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La enseñanza permanente

Conviene que la enseñanza permanente persiga el objetivo de mantener al personal profesionalmente productivo, vivo y en desarrollo. Es un antídoto contra la alienación que sienten los que creen haber llegado al límite en su profesión. El autor define la enseñanza permanente y la trata en relación con las necesidades de los ingenieros, técnicos, obreros y dirigentes.

A.G. Pyman

A.G. Pyman es Jefe del Departamento Forestal del Colegio Cumbria de Agricultura e Ingeniería Forestal, Reino Unido.

La mayoría de las obras publicadas han estudiado el problema de la enseñanza permanente de la ingeniería forestal a nivel de postgrado. El presente artículo enfoca un área diferente: su aplicación a obreros y técnicos forestales. Concibe al obrero forestal como un artesano y al técnico como un encargado de la producción, utilización y mantenimiento, que suele ocupar un puesto entre el artesano y el director.

La enseñanza permanente en sí es difícil de definir en silvicultura, porque a todo el mundo le parece que significa todo. Mi definición es que consiste en dar más enseñanza y formación pare permitir al hombre, a cualquier nivel, desarrollar plenamente su potencial, a fin de que su competencia y profesión rindan el máximo en la empresa.

Seip (1974) observe que la enseñanza permanente está cambiando, pasando de las reuniones y excursiones de mediados de siglo, con clases y demostraciones que incidían en los problemas concretos del sector forestal, hasta los curves más organizados. Esto es inevitable, porque la tecnología se está desarrollando con mucha rapidez, y la enseñanza permanente se considera ahora con más frecuencia como una puesta al día del personal pare que comprenda las nuevas técnicas, así como las maneras de pensar y conceptos nuevos. Los nuevos problemas, las nuevas circunstancias, además de los progresos tecnológicos, influyen también (Stoltenburg, 1974).

Westoby (1971) afirmaba que, una vez que el ingeniero forestal ha obtenido su título y comienza a ejercer su profesión, queda abandonado pare siempre en medio de la sociedad. No hay ninguna oportunidad de desafiar su idoneidad pare el ejercicio de la profesión, a pesar de que los problemas de hoy suelen exigir un acervo de conocimientos y un conjunto de especialidades que no existían cuando recibió el titulo. Otro tanto cabe afirmar a todos los niveles en el sector forestal. No se puede concebir la puesta al día sólo como la enseñanza de nuevas técnicas, sino que se debe tener en consideración en todo momento el desarrollo personal del aspirante, así como estudiar la repercusión de la nueva tecnología en el público y en individuos.

En toda la estructura del personal debe haber un hilo ininterrumpido de enseñanza permanente. Como la tecnología cambia, la empresa no dude del valor que tiene el enseñar a los obreros forestales una nueva técnica de plantación o producción, o el empleo eficaz de una máquina recién inventada. La formación suele estar a disposición del técnico, pero esa enseñanza, que permite a la persona desarrollarse pare alcanzar metas más altas, no siempre es tan fácil de alcanzar.

Terrazas de experiencia

A simple vista, la enseñanza permanente aparece como una línea diagonal ascendente que atraviesa toda la carrera. Examinándola más de cerca, se descubre una «terraza» de experiencia en cada etapa, después de cada curve teórico o práctico, en la que el beneficiario consolida y absorbe lo que ha aprendido en su propio puesto de trabajo. A la larga adquiere suficiente preparación, en cuanto a experiencia y criterio, pare la siguiente etapa y, si tiene suerte, le dan otro curve y sigue haciendo carrera, elevándose por encima de la última terraza. Según Ovington (1974) este tipo de enseñanza es un privilegio de pocos y no un derecho o necesidad reconocida de todos los forestales, como sucede actualmente.

Hay varias maneras de llevar esta vida de progreso a través de la enseñanza y la formación, algunas oficiales y otras extraoficiales. La más obvia es la formación intermitente en el lugar, sobre todo a los niveles más bajos. Es de esperar que esto suceda como algo de rutina, como, por ejemplo, en la Comisión Forestal, en el sector agrícola y otras industrias, en el Reino Unido. La situación en los aserraderos y en lo s bosques se ha dado a conocer trace poco por Swaisland (1974).

De manera semejante, la asistencia relativamente regular a reuniones locales y regionales, seminarios y debates, como en años anteriores, es útil pare el perfeccionamiento técnico de la persona y también pare su desarrollo personal, en cierto grado, pero son los curves organizados los que dan los resultados más satisfactorios.

Una gran ventaja, como dice Ovington, es que estos curves se dictan en escuelas y colegios forestales, proporcionando así a los alumnos jóvenes la oportunidad de conocer a forestales avanzados que también estudian, lo que les da más motivación y un mayor sentido de la orientación. Esto es muy evidente en mi propio colegio, donde se dicta un curve de tres años a jóvenes, con aptitudes y calificaciones escolares suficientes, que hayan sido obreros forestales uno o dos años (pare aprender especialidades básicas) y aspiren a ser técnicos. Además, hay una serie de curves mucho más breves pare los nuevos alumnos y pare las personas ambiciosas de más edad que tengan la aptitud y el entusiasmo necesarios pare seguir una serie de curves avanzados y llegar, a la larga, al nivel de técnico o de dirigente.

En los últimos años se ha desarrollado este sistema de curves breves basados en su totalidad en el concepto de las «terrazas de experiencia» y, ahora, después de ocho años de trabajo a jornada complete y de algunas horas diarias de estudio siguiendo curves breves a intervalos regulares, las personas que tienen suficiente inclinación e inteligencia pueden ascender a la categoría de dirigentes. Los colegios u otros establecimientos deben estar dispuestos a aconsejar y asesorar en todo momento a los aspirantes acerca de sus posibilidades de perfeccionamiento.

Tres fases

Teniendo presentes estos curves, el Comité Asesor Mixto de Enseñanza Agrícola del Reino Unido, en su informe de 1973, recomendó una estructura de la enseñanza forestal dividida en tres fases. La primera se compone de dos bloques de licencia pare estudiar, de seis semanas cada uno, en un período de dos años, y tiene por objeto la formación de artesanos generales. La segunda fase tiene por objeto la formación de artesanos especializados y la tercera, la de jefes de turno y técnicos más nuevos. En el curve de jefes de turno se matriculan, por lo general, los alumnos de cuarto año que hayan hecho la serie de curves breves, de tres años de duración, a nivel artesanal. Se recomienda instituir un curve separado pare la formación complete potencial del técnico que desee seguir el método de los curves breves, o que carezca de las calificaciones académicas necesarias pare matricularse en el curve a horario completo.

Todos estos curves se dictan además del curve de técnico (diploma nacional ordinario de ingeniería forestal) que se acaba de crear, que es un curve «sandwich», de tres años, descrito por Danbury (1974), muy semejante en su estructura a los curves que está considerando actualmente el Instituto de la Ciudad y de los Gremios de Londres y las dos Reales Sociedades Forestales establecidas trace ya tiempo.

Al terminar sus estudios, los alumnos idóneos se someten a un examen pare optar al diploma nacional forestal, reconocido (por el sector privado, al menos) como una calificación de dirigente. El titular es admitido como miembro profesional con plenos derechos por el Instituto de Ingenieros Forestales de Gran Bretaña.

Todos estos curves son fundamentalmente teóricos, pero los de nivel más bajo tienen un elemento práctico, que consiste principalmente en la instrucción inicial.

No se contempla la enseñanza de oficios en los colegios, ya que lo ideal seria que las prácticas auxiliares se hagan en un ambiente de trabajo, con instrucción en o fuera de la empresa, o ambas cosas a la vez. Una vez creados los curves, se puede dar mayor significación a las terrazas de experiencia, introduciendo la enseñanza de oficios y la práctica supervisada.

Con mucha frecuencia, por falta de enseñanza permanente, en algunos lugares, al llegar a una determinada terraza, el aspirante se queda estacionado, a veces por falta de incentivo pare pasar a la etapa siguiente.

El trabajador y el técnico forestales pueden llegar a su cenit individual y permanecer en su piano particular, como en todo plan de promoción, pero conviene que siempre haya la motivación y el incentivo que significa el poder continuar los estudios, pare que las personas capaces puedan ascender. Conviene que haya siempre, además, un servicio de consejeros que asesoren a los aspirantes en lo tocante a su aptitud pare pasar a los curves siguientes.

Si no se provee a la promoción de los aspirantes capaces, inevitablemente se producirá esa sensación de alienación y frustración cada vez más manifiesta hoy en día, en particular entre los trabajadores y los técnicos. En efecto, como sienten haber llegado al límite de su desarrollo individual (lo que no suele ser así), tienden a perder el interés y a «vivir» menos en su trabajo.

LATTAKIA, SIRIA. TÉCNICOS FORESTALES APRENDEN TRABAJOS DE RECONOCIMIENTO; Largas carreras reforzadas con cursillos

Hay que nutrir la iniciativa de los dirigentes potenciales y dar oportunidades a las personas capaces pare que pasen a ocupar puestos más altos. Utilizando al máximo los recursos humanos se ayudará al sector forestal mundial a lograr su pleno desarrollo. Aquí hay mucho campo pare la enseñanza permanente y ésta puede desempeñar una función importante; es enorme la reserve de dirigentes potenciales con conocimientos prácticos, que prestarán buenos servicios al sector forestal. Pero pare todo esto, no baste proveer la enseñanza permanente pare capitalizar esta fuerza latente, ya que suele haber claras barreras artificiales que se oponen a esta evolución lógica.

George Bernard Shaw dijo que todas las profesiones son conspiraciones contra los legos; pero es muy posible que, en cierto modo, sean también conspiraciones contra sí mismas. A los países en desarrollo se les dijo que se desembarazaran del término «subingeniero», que implica que aquellas fases de la enseñanza forestal académica que preceden el nivel universitario son algo menos importantes e incluso sub-humanas. Se les dijo también que no olvidaran nunca que el sistema de tres niveles que hay en la mayor parte del mundo desarrollado se originó en una sociedad de clases (Westoby, 1971). Abundando sobre el tema se afirmó que el término «ingeniero forestal» tiene sus raíces en épocas pasadas, en los que la caza constituía el pasatiempo de los príncipes. A medida que los bosques que poseían los príncipes adquirían importancia también por su producción de madera, a los ingenieros forestales se les encomendó también esta función. En los países que han seguido esta vía de desarrollo, la ordenación de los bosques se base en antiguas tradiciones, y es grande el prestigio de que gozan los ingenieros forestales (Osara, 1974).

Pronto se comprobó que sólo se pueden satisfacer las exigencias del bosque con personal especializado, con ingenieros forestales, y que las personas que ocupan los cargos dirigentes deben tener una formación a nivel universitario. A pesar de todo, en muchos países, como por ejemplo en Finlandia, los «semiprofesionales» (técnicos forestales) calificados son de gran importancia pare el sector forestal (Osara, 1974).

A este respecto debemos aclarar las ideas. Un ordenador de bosques ¿es o no un ingeniero forestal? Sí lo es ciertamente si ha hecho estudios universitarios; pero si es un técnico, lo es quizá sólo a medias, ya que probablemente ha ascendido de «sub» a «semi».

La enseñanza científica no produce necesariamente un buen ordenador, ni tampoco la enseñanza técnica. Fundamentalmente, el tipo de ordenador de bosques que conviene formar es la persona coherente, capaz, segura de sí misma, que tenga la habilidad necesaria pare organizar comunidades remotas, trabajar y vivir en ellas.

Los técnicos suelen tener estas calificaciones, y a pesar de carecer de una formación verdaderamente científica y de no ser tecnólogos, suelen tener que adquirir el profesionalismo del ingeniero forestal, de la misma manera que el que recibe dicho título. Es posible que su base académica no sea tan amplia como la del ordenador formado en la universidad, pero las funciones mismas que desempeña pueden ser más que suficientes pare calificarlo.

En el sector forestal, en el pasado, los técnicos no se especializaban mucho y por eso quizá se podrían designar como técnicos de «espectro amplio». A medida que evoluciona la tecnología se observe una tendencia a que los directores de empresas sean universitarios, lo que trace aumentar el número de los técnicos de «espectro estrecho». La enseñanza permanente tiene una función que desempeñar en este cave, ya que los conocimientos especializados de una persona pueden servir de base pare elevarla a una categoría superior de dirigente y pare darle oportunidades de avanzar.

Dificultades e incentivos

Son evidentes las dificultades. La que con más frecuencia se suele mencionar es la dificultad práctica de hacer regresar a la escuela a un alumno que está sometido a presiones domésticas y familiares. Esta situación se puede aliviar cuando los ascensos a partir de las terrazas de experiencia son de duración limitada, o sea, de semanas o, a lo más, meses de duración. Otro incentivo que no conviene pasar por alto es la atracción que ejercen los curves de mayor duración en el extranjero. En efecto, en muchos países se sabe que un alumno reacio a seguir un curve de tres meses en su patria está más que dispuesto a seguir en el extranjero uno que aura el doble.

En algunos países en desarrollo hay una obligación moral de elevar las calificaciones de los técnicos capaces a nivel más alto, porque muchas personas que suelen haber prestado servicios excelentes no han tenido nunca la oportunidad de ir a la universidad, a menudo porque, cuando cumplieron la edad necesaria pare matricularse, las universidades no eran lo que son ahora. No conviene hacer ascender a los más jóvenes pasando por encima de esos técnicos.

Algunas personas pesimistas se oponen tenazmente al concepto mismo de la enseñanza permanente, que consideran una manera de eludir el trabajo. Yo no comparto este punto de vista, porque la enseñanza permanente, tal como se esboza aquí, de ninguna manera es cosa fácil, sobre todo llegar al límite superior, avanzando hasta el nivel de director o de ingeniero forestal.

Seria más justo opinar que el verse libre de las ansiedades del trabajo cotidiano, por muy abrumadores que sean los estudios, abre nuevos horizontes al alumno y le ayuda activamente a lograr un perfeccionamiento muy merecido.

En el pasado se ha considerado con frecuencia que no conviene que el programa de un curve invade el de otro, sino que entre el personal que tiene diferentes niveles de enseñanza haya una clara separación. En algunas industrias y en el sector forestal se observan ahora indicios de que esto no es tan necesario. Los servicios del ingeniero forestal pueden ser necesarios pare una maquinaria muy cara, como antes pare un príncipe muy rico, o pare los árboles. Por lo tanto, conviene examinar con mayor atención la situación interina del alumno de hoy, a diez años de plazo por ejemplo. ¿Qué curves se precisarán pare convertirlo en el dirigente del mañana? Cuando contemplamos el bosque, nos sentimos muy seguros acerca de su evolución; sabemos hacer pronósticos de la producción; conocemos nuestros bosques. En cambio, lo que nos falta es capacidad de hacer pronósticos sobre la estructura de los curves suplementarios necesarios pare lograr que los trabajadores y técnicos forestales desarrollen todo su potencial y alcancen la cumbre de la carrera, en beneficio de la profesión.

Este es pues el gran desafío. Si dedicamos más reflexión y esfuerzo a este asunto de la enseñanza permanente, sólo podrá beneficiarse el sector forestal.

Bibliografía

DANBURY, D.J. 1974 Technical forestry education in Great Britain - a new approach. Décima Conferencia Forestal de la Commonwealth, Reino Unido.

OSARA, N.A. 1974 The role of professional foresters in economic development and achieving social goals. Unión Internacional de Sociedades de Forestales, Segundo Congreso, Helsinki.

OVINGTON, J.D. 1974 Continuing education in forestry for a world environment of rapid technological, economic and social changes. Unión Internacional de Sociedades de Forestales, Segundo Congreso, Helsinki.

REINO UNIDO. DEPARTMENT OF EUCATION AND SCIENCE. 1973 Report of the Joint Advisory Committee on Agricultural Education. Londres.

SEIP, M.C. 1974 Continuing education needs and trends; forestry, northern Europe. Unión Internacional de Sociedades de Forestales, Segundo Congreso, Helsinki.

STOLTENBURG, C.H. 1974 Forestry continuing education in North America: needs and trends Unión Internacional de Sociedades de Forestales, Segundo Congreso, Helsinki.

SWAISLAND, A.E.H. 1974 The importance of training in improving performance. Décima Conferencia Forestal de la Commonwealth Reino Unido.

WESTOBY, J.C. 1971 Forestry education: to whom and for what? Consulta Mundial sobre Enseñanza y Capacitación Forestales, Estocolmo.


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