Por el personal de la dirección de silvicultura y productos forestales
Con excepción del Africa Septentrional situada casi en su totalidad dentro de la zona de vegetación del Mediterráneo y la parte meridional de la Unión Sudafricana, Africa es una tierra de bosques tropicales.¹
¹ Para artículos sobre los bosques africanos que han aparecido en Unasylva véase "The Disappearance of the Tropical Forests of Africa" (La Desaparición de los Bosques Tropicales de Africa), por A. M. A. Aubréville, Vol I, No. 1, y Estímate of the Shrinkage of Africa's Tropical Forests" (Una Estimación de la Disminución de los Bosque Tropicales de Africa), por H, L. Shantz, Vol II, No 2
Estos bosques se ven influenciados por un clima cálido, húmedo, con una corta temporada de seca, o bien, por un clima caliente tropical con una prolongada temporada de seca. Los tipos de los agrupamientos forestales que - resulta difícil denominarlos a todos "bosques" - son extremadamente variados, no sólo desde el punto de vista botánico, sino también desde el económico. La característica que tienen en común es que están habitados por indígenas, cuyo sistema de vida generalmente es dañino para el bosque.
Los datos que aparecen en el artículo titulado "Los Recursos Forestales Mundiales"² publicado recientemente por la FAO, indican que de la superficie total de Africa de 2,245 millones de hectáreas, 290.2 millones están cubiertas de bosques productivos y 526.7 millones de hectáreas por otras clases de bosques. Otros registros indican que solamente 309.3 millones de hectáreas se emplean para fines agrícolas. La superficie forestal productiva está distribuida en forma desigual. La superficie por habitante varía de 11.27 hectáreas en el Congo Belga a 0.13 en Kenia y 0.02 en Somalia. Se estima que de los 290.2 millones de hectáreas de bosques productivos, 137.6 millones de hectáreas son accesibles en la actualidad, abarcando 136,173,000 hectáreas de bosques con árboles de maderas duras, 767,000 hectáreas de coníferas, y 627,000 hectáreas de bosques mixtos.
2 Unasylva, Vol. II, No. 4, p. 161.
Existen dos categorías principales de bosques:
1. Agrupamientos cerrados en los que se incluyen los densos bosques ecuatoriales perennes y algunos bosques de zona elevada.2. Agrupamientos abiertos que pueden subdividirse en dos clases principales: (a) sabanas con arbustos y plantas espinosas del tipo sahel y (b) las llamadas "formaciones sudanesas" del Africa Central las que comprenden los bosques estacionales (tipo (Guinea) y sabanas arboladas (del tipo Sudán).
Hay una relación clara y constante entre la existencia de cada uno de estos tipos de vegetación y los factores climatéricos prevalecientes. En Africa existen dos de estos factores que tienen especial importancia, la precipitación pluvial anual y la duración de la estación de la seca. Cada zona tiene su flora peculiar y, salvo raras excepciones, principalmente a lo largo de los límites de las zonas forestales, existe muy poca mezcla de tipos.
Agrupamientos Cerrados: Bosques Pluviales y Bosques de Zonas Elevadas.
En esta categoría se incluye lo que erróneamente por lo general se designa por bosque "virgen". La superficie que ocupan estos bosques en Africa es mucho más limitada de lo que generalmente se cree, encontrándose únicamente en la costa occidental y en la parte central del continente. En la Guinea Francesa los bosques pluviales abarcan unas cuantas fajas aisladas situadas en las montañas de Fouta Djallon, los que presentan características especiales. Estos bosques se extienden en Liberia y la Costa de Marfil, encontrándose la parte septentrional de la última región completamente cubierta, con excepción de algunas cuantas sabanas costeras, convirtiéndose en la Costa de Oro en una masa imponente que llega hasta la parte este de las llanuras del Río Volta. En este punto se interrumpe esta faja principal de bosques, volviendo a aparecer en Nigeria, donde se une con los inmensos bosques ecuatoriales que ocupan la mayor parte del Camerún Gabón y la cuenca del Congo en los territorios franceses y belgas.
Estos bosques requieren anualmente una precipitación pluvial mínima de 1,350 milímetros y solamente pueden soportar una aorta estación de seca, que dure como máximo tres meses. Tienen una composición muy variada y su carácter es sumamente complejo. La familia de las Meliáceas se considera la más importante desde el punto de vista económico. Estos árboles son los que primero dieron fama a los bosques africanos. Especialmente la caoba, de la que hay relativa abundancia en estos bosques comprende diversas especies de Khaya y Entandrophragma, tales como: Khaya ivorensis (caoba africana); Khaya anthotheca (Krala, Acajú blanco o la caoba seguida del nombre de la región de origen, como por ejemplo Uganda); Entandrophragma cylindricum (Sapele, Sapelli o Aboudikro); Entandrophragma angolense y E. utile, etc. Entre las especies de esta familia puede hacerse mención también a la Guarea cedrata (Bossé, Diambi o Guarea olorosa), el Turreanthus africana (Avodiré o Lusamba) y Lovoa klaineana (Dibétu, Bombulu o nogal africano).
Las Leguminosas, menos importantes comercialmente, son la familia más ampliamente representada, tanto en la variedad de especies como en la proporción de plantas en crecimiento. Pueden mencionarse algunas especies: Distemonanthus benthamianus (Movingui); Brachystegia sp. (Bubinga); Erythrophleum ivorense (Tali); y Piptadenia africana (Dabema, Dahoma o Bokungu). Entre las Rubiáceas las dos especies comerciales más importantes son: Mytragina stipulosa (Abura, Bahía, Vuku) y Sarcocephalus diderrichii (Opepe o Badi-Bilinga). El okoumé Gaboon, Aucoumea klaineana, de la familia Burseráceas, es ciertamente la más importante de las especies comerciales africanas, debido a la relativa abundancia que de la misma hay en macizos puros y a la fama de que goza como madera para enchapar. Finalmente, entre las Sapotáceas, Minusops heckelii o Makore; entre las Esterculiáceas, Triplochiton scleroxydon (Obeche o Ayous - Samba) y Tarrieta utilis o Niangon; entre las Moráceas, Chlorophora excelsa (Iroko o Kambala); entre las Combretáceas, Terminalia superba (Limba, Fraké o Afara) la que se encuentra en abundancia en el Congo belga y tiene un alto valor comercial y la Terminalia altissima o Framire. También deben incluirse los ébanos del género Diospyros (Ebanáceas) .
Hay dos tipos climatológicos principales y la clasificación generalmente usada es la de los botánicos ingleses, quienes establecen la distinción entre "bosque pluvial" caracterizado por la presencia del Triplochiton scleroxydon y bosque de árboles de hoja caediza, caracterizado por especie tales como Azobé, Lophira procera (Ochnaceae), Niangon y Avodiré. Además de estos tipos climatológicos con frecuencia se encuentra otra clase de bosque secundario donde predominan especies que requieren luz, de un crecimiento rápido pero de muy poco valor económico. Existe también un gran número de tipos edáficos tales como los bosques de mangle integrados por especies de Rhizophora, bosques costeros, bosques pantanosos, etc.
Los bosques de zonas elevadas no tienen un carácter tan homogéneo y su composición botánica es ano mucho más variada. Se encuentran en las laderas de la cordillera de Fouta Djallon en Guinea, en la parte occidental del Camerún y también ocupan extensiones mucho mayores en Uganda, Kenia, Tanganyka y Katanga, así como en las cordilleras de Etiopía y la parte oriental de la Unión Sudafricana, existiendo algunos agrupamientos bastante degenerados en Madagascar.
En Kenia, por ejemplo, más arriba de los bosques densos situados en las elevaciones medianas, los que no tienen gran importancia económica, las especies principales de los bosques montañosos propiamente son el Podocarpus perenne, mezclados en mayor o menor grado con cedros (Juniperus procera) de acuerdo con la elevación. Subiendo ano más, se encuentran los bosques de bambú (Arundinaria alpina). Sin embargo, en Ruanda - Urundi, a los bosques de bambú sigue otra faja de Podocarpus.
Agrupamientos tropicales abiertos
En esta clase se incluyen los bosques estacionales (del tipo Guinea), sabanas arboladas (tipo Sudán) y formaciones de arbustos y plantas espinosas (tipo Sahel). Bordeando la densa zona forestal, los bosques del tipo "Guinea" cubren una superficie bastante extensa de Africa. Con frecuencia se les ha denominado "bosques parques", cuyo término da una buena idea de su apariencia. Los silvicultores franceses los han llamado con frecuencia la zona de grandes especies sociales debido a que hay bosques poros de especies muy características.
Estos tipos de bosques en los que predominan varias especies se encuentran en todo Africa en aquellos lugares donde existen las mismas condiciones climatológicas. Los mismos forman una faja de vegetación, tanto subxerophilous o xerophilous, la que se extiende del oeste al este de Guinea, al norte del Camerún hasta Ubangi - Shari, desviándose hacia el sur y bordeando la cuenca del Congo. Las especies que predominan en la región septentrional son las leguminosas del género Berlinia, Uapaca y Lophira. Hacia el oriente estas especies son reemplazadas por otras similares del género Isoberlinia las que, en el Hemisferio Sur ceden su lugar a la Brachystegia. En las regiones de Katanga, Tanganyka y Nyasaland se encuentran algunos bosques magníficos de especies de Brachystegia, mezclados con Berlinia y Uapaca. Agrupamientos similares tales como los bosques de Tapia y Uapaca principalmente, se encuentran localmente hasta en Madagascar.
Mapa fitogeografico de la Africa
En la zona de bosques del "tipo sudanés", las sabanas arboladas se caracterizan botánicamente por especies tales como el "karite" o "shea", Butyrospermum parkii; baobab, Adansonia digitata; kapok, Bombax, buonopense; y cailcedra o caoba degenerada, Khaya senegalensis.
Estas formaciones se encuentran en regiones en las que la precipitación anual varía entre 500 y 1,000 milímetros y donde la estación de la seca dura de 7 a 8 meses y medio. Una de las características más importantes de esta zona, es que está integrada por formaciones que ya están muy abiertas y en las que el suelo está cubierto con una capa continua de vegetación herbácea. Estas inmensas sabanas sufren los efectos de incendios cada año durante la temporada de sequía. Los incendios son más bien a ras del suelo y no afectan a las copas de los arbustos.
A pesar de que los árboles de las sabanas se han hecho resistentes a la acción de los incendios, a la larga el daño causado en los agrupamientos es considerable y según ha señalado el Profesor A. Chevalier, es evidente que los incendios de las sabanas, que vienen ocurriendo desde hace siglos, actúan como un verdadero factor climatérico en la vegetación forestal.
Las formaciones de arbustos y plantas espinosas del tipo Sahel, que abarcan extensas regiones del Senegal, Sudán, Nigeria el Chad, Sudán Anglo - Egipcio, Africa Oriental, Rodesia y la parte meridional de. Angola son sumamente abiertas y se encuentran muy diseminadas. Las especies espinosas predominan, especialmente las acacias: Acacia senela, A. arabica, A tortilis, etc.
Dado que esta vegetación existe en regiones donde solamente cae anualmente una precipitación pluvial de 200 a 500 milímetros soportando una larga estación de seca que comprende un período de nueve a diez meses y medio, los árboles son perfectamente adaptables a condiciones áridas. La cubierta superficial es muy pobre y en algunos lugares no existe.
Es necesario estudiar la evolución y papel que desempeñan estos tipos distintos de bosques a fin de poder determinar los problemas que se presentan en cada zona. 'Sólo así se podrán deducir las medidas que deben adoptarse para conservar y mejorar los bosques, y ano establecer nuevos agrupamientos; considerar bajo qué condiciones resultaría factible aprovechar estos enormes recursos como un medio para mejorar las condiciones de vida de la población africana; y también ayudar a aliviar la escasez de madera que hay en otros continentes.
Aunque todas las autoridades en la materia convienen en que los grandes bosques pluviales ocuparon en otras épocas extensiones mucho mayores que en la actualidad, no se considera probable la desaparición total de los mismos como resultado de los excesos que se cometen hoy en día. Lo que realmente está ocurriendo es un empobrecimiento de los agrupamientos más bien que su destrucción real; si por alguna causa el bosque es destruido la vegetación reaparece en la forma de un segundo crecimiento.
Este empobrecimiento de los bosques que se observa actualmente es debido al creciente desmonte de terrenos con fines agrícolas por parte de la población africana y a los métodos de explotación hoy en uso los cuales originan la desaparición progresiva de los árboles semilleros de especies deseables.
Los bosques ecuatoriales tienen una triple importancia. En primer lugar, puede suponerse con toda confianza que los bosques poblados aumentan la precipitación pluvial, siendo esto más palpable durante la estación de la seca. A la vez, retienen el agua durante mayor tiempo en las capas superficiales del terreno.
En segundo lugar, tenemos que considerar el aspecto sociológico. En épocas anteriores la población dependía de los bosques para obtener su alimentación, vestuario y vivienda, así como productos medicinales. A pesar de que en la actualidad disponen de otros recursos todavía obtienen del bosque una gran parte de sus abastecimientos y lo que es más importante el bosque suministra el terreno para los cultivos. Con las prácticas agrícolas actualmente en uso, el bosque constituye la única fuente de mantillo renovable en esta parte del mundo
En tercer lugar, el valor económico potencial de la madera y otros productos que se obtienen del bosque es enorme. Ya se han mencionado las principales especies de maderas preciosas y comunes duras, semiduras y blandas, de un probado valor comercial y se estima que tan sólo estas especies podrían proporcionar un promedio de 10 a 25 m³ por hectárea Estas cifras resultan bajes si se comparan con las correspondientes a bosques homogéneos sujetos a administración dasocrática y a la vez la explotación es siempre costosa bajo tales condiciones. Para que se pueda hacer un aprovechamiento más completo de la capacidad potencial de estos bosques, así como disminuir el precio de la madera, será esencial aumentar el número de las especies comercialmente aceptables y reducir los costos de explotación. Este es el problema principal que confronta la silvicultura africana. Al mismo tiempo deberá contrarrestarse el agotamiento de los bosques como resultado del corte fuera de todo control por parte de la población africana y de la explotación sin restricciones, mediante el establecimiento de controles, introducción de cambios progresivos en las prácticas agrícolas y principalmente, a través de una silvicultura apropiada. Esto puede lograrse mediante la administración dasocrática de los bosques que están siendo explotados o iniciando trabajos para el mejoramiento en los bosques de reserva. Es necesario que aquellas medidas con un carácter exclusivamente proteccionista tengan un alcance bastante limitado y se apliquen en las regiones montañosas y la zona que bordea las sabanas.
No puede negarse la importancia de los agrupamientos abiertos, pero su grado de utilidad resulta discutible. Puede suponerse que la existencia de agrupamientos forestales origina un aumento en la precipitación pluvial, contenido de humedad en la atmósfera y en la cantidad de agua que se infiltra en el suelo, a la vez que una disminución en la evaporación del suelo. Los bosques del tipo sudanés son de importancia para las poblaciones locales, ya que los mismos constituyen una fuente de abastecimiento de varios productos esenciales para la existencia de estas poblaciones, pero su importancia general desde el punto de vista económico es mucho menor. Algunas especies, como la Khayas y Dalbergia, producen maderas preciosas pero con frecuencia los árboles están deformados. De todos modos, la exportación de estas maderas no es remunerativa ya que los árboles crecen en regiones apartadas de la costa. Sin embargo, no debe pasarse por alto el verdadero valor comercial de algunas especies, especialmente el karite (shea tree), del que se obtienen semillas oleaginosas de gran demanda comercial y el kapok, que suministra fibras comparables con los productos de mejor calidad obtenidos en las plantaciones.
No es probable que los bosques ecuatoriales desaparezcan completamente, pero sí puede ser que esto suceda con los agrupamientos del tipo sudanés, a menos que se tomen algunas medidas para protegerlos. Los dos peligros principales son el desmonte para cultivos y los incendios anuales que resultan sumamente perjudiciales para todas las regiones
Las formaciones forestales del tipo Sahel en las estepas tienen gran importancia desde el punto de vista social. Ocupan extensos territorios y hacen posible la existencia de tribus nómadas o semisedentarias que viven de la ganadería. Durante la estación de la seca, cuando la yerba ha desaparecido totalmente, las especies espinosas compensan la falta de tierras para pastoreo, ya que aprovechando las ramas cortadas los pastores pueden alimentar las manadas con los brotes y las hojas. La población indígena también hace un uso intensivo de otros productos forestales, particularmente aceites y substancias para curtir. La influencia que tienen estos agrupamientos en el clima probablemente es limitada, pero sin embargo es muy importante el papel que desempeñan en la estabilización de las arenas sueltas para protección de los terrenos de cultivo. Su valor económico es insignificante a pesar de que de ellos se obtienen algunas de las maderas que necesitan las tribus nómadas y leña para combustible que consumen las comunidades establecidas, así como la madera que requieren los servicios públicos, especialmente las compañías de navegación fluvial. La goma arábiga es un producto de valor considerable en algunos territorios, tales como el Sudán Angloegipcio, Senegal Francés y Nigeria Septentrional. Estos agrupamientos que se extienden hasta las fronteras del desierto son en cierto modo una barrera contra la expansión adicional de las tierras desérticas. Por esta razón ellos deben ser protegidos, regenerados y caso de que sea necesario restablecidos. Dado que las condiciones climatéricas son particularmente desfavorables para desarrollar cualquier actividad silvícola es evidente que los servicios forestales tendrán que llevar a cabo en estas regiones tareas sumamente arduas y poco gratas.
Detener y contrarrestar el agotamiento de los bosques densos mediante un mejoramiento de la composición de las especies en crecimiento y de su valor económico; asegurar la protección y reforestación de las zonas forestales en las regiones secas - he aquí los problemas más apremiantes que confronta la silvicultura en Africa. Estos problemas resultarían bastante difíciles de resolver en países sumamente avanzados, pero en Africa, las enormes superficies y distancias, así como las dificultades de acceso hacen que estos problemas sean mucho más complejos todavía. La silvicultura tropical se encuentra ano en su etapa inicial; las técnicas tienen que ser perfeccionadas y variadas de acuerdo con la composición de los agrupamientos, condiciones climatéricas, y hasta costumbres locales y población.
Los servicios y la legislación forestales en los diversos territorios tuvieron que ser establecidos desde la base. Muy pronto se hizo evidente que el primer requisito era la preparación de un inventario completo de los recursos forestales y la adquisición de un conocimiento profundo del país y de los hábitos y necesidades locales. Por consiguiente, el primer paso fué practicar reconocimientos forestales botánicos, a lo que siguió el establecimiento de estaciones experimentales para perfeccionar los métodos silvícolas. Sobre esta base fué posible promulgar las disposiciones adecuadas y formular y llevar a cabo los programas de trabajo. Son dignos de mención los precursores de esta labor, principalmente Thomson, de Nigeria; entre los ingleses; Jentsh, alemán; los belgas Wildeman, Delevoy y Tondeur; y Auguste Chevalier, Aubréville y Humbert, de Francia.
Los trabajos preliminares progresan satisfactoriamente en la mayor parte de las regiones. En algunas partes ya se han concluido los inventarios forestales, estando los servicios respectivos en posición de emprender medidas prácticas de silvicultura.
Como ya hemos señalado anteriormente, salvo algunos casos determinados, los bosques perennes tropicales o bosques pluviales no corren un peligro inminente y los únicos problemas que se presentan son los de detener y contrarrestar el agotamiento de estos agrupamientos y aumentar su valor económico. En la adopción de medidas agrícolas, silvícolas y legislativas debe tratar de buscarse solución a este problema.
En un principio los funcionarios forestales trataron de concentrar sus actividades silvícolas en la adopción de medidas legislativas únicamente, ya que carecían del personal, equipo y recursos económicos necesarios para iniciar cualquier acción efectiva en otro sentido. En los territorios franceses, las "Disposiciones Bertin" fueron un ejemplo de lo anterior, pero pronto quedó probada su ineficacia debido a la dificultad para supervisar su aplicación.
Existen actualmente dos grandes escuelas de pensamiento respecto a la silvicultura en Africa. La más antigua se preocupa únicamente por la explotación de ciertas especies bien conocidas, las que va han sido explotadas comercialmente. Esta escuela aboga por la práctica de una silvicultura intensiva bajo la administración pública, concentrándose las labores en zonas muy pequeñas de bosques de reserva "productivos" quedando su ejecución a cargo de un personal técnico competente. No se abandona el control sobre el resto de la superficie forestal, la que económicamente es de gran valor, pero se limita a una estricta reglamentación de los derechos de explotación de las personas. Sin embargo, recientemente ha surgido una nueva tendencia. De hecho, no es sino una reaparición del trabajo de los silvicultores del Lejano Oriente y ano de la misma Africa, quienes habían recomendado una silvicultura extensiva, basada en el aprovechamiento de un gran número de especies. En tales casos la explotación racional en sí constituye la base real del tratamiento silvícola. A fin de que los agrupamientos sean afectados en la forma que se desea, es esencial que el corte sea lo suficientemente intenso y abarque un gran número de especies y clases, teniendo en cuenta el tamaño. Para este fin, deben ser aceptables desde el punto de vista comercial una amplia variedad de especies, o al menos resultar adecuadas para ser aprovechadas en la localidad. En las regiones escasamente habitadas de las cuales hay muchas en Africa - este aprovechamiento intensivo puede ser posible únicamente en aquellos casos en que existan o puedan establecerse en la localidad industrias madereras importantes. Estas industrias deberán estar completamente coordinadas y en posición de absorber prácticamente todas las clases de maderas. Estas industrias tendrán que estar sujetas a reglamentos muy estrictos para el corte, basados en el establecimiento de controles por región, y en particular deberán realizar el corte de cantidades específicas de cada especie o grupos de especies principales dentro de períodos determinados.
Por consiguiente, las medidas y disposiciones legislativas deberán estar estrechamente relacionadas con los métodos silvícolas que se adopten. En los que están en vigor actualmente se determina primero la propiedad del bosque, ya sea ésta del estado, colonia, provincia o algunas veces la comunidad local o propiedad privada. Se especifican los derechos de uso que puede hacer la población, ya que el abuso por parte de ésta ha sido extremadamente dañino para los bosques en el pasado. Las disposiciones en lo que respecta al aprovechamiento todavía varían grandemente según el país y el tipo de industria y producto deseado.
La mayor parte de los países están estudiando actualmente los métodos para modificar y mejorar las prácticas antiguas de cultivo y pastoreo nómadas. Los efectos de las demostraciones agrícolas verificadas en Yangambi revelan que algunos países han logrado ya resultados interesantes en este campo.
Es difícil calificar como trabajos de silvicultura el realizado en las sabanas de Africa. En general, los silvicultores tienen que enfrentarse con vastas extensiones de terrenos abiertos, escasamente poblados de árboles, sin propietario reconocido, y lo que es todavía peor, de un escaso valor económico, de manera que las autoridades administrativas tienden a prestarles muy poca atención. Las dificultades que se presentan para verificar los trabajos forestales y el costo de las operaciones silvícolas están acentuados por las condiciones climatéricas extremadamente desfavorables. En consecuencia. los forestales han tenido que proceder conforme a lineamientos mucho más extensos aún que en el caso de los densos bosques ecuatoriales y su actividad primordial ha consistido en determinar y proteger los agrupamientos forestales más poblados y mejor situados.
En la zona del tipo sudán deberá prestarse protección primeramente contra los devastadores incendios anuales. El desmonte para dedicar el terreno a fines agrícolas se verifica todavía mediante la acción del fuego, pero como esto se hace sin ningún control, es mayor el daño que los beneficios que se obtienen. En cambio el corte excesivo es relativamente de poca importancia. Por consiguiente, las reservas que se han establecido son simplemente extensiones protegidas por brechas contra el fuego, las que rodean y disiden estas superficies evitando su destrucción por los incendios anuales y permitiendo de este modo que la vegetación original se restablezca por sí sola. Algunas veces ha sido necesario recurrir a la plantación artificial por razones del clima o para asegurar un abastecimiento de madera a las comunidades establecidas, industrias y servicios públicos o privados.
Las técnicas para la reforestación de las sabanas eran completamente desconocidas a principios de siglo, pero a partir de 1930 se han realizado grandes progresos como resultado del trabajo verificado en las estaciones experimentales donde se han desarrollado métodos adecuados y seleccionado especies resistentes y de crecimiento rápido que resultan adaptables al clima de las regiones. Los dos grandes enemigos de las plantaciones son el pasto, que significa fuego durante la época de la seca. y amenaza con sofocar las plantas jóvenes en los primeros años de vida y durante la estación de lluvia, y, ante todo, el clima. Las de árboles tienen que ser de un crecimiento muy rápido en sus primeras etapas a fin de que se encuentren lo suficientemente desarrolladas para poder resistir la primera estación de seca. Los experimentos silvícolas verificados indican que no existe una regla exacta y determinada en este sentido y que, según las especies y clima local, algunas veces resulta mejor plantar cepas, en otros casos plantas a medio crecimiento y en algunos iniciar las siembras directamente con semillas. En la mayoría de los casos se ha demostrado que existe la necesidad de mezclar cultivos agrícolas con la plantación de árboles, habiendo resultado esta práctica la más segura y a la vez la más económica. Entre las especies con las que se han obtenido resultados más satisfactorios se encuentra la casia, teca, "albizzias", etc.
En las formaciones del tipo Sahel resulta más difícil combatir la deforestación debido a que los agrupamientos se encuentran en un estado de equilibrio aún más inestable que en la zona del Sudán. Sin embargo, es necesario que con toda urgencia se lleven a cabo algunos trabajos básicos en estas regiones debido a que la deforestación origina la transformación progresiva del terreno en desierto y esto finalmente hace que resulten inhabitables extensas regiones. El peligro principal es el pastoreo excesivo. Los incendios en los matorrales no son muy frecuentes a causa de que la cubierta vegetal no es continua y con excepción de las tierras que bordean esta zona rara vez se practica el desmonte en las vastas extensiones forestales para dedicar el terreno a cultivos. En aquellos casos en que estos incendios tienen lugar generalmente se debe a la introducción de cultivos en gran escala patrocinada por las autoridades administrativas, quienes por consiguiente deberán hacer cuanto esté a su alcance para remediar el daño causado.
Por lo general la población que vive en estas regiones es nómada y depende para su subsistencia de la cría de ganado y extracción de productos tales como la goma. El apacentamiento de las manadas se verifica en las sabanas, lo cual destruye la regeneración natural de la vegetación y hace que los agrupamientos forestales vayan quedando cada vez más ralos y sobre todo de una edad excesiva. Otra práctica que afecta también a estas regiones es el corte excesivo de las ramas para servir de forraje. Mientras en algunas regiones tales como el Sudán Anglo - egipcio la sangría de los árboles para la extracción de la goma se practica debidamente en otras muchas, como en Mauritania y Senegal. por ejemplo, las sangrías se hacen con exceso y con demasiada frecuencia. Es imperativo que se tomen medidas para reprimir este abuso, pero en las regiones semidesérticas, habitadas por tribus nómadas salvajes, el problema a menudo asume un carácter más bien político que técnico y un control demasiado estricto podría ocasionar el éxodo de estas tribus hacia otros territorios más tolerantes y en algunas ocasiones provocar una abierta rebelión. Por consiguiente, lo que se emprendió en aquellos territorios que tienen servicios forestales fué el separar sistemáticamente para reservas los agrupamientos forestales mejores. En estas reservas está prohibida totalmente la explotación y en los demás bosques está sujeta a reglamentación.
En ciertos casos, y particularmente en el de los agrupamientos de árboles productores de goma, estos métodos han resultado inadecuados. Se ha encontrado que es esencial rehabilitar estos bosques y repoblarlos. En algunas regiones hubo que recurrir a la plantación directa a fin de producir madera para el consumo del hogar o el de las industrias. Sin embargo, los resultados obtenidos en general han sido muy poco satisfactorios, particularmente en lo que se refiere a los beneficios económicos que se han derivado de estas operaciones. Casi siempre ha sido necesario regar las semillas y plantas jóvenes durante la primera estación de seca y por consiguiente los gestos ocasionados han estado completamente fuera de proporción en relación con los resultados obtenidos. En el territorio francés (Senegal, Sudán y Niger) se han desarrollado algunos proyectos interesantes y se ha elaborado un plan racional de reforestación en Nigeria Septentrional. En 1937, una misión anglofrancesa, cuyo propósito fué combatir el avance gradual del desierto de Sahara, llevó a cabo un reconocimiento de campo de muy amplia escala y recomendó algunas medidas, varias de las cuales se aplicaron con buenos resultados.
Algunas veces es seria la situación forestal en las regiones montañosas. Con frecuencia el bosque se encuentra en un estado muy adelantado de deterioro, teniendo esto efectos de largo alcance en la vida económica de las poblaciones que habitan en las montañas y llanuras. Desde luego que es posible practicar una silvicultura extensiva, pero no pueden lograrse resultados inmediatos. En estas regiones es más aconsejable practicar una silvicultura intensiva en vista de las condiciones climatéricas que son particularmente favorables tanto para las coníferas exóticas como indígenas. En Kenia, por ejemplo, se han obtenido excelentes resultados con las plantaciones de cedros, Juniperus procera, puras o mezcladas con Olea chrysophylla y roble plateado, Grevillea robusta, así como también con las plantaciones de árboles exóticos como el Cupressus macrocarpa, Lusitánica y Grevillea. También se han obtenido resultados satisfactorios con el Eucalyptus globulus E. saligna y E. maculata, en altitudes de 2,000 a 2,500 metros. En la Guinea Francesa y las montañas del Camerún se han iniciado plantaciones experimentales con agrupamientos puros de pino procedentes de Indochina. En las demás partes se emplea el Grevillea y Podocarpus, junto con árboles nativos de hojas anchas.
Los dos datos que se requieren para poder hacer una estimación de la producción forestal potencial de un país son los correspondientes a la superficie que ocupan los agrupamientos forestales y a la productividad potencial de los bosques por unidad de superficie; esto es muy difícil de obtener en Africa, ya que solamente se ha explorado, planificado y registrado una parte infinitesimal de los bosques. El problema resulta más complicado por el hecho de que las cifras absolutas relativas a Africa no tienen prácticamente ningún valor, ya que solamente representan la producción potencial "teórica". En realidad bajo las condiciones que actualmente prevalecen únicamente una fracción de los bosques puede considerarse accesible económicamente y sólo un número reducido de las especies que constituyen estos agrupamiento resulta aprovechable desde el punto de vista tecnológico y comercial. Sin embargo, esta situación puede cambiar rápidamente ya que se empieza a considerar la posibilidad del aprovechamiento total de grandes extensiones forestales.
Respecto al posible aprovechamiento de los "bosques secos" clasificados generalmente como improductivos, Aubréville ha señalado que la cantidad de madera por hectárea que puede extraerse hoy en día varía considerablemente en estos bosques. Las mejores sabanas arboladas, que son las de Isoberlinia y Uapaca, pueden rendir un máximum de 140 estéreos por hectárea, lo que es equivalente aproximadamente a 70 toneladas de madera. Él calcula una cifra media de 20 toneladas por hectárea. Además, en su opinión, estos agrupamientos podrían explotarse fácilmente como bosques renovales, a base de una rotación de 20 años, pudiendo producir en ese caso 20 toneladas por hectárea. Por consiguiente, de las sabanas del tipo sudanés, consideradas hasta ahora como improductivas, sería posible obtener una producción potencial anual de una tonelada de madera por hectárea. Si en estas zonas se protegen los agrupamientos forestales contra los incendios de los matorrales y se someten a un manejo adecuado, ellos podrían llegar a constituir una fuente importante de productos forestales. Actualmente se estima que la extracción de madera amparada por permisos asciende solamente a las dos centésimas partes de la posible producción a pesar de que ésta fué una cifra muy conservadora. También debe tomarse en cuenta el consumo local de madera empleada como combustible y para la construcción de viviendas, pero en estas regiones escasamente pobladas ello no excederá de una tonelada por habitante al año.
En vista del papel tan importante que desempeñan estas sabanas arboladas desde el punto de vista general del clima, protección del suelo y conservación del agua, algunos forestales no son partidarios de su aprovechamiento por temor de que lleguen a desaparecer. Sin embargo, de hecho, el peligro de que estos bosques se destruyan a causa de la explotación es menor que los riesgos que hay, por ejemplo, con los incendios de los matorrales y el desmonte para el cultivo. Todavía es difícil combatir estas prácticas destructivas ya que no se les concede ningún valor económico a estos bosques y no es debidamente reconocido el papel estabilizador que desempeñan en el equilibrio bioclimático y bioedáfico de estas regiones. Si como resultado de la creación de industrias, estas maderas, que hasta ahora se han considerado inútiles adquirieran algún valor económico, permitiendo de esta manera introducir una administración dasocrática adecuada, no solamente podría obtenerse un mejoramiento sino que sería mucho más fácil combatir las principales causas que originan la deterioración. Señala Aubréville en el final de uno de sus informes que muchas veces es necesario encontrar usos para la madera a fin de proteger el bosque.
Con excepción de lo relacionado con la mano de obra y el problema de transporte de los productos, para el cual no es fácil encontrar solución debido a las distancias a que se encuentran de la costa, la explotación de estas sabanas arboladas no presenta dificultades técnicas de carácter serio. Es obvio que en la medida que sea posible la madera debe industrializarse en el lugar y excepto en aquellos casos en que es necesario satisfacer la demanda local transformada por medios mecánicos. Los grandes bosques ecuatoriales constituyen una fuente de abastecimiento mucho mejor para las industrias mecánicas en tanto que las especies que crecen en las sabanas por su tamaño y características tecnológicas se adaptan más para ser usadas en las industrias químicas y semiquímicas.
Es un hecho que la zona de Africa con bosques densos constituye una de las grandes reservas de madera del mundo. Se estima que el volumen de madera en pie en los grandes bosques ecuatoriales varía entre 300 a 800 m³ por hectárea. La gran discrepancia que existe en estas estimaciones se debe a las variaciones en los agrupamientos y el hecho de que algunas consideran todas las especies que se encuentran en los bosques en tanto que otras se han calculado tomando en cuenta solamente los árboles considerados aprovechables. Autoridades dignas de confianza consideran como cifras medias 400 m³ de madera y 200 estéreos de leña para combustible, cifras bajas que dejan suficiente margen de seguridad. A fin de tener una idea aproximada de la producción potencial, la cifra de 400 toneladas de madera por hectárea, para los árboles en pie, sería una estimación razonable.
Se han realizado cálculos y medidas con el objeto de determinar más exactamente el volumen cúbico de madera en pie y la producción potencial de los bosques ecuatoriales de Africa. No obstante, la interpretación de los resultados pudiera dar origen a ciertas críticas. Los cálculos verificados en el Camerún, basados en una lista de 40 especies que pueden producir madera para aserrar y aproximadamente 15 de las cuales ya se emplean comercialmente, han dado los siguientes resultados: el volumen de madera maciza, esto es, árboles que han alcanzado el diámetro apropiado para el corte, la cifra es de 35 m³ de madera por hectárea (28 toneladas, con una densidad media de 8.8) para un bosque primario y 20 m³ (14 toneladas, con un promedio de densidad de 0.7) para bosques de segundo crecimiento. Tomando como base las investigaciones que se han llevado a cabo en la Costa de Marfil, se han efectuado otras estimaciones según las cuales en los árboles con un diámetro entre 30 y 60 centímetros, el promedio de crecimiento en volumen es de 4 por ciento y por consiguiente dentro de 50 años será posible recuperar la riqueza de los bosques con árboles de mediana edad (esto es un diámetro entre 30 centímetros y el diámetro que se requiere para el corte), aun cuando se prevé, como margen de seguridad, que durante este período puede ser dañada o destruida la mitad de los árboles.
Por tanto, según estos cálculos, sería posible pronosticar una producción de unos la m³, aproximadamente, por hectárea al año, si se aprovecharan todas las especies de todas las zonas accesibles de los bosques ecuatoriales. Este corte podría repetirse después de un intervalo de 50 años y continuarse de allí en adelante por lo menos durante 100 años. Una administración dasocrática elemental de los bosques en esta región permitiría obtener sobre esta base una producción considerable sin mengua de los árboles en crecimiento.
La explotación de estos bosques se inició a principios del siglo, pero no se desarrolló en forma importante sino hasta 1910 aproximadamente.
En un principio existieron tres grupos principales de especies de maderas duras que fueron explotadas comercialmente: caoba. okoumé y limba. La explotación de otras especies agrupadas frecuentemente bajo el rótulo de "maderas diversas" ha adquirido importancia creciente en algunos territorios y actualmente se están elaborando planes de fomento basados principalmente en una producción mayor de estas maderas.
Las diferencias aparentes que se observan entre países en los que prevalecen condiciones bastante similares, particularmente en lo que se refiere a la producción total y al porcentaje de trozos para aserrar de dicha producción, se deben a las variaciones en los métodos para estimar el corte de madera para consumo local. Evidentemente que estas cifras son incompletas. Por razones que se dan más adelante, nunca se ha verificado una explotación en gran escala con fines de exportación, pero ésta ha constituido una parte estable e importante de la economía de Africa, según indican algunas cifras relativas a la exportación.
Existen varias razones para el fracaso parcial de los esfuerzos que se han realizado sucesivamente para fomentar la producción forestal en Africa. En primer lugar, debido a que los agrupamientos forestales son de una naturaleza muy mixta y de una calidad relativamente baja fué necesario adoptar la práctica del corte selectivo con su correspondiente costo elevado de extracción. Esto, unido al alto costo del transporte, con frecuencia hizo que rigieran precios de venta prohibitivos y por consiguiente la explotación se vió limitada a maderas preciosas y especiales, que no tenían competencia por parte de las maderas producidas en otros países
CUADRO 1 - PRODUCCIÓN ANUAL DE LOS BOSQUES DE AFRICA1
País |
Total de madera rolliza |
Maderas blandas |
Maderas dura |
Producción total de trozas para aserrar y trozas para la obtención de chapas |
(Millones de metro cúbicos) |
||||
TOTAL ESTIMADO |
50.0 |
1.0 |
49.0 |
4.00 |
Africa Ecuat. Francesa |
10.2 |
- |
10.2 |
0.20 |
Africa Occid Francesa |
0.8 |
|
0.8 |
0.13 |
Angola |
0.5 |
|
0.5 |
0.07 |
Bechuanaland |
0.8 |
|
0.8 |
0.01 |
Camerún Francés |
3.7 |
|
3.7 |
0.15 |
Congo Belga |
2.5 |
|
2.5 |
0.45 |
Costa de Oro |
3.7 |
|
3.7 |
0.25 |
Eritrea |
0.1 |
* |
0.1 |
0.01 |
Kenia |
1.0 |
0.1 |
0.9 |
0.17 |
Madagascar |
0.2 |
- |
0.2 |
0.02 |
Mauricia |
0.1 |
* |
0.1 |
0.02 |
Nigeria |
0.6 |
- |
0.6 |
0.28 |
Nyassaland |
2.8 |
* |
2.8 |
* |
Rodesia Meridional |
2.1 |
* |
2.1 |
0.07 |
Rodesia Septentrional |
0.3 |
- |
0.3 |
0.11 |
Seychelles |
0.1 |
0.1 |
- |
- |
Sierra Leona |
2.7 |
- |
2.7 |
0.01 |
Tanganyika |
0.4 |
* |
0.4 |
0.11 |
Uganda |
0.3 |
* |
0.3 |
0.12 |
Unión Sudafricana |
2.7 |
0.7 |
2.0 |
0.72 |
Zanzibar |
0.2 |
- |
0.2 |
- |
* Cantidades pequeñas.1 Sin incluir el Africa Septentrional i los datos correspondientes a cada país han sido obtenidos de las estadísticas oficiales suministradas a la FAO y publicadas en el Anuario Estadístico de Productos Forestales. ediciones de 1947 y 1948 El total es una estimación general
CUADRO 2 - EXPORTACIÓN DURANTE 1947 DE MADERAS DURAS AFRICANAS (TROZAS PARA ASERRAR Y TROZAS PARA LA OBTENCION DE CHAPAS), SEGUN EL PAIS DE DESTINO
Destino |
PAIS EXPORTADOR |
|||||
Costa de Oro |
Africa Ecuatorial Francesa |
Congo Belga |
Nigeria1 |
Africa Occidental Francesa |
Camerún Francés |
|
(Millares de metros cúbicos) |
||||||
TOTAL |
148 |
**213 |
**75 |
64 |
260 |
37 |
Europa |
89 |
187 |
68 |
61 |
|
32 |
Bélgica |
|
5 |
51 |
|
|
3 |
Francia |
|
83 |
|
|
|
14 |
Países Bajos |
|
12 |
5 |
|
|
5 |
Reino Unido |
89 |
55 |
8 |
61 |
|
5 |
Suiza |
|
19 |
|
|
|
|
Otros Países |
|
13 |
4 |
* |
|
5 |
Cercano Oriente y Africa Septentrional |
|
2 |
|
|
|
|
América del Norte |
59 |
11 |
1 |
1 |
|
2 |
Estados Unidos de América |
59 |
8 |
1 |
1 |
|
2 |
Otros países |
|
3 |
|
|
|
|
Africa |
|
12 |
5 |
2 |
|
3 |
Unión Sudafricana |
|
12 |
5 |
2 |
|
3 |
** Los totales no corresponden exactamente con la suma de las cifras que aparecen en este cuadro, las que han sido redondeadas* Menos de 600 mí ®.
1 Datos relativos a 1946
2 No se .dispone de la distribución por país de destino.
Por consiguiente, desde un principio estuvieron restringidas las cantidades de madera aprovechable, o más bien, vendible; los costos fueron altos y rápidamente se vieron inundados los reducidos mercados. Tan pronto como se alcanzó cierto nivel de aprovechamiento y se ofrecieron en venta cantidades considerables de estas maderas, se hizo más difícil darles salida y con frecuencia los precios obtenidos fueron ridículamente bajos en relación con el valor de la madera y los esfuerzos de las compañías que tomaban parte en la explotación. Existió una demanda consistentemente considerable por okoumé únicamente, pero por razones silvícolas su producción se vió limitada a 300,000 toneladas anuales.
Bajo las condiciones de aprovechamiento originales, fué siempre difícil mantener el equilibrio entre la producción y el consumo. Ésta fué una de las preocupaciones principales de las autoridades administrativas de los territorios forestales más importantes, así como de las compañías madereras mismas, sin que pueda atribuirse el fracaso por aumentar las industrias forestales africanas a la aplicación de métodos equivocados, sino más bien a la poca demanda de maderas tropicales.
La causa principal de los costos elevados que acabamos de mencionar es la pobreza relativa de los bosques tropicales. Si se lograra aumentar el número de especies vendibles, podrían reducirse los costos considerablemente. Sin embargo, los expertos siempre han tropezado con dificultades para conseguir que el comercio y la industria acepten nuevas variedades de maderas. Existen varias razones para esto, principalmente las dificultades técnicas para poder aprovechar ciertas especies comunes debido a que sus propiedades son en extremo variadas; esto es, o sumamente duras o con muy poca resistencia a las enfermedades o a pudrirse. La escasez de plantas industriales y especialmente de aserraderos, al igual que la falta de experiencia en la forma de trabajar, curar, secar y preservar ciertas maderas, obligó a que se eliminaran muchas especies comunes de maderas blandas, empleándose solamente maderas duras, semiduras y blandas suficientemente resistentes. Además, debe tenerse presente que a pesar de que indiscutiblmente algunas maderas tienen escasas propiedades tecnológicas o mecánicas, la resistencia de los compradores también se debió en gran parte a una tendencia conservadora.
Los motivos que originaron los fracasos pasados son bien conocidos actualmente y los expertos se dan cuenta de aquello que debe evitarse. Se han alcanzado grandes progresos en el campo técnico, particularmente como resultado de las investigaciones practicadas sobre las maderas tropicales en los laboratorios de Princes Risborough, Nogent-sur-Marne, Gemblou, Yale, en las estaciones experimentales de las colonais y también por los industriales y comerciantes en madera. Tenemos un ejemplo con la limba del Congo Belga: considerada durante largo tiempo como inadecuada debido a su poca resistencia contra los insectos y hongos, se está tratando actualmente con preservativos en forma tal que resulta efectiva y económica, al grado que ocupa en el presente una posición excelente en los mercados europeos.
Hoy en día ha aumentado la demanda de madera en todo el mundo y la oportunidad para que se renueven los esfuerzos por aumentar la producción forestal de Africa es propicia, existiendo esta vez todas las probabilidades de obtener resultados satisfactorios. Ya hemos señalado que uno de los obstáculos principales para la introducción de nuevas especies en los mercados ha sido la tendencia conservadora de los comerciantes e industriales, debiendo aprovecharse por consiguiente los períodos de escasez para vencer esta resistencia.
El aprovechamiento de los grandes bosques africanos - conveniente tanto por razones sociales como económicas - debiera resultar relativamente fácil en estos tiempos. Las ideas fundamentales en que están basados los planes de fomento son aproximadamente las siguientes: Primero, deberá aumentarse considerablemente el número de especies aprovechables, principalmente mediante un uso más intensivo de especies de maderas blandas que puedan reemplazar a las coníferas para ciertos fines; de esta manera, el corte selectivo de solamente unas cuantas especies cederá el lugar a una explotación racional más económica, ya que los costos se distribuirían entre un tonelaje mayor. Segundo, crear industrias locales, especialmente aserraderos, fábricas de madera multilaminar fábricas de pasta, etc., con miras a reducir los precios pero también por las razones más directas de satisfacer la demanda local y de conservar los bosques. Finalmente, deben introducirse métodos de extracción y conversión altamente mecanizados a fin de evitar el desperdicio de la mano de obra tan escasa y costosa.
Uno de los obstáculos principales con que se tropieza actualmente para el fomento es la falta de equipo, o lo que es lo mismo, la escasez de divisas extranjeras para realizar las compras. A pesar de estas dificultades temporales, territorios tales como Nigeria, el Camerún, Gabón y el Congo Belga se han ido industrializando gradualmente.
Existen extensas zonas en el norte y sur de este continente carentes de recursos forestales. Estas zonas son consumidoras importantes de madera que proporcionarán un mercado estable y natural para esta enorme producción potencial. A medida que se vaya desarrollando, el Africa Central aumentará también su propio consumo y absorberá cantidades cada vez mayores de productos manufacturados. Finalmente, importantes mercados extranjeros están ya abiertos, dando por consiguiente una oportunidad al Africa para contribuir en la medida posible a que reine la abundancia y estabilidad en el mercado mundial de madera.