Teniendo en cuenta la necesidad de proporcionar una alimentación inocua a todos los lactantes[2], la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) convocaron conjuntamente una reunión de expertos sobre Enterobacter sakazakii y otros microorganismos presentes en los preparados en polvo para lactantes (OMS, Ginebra, 2-5 de febrero de 2004). La reunión se organizó en respuesta a una solicitud expresa a la FAO y la OMS de asesoramiento científico del Comité del Codex sobre Higiene de los Alimentos, con el fin de contar con una aportación para la revisión del Código Internacional de Prácticas Recomendado de Higiene para Alimentos para Lactantes y Niños. También tenía por objeto suministrar a los Estados Miembros de ambas organizaciones la información pertinente.
Tras examinar la información científica disponible, la reunión de expertos llegó a la conclusión de que la contaminación intrínseca de los preparados en polvo para lactantes por E. sakazakii y Salmonella había sido la causa de infecciones y enfermedades en los lactantes, incluso algunas enfermedades graves que podían llevar a secuelas graves en el desarrollo y a la muerte. No se ha establecido ninguna vinculación entre las enfermedades y otros microorganismos de los preparados en polvo para lactantes, aunque se considera admisible para otras enterobacteriáceas.
E. sakazakii ha provocado enfermedades en todos los grupos de edades. De la distribución por edades de los casos notificados se deduce que los lactantes (<1 año) están expuestos a un riesgo particular. Entre los lactantes, los que corren el mayor riesgo de infección por E. sakazakii son los recién nacidos (£28 días), en particular los prematuros, con bajo peso al nacer o con inmunodepresión. También tienen riesgo los lactantes cuyas madres son VIH-positivas, debido a que pueden requerir específicamente preparados para lactantes y pueden ser más susceptibles a la infección[3]. Esto, junto con el bajo peso al nacer, puede ser motivo de especial preocupación en algunos países en desarrollo donde la proporción de tales lactantes es superior a la de los países desarrollados.
Es importante señalar que los preparados en polvo para lactantes que cumplen las normas actuales no son productos estériles y en ocasiones pueden contener patógenos. En la reunión no se determinó un método viable, utilizando la tecnología actual, para producir preparados estériles desde el punto de vista comercial o eliminar completamente las posibilidades de contaminación.
E. sakazakii es un patógeno oportunista que está creando preocupación para la salud pública. Es poco lo que se conoce acerca de su ecología, taxonomía, virulencia y otras características. Sin embargo, hay datos recientes que parecen indicar la existencia de diferencias entre la ecología microbiana de Salmonella y E. sakazakii.
Los datos procedentes de la industria de la alimentación infantil y de las autoridades nacionales de control indican que la detección de Salmonella en preparados en polvo terminados para lactantes es rara. La especificación actual del Codex para Salmonella es la ausencia de microorganismos en 60 muestras de 25 g cada una. E. sakazakii se encuentra con mayor frecuencia que Salmonella en el entorno de la fabricación, que es una fuente potencial de contaminación después del tratamiento térmico. En el Código del Codex actual no figuran criterios específicos para E. sakazakii.
Se consideró que incluso niveles bajos de contaminación por E. sakazakii en los preparados en polvo para lactantes constituían un factor de riesgo, dado el potencial de multiplicación durante la preparación y el tiempo de conservación antes del consumo del preparado reconstituido.
Tomando como base una evaluación preliminar del riesgo, la inclusión de un paso letal en el punto de preparación y la disminución del tiempo de conservación y de toma redujeron eficazmente el riesgo. Los mayores efectos se obtuvieron con una combinación de medidas de intervención.
Resumen de las recomendaciones
La reunión de expertos formuló varias recomendaciones a la FAO, la OMS, el Codex, sus Estados Miembros, las ONG y la comunidad científica. A continuación se presentan de manera resumida.
En las situaciones en las que no se amamanta a los lactantes, se debe advertir periódicamente a las personas encargadas de cuidarlos, en particular cuando se trata de lactantes de alto riesgo, de que los preparados en polvo para lactantes no son productos estériles y pueden estar contaminados por patógenos que pueden provocar enfermedades graves; se les debe suministrar información que pueda reducir el riesgo.
En las situaciones en las que no se amamanta a los lactantes, se debe alentar a las personas encargadas de cuidar a los de alto riesgo a utilizar, siempre que sea posible y viable, preparados líquidos estériles desde el punto de vista comercial o preparados que se hayan sometido a un procedimiento eficaz de descontaminación en el lugar donde se utilizan (por ejemplo, usando agua hirviendo para reconstituir el preparado o calentando el ya reconstituido)[4].
Se deben elaborar directrices para la preparación, utilización y manejo de los preparados para lactantes a fin de reducir al mínimo el riesgo.
Se ha de alentar a la industria de la alimentación infantil a preparar para los grupos de alto riesgo una variedad mayor de productos alternativos estériles desde el punto de vista comercial.
Se debe alentar a la industria de la alimentación infantil a reducir la concentración y prevalencia de E. sakazakii tanto en el entorno de fabricación como en los preparados en polvo para lactantes. Con este fin, la industria de la alimentación infantil debe estudiar la posibilidad de aplicar un programa eficaz de supervisión del medio ambiente y el uso de pruebas de enterobacteriáceas, en lugar de coliformes, como indicador del control higiénico en las cadenas de producción de las fábricas.
Al revisar su código de prácticas, el Codex debe abordar mejor los riesgos microbiológicos de los preparados en polvo para lactantes y, si lo considera necesario, incluir el establecimiento de especificaciones microbiológicas apropiadas para E. sakazakii en dichos preparados.
La FAO y la OMS se deben ocupar de las necesidades particulares de algunos países en desarrollo y establecer medidas eficaces para reducir al mínimo el riesgo en las situaciones en las que puedan utilizarse sucedáneos de la leche materna en circunstancias excepcionalmente difíciles, por ejemplo en la alimentación de lactantes de madres VIH-positivas o de lactantes con bajo peso al nacer.
Se debe promover la utilización de métodos validados internacionalmente de detección y tipificación molecular para E. sakazakii y otros microorganismos relacionados con él.
Hay que fomentar la investigación y la notificación de las fuentes y los vehículos de infección por E. sakazakii y otras enterobacteriáceas, incluidos los preparados en polvo para lactantes. Esto puede comprender el establecimiento de una red basada en laboratorios.
Se debe promover la investigación a fin de conocer mejor la ecología, taxonomía, virulencia y otras características de E. sakazakii y la manera de reducir su nivel en los preparados en polvo reconstituidos para lactantes.
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[2] Una recomendación
relativa a la salud pública de ámbito mundial es que la
alimentación durante los seis primeros meses de vida debe consistir
exclusivamente en la lactancia materna, a fin de que consigan un crecimiento,
desarrollo y salud óptimos. Después, con objeto de satisfacer sus
necesidades nutricionales en evolución, los lactantes deben recibir
alimentos suplementarios adecuados desde el punto de vista nutricional e
inocuos, manteniéndose la lactancia materna hasta la edad de dos
años o más. Los lactantes no amamantados requieren un
sucedáneo idóneo de la leche materna, por ejemplo un preparado que
se ajuste a las normas aplicables del Codex Alimentarius. La información
suministrada a este respecto a las madres y otros miembros de la familia que
necesiten utilizarla debe contener instrucciones adecuadas para la
preparación apropiada e información sobre los peligros para la
salud de una preparación y utilización no correctas (OMS,
2002). [3] La orientación de las Naciones Unidas para estos lactantes es que, cuando la alimentación de sustitución sea aceptable, viable, asequible, sostenible e inocua, se recomienda evitar totalmente la lactación materna, pudiendo ser una opción los preparados en polvo para lactantes. Algunos de estos lactantes pueden ser VIH-positivos y en consecuencia inmunodeprimidos. [4] Hay que tener presentes los factores nutricionales y de otra índole, por ejemplo la alteración del contenido nutricional, el riesgo de quemaduras debido al manejo de agua o el preparado hirviendo o caliente y la posibilidad de germinación de esporas bacterianas. El preparado se debe enfriar posteriormente y se ha de manejar de manera apropiada. |