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Sanidad animal y repercusiones ecológicas
Utilización de productos veterinarios
Uso de plaguicidas
Presencia de residuos tóxicos en productos animales
El objetivo de los
servicios de sanidad animal es contribuir a mejorar los niveles
de la producción ganadera. En los países en desarrollo la
primera fase consiste muy a menudo en la lucha contra las
principales enfermedades para permitir un incremento de la
producción animal. En la consecución de estos objetivos, las
actividades podrían provocar una degradación y contaminación
del medio ambiente, debido al incremento de la población
ganadera, una mala gestión y una sobreutilización de los
recursos naturales disponibles y de los productos veterinarios.
Aprovechamiento de la
tierra
La intensificación de la producción ganadera como parle del proceso de desarrollo puede, si se lleva a cabo inadecuadamente, contribuir a la degradación de la tierra a causa del sobrepastoreo, la disminución de la fertilidad del suelo, la erosión y desertificación. Es lo que ocurre en las zonas marginales, no idóneas para la agricultura, donde los rumiantes están bajo un sistema de manejo muy extensivo. Las principales actividades de sanidad animal, tales como campañas de vacunación o programas de lucha contra parásitos (mosca tse tsé o garrapatas) tienen un impacto positivo en la productividad y el tamaño de las poblaciones animales, que lleva a incrementar la presión de la población animal y puede contribuir a la degradación de la tierra, a no ser que se lleve a cabo una planificación para su correcto aprovechamiento. Es esencial además tener en cuenta los aspectos geográficos, topográficos y agrícolas para reducir el riesgo de perjuicios ecológicos. El incremento de la productividad y la lucha contra las enfermedades animales requiere, por lo tanto, un enfoque multidisciplinario para asegurar la planificación y utilización correctas de la tierra.
Contaminación
La intensificación de la producción ganadera da lugar a una mayor utilización de productos veterinarios, tales como plaguicidas, y a la producción de distintos tipos de residuos, como el estiércol de los establos. La contaminación del medio ambiente, especialmente de los suministros de agua, debida a residuos animales (estiércol sólido y líquido) es un problema creciente y debe tenerse en cuenta cuando se proyecten nuevos locales para animales, especialmente en los sistemas de producción industrial. Deben tomarse medidas para la utilización apropiada o la eliminación inocua de los residuos de matadero, que constituyen subproductos valiosos si se procesan adecuadamente. El material desechado o contaminado debe esterilizarse o transformarse antes de su procesamiento y entrega para otros usos. Una eliminación inadecuada de los residuos puede llevar a un incremento de las especies depredadoras (hienas, perros salvajes, en tierra, y tiburones, si se vierten en el mar).
Es preciso esterilizar los desechos de los alimentos que se ofrecen a los animales durante el transporte por mar o por aire, para evitar la propagación de enfermedades a través de productos contaminados.
Se están introduciendo métodos mejorados para la aplicación de insecticidas (objetivos y trampas para la lucha contra la mosca tse tsé) y acaricidas líquidos que pueden reducir la contaminación ambiental. El uso de plaguicidas puede limitarse utilizando razas o cruces resistentes a las especies parásitas; por ejemplo vacunos tripanotolerantes o razas resistentes a las garrapatas.
Cambios en el equilibrio ecológico
A menudo la reducción de la población de una especie en un área tiene consecuencias imprevistas para el entorno, por el impacto sobre otras especies. La aplicación de medidas de lucha contra enfermedades puede tener consecuencias impredecibles sobre el medio ambiente.
El uso desproporcionado de antibióticos y parasiticidas, tales como antihelmínticos y acaricidas, ha provocado el desarrollo de cepas de patógenos resistentes, complicando así la lucha contra las enfermedades.
El envenenamiento de los coyotes para combatir la rabia en México dio lugar a un aumento considerable de la liebre americana, que se convirtió en una plaga para la agricultura.
Los parques de caza en Africa pueden constituir una reserva para ciertos patógenos del ganado, como la fiebre aftosa y la tripanosomiasis.
Estos
ejemplos destacan la necesidad de una planificación global de
las intervenciones de sanidad animal, para tener plenamente en
cuenta las posibles consecuencias ecológicas.
Con el mayor uso de
productos veterinarios para el tratamiento de enfermedades, lucha
contra parásitos e incremento de los niveles de producción, es
indispensable que quienes intervienen en su administración y
manejo sean conscientes del peligro potencial que constituyen
para el medio ambiente.
Los
productos veterinarios generalmente se presentan con detalles
explícitos sobre su uso, eliminación, posibles efectos
secundarios y, en el caso de los plaguicidas, con su índice de
toxicidad y recomendaciones para neutralizarlos en caso de
accidente. Esta información deberá ser clara. La explicación
incluida en el envase puede, sin embargo, variar de un país a
otro, según las normas nacionales que estipulan el registro.
Para asegurar una norma adecuada de envasado y de instrucciones
sobre el uso, debería establecerse y mantenerse una relación
estrecha entre los servicios de sanidad animal y las autoridades
de registro. Los productos destinados para el uso y
administración por personal no cualificado, tales como los
propietarios de ganado, deberán venir con las instrucciones
explicadas claramente. Las etiquetas propuestas por los
fabricantes para nuevos productos deberán presentarse a las
autoridades de registro para su aprobación previa.
Deberá ejercerse un
control estricto sobre la importación, registro y distribución
de plaguicidas; los usuarios deberán estar instruidos
adecuadamente en cuanto a su manejo y métodos de aplicación.
Las Directrices para el uso de los plaguicidas de la
FAO/OMS contienen recomendaciones al respecto.
Los peligros potenciales
para la salud provenientes de residuos de fármacos veterinarios
en los alimentos de origen animal pueden dividirse en:
toxicológicos, inmunopatológicos y microbiológicos. Este
último aspecto es una consecuencia del uso en los piensos de
sustancias antimicrobianas a niveles subterapéuticos.
En zootecnica se utilizan otros productos químicos, entre los que figuran aditivos - antioxidantes o agentes antifungicidas - para conservar la calidad del pienso, y colorantes, desinfectantes y plaguicidas. Estos también son causa de preocupación par; la sanidad pública.
El control de los residuos de plaguicidas, fármacos y hormonas en la carne, leche, huevos y otros productos animales no es todavía común en los países en desarrollo, pero es aconsejable reforzarlo.
debería procederse a divulgar información, y a la organización de seminarios y actividades de formación sobre la presencia de residuos en productos animales.