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Uganda: daños y perjuicios

R.J.W. Aluma

R.J.W. ALUMA es profesor de ingeniería forestal en la Universidad de Makerere Kampala, Uganda.

Examen del sector maderero en un período económicamente desastroso

La mayor parte de la información del presente artículo se basa en mi experiencia de los últimos cinco años. Deseo dar a conocer la verdadera situación de las operaciones madereras en Uganda y hacer llegar a los interesados nuestra solicitud de ayuda para el desarrollo de los bosques y las industrias forestales. Este artículo se refiere exclusivamente al madereo y al acarreo; la industria maderera se encuentra en una situación semejante.

Uganda tiene alrededor del 8% de su superficie - 1535100 ha - cubierta de bosques y reservas, a saber: 908240 ha de bosques productivos y 548000 ha de bosques protectores. Los bosques productivos consisten en 565240 ha de bosques altos naturales, 313000 ha de montes de sabana y 30000 ha de plantaciones. Estas últimas son principalmente de pino y ciprés, pero hay además grandes extensiones de Eucalyptus, para postes telefónicos y eléctricos, madera de construcción, estacas para cercos y leña. Los bosques se encuentran principalmente en el sur y en el oeste del país.

Se ha reunido mucha información silvícola y se han enumerado casi todas las especies comerciales de los bosques naturales, pero en la actualidad se cortan menos de 100, consideradas especies «convenientes», de las 300 posibles. Es necesario proseguir las investigaciones para identificar las propiedades, físicas, etc. de la mayoría de estas especies y determinar su mejor utilización. Por ejemplo, algunas de las especies «inconvenientes» se consideraban tales simplemente porque no tenían mercado y se procedía a su eliminación sistemática para crear condiciones favorables para las a convenientes e. La falta de mercado se debía fundamentalmente al desconocimiento de estas especies y a la ausencia de información acerca de sus características. Resumiendo, los recursos e industrias forestales de Uganda tienen un gran potencial y, en buenas condiciones, su desarrollo no conocería límites.

Todas las reservas y los bosques declarados son fiscales y dependen del Departamento de Bosques. Los bosques particulares se limitan a unas pocas hectáreas en torno a los predios agrícolas o a las casas y no tienen gran valor comercial. La utilización de los bosques se ha confiado casi en su totalidad a empresas privadas de propiedad de asiáticos, hasta que los militares tomaron el poder en 1971. Después de su expulsión por Idi Amin, en la llamada «guerra económica», se creó la Corporación de Industrias Madereras, único organismo autorizado para administrar las industrias madereras que dejaron. Como la Corporación paga derechos al Departamento de Bosques, ambos organismos cooperan en varias áreas. Por ejemplo, el Departamento de Bosques hace los reconocimientos, inventarios y levantamientos cartográficos de los bosques y da a la Corporación un mapa de la madera en pie para que lo siga. El trazado de los caminos principales tiene que aprobarlo el forestal del distrito, porque se usan además para el manejo de los bosques. En las operaciones de corta propiamente tales tiene que hallarse presente un representante del Departamento de Bosques, encargado de que se corten sólo los árboles marcados y se anote el volumen exacto de madera.

CARGA DE TROZAS - mediante equipo muy deteriorado

La mayor parte de los bosques importantes se encuentra en las áreas rurales, lejos de los centros urbanos que constituyen los mercados principales de los productos del bosque, pero casi todos los aserraderos y las industrias madereras se encuentran dentro del bosque, de modo que el acarreo se limita a una distancia máxima de 50 km. Sólo los aserraderos de Kampala y Jinja traen trozas de otros distritos, pero en ningún caso la distancia de acarreo pasa de 100 km.

La topografía no plantea grandes dificultades, porque la mayoría de los bosques se encuentra en tierras bajas, con valles poco profundos, entre mesetas cuyas cumbres tienen una altura de apenas 100 m sobre los puntos más bajos. Algunas plantaciones se encuentran en terreno muy montañoso, con cumbres de hasta 2400 m y pendientes de 38-80°, cuya longitud es de 300800 m. Empleando buenos métodos de madereo, estos accidentes del terreno no se consideran impracticables, porque las laderas suelen ser suaves por lo general, lo que facilita el movimiento de las personas y la construcción de caminos. Ni ríos ni pantanos obstaculizan el madereo.

El clima, sobre todo la lluvia, es la única dificultad grave del madereo y el acarreo. La precipitación fluctúa entre 1000 mm en las zonas más secas y más de 2500 mm en las más lluviosas; por lo general en las regiones boscosas está bien distribuida a través del año y llega al máximo en marzo-abril y en octubre-noviembre. Cuando llueve los terrenos ya blandos se ponen muy fangosos, dificultando algunas labores. Los caminos de tierra se ponen tan resbalosos que con frecuencia las camiones se quedan pegados. Los suelos lateríticos se secan con mucha facilidad y rapidez, de manera que la interrupción de las labores difícilmente dura más de dos días. Los caminos de grava son transitables durante todo el año.

Las plantaciones se ralean y se cortan al ras de acuerdo con los planes de manejo establecidos por el Departamento de Bosques que tienen por objeto mantener la producción. En los mejores sitios los árboles más grandes suelen tener alrededor de 70-80 cm dap a los 25 años, que es cuando se efectúa la corta rasa; los más altos no sobrepasan los 30 m. Por otra parte, el diámetro mínimo de corta dap del mvule y la caoba es de 80 cm (1-3 árboles/ha) y las otras especies de los bosques naturales que promedian 30-50 m³/ha, 50 cm dap. Es raro encontrar un volumen superior a 100 m³/ha. En su mayor parte estos árboles son muy altos; la primera rama se encuentra a 25-45 m; suelen tener troncos rectos y cilíndricos; el dap de los árboles corrientes fluctúa entre 70 y 100 cm, pero hay algunos que tienen hasta 200 cm dap (llamados «lobos», por su tamaño y el lugar en que se encuentran; impiden el crecimiento de muchos árboles pequeños potencialmente más valiosos, porque les quitan espacio, luz y nutrientes). Por lo general se despuntan a la altura de la primera rama, de manera que se utiliza del 30 al 60% del volumen total del árbol.

Hay mucha demanda de madera y sus productos, pero falta mucho para que la oferta sea igual a la demanda, si es que llega a serlo. De modo que hay amplio margen y grandes posibilidades para desarrollar los bosques y las industrias forestales de Uganda. Además, nunca se ha satisfecho la demanda externa de madera para muebles de primera (mvule, caoba y olivo Elgon), por consiguiente, hay fuentes de entradas de divisas, indispensables para la adquisición de maquinaria y equipo. Actualmente hay 13 aserraderos relativamente grandes, una fábrica de madera terciada (y otra en construcción), una fábrica de tableros de astillas y una de fósforos, además de muchos talleres de mueblería. Hay también una fábrica de papel, pero se importa la pulpa. La mayoría de los aserraderos elaboran entre 10 y 30 m³/día; sólo tres tienen una capacidad calculada de 100 m³/día, pero no reciben ni siquiera elaboran la mitad de estas cantidades, porque se interrumpe el madereo o el acarreo, o porque los aserraderos sufren averías, o por falta de sincronización entre el abastecimiento y la elaboración.

La mano de obra es barata y abundante, pero carece de educación y capacitación. Suele componerse de pequeños agricultores que trabajan un poco para ganar suficiente dinero para comprar algo y después se van. Por tal motivo son muy escasos los trabajadores de experiencia y esto hace que la productividad sea siempre baja. Como no hay ninguna institución de capacitación de trabajadores forestales, cada nuevo trabajador aprende trabajando, y su formación es defectuosa. Si no se toman rápidamente medidas para establecer programas de capacitación de los trabajadores, la introducción de métodos y equipos nuevos y mejores no producirá necesariamente un aumento de la producción. En algunos casos los «oficiales de madereo» nunca han recibido una capacitación escolar en madereo y sólo pasan a ocupar este cargo en razón de sus muchos años de servicio.

Entre los factores económicos más importantes se encuentran el precio de compra de la maquinaria y del equipo necesario. Se trata de cifras astronómicas que más vale no mencionar. Esto se suma a la falta de conocimiento del equipo apropiado y a la escasez de divisas, de modo que siempre se usan camiones, tractores y otros equipos muy viejos; se dice que algunos han estado trabajando desde comienzos de los años cincuenta. A veces se usa un solo tractor para construir caminos, arrastrar trozas y cargar los camiones y remolcarlos cuando hay fango o los caminos están resbalosos. Además los administradores usan con frecuencia los camiones de carga para ir a la oficina principal, para ir a buscar combustible, repuestos y otros suministros indispensables o simplemente para hacer consultas, situación ciertamente muy lamentable.

Cabe poner de relieve aquí que algunas de estas deficiencias se «heredaron» de los antiguos propietarios. Se trataba de personas que sólo se ocupaban de ganar dinero y no les interesaban las mejoras ni el desarrollo, de modo que compraban equipo de segunda mano proveniente del extranjero y lo utilizaban mientras les reportaba utilidades. Es claro que la «guerra económica» de Idi Amin no mejoró la situación, sino que fue una verdadera guerra a toda la economía del país. Por lo tanto, cuando la Corporación se hizo cargo encontró una maquinaria casi obsoleta que será muy caro reemplazar durante el programa de rehabilitación y reconstrucción.

Los tractores son muy peligrosos de manejar. Conviene reemplazarlos y capacitar a los obreros para que realicen el trabajo adecuadamente y en condiciones que garanticen su seguridad.

Por eso puedo afirmar que los métodos y técnicas empleados aquí están muy lejos de ser satisfactorios y dejan mucho que desear. La mayoría de los antiguos propietarios adquirían algún conocimiento en alguna parte y se dedicaban al madereo o instalaban aserraderos; como es lógico, esta pericia improvisada la heredaron algunos de los actuales trabajadores y funcionarios. La mala organización, supervisión y control de las actividades productivas hace que se trabajen muy pocas horas diarias y se empleen métodos erróneos de mantenimiento del material. Además se ha dicho que se ha tratado de utilizar sierras mecánicas, que no dieron resultado porque se carecía de conocimientos acerca de la debida manera de usarlas y mantenerlas. El único remedio consiste en enviar al extranjero algunas personas para que se capaciten específicamente en madereo y a su regreso formen a los trabajadores en métodos y técnicas correctas de trabajo. También se podrían traer expertos de países bien dispuestos para que instruyan en el lugar a los trabajadores de bosques y aserraderos, siempre que se cree un centro de capacitación. De lo contrario no tiene sentido introducir métodos y equipos nuevos y mejores. Los procedimientos empleados actualmente son completamente manuales o apenas semimecanizados.

La red caminera general del país es relativamente buena y facilita el transporte desde los bosques hasta los mercados principales de Kampala y Jinja. Ninguna de las líneas del ferrocarril sirve a los bosques, salvo la que va al puerto de Mombasa, que puede utilizarse para la exportación. Los ríos no están cerca de los bosques y no se han usado nunca para el transporte, el cual se hace por carretera dentro y fuera del bosque.

En las plantaciones la mayoría de los caminos se construyeron al plantar, y suelen encontrarse al pie de las colinas y a la orilla de los bosques, siendo muy pocos los que atraviesan o suben por las laderas. Son por lo general de una sola pista y hechos con pala, azadón o instrumentos semejantes, pero son transitables todo el año. En los bosques naturales los caminos suelen construirse de manera que pasen por el centro de la corta, en las áreas de mayor densidad y por los puntos más altos, para evitar las inundaciones y para que se desagüen y se sequen con mayor facilidad. El único problema es que las prolongaciones se hacen pocas semanas e incluso días antes de ser usadas, de modo que no es raro encontrar mucho fango o terreno resbaloso desde los depósitos o desde donde los tractores cargan y remolcan los camiones hasta la parte más antigua del camino. La a construcción n en algunos casos sólo consiste en quitar la capa superior del suelo o la vegetación, colocando poco o ningún material de recubrimiento sin apisonar tampoco el terreno. Sin un plan caminero general para los bosques no es fácil dar la densidad media de los caminos, además muchos ramales se abandonan apenas se corta la madera.

La corta la hacen equipos de dos personas con corvina, usando machete para la limpia, hacha, cuñas de acero (hechas en el lugar con resortes de camión) y combo o mandarria. En las plantaciones los trabajadores llevan además una botella de aceite para «lubricar» la sierra e impedir que se atasque con la resina de los pinos.

TROZADO DE TRONCOS EN UGANDA - en condiciones de trabajo difíciles

Las sierras son más cortas que las que se usan en los bosques naturales donde, por razones evidentes, suelen tener hasta 2 m de largo. En ambos casos la mayoría de los trabajadores prefiere las sierras con dientes triangulares y no con dientes limpiadores, simplemente porque aquellos son más fáciles de mantener, pero aun así no emplean herramientas o métodos apropiados, y por eso urge enseñarles mejores técnicas de mantenimiento y uso del equipo, a fin de aumentar su rendimiento y su duración.

La muesca suele hacerse en la dirección conveniente a 50-150 cm de altura en los bosques naturales para evitar los estribos. Cuando se hace el contracorte, cae el árbol y suele astillarse algo, porque la muesca no ha sido hecha correctamente. En las plantaciones no se presentan estos inconvenientes porque los árboles son mas pequeños y los tocones tienen por término medio 20 cm de altura, de modo que los trabajadores cortan el árbol sentados.

El desrame se hace con hacha en las plantaciones, lo cual no es necesario en los bosques naturales porque los árboles se despuntan a la altura de la primera rama. La longitud de las trozas fluctúa entre 1,8 m y 6 m y los troncos se trozan en el lugar de la corta en la plantación y en el depósito en los bosques naturales. En estos últimos los troncos muy grandes se dividen en dos para facilitar el acarreo.

La productividad es baja por lo general, debido a las malas condiciones de trabajo. Por ejemplo, en una de las plantaciones nunca se cumple la norma diaria de 40 árboles/día por pareja. Un estudio efectuado revela que se cumple alrededor de un tercio de la norma con buenos resultados. En los bosques naturales una pareja suele cortar un solo árbol al día. La productividad del destroce es igualmente baja.

El acarreo se realiza de dos maneras distintas. En las plantaciones se hacen rodar a mano las trozas por la ladera hasta el camino que queda más abajo. Esto da una idea de la ubicación de los caminos. Suelen realizar esta operación dos a cuatro personas, según las dimensiones de la troza, que se hace rodar, sin ningún control, con bicheros de producción local. Puede ser que avance sólo unos metros, o que ruede hasta el camino, o que siga más allá para perderse entre las matas. En esta actividad se gasta muchísimo esfuerzo y tiempo: las trozas tropiezan con tocones, rocas, ramas u otras trozas. Según los resultados de un estudio que he efectuado, el método mejor, más fácil y más barato consistiría en usar un tractor con huinche. Por ejemplo, de las 80 trozas/día que una pareja podría hacer rodar cuesta abajo, sólo se logra hacer rodar menos de la mitad.

En los bosques naturales se usan tractores de oruga de diversas dimensiones, desde D6 hasta D9 o equivalentes de otras marcas. Por lo general se arrastran dos troncos enteros hasta el depósito, salvo los árboles muy grandes que se dividen en trozas en el lugar en que se cortan antes de arrastrarlos. Debido a que los planes de caminos son malos o no existen, la distancia de arrastre fluctúa entre 200 y I 000 m. Estas distancias abarcan el sotobosque denso y otros árboles que el tractor tiene que evitar zigzagueando para pasar por los espacios más abiertos. En estas condiciones la productividad no puede ser muy alta en efecto, fluctúa entre 4 y 10 viajes diarios, es decir, alrededor de 30 y 80 m³/día por tractor con 4-5 horas efectivas de trabajo. Esto da una idea de la lentitud de la operación.

Se emplean varios métodos de carga en Uganda, a saber, a mano, empujando con tractores, con tractores con huinches, cabría en A y carga lateral. La carga a mano se hace sólo en las plantaciones, donde las trozas no son demasiado grandes, de modo que la cuadrilla las levanta y las arroja en el remolque sin usar ningún instrumento. ¡Imagínese qué trabajo! Las trozas que la cuadrilla (5-10 hombres) no puede levantar hay que «arrastrarlas» con tractores por el camino hasta el aserradero, haciendo un viaje de 3-5 km.

Estas personas, que efectúan un trabajo tan difícil y peligroso, con tractores viejos e inseguros y cables gastados, son dignas de admiración. Convendría reemplazar la maquinaria y capacitar a los trabajadores para que realicen su labor bien y sin peligro.

Las operaciones de carga y de arrastre carecen de sincronismo, debido a la insuficiencia de trozas y de camiones, o a fallas en el sistema de carga. Además, suelen utilizarse para la carga tractores y camiones ocupados en otras labores. Por eso, no es difícil comprender por qué la productividad fluctúa entre 15 m³/día a mano y 100 m³/día con dispositivos de carga lateral, en una jornada de por lo menos 6 horas de trabajo. En los bosques naturales el empleo de montacargas frontales potentes sería el ideal, porque estos dispositivos dañan los camiones menos que los que se emplean actualmente, pero para las plantaciones las plumas hidráulicas o de cable montadas en tractores son mejores y evitan que los trabajadores hagan esfuerzos excesivos.

El sistema de acarreo es casi tan poco satisfactorio como el resto de las operaciones. Los llamados «camiones de madereo» no son tales en absoluto, sino camiones corrientes para mercancías, modificados para acarrear trozas colocándoles simplemente una cama plana sin estacas. En su mayoría son de 10 toneladas y acarrean en promedio tres trozas, o sea 25 m³ por viaje. Hasta la fecha se han ensayado las siguientes marcas de camiones para el acarreo: Leyland, Albion, Guy y Ford (británicos); Benz y MAN (alemanes); Isuzu (japoneses); Fiat (italianos) y TATA (indios). Los que más han durado son los británicos y los alemanes y los menos idóneos han resultado ser los TATA. Las condiciones de operación son demasiado pesadas para estos modelos y por eso no duran mucho, pero a falta de vehículos nuevos se siguen usando mucho más tiempo de lo que resulta económico. Para rehabilitar los aserraderos será necesario comprar camiones de madereo apropiados de alta capacidad que puedan abastecerlos. Por otra parte los remolques de tractor usados en las plantaciones podrían reemplazarse por remolques de madereo propiamente tales, o por camiones para trozas provistos de pluma para la carga. Los remolques actuales no pueden acarrear más de 2 m³ de trozas por viaje, o sea de 10 a 20 trozas. Los camiones para troncos enteros serían antieconómicos. La descarga en los aserraderos no plantea ningún problema, porque tienen grúas de pórtico, huinches eléctricos y grúas de varios tipos.

Estos trabajadores forestales que efectúan faenas tan difíciles y peligrosas, utilizando tractores viejos e inseguros y cables en mal estado, son dignos de admiración.

En las actuales condiciones no se puede determinar con certeza el costo por m³ de cada una de las operaciones. Esto se debe al sistema de registro empleado. En su mayor parte, los costos no se clasifican y otros se registran en «cifras globales» que abarcan insumos tales como el combustible, el aceite, o el mantenimiento para todos los vehículos y tractores. Además no se registran algunos costos, tales como la depreciación y el interés. El asunto se complica aún más por el estado lamentable en que se encuentran los camiones, tractores y otros equipos. Algunos son tan viejos que no tiene sentido contabilizar su depreciación y los intereses. Por eso los esfuerzos hechos por analizar los costos no han dado resultados, ya que no se puede presentar un cuadro realista. Por tal motivo urge poner orden también en este sector.

Casi nunca se han hecho en Uganda investigaciones sobre operaciones y técnicas forestales, de modo que es virtualmente imposible encontrar publicaciones que traten de las tareas de los trabajadores, las condiciones de trabajo, la productividad, los costos, etc. Esto se debe en gran parte a que falta personal calificado para realizar estas investigaciones, a la escasa prioridad que le asignan las autoridades o al desconocimiento de la necesidad de realizar esta labor. Esta es un área en la cual organismos de ayuda internacional, tales como FAO, PNUD, OIT, y agencias gubernamentales podrían colaborar, proporcionando expertos para evaluar la situación y elaborar un programa de investigación idóneo, que podría abarcar también la capacitación de investigadores forestales especializados en diversos aspectos, para que realicen la labor necesaria. Luego todo el programa podría culminar con la creación en el país de un instituto de investigación permanente.

Creo que la actividad forestal de Uganda tiene un gran futuro, pero hay que poner un personal suficientemente calificado a cargo de sus diversos aspectos, a saber: la enseñanza, la capacitación vocacional, la industria, la comercialización y la investigación; para esto se requiere por cierto un financiamiento suficiente, en condiciones políticas y socioeconómicas estables, que espero se creen pronto.

Referencias

ALUMA, R.J.W. 1976. Productivity of manual and semi-mechanized logging and transport methods in Uganda. Tesis de licenciatura, Universidad de Makerere.

CHAUVIN, H. 1976. Explotación inicial del bosque húmedo tropical y extracción de la madera. Unasylva Vol. 28, N° 112-113.

FOREST DEPARTMENT. Annual report for the period July 1973 to June 1974. Ministry of Agriculture and Forestry, Entebbe.

LOCKWOOD CONSULTANTS LTD. 1973. Forest resource development study Republic of Uganda. Toronto, Canadá, CIDA.

TACK, C.H. 1969. Uganda Timbers. Government Printer, Entebbe.

SWAISLAND, A.E.H. The importance of training in improving performance. Paper, 10th Commonwealth For. Congress.


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