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La intensificación de la producción animal


La intensificación de la producción animal durante la última mitad de siglo ha consistido en dos elementos fundamentales.

El primero es el cambio en los métodos de producción. Hasta aproximadamente 1950, los animales de granja de los países industrializados se criaban con métodos relativamente tradicionales en los que se utilizaba mano de obra para llevar a cabo tareas cotidianas como la de alimentarlos y retirar el estiércol, que a menudo entrañaban que los animales estuviesen al aire libre, al menos una parte del tiempo. Tras la Segunda Guerra Mundial, surgieron nuevos sistemas de «confinamiento» y por lo general se mantenía a los animales en recintos bajo techo especiales y se utilizaban distintos accesorios y sistemas automatizados, en lugar de la mano de obra, para la realización de muchas de las tareas rutinarias. En los países industrializados acabaron predominando los métodos de confinamiento para aquellas especies a las que se alimentaba fundamentalmente con cereales y otros piensos concentrados, sobre todo en la producción de aves de corral, ganado porcino, terneras y huevos. La adopción del confinamiento se produjo en menor medida en el caso de los animales forrajeros. En América del Norte, por ejemplo, los bovinos de carne se mantienen generalmente durante los últimos meses antes del sacrificio en grandes corrales de engorde al aire libre en los que se les alimenta con dietas a base de cereales; estos animales son criados durante la mayor parte de su vida conforme a sistemas de pastoreo tradicionales. La mayoría del ganado ovino y caprino se sigue criando de forma tradicional, es decir que no se estabula a los animales (Fraser, Mench y Millman, 2001).

A medida que se iba produciendo este cambio, la producción se iba concentrando en un número cada vez menor de explotaciones. El Cuadro anexo 1 muestra las tendencias en Canadá y Dinamarca, dos países que se han seleccionado debido a su gran industria pecuaria. En los sectores avícola y porcino, en los que el cambio hacia sistemas de confinamiento fue muy pronunciado, se produjo un importante declive en el número de explotaciones en las que se criaban dichas especies. En el caso del ganado vacuno, el declive fue más lento y apenas hubo cambios significativos en el número de explotaciones de cría.

A efectos de esta publicación, «intensificación» se utiliza para referirse a los dos cambios mencionados: la adopción de un sistema de producción con un mayor grado de confinamiento, y la concentración de la producción en un número menor de explotaciones. La intensificación, en este sentido, también ha estado acompañada de un gran incremento en la producción. Entre 1961 y 2001, la producción mundial de carne de aves y de cerdo aumentó rápidamente (Cuadro anexo 2). En cambio, la producción de carne bovina, ovina y caprina, procedente de especies mucho menos sometidas al proceso de intensificación, mostró incrementos más moderados. De hecho, este incremento fue poco más o menos proporcional al índice de crecimiento de la población mundial, que casi se duplicó durante esos 40 años.


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