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Capítulo 14. Manejo de malezas en leguminosas y hortalizas


Manejo de malezas en leguminosas: Frijol, soya y caupi
Manejo de malezas en hortalizas


Manejo de malezas en leguminosas: Frijol, soya y caupi


Frijol
Soya o soja
Caupi
Referencias


R. de la Cruz, K. Ampong-Nyarko, R. Labrada y A. Merayo

Frijol

Introducción

El frijol (Phaseolus vulgaris L.) es una de las leguminosas más importantes, que sirve de alimento a la población de muchos países. En América Central hay cerca de 350, 000 ha del cultivo con rendimientos de sólo 660 kg/ha (Anon. 1987), o sea con sólo un 30% del potencial productivo de las variedades disponibles.

Existen varios sistemas de cultivo del frijol. En algunas áreas, se cultiva intercalado principalmente con maíz o, en ciertas situaciones, con cultivos perennes, tales como la caña de azúcar, árboles frutales y café. En áreas de El Salvador, Guatemala y Honduras, el frijol se cultiva después del maíz, lo que permite la utilización racional de las lluvias al final del año. En la zona occidental de Cuba, el frijol se siembra después de la cosecha del arroz, lo que facilita la reducción de las infestaciones de arroz rojo. En Costa Rica, el 63% de las áreas de frijol se desarrolla bajo el sistema de acolchado, el que consiste en la siembra al voleo de las semillas de frijol en las áreas con malezas, las que son poco después cortadas. Este sistema es principalmente practicado en finca o predios pequeñas, pero también en áreas de hasta 20 ha (Alfaro 1984). En todas estas áreas, el frijol se cosecha al momento de la madurez completa o, a veces antes debido a la incidencia de la pudrición de las vainas provocada por fuertes ataques de enfermedades foliares y favorecidas por altas infestaciones de malezas en el campo.

Problemas de malezas

La flora de plantas indeseables predominante en frijol es muy parecida a la que existe en muchos cultivos anuales. Las especies principales de malezas de hoja ancha son:

Amaranthus spp., Baltimora recta L., Bidens pilosa L., Melampodium dívaricatum DC., Tridax procumbens L., Chamaesyce hirta (L.) Milisp., Euphorbia heterophylla L., Mimosa pudica L., Portulaca oleracea L., Parthenium hysterophorus L., Solanum nígrum L. entre otras. Las gramíneas y ciperáceas incluyen Cenchrus spp.. Digitada spp., Eleusine indica (L.) Gaertn., Echinochloa colona (L.) Link, Setaria spp., Ixophorus unisetus (Presl) Schlecht., Rottboellia cochinchinensis (Lour.) W.D. Clayton, Sorghum halepense (L.) Pers-, Cynodon dactylon (L.) Pers., Cyperus esculentus L. y C. rotundus L.

Período crítico de la competencia de malezas. El frijol, como muchos otros cultivos anuales, es altamente susceptible a la competencia temprana de las malezas, pero su producción puede ser igualmente afectada por la emergencia tardía de malezas, favorecida por la pérdida del follaje de la planta cultivable durante el período de su reproducción. El período crítico de competencia se halla entre los 10 y 30-40 días después de la emergencia de la planta cultivable (Nieto et al. 1968). Durante este período, las malezas pueden extraer 42, 6 y 36 kg de N, P y K/ha, respectivamente (Labrada y García 1978). Este período se reduce si la distancia de siembra se reduce igualmente.

Se estima que durante la producción del frijol en Nicaragua, el 30-40% de la fuerza laboral es invertida en operaciones de desyerbe manual (Tienhoven et al 1982; CATIE 1985).

Control de malezas

Es difícil establecer un patrón general de manejo de malezas en las áreas de frijol debido a la diversidad de sistemas de cultivo. Sin embargo, algunos principios generales pueden ser aplicados. Un aspecto, a ser considerado en cualquier programa de manejo de malezas en frijol, es el uso de cultivares competitivos, o sea de aquellos capaces de crecer rápidamente durante estadios tempranos y de producir abundante follaje. Si el cultivar carece de esta característica, lo más aconsejable, siempre que sea posible, será reducir la distancia tanto de las plantas en la hilera como la distancia entre las hileras, para así aumentar su competencia con las malezas.

La preparación del terreno. La cero-labranza es de valor para prevenir la erosión del suelo y debe ser practicada siempre que el frijol se cultive en vertientes, donde la labranza y la aplicación de herbicidas pre-emergentes no son opciones prácticas. En esta situación, la opción es aplicar herbicidas foliares no residuales en el suelo, tales como glifosato, aplicado sobre las malezas antes de la siembra o en post-emergencia de forma dirigida sobre las malezas en los espacios entre las hileras del cultivo. Rendimientos aceptables del frijol se han obtenido con estos métodos en sistemas de cero-labranza (Zaffaroni et al. 1979).

Cuando las malezas perennes predominan, la combinación de la labranza profunda y pase de rastra debe ser utilizada (para más detalles ver el capítulo sobre hortalizas).

Cultivos intercalados. El frijol es usualmente intercalado con maíz, cuyo método tiende a reducir la densidad de las malezas. Sin embargo, el control de malezas se debe desarrollar en estadios tempranos del cultivo, ya que el frijol sufre bastante la incidencia temprana de las malezas. Las labores de cultivo entre hileras son útiles para el control de malezas durante el primer mes después de la emergencia de la planta cultivable y puede ser combinada con la aplicación de un herbicida selectivo a lo largo de las hileras de ésta.

El control químico. Algunos herbicidas pueden ser utilizados selectivamente en frijol (Tabla 1). La factibilidad de su uso dependerá de la economía del agricultor. Las aplicaciones pre- o post-emergentes a lo largo de las hileras del cultivo, o sea una franja de aspersión de 20 cm de ancho, combinado con labores de cultivo entre hileras es muchas veces económicamente viable para el pequeño agricultor. Los tratamientos de pre-siembra son menos apropiados para los pequeños agricultores debido a la necesidad de incorporación mecánica al suelo inmediatamente a la aplicación herbicida.

Las gramíneas anuales son bien eliminadas con el uso de los herbicidas del grupo de las dinitroanilinas, tales como trifluralin y pendimetalin, ambos eficaces contra "la caminadora" (Rottboellia cochinchinensis). Trifluralin, también usado a dosis de hasta 1.44 kg i.a./ha, reduce el crecimiento de Sorghum halepense proveniente de rizomas (Labrada et al. 1987). Además, pendimetalin puede ser selectivamente usado en frijol intercalado con maíz, mientras que trifluralin puede tener similar uso en el frijol intercalado con una plantación de fomento de caña de azúcar. Metolachlor se puede aplicar con éxito en el frijol intercalado con maíz, pero aunque efectivo sobre gramíneas anuales, es inefectivo contra "la caminadora" (Bautista 1975; Labrada et al. 1986b).

Vernolate y EPTC son aplicables para la eliminación de Cyperus rotundus (Labrada et al. 1985; WSSA 1989), mientras que el último indicado también ofrece un control temporal de S. halepense proveniente de rizomas (Campeglia 1988).

Tabla 1. Herbicidas selectivos en frijol

Herbicida

Dosis kgi.a./ha

Tratamiento

Observaciones

Trifluralin

1.0-1.5

PPI

Malezas anuales y S. halepense a altas dosis

Pendimetalin

1.0-1.32

Pre

Gramíneas anuales

Metolachlor

2.0-2.5

Pre

Idem, inefectivo contra R. cochinchinensis

Vernolate

2.9-3.6

PPI

Malezas anuales y ciperáceas

EPTC

3.6-4.8

PPI

Idem, también efectivo contra S. halepense

Linuron

0.5-1.0

Pre

Malezas de hoja ancha

Metobromuron

0.75-1.0

Pre

Idem

Fomesafen

0.25-0.38

Post

Idem

Diclofop-metil

1.1-1.44

Post

Gramíneas anuales

Fluazifop-butil

0.25-0.38

Post

Gramíneas anuales

Fenoxaprop-etil

0.12-0.18

Post

Idem

Quizalofop-etil

0.10-0.15

Post

Idem

Haloxyfop-metil

0.25-0.38

Post

Idem

Sethoxydim

0.27-0.36

Post

Idem

Los herbicidas descritos anteriormente tienden a ser menos efectivos contra malezas anuales de hoja ancha, por lo que su aplicación exige la adición de otro herbicida realmente efectivo contra las especies dicotiledóneas. Comúnmente, la dosis de cada componente herbicida en la mezcla puede ser reducida sustancialmente, algunas veces hasta un 30% de la dosis normal de uso.

Los herbicidas más efectivos para el control de especies dicotiledóneas son metobromuron, linuron y fomesafen, todos ellos con buen efecto sobre Parthenium hysterophorus, especie altamente tolerante a las dinitroanilinas y acetanilidas (Labrada et al. 1986a; Labrada et al. 1986b). Linuron no es selectivo en todos los cultivares de frijol (Labrada 1978), por lo que sólo debe ser aplicado en frijol cultivado en suelos de textura pesada o media, y pruebas previas sobre los cultivares locales deben ser realizadas antes de proceder a su uso comercial. Fomesafen es efectivo cuando se aplica en el estadio de 2-3 hojas de las malezas.

Bentazon se utiliza como tratamiento de post-emergencia temprana para la eliminación de malezas de hoja ancha y algunos ciperáceas selectivamente en frijol, pero aplicaciones tardías resultan inefectivas. En frijol cultivado en vertientes, donde el desyerbe mecánico o manual es difícil, la aplicación foliar de herbicidas con efecto graminicida, tales como fenoxaprop-etil, haloxyfop-metil, fluazifop-butil, quizalofop-etíl, sethoxydim y diclofop-metil puede ser utilizada con éxito durante el ciclo de la planta.

Soya o soja

Introducción

La soya o soja se cultiva mayormente en grandes extensiones con mecanización. Sin embargo, en ciertos países, hay pequeños agricultores que cultivan la leguminosa en rotación con el objetivo de enriquecer el suelo con nitrógeno y obtener forraje para consumo animal. En el Asia meridional, más de 1.5 millones de ha se cultivan con la llamada soya hortícola, la que es normalmente intercalada con hortalizas o gramíneas y sus rendimientos sólo ascienden a 0.8 t/ha (AVRDC 1990).

Al igual que en frijol, la soya no tolera la competencia de las malezas en estadios tempranos. Según Heydendorff-Schell et al. (1983), el período crítico de competencia de las malezas en soya es variable y depende de la densidad de siembra del cultivo. Estos autores recomendaron desyerbar durante los primeros 70 días después de la siembra con distancia de 100 cm entre hileras, durante los primeros 55 días con distancias de 75 cm y 30 días con sólo 18 cm entre hileras.

Las especies de malezas más comunes presentes en áreas de soya son las mismas vistas para el frijol.

Métodos de control

Las estrategias de control, descritas para el frijol, son también apropiadas para la soya. Los herbicidas recomendados para su uso en frijol son también selectivos en soya. La única diferencia es que la soya es más tolerante a algunos herbicidas, que no son muy selectivos en frijol, tales como linuron y metribuzin. Este último es fítotóxico en frijol, pero ambos herbicidas se pueden aplicar en tratamientos de pre-emergencia en soya. Metribuzin es recomendado para el control de especies de malezas de hoja ancha a razón de 0.35-0.5 kg i.a./ha (Venturella et al. 1976; Labrada et al. 1986d), aunque resulta menos selectivo si se aplica durante el período lluvioso (Hawf y Waggoner 1973). Otro herbicida selectivo para el control de malezas de hoja ancha en soya es acifluorfen-sodio, el que se aplica en post-emergencia a razón de 0.14-0.21 kg i.a./ha (WSSA 1989). Este herbicida es efectivo cuando se aplica en el estadio de 2-3 hojas de las malezas. Los herbicidas del grupo de las imidazolinonas, imazaquin (0.07-0.20 kg i.a./ha) e imazethapyr (0.70-0.10 kg i.a./ha) aplicado en pre y post-emergencia, eliminan un amplio número de malezas de hoja ancha y algunas gramíneas.

Caupi

Introducción

Caupí o frijol de vaca, Vigna unguiculata (L.) Walp. es uno de los alimentos más importantes de los trópicos sub-húmedos. El caupí es tradicionalmente cultivado con cereales, tales como el mijo perla, maíz y sorgo en Africa (Rachie y Roberts 1974), pero en muchas partes de Asia se cultiva como monocultivo en rotación con cereales, intercalado con maíz, sorgo, mijo perla, algodón, casava o yuca y como cultivo de relevo en arroz (Pandy y Ngarm 1985). Tanto en Africa como en Asia los rendimientos son bajos, con un promedio de 200-300 kg/ha. Los bajos rendimientos se deben a ataques de insectos, enfermedades, patrones de cultivo y problemas de malezas.

Problemas de malezas

El caupí, siendo tolerante a la sequía, se cultiva principalmente como planta de secano o se siembra después de la cosecha del arroz para así utilizar las aguas residuales del suelo después de cosechado el arroz (Rachie y Roberts 1974). Tales condiciones reducen el crecimiento inicial vegetativo del caupí y estimulan el crecimiento de las malezas. Muchas malezas problemáticas, que incluyen Striga gesnerioides (Willd.) Vatke, Vernonia galamensis (Cass.) Less. y Euphorbia heterophylla L. son comunes en caupí. Aunque este cultivo desarrolla un follaje precoz, que le permite competir con las malezas y es capaz de inhibir el crecimiento de éstas, la competencia de las plantas indeseables al no ser controlada puede reducir el rendimiento de granos en alrededor de un 30-80% (Moody 1973; Nangju 1980; Poku y Akobundu 1983).

Período crítico de competencia de malezas. La habilidad competitiva del caupí varia de acuerdo a los diferentes cultivares, la densidad poblacional de la planta cultivable y los factores del ambiente, tales como humedad y nutrientes. La competencia es más crítica durante los primeros 20-40 días de crecimiento del caupí (Moody 1973; Fadayoni 1979). Es por eso que el cultivo libre de malezas durante un mes después de la emergencia aportará rendimientos óptimos. El manejo integrado de malezas en caupí se basa principalmente en la adopción de prácticas culturales con uso limitado de herbicidas. La práctica común de intercalar cultivos, especialmente cuando se incluyen cultivos de plantas mono y dicotiledóneas, reduce la necesidad de uso de herbicidas.

Control de malezas

La preparación del terreno. El caupí es mayormente cultivado como planta intercalada y es por eso que el método de preparación del terreno dependerá del cultivo principal en esta modalidad de intercalado. Cualquiera que sea el método de preparación del terreno adoptado, su objetivo deberá ser proporcionar suelo preparado libre de malezas al momento de la plantación. El caupí tempranamente establecido es generalmente más competitivo con las malezas anuales (Alstrom 1990).

Cultivares. La habilidad competitiva del caupí varía de un cultivar a otro y está asociada con el desarrollo del área foliar y la altura del follaje. Plantas de caupí bien adaptadas y dotadas de resistencia a los insectos, madurez precoz, porte mejorado de la planta, buena calidad de las semillas y resistencia a Striga spp. son normalmente competitivas con las malezas.

Método de siembra. Para evitar una excesiva competencia de las malezas con el caupí intercalado, el cultivo se debe sembrar en hileras simultáneamente con el cultivo acompañante. Lo más común es sembrar una hilera de caupí alternada con otra del cereal de compañía, pero este método exige alta fuerza laboral para fines de desyerbe. Alternativamente, es más conveniente sembrar 2, 3, o 4 hileras de caupí alternadas con otro tanto del cereal, lo cual reduce la competencia entre los cultivos y la fuerza requerida para desyerbes en un 15-20% en el sistema de siembra cereal/caupí. Este sistema también mantiene las ventajas de la asociación de los dos cultivos, tales como la reducción del número de los flores de caupí afectadas por trips. El crecimiento de las malezas también se regula eficazmente evitando espacios sin plantas de cultivo y garantizando un eficiente establecimiento de la población de éste. La siembra temprana, al inicio de la temporada de cultivo, y la siembra en hileras en lugar de al voleo, son elementos que ayudan a inhibir el desarrollo de las malezas (Anderson et al. 1979).

Tabla 2. Herbicidas para su uso en caupí

Herbicida

Dosis kgi.a./ha

Tratamiento

Intercalado

Alachlor

1.0-2.0

Pre

maíz

Metolachlor

1.0-2.5

Pre

maíz

Linuron

0.5-1.0

Pre

maíz, sorgo

Pendimetalin

2.0-2.5

Pre

maíz

Chloramben

2.0-4.0

pre

maíz, patata dulce

Fluazifop-butyl

0.25-2.0

Post

patata dulce

Imazaquin

0.15-0.3

Post

no

Población de plantas. Aunque el caupí tiene una considerable capacidad para compensar bajas poblaciones de sus plantas, la densidad óptima de plantas es un elemento crítico si se esperan obtener altos rendimientos. La población óptima de plantas y la distancia de la hilera de siembra varia con los tipos de caupí. Normalmente se requieren altas densidades para los cultivares erectos y semi-erectos. El rendimiento de grano seco se incrementa con el incremento de la densidad de plantas desde 67, 000 hasta 200, 000 plantas/ha (Mohdnoon 1980). Una alta densidad poblacional también proporciona un desarrollo precoz del follaje del caupí y eleva la habilidad del cultivo para competir con las malezas.

Fertilización. En la mayoría de los suelos tropicales, el caupí puede lograr gran parte de su necesidad de nitrógeno a través de la nodulación, pero la aplicación de fósforo es necesaria para favorecer el vigor y producción del cultivo, lo que también contribuye a elevar su habilidad competitiva con las malezas. La fertilización debe ser dirigida para evitar que la misma también favorezca el desarrollo de las malezas.

Desyerbe manual. El período crítico de competencia de las malezas en caupí es el primer mes después de la emergencia de la planta cultivable. Si el cultivo se mantiene libre de malezas durante este período, los rendimientos serán tan altos como los que se obtienen desyerbando durante todo el ciclo. Por lo tanto, uno o dos desyerbes manuales a las dos y cuatro semanas después de la emergencia del caupí, en dependencia de la infestación local de malezas, arrojará un efecto de control adecuado. El desyerbe a tiempo aquí será esencial. Si el caupí se siembra en hileras como el cultivo acompañante en la asociación, esto facilitará el uso de aperos de labranza con tracción animal para el desyerbe entre hileras.

Herbicidas. Los herbicidas son pocas veces aplicados para el control de malezas en caupí, ya que normalmente se cultiva en asociación en áreas de agricultores pequeños y pobres en recursos. Hay, sin embargo, algunos herbicidas que han sido identificados para el control de malezas en caupí (Tabla 2). La aplicaciones pre-emergentes de metolachlor o pendimetalin aportan una excelente efectividad sobre la mayoría de las gramíneas anuales en caupí (Braithwaite 1978; Poku y Akobundu 1984, 1985). Fluazifop-butil ejerce un buen efecto sobre Cynodon dactylon e imazaquin a razón de 0.1-0.25 kg i.a./ha sobre Euphorbia heterophylla (Poku y Akobundu, 1985). Mezclas de metobromuron y metolachlor (1: 1) han dado buen control sobre la mayoría de las especies anuales de hoja ancha en caupí (Braithwaite 1978; Poku y Akobundu, 1984, 1985).

Manejo integrado de Striga gesnerioides y Alectra vogelii

Factor importante en los bajos rendimientos del caupí lo es la incidencia de las especies parásitas S. gesnerioides y Alectra vogelii Benth. en áreas semi-áridas. S. gesnerioides puede reducir la producción de caupí en más de un 90%, mientras que A. vogelii puede reducirla en más de un 30% (Síngh y Emechebe 1991). Los métodos de control de S. gesnerioides incluyen el uso de variedades resistentes y de prácticas culturales, tales como la rotación de cultivos y el desyerbe manual.

Variedades resistentes. El uso de tales variedades es uno de los métodos más efectivos y convenientes de manejo de Striga. Algunas fuentes de resistencia a ambas parásitas han sido identificadas, al igual que se han desarrollado líneas de multiplicación en el Instituto Internacional de Agricultura Tropical, que combinan la resistencia a S. gesnerioides, A. vogelii, áfídos, brúquidos, trips y múltiples enfermedades (Singh y Emechebe, 1991).

Fertilización. La aplicación de fertilizante nitrogenado es de gran ayuda en el control de Striga en cereales (Pieterse y Pesch 1983) y puede ser útil para igual propósito en caupí (Aggarwal 1985).

Desyerbe manual. El desyerbe manual y extrcción del campo de Striga después de la emergencia aumenta los rendimientos del cultivo y también previene la floración de la maleza.

Rotación de cultivos. El caupí ha sido utilizado como planta trampa de control de S. gesnerioides en tabaco, pero plantas de este tipo no existen registradas para su uso en rotación con el caupí. Cualquier variedad susceptible de caupí puede, sin embargo, servir de planta de captura y luego proceder a la destrucción en pre-floración de las plantas de Striga (Aggarwval 1985). El uso de tal método, por varios años, en la rotación con variedades de caupí resistentes o tolerantes, ayuda a reducir el banco de semillas de Striga en el suelo.

Referencias

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Manejo de malezas en hortalizas


Introducción
Almácigas o semilleros
Siembras directas y de trasplante
Referencias


R. Labrada

Introducción

Una de las mayores limitantes en la producción de hortalizas es la interferencia de las malezas. Casi todas estas plantas se desarrollan lentamente durante las primeras semanas después de la emergencia y tienden a ser menos competitivas con las malezas que muchas plantas que se desarrollan en áreas cultivables. Se considera que el período crítico de competencia de las malezas para la mayoría de las hortalizas es equivalente al primer tercio de su ciclo vegetativo (AVRDC 1990), pero de hecho este período es variable y depende de la morfología de la planta cultivable, tasa de crecimiento y desarrollo, distancia de plantación y especies de malezas presentes en el campo.

En tomate trasplantado, los rendimientos suelen reducirse si las medidas de control de malezas no son realizadas durante los primeros 30-45 días después de la plantación (Labrada y Santos 1977). En siembras directas, el período mínimo que la planta debe permanecer libre de malezas varía de 7 a 9 semanas después de la siembra (Maraña et al. 1983; Weaver 1984; Weaver y Tan 1987). En caso de predominancia de Convolvulus wvensis L. en la siembra directa de tomate, se recomienda mantener el cultivo libre de malezas por espacio de 5 semanas después de la siembra (Lanini y Míyao 1987).

El pimiento trasplantado debe permanecer libre de malezas durante los primeros 60 días después de la plantación (Labrada y Paredes 1983).

En repollo o col de trasplante, el período mínimo libre de malezas está entre 7 y 9 semanas (Labrada et al. 1978). Sin embargo, en Canadá, este período es sólo equivalente a las primeras 4-5 semanas del ciclo del cultivo (Weaver 1984).

La cebolla (trasplantada o de siembra directa) y el ajo son extremadamente susceptibles a la competencia de las malezas. La cebolla requiere de un ciclo largo de crecimiento, por lo que resulta ser poco competitiva con las malezas, lo que obliga a desarrollar un programa extensivo de manejo de éstas a fin de garantizar una población satisfactoria de la planta cultivable a lo largo de su ciclo de vida (Cassidy 1988). El período crítico de competencia de malezas en cebolla es de hasta 32-56 días después de la plantación (Deuber y Forster 1975), pero como otras apariciones de malezas pueden tener lugar después de ese período, lo más aconsejable es eliminarlas durante todo el ciclo vegetativo y así prevenir pérdidas de rendimiento a causa de su presencia al momento de la cosecha (Labrada 1990). El mismo enfoque es aplicable en el ajo.

En pepino, las malezas deben ser eliminadas durante los 30-40 días después de la emergencia del cultivo y así prevenir las pérdidas de producción (Friesen 1978; Labrada et al 1983; Weaver 1984).

De lo descrito anteriormente está claro que las malezas deben ser combatidas desde el inicio del desarrollo y crecimiento de las hortalizas, y debe ser mantenido hasta que éstas sean capaces de competir efectivamente con las malezas.

Las malezas sirven de hospederas a muchas plagas y enfermedades, incidiendo negativamente en la fitosanidad y aumentando los gastos de insumos en la producción hortícola.

El manejo de malezas en la producción de hortalizas se basa principalmente en labores culturales, que incluyen:

1) La rotación de cultivos
2) La preparación del terreno
3) Cultivos intercalados y de relevo.
4) Desyerbes o labores de cultivos entre surcos o hileras.
5) Uso de materiales de acolchado, o sea, papel, mantas plásticas o residuos vegetales.

El control químico está relativamente poco desarrollado en hortalizas, ya que estas plantas son generalmente cultivadas en áreas relativamente pequeñas y la industria agroquímica desarrolla sus productos para su uso en cultivos de grandes extensiones. La mayoría de los herbicidas utilizados en hortalizas han sido inicialmente desarrollados para su uso en otro cultivo de gran extensión y muchas veces carecen de un buen margen de selectividad, por lo que la efectividad de control tiende a ser variable. También algunos herbicidas particularmente efectivos en áreas de clima templado (p.ej. CIPC y chloroxuron) resultan inefectivos al ser rápidamente degradados en condiciones tropicales.

Por lo tanto, las prácticas de control de malezas deben ser integradas lo más posible al nivel de la pequeña finca o predio en zonas tropicales y subtropicales.

Almácigas o semilleros

Muchas hortalizas son inicialmente sembradas en camas para obtener posturas aptas para su trasplante posterior en el campo. En tales áreas la interferencia de las malezas puede reducir fácilmente la población de plántulas y su crecimiento en más de un 50%. Es por eso que se requiere de un buen manejo de malezas para obtener posturas de alta calidad. La preparación del terreno y la rotación de cultivos, que se describen más adelante para siembras directas y de trasplante son también aplicables para las áreas de almácigas o semilleros. En este caso, los terrones de suelo deben ser fraccionados finamente para permitir al agricultor el control de la profundidad de siembra de las pequeñas semillas de cultivo y así lograr una buena emergencia de la planta cultivable.

Desyerbe manual

El desyerbe manual en almácigas o semilleros de hortalizas es una labor tediosa y consumidora de tiempo. Se requieren no menos de 20-30 personas-día/ha para una sola labor de desyerbe. En almácigas de ciclo corto (alrededor de 1 mes) tres operaciones de desyerbes manual son necesarias para lograr posturas de calidad. El desyerbe manual en almácigas no es práctica segura, ya que muchas posturas podrán ser dañadas o arrancadas manualmente durante esta operación.

Fumigantes del suelo

En países desarrollados, la práctica ideal para el control de malezas en almácigas o semilleros de hortalizas es la fumigación del suelo, realizada 2-3 semanas antes de la siembra, para lo cual se utilizan potentes sustancias químicas, tales como bromuro de metilo, alcohol alílico y otros (Anon. 1982). Estos y otros tratamientos como dazomet y metham-sodio líquido son también efectivos para el control de diversas plagas del suelo.

Sin embargo, una aplicación de cualquiera de estas sustancias puede costar cerca de EE.UU.$500/ha, lo cual no es factible económicamente para el pequeño agricultor. Esta cifra de gasto no incluye el costo de otros gastos, tales como la aplicación y los medios de protección. Además, el agricultor requerirá capacitación en la manipulación y aplicación de sustancias químicas extremadamente tóxicas.

Herbicidas

Herbicidas de menos riesgos tóxicos están disponibles, pero su uso va a depender de la economía del agricultor (Tabla 1). De hecho, la aplicación de un herbicida sencillo en 100 m2 de almácigas o semilleros cuesta alrededor de EE.UU. $1.0-1.2, lo cual es bastante económico y su aplicación selectiva permitirá al agricultor obtener miles de posturas extras. Tratamientos pre-emergentes a base de difenamida (3.2 kg i.a./ha) en tomate, y DCPA (6.0 kg i.a./ha) en repollo y cebolla eliminan completamente la necesidad de desyerbes manuales durante el ciclo de crecimiento de las posturas de hortalizas, y regularmente incrementa el número de posturas de alta calidad (Labrada 1978).

Tabla 1. Herbicidas pre-emergentes selectivos en almácigas o semilleros de hortalizas

Herbicida

Dosis kgi.a./ha

Cultivo

Difenamida

4.0-5.0

tomate, pimiento, berenjena

Napropamida

1.0-2.0

tomate, pimiento, berenjena

DCPA

6.0-7.5

cebolla, crucíferas

Propachlor

5.2-6.5

cebolla, crucíferas

Metribuzin

0.25-0.35

tomate

Pronamida

2.5-3.5

lechuga

Solarización

Otro método efectivo para el control de malezas y otros organismos nocivos del suelo en áreas de clima cálido lo es la solarización del suelo (Koch 1990). Esta técnica es segura para el operador y compatible en el ambiente.

En este método se utilizan mantas de polietileno transparentes o negras para cubrir el suelo húmedo por espacio de 30-45 días antes de la siembra. La técnica se suele aplicar durante la época del año más cálida (temperaturas de 35-40°C) y de mayor radiación solar (Labrada 1990; Abu-Irmaileh 1991a).

El método es económicamente efectivo si las mantas de plástico son reutilizadas. Las ventajas del método son: 1) el control de plagas del suelo obtenido permite la resiembra del área después de la primera cosecha de posturas, 2) esta práctica normalmente incrementa la disponibilidad de nutrientes del suelo para las plantas cultivables (Linke et al. 1991).

La solarización del suelo es también practicada extensivamente en áreas de tomate y calabaza o zapallo en el Valle central de Jordania. Este método combinado posteriormente con la utilización de acolchado reduce con eficacia la población de malezas durante 7 meses y aumenta los rendimientos del tomate y calabaza 2 y 4 veces, respectivamente, comparado con los métodos tradicionales (Abu-Irmaileh 1991b).

Muchas malezas de difícil control, tales como Imperata cylindrica (L.) Raeuschel son bien eliminadas por este método (Daelemans 1989). La maleza más resistente al efecto de la solarización del suelo es el coquito (Cyperus rotundus L.) (Koch 1990; Abu-Irmaileh 1991a). La población de esta especie es sólo reducida en un 25-40% en las áreas solarizadas y desyerbes manuales complementarios son necesarios para controlar las plantas que emergen por debajo de la capa del suelo efectivamente tratada.

En áreas irrigadas, otro método útil que reduce la infestación de las malezas es preparar el almáciga o semillero e irrigarlo para promover la emergencia temprana de las malezas para así controlarlas con ayuda de operaciones de cultivo o con el uso de herbicidas post-emergentes, tales como glifosato (1.44 kg

i.a./ha). Diez días después, el agricultor puede realizar la siembra en las áreas tratadas. Este método reduce enormemente la infestación de las malezas, por lo que minimiza los desyerbes manuales posteriores.

Siembras directas y de trasplante

Rotación de cultivos

El mejor enfoque para reducir la infestación de malezas en áreas de hortalizas es desarrollar una buena secuencia de rotación de cultivos. Las plantas cultivables competitivas son extremadamente útiles para eliminar las malezas en áreas de plantación de hortalizas. Cultivos efectivos son: la patata dulce, la cual también exhibe efectos alelopáticos sobre varias malezas gramíneas y ciperáceas (Harrison y Peterson 1991); las siembras densas de maíz y sorgo, así como algunas leguminosas de rápido crecimiento capaces de producir un follaje denso en 30-45 días después de la siembra, tales como frijol mungo (Vigna radiata) y habichuela china (Vigna sesquipedalis).

Las poblaciones de malezas tienden a reducirse cuando el terreno de cultivo es utilizado continuamente. Un barbecho prolongado o período de descanso entre las cosechas tiende a incrementar la infestación de malezas (AVRDC 1990).

La efectividad del control de malezas en cualquier secuencia de rotación puede ser sólo juzgada pasado 2-3 años de su ejecución.

La preparación del terreno

Una preparación del terreno adecuada depende del buen conocimiento de las especies de malezas predominantes en el campo.

Siempre que las malezas perennes predominen, lo mejor será labrar de tal manera que las raíces, rizomas y otros propágulos subterráneos sean expuestos sobre la superficie del suelo para facilitar su desecación por el viento y el sol. Rizomas cortos (menos de 5 cm) tienden a desecarse más rápidamente que los más largos, por lo que la fragmentación con rastras juega un papel importante. La arada debe ser tan profunda como lo permita el equipo en suelos de textura pesada y un solo pase de arado puede no ser suficiente para lograr el máximo de profundidad de labranza. La rastra rompe los terrones de suelo que resultan de la labor de arada.

El cultivo superficial del suelo es deseable siempre que las malezas anuales predominen, ya que así las semillas de las malezas permanecerán cerca de la superficie del suelo, lo que promoverá normalmente su germinación precoz. La labranza profunda suele enterrar las semillas de malezas en el suelo, lo que generalmente retarda su germinación y las distribuye a lo largo de la zona arable del suelo, donde permanecen viables, pero latentes y en espera de su regreso a la superficie del suelo con posteriores labores de cultivo. Las especies de malezas difieren en su latencia y viabilidad después de ser incorporadas al suelo, pero como regla general la labranza profunda aumenta el banco de semillas de malezas en el suelo.

En los países en desarrollo, donde predomina la pequeña finca o predio, la preparación del terreno es muchas veces realizada manualmente o con ayuda de tracción animal. El terreno es preparado con rapidez y tan pronto como se cosecha el cultivo anterior. La azada es utilizada para profundizar y el rastrillo para nivelar. En tales casos, las malezas no son un serio problema, pero los agricultores pueden no obtener altos rendimientos debido a la incidencia de otras plagas, pobre disponibilidad de los nutrientes del suelo y profundidad inadecuada para la plantación del cultivo (AVRC 1990). Donde sea posible, la mejor opción será preparar el terreno con aperos de labranza de tracción animal, tales como el arado de vertederas, rompiendo los terrones del suelo y nivelando con varios pases de rastra dentada. En suelos ligeros, la arada puede ser omitida, mientras que una rastra de disco o un cultivador rotatorio puede aquí hacer el mismo trabajo de un arado en suelos de textura pesada (AVRDC 1990).

En las siembras directas, el terreno debe ser preparado cuidadosamente para prevenir los problemas de malezas durante el ciclo del cultivo y el suelo debe ser pulverizado para garantizar la profundidad adecuada de siembra de las pequeñas semillas de hortalizas.

Cultivos intercalados y de relevo

El cultivo de relevo (relay-cropping) es ampliamente practicado en Asía, el cual consiste en la plantación de un segundo cultivo antes de la cosecha del otro que se halla aún en desarrollo. En este caso, las malezas deben ser eliminadas mejor durante el ciclo del primer cultivo para evitar daños al segundo. Comúnmente la hortaliza se siembra o trasplanta entre las hileras del arroz inmediatamente después del último drenaje del agua de irrigación, o sea 2 semanas antes de la cosecha del arroz (AVRDC 1990).

Otra práctica más ampliamente utilizada que la anterior es el cultivo intercalado simultáneo que por lo general resulta en un desarrollo mayor del área de follaje de los cultivos y posiblemente una población de plantas también mayor. Una población mayor de las plantas cultivables reduce sustancialmente la infestación de malezas. Existen varias combinaciones para intercalar las hortalizas, tales como: frijol mungo o de enrame+ maíz; crucíferas+ apio, tomate o cebolla; zanahoria+ lechuga, cebolla, puerro o guisantes; pepino+ frijol, berenjena, rábano, guisantes o girasol; cebolla o ajo+ tomate, lechuga o zanahoria; tomate+ cebolla, lechuga, perejil, zanahoria, repollo chino o rábano; puerro+ cebolla, apio o zanahoria (AVRDC 1990).

Labores de cultivo entre surcos o hileras

Esta es una práctica común y útil para el control de las malezas que emergen precózmente. Algunas azadas rotatorias han sido diseñadas, las que resultan realmente efectivas para labores de desyerbes entre surcos o hileras. Estas azadas pueden fácilmente ser movidas por tracción animal. Se requiere una distancia de siembra uniforme para permitir una buena operación de desyerbe y evitar posibles daños mecánicos a las raíces de las plantas cultivables.

La desventaja del método es que aquellas malezas que crecen cercanas al surco del cultivo no son factibles de eliminar y pueden posteriormente afectar la producción final. Por esta razón, las labores de cultivo son normalmente combinadas con otros métodos de control de malezas.

Uso de materiales para acolchado

Algunos tipos de papel, mantas negras plásticas o paja seca y otros residuos vegetales han sido utilizados con éxito para el control de malezas y para la retención de la humedad del suelo en varias hortalizas.

En Paquistán, materiales vegetales de desecho como paja de arroz, tallos de maíz u otros residuos vegetales son usados para el control de malezas en hortalizas. Estos materiales son cortados en pequeños trozos y luego diseminados a lo largo del surco o hilera de la planta cultivable antes de la emergencia de las malezas. Una ligera cobertura de suelo sobre los materiales evita que estos sean movidos por el viento (Anon. 1992).

En Filipinas, la paja de arroz es utilizada como acolchado normalmente combinada con desyerbes manuales para el control de malezas en hortalizas (Paller y Magsino 1990).

En la India, el desecho de la caña de azúcar se usa como acolchado comúnmente como método de control de malezas en hortalizas (Vethamoni y Balakrishnan 1990).

En China, las áreas sin acolchado requieren de 225-270 hombres/días más para desyerbes manuales por hectárea que cuando se utiliza el acolchado a base de mantas de polietileno negro (Schales et al 1990).

En el caso de los materiales plásticos, estos se disponen sobre la superficie del suelo del surco o hilera de cultivo de tal manera de prevenir la emergencia de las malezas a través de los agujeros de plantación.

Es bien sabido que Cyperus rotundus es capaz de romper la manta de polietileno negro y emerger después, por eso desyerbes manuales complementarios serán necesarios para evitar interferencia de esta especie de maleza.

Control químico de malezas

Aunque la gama de herbicidas altamente selectivos es limitada, hay algúnos que pueden ser útiles para ciertas hortalizas. De hecho, las siembras directas requieren un temprano manejo de malezas, que sólo es posible con el uso de herbicidas selectivos. El mejor enfoque para minimizar los gastos y evitar cualquier problema en el ambiente, p.ej. residuos de herbicidas en el suelo, es aplicar estas sustancias a lo largo del surco de cultivo con un ancho de 20 cm. La aplicación en bandas reduce el consumo de herbicidas hasta un 75% comparado con la aplicación total. Las malezas a lo largo del surco serán eliminadas y las que quedan entre surcos podrán ser controladas con labores tempranas de cultivo. Casi todos los herbicidas tienen un espectro limitado de control de malezas. Es por eso que es importante identificar las malezas presentes y de ser necesario, se aplicará una mezcla de dos herbicidas con diferente espectro de control de malezas.

La Tabla 2 muestra las opciones de herbicidas selectivos para su aplicación en hortalizas.

Herbicidas efectivos en el control de malezas anuales, tales como difenamida, napropamida, propachlor y DCPA no son eficientes en la eliminación de especies dicotiledóneas como Parthenium hysterophorus L., Argemone mexicana L., Milleria quinqueflora L., Datura stramonium L. y Solanum nigrum L. Además, difenamida no es efectiva contra Portulaca oleracea L. (Labrada 1990). Por eso se recomienda aplicar los herbicidas arriba indicados en combinación con uno o más de los siguientes herbicidas: metribuzin, desmetrina, oxyfluorfen, oxadiazon, prometrina, linuron o methazole para así ampliar el espectro de acción sobre las malezas. Naturalmente para cualquier mezcla de herbicidas se deberá tomar en cuenta la selectividad de los herbicidas previstos a aplicar en el cultivo, así como las especies de malezas objeto de control.

Ninguno de estos herbicidas son efectivos para la eliminación de especies perennes, excepto propachlor que es ligeramente activo contra algunas ciperáceas.

Para un control selectivo de gramíneas perennes en hortalizas se recomienda el uso de algunos herbicidas de aplicación foliar, tales como fluazifop-butil (0.13-0.25 kg i.a./ha), haloxyfop-metil (0.25-0.38 kg i.a./ha), quizalofop-etil (0.1-0.15 kg i.a./ha) o sethoxydim (0.75-1.5 kg i.a./ha) (Castro et al. 1983; Leal et al 1985; Campeglia 1988; WSSA 1989). La aplicación de estos herbicidas se realiza sobre malezas gramíneas vigorosas y libres de stress cuando tienen una altura de 15-20 cm. Debe hacerse notar que una aplicación puede no ser suficiente para lograr la efectividad requerida. La actividad foliar de estos compuestos es generalmente aumentada cuando a la solución a aplicar se le añade un agente tensoactivo no-íonico. Diclofop-metil (1.44-1.92 kg i.a./ha) se utiliza para el control de gramíneas anuales de igual forma a los anteriores graminicidas (Giannopolites 1983).

EPTC es recomendado para su uso en tomate trasplantado sobre suelos de textura arcillosa (Kempen 1987). Este herbicida es altamente activo contra Cyperus spp. y gramíneas perennes dotadas de rizomas, tales como Sorghum halepense (L.) Pers. y Cynodon dactylon (L.) Pers..

Para otras hortalizas no existe opción herbicida disponible para el control de Cyperus spp. y el laboreo del terreno durante la época seca, seguido de desyerbes manuales complementarios es la única forma de control.

La introducción del uso de cualquier herbicida en hortalizas obliga a la realización previa de pruebas para verificar su efectividad y selectividad en las variedades cultivables bajo las condiciones predominantes localmente.

Tabla 2. Herbicidas selectivos para el control de malezas en hortalizas

Herbicida

Dosis kg i.a./ha

Tratamiento

Cultivos

Difenamida

4-5

Pre

Siembra directa y trasplante tomate, pimiento, berenjena, ocra

Napropamida

1-2

Pre

Idem, y curcurbitaceas y repollo de trasplante

Pronamida

1.25-1.75

PPI o Pre

Lechuga

Trifluralin

1.0-1.5

PPI

Tomates, pimiento & berenjena de trasplante, ocra, siembra directa de cruciferas, leguminosas, ajo y umbelíferas

Pendimetalin

0.65-1.0

Pre

pimiento plantado, siembra directa cebolla, ajo, crucíferas, umbelíferas y leguminosas

Fluchoralin

1.5-1.2

PPI

Similar a trifluralin

Benefin

1.3-1.7

PPI

Lechuga y leguminosas

Nitralin

0.75-1.13

Pre

Cucurbitáceas y leguminosas

Prometrina

1-1.5

Pre or post temprana

Umbelíferas, cebolla de bulbo y ajo

Desmetrina

0.25

post tempr.

repollo directo y de trasplante

Aziprotrina

1-1.5

Pre o post

Siembra directa de cebolla y



temprana

repollo

Metribuzin

0.2-0.35

Pre or post temprana

tomate de siembra directa y de trasplante

DCPA (chiorthal-dimetil)

7.5-9.0

Pre

S. directas o trasplantada

Propachlor

6.5-7.8

Pre

de crucíferas, cebolla, ajo, lechuga, legum. y umbelíferas S. directas o trasplantada de cebolla, ajo y crucíferas

Butachlor

2.0

Pre

tomate trasplantado

Chioramben

2.4-3.4

Pre

cucurbitáceas y pimiento trasplantado

Methazole

1.5-1.75

Pre o post temprana

Siembra directa de cebolla

Oxyfluorfen

0.24-0.36

post tempr.

Cebolla direct. y trasplant.

Oxadiazon

0.25-0.5

post tempr.

Idem y mostaza

Naptalam

2.25-4.5

Pre

Melón y pepino

Linuron

1-1.5

Pre o post temprana

Umbelíferas, cebolla de bulbo y ajo

Bifenox

1.0

Pre

Mostaza

Acifluorfen

0.12

post tempr.

Siembra directa de tomate

Clomazone

1.7

Pre

Pimiento y berenjena trasplant.

EPTC

3.2-4.8

PPI

Tomate trasplantado

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