La cooperación internacional es fundamental para que los países consigan adaptar las estrategias de gestión de plagas al cambio climático. De hecho, la gestión eficaz de un agricultor o un país afecta al éxito de los demás, ya que las plagas no respetan las fronteras. La cooperación internacional puede ser global o regional. Un nuevo sistema de vigilancia mundial propuesto para las enfermedades de los cultivos, por ejemplo, integrará redes de diagnóstico, redes de gestión de datos, redes de evaluación de riesgos y redes de comunicación (Carvajal-Yepes et al., 2019).
El establecimiento de un mecanismo para la coordinación de la investigación fitosanitaria mundial, como se sugiere en el Marco Estratégico 2020-2030 de la CIPF (FAO, 2021b), podría aumentar la colaboración científica, mejorar la coordinación de los esfuerzos, optimizar el uso de los recursos y facilitar la alineación de los objetivos. De este modo, no solo podría contribuir al avance de la ciencia, sino también a reforzar los fundamentos científicos de los esfuerzos internacionales para evaluar y gestionar el impacto del cambio climático en la sanidad vegetal, contribuyendo así a proteger la agricultura, el medio ambiente y las actividades comerciales de las plagas.
A nivel regional, el análisis de escenarios de posibles respuestas al cambio climático puede ayudar a fundamentar las estrategias de adaptación de la gestión regional de las enfermedades (Garrett et al., 2018). Sin embargo, aunque muchas organizaciones nacionales y regionales de protección fitosanitaria trabajan para monitorear y contener los brotes de plagas de los cultivos, muchos países no intercambian información de manera eficiente, lo que retrasa las respuestas coordinadas para prevenir el establecimiento y la propagación de enfermedades. Por ello, el apoyo a la creación de capacidades en estos países debería ser un componente esencial de la cooperación internacional. Con el apoyo de organizaciones internacionales, los foros mundiales para el intercambio de información podrían ser de gran utilidad. La experiencia adquirida actualmente en la organización de reuniones en línea a lo largo de la pandemia COVID-19, ayudará a fomentar los contactos e interacciones a larga distancia, con un importante ahorro de tiempo y dinero.