S. Hagner
Lo que caracteriza a la silvicultura actualmente en las zonas boreales es su estrecha vinculación con la elaboración industrial y su enorme importancia para la subsistencia de la población local, de los propietarios de bosques y de la economía nacional de los países de la zona boreal, en particular Suecia, Finlandia y el Canadá.
Stig Hagner es profesor jubilado de silvicultura de la Universidad Sueca de Ciencias Agrícolas. También ha sido director de operaciones forestales de la SCA, importante sociedad sueca propietaria de bosques y dedicada a la elaboración de la madera y productos derivados. Reside en Sundsvall, Suecia.
La cubierta forestal más septentrional del planeta recibe el nombre de bosque boreal (de Boreas, personificación del viento del norte en la mitología griega). Cuenta con una superficie aproximada de 920 millones de ha (de ellas alrededor de 820 millones potencialmente aprovechables), rodea el globo y forma un cinturón más o menos continuo a través de Eurasia y América del Norte. El bosque boreal se sitúa dentro de las fronteras de los países escandinavos (Finlandia, Noruega y Suecia) con el 5 por ciento, la Federación de Rusia con el 73 por ciento y Canadá y los Estados Unidos (Alaska) con el 22 por ciento. En los bosques boreales hay enormes superficies desérticas remotas con una población escasa, que hasta ahora se han mantenido fuera del alcance de la explotación en gran escala de la madera, así como zonas que desde hace tiempo constituyen un recurso importante para el hombre como fuente de madera, inicialmente para uso local, pero con una orientación cada vez mayor a la elaboración industrial, de importancia tanto nacional como internacional. En la actualidad los bosques boreales producen alrededor de 500 millones de m3 de madera industrial al año, equivalentes al 37 por ciento de la demanda total mundial y al 45 por ciento de toda la madera extraída de coníferas [NdR: véase en Unasylva, 43 (170) una descripción y amplio análisis de las diversas características de esta zona forestal].
La utilización industrial de los bosques boreales remonta en algunas zonas a dos siglos atrás y en otras todavía no se ha iniciado, en función de factores como la distancia a la que se encuentran los consumidores y la facilidad de acceso. Por consiguiente, algunos bosques boreales explotados ahora tienen una estructura que es una consecuencia de prácticas silvícolas del pasado, mientras que en otras zonas los árboles que se están cortando en este momento nacieron hace siglos de manera espontánea a partir de las semillas.
En Europa, la utilización en gran escala de los bosques boreales comenzó alrededor de la mitad del siglo XIX. Al principio, la explotación de los bosques naturales era muy parecida a la de las minas. De ella derivó el establecimiento de aserraderos y de comunidades en sus cercanías. Las inversiones silvícolas con objeto de rejuvenecer el recurso eran escasas o nulas en ese período. Sin embargo, a los pocos decenios de iniciarse la explotación forestal, en algunas zonas comenzaron a escasear los árboles crecidos de madera espontánea; las distancias hasta las industrias de elaboración existentes aumentaron, y con ellas los costos. Ahora bien, considerando que los aserraderos y las comunidades circundantes no podían desplazarse fácilmente, pues representaban enormes inversiones y beneficios sociales, ¿qué podía hacerse para mantener y mejorar el aprovechamiento de la madera en zonas cercanas? Esta es la fase de transición en la que se suele reconocer la función de la silvicultura.
La ecología de los bosques boreales apenas se conocía entonces, por lo que se introdujeron y utilizaron ampliamente los sistemas de corta selectiva que se habían organizado y aplicado con éxito en los bosques más meridionales del continente. En teoría parecían ser ideales: no había costos de planificación y de cuidados y los bosques se mantenían en condiciones buenas y productivas exclusivamente mediante la utilización hábil del hacha. En muchos lugares, sin embargo, estas prácticas provocaron catástrofes biológicas. Sin una preparación activa de cada lugar, muchas zonas taladas quedaban cubiertas por una vegetación arbustiva agresiva, que se convertía en dominante. Solamente conseguían sobrevivir los árboles tolerantes a la sombra que habían alcanzado un equilibrio ecológico (las píceas y los abetos, ya existentes como sotobosque en el rodal anterior) dando lugar a una composición de especies completamente distinta de los bosques. En lugares donde se había prometido un paraíso, llegó un momento en que había millones de hectáreas de bosque claro, arbustivo, de crecimiento lento y sin valor comercial. En ausencia de perturbaciones serias, naturales o provocadas por el hombre (los incendios espontáneos casi desaparecieron), el proceso biológico de los bosques quedó estancado.
Hasta el decenio de 1940 no se generalizó el convencimiento y la aceptación del fracaso de la tala selectiva como práctica general en los bosques boreales del norte de Europa. A partir de entonces, mediante un impresionante programa de recuperación, se ha conseguido cubrir esas zonas forestales despojadas con una nueva generación vigorosa de árboles jóvenes de crecimiento rápido.
De la extracción anual total de madera con fines industriales, el 80 por ciento o más procede de la tala final en gran escala realizada en bosques naturales situados en tierras públicas de la Federación de Rusia y el Canadá. Cuando se habla aquí de actividad «en gran escala», se trata de extracciones concentradas en la corta total de zonas que a menudo ocupan de 50 a 100 ha o más y que producen decenas de miles de metros cúbicos de madera. En los países escandinavos, las grandes compañías industriales forestales siguen un sistema de explotación análogo, aunque se trata de bosques de segunda o tercera generación, y no de bosques de crecimiento primario. Por consiguiente, en el plano mundial, las actividades forestales en la zona boreal se llevan a cabo fundamentalmente en gran escala. Así pues, las prácticas silvícolas utilizadas en el sector forestal industrial se caracterizan por la mecanización y buscan la rentabilidad, la eficacia en función de los costos, el control de las operaciones, etc.
La actividad forestal privada en pequeña escala en los bosques boreales se practica sobre todo en los países escandinavos y en el Canadá oriental, donde hay cientos de miles de propietarios de pequeñas masas boscosas que comparten una proporción importante de los bosques. A pesar de la diferente situación, los sistemas silvícolas utilizados en esos bosques no difieren demasiado de los que aplican los grandes propietarios. Un motivo de esto es que en el pasado se ha concedido escasa prioridad al perfeccionamiento de métodos silvícolas alternativos mejor adaptados a las necesidades de las actividades en pequeña escala de los bosques boreales. Otro motivo es la creciente tendencia de los propietarios de pequeños bosques privados a vender la madera en pie y dejar en manos del comprador - la industria - cualquier medida silvícola obligatoria.
Con la ayuda de la investigación y de la experiencia adquirida durante el último siglo, en la zona forestal boreal escandinava se organizaron sistemas silvícolas que pretendían ser racionales desde el punto de vista práctico y tener resultados biológicos razonablemente inocuos y satisfactorios. Durante los últimos decenios, el método predominante de regeneración ha consistido en la plantación precedida de una preparación mecánica del terreno. A finales de los años ochenta se plantaban alrededor de 750 millones de árboles al año en unas 300 000 ha de bosque boreal totalmente talado.
La experiencia enseña que la tasa de fracaso de la regeneración es comparativamente baja en la silvicultura de plantación. Los plantones permiten iniciar con rapidez un nuevo rodal forestal, pudiendo elegirse para cada lugar la especie arbórea más idónea. Los plantones proceden a menudo de semillas mejoradas genéticamente. Las medidas necesarias para establecer el nuevo rodal son fáciles de planificar y administrar, y todo el proceso de generación requiere poco tiempo, siendo fácil comprobar los resultados, de manera que puedan introducirse con rapidez medidas correctoras En actividades normalizadas como la plantación, los gastos de personal y otros gastos generales pueden mantenerse a un nivel bajo.
En la silvicultura de plantación, las semillas constituyen un elemento fundamental. Su recolección en los bosques boreales resulta laboriosa y no siempre es posible, debido al clima invernal. Existen en la zona boreal grandes zonas de bosques donde el clima durante el verano es con frecuencia tan frío que las semillas de los árboles sólo maduran en raras ocasiones. Por otra parte, algunas coníferas de los bosques boreales, como las píceas, producen semillas de manera irregular. En otras, como los abetos y los alerces, las semillas se desprenden durante un período breve después de la maduración de los conos. Por consiguiente, una gran parte de las semillas de árboles utilizadas actualmente en la silvicultura de plantación se obtienen en huertos de semillas existentes en toda la zona forestal boreal. También proceden de árboles seleccionados, por lo que tienen propiedades mejoradas genéticamente.
Debido a la escasez de mano de obra y otros factores de costos, se han creado viveros en los que se producen plantones en recipientes que permiten una plantación rápida y fácil, manual o mecánica. Esos viveros pueden ser bastante grandes, llegando a producir de 50 a 70 millones de plantones al año. Debido a que los costos de inversión son relativamente elevados, raras veces la capacidad anual es inferior a 15 millones. En las condiciones de Suecia se consiguió cuadruplicar el rendimiento de la plantación manual mediante el uso de plantones en recipientes, en lugar de utilizarlos con las raíces desnudas. Se duplicó ya sea el ritmo de plantación por hora que la duración del período en el que se efectuaba. Los plantones en recipientes también son más apropiados que los de raíces desnudas para introducir en las máquinas plantadoras.
Hay que destacar la importancia de utilizar recipientes apropiados. Si crecen en un tipo de recipiente no idóneo, los plantones de numerosas especies, en particular los de pino, pueden ser inestables después de la plantación sobre el terreno. Al principio, los recipientes eran deficientes, por lo que las primeras plantaciones de pinos en los países escandinavos se vieron afectadas negativamente. Posteriormente, se adoptaron nuevos recipientes, que permiten un desarrollo más satisfactorio de las raíces de los pinos plantados.
En los países escandinavos se practica también ampliamente la denominada «regeneración natural». Algunos lugares de los bosques boreales no son idóneos para la plantación, por estar situados en los extremos húmedo o seco de la escala de las zonas forestales. En esos lugares, la naturaleza permite a menudo disponer de plantones espontáneos, si el personal forestal cuida debidamente el proceso de rejuvenecimiento. Ahora bien, incluso en los lugares donde se suele plantar, se puede recurrir como una buena alternativa a la regeneración natural debajo de pinos con semillas, con la condición de que el lugar se prepare satisfactoriamente mediante la escarificación o la quema controlada y que el clima local sea suficientemente caliente para permitir la maduración de las semillas. Al contrario de los pinos, las píceas no suelen ofrecer suficiente resistencia al viento para funcionar como árboles de semillas solitarios, y son irregulares como productoras de semillas.
Inicialmente se consideraba que los aclareos comerciales frecuentes constituían un medio importante de mejorar el crecimiento y el valor, reduciendo la mortalidad natural de los pinos y las píceas en los bosques boreales escandinavos. Sin embargo, la investigación y la experiencia han demostrado que en los rodales cuidados el personal forestal puede decidir, dentro de limites amplios, la cantidad de madera que desea extraer en forma de aclareos o de corta final. Sin influir excesivamente en el rendimiento final de madera, puede elegir entre un programa con escasos aclareos o ninguno y la extracción casi en su totalidad en una sola operación al final de la rotación, o bien programas con aclareos frecuentes ligeros o un número menor pero más intenso. Por consiguiente, la elección de los programas de tratamiento del rodal depende sobre todo de factores económicos, como el precio de los tipos de madera producidos, los costos de extracción, etc. Hay que señalar que en las zonas de bosques boreales donde predominan otras coníferas, como por ejemplo especies de Larix, pueden no existir las mismas posibilidades.
Durante los últimos decenios se ha utilizado la fertilización con nitrógeno para mantener el nivel de extracción de madera en algunas zonas de bosques boreales, por ejemplo en Suecia y en algunas partes del Canadá, sin poner en peligro el suministro a largo plazo. En Suecia, se produjeron decenas de millones de metros cúbicos de madera mediante la aplicación aérea de urea y nitrato amónico durante un período crítico de los años setenta y comienzos de los ochenta, en el que los recursos de los bosques listos para la extracción eran temporalmente escasos. Mediante la adición en gran escala de nuevas plantas a las que estaban en fase de crecimiento de los rodales de edad mediana y más antiguos, los propietarios de los bosques consiguieron compensar la escasez temporal en la distribución de clases por edades, que de otra manera hubiera representado una reducción considerable de la extracción anual durante un tiempo determinado. En la actualidad, los grandes propietarios de bosques utilizan con frecuencia la fertilización para mejorar el crecimiento de los árboles después del aclareo.
La mecanización se ha convertido en un componente importante de la silvicultura boreal. En una fase anterior, la preparación mecánica del terreno sustituyó la quema controlada, con un alto coeficiente de mano de obra. Más recientemente se ha intentado mecanizar totalmente la plantación y el aclareo precomercial. La plantación mecánica es difícil en algunas zonas de bosques boreales, debido a que los suelos de morrenas son muy rocosos. Actualmente, sin embargo, se utilizan máquinas plantadoras con una capacidad impresionante que trabajan en esas condiciones, preparando cada punto de plantación e introduciendo los plantones con sus recipientes en una sola operación. En Suecia, una de estas máquinas, trabajando con tres turnos diarios, puede plantar tres millones de plantones durante el período sin nieve.
Una parte importante de la silvicultura boreal consiste en buscar las procedencias apropiadas de las especies para las condiciones de los lugares. Muchas de las especies arbóreas de los bosques boreales pueden crecer en otras partes de la zona forestal boreal muy alejadas del lugar de origen, siempre que se utilicen procedencias apropiadas. En Suecia, por ejemplo, se ha plantado el pino torcido americano (Pinus conforta var. latifolia) en más de medio millón de hectáreas, y en los lugares adecuados el incremento de este árbol es superior al del pino y la pícea suecos en un 40 a 60 por ciento. Sin embargo, durante la evolución de la silvicultura escandinava hubo que ajustar varias veces las normas para la elección de procedencias, antes de conseguir una supervivencia aceptable en las plantaciones establecidas muy al norte o en grandes altitudes. Debido a una enfermedad fúngica que atacaba a los árboles debilitados, fundamentalmente a causa de desajustes climáticos, fue necesario replantar grandes superficies.
Con el paso del tiempo se ha puesto de manifiesto la necesidad de sistemas alternativos en la silvicultura boreal, útiles en lugares forestales particularmente «difíciles» para la producción de tipos especiales de madera y para los casos en los que se requieran planteamientos particulares basados en los valores naturales. En los países escandinavos se están elaborando tales sistemas a partir de las investigaciones silvícolas actuales.
Los árboles plantados o aclareados que tienen un comienzo rápido responden formando anillos anuales relativamente anchos y ramas gruesas. No ocurre esto con numerosos árboles del bosque natural eliminados cuando eran jóvenes. Estos árboles de crecimiento inicialmente lento, apreciados por la industria maderera por la gran calidad de su madera aserrada, serán cada vez más raros como consecuencia de las prácticas silvícolas actuales. La silvicultura boreal comparte el dilema que se plantea entre el rendimiento en volumen y la calidad de la madera con otras muchas zonas productoras de madera de todo el mundo. En los países escandinavos, las investigaciones sobre la silvicultura boreal se están concentrando en la posibilidad de introducir modificaciones a fin de mejorar la calidad de los bosques del futuro.
En las zonas donde los niveles de extracción dependen de las medidas encaminadas a mantener el rendimiento, como ocurre en los países escandinavos, la silvicultura se ha convertido en una parte necesaria, e incluso inevitable, de la ordenación forestal de rendimiento continuo. Hay que introducir nuevos árboles y cuidar los rodales por lo menos al mismo ritmo de avance de la extracción. En esas condiciones, la silvicultura tiende a convertirse en una actividad importante y una partida de gastos. Estos se deben comparar con los beneficios en términos económicos, por lo que la silvicultura boreal debe ser racional y estar orientada a la producción. Por otra parte, también se deben respetar las necesidades de conservación de la naturaleza y las de los otros usuarios de los bosques.
En esta situación, los costos de la silvicultura ya no se pueden considerar, tal como enseñaba el economista forestal alemán Pressler, como inversiones aisladas dirigidas a determinados rodales del bosque, sino que se debe evaluar la composición y el costo de los programas de silvicultura que llevan a cabo los propietarios de bosques en comparación con un nivel de rendimiento continuo del bosque simplemente con ese tratamiento. El programa debe ser equilibrado, de manera que hasta el último dólar, rublo o corona gastado dé unos beneficios que correspondan a los ingresos marginales de la madera o de otros beneficios forestales producidos como consecuencia del gasto.
Este método relativamente nuevo de calcular los costos de la silvicultura más como mantenimiento que como inversión, y en consecuencia de obtener beneficios inmediatos después del efecto de la medida sobre las condiciones de todo el sistema forestal, es más fácil de entender y utilizar por parte de los propietarios privados o las empresas que poseen bosques, con una ordenación perfectamente combinada de los bosques y las industrias forestales. En Suecia, donde el 50 por ciento de los bosques pertenece a grandes empresas, las juntas directivas de las sociedades propietarias de bosques adoptaron con rapidez la decisión de iniciar una silvicultura intensiva cuando hace medio siglo se demostró claramente que era necesaria. Estos programas también se extendieron rápidamente a las actividades forestales privadas en menor escala gracias a medidas legislativas y a la financiación pública.
En otros países, como por ejemplo el Canadá, donde predomina la propiedad pública, las industrias forestales suelen extraer la madera de tierras forestales arrendadas. Normalmente es el propietario de los bosques (el Estado) el que suele sufragar los programas de silvicultura necesarios para repoblar las zonas taladas como parte del presupuesto general. Por consiguiente, en los períodos de debilidad de la economía (pero no sólo entonces) las medidas silvícolas con frecuencia se han olvidado o la financiación ha sido escasa. En el Canadá se mantuvieron debates durante decenios antes de llegar a comprender y aceptar en los círculos políticos la necesidad de una silvicultura en gran escala con objetivos más definidos, y en consecuencia de financiar y llevar a cabo los programas precisos. Mientras tanto, la situación general de los bosques se veía afectada y se acumulaban enormes atrasos, siendo ingentes las necesidades de recuperación de los bosques. Si bien se han introducido mejoras, se mantiene este discutible sistema de responsabilidad dividida en cuanto a la financiación de las operaciones forestales.
Desde el comienzo de la nueva era de la ordenación de los bosques boreales en los países escandinavos hace 40 6 50 años, las medidas silvícolas activas han permitido cubrir de nuevos bosques alrededor del 40 por ciento de la superficie total. Se han aclareado los bosques de edad mediana y se han fertilizado grandes superficies. Como sistema para mejorar el crecimiento, numerosos propietarios han evitado la tala final de la parte mejor del bosque antiguo, y han preferido hacerla en los rodales de peor calidad. Los progresos se han supervisado mediante inventarios forestales nacionales y, en conjunto, las existencias en fase de crecimiento en los países escandinavos han aumentado un 23 por ciento durante los últimos 40 años y el incremento anual se ha elevado hasta en un 36 por ciento, debido a la creación de un capital forestal más vital.
En este momento sabemos que, en términos generales, la capacidad de rendimiento de un bosque bien cuidado es un 25 a 30 por ciento superior a las previsiones del pasado. Este y otros cambios positivos en las condiciones de los bosques han permitido mejorar con éxito el presupuesto de extracción de madera y se están alcanzando unos niveles de corta permisible cada vez más altos. Las previsiones a largo plazo para el bosque boreal de Suecia muestran la perspectiva de un aumento de la tasa de extracción sostenible en otro 55 por ciento con respecto al nivel actual. La introducción de medidas muy rentables, como la fertilización de los bosques y la plantación de árboles de crecimiento rápido, por ejemplo Pinas conforta, ha dado lugar a un aumento inmediato de la extracción anual de un 20 por ciento en las grandes fincas forestales pertenecientes a algunas sociedades suecas.
Durante los dos últimos decenios se han destinado cada vez más recursos de investigación a estudios de los procesos naturales de los ecosistemas forestales boreales. Como resultado, se puede conocer mejor y predecir con mayor fiabilidad que antes la influencia de las prácticas forestales modernas sobre los valores de la naturaleza y la diversidad biológica de esos bosques y se ha despertado el debate sobre este tema en amplios círculos. Al igual que en otras partes, los grupos que se ocupan del medio ambiente defienden la prohibición de la utilización de los bosques en algunas zonas. Se critica el proceso en curso de conversión de los bosques boreales naturales en bosques de producción. Al parecer, se proponen prácticas más benignas y apropiadas para el medio ambiente que las aplicadas en la actualidad.
Naturalmente, los métodos silvícolas utilizados en la actualidad están siendo objeto de elaboración y modificaciones sucesivas como consecuencia de los cambios en la sociedad, los resultados de las investigaciones y la experiencia práctica. Sin embargo, hay algunos aspectos básicos importantes de la silvicultura boreal que se deben explicar claramente a esos «ecologistas».
El desafío de las actividades forestales boreales presentes y futuras está en conciliar una silvicultura racional y eficaz desde el punto de vista económico con unas prácticas de conservación apropiadas. El marco económico en el que se mueve la silvicultura boreal, y por consiguiente las sociedades que dependen de ella, no le permite seguir la misma dirección de desarrollo que caracteriza las actividades forestales fuertemente subvencionadas que se llevan a cabo, por ejemplo, en numerosos bosques comunales y estatales de Europa central, donde las exigencias de esparcimiento de una población humana densa en sus alrededores así como las intenciones de conservación de la naturaleza con unas perspectivas amplias, debido en parte a los daños de la contaminación, han elevado el costo de la silvicultura muy por encima de los niveles de la rentabilidad. La silvicultura boreal debe incluir en su propio presupuesto el costo de la conservación de la naturaleza y seguir estando en condiciones de sobrevivir.
Más arriba se ha puesto de relieve la importancia de los bosques boreales para el suministro a la humanidad de productos madereros. A nivel mundial, sería materialmente imposible sustituir la madera industrial que se extrae actualmente de los bosques boreales por un aumento de la tala en otras partes. Cualquier intento en esa dirección probablemente acarrearía algunos otros efectos ecológicos inaceptables.
La mayor parte de la madera industrial procedente de los bosques boreales se sigue extrayendo de rodales naturales, y esta situación se mantendrá durante mucho tiempo. Por numerosos motivos, tanto económicos como biológicos, es difícil apreciar alguna ventaja en el abandono de los métodos de extracción actuales en esos bosques, seguidos de medidas silvícolas apropiadas, a favor de un sistema totalmente distinto. La corta selectiva en los bosques boreales naturales, que se ha propuesto como práctica general «inocua para la naturaleza», no sólo sería mortal para la economía, sino que también repetiría los errores del pasado y ocasionaría daños graves a numerosos ecosistemas forestales boreales.
Los efectos de la extracción y la silvicultura en los bosques boreales raras veces se extienden más allá de una parte del paisaje total. Esta es una observación importante cuando se examinan las repercusiones de la utilización comercial en gran escala de los bosques sobre los valores naturales. El mosaico natural del terreno se puede utilizar como parte de la planificación de las operaciones forestales para formar una red de pequeñas reservas y corredores importantes que permitan mantener la diversidad biológica y los procesos ecológicos naturales, junto con la silvicultura orientada a la producción.
Incluso cuando se lleva a cabo una tala total, los aspectos ecológicos encaminados a mejorar la diversidad biológica deben formar parte importante de la planificación y la ejecución. La principal persona que decide los árboles que hay que cortar y los que hay que conservar es el operador de la máquina o de la sierra mecánica. Este debe recibir capacitación que le permita conocer la necesidad de dejar grupos de árboles muertos y grandes frondosas, así como troncos en pie y caídos, para proteger los arroyos, las zonas pantanosas, etc., encomendándole la responsabilidad correspondiente. En toda la labor silvícola posterior, desde la reforestación hasta el aclareo, se deben tener en cuenta los aspectos ecológicos apropiados. En Suecia, prácticamente todo el personal forestal y un número elevado de propietarios privados de bosques han recibido capacitación sobre la conservación de la naturaleza. Gracias a la colaboración de ecólogos especializados en silvicultura y en bosques, se han preparado manuales ilustrados en los que se demuestran en relación con las diversas actividades forestales las prácticas necesarias para conservar la biodiversidad.
Un efecto bastante inesperado de los amplios programas de recuperación de bosques a ambos lados del Atlántico ha sido la importante influencia positiva sobre algunas poblaciones silvestres, como consecuencia del cambio de la situación de los bosques. Las zonas taladas totalmente y luego plantadas, cubiertas de gramíneas, otras hierbas y arbustos, ofrecen a numerosos animales una alimentación abundante. Las antes relativamente pequeñas poblaciones de alces de los países escandinavos han aumentado enormemente gracias a las nuevas prácticas silvícolas, llegando en la práctica al punto de que el ramoneo en los pinos jóvenes durante el invierno se ha convertido en un serio problema para la silvicultura. En Suecia ha sido necesario reducir drásticamente el número de alces, el año en que se alcanzó el número mayor fue 1982, con 175 000 animales sacrificados. La población, ahora controlada, sigue siendo la mayor de todo el período moderno y permite sacrificar más de 100 000 animales al año
Al examinar la economía de las industrias forestales situadas en distintas partes de la zona forestal boreal, con frecuencia se plantea la cuestión de la manera de absorber en algunas zonas los elevados costos de los sistemas silvícolas intensivos como parte del costo de la madera, mientras que el mismo costo sería totalmente devastador para el comprador de madera en otras regiones de los bosques boreales. Si se quiere comprender la dinámica correspondiente, hay que tener en cuenta que los bosques y la industria forestal existen a menudo formando una especie de simbiosis. El hecho de que la industria forestal pueda aceptar en una región el costo de una silvicultura bastante general, reflejado en el precio de la madera, debe ser el resultado de un largo proceso de desarrollo. Con el paso del tiempo ha habido que asignar al bosque una parte apreciable de los beneficios de la elaboración, permitiendo así introducir medidas para mantener y mejorar su rendimiento en beneficio del mantenimiento constante de la industria. Huelga decir que las industrias deben estar situadas estratégicamente en relación con el bosque y el mercado de los productos, ser rentables y producir una gama de productos competitivos.
Si la rentabilidad de la industria forestal sigue siendo aceptable, cabe esperar que tales sistemas silvícolas relativamente costosos, de los que se han servido durante mucho tiempo industrias con una base sólida, se practicarán en superficies cada vez mayores. Durante los últimos decenios se ha observado claramente una evolución en este sentido en el Canadá. En las zonas donde los bosques boreales naturales se han talado durante decenios, es de esperar que se introduzcan con éxito métodos silvícolas más amplios. Ahora bien, tanto en Eurasia como en América del Norte se comenzarán a explotar nuevas zonas que estaban sin aprovechar. En ellas es preciso aplicar sistemas silvícolas de menor alcance y más económicos. Por consiguiente, es previsible que se mantengan todavía durante mucho tiempo diferencias importantes en cuanto a la manera de llevar a cabo las actividades silvícolas y a su alcance en las diversas partes de la zona forestal boreal.