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Ninguna empresa alimentaria, por pequeña que sea, puede ignorar las normas de bioseguridad, como este criadero de Viet Nam
©FAO

El frágil mundo de los alimentos

A medida que evoluciona la producción agroalimentaria, necesitamos sistemas de inocuidad de los alimentos capaces de mitigar múltiples riesgos.

Acontecimientos mundiales y nacionales como las enfermedades humanas y animales, la crisis climática, la escasez de agua, el crecimiento demográfico, los conflictos y la migración forzada demuestran con contundencia la interdependencia y la fragilidad de los sistemas agroalimentarios.

Hasta 600 millones de personas enferman cada año debido a la contaminación de alimentos, y hasta 420 000 de ellas mueren. Las perturbaciones en un lugar pueden repercutir rápidamente en otros lugares, provocando escasez de alimentos, el alza vertiginosa de sus precios y el recrudecimiento del hambre.

Los alimentos nocivos impiden el crecimiento económico, ya que comportan pérdidas de productividad de hasta 95 000 millones de USD al año en los países de ingresos bajos y medianos.

El camino que se debe seguir y la misión de la FAO

La solución comienza por adoptar prácticas agrícolas sostenibles que integren los principios de inocuidad de los alimentos. Con mejores conocimientos acerca de la inocuidad alimentaria, los propios consumidores también contribuirán a la prevención de las enfermedades transmitidas por los alimentos.

A continuación, se debe garantizar que, al reducir los riesgos ambientales para los alimentos, a su vez, reduzcamos al mínimo las repercusiones de la propia producción, elaboración y transporte de alimentos en el medio ambiente: en algunos países, es posible que la cadena de suministro de alimentos ya supere a la agricultura como principal factor que contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero.

La búsqueda de la equidad social, que implica conceder tanto voz como acceso equitativo a ricos y pobres, es una preocupación que reviste igual importancia. Tal y como están las cosas, gran parte del costo social y económico de los alimentos nocivos recae en quienes ya se encuentran en situaciones de vulnerabilidad.

Dado que los alimentos se comercializan a distancias cada vez mayores, es imperativo que avancemos en la armonización transfronteriza de las normas.

En la FAO, hemos asumido el compromiso de apoyar el cambio social y la innovación tecnológica, respaldados por datos científicos, a fin de comenzar una era de transformación de los sistemas agroalimentarios basada en la inocuidad alimentaria.

Por lo tanto, la inocuidad de los alimentos constituye una esfera programática prioritaria para la FAO. Está consagrada en el Marco estratégico para 2022 2031 y es parte integrante de otras prioridades, entre las que se incluyen los mercados y el comercio transparentes, el fortalecimiento de los sistemas con el enfoque de “Una sola salud”, que procuran equilibrar y optimizar la salud de las personas y la de los animales, las plantas y el medio ambiente.

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La inocuidad de los alimentos y los Objetivos de Desarrollo Sostenible

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) —los 17 ODS interrelacionados— forman un plan de acción para el bienestar de las personas y el planeta, que debe lograrse para 2030.

La inocuidad alimentaria sustenta esta visión. Los alimentos nocivos y las prácticas ineficientes solo nos alejarían aún más del camino para cumplir la Agenda 2030. Por el contrario, garantizar la inocuidad de los alimentos para todos nos acercaría mucho más al logro del ODS 2 (Hambre cero) y otros objetivos y metas relacionados.

Esta simple correlación impulsa el compromiso de la FAO de transformar los sistemas agroalimentarios y proporcionar alimentos inocuos para todos.

Metas de los ODS directamente relacionados con la inocuidad de los alimentos

ODS 2: “Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible”
  • Garantizar el acceso a alimentos inocuos y nutritivos para todos (meta 2.1).
  • Asegurar la sostenibilidad de la producción de alimentos y aplicar prácticas agrícolas resilientes (meta 2.4).
  • Asegurar la estabilidad de los mercados de productos básicos alimentarios y el acceso oportuno a información (meta 2c).

ODS 3: “Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades”
  • Poner fin a todas las muertes evitables de niños menores de cinco años (meta 3.2).
  • Combatir las enfermedades transmitidas por el agua y otras enfermedades transmisibles (meta 3.3).
  • Reducir el número de muertes y enfermedades causadas por productos químicos peligrosos y la contaminación (meta 3.9).
  • Mejorar los sistemas de alerta temprana relacionados con los riesgos para la salud mundial (meta 3.d).
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El desperdicio de alimentos es incompatible con la inocuidad alimentaria © Chris Steele Perkins/Magnum Photos para la FAO y FAO/Riccardo De Luca
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El desperdicio de alimentos es incompatible con la inocuidad alimentaria © Chris Steele Perkins/Magnum Photos para la FAO y FAO/Riccardo De Luca

La pérdida y el desperdicio de alimentos y la cuestión de la inocuidad de los alimentos

Los ODS exhortan a reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita mundial en la venta al por menor y a nivel de los consumidores, así como a reducir las pérdidas de alimentos en las cadenas de producción y suministro.

Los reglamentos de inocuidad alimentaria pueden reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos por medio de medidas que prevengan su deterioro o contaminación, o mediante la promoción de tecnologías que prolonguen su tiempo de conservación. Si los reglamentos son excesivamente estrictos, pueden provocar la pérdida y el desperdicio de los productos alimentarios,impidiendo la incorporación de alimentos inocuos en el mercado. Asimismo, un entorno reglamentario fragmentado dificulta la evaluación de riesgos, al tiempo que promueve el incumplimiento. Las demoras en los análisis de calidad en las fronteras o las dificultades para adquirir la certificación pueden causar el deterioro, incluso cuando los equipos de almacenamiento son ejemplares.

La FAO apoya la elaboración de sistemas nacionales de control de los alimentos que puedan encontrar el equilibrio justo que se necesita: por una parte, proteger a los consumidores y, por otra, evitar el empeoramiento involuntario de la pérdida y el desperdicio de alimentos.

Junto con sus asociados, la FAO promueve orientaciones y leyes en materia de inocuidad alimentaria que sean prácticas y precisas desde el punto de vista científico y que ayuden a cumplir ese doble objetivo.

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