El grupo discutió durante un tiempo sustancial el significado de la palabra asesoramiento. Se obtuvieron definiciones del diccionario de términos como juicio, opinión, análisis y asesoramiento para ayudar a hacer avanzar la discusión. Hubo consenso respecto de que el asesoramiento era más que información o una mera opinión. El asesoramiento podía incluir una o más opciones que reflejaran el resultado potencial de diferentes opciones de gestión del riesgo. Se acordó que el objeto de la provisión del asesoramiento científico fue el de ayudar en el proceso de toma de decisiones, con frecuencia emprendido por los gerentes de riesgo o por los generadores de políticas, pero, también, posiblemente por parte de otras personas. Se reconoció que, por lo general, el asesoramiento es solicitado por el cliente -por ejemplo, Codex o un País Miembro de la FAO o de la OMS. El asesoramiento brindado debe reflejar las necesidades del cliente. Sin embargo, resulta esencial mantener un diálogo efectivo con el cliente a fin de asegurar que la pregunta que éste formuló dé como resultado un asesoramiento de naturaleza y forma tales que ayuden a resolver el motivo de preocupación con la mayor de las efectividades.
El grupo debatió si el resultado debería llevar un nombre diferente, dependiendo del nivel de confianza en la conclusión. Se acordó que debería considerarse a la totalidad del resultado como un asesoramiento científico, pero que la naturaleza e índole del resultado variaría, lo cual reflejaría, de esta forma, el grado de incerteza. El grupo comentó las varias definiciones del asesoramiento científico que incorporó estos conceptos y, finalmente, acordó una formulación, junto con el objeto del asesoramiento científico.
A continuación, se debatió el alcance del asesoramiento científico. El grupo reconoció que podría procurarse asesoramiento sobre una amplia gama de cuestiones con diferentes niveles de urgencia, y que la suficiencia de la información disponible podría variar con el requerimiento y con la urgencia de la necesidad que revestía dicho asesoramiento. La evaluación podía verse limitada a los datos disponibles en un plazo muy breve, cuando fuera urgente la necesidad de asesoramiento. Claramente, dicho asesoramiento contaría con un mayor grado de incerteza que cuando se realizara una evaluación completa e integral. La posibilidad de identificar asesoramiento suministrado bajo dichas circunstancias como preliminar o provisional también sería una cuestión que habría que considerar. Con frecuencia, se requirió asesoramiento científico sobre cuestiones que tuvieran un impacto directo o indirecto sobre la salud humana. Sin embargo, el grupo acordó que el alcance debía incluir la posibilidad de dar tratamiento a cuestiones relativas a la salud ambientas o a las prácticas equitativas en materia de comercialización de alimentos.
El alcance del asesoramiento científico debe ser lo suficientemente amplio para que abarque las respuestas sencillas y, también, los interrogantes específicos o una evaluación integral del riesgo. Si bien se procuró asesoramiento con anterioridad a la gestión del riesgo, el grupo consideró que era apropiado incluir la opción para la provisión de asesoramiento científico en cualquier etapa del procedimiento del análisis de riesgo. El grupo reconoció que el análisis del riesgo constituye un proceso continuo, y que este asesoramiento también puede incluir una efectiva evaluación del impacto del riesgo de las estrategias de gestión.
Se planteó la cuestión de la opinión científica. Se puso de resalto que no se trata de un término de empleo corriente dentro del proceso FAO/OMS, pero que tenía una latitud de uso relativamente amplia en otras entidades. Sin embargo, también se hizo el comentario de que dicho uso variaba en forma considerable, y que, en algunos casos, se lo empleó como sinónimo de asesoramiento científico.
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Recomendación 1. FAO y OMS deben adoptar las siguientes definiciones de asesoramiento científico y de alcance del asesoramiento científico. |
Asesoramiento científico es la conclusión de una evaluación calificada que considera las pruebas científicas, incluso las incertidumbres. Puede incluir una evaluación de las consecuencias de una o más opciones sobre la base de un análisis de los conocimientos científicos disponibles y del criterio científico. Un asesoramiento de este tipo debe incluir el reconocimiento explícito de toda incertidumbre, ya sea al estado actual de conocimiento o en cuanto a la suficiencia de lla información disponible. De ser necesario, debe considerar todas las interpretaciónes alternativas de los datos.
El objeto del asesoramiento científico es el de ayudar a los gerentes de riesgo, a quienes dictan las políticas y a las demas personas, l, en el proceso de toma de decisiones.
Alcance del asesoramiento científico. El asesoramiento puede adoptar muchas formas diferentes. Puede consistir en una respuesta a una pregunta específica, o la provisión de información científica relacionada con necesidades determinadas, o bien tratarse de una evaluación de riesgos completa y cuantitativa. Según el grado de incertidumbre involucrado, el asesoramiento puede consistir en una conclusión clara sobre el riesgo o tratarse de una recomendación para obtener información adicional. Se puede buscar asesoramiento en cualquier momento durante todo el proceso de análisis del riesgo o, ibien en con posterioridad a este.
Para un asesoramiento óptimo es necesario el diálogo efectivo entre los evaluadores de riesgos y los gerentes de riesgos. En algunos casos, el asesoramiento puede incluir conclusiones que indiquen la necesidad de información y actividades necesarias para permitir la creación de capacidad o asistencia técnica.
El grupo debatió la totalidad de los principios centrales esenciales planteados en el foro electrónico, e identificó uno o dos principios adicionales de carácter potencial. Cada uno de los principios fue evaluado a fin de llegar a entender si era esencial para la efectividad del proceso, y si era un principio primario o posibilitador (es decir, un medio para lograr un principio primario). La cuestión de la duplicación también fue tratada, y sobre esta base se combinó una cantidad de los principios debatidos. También se evaluaron los principios a fin de establecer si ellos eran de aplicación para los participantes, al proceso o al asesoramiento mismo. El grupo discutió la posible diferenciación entre dichos principios que operarían el avance de la cualidad del asesoramiento en su faceta científica, y los que contribuirían a mejorar la credibilidad del proceso. La transparencia fue el principal tema de discusión. Un punto de vista fue que la transparencia constituía un medio para lograr un fin, con la idea de asegurar solidez y responsabilidad y, entonces, no debería ser un principio central. Una opinión alternativa fue que la transparencia debería requerir acceso completo y un comentario, y efectuar comentarios en todas las etapas del proceso. Sin embargo, los puntos de vista del grupo convergieron, y se acordó que la transparencia debe ser un principio central, pero que su descripción no debería ser en exceso descriptiva. Se acordó que se trataba más de un proceso que de información que necesitaba ser transparente.
El grupo extrajo como conclusión que era posible identificar seis principios centrales que incorporaran todas las consideraciones pertinentes, y que no era necesario subdividirlas en modo alguno: solidez, responsabilidad, objetividad, equidad, transparencia e integración. El grupo discutió, acto seguido, qué conceptos debe cubrir cada principio.
Se reconoció que en algunos casos podría no ser posible aplicar la totalidad de los principios propuestos, y acordó que deberían aplicarse los principios en la medida de lo posible respecto de la naturaleza del asesoramiento solicitado, y que las razones respecto de cualquier desviación de esos principios debería documentarse como parte del proceso.
El grupo no alcanzó acuerdo alguno sobre si la excelencia en la comunicación debería ser un principio central. Sin embargo, existió un consenso general respecto de que la excelencia en materia de comunicación fue necesaria en todos los pasos del procesos del análisis de riesgo y entre la totalidad de las partes.
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Recomendación 2. La FAO y la OMS deben adoptar y acogerse a los siguientes principios centrales en la provisión de asesoramiento científico: solidez, responsabilidad, objetividad, equidad, transparencia e integración (inclusiveness). |
La solidez es la necesidad de excelencia científica y se aplica tanto a los participantes como al proceso. Implica considerar la suficiencia de competencia, una reputación reconocida en la disciplina que representa, la capacidad de que las opiniones y los consejos toleren una examen exhaustivo por parte de los pares, la aplicación del conocimiento científico actual al llegar a una conclusión, y asegurar que quienes brindan asesoramiento representen un equilibrio apropiado de experiencia y conocimientos especializados.
La responsabilidad abarca diversos aspectos y se aplica tanto a la necesidad de salvaguardar la integridad del proceso como a la de considerar que los científicos deben responder por sus puntos de vista. Esto incluye la responsabilidad de los participantes de justificar sus puntos de vista mediante la citación adecuada de fuentes de buena reputación, la aplicación de un nivel adecuado de cautela en la interpretación de los datos, la oportunidad, el cumplimiento de la descripción de tareas acordadas, la eficiencia al realizar la evaluación, la eficacia del proceso en cuanto a los costos y la preservación de la confidencialidad según lo indicado. Otro aspecto de la responsabilidad es que a los patrocinadores se les debe pedir que presenten todos los datos correspondientes, y no solamente aquellos que son necesarios para cumplir con los requisitos de información. Lo ideal es que la responsabilidad incluya la actualización del asesoramiento científico en función de nuevos conocimientos (es decir, la revisión de conclusiones).
Se considera que la objetividad implica neutralidad y se aplica tanto a los participantes como al asesoramiento brindado. Si bien los participantes pueden provenir de diferentes sectores, incluso de aquellos donde podría suscitarse un conflicto de intereses, siempre que se emite una opinión, ésta debería ser independiente e imparcial. Tanto las opiniones de las personas como el asesoramiento brindado deben basarse únicamente en pruebas científicas. Al llegar a una conclusión es necesario equilibrar las opiniones de los participantes con perspectivas diferentes y lograr un consenso que tenga sustento científico. Los puntos de vista expresados deben ponderarse de acuerdo a su grado de certidumbre. En los casos en que el asesoramiento científico es el resultado de una evaluación de riesgos, deberá existir una adecuada separación de la gestión de riesgos.
La equidad se aplica a la conducción del proceso de evaluación en sí y requiere que todos los participantes se respeten mutuamente y respeten sus puntos de vista científicos. A los participantes se les debe brindar oportunidades iguales y suficientes de expresar sus puntos de vista. A los puntos de vista minoritarios se les debe dar la consideración debida. Los mismos participantes deben contribuir a este proceso correctamente. La selección de participantes debe ser objetiva e integrar a todos en la medida de lo posible. El proceso debe realizarse con ética.
La transparencia implica el diseño y la implementación de mecanismos que aseguren que tanto el proceso por el cual se formula el asesoramiento como el asesoramiento mismo sea claramente comprensible para los demás. La transparencia podría incluir el brindar acceso a información científica fundamental que sea integral, comprensible y oportuna, respetando a la vez la preocupación legítima de preservar la confidencialidad. También podría considerar la provisión de documentación explícita de todos los procedimientos, políticas y prácticas. La transparencia podría asimismo implicar la revisión tanto del asesoramiento como de los procedimientos utilizados para proveerlo.
Se considera que la integración (inclusiveness) implica el equilibrio del grupo. Se identificaron dos aspectos de este principio: la opinión científica minoritaria y el equilibrio entre las capacidades y los conocimientos especializados necesarios para la evaluación. La integración exige el debido respeto y consideración de la opinión científica minoritaria. Al seleccionar a los participantes, además de su experiencia y conocimientos especializados, se debe considerar debidamente el equilibrio geográfico y socio económico, pero nunca en la medida que comprometa la integridad científica. Se debe poner especial énfasis en mejorar la participación de los países en vías de desarrollo. Cuando la participación se vea limitada por una falta de capacidad o de conocimientos, deberán realizarse las actividades correspondientes de creación de capacidad.
El desarrollo de un conjunto de principios centrales y su aceptación obrarán como la mejor guía para el trabajo que emprendieron la FAO y la OMS para la producción de asesoramiento científico mediante la certeza en la integridad, congruencia, calidad, transparencia y gestion correcta del proceso. Esto ayudará a mejorar la credibilidad y la utilidad del asesoramiento.
El grupo reconoció que una participación efectiva de los países en vías de desarrollo en la tarea de proveer asesoramiento científico constituye un requisito previo para la aplicación integral de los principios centrales, y enfatizó el principio de la participación equilibrada de los países en vías de desarrollo (por ejemplo, provisión de datos, y participación de grupos de expertos). Existen especialistas apropiados en áreas específicas en cada uno de los países en vías de desarrollo, y deberían estar identificados y debería ofrecérsele la oportunidad de participar en las actividades pertinentes de evaluación. En los países menos desarrollados, sin embargo, existe, con frecuencia, una comunidad de investigadores más reducida y una infraestructura científica limitada, lo cual conduce al aislamiento científico. La generación de una efectiva capacidad es esencial para asegurar la participación integral en el futuro. Los principios específicos relativos a esta cuestión han sido considerados en toda su latitud con los siguientes subtítulos.
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Recomendación 3. La FAO y la OMS deben hacer sus mejores esfuerzos necesarios para lograr la plena participación de los países en vías de desarrollo en la prestación asesoramiento científico. Esto requerirá el desarrollo de infraestructura, la creación de capacidad y la utilización de datos de estos países. |
Se acordó que la armonización de la terminología, de los métodos, de los resultados y de los elementos para la provisión de asesoramiento científico deberían, en la medida de lo posible, ser una prioridad para FAO/OMS.
No debería percibirse a la armonización como una estandarización sino como un entendimiento de los métodos y prácticas empleados para una variedad de actividades de asesoramiento científico por parte de diversos países y organizaciones, de forma tal de desarrollar la confianza en una aceptación de las evaluaciones que emplean diferentes enfoques. El logro de la armonización de los enfoques permitirá una cantidad de oportunidades, incluido un marco mejorado para la elaboración de una ciencia creíble, la comparación de información sobre evaluaciones de riesgo, la comprensión de las bases para estándares de exposición y la promoción de la transparencia, la comunicación efectiva y la generación de capacidades. La armonización es en particular importante para los países en desarrollo a fin de permitirles comprender los temas que afectan la inocuidad de los alimentos y ayudar a promover las prácticas equitativas en el comercio de alimentos. La armonización será especialmente importante en la medida en que los temas sobre los cuales se procure asesoramiento científico se tornen más complejos; por ejemplo, las comparaciones de los riesgos, los análisis riesgo-beneficio o las evaluaciones integradas de riesgos.
El grupo acordó que la armonización fue altamente deseable, y debería conferírsele una alta prioridad. Sin embargo, debería reconocerse que no será posible lograr una armonización completa en todas las áreas. Si bien el grupo reconoció que existían diversas iniciativas permanentes hacia la armonización a través de la integración vertical (por ejemplo, FAO/INFOODS sobre bases de datos de composición de alimentos; armonización UNU/FAO de metodologías sobre requisitos de nutrientes), se consideró la necesidad de una integración horizontal como prioridad importante (por ejemplo, el Programa Internacional sobre Seguridad Química (IPCS) sobre la armonización de enfoques a la evaluación del riesgo proveniente de la exposición de químicos de cualquier origen).
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Recomendación 4. A fin de facilitar la armonización de la terminología, los métodos, la información de entrada y de salida para la prestación de asesoramiento científico, la FAO y la OMS deben iniciar un proyecto de armonización para integrar mejor las actividades de la FAO y de la OMS en aquellas áreas que se relacionan con peligros químicos y microbiológicos y los temas de biotecnología y nutrición. Esto debe comenzar por la identificación de los temas que requieren ser armonizados y la definición de su prioridad a tal efecto. |
El grupo consideró este tema bajo tres diferentes aspectos. En primer lugar, se comentaron las áreas que necesitan actividad adicional dentro del ámbito de FAO/OMS, incluidos los temas ya tratados de manera ad hoc y aquellos en los que otras organizaciones habían percibido un motivo de preocupación. En segundo lugar, se revisó la cuestión concerniente a los criterios para establecer una nueva área en la cual el asesoramiento científico pueda necesitarse, lo cual incluye mecanismos tanto para identificar dichas áreas y para realizar un seguimiento de éstas dentro del ámbito de FAO/OMS. Un tercer tema que se comentó fue la previsión y la autoasignación de tareas. El grupo concordó en que existía una necesidad de ser mucho más proactivos, y de que deberían encontrarse disponibles suficientes recursos para permitir que los grupos establecidos de expertos dentro de FAO/OMS identifiquen y coloquen a las cuestiones críticas en sus temarios, lo cual incluye las generalidades.
Las cuestiones verticales y horizontales sobre las cuales se sabe que necesitan de mayor acción, refinamiento o mejoramiento dentro de la FAO/OMS, o tal vez requieran un nuevo programa, fueron las siguientes:
Cuestiones verticales
nutrición (principios generales)
productos de la biotecnología, incluidos los OGM (o como actividad independiente)
nuevos alimentos
Cuestiones horizontales
evaluación del riesgo-beneficio y del riesgo-riesgo. Esta actividad podría incluir la consideración de la nutrición y otros beneficios versus los efectos adversos, el criterio a aplicar en los reclamos sobre los beneficios en la salud, y el alcance en el cual dichas evaluaciones deberían tomar en cuenta implicaciones más amplias (por ejemplo, las socio-económicas)
más evaluaciones holísticas. Estas evaluaciones podrían incluir la consideración de múltiples rutas de exposición, exposición a mezclaras, susceptibilidad multifactorial (incluida la poligénica) a efectos potencialmente adversos, propuesta para la revisión /actualización del asesoramiento científico, y su evaluación (lo cual podría incluir la vigilancia, la revisión periódica y el análisis del impacto de las decisiones de gestión de riesgo).
Deberían establecerse mecanismos tendientes a identificar el alcance de nuevos programas. Éstos pueden incluir foros electrónicos. Los criterios para establecer nuevas áreas en las cuales brindar asesoramiento científico podrían incluir la oportunidad de la cuestión, la ausencia de información suficiente sobre las consecuencias de la exposición (es decir, los riesgos percibidos), el peso de la evidencia a tener en cuenta (sobre la base de la vigilancia de la salud, la epidemiología, los estudios experimentales), y el impacto potencial que podría tener en esta área el asesoramiento provisto. Estos criterios deberían encontrarse sujetos a consideración en una consulta, en cuyo momento debería acordarse la necesidad de contar un proceso formal de evaluación y la naturaleza de este proceso. La previsión y la autoasignación de tareas deberían involucrar una exploración periódica del horizonte por parte de grupos establecidos de expertos y, posiblemente, por parte de otros grupos convocados para este propósito. Debería establecerse algún mecanismo formal para evaluar el resultado de este ejercicio, y para considerar la priorización y el hallazgo de recursos de nuevas áreas. Este proceso debería involucrar a los grupos establecidos de expertos, para permitir un grado de autoasignación de tareas.
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Recomendaciones 5. La FAO y la OMS deben evaluar las nuevas áreas de trabajo propuestas y determinar su prioridad. Esto debe incluir considerar la necesidad de mayores recursos para respaldar este trabajo. En la primera etapa de esta actividad, se deben considerar los pedidos existentes de nuevos tipos de asesoramiento científico efectuados al Codex o a los países miembro, por ejemplo en materia de nutrición. 6. La FAO y la OMS deben desarrollar criterios y un mecanismo que identifique las áreas nuevas donde se requiere asesoramiento científico, considerando a su vez la determinación de prioridades y la obtención de recursos. El mecanismo seleccionado debe asegurar la coordinación con actividades relacionadas en países miembro y organizaciones internacionales como la CIPF (Convención Internacional de Protección Fitosanitaria) y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), en la medida de lo posible. 7. La FAO y la OMS deben establecer mecanismos que permitan la previsión, considerando en particular las necesidades de los países en vías de desarrollo. |