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3. LOS SISTEMAS DE EXPLOTACION

Los camarones peneidos costeros son generalmente explotados en dos fases de su ciclo vital: durante la fase juvenil se pesca en estuarios de una forma más o menos artesanal y en ocasiones muy intensivamente, como en Africa occidental, en ocasiones bajo control como en los Estados Unidos, pero más frecuentemente sin un control real. En su estado adulto se explotan a escala industrial por la pesquería de arrastre, que captura tanto inmaduros como adultos. Estos dos tipos de explotación se efectúan secuencialmente y teóricamente existen interacciones entre los dos: la pesca artesanal influye sobre el stock de adultos al reducir la contribución de los juveniles. La captura de los adultos puede teóricamente influir sobre la producción de juveniles si la explotación llega a un nivel tal que el potencial de renovación del stock disminuye. Todavía, por lo que sabemos, este caso nunca ha sido demostrado para los peneidos costeros, ya sea porque faltan los datos disponibles o, más probable porque la gran fecundidad de los peneidos les asegura una capacidad de recuperación muy fuerte. Hay que anotar sin embargo que la marca de disminución en los últimos años de los stocks de camarones de los golfos entre Iran y Arabia Saudita, fue atribuida a esta sobrepesca de reclutamiento (Van Zalinge, com. pers.).

3.1 LA PESCA ARTESANAL

Bajo este vocablo se engloban todos los tipos de explotación que requieren una inversión reducida. Este incluye además de la pesca de subsistencia a pequeña escala y otras actividades análogas, tanto la pesca recreativa como la altamente organizada para la captura de “camarón de carnada” o algunas pesquerías para el consumo humano, a menudo organizadas en cooperativas.

3.1.1 Las Artes Utilizadas

Dependiendo del país considerado, son extremadamente variados; esquemáticamente podemos distinguir las artes pasivas, fijas y las remolcadas.

3.1.1.1 Las redes fijas

El principio de funcionamiento es simple. Consiste en bloquear el paso de los camarones cuando comienza su emigración hacia el mar y concentrarlas en dispositivos adecuados.

(a) Las barreras de nasas

Lefebvre (1908) describió su utilización en Benin. El canal se bloquea perpendicularmente a la corriente con una barrera compacta que emerge en superficie. Detrás de las aberturas que se hacen en la barrera se colocan unas nasas de bambú. Los pescadores colocan antorchas sobre cada nasa. Kristjonsson (1969) proporcionó un dibujo del equipo. En México también se utiliza la luz para atraer a los camarones (Castello y Ollinto Moller, 1978). El desarrollo de redes industriales ha permitido sustituir este procedimiento arcaico por una barrera de redes fijas.

(b) Barrera de redes de estacada (biturones)

En las zonas de poca profundidad (inferior a 5 m), se bloquea el paso por una o varias filas de postes. Se extienden por la tarde, o al comienzo de la bajamar, copos de malla fina que sobresalen de la superficie (Figura 19). Estas artes fijas se utilizan por toda Africa occidental y el Lejano Oriente (Menon y Raman, 1961; George, 1961; George y Rao, 1967; García, 1974). Los rendimientos dependen de la abundancia de los camarones en emigración pero también de las corrientes de marea y, en particular, del volumen de agua filtrado. En las zonas donde la profundidad es demasiado grande para colocar postes, las redes son mayores y se fijan a bidones flotantes anclados al fondo, o a piraguas como en Senegal (De Bondy, 1968), o suspendidas de puentes (“channel net” utilizadas en Estados Unidos; Tabb y Kenny, 1969).

(c) Las barreras chinas (Figura 20)

Estas encañizadas de bambú están hechas de un entramado muy fino (unos 7 mm según Le Reste y Marcille, 1973) que conducen a los camarones hacia compartimentos de captura cuya forma varía según el país. Estos retienen a los camarones cuando baja la marea. Se pueden interconectar varias encañizadas para formar una barrera. Originalmente de madera o bambú, estas se han modernizado. Este es el caso de los “tapos” de México donde los postes de cemento, unidos por una malla galvanizada, cierran completamente algunos canales (Edwards, 1978).

3.1.1.2 Las artes remolcadas

(a) Las artes de cerco

Estas artes, manipuladas a partir de embarcaciones, no exceden una decena de metros y tienen forma de bolsa (Kurian y Sebastian, 1976). El cerco de playa, con o sin copo, puede tener varios centenares de metros de longitud.

Figura 19

Figura 19 Red de estacada utilizada en Africa Occidental por la pesca artesanal en lagunas (según García, 1972)

Figura 20

Figura 20 “Barrera china” utilizada en Madagascar (según Crosnier, 1965)

(b) Las artes de arrastre

Estas, construidas con un copo más o menos elaborado, remolcadas por el fondo por dos hombres o una canoa motorizada, son de diversos tipos:

3.1.1.3 Otras artes

Muchas otras artes, mucho menos eficaces que las precedentes, han sido útilizadas. Estas son, por ejemplo, las redes empujadas (“push nets”). Estas se mantienen abiertas mediante unas pértigas (Kilis de Senegal) o un marco y son empujadas desde atrás. Corrientemente se usan en zonas donde las corrientes de marea son insuficientes para permitir el empleo de redes fijas. Capturan especialmente juveniles muy pequeños antes de la migración y finalización de la fase estuarina.

Asimismo se han utilizado redes a la deriva en las que un extremo está fijo a una embarcación o a una boya, los esparaveles, y los salabardos (“dip nets”), combinados con el uso de lámparas de petróleo (Inglis y Chin, 1966; Tabb y Kenny, 1969). Kurian y Sebastian (1976) han facilitado una descripción de las diversas artes utilizadas por la pesca artesanal en la India.

3.1.2 Las Características de la Pesquería

Cualquiera que sea el arte utilizado, las capturas están generalmente compuestas de jóvenes camarones de pequeña talla que pueden o no haber terminado su fase estuarina. No obstante, bajo ciertas condiciones hidrológicas (salinidad elevada), los camarones pueden persistir en las zonas de estuarios hasta una edad anormalmente avanzada. Esto sucede en Madagascar (Crosnier, 1965; Le Reste, 1978) y Senegal (Le Reste, 1979).

La pesca artesanal requiere pequeñas inversiones y proporciona grandes beneficios, si el circuito de comercialización está bien organizado, lo que ha motivado su rápido desarrollo en los Estados Unidos y, sobre todo en el conjunto de países en desarrollo. Cuando se pesca para la exportación, las factorías o cooperativas pueden descartar camarones de pequeño tamaño, incluso en ausencia de regulaciones de límites de tallas. Estos camarones “descartados” pueden ser consumidos en los mercados locales, frescos o secos, ahumados o reducidos a harinas. En los Estados Unidos se conservan vivos y se utilizan como carnada para la pesca de recreo. Muy frecuentemente la actividad de las pesquerías artesanales no motorizadas es cíclica y sigue la variación de la abundancia, incluso cuando son pequeñas. En la mayor parte de los casos los pescadores no dudan en tomar otro trabajo cuando los rendimientos disminuyen (García, 1977). El esfuerzo de pesca tiende así a ajustarse a la magnitud de la población de camarones (Figura 21). Las variaciones de la abundancia de esta última se expresa entonces mejor por diferencias en las capturas desembarcadas que por variaciones de la captura por unidad de esfuerzo que pueden estar amortiguadas por variaciones de la competencia entre artes, especialmente en el caso de las redes fijas.

No obstante, en ocasiones, el esfuerzo de pesca puede variar independientemente de la importancia de la población de camarones. Las necesidades del calendario agrícola pueden por ejemplo inducir a los pescadores-agricultores a dejar temporalmente la pesca. También puede suceder que el suministro de camarones a la fábrica sea difícil en ciertas temporadas por dificultades del transporte (especialmente durante la estación de las lluvias); bajo estas circunstancias los pescadores que no puedan vender sus capturas dejan de pescar. Las variaciones de la captura por unidad de esfuerzo reflejan entonces más fielmente las variaciones de la abundancia de la población de camarones, que lo harían las de la captura total.

3.2 LA PESCA INDUSTRIAL

Esta se ha expansionado rápidamente a partir de los años 1950 en el golfo de México y de los años 1960 en el resto del mundo tropical.

Esta es practicada más y más por arrastreros congeladores o con almacenamiento en hielo, equipados con el arte de doble anillo. Este aparejo ha sido descrito por Kristjonsson (1969) y se caracteriza por la presencia de dos artes de 12 a 24 m, remolcadas por un solo barco, en el extremo de dos tangones que hacen un ángulo de 20 a 30° con la horizontal. La mejora aportada por el doble anillo se estima en un 30 por ciento. Este equipo se completa con un arte de ensayo o “arte de prueba” (“try net”) de 2 a 4 m de abertura que se remolca simultáneamente pero que se recoge periódicamente para controlar la riqueza del fondo. Los patrones, que conocen la relación empírica entre los rendimientos de las artes principales (en kg/h) y la de las artes de ensayo (en número/minuto), pueden modificar la ruta del barco durante el arrastre para permanecer lo más posible sobre las profundidades donde los rendimientos son elevados. Esta particularidad hace de la pesca al camarón una pesca muy dirigida donde los desplazamientos batimétricos de la población son seguidos con una gran precisión.

Existen muchos modelos de artes de arrastre y el aparejo varía según las regiones. Kristjonsson (1969) ha hecho un inventario bastante completo. Otra información se puede encontrar en Bullis (1964) y Knake, Murdock y Cating (1958). Más recientemente, Gorman (1975) ha efectuado un análisis estadístico muy completo de las artes utilizadas en Australia. Recientemente se ha introducido una modificación al arte clásico de arrastre de doble anillo de Florida, con el equipo “twin” en el que se fijan dos artes a cada uno de los tangones y separados por un patín central (Bullis y Floyd, 1972; Moya, 1973). Este sistema mejora aun un 30 por ciento de los rendimientos.

En aguas poco profundas, los japoneses arrastran en pareja; un arte es arrastrado por dos barcos. Este sistema permite evitar que los camarones, asustados por la turbulencia de las hélices y las vibraciones del motor, escapen de la red.

Las diferencias de comportamiento de una especie a otra, de una a otra estación y entre el día y la noche para una misma especie, pueden conducir a cambios frecuentes del aparejo (tamaño de las puertas, abertura vertical del arte, etc.).

Uno de los problemas de base de este tipo de pesca es el de las especies asociadas. Estas representan un tonelaje muy importante, muy superior al de los camarones, con un valor comercial bajo, y que también complican las operaciones de separación de las capturas. Frecuentemente están incluidos juveniles de especies valiosas cuya destrucción es nefasta. Se han realizado experimentos para desarrollar artes de arrastre selectivas que separen los camarones de los peces, utilizando para ello su comportamiento diferente dentro de la red. Se han obtenido resultados muy interesantes (High, Ellis y Lusz, 1969; Kurk, Faure y Laurent, 1965). El empleo de estas artes no esta muy generalizado a pesar de que los expertos han recomendado su uso, tomando ciertas precauciones (FAO, 1973).

Para paliar los efectos de las variaciones nictimerales de la capturabilidad, ha sido igualmente desarrollado un arte especial que permite hacer salir del sedimento a los camarones enterrados gracias a unos impulsos eléctricos (Klima, 1968; Bullis y Thompson, 1966; Ellis, 1972; Klima, 1967; Pease y Seidel, 1967). Hasta ahora no parece que este arte sea de uso común.

Los arrastreros tienen características muy diversas cuya combinación condiciona la potencia de pesca. Uno puede incluir arbitrariamente en la pesquería industrial los barcos cuya potencia motriz sea superior a 100 CV. Aunque algunos arrastreros tengan una potencia que pueda llegar hasta 1 200 CV, la mayoría tiene una potencia motriz comprendida entre 150 y 400 CV.

Según las características del almacenamiento, los arrastreros se pueden clasificar en dos categorías; barcos con almacenamiento en hielo y arrastreros congeladores. Estos últimos pueden funcionar en ocasiones como barcos factorías, en cuyo caso se realiza la totalidad del procesamiento de los camarones a bordo. Mientras que los barcos de hielo sólo pueden efectuar cortas mareas, 3 a 7 días, que les obliga a trabajar en las proximidades del puerto base, los arrastreros congeladores sólo están limitados por su capacidad de almacenamiento y por ello tienen mayor autonomía.

La búsqueda de camarones se efectúa con la ayuda de arte de prueba (“try net”) o por ecosondaje de alta frecuencia (100 a 200 Khz) (Kristjonsson, 1969).

Las capturas en general son, o separadas sobre la cubierta, almacenadas en hielo en la bodega y tratadas para evitar la melanosis, o separadas y empaquetadas a bordo por categorías comerciales, enteras o descabezadas, y luego congeladas.


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