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ORDENACIÓN TERRITORIAL PARA LA PRODUCCIÓN DE ALIMENTOS Y EL ALMACENAMIENTO DE CARBONO EN EL SUELO

El FIDA ha financiado un estudio realizado por la FAO en América Latina y el Caribe sobre los efectos de diferentes técnicas de ordenación territorial sobre la producción de alimentos, la protección del suelo y la absorción de carbono. El proyecto mantiene la colaboración entre los dos organismos sobre la Convención de lucha contra la desertificación y está trabajando también para crear sinergias entre esa Convención, el Convenio sobre el cambio climático y el Convenio sobre la diversidad biológica.


Plantación de piña en Costa Rica.
Los pequeños agricultores
producen piñas para el
consumo local y la
exportación

- IFAD/C. Salazar

La agricultura es una de las principales fuentes de gases de efecto invernadero que causan el cambio climático, pero puede contribuir también considerablemente a la reducción de dichos gases en la atmósfera. Los suelos agrícolas son uno de los depósitos de carbono más importantes del planeta y ofrecen la posibilidad de aumentar la absorción de carbono, es decir eliminar carbono de la atmósfera y fijarlo en el suelo, mitigando de este modo el cambio climático.

Con una financiación de 80 000 dólares EE.UU. del FIDA, la FAO inició los trabajos en abril de 1999. La finalidad principal del proyecto era crear una base de conocimientos sobre los efectos de diferentes técnicas de ordenación territorial sobre la producción, la conservación del suelo y la absorción de carbono. Se evaluaron y documentaron estudios realizados en zonas rurales pobres de México, Cuba y Costa Rica, junto con datos de referencia relacionados con el carbono e información sobre el aprovechamiento de tierras. Treinta técnicos de México y Cuba recibieron capacitación en reconocimiento sobre el terreno, medición de la biomasa y construcción de modelos de simulación sobre el carbono en el suelo. El proyecto examinó también métodos para evaluar las reservas de carbono por zonas agroecológicas y estudió las repercusiones de una mejora de la ordenación territorial -en particular la labranza cero y la agricultura de conservación- para la productividad, la biodiversidad y conservación del suelo y las reservas de carbono.

La segunda fase del proyecto es financiada por el Mecanismo Mundial con sede en el FIDA que moviliza fondos para combatir la desertificación, y está previsto que comience el 1º de septiembre de 2001. Se prevé que durará hasta el 31 de diciembre de 2002.

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