación la debe prestar la Secretaría de la FAO en Roma, pero los actuales recursos de personal son totalmente inadecuados para hacerse cargo de esto en modo eficaz.
En cada país se necesita un centro nacional de recursos genéticos. En su forma más sencilla se puede componer de un hombre, estar localizado en una organización ya existente, para dar y recibir información como parte de una red internacional.
Se ha propuesto y aprobado reforzar el personal de la FAO y las actividades acerca de recursos genéticos pero la puesta en práctica del propuesto incremento se ha limitado debido a la actual crisis económica.
Las reuniones regionales y jornadas de trabajo pueden contribuir grandemente al intercambio de información, mantenimiento del interés y del entusiasmo y facilitación de la capacitación necesaria. Un excelente ejemplo lo constituyen los cursos FAO/DANIDA (Organismo Danés de Fomento Internacional) (por ej., FAO, 1974d; FAO, 1975b). Para que sean más eficaces, éstos deben celebrarse en las regiones interesadas y deberán reunir a los individuos más estrechamente interesados por los trabajos en sus propios países. Cuando existen centros regionales bien dotados de personal, éstos pueden hacerse cargo de tales responsabilidades, pero entretanto la pericia necesaria habrá de buscarse en las instituciones que se encargan de la prospección y recogida de semillas con arreglo a programas bilaterales de ayuda, por ejemplo en Australia, Dinamarca, Francia y Reino Unido. En cada caso, será necesario facilitar fondos internacionales para viajes y dietas de los participantes, y la asistencia del personal de la Secretaría de la FAO en la organización de los cursos es igualmente necesaria.
Las actividades que se emprendan durante el próximo decenio en materia de prospección y conservación de recursos genéticos forestales, particularmente en las regiones tropicales, decidirán la existencia continuada o la desaparición de muchas poblaciones selváticas. Será decisiva la efectividad de la coordinación y de los vínculos para la información y la acción entre las zonas que necesiten de estas actividades y las organizaciones c institutos con capacidad para actuar.
Las referencias figuran al final de esta publicación, después del último artículo.