Aunque E. sakazakii ha causado enfermedades en todos los grupos de edades, basándose en la distribución por edades de los casos notificados se dedujo que los lactantes (es decir, los niños < 1 año) eran un grupo con un riesgo particular. Dentro de este grupo, se considera que el mayor riesgo lo corren los lactantes inmunodeprimidos y los recién nacidos (£28 días), en particular los de peso bajo al nacer (<2500 g, según la OMS [1994]). Los lactantes de madres VIH-positivas son también motivo de preocupación, porque tal vez necesiten específicamente los preparados[11] y pueden ser más susceptibles a la infección.
En la encuesta FoodNet 2002 de los Estados Unidos (C. Braden, comunicación personal, 2004) se estimó que la tasa de infección por E. sakazakii entre lactantes (basándose en el aislamiento del microorganismo sólo de lugares estériles) era del 1 por 100 000, mientras que la tasa entre los recién nacidos con peso bajo al nacer era del 8,7 por 100 000.
En un examen de los casos en lactantes (con inclusión de los procedentes de investigaciones de brotes) descritos en la bibliografía de lengua inglesa del período de 1961 a 2003 se observó que 25 de 48 casos (es decir, el 52%) de enfermedad inducida por E. sakazakii se habían producido en lactantes con peso bajo al nacer. Aunque a partir de estos datos no se puede establecer con seguridad que haya un riesgo mayor, se respalda de manera decidida la conclusión de que los recién nacidos con peso bajo al nacer son un grupo con un riesgo elevado de enfermedad inducida por E. sakazakii.
Una observación común es que la clasificación por edades de los pacientes con salmonelosis sigue una distribución bimodal cuyos máximos corresponden a los niños y los ancianos. Las razones para la existencia de un exceso relativo de casos entre los niños muy pequeños son la mayor susceptibilidad a la primera exposición o la mayor probabilidad de necesitar cuidados médicos, y que tienen más probabilidades de ser sometidos a control que otros grupos de edades. Con independencia de su susceptibilidad a la infección, una vez infectados los lactantes (en particular los que padecen inmunodepresión médica) tienen más probabilidades de sufrir consecuencias graves o de morir por salmonelosis. Los lactantes que se alimentan con leche materna tienen menos probabilidades de sufrir una infección por Salmonella. En un estudio de casos y testigos con objeto de determinar los factores de riesgo para la salmonelosis esporádica se observó que los consumidores de una alimentación líquida que no contenía leche materna y los residentes en hogares donde algún miembro padecía diarrea tenían respectivamente una probabilidad 44,5 y 13,2 veces mayor de contraer la enfermedad (Rowe et al., 2004).
Debido a la limitada información disponible sobre E. sakazakii, en particular sobre el número de microorganismos a los que estaban expuestos los enfermos, no fue posible elaborar una curva de la relación dosis-respuesta para este patógeno. A fin de realizar una evaluación del riesgo, se puede efectuar una estimación a prueba de errores de la infectividad por microorganismo (valor r del modelo exponencial) basada en valores estimados, suponiendo que todas las porciones infectadas contienen un solo microorganismo. Dado que habrá un crecimiento, éste será siempre un valor a prueba de errores y el valor real será incluso más bajo.
En los Países Bajos se notificaron diez casos de infecciones por E. sakazakii durante 40 años (1). Cada año nacen en el país en total 12 500 niños por millón de personas. De estos niños, se supone que el 2% nacen con un peso inferior a 2000 g. Esto significa que nacen 250 niños de 2000 g o menos al año por cada millón de personas. Hay que señalar que estas hipótesis se formularon basándose en la información específica disponible en un país concreto y que el número de niños con peso bajo al nacer variará de un país a otro. Asimismo, se consideran niños con peso bajo al nacer los que tienen 2500 g o menos.
Dado que los preparados en polvo para lactantes son una fuente de nutrición para muchos niños con riesgo, se consume un número muy elevado de porciones. En consecuencia, hay una pequeña posibilidad de que incluso un solo microorganismo o un pequeño número presente en los preparados reconstituidos pueda ser causa de enfermedad. Se suponía que un lactante recibía al mes un total de 300 tomas y que el período con riesgo en su vida era de un mes. En la población general, donde se estima que hay 250 niños por millón de personas al año que tienen un peso de 2000 g o inferior, se consumen 75 000 tomas (250 niños x 300 tomas). En un período de 40 años, en la población de los Países Bajos los niños con un peso de 2000 g consumieron 45 000 000 de tomas, es decir 75 000 (tomas al año por millón de habitantes) x 40 (número de años) x 15 (millones de habitantes).
La probabilidad (P) de infección es igual al número de casos/número de exposiciones a un solo microorganismo. Para la aproximación de la relación dosis-respuesta a dosis bajas, P = rD, donde r es la infectividad por microorganismo y D es la dosis o la cantidad de microorganismos ingerida. Puesto que se supone que todas las porciones infectadas contienen un solo microorganismo, D=1. Por consiguiente, P = r*1, que representa el número de casos/número de exposiciones a un solo microorganismo. Así pues, r = al número de casos/número de exposiciones a un solo microorganismo. Si la probabilidad de que haya un solo microorganismo presente en la toma es de 0,025 (prevalencia), el número de tomas contaminadas en 40 años para los lactantes de 2000 g o menos en este país, es decir, el número de exposiciones a un solo microorganismo, se estima en 45 000 000 x 0,025 = 1 125 000 (2). Como ya se ha indicado, el número de casos en este países en 40 años es de 10 (1). Así pues, r se puede calcular como sigue:
(1)/(2) = 10/1 125 000 = 8,9 × 10-6
Este valor se basa en un cálculo en el que se utilizan determinados valores de manera que la infectividad está sobreestimada. Si la dosis es inferior a 10 000, se puede suponer que 1 -exp(rD) = (-rD) y el efecto de la dosis sigue una trayectoria lineal.
Pagotto et al. (2003) observaron que sólo dos de 18 cepas provocaban infecciones letales por vía oral en ratones lactantes, muriendo sólo uno de cada cuatro ratones con una dosis de 107 ufc/ratón. Esto da como resultado (para las cepas infectivas) un valor de r de 2,5 x 10-8 (0,25 x 10-7), por lo que todas las dosis inferiores a 107 probablemente tendrán un comportamiento lineal.
Basándose en estas dos estimaciones, se puede llegar a la conclusión de que la mejor estimación es que la relación dosis-respuesta con dosis bajas es lineal, pero es evidente que la base de estas dos cifras no es suficientemente sólida para obtener un valor del parámetro dosis-respuesta aplicable a los niños recién nacidos.
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[11] La orientación de
las Naciones Unidas para estos lactantes es que, cuando la alimentación
de sustitución sea aceptable, viable, asequible, sostenible e inocua, se
recomienda evitar totalmente la lactación materna, pudiendo ser una
opción los preparados en polvo para lactantes. |