En la mayor parte de Asia meridional, no existen estadísticas sobre incendios forestales, o en todo caso son poco fiables. Debido a la falta de unificación de los formatos de presentación de informes y de las normas de valoración, cuando se dispone de datos sobre la existencia de incendios y los daños ocasionados, carecen de utilidad para la elaboración de políticas y la preparación de planes. Por añadidura, en la India los procedimientos contables públicos traen como consecuencia la ocultación de informes sobre la existencia de incendios y daños pues de otra manera el personal forestal que ha registrado y notificado el episodio sería responsable de las pérdidas, como si su incumplimiento hubiese ocasionado el incendio. Por ende, las políticas públicas de contabilidad inhiben el desarrollo de bancos de datos sobre incendios y obstaculiza aún más el proceso de sensibilización pública hacia el impacto que ejercen los incendios forestales en el medio ambiente, la economía y la salud humana. Como resultado, los incendios muy pocas veces constituyen una prioridad de las políticas nacionales.
Las estrategias y programas de protección contra incendios por lo general no reflejan los intereses y la opinión mundial relacionados con las personas en las que invariablemente se hace recaer la culpa de haber producido los incendios en primer lugar. En muchos países de la región, no existe un mecanismo o un marco que vincule los encargados de la ordenación forestal y de la ordenación de tierras con los habitantes de los bosques en una asociación a nivel de política, lo que permitiría reglamentar el uso del fuego como medio de lograr objetivos de ordenación forestal sostenibles.
La planificación de una estrategia de protección contra incendios debe ser específica para cada país y conforme con la política forestal, el estado de la biodiversidad y los programas en curso en el sector forestal en cada uno de ellos. Además, debería reconocer el vínculo que une a los bosques y las cuestiones relacionadas con la vida silvestre con la naturaleza y el alcance de la dependencia de los incendios forestales para las poblaciones locales como herramienta para la ordenación de los recursos. La India, por ejemplo, posee el mayor número de residentes forestales y de personas que dependen de los bosques, pues unos 250 millones de personas viven en 150 000 aldeas situadas en los bosques o en sus cercanías. Por qué, dónde y cuándo hacen uso del fuego deberían sin lugar a dudas constituir la directriz más importante para la formulación de políticas no sólo porque la India ha optado por el modelo participativo de ordenación forestal sino también porque los que viven en las márgenes de los bosques son las partes más directamente interesadas en el bosque así como las más decisivas para la prevención y control de los incendios.
Las políticas de incendios forestales sufren asimismo el impacto de políticas ajenas a la esfera forestal, como es el caso de Brasil e Indonesia (política sobre las modificaciones de los usos de la tierra), África occidental (procesos de ajuste estructural), la India (empleo rural y bienestar de las poblaciones tribales), y en sectores como la minería, la agricultura, la energía y la industria. La política de incendios debe por lo tanto formar parte de la estrategia global de conservación de los países interesados.
La política debe centrarse en la prevención más que en la supresión. Este último aspecto reviste mucha mayor dramaticidad y despierta más interés en los medios de comunicación, y tiende también a atraer mucha atención. La participación de las poblaciones y el fomento de la concienciación pública en relación con los efectos de los incendios forestales en la salud, la ecología y la economía deben en conjunto definir estrategias de bajo costo y tecnología limitada que por naturaleza convienen a los modelos de planificación del control de incendios en los países en desarrollo.
Puesto que la FAO representa un foro tradicional para el debate y el diálogo así como uno de los principales centros de intercambio de información sobre cuestiones forestales, los países de Asia meridional tienen la posibilidad de aprender enormemente gracias al apoyo técnico de la FAO en las siguientes esferas de la gestión del fuego:
a) Unificación, diseño y ejecución in-situ de bancos de datos sobre incendios.b) Estudios sobre regímenes de incendios de referencia, en ecosistemas representativos en cada país, y sobre el alcance de las quemas controladas en ellos.
c) Elaboración de normas de valoración y evaluación en relación con el impacto de los incendios sobre la economía, el medio ambiente y la salud humana.
d) Creación de capacidad en las instituciones nacionales del sector forestal para instalar y mantener bancos de datos y protocolos de vigilancia y evaluación sobre incendios; elaborar programas de investigación, y llevar a cabo programas de capacitación en planificación de la gestión del fuego y no solamente en materia de lucha contra los incendios.
e) Estudios de viabilidad sobre tecnologías de control y extinción aptas para las economías de bajo costo de la región.