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LA REDUCCIÓN DEL HAMBRE, UN COMPROMISO UNIVERSAL


13. Es una vergüenza moral que 840 millones de personas tengan que pasar hambre en un mundo caracterizado por la abundancia. Por ello, la comunidad internacional ha manifestado repetidamente su compromiso de combatir el hambre. En particular, en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, celebrada en Roma en 1996, los representantes de 185 naciones y de la Comunidad Europea se fijaron el objetivo de reducir a la mitad el número de personas hambrientas para el año 2015. En la Declaración del Milenio de las Naciones Unidas se reiteraron varios objetivos establecidos por las conferencias y cumbres del decenio de 1990, incluido el de reducir el hambre a la mitad. La Asamblea General de las Naciones Unidas, en su 56o período de sesiones de 2001, integró posteriormente ocho de esas metas en los Objetivos de desarrollo del Milenio, que comenzaban con un llamamiento a reducir a la mitad la proporción de personas en situación de extrema pobreza y hambre para el 2015.

Figura 1
Número de personas subnutridas en los países en desarrollo: niveles observados y previstos en relación con el objetivo de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación

En el gráfico se comparan los cambios en el número de personas subnutridas en dos hipótesis distintas: i) la línea inferior muestra los cambios en el número de personas subnutridas suponiendo que se alcance el objetivo de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación; ii) la línea superior muestra los cambios en el número de personas subnutridas con arreglo a las mejores estimaciones disponibles en la FAO de la evolución probable de la disponibilidad de alimentos, la producción agrícola, la población, los ingresos y una serie de variables relacionadas con la nutrición. En esta última hipótesis se supone que no se realiza ningún esfuerzo extraordinario (con respecto al pasado) para reducir el hambre en el mundo. Cabe señalar que, a medida que pasa el tiempo y no se adopta ninguna medida enérgica para reducir el hambre, la reducción necesaria del número de personas subnutridas a fin de alcanzar el objetivo de la CMA es cada vez mayor, al igual que el esfuerzo necesario. Se ha de notar que si bien el número de 840 millones, mencionado en el párrafo 13, se refiere a todos los países, el gráfico se refiere solamente al número de personas subnutridas en los países en desarrollo.

14. Está surgiendo también un consenso internacional acerca de la necesidad de aplicar el derecho a la alimentación. Aunque este derecho se formuló expresamente por primera vez en el decenio de 1940, en la Declaración Universal de Derechos Humanos y en la Constitución de la FAO (en la que se menciona la obligación de liberar del hambre a la humanidad como una de las razones fundamentales de la creación de la Organización), son pocos los progresos logrados en su aplicación. El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas ha facilitado la tarea de aplicar este derecho fundamental adoptando, en 1999, la Observación general sobre el derecho a la alimentación en la que se especifican varias opciones y obligaciones estatales de respetar, proteger y hacer efectivo ese derecho.

15. Por desgracia, a pesar de esos compromisos, son demasiado pocas las medidas firmes adoptadas para erradicar el hambre. El número de personas hambrientas en el mundo no está disminuyendo con la rapidez suficiente para alcanzar la meta ambiciosa, pero pragmática, del Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, de 1996. En él se pide una reducción del número de personas desnutridas desde 816 millones de personas en 1990-92 (período de referencia) a 408 millones en 2015. Las cifras más recientes de la FAO indican que para alcanzar esa meta tendría que haber 26 millones menos de personas hambrientas al año, frente a los 6 millones alcanzados por término medio en los últimos años del decenio de 1990. Incluso este lento movimiento parece haberse detenido a finales de los años noventa, aumentando considerablemente la dificultad para conseguir el objetivo en el año 2015. El hecho de que este progreso limitado estaba concentrado en un pequeño número de grandes países es también motivo de preocupación. La mayor parte de los países en desarrollo han experimentado o un aumento o cambios insignificantes en el número de personas subnutridas.


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