4. Cuestiones técnicas


Durante el examen de su propio proceso de cooperación con las ONG, los departamentos técnicos de la FAO determinaron las esferas clave en las que consideraban que la participación de las ONG/OSC era especialmente significativa a medio plazo. En esta sección se exponen tan sólo algunas de esas esferas para ilustrar de forma concreta las posibilidades de intensificar la cooperación.

Liberalización del comercio agrícola

La FAO cuenta con un importante programa de asistencia técnica sobre las actividades complementarias de la Ronda Uruguay, que previsiblemente cobrará una dimensión más significativa durante los próximos años, a medida que vaya avanzando en la Organización Mundial del Comercio (OMC) el proceso de liberalización del comercio agrícola. Con el paso de los años, también las ONG han desarrollado una mayor capacidad en esta esfera, que podría ser utilizada para afrontar problemas del proceso de reforma y para conocer las reacciones de las ONG que trabajan sobre el terreno.

La FAO ha colaborado estrechamente con algunas ONG en cuestiones relacionadas con la Ronda Uruguay. Esta cooperación ha demostrado ser muy útil para llamar la atención del público sobre determinados aspectos. La colaboración entre la FAO y las ONG sobre aspectos relacionados con el comercio fue intensa durante el proceso que desembocó en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, especialmente en el marco de las consultas regionales organizadas por la FAO. La cooperación siguió siendo estrecha en el Foro de ONG durante la celebración de la Cumbre y después de ella. Por ejemplo, la FAO examinó y formuló observaciones acerca del documento de posición sobre las cuestiones comerciales, que se presentó posteriormente en la Conferencia Ministerial de Singapur. Asimismo, la FAO ha participado muy activamente en las iniciativas de las ONG relativas a los procedimientos de aplicación de la Decisión Ministerial de Marrakech sobre medidas relativas a los posibles efectos negativos del programa de reforma en los países menos adelantados y en los países en desarrollo importadores netos de productos alimenticios.

En el futuro, la FAO proseguirá esa cooperación constructiva con las ONG, en particular basándose en su evaluación de los efectos de la liberalización del comercio sobre los grupos vulnerables de los países en desarrollo y en su determinación de las cuestiones de interés para esos países. Como lo ha hecho hasta la fecha, la FAO también participará en las grandes iniciativas de las ONG, facilitándoles información y análisis sobre las cuestiones relacionadas con el comercio que sean de actualidad, lo que les ayudará a realizar campañas bien fundadas para influir en la opinión pública.

Código de conducta para la pesca responsable

El Código de conducta para la pesca responsable se negoció durante un período de dos años con la participación activa de un gran número de Estados Miembros de la FAO y de una serie de importantes ONG nacionales e internacionales especializadas en la pesca y que representaban las posiciones ecologistas, de la industria, de los pequeños pescadores y de los trabajadores del sector. El Código fue aprobado por la Conferencia de la FAO en su 28º período de sesiones de 1995.

El Código está dirigido a todos los Estados y entidades pesqueras, organizaciones y personas interesadas en la conservación de los recursos pesqueros y en la ordenación y desarrollo de la pesca. Establece una serie de principios generales y normas de conducta para la pesca responsable y criterios específicos para la elaboración de las políticas nacionales. Además, delimita objetivos de política, como la contribución de la pesca a la seguridad alimentaria y la calidad de los alimentos, haciendo hincapié en las necesidades nutricionales de las comunidades locales.

Las actividades en apoyo de la aplicación del Código constituyen la prioridad del programa de trabajo actual y a medio plazo del Departamento de Pesca. Las ONG deben desempeñar un papel de gran relieve, pues estas organizaciones son necesarias para difundir eficazmente los contenidos del Código, especialmente entre los millones de pescadores en pequeña escala, artesanales e indígenas cuya participación activa es indispensable para implantar prácticas de pesca responsables y para proteger sus intereses y medios de vida.

El Código fue una de las esferas importantes de la futura colaboración entre la FAO y las ONG, identificadas en una reunión celebrada conjuntamente con el 21º período de sesiones del Comité de Pesca en 1996. A raíz de ello, una serie de ONG elaboraron, junto con la FAO, un programa general para apoyar a las ONG en la aplicación del Código. Entre los objetivos del programa cabe señalar la divulgación de los contenidos del Código entre los interesados, la participación con los gobiernos en la elaboración de estrategias nacionales de aplicación, y la formulación de mecanismos institucionales mejorados para establecer sistemas participativos de ordenación de la pesca y de la zonas costeras, así como la adopción de prácticas responsables en materia de acuicultura.

Acceso a la tierra y a los recursos naturales

Esta es una cuestión primordial para la agricultura, la seguridad alimentaria y la generación de ingresos y ha sido uno de los principales centros de atención de la FAO desde su fundación en 1945.
La tenencia de la tierra y la reforma agraria han guardado siempre relación con la eficiencia y la equidad social, pero los métodos principales para alcanzar esos objetivos han variado con el tiempo, al igual que los grupos de beneficiarios. Mientras que anteriormente se ponía el acento en el acceso a la tierra de quienes no tenían derechos sobre ella, recientemente se ha empezado a dar más importancia a la concesión de una mayor seguridad en materia de tenencia de la tierra a quienes ya poseen algunos derechos, pero para los cuales la inseguridad, falta de definición o corta duración de esos derechos obstaculizan las inversiones. Dada la limitación de los recursos humanos y financieros que padecen muchos Estados Miembros, la falta de concienciación pública y la inexistencia de nuevas reformas y políticas han constituido problemas importantes en muchos países, especialmente en las zonas rurales. Todo ello ha llevado a reconocer cada vez más claramente la importancia de conjugar los cambios legislativos, jurídicos y administrativos impulsados por los gobiernos con el apoyo a los procesos locales no gubernamentales, como los mercados de tierras y las instituciones rurales involucradas en la ordenación de la tierra y los recursos.

Hoy en día, la colaboración entre los gobiernos, los productores rurales, las ONG/OSC y la FAO parecen esenciales para conseguir mejoras sostenibles en la tenencia de la tierra. Esa colaboración combinaría la legitimidad gubernamental y los conocimientos de los agricultores con las perspectivas a largo plazo que adquieren in situ las ONG/OSC, y con los conocimientos técnicos de la FAO.

La biodiversidad

Cada vez es más generalizado el reconocimiento del valor de los sistemas locales de conocimientos en la agricultura y el desarrollo rural, y del hecho de que las personas que componen la población rural, con su conocimiento detallado, global, integrado e interactivo de los ecosistemas locales, son también auténticos expertos. Son capaces de clasificar y estructurar datos y conocimientos sobre el medio ambiente utilizando su propia tecnología, de comprender los procesos ambientales y de adoptar técnicas y estrategias para la ordenación y sostenibilidad de los recursos naturales. Poseen sistemas de transmisión de conocimientos, tanto en el seno de su propio grupo cultural como hacia otros grupos externos. Por su propia naturaleza, los sistemas locales de conocimientos presentan diferencias por razón del género. Habitualmente, los hombres y mujeres tienen aptitudes y conocimientos muy distintos, que, conjuntamente, dan lugar a un sistema de conocimientos basado en las condiciones, necesidades y prioridades locales. Sus funciones y relaciones sociales también forman parte de este sistema de conocimientos, así como su utilización, conservación y adaptación.

La FAO ha estado apoyando la labor desarrollada por ONG nacionales y regionales en tres regiones: América Latina, Asia meridional y la región de la Comunidad para el Desarrollo del África Meridional (SADC). Las actividades que lleva a cabo son:

La FAO seguirá cooperando con las ONG asociadas en el seguimiento y ampliación de las actividades arriba mencionadas, con el fin de fomentar la aplicación de estrategias y programas que tengan en cuenta las cuestiones de género, para aprovechar los sistemas locales de conocimientos en la conservación, utilización y ordenación de la biodiversidad agrícola.

La agricultura orgánica

Recientemente, la FAO ha incluido en su programa futuro de trabajo la agricultura orgánica, la cual se está revelando como un sistema sostenible que practica un número cada vez mayor de agricultores de todo el mundo. La FAO puede ayudar a sus Estados Miembros en distintos aspectos, como la posible contribución de la agricultura orgánica a la producción sostenible y a la mejora de los medios de subsistencia, las oportunidades de mercado para los países en desarrollo y la necesidad de reglamentar el mercado y de proporcionar asistencia técnica.

Hace ya más de dos decenios que las ONG y los agricultores comenzaron a promocionar este método de cultivo, sin contar con un sistema oficial de ayuda técnica o de política. Las ONG no pueden desempeñar algunas de las funciones que realiza la FAO, tales como la de asesorar a los gobiernos sobre las alternativas de la agricultura sostenible, solucionar conflictos en los mercados internacionales en torno al etiquetado orgánico o recoger sistemáticamente y difundir información para ayudar a los campesinos en el proceso de adopción de decisiones. Por otra parte, la FAO carece de experiencia en las técnicas de la agricultura orgánica y en el trabajo de campo, que sí tienen las ONG. Por ello, la colaboración entre la FAO y las ONG, basada en sus ventajas y oportunidades respectivas, puede contribuir en gran medida a conseguir avances en el sector de la agricultura orgánica.

La Federación Internacional de los Movimientos de Agricultura Biológica (IFOAM) y la FAO han participado en un seminario destinado a intercambiar conocimientos y determinar posibles ámbitos de cooperación futura. Existen planes de ejecución conjunta de proyectos de campo y se mantienen consultas periódicas sobre diversas iniciativas, a través del correo electrónico. Cabe pensar que esta empresa conjunta constituirá un ejemplo de la forma en que la FAO puede dar respuesta a las necesidades de los agricultores, ya sea a través de su trabajo normativo en el campo y en la Sede, o mediante la colaboración con las ONG.

La lucha integrada contra las plagas

La FAO tiene el propósito de colaborar ampliamente en Asia con las ONG en la aplicación de la lucha integrada contra las plagas. Al respecto, los programas en Bangladesh, Indonesia, Filipinas, Tailandia, Sri Lanka y Viet Nam comportan intercambios ONG-gobiernos, Sur-Sur, técnicos y entre agricultores sobre el terreno, así como un trabajo de cooperación a más largo plazo con las escuelas de campo para agricultores. Estas iniciativas de colaboración han reforzado los programas locales, nacionales y regionales en relación con el arroz, las hortalizas, el té, los frutales y otros cultivos. ONG mundiales, regionales y nacionales han solicitado y recibido de la FAO asesoramiento técnico y normativo sobre la lucha integrada contra las plagas y la reducción del riesgo de utilización de plaguicidas, en África, América Latina y el Cercano Oriente. En Filipinas y Viet Nam, las ONG han adaptado el enfoque de las escuelas de campo para la capacitación de agricultores, y la práctica es impartida en asociación con la FAO; se estudian la conservación in situ, la selección, el intercambio y la utilización de recursos genéticos.

El Servicio mundial de lucha integrada contra las plagas, copatrocinado por la FAO, el Banco Mundial, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) coopera con ONG en África, Asia, América Latina y el Cercano Oriente para identificar nuevas oportunidades y brindar apoyo técnico y financiero para la aplicación de la lucha integrada y la reforma de las políticas. A escala mundial, la FAO coopera con ONG de orientación normativa -las afiliadas a la Red de acción sobre los plaguicidas-, especialmente en la aplicación del Código internacional de conducta para la distribución y utilización de plaguicidas. Las ONG han participado en la aplicación nacional e internacional del procedimiento de consentimiento fundamentado previo y en las actividades referentes al bromuro de metilo y a los contaminantes orgánicos persistentes.

Los recursos genéticos para la alimentación y la agricultura

La Comisión de Recursos Genéticos para la Alimentación y la Agricultura es un foro para el debate de todos los aspectos relativos a la conservación y utilización sostenible de los recursos genéticos para la alimentación y la agricultura. La Comisión es un órgano intergubernamental, pero las ONG internacionales que asisten habitualmente a sus reuniones como observadoras han contribuido eficazmente a una serie debates y a la formulación de políticas pertinentes. La Comisión controla y supervisa la aplicación del Compromiso internacional sobre recursos fitogenéticos, que actualmente está siendo revisado por los países en la Comisión, en concomitancia con el Convenio sobre la diversidad biológica. Con toda probabilidad, el Compromiso revisado será un instrumento vinculante y, probablemente, un protocolo del Convenio sobre la diversidad biológica, que regulará el acceso multilateral y la distribución de los beneficios en relación con los recursos fitogenéticos, y que contribuirá a hacer realidad los derechos del agricultor.

Las ONG también han contribuido a los debates sobre la elaboración de códigos de conducta relativos a la recolección y transferencia de recursos genéticos, y a la biotecnología, en la medida en que afecta a la conservación y utilización sostenible de los recursos fitogenéticos; al establecimiento del Sistema de información y alerta mundial sobre los recursos fitogenéticos (SIAM); al establecimiento de la Red internacional de colecciones de germoplasma ex situ, bajo los auspicios de la FAO; y a la realización de los derechos del agricultor. Las ONG desempeñaron una función importante en el proceso preparatorio de la Cuarta Conferencia Técnica Internacional sobre Recursos Fitogenéticos (Leipzig, 1996), que fue supervisada por la Comisión; la Conferencia Técnica aprobó el Plan de Acción Mundial sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura.