6.1 Limitaciones de recursos
6.2 Opciones para regular la pesca
6.3 Reducción de las capturas incidentales
6.4 Fomento de un aprovechamiento integral
6.5 Conservación de las especies
6.6 Biodiversidad y consideraciones ecológicas
La capacidad de ordenar las pesquerías de tiburones y conservar las especies depende de los recursos humanos y financieros disponibles así como de la existencia de instituciones competentes. La ordenación de las pesquerías requiere una inversión de tiempo y recursos para recopilar la información necesaria, establecer y aprobar un régimen de ordenación, aplicar los reglamentos y supervisar la pesquería. Una pesquería económicamente sólida debería permitir una rentabilidad aceptable de las inversiones una vez descontados los costos de ordenación. En las pesquerías de subsistencia, las instituciones de ordenación y los Planes para tiburones deben basarse más en la cultura y las estructuras de poder tradicionales que en planes formales de ordenación.
La ordenación de las pesquerías para conseguir metas y objetivos específicos requiere el establecimiento y aplicación de un conjunto de normas que regulen el comportamiento de los pescadores autorizados a introducirse en una pesquería y los artes que pueden utilizar. Las normas regulan también el comportamiento de quienes no están autorizados a introducirse en una pesquería, y de quienes no tienen derecho de acceso a determinadas partes de la misma. Deberían adoptarse prácticas pesqueras que eviten el conflicto entre los usuarios de recursos pesqueros y entre los usuarios de estas pesquerías y los de recursos no pesqueros.
Los tiburones y otras especies de condrictios suelen tener una productividad relativamente baja, por lo que requieren una atenta ordenación y supervisión para que puedan explotarse en forma sostenible. Por ello, en las pesquerías de especies múltiples donde la especie principal son los teleósteos, los tiburones desembarcados como especies incidentales o los que se capturan y descartan podrían requerir ordenación especial para evitar un grave agotamiento. Algunas especies de tiburón son depredadoras que ocupan el punto más alto en la pirámide alimenticia y naturalmente tienen poblaciones comparativamente pequeñas. Mientras algunas especies tienen una distribución geográfica muy amplia, otras se encuentran concentradas en espacios restringidos dentro de todo el ámbito de una pesquería o en un espacio donde son objeto de otras influencias antropogénicas (véase el Apéndice 2). Algunas especies tienen hábitats de importancia crítica, por ejemplo, los lugares de desove, parto y emparejamiento y las vías de migración, que podrían necesitar protección especial.
6.2.1 Control de las capturas o el esfuerzo de pesca
6.2.2 Control de los artes de pesca
Los responsables de la ordenación de las pesquerías deberían velar por que ningún barco recibiera autorización para pescar tiburones deliberadamente o como capturas incidentales si no es de acuerdo con el derecho internacional para las aguas de alta mar o con la legislación nacional dentro de las tareas de jurisdicción nacional.
Los responsables de la ordenación de la pesca deberían velar por que, en los casos en que exista exceso de capacidad para la captura de tiburones, se establezcan mecanismos para reducir la capacidad a niveles proporcionados con el uso sostenible de los recursos pesqueros de tiburón.
Los responsables de la ordenación de la pesca deberían velar por que los hábitats en situación crítica estén protegidos y, cuando se vean afectados por la pesca u otras actividades humanas, sean objeto de medidas de restauración.
Los responsables de la ordenación de la pesca deberían adoptar las medidas oportunas para otorgar especial atención a la protección de los recién nacidos y juveniles y los adultos reproductores, en particular en el caso de las especies que tienen zonas de emparejamiento, desove y cría. Cuando sea oportuno, estas medidas podrían incluir disposiciones técnicas relacionadas con la talla del tiburón, el uso de artes de pesca que no representan un peligro para el medio ambiente, la selectividad de los artes de pesca, y las temporadas y zonas vedadas.
Los responsables de la ordenación de la pesca deberían velar por que los métodos y prácticas de pesca incompatibles con la pesca responsable del tiburón se reduzcan gradualmente y se sustituyan por alternativas más aceptables. La regulación de los artes de pescar puede ser un instrumento para controlar la mortalidad asociada a la pesca.
Los artes de pesca y las características biológicas repercuten en la posibilidad de captura de una especie. Las especies pelágicas y semipelágicas que nadan activamente en la columna de agua tienen mayores probabilidades de encontrarse con una red de enmalle o un anzuelo con cebo y, por consiguiente, tienen mayor riesgo de ser capturadas que las especies más lentas, como el tiburón ángel, el tiburón sierra, ciertas mielgas y batoideos que pueden descansar en el fondo del mar. Estas especies que habitan en el fondo, por el contrario, son más vulnerables a la pesca de arrastre demersal.
El arte de pesca y las características biológicas pueden contribuir a varios tipos de mortalidad denominada mortalidad por pesca no contabilizada o mortalidad colateral. Cuando son capturados por redes de enmalle o anzuelos, las especies que nadan rápidamente, y dependen por lo tanto de la ventilación en chorro de sus agallas para poder respirar, suelen morir más rápidamente que las especies que habitan en el fondo cuando son capturadas. Estas últimas, que disponen de espiráculos bien desarrollados para ayudar a la ventilación de las agallas, pueden ventilar mejor éstas después de la captura con redes de enmalle y ofrecen gran resistencia, lo que significa que podrán o escapar o, por el contrario, incrustarse todavía más firmemente en el arte. Los tiburones muertos que no se han insertado fuertemente pueden desprenderse de las redes de enmalle y contribuir a la mortalidad por pesca no contabilizada (mortalidad por desprendimiento); lo mismo ocurre con los tiburones consumidos por otros peces o mamíferos después de la captura en los artes de pesca (mortalidad por depredación) y los tiburones muertos que se descomponen en parte o totalmente o son devorados por invertebrados y vertebrados cuando el arte de pesca se abandona en el agua durante largos períodos de tiempo, y los que quedan entrampados en las redes de enmalle perdidas (mortalidad fantasma); esta última posibilidad se prolonga hasta que las redes se hacen una bola por efecto del flujo de las mareas.
La selectividad de los artes de pesca da lugar a una serie de complejidades relacionadas con la dinámica de las especies de tiburón capturadas. La selectividad de las redes de arrastre en lo que se refiere al tamaño de los tiburones no se ha llegado a comprender satisfactoriamente, y la selectividad del tamaño del anzuelo en ese sentido se ha comprobado que es débil. En cambio, en las redes de enmalle los tiburones de diferentes tallas no son igualmente vulnerables a la captura. Los de pequeño tamaño atraviesan las redes fácilmente, pero su vulnerabilidad aumenta a medida que crecen. Después de alcanzar la longitud de la máxima vulnerabilidad, se van haciendo progresivamente menos vulnerables a medida que crecen, ya que sus cabezas no pueden penetrar tan fácilmente en las mallas de las redes. Estos efectos de la selectividad son más fuertes en los tiburones fusiformes que en las especies más aplanadas dorsoventralmente o las especies con estructuras salientes, como las cabezas de los tiburones martillo, los dientes rostrales de los tiburones sierra y peces sierra y las espinas de las mielgas, los tiburones gatos y las quimeras. En el caso de algunas especies, puede utilizarse una reglamentación cuidadosa de la luz de malla para conseguir que los tiburones sean lo bastante grandes como para evitar la sobrepesca en la fase de crecimiento y lo bastante pequeños como para facilitar la huida de los grandes animales en época de reproducción.
Los responsables de la ordenación de las pesquerías deberían estudiar las soluciones disponibles para introducir dispositivos de reducción de las capturas incidentales en las redes de arrastre con el fin de hacer posible la huida de los tiburones, rayas y quimeras, y regular la construcción de los artes y el tiempo de pesca en el caso de la redes de enmalle y los anzuelos.
El tipo de arte de pesca utilizado y la especie de tiburón capturada en forma incidental determinan qué técnicas y equipos son los más indicados para reducir en lo posible las capturas incidentales. En el caso de las redes de arrastre, hay pruebas de que las capturas de tiburones se han reducido cuando van dotadas de dispositivos de exclusión de tortugas, lo que parece indicar que podría ser conveniente investigar dispositivos alternativos destinados específicamente a la exclusión de tiburones. Además, hay posibilidades de reducir las capturas incidentales de tiburones en redes de enmalle regulando la luz de malla y posiblemente la resistencia a la rotura del filamento de la red. La mayor parte de las especies de tiburón continúan vivas en los anzuelos durante mucho tiempo y pueden ser liberadas vivas, pero sus posibilidades de supervivencia podrían mejorar si se prohibiera el uso de tirantes de alambre para sujetar los anzuelos al sedal de los palangres y reduciendo la resistencia a la rotura de los sedales. El uso de los tirantes de alambre reduce la probabilidad de que los peces puedan arrancar con los dientes el anzuelo.
Los responsables de la ordenación de la pesca deberían adoptar las medidas adecuadas para reducir los desperdicios de tiburón, los descartes de tiburones muertos, las capturas de tiburones por artes perdidos o abandonados, las capturas de tiburones en forma incidental y los efectos negativos en las especies de tiburón asociadas o dependientes, en particular, las especies de tiburón en peligro. Cuando convenga, estas medidas podrían incluir disposiciones técnicas relacionadas con el tamaño del tiburón, el volumen de los artes de pesca, la luz de malla, los descartes de tiburones y las temporadas y zonas vedadas.
Las especies naturalmente raras y las especies en mal estado de conservación pueden requerir protección u ordenación especial con medidas como la prohibición de las capturas, daños e injerencias. Cuando las especies naturalmente raras o en mal estado de conservación sufran inevitablemente mortandad, daños o interferencias en forma accidental, convendría considerar la posibilidad de establecer santuarios mediante zonas de exclusión de la pesca.
No es posible explotar una pesquería sin influir en el equilibrio original de las poblaciones. La ordenación de las pesquerías debería promover el mantenimiento de la calidad, diversidad y disponibilidad de recursos pesqueros de tiburón en cantidades suficientes para las generaciones actuales y futuras en el contexto de la seguridad alimentaria, reducción de la pobreza y desarrollo sostenible. Las medidas de ordenación no sólo deberían garantizar la conservación de las especies objetivo sino también de las especies pertenecientes al mismo ecosistema o asociadas o dependientes de aquéllas.
La ordenación de la pesca es, de acuerdo con la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, de 1982, y el Código de Conducta para la Pesca Responsable, condición necesaria para restablecer las poblaciones agotadas hasta alcanzar niveles superiores a los correspondientes a la productividad máxima (por ejemplo, niveles de biomasa superiores al que correspondería al rendimiento máximo sostenible). Ello revela la opinión actual de que el rendimiento máximo sostenible, más que un objetivo, es un requisito para el establecimiento de un margen de seguridad que tenga en cuenta la variabilidad e incertidumbre normal.