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Panor�mica de la diversidad biol�gica forestal

J. Burley

Jeffery Burley es profesor de
silvicultura en la Universidad de
Oxford y director del Oxford Forestry
Institute, Oxford, Reino Unido. Es ex
presidente, inmediatamente anterior al
actual, de la Uni�n Internacional de
Organizaciones de Investigaci�n Forestal.

Algunos conceptos y problemas b�sicos en relaci�n con la diversidad biol�gica forestal -n�mero, variedad y distribuci�n de los organismos vivos en los bosques- , que es un recurso fundamental para la vida humana y la salud del medio ambiente.

Qu� hay en una palabra? El t�rmino "biodiversidad" -contracci�n convencional de "diversidad biol�gica"- ha sido particularmente contencioso o mal entendido, suscitando conflicto y confusi�n en altos niveles de la administraci�n y la ciencia y entre el p�blico. A menudo el atractivo est�tico o �tico de especies o ecosistemas concretos ha levantado llamamientos para su conservaci�n con exclusi�n de su uso prudente para satisfacer las necesidades humanas de subsistencia y desarrollo econ�mico. Diversidad biol�gica significa algo distinto para unas u otras personas. Recibe mucha atenci�n p�blica, pero con frecuencia confusa, a trav�s de diarios, revistas, televisi�n y cine. Es urgente que cient�ficos, administradores y conservadores de recursos naturales clarifiquen su terminolog�a, sus descripciones, sus objetivos y sus m�todos de evaluaci�n en beneficio de una mejor comprensi�n p�blica y de la acci�n pol�tica para una buena gesti�n (lo que incluye conservaci�n y uso) de la diversidad biol�gica.

La diversidad biol�gica forestal es un recurso fundamental, pues incluye las especies del mundo y sus genes constitutivos, de los que depende la salud y la prosperidad de la humanidad, as� como el buen orden del medio ambiente. La p�rdida de ecosistemas, especies y genes es una importante amenaza para la supervivencia humana y de otros organismos. En este art�culo se intenta aclarar algunos de los conceptos y problemas centrales de la diversidad biol�gica forestal.

TRES NIVELES DE DIVERSIDAD BIOL�GICA

La diversidad biol�gica se refiere al n�mero, la variedad y la disposici�n de los organismos vivos (esto es, toda vida en el planeta) (v�anse algunas definiciones en FAO e IUFRO, 2002). Suele describirse, cuantificarse, tratarse y utilizarse en tres niveles. Primero, comprende la variaci�n gen�tica hereditaria dentro de y entre poblaciones de una determinada especie; este nivel tiene particular inter�s para genetistas y mejoradores de especies y se refiere a variaci�n cuantitativa y cualitativa de la poblaci�n, variaci�n de genotipos y frecuencias, efectos y flujos de alelos (las diversas formas mutacionales de un gen determinado, y las unidades sobre las que act�a la selecci�n para producir diversidad gen�tica). Segundo, se refiere a variaci�n entre especies, que interesa en especial a taxonomistas, ecologistas y conservacionistas y tiene en cuenta el n�mero, la abundancia o rareza y el endemismo de las especies; corrientemente se ha tomado como sin�nimo del t�rmino original "diversidad" utilizado por los ecologistas te�ricos al analizar la competici�n y la coexistencia de las especies (Pielou, 1994). Tercero, hace referencia a la variaci�n entre ecosistemas y a la forma en que las especies interact�an entre s� y con su entorno; este aspecto es por supuesto de gran importancia para los ecologistas, pero es especialmente importante para quienes se ocupan del ecosistema o el paisaje, ya que incluye la importancia mundial y local de la composici�n, la estructura y la funci�n de los ecosistemas y la existencia de los llamados "puntos calientes" de variabilidad biol�gica.

DIVERSIDAD BIOL�GICA FORESTAL

Diversidad biol�gica forestal es la diversidad dentro de los bosques en esos tres niveles. Comprende todas las especies de plantas, animales y microbios presentes en el bosque, no s�lo las especies arb�reas. S�lo en los bosques tropicales hay alrededor del 50 por ciento de todos los vertebrados conocidos, el 60 por ciento de las especies vegetales y tal vez el 90 por ciento del total de especies mundiales. Como ecosistemas, los bosques var�an mucho en todo el mundo y comprenden las siguientes categor�as principales:

En cada uno de estos ecosistemas hay una serie de tipos que tienen sus propios componentes caracter�sticos de fauna y flora que han de ser evaluados, valorados y administrados de manera diferente.

En cada tipo de bosque, la diversidad de especies arb�reas se conoce y cuantifica relativamente bien, y las especies vegetales est�n bastante bien caracterizadas; no obstante, todav�a queda mucho por descubrir sobre las especies animales y microbianas, sus identidades, variaci�n gen�tica, interacciones y usos para el hombre. Pero incluso entre plantas y animales la atenci�n y los recursos se aplican sobre todo a las especies visualmente atractivas o carism�ticas antes que a las menos visibles y atractivas que pueden ser igualmente importantes en el conjunto del ecosistema. Algunas de estas especies menos "populares" pueden tener usos hasta ahora desconocidos. A menudo se promueven la conservaci�n y el ecoturismo mediante vistosas im�genes de grandes mam�feros, aves y macrolepid�pteros, pero microlepid�pteros y hormigas son indicadores v�lidos de cambio ambiental, y hongos invisibles son esenciales para el funcionamiento del ecosistema.

La diversidad biol�gica forestal a nivel gen�tico (de particular inter�s para genetistas) supone variaci�n gen�tica dentro de y entre poblaciones de una especie determinada, como lo muestra la variaci�n en crecimiento del abeto Douglas (Pseudotsuga menziesii)  

FAO, DEPARTAMENTO DE MONTES/FO-0007/J. WOODS

EVALUACI�N

La evaluaci�n de la diversidad biol�gica es compleja y var�a seg�n los objetivos del evaluador. Cabe distinguir cuatro prop�sitos principales de la evaluaci�n de la diversidad biol�gica (Burley y Gauld, 1994; Bachmann, K�hl y P�ivinen, 1998):

Las estimaciones de la diversidad biol�gica a nivel del ecosistema y de la especie deben tener en cuenta varios factores de variaci�n (Burley y Gauld, 1994), a saber: cambios temporales duraderos y cambios estacionales de corta duraci�n en la diversidad de especies presentes en un ecosistema; variaci�n en los n�meros, la abundancia y la escasez de ciertas especies seg�n las fases de su ciclo vital; movilidad de los animales migrantes que entran o salen de los ecosistemas; fase de desarrollo de la comunidad; posici�n f�sica dentro del ecosistema desde el suelo hasta la copa de cada �rbol; y escala geogr�fica (mundial, regional, nacional, ecosistema, h�bitat o parcela).

Cualquiera que sea el �ndice o el indicador requeridos y cualquiera que sea la escala o la intensidad del muestreo, la evaluaci�n de la diversidad biol�gica utiliza varios m�todos. Entre ellos est� la expansi�n de inventarios forestales tradicionales de �rboles y maderas en forma de registros de varios taxones basados en parcelas de muestreo temporales o permanentes o en las parcelas de investigaci�n ecol�gica a largo plazo utilizadas por la Organizaci�n de las Naciones Unidas para la Educaci�n, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la Smithsonian Institution, la FAO y otros organismos internacionales y nacionales. Estos inventarios se facilitan y promueven mediante teledetecci�n, bases de datos y sistemas de informaci�n geogr�fica. Los m�todos bioqu�micos modernos se est�n aplicando ampliamente para la evaluaci�n r�pida y precisa de la diversidad gen�tica, la sistem�tica y la gen�tica de la poblaci�n a nivel de ADN y prote�nas (Glaubitz y Moran, 2000).

LA ATENCI�N MUNDIAL A NIVEL POL�TICO Y P�BLICO

El inter�s mundial por la diversidad biol�gica se manifest� en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD), celebrada en 1992, y el Convenio sobre la Diversidad Biol�gica (CDB) resultante, que entr� en vigor en 1993. Los fines del CDB son la conservaci�n de la diversidad biol�gica, el uso sostenible de sus componentes y el reparto justo y equitativo de los beneficios derivados del uso de los recursos gen�ticos. Merece se�alarse tambi�n que la Estrategia Mundial para la Conservaci�n (UICN, PNUMA y WWF, 1980) defini� la conservaci�n como "la gesti�n de la utilizaci�n de la biosfera por el ser humano, de tal suerte que produzca el mayor y sostenido beneficio para las generaciones actuales, pero que mantenga su potencialidad para satisfacer las necesidades y aspiraciones de las generaciones futuras". Fue este el primer intento moderno de reconocer que la conservaci�n de los recursos renovables, entre ellos la diversidad biol�gica, supone un uso din�mico prudente y no la simple preservaci�n o protecci�n est�tica.

La diversidad biol�gica a nivel de especies incluye el n�mero, la abundancia o escasez y el endemismo de las especies; en la imagen, una flor de Metrosideros polymorpha, especie arb�rea end�mica de Hawaii, Estados Unidos

FAO, DEPARTAMENTO DE MONTES/FO-0334/T. HOFER

La diversidad biol�gica a nivel del paisaje hace referencia a la variaci�n en la composici�n, la estructura y la funci�n de los ecosistemas; en la imagen, un bosque boreal bien ordenado en Finlandia con un mosaico de especies, entre ellas Pinus sylvestris, Picea abies y Betula spp.

FAO, DEPARTAMENTO DE MONTES /FO-1065/C. PALMBERG-LERCHE

Pese a la impresi�n que dan los recientes procesos en el plano internacional, sin embargo, la diversidad biol�gica y su conservaci�n no son temas nuevos. Herodoto en 450 a.C. se percataba de la importancia de la variaci�n intraespec�fica en especies arb�reas aunque no conociera la palabra "gen�tica". Charles Darwin a mediados del siglo XIX ten�a clara conciencia de la diversidad biol�gica y de su importancia para la evoluci�n y la estabilidad del ecosistema. Al mismo tiempo especialistas forestales trazaban en Europa y en la India planes forestales que reconoc�an plenamente los m�ltiples valores de los bosques, entre ellos la diversidad de especies, para el uso sostenible y la estabilidad del ecosistema y para el mantenimiento del entorno y los procesos de la vida humana.

Los progresos en las negociaciones del CDB han encontrado una amplia aceptaci�n. En la cuarta Conferencia de las Partes en 1998 se adopt� un programa de trabajo sobre diversidad biol�gica forestal que abarcaba los siguientes elementos adem�s de prioridades espec�ficas de investigaci�n y tecnolog�a: una visi�n del ecosistema integradora de conservaci�n y uso sostenible de la diversidad biol�gica; un an�lisis de los efectos de la actividad humana, en especial la gesti�n forestal, sobre la diversidad biol�gica y de los medios para paliar los efectos negativos; y la formulaci�n de criterios e indicadores de la diversidad biol�gica en los bosques (v�ase Le Danff y Sigaud, 2001).

La quinta Conferencia de las Partes en mayo de 2000 recalc� la necesidad de pasar de la investigaci�n a la acci�n pr�ctica; as� lo confirm� la reuni�n conjunta del CDB y el Foro de las Naciones Unidas sobre los Bosques (FNUB) en Ghana en enero de 2002. La reuni�n conjunta concret� espacios de colaboraci�n, a saber: zonas forestales protegidas; gesti�n del ecosistema; integraci�n de la conservaci�n y el uso sostenible a nivel nacional (especialmente entre programas forestales nacionales y estrategias nacionales de biodiversidad); efectos intersectoriales de la biodiversidad forestal (sobre la agricultura, el agua, los transportes, la miner�a, el desarrollo industrial y las infraestructuras); supervisi�n; y valoraci�n de los bosques y de los bienes y servicios forestales.

Se ha trabajado ya bastante para formular indicadores de la diversidad biol�gica, en el marco de la labor sobre criterios e indicadores de la gesti�n forestal sostenible realizada por el Grupo Intergubernamental sobre Bosques (GIB) y el Foro Intergubernamental sobre Bosques (FIB), su sucesor el FNUB, y los diversos procesos regionales sobre criterios e indicadores (v�ase Casta�eda, 2000; Raison, Brown y Flinn, 2001). En la preparaci�n de la sexta reuni�n de la Conferencia de las Partes en abril de 2002, algunos expertos contactados oficiosamente por la Secretar�a del CDB proponen distinguir entre actividades nacionales e internacionales antes de fijar prioridades; el grupo propone que las siguientes prioridades se incorporen a las estrategias y planes de acci�n nacionales de biodiversidad y a los programas forestales nacionales: cambios en el uso de la tierra; reducci�n de la fragmentaci�n forestal; efectos de los incendios; efectos de especies for�neas invasoras; restauraci�n de ecosistemas forestales; gesti�n de zonas protegidas; uso sostenible; causas b�sicas de la p�rdida de biodiversidad forestal; y promoci�n de la capacidad.

Biodiversidad animal en los bosques

La rica vida animal de los bosques ha recibido relativamente poca atenci�n de los silvicultores. Sin embargo, las especies animales son vitales para los ecosistemas forestales en diversos aspectos:

  • pastos - el pastoreo y el ramoneo de los animales condiciona la estructura de la vegetaci�n y puede influir tambi�n sobre su composici�n;
  • predaci�n sobre especies animales potencialmente da�inas - los grandes y peque�os predadores reprimen la multiplicaci�n de especies constitutivas de plagas;
  • polinizaci�n - murci�lagos, aves, mariposas, polillas, abejas y otros insectos polinizan las especies vegetales forestales, incluidos los �rboles;
  • dispersi�n de semillas - la dispersi�n de semillas por murci�lagos, aves y otros animales es a menudo esencial para la supervivencia de las especies vegetales;
  • germinaci�n - las semillas de ciertas plantas necesitan pasar por el sistema digestivo de un rumiante o una ave para poder germinar;
  • predaci�n de semillas - los predadores de semillas, como ant�lopes, aves, elefantes y primates, y tambi�n los insectos, ayudan a mantener el equilibrio de la composici�n de especies vegetales en los ecosistemas.

Estas funciones en el ecosistema pueden tener tambi�n importancia econ�mica. Por ejemplo, cuando especies vegetales de inter�s econ�mico son polinizadas por los animales (como el duri�n de Asia sudoriental, polinizado por murci�lagos de las cavernas), una reducci�n de la eficiencia polinizadora podr�a tener repercusiones econ�micas. An�logamente, la p�rdida de predadores por el uso indiscriminado de plaguicidas puede traducirse en brotes de plagas con las consiguientes p�rdidas econ�micas.

La diversidad animal en los bosques tiene tambi�n una significaci�n econ�mica por los ingresos generados por el ecoturismo; el comercio en aves, insectos, mam�feros y reptiles atractivos y cotizados en el mercado; y los ingresos obtenidos de la venta de carne (animales silvestres cazados o capturados por su valor alimentario). La carne de los animales del bosque es tambi�n importante para la nutrici�n de muchas personas que viven en los bosques o cerca de ellos.

Los conservacionistas han acu�ado la expresi�n "s�ndrome del bosque vac�o" para referirse a los bosques cuya fauna ha sido esquilmada por la caza hasta el punto de reducir gravemente su funci�n ecol�gica y su papel econ�mico actual o potencial. Las implicaciones a largo plazo para los ecosistemas forestales de la p�rdida de especies animales no est�n claras, porque la cuesti�n no ha sido bien estudiada y es probable que los efectos se manifiesten sutil y gradualmente.

La reproducci�n de muchas especies vegetales depende de la presencia de un polinizador espec�fico, como la zarig�eya enana que poliniza el eucalipto en Australia

CSIRO AUSTRALIA/E. SLATER

VALOR Y USO DE LA DIVERSIDAD BIOL�GICA FORESTAL

La atenci�n p�blica y pol�tica que se presta en general a la diversidad biol�gica es con frecuencia instintiva, y a menudo se olvidan las razones para conservar y utilizar tal diversidad. Aunque se aprecien y cuantifiquen los niveles de diversidad, muchas veces se pasan por alto las necesidades humanas. Es muy dif�cil atribuir valores econ�micos a la diversidad biol�gica, y hay fuertes razones para pensar que moralmente supera cualquier valoraci�n; sin embargo, pol�ticamente es esencial hacer estimaciones de los valores relativos para disponer zonas y programas de conservaci�n, programas de mejora gen�tica e investigaciones para asegurar la supervivencia en el futuro y el uso sostenible. Flint (1991) formul� una tipolog�a de valores para la diversidad biol�gica distinguiendo entre valores de uso y no de uso.

Son valores de uso los valores utilitarios actuales o futuros de la diversidad biol�gica para el hombre; pueden subdividirse en valores directos, indirectos y opcionales. Valores de uso directos son:

Medici�n de pino de Monterrey en una investigaci�n experimental en Nueva Zelandia para cuantificar las diferencias gen�ticas en familias escogidas; esta evaluaci�n de la diversidad biol�gica es importante para la mejora gen�tica de ciertas especies destinadas a plantaciones y agrosilvicultura

  FAO, DEPARTAMENTO DE MONTES /FO-0012/A. YANCHUK

Un ecosistema forestal en los Himalayas orientales, Bengala Occidental, India, muy rico en diversidad biol�gica; los especialistas forestales en la India han reconocido desde hace mucho el valor de la diversidad de especies para el uso sostenible y la estabilidad del ecosistema

  FAO, DEPARTAMENTO DE MONTES /FO-0259/T. HOFER

Valores de uso indirectos son los servicios relacionados con los procesos ecol�gicos y el medio humano, como moderaci�n del clima; ciclos hidrol�gicos, del carbono y de los nutrientes; flujo del agua y conservaci�n de suelo, cuando dependan de la diversidad de especies. Los valores opcionales se manifiestan en la voluntad del p�blico de pagar por tener acceso a ciertos h�bitats, especies o genes. En casi todos los pa�ses hay ahora zonas y parques nacionales de conservaci�n, pero se debate mucho sobre otros valores opcionales (como los usos medicinales), porque los valores pret�ritos de recursos conocidos pueden no ser una buena gu�a para los valores futuros de recursos a�n desconocidos. Siempre es posible que una especie no alcance nunca un valor material, pero tendr� no obstante un valor �tico o de existencia.

Est� claro que todos estos conceptos son aplicables a los bosques y que los valores se reducen si los bosques se dedican a otros usos de la tierra, se perturban o se fragmentan (Young y Boyle, 2000; Young, Boshier y Boyle, 2000). Los bosques tropicales en particular son ecosistemas fr�giles y sus especies son vulnerables a los cambios del h�bitat causados por el hombre o naturales. Los efectos potenciales del cambio clim�tico y la contaminaci�n sobre los bosques y su diversidad biol�gica en todo el mundo todav�a no se han determinado ni se han construido modelos cabales al respecto, pero est� claro que en muchos pa�ses los espacios forestales que se hab�an reservado como zonas de conservaci�n dejar�n de ser un h�bitat adecuado para muchas de las especies para cuya conservaci�n se concibieron (Geburek, 2000; Innes y Haron, 2000).

El valor utilitario de la diversidad biol�gica incluye el consumo de productos forestales y arb�reos como caza, frutos, forraje, medicinas, le�a o madera; en la imagen, productos forestales no madereros en un mercado de Hanoi, Viet Nam

FAO, DEPARTAMENTO DE MONTES /FO-0430/C. PALMBERG-LERCHE


Plantaciones forestales y diversidad biol�gica

Algunos grupos ecologistas han hablado de las plantaciones forestales como "desiertos biol�gicos". Es cierto que las plantaciones forestales suelen tener en conjunto menor diversidad biol�gica que los bosques ind�genas, y que su biota asociada difiere tambi�n en composici�n de la que poseen los bosques ind�genas de la misma regi�n. Ahora bien, las plantaciones no se proponen en general sustituir a los bosques naturales, sino complementarlos. La mayor parte de las plantaciones forestales se establecen en tierras degradadas o yermas, y contienen mucha m�s diversidad biol�gica que la tierra degradada, y tambi�n m�s que la mayor�a de los cultivos agron�micos. Los diversos surtidos de biota presentes en las plantaciones forestales vienen pues a a�adirse a la diversidad biol�gica regional, lo que supone un efecto claramente ben�fico.


VOLUNTAD POL�TICA PARA LA CONSERVACI�N DE LA DIVERSIDAD BIOL�GICA

A nivel mundial, la voluntad pol�tica de promover la gesti�n sostenible de los bosques y la conservaci�n de su diversidad biol�gica se ha puesto ampliamente de manifiesto. El programa de trabajo del Convenio sobre la Diversidad Biol�gica es expl�cito en t�rminos generales; muchos pa�ses signatarios han elaborado estrategias nacionales para el desarrollo sostenible y la conservaci�n de la diversidad biol�gica. Los inmensos esfuerzos del GIB, el FIB, el FNUB y las diversas iniciativas regionales sobre criterios e indicadores para la gesti�n forestal sostenible revelan un gran inter�s pol�tico, p�blico y profesional. No obstante, pese a las estrategias nacionales, la ejecuci�n a nivel nacional ha sido muchas veces decepcionante por falta de recursos financieros, personal profesional y participaci�n p�blica. Hist�ricamente, se han realizado muchas pol�ticas y planes de gesti�n para reservas forestales, haci�ndose hincapi� en la producci�n y en los beneficios para el medio ambiente; pero la planificaci�n y la gesti�n deliberadas para la conservaci�n y el uso prudente de la diversidad biol�gica de plantas y animales en las reservas forestales han recibido menos atenci�n, mientras que otras zonas reservadas han sufrido crecientes presiones pol�ticas para que se les retire la protecci�n y se sustraigan del uso p�blico.

El Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) dedic� en el �ltimo decenio m�s de 1 100 millones de d�lares a pagar los costos incrementales de conservaci�n y uso sostenible de la diversidad biol�gica en todo el mundo (Singh y Volonte, 2001). Aunque la pr�xima fase de la actividad del FMAM comprende m�s trabajo sobre diversidad biol�gica, se reconoce que los objetivos generales como "reforzar la capacidad" deben ser sustituidos por fines espec�ficos referentes a los efectos como "aumentar la poblaci�n de la especie x", "elevar la densidad del bosque y" o "regenerar la zona z". Se requieren ahora acciones para perfeccionar y aplicar m�todos para la evaluaci�n, conservaci�n, supervisi�n y uso prudente de la diversidad biol�gica de los bosques del mundo dentro de marcos �ticos, legales e institucionales. Un ejemplo es la gu�a de buenas pr�cticas compuesta por el Reino Unido como contribuci�n a la evaluaci�n de la biodiversidad mundial (Jermy et al., 1995). Est� tambi�n claro que estas acciones s�lo ser�n efectivas si todos los interesados participan en todas las fases del proceso (Singh y Volonte, 2001).

Bibliograf�a


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