El manejo del agua de riego es la base fundamental para asegurar humedad suficiente para los cultivos.
LAS PLANTAS NECESITAN AGUA Y AIRE
Cerca del 90% del peso de una planta proviene del agua. Los cultivos producen una buena cosecha cuando reciben una correcta cantidad de agua en el momento oportuno. La planta toma la mayor parte del agua que necesita a través de sus raíces; por esta circunstancia, es necesario que el suelo retenga una suficiente cantidad de humedad para promover el crecimiento de los cultivos. Ningún suelo es completamente compacto, tiene pequeños orificios denominados poros, que permiten la respiración de las raíces y el movimiento del agua.
Los suelos pesados no permiten el ingreso de aire ni la eliminación de agua. En estas condiciones, las raíces de las plantas no pueden respirar y provocan problemas de crecimiento. Al secarse el suelo se compacta y el agua toma mucho más tiempo para su absorción. Suelos arenosos y de granos finos tienen dificultad para retener agua. Las raíces de las plantas no encuentran suficiente agua para crecer y sufren por esta circunstancia. En estos tipos de suelo la aplicación regular de materia orgánica mejora la posibilidad de utilizar adecuadamente el agua y el aire.
Cultivos en áreas hundidas.
SUELOS HÚMEDOS
El manejo del agua es la clave para el desarrollo de los huertos en tierras bajas cercanas a ríos, porque están sujetos a inundaciones durante la estación lluviosa. Suelos de esta naturaleza pueden ser productivos cuando disponen de un buen drenaje. La construcción de una zanja puede ayudar a eliminar mejor el agua del huerto y de tierras vecinas. La construcción de camas altas y sistemas de canales es otra vía para construir huertos en este tipo de suelos húmedos.
CÓMO MANEJAR EL SUELO EN VERANO O EN CLIMAS SECOS
Preparar el suelo de tal manera que las plantas estén en la parte baja del surco, lo que les permitirá aprovechar mejor el agua.
Seleccionar plantas que sean tolerantes a la poca disponibilidad de agua (yuca y árboles). El cultivo de hortalizas no es muy recomendable en estas condiciones, a menos que se tenga riego disponible.
Utilizar cultivos de ciclo corto solamente en el caso de disponer de una fuente de agua cercana (un manantial, un pozo, etc.).
Plantas de ciclo corto cultivadas cerca de una fuente de agua.
Sobre la superficie del suelo
En climas cálidos y secos es conveniente mantener el suelo cubierto para evitar pérdidas de humedad por evaporación. Las aguas de desecho de la casa o de establos pueden ser usadas para regar en las épocas secas. Por este motivo, es importante:
cubrir el suelo alrededor de las plantas con hojas o paja;
proporcionar a las plantas jóvenes sombra para mantenerlas frescas;
eliminar la maleza que crece alrededor de los cultivos para evitar competencia en agua y nutrientes.
Proteger el suelo alrededor de los cultivos.
Debajo de la superficie del suelo
El objetivo es:
Retener humedad en el suelo. La materia orgánica ayuda a este fin, mejorando la capacidad de absorción y retención del agua.
Incorporar compost o materia orgánica descompuesta al suelo es una buena práctica. Un saco es suficiente para una área de 10 m2 , debiendo aplicarse uno al inicio de las lluvias y otro en verano.
CÓMO MANEJAR LA HUMEDAD DEL SUELO EN LA ESTACIÓN LLUVIOSA
El objetivo de manejar el agua en las épocas lluviosas es evitar que el exceso de agua en el suelo asfixie a las plantas y mate el cultivo o que el agua las dañe por las fuertes lluvias.
Sobre la superficie del suelo
Plantar los cultivos anuales en la parte alta de los surcos o en pequeños montones de tierra para evitar que el exceso de agua los dañe o remueva.
No cubrir el suelo alrededor de las plantas, para favorecer la evaporación del exceso de agua.
Debajo de la superficie del suelo
Suelos que no drenan bien se benefician de la incorporación de material orgánico.
Plantas sembradas en camas altas.
Manera de proteger de la lluvia a plantas delicadas.
Plantas sensibles al agua cultivadas en maceteros.