¿Cuál es la estructura de la forestalía en China? ¿En qué forma las perspectivas de China difieren de las de otros países y de otros planteamientos tradicionales? ¿De qué clase han sido los éxitos y fracasos experimentados por la forestalía china? ¿En qué forma han afectado a la forestalía las reformas políticas y administrativas? ¿Cómo se resuelve la clásica competencia de sierras entre la agricultura y la forestalía en China? ¿Cómo se instila una conciencia forestal en la población china? Estas son algunas preguntas a las que trata de dar respuesta el autor, quien efectuó un amplio viaje de carácter forestal por China en 1974.
Jack Westoby
Jack Westoby, economista forestal británico, era adjunto del Jefe del Departamento de Montes de la FAO cuando se jubiló como funcionario de administración pública internacional en enero de 1974. En 1973, el Sr. Westoby participó en las conversaciones que condujeron a que China volviera a ser miembro activo de la FAO. A lo largo de los años ha escrito y dado conferencias ampliamente sobre fomento forestal.
Siempre resulta difícil comprender cómo funciona una sociedad distinta de la nuestra. Estudiar la constitución, si es que existe, en forma escrita, no ayuda mucho. Ni tampoco trazar un gráfico de las relaciones, poderes y responsabilidades estructurales. Siempre faltan algunos factores de importancia. Uno de ellos es la forma en que la situación actual evolucionó a partir de la que era antes. Otro, las modificaciones, a veces muy sutiles, ya en curve. Y, lo que es más importante, ninguna información gráfica explicará la diferencia entre lo que se supone que sucede y lo que de hecho acaece.
Lo mismo puede decirse de las leyes y reglamentos forestales. En algunos países ambos son muy completos. Leyéndolos, uno se convence de que pueden servir de modelo. Sin embargo, cuando se observe en qué forma funcionan en la práctica, se llega al resultado de que, en gran parte, son letra muerta. Muchas son las razones. Con frecuencia, es una cuestión de personal: insuficiente, subcapacitado, o tan mal pagado que solamente puede cubrir sus necesidades aceptando sobornos o dejando pasar transgresiones. A veces se debe al propio mecanismo de la ley: un sistema judicial demasiado recargado, o tribunales susceptibles a presiones políticas o capaces de ser sobornados. A veces la ley forestal queda frustrada por una incertidumbre general en cuanto a los títulos de las sierras.
Existen, sin embargo, otros países en que la legislación forestal (si es que existen leyes especiales) sólo llega a comprenderse después dé haber digerido 10 ó 20 disposiciones con escasa relación entre sí en el libro de ordenanzas. Y, a su vez, los reglamentos promulgados pueden ser una mezcla de cuestiones importantes y de otras de escasa aplicación. Sin embargo, el sistema funciona.
En China, las actividades forestales siguen rigiéndose por las disposiciones básicas de protección de bosques promulgadas por el Consejo de Estado el 27 de mayo de 1963. Estos reglamentos, que comprenden 7 capítulos y 43 artículos, han sido modificados desde entonces pare tener presentes algunos cambios organizacionales acaecidos; pero no se ha hecho ninguna enmienda sustancial. Por ejemplo, las referencias a los consejos populares de las provincias, regiones autónomas y municipios, y a los comités de administración de las comunas quedan sustituidas por referencias a los comités revolucionarios a esos mismos niveles. De modo análogo, la referencia al Ministerio de Montes ha quedado sustituida por otra referencia al Ministerio de Agricultura y Montes, en el que ha quedado absorbido el primero.
Estos reglamentos se refieren a los bosques estatales, a los de propiedad colectiva y a los árboles pertenecientes a particulares. Dicen a todos y cada uno lo que se debe hacer, a veces en un modo muy general, y otras con toda precisión. Por ejemplo, el Artículo 3 estipula que:
«Los comités revolucionarios a todos los niveles deben reforzar la propaganda y la educación pare promover una conciencia y educación forestales, y movilizar las mesas pare proteger adecuadamente los bosques y los árboles.»
El Artículo 17 se refiere al pastoreo en los montes y dice:
«El apacentamiento de ganado cerca de los bosques debe estar estrictamente supervisado pare evitar daños a los árboles. En las zonas forestales en que las condiciones lo permitan, podrán dedicarse zonas limitadas pare el pastoreo.»
Estas son disposiciones de carácter bastante general, y las formas y modo en que se lleven a la práctica dependerán en gran medida de la energía e iniciativa del comité revolucionario interesado. Se deja amplio espacio pare interpretaciones locales.
Por el contrario, una subcláusula del Artículo 12, que; trata de la corta y transporte, estipula que toda unidad colectiva que corte más de 10 m3 de madera en 1 año dado procedentes de sus propios bosques y pare satisfacer sus propias necesidades (incluidas las necesidades de los distintos componentes de la unidad) deberá contar con la autorización del comité revolucionario del distrito.
Pero, si bien las disposiciones forestales básicas siguen siendo hoy en China las mismas que en 1963, se ha transformado la estructura administrativa mediante la cual se aplican. Esta transformación es más cualitativa que formal, ya que, si bien la estructura político-administrativa permanece más o menos intacta, el modo en que opera ha experimentado diversos cambios. Quizá la mejor forma de definirlos sea decir que se ha tratado de un traspaso de responsabilidades de largo alcance, junto con una complete renovación de los órganos de administración.
Las principales unidades políticas de China siguen siendo las 21 provincial, las 5 regiones autónomas con rango de provincia y las 3 ciudades autónomas (Pequín, Shangai y Tsientsin) que, con sus zonas rurales circundantes, tienen también estado jurídico de provincia. El grado de autonomía de estas principales unidades políticas parece haber aumentado, si es que lo ha hecho, a partir de la revolución cultural.
Las provincial se dividen en distritos administrativos y grandes ciudades. Los primeros se dividen en municipios, que, a su vez, comprenden ciudades menores y comunas populares. En ocasiones existe un nivel intermedio dividiéndose el municipio en distritos, cada uno de los cuales agrupa un cierto número de comunas. Cada comuna está formada por diversas brigadas de producción, cada una de las cuales tiene un cierto número de equipos de producción, siendo estos últimos las unidades básicas contables en las comunas. En el cave de algunas de las comunas mayores con muchas brigadas de producción, estas últimas pueden agruparse en distritos administrativos, que así constituyen un eslabón intermedio en el sistema.
En el aspecto urbano, las ciudades se dividen en distritos urbanos y éstos, a su vez, en vecindarios, que corresponden aproximadamente a las brigadas en las comunas. En los vecindarios existen comités de calle, que corresponden a los equipos. Las fábricas, según su tamaño, pueden quedar bajo la dirección de las provincial, distritos o municipios; en las comunas, pueden constituir una brigada o equipo de producción. Algunas pequeñas unidades colectivas (por ejemplo, un grupo de madres de familia que dirijan un taller) se hallan bajo la autoridad de los vecindarios, o incluso de los comités de calle.
Todo esto sigue básicamente como era, excepto que a lo largo de toda la línea descendente se ha operado un traspaso de responsabilidad. Por ejemplo, muchas empresas industriales grandes, que anteriormente se hallaban bajo la supervisión directa del ministro pertinente del gobierno central son hoy responsabilidad de las provincias, y así sucesivamente. En términos generales, puede decirse que las responsabilidades a los niveles más bajos se han acrecentado, y que es también mayor el ámbito pare la iniciativa. Este traspaso de responsabilidades en orden descendente ha ido acompañado por una radical reducción de las filas administrativas en los niveles más altos, en particular en los ministerios centrales, y un refuerzo correspondiente de las filas en los niveles inferiores, en los que radica la acción. Como se verá más adelante, esto ha ido acompañado por una transferencia a las provincial de muchos de los institutos centrales de investigación y de las instituciones de enseñanza superior.
Paralelamente con estos hechos, durante la revolución cultural surgieron a todos los niveles nuevos órganos de administración en forma de comités revolucionarios, compuestos de cuadros, representantes de las mesas y miembros del Ejército de liberación popular o de las milicias locales. Estos constituyen hoy los órganos del poder político en todos los pianos y, en el curve de su consolidación, se ha procurado asegurar que respondan plenamente a los dos criterios del tipo «tres en uno», a los que con tanta frecuencia se trace referencia en China: cuadros, técnicos y mesas; ancianos, de media edad y jóvenes.
En cada nivel, el comité revolucionario nombra un comité permanente.
Este es el órgano ejecutivo de gobierno. Por ejemplo, el comité permanente provincial recibe su mandato del comité revolucionario provincial, ante el cual informa. En la ejecución de sus tareas de gobierno, el comité permanente recibe la ayuda de oficinas establecidas pare encargarse de la administración. Estas comprenden oficinas relativas a la planificación, enseñanza, sanidad, comercio, etc., y normalmente una de éstas es la oficina agrícola y forestal. Cada una de ellas dirige y mantiene contacto con las organizaciones departamentales homólogas en el piano inmediatamente inferior.
Como indicación de la clase de traspaso de responsabilidades y de la desburocratización que se ha operado a partir de la revolución cultural, los órganos de nivel inferior se describen hoy invariablemente como «bajo la dirección de» - y nunca «bajo el control de» - los órganos inmediatamente superiores.
Así pues, en líneas generales, ésta es hoy la estructura administrativa en China 1. Existen muchas variantes locales. En el piano nacional, los asuntos forestales son tratados por el Ministerio de Agricultura y Montes y se realizan bajo la dirección de uno de los 7 Viceministros. En el momento de escribirse estas líneas, éste es Liang Chang-Wu, quien fue jefe de la delegación china ante el Séptimo Congreso Forestal Mundial en 1972. El trabajo se organiza en cinco divisiones, a saber:
- Producción maderera.
- Industria y productos forestales.
- Recursos y ordenación forestales, incluida la protección de bosques y el manejo de la vida silvestre.
- Repoblación forestal.
- Aprovisionamiento y distribución de madera.
1 Véase una sucinta exposición de la estructura política en Joan Robinson: Economic management China 1972, Londres, Anglo-Chinese Educational Institute, 1973.
La autoridad forestal central no es ya responsable de los institutos centrales de investigación, ya que éstos han cambiado de lugar y son hoy responsables ante las provincias. En modo análogo, la Academia de Ciencias Forestales, anteriormente dependiente del Ministerio de Montes, se ha trasladado a Harbin y se halla bajo la dirección del comité revolucionario de la provincia de Heilungkiang, provincia que contiene los recursos forestales más ricos de China.
Las relaciones externas de esta autoridad forestal central se realizan por intermedio de la Oficina de asuntos exteriores del Ministerio de Agricultura y Montes.
De aquí se deduce que ya no es posible hablar de un servicio forestal estatal en el sentido generalmente aceptado, esto es, un servicio forestal independiente, con una cadena jerárquica de mandos que llega hasta las regiones forestales y comisiones de conservación de bosques. En lugar de esto, la agricultura y la forestalía quedan integradas en todos los niveles en orden descendente a partir del Ministerio, de ordinario en las oficinas agrícolas y forestales de las provincial, distritos administrativos, municipios, etc. Estas oficinas se hallan bajo el control político de los comités revolucionarios en los niveles respectivos, y las oficinas en los diversos pianos tratan por igual de cuestiones agrícolas y forestales, junto con las relaciones recíprocas entre una y otra discipline. Naturalmente, los miembros forestales de estas oficinas se mantienen en frecuente contacto con sus homólogos forestales en los niveles inmediatamente superiores e inferiores.
Estas oficinas, en los pianos apropiados, son directamente responsables del sector de propiedad del Estado: bosques estatales, empresas industriales forestales de propiedad del Estado, institutos de investigación, etc. No así, sin embargo, las instituciones de enseñanza forestal que, en último término, dependen, por intermedio de los departamentos u oficinas de enseñanza, del Ministerio de Educación. La otra importante función de las oficinas es prestar orientación y asesoramiento técnico al sector de propiedad colectiva (básicamente, las comunas, brigadas y equipos de producción), así como a otros órganos e instituciones que desarrollen actividades forestales, entre las que figuran los ferrocarriles, las mines, las fábricas, etc.
¿Cuáles son estos servicios que las oficinas forestales (y las empresas de propiedad del Estado de las que son responsables) prestan al sector de propiedad colectiva? Pude descubrir en las comarcas que visité que van mucho más allá de un asesoramiento profesional y una asistencia técnica. También van más allá de lo que normalmente abarcan los servicios de extensión forestal. Pero, en mi opinión, lo más importante son las actividades de enseñanza y capacitación. Estas adoptan muchas formas: cursillos de capacitación, consultas técnicas de un día a una semana pare cuadros técnicos o trabajadores modelo, organizadas en el piano provincial, municipal o de distrito; promoción de visitas de intercambio; capacitación en el trabajo, en aserraderos, apiladeros de madera, explotaciones forestales e institutos de investigación; preparación de hojas de información y folletos de instrucciones, y así sucesivamente. Parte de estas actividades se realizan juntamente con los colegas forestales provinciales. Además, cada empresa estatal tiene una función de demostración. Supongo que a esto le sigue en importancia el asesoramiento en el propio lugar ofrecido a las comunas, brigadas y equipos por el personal de las oficinas forestales, explotaciones forestales del Estado e instituciones de investigación. Este personal visita constantemente en la actualidad las comunas y trabaja con los miembros de éstas durante largos períodos de tiempo. Por consiguiente, todo nuevo problema que aflore se descubre inmediatamente, adoptándose las medidas pare resolverlo.
Prestan asesoramiento sobre ordenación y, en algunos caves, facilitan servicios materiales de ordenación, hasta que la colectividad haya adquirido su propio núcleo de personas capacitadas y experimentadas. Actúan como animadores, persuadiendo a las comunas a que efectúen diversas clases de actividades forestales, facilitan de los conocimientos necesarios, e incluso prestando personal ejecutivo pare poner en marcha estas actividades. Proporcionan también semillas y material de plantación. Organizan experimentos y ensayos. La relación entre los sectores estatal y de propiedad colectiva en la forestalía (al menos en las zonas que yo visité) es active y fecunda.
¿Lo ha sido siempre así? Al parecer no. Un ejemplo lo da Liu Ping, Presidente del comité revolucionario de la Estación experimental de fijación de dunas y cortinas protectoras de Chang Ku Tai, cerca de la frontera con la Mongolia interior, en el norte de Liaoning.
«Vinimos aquí en 1952 partiendo de cero y sin saber nada», me dijo. «Después de muchos errores iniciales, pudimos fijar las dunas, deteniendo la avanzada del desierto. Como ve, tenemos ya regeneración natural bajo algunas de nuestras primeras plantaciones. Erigimos cortinas protectoras, rehabilitamos sierras pare la labranza y con ello el rendimiento de nuestros cultivos fue en constante aumento. Nos sentíamos muy satisfechos con lo que habíamos conseguido hacer en nuestras 200 hectáreas, aproximadamente. Pero durante la revolución cultural se nos plantearon de improviso algunas interrogantes básicas: ¿A quién ayuda todo esto? ¿A quiénes se supone que debemos servir? Decidimos que habíamos gastado demasiado tiempo y esfuerzo en nuestra propia obra y demasiado poco en ayudar a las comunas circundantes pare que se beneficien de nuestra experiencia. Así, pues, cambiamos de ruta. No quiero decir con esto que tratemos de relegar nuestro programa aquí. Pero ahora transcurrimos mucho más tiempo con los equipos de producción, ayudándoles a fijar dunas y establecer cortinas protectoras. De hecho, nosotros mismos aprendemos mucho más deprisa de esta forma.»
«Otro tanto puede decirse del cultivo de los árboles frutales», prosiguió. «Todos nos decían que los frutales nunca crecerían aquí, pero hemos conseguido cultivar 80 variedades de manzanos, perales y vides. Nos complacíamos en mostrárselas satisfechos a todo el que venía aquí a verlas. Pero, a partir de la revolución cultural hemos venido capacitando técnicos de los equipos de producción en la forma de establecer huertos de frutales y mantenerlos en producción, y nosotros mismos salimos de la estación y trabajamos con ellos pare ayudarles en el establecimiento de tales huertos de frutales.»
La historia de Liu Ping fue una de las muchas que escuché de tipo parecido. Cualquiera que haya sido la situación del sector forestal del Estado antes de la revolución cultural, no hay dude de que hoy es la auténtica antítesis de un puñado de burócratas ante otros tantos escritorios y de investigadores en sus torres de marfil.
Desde largo tiempo subsiste un debate general entre los forestales de todo el mundo en cuanto a la conveniencia de incluir la forestalía entre las responsabilidades de los ministerios de agricultura. El consenso general ha sido que, se incluya o no en los ministerios de agricultura, existe la necesidad de un servicio forestal estatal organizado por separado con un alto grado de autonomía. Los argumentos descansan en parte en consideraciones técnicas: la forestalía es, en general, una actividad de largo alcance, y su práctica satisfactoria exige no sólo un personal especializado, sino también un continuo apoyo financiero, esto es, que no esté subordinado a las oscilaciones en los ingresos forestales o a las vicisitudes financieras de la tesorería central. Pero existen también otras razones políticas. La mayor parte de los ministerios de agricultura tratan de una amplia variedad de material y todos los días surgen problemas urgentes y apremiantes. Además, todos ellos cooperan en una esfera políticamente sensible. Cuando existe competencia entre la agricultura y los montes en cuanto a recursos, ya sean de sierras o financieros, o cuando las cuestiones forestales están en manos de un departamento o sección del ministerio de agricultura, dicho departamento tiende a ser la Cenicienta entre todos los demás. O. como los forestales dicen con cierta acritud, «los árboles no tienen voto».
Estructura administrativa de China
Así ocurre en particular en muchos países en desarrollo, donde una elevada proporción de la población trabajadora está empleada en la agricultura y la estructura agraria vigente con frecuencia da lugar a agudas tensiones sociales. De ordinario esto ha significado que el sector forestal se ha descuidado lamentablemente, pasándose por alto su contribución potencial al propio sector agrícola. Si los gobiernos y políticos deciden no hacer cave, o hacerlo sólo de labios afuera, a la función múltiple del bosque y a su potencial de desarrollo, lo probable es que no se propague entre las gentes una conciencia forestal. Esta es la razón por la que muchos forestales han abogado por el establecimiento de un ministerio de montes por separado en aquellos países en desarrollo en que el recurso forestal es suficientemente rico pare desempeñar una función significativa en el desarrollo económico global.
¿Significa esto que la abolición de los ministerios forestales por separado representa en China un paso hacia atrás? No, ya que la situación en China es del todo diferente a la de otros países en desarrollo. En primer lugar, existe hoy en China un grado de conciencia forestal sin igual en otros lugares del mundo, salvo quizá en algunas partes del Canadá y algunos países nórdicos. El hecho de que las cuestiones forestales hayan sido durante largo tiempo dirigidas por un departamento que gozaba de la categoría de un ministerio por separado probablemente ha contribuido a crear esta situación. Pero la principal razón subyacente es la importancia que el partido comunista chino atribuye a la forestalía y a las frecuentes y gráficas sentencias del Presidente Mao en materia forestal. Estas han conseguido crear una generalizada conciencia del significado de los bosques. En segundo lugar, si bien la mayor parte de los bosques al presente productivos se hallan en el sector estatal, muchos de los bosques de reciente creación y de los que aún se crearán han sido y serán establecidos por las comunas, mientras que las nuevas plantaciones en el sector estatal dependerán en medida muy notable de la mano de obra facilitada por las comunas. En tercer lugar, pocos países tienen una necesidad tan aguda de repoblación forestal protectiva como China, y el establecimiento de cortinas protectoras, rompevientos y bosques de protección de cuencas hidrográficas deben integrarse estrechamente con la agricultura: de hecho, deben ser parte integrante de la planificación agrícola.
Por consiguiente, no hay razón alguna pare suponer que la abolición de un ministerio de montes por separado haya conducido, o conduzca, a que se preste menor atención a la forestalía. Por el contrario, existe toda clase de pruebas de que, considerada junto con las demás consecuencias de la revolución cultural (el traspaso de autoridad, el traslado de instituciones de investigación a otros lugares, la transferencia de personal a niveles inferiores, el requisito de que todos los cuadros dediquen al menos una cuarta parte de su tiempo en el frente de producción, la contribución de los estudiantes de las escuelas medias, etc.), se ha producido un considerable resurgimiento de la actividad forestal desde la revolución cultural. Esto es lo que se proclama y, en lo que se refiere a la repoblación forestal, la composición por edades de las plantaciones que visité en varias partes de China confirman plenamente esta aserción.
Así, pues, la integración de la agricultura y los montes, que se ha producido a todos los niveles en China, ha tenido consecuencias positivas tanto en la una como en los otros. Esta integración ha sido un proceso consciente. «Creemos haber resuelto el eterno conflicto entre la agricultura y la forestalía.» Esta declaración la oí por primera vez en Heilungkiang, donde la forestalía es una actividad dominante. Pero también la escuché en Hunan, donde predomina el sector agrícola. El mismo hecho de que se haya formulado repetidamente indica una persuasión de que, en el pasado, los dos sectores se consideraban antagónicos, con pretensiones conflictivas en cuanto a sierras y recursos.
Sin dude, los logros más espectaculares conseguidos por China desde la liberación han tenido lugar en la esfera de la conservación de aguas (regularización de ríos). No ha habido visitante en China en los últimos años que no haya quedado impresionado por la enorme magnitud de los trabajos realizados. Aunque queda aún mucho por hacer, se han dado pasos de gigante hacia la eliminación de la amenaza de inundaciones, disminución de las consecuencias de las sequías, ampliación de las zonas de regadío y movilización de la energía hidroeléctrica. Algunos de los planes principales han sido concebidos centralmente y llevados a la práctica por las provincial interesadas. Pero estos planes de gran envergadura quedan complementados por centenares y millares de planes menores, iniciados y ejecutados a niveles inferiores. Lo que mayormente sorprende es la magnitud del esfuerzo humano que han requerido estos trabajos. Para citar un ejemplo, la reparación y reforzamiento de los diques a lo largo de los tramos inferiores del río Amarillo únicamente, supusieron un movimiento de 350 millones de m3 de sierras y más de 9 millones de m3 de obras de mampostería. Esto se efectuó careciendo virtualmente de maquinaria pare el movimiento de sierras, con pura fuerza humane, utilizando balancines, instrumentos manuales y dispositivos primitivos de elevación, localmente diseñados. La regularización de los ríos de China ha exigido, y seguirá exigiendo durante algún tiempo todavía, literalmente cientos de millones de días/hombre, y la parte principal de este esfuerzo la han proporcionado, y la proporcionarán en el futuro, los miembros de las comunas. Lo menos que puede decirse es que es dudoso que se hubiera conseguido este esfuerzo si los miembros de las comunas no hubieran sido persuadidos de que, a su debido tiempo, contribuirá a su bienestar colectivo e individual. Es también dudoso que el esfuerzo hubiera proseguido ininterrumpidamente si las obras realizadas no hubieran empezado a dar resultados palpables en forma de mayores rendimientos, menores cosechas malogradas, etc.
TRIGALES PROTEGIDOS POR ÁRBOLES TUNG (Aleurites cordata); Se insiste en la protección forestal
Al ejemplo de los tramos inferiores del río Amarillo podrían sumarse una infinidad de otros. Pero no es tan conocido el hecho de que, desde el primer momento (y las obras ya se comenzaron en las zonas liberadas incluso antes de 1949), se prestó una atención parecida a la regulación del caudal de las aguas, contrarrestando la erosión del suelo en las zonas altas de captación mediante la repoblación forestal.
También en este cave el esfuerzo fue gigantesco, y las declaraciones hechas mediante frecuentes comunicados de prensa en los primeros días en cuanto a las zonas repobladas y número de árboles plantados, tanto en las cuencas hidrográficas como en la consolidación de diques, eran de tal magnitud que desafiaban la credulidad de la mayor parte de las gentes en el oeste, incluyendo la mía.
Viajando hoy por la China y hablando con oficiales forestales a diversos niveles, resulta evidente que estas declaraciones no eran exageradas. Sin embargo, no hay dude de que gran parte de este trabajo estaba mal dirigido y era de baja calidad, de suerte que en muchos caves los índices de supervivencia eran muy bajos efectivamente.
Los forestales chinos son muy francos al hablar de estos errores. En muchos caves, según manifiestan, las campañas de repoblación forestal no fueron precedidas por estudios sobre la calidad del suelo y evaluaciones de las condiciones climáticas, con lo que frecuentemente se elegían especies equivocadas. Esto condujo a bajos índices de supervivencia y a un insuficiente desarrollo de los pies supervivientes. Se prestaba en aquellos días poca atención a la selección de semillas. Las técnicas de plantación dejaban mucho que desear, ya que los ensayos y pruebas habían sido inadecuados. Dado que China poseía una experiencia muy reducida en cuanto a bosques artificiales, por ejemplo de especies puras de pinos, cuando estas plantaciones quedaron invadidas por plagas, como sucedió en el sur de China, no se adoptaron inmediatas medidas de combate. Pero la razón principal parece haber sido la de los inadecuados cuidados culturales: ausencia de deshierbe y labores de azada, y no efectuar cortas de aclareo a su debido tiempo. Evidentemente, al discutir estos problemas con los trabajadores y técnicos de los equipos de producción de las comunas y de las explotaciones forestales, se desprende que ésta ha sido la lección más a fondo aprendida. Repetidamente me fue dicho que los cuidados culturales tenían una importancia dos veces mayor que las técnicas de plantación pare garantizar el éxito.
Sería, sin embargo, un gran error considerar un completo fracaso los esfuerzos de los años 50 y de los primeros años 60. Es cierto que se registraron muchos fallos y un número incluso mayor de caves de éxito incompleto. Pero esto no da el panorama completo de la situación. Existen también muchos caves de éxito positivo y yo mismo pude presenciar diversas plantaciones sanas y bien pobladas que se habían creado en aquel período. Resulta imposible, basándose en observaciones limitadas, cuantificar el porcentaje de éxitos, pero con mucho las mejores plantaciones que yo he visto, que se habían establecido durante ese período, propendían a encontrarse en zonas que ya poseían una tradición forestal.
Mirando retrospectivamente, es evidente que el volumen de la pericia y experiencia forestales con que contaba China era insuficiente pare dar una sustentación técnica a un programa de repoblación forestal de magnitud sin precedentes. Además, una gran proporción de esta pericia y experiencia se concentraba en las regiones forestadas, encargadas de la tarea de restablecer y ampliar las provisiones madereras necesarias pare sustentar el programa de desarrollo de China. Las restantes fuerzas técnicas se hallaban, por consiguiente, y de forma inevitable, muy desconectadas entre sí, sin que pudiera disponerse de ellas en el momento necesario. No es de sorprender que en gran parte se hallaran localizadas en instituciones centralizadas y en las oficinas provinciales y municipales.
Por supuesto, los nuevos bosques son creados por la población, y no por los forestales profesionales, de la misma manera que las nuevas ciudades las erigen los trabajadores de la construcción y no los arquitectos. La misión del forestal profesional o del técnico en montes es ofrecer la orientación a los hombres y mujeres que realizan el trabajo. Recurre pare ello a la experiencia que ha acumulado y asimilado y se sirve de las tecnologías que ha conseguido dominar pare ayudar a las gentes en los distintos lugares a resolver todo problema imprevisto que pueda surgir. Las mesas que crearon los nuevos bosques de China en los años 50 y 60 no sólo carecían de experiencia, sino que se enfrentaban con una multitud de problemas técnicos no abordados nunca anteriormente. Carecían también en modo lastimoso de la clase de orientación que les hubiera permitido abreviar su experiencia de aprendizaje y rectificar rápidamente los errores. Lo que sorprende no es que hubiera tantos fracasos, sino tantos éxitos.
Las medidas adoptadas durante los últimos 15 años, y en particular a partir de la revolución cultural, han alterado radicalmente la situación. Las más importantes de éstas son: la continua formación de un cuerpo de forestales y técnicos capacitados; la designación en cada equipo de producción de miembros de la comuna responsables en especial de los asuntos forestales dentro de la colectividad, y su capacitación mediante millares de cursillos; la creación de una difundida conciencia forestal, en gran medida por medio de las escuelas; la descentralización de las instituciones de investigación y capacitación y el destacamento del personal técnico al frente de producción; y la estipulación de que todos los cuadros y técnicos deberán transcurrir una parte significativa de su tiempo en la producción real.
Estas son las razones fundamentales de que las nuevas plantaciones efectuadas en los últimos 7 u 8 años (y las nuevas plantaciones prosiguen en escala colosal) muestren buenos índices de supervivencia. En repetidas ocasiones pasé por laderas en que pies aislados o grupos de árboles de 5 a 10 m (sobrevivientes de plantaciones anteriores) sobresalían de una cubierta al 100% de árboles jóvenes, establecidos en el transcurso de los últimos 5 años. En modo análogo, durante mis largos viajes por carretera y ferrocarril, comprobé que se habían repuesto muchos huecos en anteriores plantaciones en líneas. Mi propia experiencia no me permite decir que esto ocurra igual en toda China. Pero me consta que sí sucede en gran parte de Heilungkiang, Liaoning y Hunan, a lo largo de las vías de comunicación que enlazan estas provincial, y en las comunas agrícolas en torno a Harbin, Pequín y Kwangchow.
Así, pues, la integración de las responsabilidades agrícolas y forestales en los niveles sucesivos, partiendo del Ministerio hacia abajo, ha conducido a una vigorosa y generalizada actividad forestal, patrocinada en su mayor parte por las comunas, actividad que ha recibido un tremendo estímulo por los cambios que se han registrado como consecuencia de la revolución cultural. Gran parte de estas actividades (probablemente casi todas) han sido de repoblación forestal protectiva: fijación de dunas, cortinas protectoras, repoblación en zonas de captación de aguas y consolidación de diques. Pero también se ha dedicado un notable esfuerzo a la plantación pare el embellecimiento rural: a villas de las carreteras principales y secundarias, en las comunas y en sus alrededores, en torno a las fábricas y talleres, en las calles y parques de las ciudades y en zonas recreativas, restauradas o nuevas, próximas a las ciudades.
Esto no significa que la repoblación forestal productiva, esto es, aquella destinada primordialmente a la obtención de madera industrial, se haya descuidado. En casi todas las comunas por las que pasé se habían dedicado algunas zonas a la producción maderera, además de las ubicuas plantaciones en línea en carreteras, campos y curves de agua. A veces esto tenía por objeto obtener leña, pero con más frecuencia se tendía a la producción de postes de transmisión y pare la construcción y, a la larga, de madera de aserrío. Los postes siguen desempeñando una función de importancia en la construcción, tanto de viviendas como de edificios no residenciales en el campo, y casi todas las comunas, ateniéndose a la doctrine de bastarse a sí mismas, tratan de independizarse de provisiones externas de madera adecuada. La madera industrial más voluminosa sigue proveniendo en su mayor parte de las zonas tradicionales de «exportación» de madera, sobre todo del nordeste de China, aunque hoy están ya en marcha actividades considerables pare crear nuevas bases en que implantar complejos industriales forestales de gran capacidad, como por ejemplo la campaña del abeto chino en Hunan. A medida que se va contando con adecuadas provisiones locales de madera, las propias comunas establecen instalaciones de elaboración: aserraderos, carpinterías, fábricas de muebles, etc. Las principales empresas de la industria forestal por encima del nivel de comuna en el sector de la elaboración mecánica de la madera caen bajo el ámbito de la adecuada oficina agrícola y forestal. Esto puede ser, según el volumen e importancia de la empresa, a nivel de distrito, de municipio o de provincia.
A escala mundial, la silvicultura va moviéndose continuamente hacia un mayor interés por los bosques artificiales, que son plantaciones de especies nativas y exóticas con un ciclo de maduración mucho más breve del que se registra en los bosques naturales. China no constituye una excepción. Aun así, gran parte de la silvicultura sigue siendo un negocio a largo plazo, por lo cual es esencial una planificación también a largo plazo.
Se ha pedido a cada autoridad provincial que prepare propuestas pare el desarrollo progresivo de las actividades forestales a lo largo de un período de 12 años. Las autoridades provinciales celebran al presente consultas con sus municipios y distritos constitutivos y, por conducto de éstos, con las comunas, como medida preliminar al trazado de propuestas provinciales. Una vez terminada esta fase, las propuestas provinciales se discutirán centralmente, se modificarán, reajustarán e integrarán, al objeto de obtener la base pare el primer plan prospectivo nacional de China pare el sector forestal. Es de suponer que se celebrarán por doquiera las necesarias consultas con los ministerios y órganos responsables de los aspectos más importantes de las industrias forestales.
La preparación de este plan prospectivo no significa que hasta la fecha las actividades forestales hayan procedido sin ningún objetivo a largo plazo. El programa de 12 años pare el desarrollo de la agricultura (1956-68) se constituyó basado en la consigna: «toma los cereales alimenticios como el eslabón principal, y asegura un desarrollo global de la zootecnia y la silvicultura». Sin embargo, esto ha significado que, fuera de las zonas «exportadoras» de madera, la orientación principal de las actividades forestales masivas en el campo ha sido hacia la repoblación protectiva pare apoyar la agricultura, y la repoblación productiva pare reducir la dependencia de las «importaciones» de madera desde otras zonas. Sólo en los últimos años se ha puesto de manifiesto la importancia de crear nuevas y cuantiosas reserves de madera industrial pare satisfacer las necesidades nacionales. La campaña de repoblación con abetos chinos en Hunan es un ejemplo, si bien una de las principales justificaciones de esta campaña estriba en el hecho de que la economía rural se enfrentaba con límites muy estrictos en cuanto a la cantidad de sierras que podían labrarse, de manera que las perspectivas pare un continuo aumento en el bienestar común aconsejó la diversificación, utilizando de alguna manera todas las sierras que no podían dedicarse a la labranza.
En las páginas precedentes me he limitado a dar una impresión de lo que está sucediendo en el frente forestal de China hoy en día. Las exigencias de espacio me impiden dar una descripción detallada de todo cuanto vi en las diversas partes de China visitadas. Pero quizá interesen a los lectores de Unasylva mis principales impresiones, que pueden resumirse como sigue:
1. China está en camino de convertirse en la nación con más conciencia forestal del mundo. Las razones principales son: la importancia concedida a la silvicultura en las políticas de desarrollo; la apreciación de la función múltiple del bosque imbuida en las escuelas; la participación masiva de millones de campesinos en la repoblación tanto productiva como protectiva.2. La agricultura y la forestalía se hallan más efectivamente integradas que en ningún otro país de los que he visitado.
3. La gigantesca campaña de repoblación forestal continúa inalterada y, efectivamente, en los últimos años se ha intensificado. Se cometieron muchos errores en los primeros tiempos, pero la mayor parte de éstos han quedado hoy subsanados.
4. En Heilungkiang, la fuente maderera principal de China, una red en rápida expansión de carreteras transitables en todo tiempo está incorporando a la producción un número en continuo aumento de bosques anteriormente inaccesibles. Los ferrocarriles de vía estrecha se están desmantelando y sustituyendo con carreteras permanentes. Al presente se atiende primordialmente a la silvicultura y ordenación, y al establecimiento de centros permanentes de ordenación/explotación (explotaciones forestales). Las cortas permisibles deberían ir en continuo aumento hasta finales del siglo.
5. En aquella parte de la «gran muralla verde» que visité (la línea fronteriza de Liaoning con la Mongolia interior) se ha detenido satisfactoriamente el avance del desierto, se han rehabilitado sierras pare la agricultura, se ha eliminado el pastoreo abusivo, y los rendimientos de los cultivos en el interior de la nueva y dense red de cortinas protectoras ha aumentado sensiblemente. Si bien los índices de crecimiento son por supuesto bajos, los primeros bosques nuevos muestran ya una amplia regeneración natural.
6. La provincia de Hunan ha desarrollado ya la mitad de su campaña pare establecer I millón de hectáreas de abeto chino (Cunninghamia lanceolata) en sus colinas denudadas. La proporción de arraigo es elevada y los índices de crecimiento son buenos.
7. Si bien se atiende primordialmente a las actividades forestales de protección (fijación de dunas, cortinas protectoras, consolidación de diques y repoblación de cuencas hidrográficas) y de producción, la silvicultura recreativa y de embellecimiento rural no queda en modo alguno descuidada. China podría aprender mucho del occidente en cuanto a ordenación de bosques recreativos, pero también podría enseñar mucho acerca de la silvicultura urbana, que está particularmente bien adelantada.
8. En algunas ciudades, la contaminación del aire y del agua ha quedado espectacularmente reducida. Pero en algunas otras queda todavía mucho por hacer.
9. Se dan con facilidad estadísticas a nivel local, en su mayor parte verificables. Las estadísticas nacionales globales pare el sector forestal no se divulgan todavía.
10. Los dos temas dominantes en la sociedad china de hoy son «bastarse a sí mismo» y a servir al pueblo». Estas no son simples consignas, sino que influyen profundamente en la forma en que la población vive, trabaja y se comporta, entre sí y con los extraños.
11. China tiene mucho que aprender de otros países, y esto lo saben bien los chinos. Pero todo equipo o resultado de investigación de origen extranjero se examine minuciosamente antes de adoptarlo o aplicarlo, pare estar seguros de que se presta a las condiciones chinas.